Uno de los principales retos de los formadores en la ciudad está en desarrollar las habilidades de sus estudiantes e incluir las nuevas tecnologías en la enseñanza. Estas son algunas de las apreciaciones basadas en las experiencias de un colegio público y uno privado.
La educación es uno de los temas con los que los bogotanos se sientes más satisfechos. De acuerdo con el último informe de percepción de Bogotá Cómo Vamos, 65 % de los encuestados están conformes con la educación primaria y secundaria que se presta en la ciudad, mientras que en el tema de cobertura, la organización destaca que la ciudad es una de las que tienen mejores índices, con el 92 % de alcance.
Según Ricardo Meza, experto en procesos de evaluación de competencias educativas, quien fue uno de los ponentes del primer Encuentro Nacional de Gestión Académica, las buenas perspectivas de la ciudad frente a la educación podrían ser por el aumento de la cobertura y los trabajos por implementar la jornada única, lo que da una perspectiva de que se está viviendo una transformación en la ciudad. “Aunque aún nos hace falta mucho en la parte de inversión, lo que la gente está viendo es que se está intentando mejorar la calidad”.
Pero los resultados cambian al discriminar la percepción por sectores. El 57 % se mostró a favor con la educación que reciben los niños en colegios públicos, mientras que la satisfacción en los colegios privados es del 74 %. Esto, según Andrés Murillo, rector del Colegio Moderno John Dewey, se debe a que, a pesar de que el Gobierno se esfuerza por disminuir la deserción escolar y garantizar la jornada completa, aún se evidencian limitaciones en el acceso de recursos tecnológicos e información, que pueden afectar la calidad de la educación ante los nuevos retos que conllevan las nuevas tecnologías para los estudiantes.
Por ejemplo, la orientadora Xiomara Castañeda, quien trabaja en un colegio público en el sur de la ciudad, tiene a su cargo 2.200 estudiantes de bachillerato. Ella siente que no hay desventajas académicas, pero considera que lo que sí influye en la brecha educacional es el reducido acceso a las tecnologías e internet, así como las condiciones externas que deben enfrentar ante las vulnerabilidades de la población con la que trabajan. “Tenemos en este momento, sólo en bachillerato, 60 niños con problemas de discapacidad y estamos un poco solos, casi sin acompañamiento”, asegura.
Es evidente que no son las mismas condiciones en las que trabaja el profesor Juan Manuel Gómez, que enseña en un colegio privado y bilingüe en el norte de la ciudad. Allí se adelanta un nuevo proceso de enseñanza, con el que se pretende centrar la educación no en el aprendizaje, sino en el desarrollo de las habilidades de los estudiantes. “En nuestro caso usamos plataformas en las aulas que tienen contenidos alineados con los temas que queremos desarrollar”.
Tanto la docente del colegio público como el del colegio privado creen que una de las razones para que se presente esta brecha en la educación es la inversión económica, aunque aclaran que no lo es todo. Murillo asegura que programas como Ser Pilo Paga pone en competencia a los estudiantes y los motiva a mejorar, por lo que se puede decir que se ha convertido en un proyecto efectivo para mejorar la calidad de los estudiantes.
Meza cree lo mismo, pero considera que la brecha también está en la capacidad de los maestros de habituarse a las nuevas demandas que pide la educación y los mismos estudiantes que han nacido en el entorno digital. “Como docentes nos hace falta actualizarnos en esa parte tecnológica. Puedo tener una herramienta digital que funcione a las mil maravillas, pero si no la sé usar, es exactamente lo mismo que un martillo sobre una mesa”.
Murillo cree que los maestros caen en la confusión. “Hay docentes que no están preparados, porque muchos piensan que usar la tecnología es llevar un proyector de video a la clase. Usar la tecnología va más allá de la mera clase con una presentación en diapositivas”.
La innovación
Otro de los puntos sobre los cuales los docentes consideran que puede disminuirse las brechas es en la innovación. En el colegio privado donde trabaja Gómez se desarrollan modelos de aprendizaje a través de redes sociales; aplicaciones que son tendencia para los estudiantes, y se les motiva a grabar videos como los que ellos ven dentro de la inclusión digital.
Por su parte, en el colegio público en el que trabaja Castañeda también se adelantan casos de emprendimiento de éxito. Allí se realizó un proyecto con algunos estudiantes de física para implementar un modelo sobre el manejo de la electricidad. Con este trabajo, los alumnos participaron en un programa organizado por Telefónica y ahora representarán a Cundinamarca en una competencia nacional.
Para Castañeda, este caso demuestra que son varios los factores, además del económico, los que influyen en la calidad. De acuerdo con Murillo, esto se debe principalmente a que los estándares de calidad no sólo deben ir encaminados a buscar los mejores resultados, sino a mejorar las prácticas educativas, “porque cuando se hace en función del resultado, comenzamos en una competencia por el puntaje. Sin embargo, si se centra en la oferta educativa, se fortalece la práctica en el aula y todo el proceso real que después le va a servir para la vida al estudiante y al colegio”.
Para los educadores partícipes del evento, los principales retos en la educación están claros y con estos se puede lograr la disminución de las brechas en la educación, eje fundamental para mejorar la calidad del estamento público.
*Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/bogota/innovacion-e-incursion-digital-retos-de-la-educacion-en-bogota-articulo-723538