Argentina: una nueva generación literaria indígena

Por: Melina Sánchez

La pandemia ha sido una bisagra para la literatura de este género en la Argentina. Por un lado, se llevó a grandes, por otro, propició espacios favorables a la circulación de autores y autoras noveles. A inicios de la cuarentena argentina, circuló mucho el verbo reinventarse. Luego de la novedad, sin embargo, los meses se hacían largos, no veíamos el final del camino, y esa tan mentada reinvención terminaba resultando para quienes tenían el dinero, no siempre para quienes buscaban oficio y sustento simplemente. Con todo, desde hace pocos meses atrás la nómina de autores y autoras indígenas en el país, sorpresivamente, va en aumento.


El concepto “literatura indígena” tiene realmente poco tiempo en términos históricos. Surge más o menos en la década del ´80 del Siglo XX, y es uno de los tantos resultados de las expresiones de los distintos movimientos sociales en Latinoamérica, en México, Estados Unidos y Canadá – también en algunas otras pocas partes del mundo-. Los ´80 son, en algún sentido el momento en donde la palabra, y sobre todo la palabra escrita, comienza a pasar a manos de los sectores populares que no habían tenido la oportunidad casi nunca antes de contar con esa cuota de emancipación.

En ese gesto soberano, las mujeres, las disidencias sexuales, los colectivos de afrodescendientes y los de pueblos originarios que se iban empoderando, osaban, por primera vez en algunos casos, apropiarse de lo que hasta allí había sido potestad de las clases acomodadas: la escritura. La idea de un sujeto político indio, negro, mujer, LGBTIQ, capaz de plasmar la propia Historia –con mayúscula- y de contar sus propias historias, para dejar registro en papel, sigue siendo atípica en países como el nuestro, con una idiosincrasia fuertemente racista y hasta por momentos negacionista como nos ha tocado comprobar hace pocos meses en las palabras del presidente. Aún con viento en contra, les autores indígenas comenzaron a manifestarse, en este que es “el país más blanco de América Latina”, ya desde hace algunos años.

Durante varias décadas, apenas se los contaba con los dedos de una mano. El paso del tiempo y de los acontecimientos, sin embargo, volvieron cada vez más sólida su obra. Nombres como los de Sixto Vázquez Zuleta, Fortunato Ramos, Laureano Segovia, Liliana Ancalao, Lecko Zamora, Juan Chico, Laureano Huayquilaf resonaron solos, geográficamente alejados, imposibilitados de las hoy tan famosas e “imprescindibles” charlas por zoom, mucho tiempo. Algunos otros aparecían eventualmente firmando alguna etérea obra, pero no irrumpía, pasaba de largo. Elles insistieron, resistieron, se volvieron escuela, sus textos comenzaron a girar por aquí y por otros países.

Si se preguntaba por literatura indígena en la “academia” solían decir cosas tan poco inteligentes como “los indígenas no tienen escritura”, y crueldades peores por el estilo. Además, es cierto que prácticamente no hubo políticas culturales ni editoriales orientadas hacia destinataries indígenas, así como no las ha habido hacia el resto de los colectivos históricamente excluídos. Hoy existen poquísimas convocatorias de esta naturaleza, cuando las hay, muchas veces mal direccionadas porque no se tiene conciencia de les sujetes a quienes se dirigen. Y aunque fue reclamo de estos sectores por años, a ojos ajenos los pueblos originarios somos quienes engrosamos otras estadísticas: las del hambre, las del desempleo quizás, no las de la cultura.

Esta época pandémica dejó pérdidas notorias: Toqo Vázquez Zuleta, Laureano Segovia y Juan Chico. Figuras clave para pensar los inicios de la literatura indígena actual y de la historia contemporánea escrita de los pueblos, esa historia que se vuelve archivo y que ha servido en tribunales para hablar, por ejemplo, de la Masacre de Napalpí y de las torturas que sufrieron los soldados indígenas como conscriptos en Malvinas.

Aun así, como la cigarra, igual que el sobreviviente… algunes estamos renaciendo. Todavía no sabemos de qué cascarón habrá salido una nueva generación de autores y autoras indígenas, pero de Norte a Sur, son muchas las novedades editoriales que ya circulan, y que se están viniendo, en torno a esta temática. La literatura indígena, la literatura de autoría indígena, es decir, sin mediación de recopiladores, folcloristas, antropólogues es motivo de publicaciones colectivas, parte de convocatorias de concursos literarios, apuesta de editoriales independientes, y hasta de autopublicaciones en algunos casos.

El género que más se escribió siempre dentro de la literatura de autoría indígena es el de la poesía, pero entre los trabajos de estos últimos tiempos aparecen cuentos, canciones infantiles, haikus, ensayos, entre otros. Desde la Puna jujeña hasta los cortes en la Ruta 3 de Chubut, tenemos, en el medio, kilómetros de publicaciones originarias. En la Puna, Wayra Enrique González publicó los ensayos de historia Avelino Bazán y su ser indio –en torno a la figura de quien fuera dirigente de los mineros de Mina el Aguilar-, e ¿Indio libre? O ¿Indio permitido? Quique es un luchador ambiental del norte que resguarda la Biblioteca andina Ñawpayachaykuna. En la Quebrada de Humahuaca, el 6 de agosto pasado, día del natalicio de quien fuera uno de los primeros escritores indígenas del país, Toqo Vázquez Zuleta, se bautizó como el día del escritor indígena y se presentó el libro de su hijo Ernesto Vázquez, Puneño cosmonauta, que continúa con el legado de su padre, de llevar la cultura qolla a las letras, esta vez desde un género que él da en llamar fantasciencia indígena, que piensa “entre antiguas apachetas y nuevas normalidades” desde unos muy actuales cuentos.

En Chubut, además del poeta tehuelche Huayquilaf, que publicó por medio de la Editorial Facón grande, su poemario de haikus Grito de río… se encuentran las poetas mapuche Liliana Ancalao, Viviana Ayilef y Manuela Curapán que también han publicado sus últimas obras durante la pandemia.

En Buenos Aires nos encontramos con los textos performáticos y migrantes de la Chana Mamani y de Fishfirika. La Chana, de Bolivia, radicada en Buenos Aires desde niña, vive en Flores, escribió ya en 2018 el poemario Erótica: yarawis aymara, y desde entonces es la cara visible del colectivo Identidad Marrón. Fishfirika, llegó a La Plata hace unos años porque CABA no le gustó, y necesitaba una universidad cerca para tranquilizar a su madre. Es la voz y las letras de la experiencia musical Las Longas Fieras Subversivas, en duo con Asiri, resignifican ritmos e historias que traen desde Ecuador en clave feminista e indígena, y ponen su música al servicio de las luchas locales, siempre están presentes en los escenarios populares y denuncialistas. Antes de la pandemia, no había fin de semana en La Plata que no tocaran, este 9 de noviembre, vuelven. A principios de 2020 se publicó el primer libro de poemas de Fishfirika, que son las canciones de Las Longas… Ahora su segundo libro ya está en imprenta, serán relatos sobre personajes femeninos que también la acompañan desde su tierra natal.

Lola Bhajan es una artista multifacética que, también vive en Flores, su obra es de temática trans y marrona, a la vez que literaria, musical, etc, una de sus últimas creaciones forma parte del Cancionero Trans, para las infancias,“Vamos mi niña”. Es la primera canción de su autoría, pero escribe desde su adolescencia, en prosa, hace un par de años publicó Lola cruda. Atípica, atópica, utópica, su autobiografía. Su última producción se dio en el marco del taller de composición Nuestrans canciones que dio Susy Shock, como parte del proyecto del Cancionero que coordinó junto con Javiera en 2020, destinado a artistas trans de todo el país.

Salta es otra de las provincias donde hay mucha producción, allí la literatura se mezcla con la oralidad, con la canción, con la performance, con la historieta y hasta con el cine. Entre las manifestaciones performáticas se encuentran por ejemplo, las de Bartolina Xixa, artivista marrona que encarna a una cholita, y las de Lorena Carpanchay, coplera trans. Por otro lado, está Fidelina Díaz, una docente y traductora intercultural chorote que se dedica a recopilar historias de su pueblo y está a punto de publicar su tercer libro. De los dos anteriores fue coautora. El primero es sobre la espiritualidad del pueblo Chorote, el segundo es sobre la situación sociohistórica de los pueblos del Chaco salteño, desde una mirada indígena. Por otra parte, en dos proyectos colaborativos, estuvo trabajando Osvaldo Chiqui Villagra, del pueblo wichí, traductor, asistente de salud, estudiante de Educación en la UNSA, que con Pamela Rivera escribió la historieta Hätäy, que ya tiene su versión en papel, ahora se espera que salga en digital y junto con Daniela Seggiaro el guión de la película Husek.

En Rosario, Marcelo Quispe, jujeño de nacimiento, que ha vivido muchos años entre Buenos Aires y Salta, ahora desde hace un tiempo radicado en Santa Fe, maestro de formación, tiene su última obra en imprenta, el segundo de sus libros, Sonqoy multicolor, destinada a infancias libres y diversas, en sintonía con las cosmovisiones quechua y guaraní.

Ese el panorama para las literaturas originarias contemporáneas en el país, a grandes rasgos, seguramente faltan autores y autoras. Nosotres siempre estamos volviendo. Nunca nos fuimos.

A quienes estén interesades en conocer un poquito más de las literaturas indígenas argentinas desde una perspectiva intercultural e indígena, les invitamos este y todos los domingos de octubre al Taller de poesía indígena latinoamericana actual. Los datos para comunicarse están en el link: https://www.facebook.com/events/869486023696933

Fuente de la información:  ANRed

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Investigación: Las periodistas en Ecuador enfrentan precariedad y violencia de género

Una investigación de Chicas Poderosas Ecuador revela que 4 de cada 10 mujeres que trabajan en medios en Ecuador perciben menos de 500 dólares mensuales y trabajan más de 40 horas a la semana. Concluye, además, que el acoso está presente en diferentes momentos de la carrera de las periodistas.

“Un presentador reconocido me agarró la pierna en un camerino, mientras nos maquillaban: ‘con esas piernas usted no necesita nada más para triunfar’, me dijo”, es el testimonio de una periodista ecuatoriana, cuya experiencia se recoge —de manera anónima— en el estudio Así Hacemos Periodismo. Se trata de una investigación desarrollada por la organización Chicas Poderosas Ecuador que exploró las condiciones laborales de las mujeres en los medios de comunicación en el país.

La investigación se centró en cinco temas principales: Empleo, Diversidad, Crecimiento laboral, Maternidad, Espacios seguros.

En cuanto al empleo, uno de los principales hallazgos es que los y las periodistas trabajan más de 40 horas semanales, incluso quienes tienen contratos a medio tiempo. Las personas entre 26 y 45 años son las que más tiempo dedican al ejercicio profesional. 4 de cada 10 mujeres que trabajan este número de horas a la semana percibe menos de 500 dólares al mes.

Isabel González, embajadora de Chicas Poderosas Ecuador, asegura que el estudio permitió reconocer que existen muchas personas haciendo periodismo en condiciones de mucha precariedad en Ecuador.

Sobre la diversidad, en cambio, se concluye que la participación de personas de orientación sexual y origen étnico diverso es escasa tanto en los entornos laborales como en las coberturas periodísticas. “Incluso en los (medios) más nuevos y digitales, donde la presencia de personas indígenas o personas racializadas aún es casi nula”, afirma González.

Violencia sexual

El acoso y la violencia sexual que enfrentan las periodistas es una de las cosas que más llama la atención de esta investigación.  “Mi exjefe me citó fuera de horario laboral y me llevó a un hotel donde quiso abusar de mí a cambio de ayuda laboral y económica”, contó otra de las periodistas citadas en el documento.

Según los resultados, por lo menos 2 de cada 10 mujeres encuestadas han sido víctimas de contacto físico no deseado en sus lugares de trabajo. “El acoso comienza con bromas que son normalizadas, y que varían de acuerdo a la edad y la posición laboral de la periodista”, concluye el informe.

Otra de las participantes de los grupos focales contó que: “Había un productor que cada vez que pasaba al lado mío comenzaba a jadear como perro y nadie decía nada”.

Asimismo, el 13% de las periodistas ha recibido más de una vez ofertas laborales o promesas a partir de un acercamiento inapropiado, provocado por un colega hombre en una posición superior. Sin embargo, muy pocas veces estas situaciones son denunciadas, ya que no existen canales o políticas claras de denuncia en los medios de comunicación. Ante ello, el 62% de las mujeres encuestadas afirmó que los medios deben contar con protocolos de actuación y cambios en la cultura organizacional en torno a la violencia y el acoso.

Falta de datos

Isabel González, embajadora de Chicas Poderosas Ecuador, explica que la investigación partió con la idea de recolectar datos de situaciones que “sabíamos que existían, pero sobre las que no había datos concretos y por lo tanto evidencia para enfrentarlas”.

Obtener esta data, representa así, la “posibilidad de ejercer nuestro oficio en condiciones dignas económicamente y seguras para las mujeres y personas de las disidencias sexuales”, continúa González. Sin embargo, dice que el reto es continuar con la medición y seguir estableciendo contrastes entre los géneros. Esto, porque, aún no hay datos suficientes para hablar sobre las personas de las disidencias sexuales ejerciendo esta profesión.

La metodología

La investigación se realizó, en el inicio con una encuesta online, cuya recolección y difusión ocurrió entre el 4 de agosto al 7 de septiembre de 2020.

La encuesta fue anónima y estuvo dirigida a mujeres, personas de disidencias sexuales, y hombres mayores de 18 años, trabajadores en medios de comunicación en el país. Se obtuvo una muestra de 236 encuestas. “Sin embargo, no alcanzamos el equilibrio de participación entre géneros, por lo cual insistimos en la necesidad de continuar midiendo”, dice el sitio web de Así hacemos periodismo. Adicionalmente, se realizaron dos grupos focales y ocho entrevistas a profundidad.

Chicas Poderosas es una comunidad global que impulsa el cambio inspirando y desarrollando a las mujeres en los medios. La organización está presente en 17 países, y en Ecuador desde 2019.

Fuente: https://rebelion.org/las-periodistas-en-ecuador-enfrentan-precariedad-y-violencia-de-genero/

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¿Quién teme a lo queer? – Hablamos con Fefa Vila

Por Victor Mora (@Victor_Mora_G ‏)

Una vez al mes esta columna se dedica a entrevistar a personas o colectivos, que a través de sus creaciones, desarrollos o proyectos, conforman espacios de vida para la disidencia, y generan de alguna manera el tejido de lo queer.

Fefa Vila Núñez es socióloga, escritora, docente, investigadora… activista tenaz, impulsora entre otros del colectivo lésbico LSD, pieza clave del activismo LGBTI+ disidente del Madrid de los 90. También formó parte del GtQ-Mad, grupo de trabajo queer que nos dejó joyas editoriales como “El eje del mal es heterosexual”. Recientemente la hemos visto reivindicando la memoria sexual no normativa en la serie documental Nosotrxs Somos  y como parte de la iniciativa política Madrid en Pie Municipalista. Por todo ello, no podía más que preguntarle:

¿Quién teme a lo queer?

En el momento actual, en la era del antropoceno en la que nos encontramos inmersas, es la propia especie humana la que  teme a lo queer. Existen  proyectos muy diversos y contradictorios,  en liza en las recomposiciones de “lo humano” y del “humanismo”; sin duda alguna, uno de los proyectos políticos de devenir mundo más arriesgados e interesantes desde mi punto de vista lo representan y lo encarnan lxs queer-feministas problematizando las ficciones políticas humanistas y la propia construcción de lo humano.

Fuiste una de las impulsoras del colectivo lésbico LSD, ¿cómo recuerdas el Madrid de entonces, y cómo ves el activismo feminista y queer ahora?

Cambia todo cambia. Y precisamente estos cambios no se caracterizan por la lentitud ni tampoco por una progresión permanente hacia lugares históricos mejores. Digamos que ha habido avances y retrocesos bajo estructuras de tensión social y cultural muy complejas  y que en la ciudad de Madrid, como en cualquier otra gran metrópoli del mundo contemporáneo, se superponen en el propio tiempo y espacio. Estamos inmersas en ellas, somos producto de ellas. No estamos  frente al capitalismo o al heteropatriarcado, vivimos en el sistema  capitalista y heteropatriarcal e incluso nuestras resistencias son producto de esta coexistencia, no existe un afuera.  LSD nació a inicios de los 90 del siglo pasado  en lo queer y con lo queer.  Era un momento de crisis, crisis de representación, crisis económica… la primera gran crisis global, la del sida. El movimiento LGTBI+ ha tenido su recorrido, eso es evidente. Se nota en los bares, en las calles, en las universidades, en las prácticas culturales. Este Madriz de 2019 no es el de los 90 del siglo pasado. Ha habido una pedagogía queer-feminista que ha permeado ciertas esferas sociales, pocas pero importantes, pero también ha habido una fragmentación muy fuerte y una cierta huida del cuerpo y de la sexualidad como motores de lo político. No existe ya el gran sujeto político que nos unía en otras décadas y estamos en una fase de redefinir alianzas, necesariamente tienen que ser otras, completamente nuevas y que amplíen y reconozcan la diversidad de un sujeto político donde lo queer parece ser clave, es fundamental. El cambio social es brutal, muchas aceptaciones de formas de vida y familiares, de resignificar la sexualidad, son constatables, pero a la vez confluye una reacción muy conservadora. El fascismo asoma ocupando escenarios de representación y poder en todas sus expresiones en España y en la UE, y el capitalismo nos engulle a todxs y nos posiciona en lugares muy inadecuados, muy vulnerables y precarios. Creo que es un momento muy duro pero también es interesante en su tensión, creo que es un buen momento para volver al queerpo a queerpo, de juntarnos, de arriesgar y crear polis más allá del ágora tecnoalgorítmica de las redes sociales y sus manifestaciones narcisistas, egocentradas.

¿Cuáles crees que han sido/son/pueden ser los problemas de la institucionalización del activismo?

Los de siempre. La institucionalización desactiva, porque su papel es conservador, es garantista, es gestionar lo que hay en un marco dado, no lo que puede haber y mucho menos desestabilizando el marco para contemplar nuevas escenas y nuevas subjetividades que le cuestionen. La institución nunca improvisa, no nació para ser creativa precisamente. Es necesaria una cierta institucionalización que dé cuenta de lo recorrido socialmente, y muy deseable que  dé cuenta y articule el reconocimiento, la redistribución y la representación, en términos de Fraser; ojalá esta triada fuese una realidad institucional habitual; nunca lo ha sido. Los déficits han sido importantes,  y serán todavía más notorios ahora en nuestra ciudad. Hoy por hoy, y de una manera urgente en Madriz, necesitamos vertebrar una nueva imaginación política, una nueva voz en alianzas resistentes y opositoras frente a las instituciones, y a los gobernantes, que no nos representan ahora mismo, o que siempre, al margen de su color nos han representado bastante regular a muchas de nosotras. Prescindir del activismo y de los movimientos sociales contestatarios es la muerte de lo político y de la propia democracia como  horizonte abierto. Confío plenamente que el activismo queer-feminista va a estar a la altura de estos nuevos-viejos tiempos.

Desde las críticas antirracistas, feministas y queer a los grupos políticos de izquierda, ¿qué problemas urgentes habéis visto, y cuál es la postura de Madrid en Pie?

Bueno, Madrid en Pie fue una alianza coyuntural de tres organizaciones dispares; La Bancada, IA e IU. Yo formé parte de esta candidatura tras un proceso abierto de primarias por La Bancada, y bueno, no me siento autorizada en estos momentos en que todavía se va a discutir los términos de existencia o no de Madrid en Pie, en pronunciarme aquí en nombre de esta candidatura. Pero, por supuesto, tengo mi opinión al respecto

Quiero pensar que a pesar de las dificultades, el movimiento feminista -que no la izquierda en su conjunto-, y  en el que incluyo al que podíamos llamar, aunque con diferentes nombres, queer, ha mostrado en el Estado español una gran capacidad para dejar de lado sus diferencias o asumirlas sin traumas y generosidad y unirse estratégicamente en algunos momentos y ante temas muy básicos e inaplazables para cualquier sujeto que se diga de izquierda, la huelga del 8M o las movilizaciones del 7N contra la violencia de género, la caída del ministro Gallardón al querer imponer una ley de derecho al aborto claramente retrograda para las mujeres han sido a mi entender la expresión de ello. Podemos decir que el movimiento ecologista y queer-feminista son hoy por hoy un horizonte para las energías y los deseos de cambio de una generación a la que solo se promete competencia individual y demasiado a menudo fracaso en el intento. Es cierto que en estas expresiones políticas de gran fuerza y entusiasmo colectivo no han traslucido las diferencias y los conflictos, pero estos inevitablemente están y aparecen cuando hay que negociar agendas políticas concretas bajo experiencias y culturas políticas muy diversas que problematizan los propios idearios feministas y por supuesto el conjunto de la agenda política de la izquierda. Evidentemente el feminismo-queer, el antirracismo, el ecologismo en su avance actual somete a presión y a crítica muchas de las nociones clásicas que ha manejado la izquierda y más en concreto los partidos de izquierda: la nación, la clase, la representación, la familia, el cuerpo, los sindicatos, los partidos, la naturaleza y la cultura y todos sus binomios. En definitiva, se está reclamando una nueva voz y se exigen nuevas estructuras colectivas de organización y de representación política que de cuenta de una nueva subjetividad política frente a una crisis que para muchos es ya civilizatoria. En esta encrucijada, emerge una agenda queer-feminista, en una sociedad que se veía y concebía como homogénea, negando las diferencias, por ejemplo las voces de las mujeres y de lxs disidentes sexuales racializadxs llaman la atención sobre el pasado colonial español, integrado sin crítica en nuestro imaginario; las gitanas denuncian el racismo y el machismo que sufren, también por parte de las feministas; las mujeres bolleras discutimos la prioridad jurídica, médica, civil, moral, económica de la heterosexualidad como norma, etc. Son elementos críticos y fundamentales en cualquier agenda política de izquierdas.

En el libro que coeditaste, El eje del mal es heterosexual se recogía, entre otros muchos, el texto de Cheryl Chase “Hermafroditas con actitud”, en el que hablaba de su experiencia intersexual. Y señala que la mutilación de los genitales intersexuales se convierte así en otro mecanismo oculto de imposición de la normalidad sobre la carne insumisa, una forma de contener la anarquía potencial de los deseos y de las identificaciones dentro de estructuras opresivas heteronormativas”. Para terminar, ¿cómo crees que impacta hoy en día la (cis)heteronorma en la carne insumisa queer? ¿Qué podemos hacer para combatirlo?

Lo primero, una aclaración: no coedité ese libro –es una información que rula por internet y que no da fe de la verdad-. Yo formé parte del grupo GTQ-Mad, que tuvo una vida efímera pero muy activa en sus dos años de vida, y ahí surgió la idea de hacer este libro que en ese momento coeditaron Carmen Romero, Dauder y Carlos y en el que participamos varias de las componentes del grupo escribiendo y donando imágenes. Se publicó en  Traficantes de Sueños, que creo que acababa de iniciar su andadura como editorial. Yo en ese libro escribí, con Sejo Carrascosa, un artículo que titulamos “Geografías Víricas” que también habla de esa carne insumisa queer al igual que lo hace Chase en “Hermafroditas con actitud”.

La (cis)heteronorma  es una gran tecnología del género, dentro del sistema género, disfruta de muy buena salud ejerciendo violencia de diversa índole, jurídica, económica, cultural, educativa, médica, científica, etc. etc. sobre todxs lxs que retamos a desobedecerla. El camino para combatirla se inició hace tiempo: el mal llamado Día del Orgullo, no es una party ni un partido, es la memoria del dolor sobre nuestras carnes, de la revuelta y de la afirmación disidente de lxs que desde 1969 no cesamos en insistir en que lo QUEEREMOS TODO!

Fuente: https://blogs.20minutos.es/1-de-cada-10/2019/06/21/quien-teme-a-lo-queer-hablamos-con-fefa-vila/

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Argentina: Resistencia herética y erótica

Por:  Roxana Sandá

Este año, el Grito Global por el Aborto Seguro contiene demandas centrales del movimiento de mujeres y las disidencias sexuales. Al reclamo por la implementación de la ESI, contra la desfinanciación del Estado y por la completa soberanía de los cuerpos, se suma la campaña de apostasía colectiva feminista rebelde para decidir, frente a la contrarrevolución oscurantista de las iglesias católica y evangélicas.

No vamos a negociar bajo ningún punto de vista los ataques constantes a la familia, la Iglesia y todo lo que tenga que ver con Dios.

María Eugenia Vidal y Mauricio Macri se miraron. Estaban acostumbrados, casi les divertían las acotaciones picantes del pastor Jorge Sennewald, un viejo conocido que los acompañó con tiempo, aportes y masa de fieles durante la campaña para la gobernación bonaerense, cuando Vidal ni siquiera soñaba con ser cabeza de ese playón electoral.  Pero a esta altura de septiembre  Mauricio y María Eugenia sólo esperaban el compromiso de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera) de recibir ayuda alimentaria en el conurbano para evitar “el sistema de punteros”, como suelen referir en la alianza Cambiemos, y que la comida llegue a los comedores sin intermediarios.

El reclamo de “la banda evangélica” -encabezada en la ocasión por Osvaldo Carnival, de la Congregación Catedral de la Fe, y Pedro Ibarra, de Quilmes- en la voz de Sennewald, los descolocó y terminó de marcar la cancha de la avanzada de las Iglesias católica y evangélicas que se profundizó en las últimas semanas y que hoy culmina en un nuevo embate de los sectores antiderechos contra el grito global por el Aborto Seguro que en la Argentina promueve la Campaña Nacional, con una movilización masiva en reclamo de la aprobación de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y por el cumplimiento de la Ley nacional de Educación Sexual Integral (ESI), la gran piedra en el zapato provida. Atrincherados en Plaza de Mayo el sector evangelista y en la Catedral con misa incluida los grupos católicos, no pudieron sin embargo detener la marea popular: a la acción de la Campaña contra el desfinanciamiento del Estado en salud, educación y trabajo, de la violencia patriarcal y por la completa soberanía de los cuerpos se suma una apostasía feminista colectiva contra la histórica posición antiderechos. “¡Apostatamos para decidir! No en mi nombre”.

“Los fundamentalismos religiosos ejercen cada vez más violencia contra las mujeres, cuerpos feminizados y gestantes. Las Iglesias se unieron para impedir la ley de Aborto y ahora van contra la ESI. La lucha por el Estado laico es la lucha por nuestras vidas. Este viernes date de baja de esa institución femicida en una apostasía colectiva”, es la llamada del colectivo NiUnaMenos, una de las organizaciones convocantes de todo el país.

La apostasía no significa renunciar a la creencia religiosa. “Pero para quien no está representado por la Iglesia es un acto de desafiliación, como si a una edad temprana nos hubiesen anotado en un club o en un partido político con el que no coincidimos”, explicó a este diario Fernando Lozada, referente de la Coalición Argentina por un Estado Laico, impulsora junto con una veintena de colectivos de la campaña de desafiliación contra el poder hegemónico clerical.

-Tenemos iglesias en todos los barrios -advirtió Sennewald, que dirige la de El Encuentro, en Luis Guillón y que desde Argentina Oramos por Vos integra la mesa chica de Aciera, la misma que armó las concentraciones y movilizaciones de las congregaciones de todo el país durante los debates por la IVE en Diputados y en Senado y que observa con fascinación el crecimiento del Partido Celeste, el primer espacio político antiderechos y que en Córdoba, con la presencia de la ex senadora Liliana Negre de Alonso, acaba de conformar un frente común para las elecciones de 2019.

“Los encuentros históricos que pongan en alto el nombre del Señor y que demuestren que como iglesias en el país defendemos el derecho humano de las dos vidas” van ahora por la Ley de Educación Sexual Integral. Los enfureció que el 4 de septiembre, cuando transcurría la reunión cumbre mencionada arriba y en la que también participaron la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, y su par provincial, Santiago López Medrano,  la Cámara de Diputadxs bonaerense lograra un dictamen de mayoría para reformar la iniciativa. “Con mis hijos no” es un lamento en redes y afiches que acusa a la reforma de “copia y pegue del proyecto lgbt”. Los celestes en todas sus gamas se oponen fundamentalmente a la modificación del artículo 5° de la Ley nacional 26.150, que declara la ESI de orden público y sus contenidos curriculares de aplicación obligatoria en todas las instituciones educativas de la Argentina, públicas o privadas, eliminando la posibilidad de que la ley se adapte “a su ideario institucional según las convicciones de sus miembros”. Vidal tomó nota. Ya anunció su oposición y según Sennewald va a frenar el progreso de la ESI en el Senado bonaerense.

-Ella se comprometió a que esto no va a avanzar.

Las locas laicas

En el inicio de la audiencia pública en la Cámara de Diputados del 6 de septiembre por la separación de la Iglesia y el Estado, el colectivo NiUnaMenos denunció en el documento “La genealogía del caldero” los retrocesos en políticas sexuales y reproductivas fomentados por las religiones en un escenario neoliberal de alta intensidad que articula “una nueva guerra contra las mujeres”

“Esta guerra se expresa en el crecimiento de las tasas de femicidio, de violencia y crímenes sexuales, sumado a un retroceso en materia de políticas sexuales y reproductivas fomentado por las Iglesias, y en  particular la Católica, financiada por el Estado según decretos de la última dictadura militar.”

El documento resalta la ofensiva contra el derecho al aborto y el poder lobbista de las jerarquías religiosas en los ámbitos de educación y salud. Todavía hoy siguen vigentes decretos de la última dictadura cívico militar que establecen la presencia de sacerdotes católicos y monjas en los hospitales públicos de la Ciudad de Buenos Aires. El 20 de septiembre grupos ultracatólicos empapelaron La Plata con carteles de oposición a la ESI. Allí es moneda corriente la agresión a chicas que llevan los pañuelos verdes. En Tandil, “padres autoconvocados” fueron a la Jefatura Distrital de Educación para exigir que la educación sexual en las escuelas “no esté bajo la ideología de género”. El lema del obispo Hugo Santiago -cabeza del sector provida de la región- en la procesión de la Virgen de San Nicolás, fue “Con María anunciamos que toda vida vale”.

“Vivimos un proceso de fascistización abonado por fanatismos religiosos”, sostiene el documento de NUM. “Mientras las fuerzas de seguridad (legales e ilegales) reprimen a las mujeres, patotas de machirulos atacan a chicas en la calle por andar con pañuelos verdes, o vandalizan espacios de activismo alternativo. Todo esto con la aprobación de la policía y habilitado por el discurso de odio de las jerarquías eclesiales.”

María José Albaya, integrante de la Campaña Feminista por el Estado Laico, todavía se emociona al leerlo. “Es la revitalización permanente de nuestras demandas feministas. Desde otras veredas no soportan que nos salgamos de los roles tradicionales que nos tienen asignados. Pero después de la media sanción del proyecto de aborto en Diputados y de escuchar tantas atrocidades en el Senado decidimos organizar las apostasías colectivas del 8 y el 18 de agosto.”

El resultado fue una multitud haciendo fila para apostatar en jornadas de hasta doce horas en  Corrientes y Callao, pleno centro porteño. Hoy llevan contabilizados cerca de 4.500 pedidos de todo el país. “Se convirtió en un hecho político contundente que hoy vamos a replicar en la mesa de apostasía feminista colectiva de Avenida de Mayo y Sáenz Peña. Ciertamente, seguir en manos de la Iglesia no nos deja tranquilxs.”

¿Cuál fue la reacción de la Iglesia?

– El lunes pasado llevamos todos los pedidos a la Conferencia Episcopal. Es un trámite complicado, con registros de lxs apóstatas que se los queda la Iglesia y que debería quemarlos. Es inquietante saber que conservan datos personales sensibles. El próximo paso será exigir una ley de protección de esa información. En el mapa nacional, hoy y mañana hay apostasías en Rosario y La Pampa. Pero las diócesis no tienen un criterio unificado. En Mar del Plata realizan apostasías regulares hace años, pero Tucumán, Catamarca, Santiago del Estero y La Rioja dificultan el trámite con requisitos absurdos. La oleada antitodo siempre está presente.

Esta semana, grupos religiosos del sur volvieron a intentar que se impida el 33° Encuentro Nacional de Mujeres en Trelew bajo la excusa de posibles “hechos de violencia”. El Consejo de Pastores de Iglesias Evangélicas de esa ciudad (Copiet) entregó una nota al intendente Adrián Maderna para que suspenda el Encuentro, con la inclusión de firmas católicas. Copiet ya había organizado las marchas antiderechos en Trelew durante el debate por el aborto y articula con la jerarquía eclesiástica local para perjudicar las actividades del ENM. No es la única señal de alerta. El 28S y la campaña de apostasía colectiva ocurre en el marco del Foro Interreligios G20 que concluye hoy, “Construyendo consenso para un desarrollo equitativo y sostenible: la contribución de las religiones para un futuro digno”, organizado por G20 Interfaith Forum Association, el Consejo Argentino para la Libertad Religiosa (Calir) y el proyecto latinoamericano Ética y Economía.

La abogada Analía Mas, integrante de la Coalición Argentina por un Estado Laico (CAEL) y secretaria de Género y Laicismo de la Federación Argentina LGBT, es precisa: “Quedan cada vez menos dudas de que las mujeres e identidades disidentes somos el enemigo para las religiones institucionalizadas.” Asegura estar viviendo un revival. “En 2009, cuando luchábamos por el Matrimonio Igualitario, surgió la diputada Cynthia Hotton con su avanzada evangélica y un proyecto de ley de libertad religiosa igual al que quieren impulsar ahora, que cercena todos los derechos. La Iglesia actuó en las sombras hasta que llegó el debate al Senado y entonces se mostró abiertamente en las provincias con la masividad que le aporta la Iglesia Evangélica.”

La reacción del movimiento de mujeres desde el 8A hasta hoy dio vuelta esa historia.

-Una reacción basada en la indignación. Creo que fue la primera vez que se tomó plena conciencia de la importancia de tener un Estado laico. Porque es la única manera de vivir pacíficamente teniendo distintas perspectivas de vida. Hace diez años que en CAEL estamos con apostasías, pero no tengo dudas que esta fuerza tiene que ver con la revolución feminista. El 28 viene absolutamente pegado como reacción a meterse con nuestros derechos sexuales y reproductivos; estos temas hacen que siga viva la llama. Defender ESI es defender Estado Laico. Tenemos que terminar con esta  Iglesia Católica que sigue conservando el estatus de persona jurídica regida por sus leyes canónicas, en situación de privilegio y sin tener que rendir cuentas de lo que hace.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/144891-heretica-y-erotica

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