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Conversamos con Vandana Shiva, una de las referentes más importantes del Ecofeminismo.

Por: huerquenweb.wordpress.com

“Estamos intentando crear un futuro sin veneno”

En ese diálogo podemos hallar pistas para comprender nuestra coyuntura actual.

La semana pasada varios Ministros de nuestra Nación promocionaron las Buenas Prácticas Agrícolas. El Estado aparece allí no sólo como el garante del agronegocio a través legislaciones e infraestructura, sino en la disputa misma del sentido de verdad. No existen las buenas prácticas agrícolas donde se utilizan venenos. No son fitosanitarios, son agrotóxicos y enferman a la población.

“Lo que vemos en este siglo, en que los agrotóxicos están presentes, es ecocídio y genocidio… El capitalismo y el patriarcado declararon que las mujeres sean pasivas y que la naturaleza muera… en toda su violencia contra la naturaleza; contra lxs científicxs; contra lxs campesinxs y contra la democracia.

Es sólo en los últimos veinte años de globalización y neoliberalismo que podemos ver la concentración del poder de las corporaciones con el poder del Estado.

Y esta guerra que fue declarada en contra de Argentina a través del Round-up, el Glifosato y la soja transgénica es la batalla reciente y yo sé que ustedes la van a ganar, porque ustedes se están organizando”

Huerquen: ¿Cómo ves este presente mundial, desde de la lucha por la Soberanía Alimentaria de los pueblos?

Vandana Shiva: Yo pienso que los pueblos están pasando por los peores tiempos en términos del abuso de poder de las compañías de agrotóxicos. Ellos fingen ser empresas de semillas pero no producen semillas, no siembran semillas; ellos sólo saben tirar más tóxicos, poner más tóxicos en las plantas. Mienten. Yo ahora estoy contestando a una respuesta de Bayer-Monsanto, donde línea que escriben es una mentira. Entonces ellos se sostienen a través de la violencia, a través de la mentira… pero yo también tengo el profundo sentimiento de que, con el pasar del tiempo, la vida y la verdad vencen. Y para esto, los movimientos tienen que mantenerse fuertes.

Hqn: En una entrevista reciente decías que “el patriarcado destruirá el mundo si no lo detenemos”. ¿Podrías desarrollar un poco esta idea?

VS: En todos los países hay divisiones entre varones y mujeres, no siempre de forma jerarquizada, a veces también horizontal. Por ejemplo, en India las tribus nunca tuvieron desigualdad, por otro lado ahí las mujeres no podían hacer ciertas cosas; pero fue en un contexto en que eran las más importantes productoras de comida. Ellas tenían el control, ellas eran las guardianas de semillas. Hoy lo que hay es una fusión de la dominación patriarcal con la violencia militarizada, combinada con el poder económico. En este sentido la convergencia de lo que yo llamo capitalismo y patriarcado, colonialismo y patriarcado está destruyendo el planeta.

Uniendo la enorme violencia en contra las mujeres, incluyendo femicidios y la violencia en contra de todos los seres, niños, personas mayores que están muriendo. Este es el poder que viene de la muerte, el poder de matar.

Nosotras estamos viendo como este poder viene destruyendo a las sociedades, destruyendo el planeta. Todos los científicos constantemente producen estudios que hablan de la extinción de las especies, del cambio climático, desertificación y falta de agua. Lo que vemos en este siglo, en que los agrotóxicos están presentes, es ecocídio y genocidio. Entonces, si nosotrxs no paramos esta convergencia de capitalismo y patriarcado, nosotrxs todxs no vamos a tener futuro. Ya que ellos tienen la idea de que matando a todxs van a ser los vencedores, mientras todxs lxs demás serán lxs perdedorxs. Así, vamos a estar extintos como especie humana en el próximo siglo. Por ello, es mejor terminar con el patriarcado antes de que él termine con la vida.

Hqn: ¿Qué es el Ecofeminismo?

VS: Para mí, ecofeminismo, es básicamente, primero reconocer que hay una confluencia de: el poder, la codicia, el mercado, el capitalismo y la violencia. Entonces, primero es reconocer esto y segundo es reconocer nuestro propio poder, porque el capitalismo y el patriarcado declararon que las mujeres sean pasivas y que la naturaleza muera. El ecofeminismo reconoce que la naturaleza no sólo está viva, sino que también es la base de toda la vida y que somos parte de ella. Y comprendiendo que nosotras las mujeres tenemos un gran potencial; pero un potencial distinto, no violento, no de dominación y muerte, sino de cuidar y compartir. La creatividad y la compasión en las mujeres es posible en todos los humanos, porque yo no creo en el determinismo genético. Estás viajando por la India en una jornada budista. De esto se trata el budismo, de que todxs tengan compasión. Entonces, éste realmente es el poder del ecofeminismo.

Hqn: En 2017 asistimos al fracaso de la COP23 en Bonn (Alemania) sobre Cambio Climático, y en Estados Unidos la presidencia de Trump retira a su país del Acuerdo de París (2015): ¿Cómo ves al mundo frente a esta verdadera encrucijada existencial? Y ¿qué crees que los pueblos podemos hacer ante esto?

VS: Bien, es sólo en los últimos veinte años de globalización y neoliberalismo que podemos ver toda la concentración del poder en sistemas centralizados. La concentración del poder de las corporaciones con el poder del Estado. Este sistema ahora es disfuncional y es lo que llevó al fracaso de la COP y la retirada de Trump. Pero no es el fracaso del planeta y tampoco es el fin de nuestra potencia. Ahora es el momento, ya que desde arriba han fallado, los pueblos desde abajo harán surgir una nueva comunidad.

Hqn: Fuiste parte del Tribunal popular contra Monsanto (hoy en proceso de fusión con Bayer) en La Haya. ¿Cuáles fueron las conclusiones que dejó esa iniciativa? y ¿Qué herramientas concretas deja para los pueblos que resisten en todo el mundo?

VS: Yo pienso que el rol más importante del Tribunal Popular en La Haya fue que logró poner todos los crimines de Monsanto, en contra la Naturaleza y las personas, en un solo lugar. Entonces, lxs argentinxs están luchando en contra las fumigaciones, en India nosotrxs estamos luchando en contra los suicidios de lxs campesinxs, y de las mentiras de Monsanto. Y ellos están reclamando por las patentes. Pero nosotrxs no tenemos patentes así como en Argentina, aquí no se permite patentar a las semillas. Nosotrxs no permitimos patentar a las semillas y este es uno de los roles que yo tomé, así como Fernando Cabaleiro a través de Naturaleza de Derechos acompañó ese
desafío.

En los movimientos tenemos muchas divisiones, y también hay divisiones geográficas. Entonces, hay gente luchando en contra de los agrotóxicos, y otrxs contras las patentes, otrxs luchando por los derechos de lxs campesinxs y otrxs luchando en contra de las violaciones hacia la “ciencia digna”. Nosotrxs nos juntamos y buscamos ampliarlo a nivel mundial con movimientos de Argentina, México, Brasil, Estados Unidos, Canadá, África, Europa, India, Bangladesh… todos ellos.

Este crimen colectivo es lo que está siendo documentado: en toda su violencia contra la naturaleza, lo que ahora se llama ecocídio; contra lxs científicxs; contra lxs campesinxs y contra la democracia.

Y yo pienso que la lección más importante que podemos tomar del tribunal es que las personas tienen el poder de juzgar a los criminales. Porque la corte más alta es la corte de la conciencia. La corte más alta, es la corte de las personas que saben lo que está pasando y que toman la responsabilidad de actuar. Esta es la más alta expresión de la democracia.

Hqn: ¿Qué sentiste al conocer el grito argentino de “Ni Una Menos” y la iniciativa del Paro Internacional de Mujeres?

VS: Yo soy testigo de cómo en India la violencia en contra las mujeres se viene profundizando y se está volviendo más brutal. Hace tres años tuvimos este caso terrible de una joven que fue violada y asesinada en un colectivo, y estas historias vienen repitiéndose todos los días. Pero la agricultura basada en agrotóxicos, que es lo que llamamos “revolución verde”, que no es verde y no es revolución, también viene matando a las mujeres. Porque los campos con veneno, estos campos fumigados donde no es necesario tener personas para cuidar de la tierra, no es necesario quien de amor a las plantas; profundizan la problemática socioeconómica que sufren las mujeres en India.

Entonces, yo creo que ni una menos desapareciendo, ni una mujer menos siendo violada, es una continuidad de cuando decimos ni una especie menos. Por ello, para mí hay una conexión entre el derecho de las mujeres y el derecho de la naturaleza, no de una forma estática, no una forma esencialista, sino de una forma creativa de resistencia. Una resistencia diferente en la cual nosotras
no seremos más víctimas.

Hqn: ¿Qué mensaje te gustaría enviarle al pueblo Argentino?

VS: Para el pueblo argentino el mensaje que a mí me gustaría dejar es que ustedes pasaron por momentos difíciles, y siempre a través de su inventiva, a través de su creatividad, crearon redes que permitieron el futuro. Y esta guerra que fue declarada en contra de Argentina a través del Round-up, el Glifosato y la soja transgénica es la batalla reciente y yo sé que ustedes la van a ganar, porque ustedes se están organizando. Y noto que ustedes se están organizando y también entrelazándose con todxs nosotrxs. Estamos intentando crear un futuro sin veneno.

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Entrevista a Vandana Shiva: “El patriarcado destruirá el planeta si no lo frenamos”

20 Noviembre 2016/Fuente: La Vanguardia/Autor: Equipo La Contra

Tengo 63 años. Soy de Dehradun (India). Soy filósofa de la ciencia y ciudadana profesional de la Tierra. Tengo un hijo de 33 años. ¿Política? ¡Democracia planetaria verdadera! ¿Creencias? Las diosas-madre antiguas, el Principio Femenino. El ecofeminismo traerá la biocivilización.

 

¿Qué es el ecofeminismo?

La mejor respuesta a la crisis civilizatoria que padecemos. La formulé hace veinte años: cada día es más vigente y necesaria.

¿Ecología más feminismo?

Sí, porque tanto la crisis medioambiental como la socioeconómica son de raíz sexo­genérica.

¿El varón es culpable?

No simplifique: el sistema patriarcal capitalista. Un orden de valores que desvaloriza, esclaviza y explota a las mujeres, cuyo trabajo en casa y en el campo ha sido siempre el verdadero sostén de la humanidad.

¿Desde cuándo sometemos a la mujer?

Hablo de era antropocénica, intrínsecamente destructiva de la naturaleza y de la feminidad, ligada a la violencia y la guerra. No siempre fue así: en la remota antigüedad venerábamos a diosas, representación del respeto a la Tierra Madre.

¿El capitalismo expresa el patriarcado?

Obviamente, es fruto de la prolongada ­explotación masculina, acumulativa y destructiva, con violencia contra las mujeres, los niños, los débiles, las semillas…

¿Las semillas?

Las variedades semillas de los cereales y hortalizas han sido seleccionadas por las mujeres generación tras generación, durante miles de años. Las mujeres son las parteras de la agricultura. Y ahora resulta que nos piratean las semillas…

¿Piratean? ¿Quién?

Grandes corporaciones de agroingeniería alimentaria como Monsanto: modifican algún gen de una variedad de semilla ¡y la patentan, como si no fueran de la vida, como si fuesen suyas! Eso se llama biopiratería.

¿Tan grave es la cosa?

¡Nuestra libertad está en juego! Perdemos variedades de semillas, empobreciendo este patrimonio de la humanidad. Si viniese una plaga, la falta de variedad arrasaría todo, o acabaríamos en manos de una corporación. El 1% de la humanidad domina al otro 99%.

¿Podemos enderezar esto?

Luchando juntos, sí. En India hemos conseguido nuevas leyes que protejan a los campesinos de abusos, y también a las mujeres.

¿Ha mejorado el trato a las mujeres desde su niñez?

Recuerdo a las mujeres en las minas: se enfrentaron a una mafia armada, bloqueando la mina. ¡Las mujeres son valientes! Cada vez que flaqueo, pienso en aquellas mujeres y me vuelven las fuerzas. ¿Y sabe de dónde viene esa fuerza?

¿De dónde?

De la hierba que pisan, de la tierra misma. El poder de la naturaleza está en nosotras.

¿Y no en el varón?

También… si renuncia al patriarcado, sistema de explotación destructiva de la tierra, de sus minerales, vegetales y animales. Tres aspectos expresan el patriarcado: la colonización, el maquinismo industrial…

Las máquinas nos han reportado prosperidad.

Sólo para los que mandan. No hay progreso con maltrato a la naturaleza, si la agredimos como a un objeto inanimado, eso es esquilmarla, un atraso. Y la tercera expresión patriarcal es el atropello a la sabiduría de la mujer, culminada por el capitalismo .

¿Qué puede hacer el ecofeminismo?

Eco viene del griego oikos: casa. De ahí economía: ¡sin el trabajo doméstico femenino, no hay riqueza! Es un trabajo creativo. El capitalismo es extractivo, destruye.

Un ejemplo.

Desde 1995, en India se han suicidado 300.000 campesinos, extorsionados económicamente por los amos de semillas y pesticidas. Es un crimen contra la Tierra y la humanidad. Incluyo los transgénicos.

¿Qué les pasa?

Causan patologías: si hay más niños autistas que nunca, se debe a los transgénicos.

Es una afirmación arriesgada…

La sostengo. Están afectando al desarrollo neuronal de los bebés y propician cánceres en la población. ¡Hay que frenarlos!

Debe de ser usted una bestia negra para muchos.

Me llaman ludita, reaccionaria, incendiaria… Pero no me callarán. De las mujeres vendrá la salvación, seguiremos luchando. Igual que fuimos lectoras de semillas, ahora somos lectoras del presente y predictoras de la biovicilización.

¿Qué es la biocivilización?

Hacernos conscientes de que los humanos formamos parte de la Tierra, que no somos un ente separado. Cambiemos de modelo y diluiremos las miserias del patriarcado: cambio climático, desigualdad, insolidaridad, guerra.

¿Ecofeminismo al poder?

Frenaría el proyecto tóxico de dominación sobre la naturaleza y la mujer, insalubre e irresponsable. La naturaleza viviría, sería sostenible.

Y si no… nos iremos a otro planeta.

Un concepto muy patriarcal: seguir conquistando y destruyendo… No, respetemos los recursos de la tierra y vivamos a gusto en este planeta: el ecofeminismo es el camino de la biocivilización planetaria.

Vandana Shiva recibió en 1993 el premio Nobel Alternativo de la Paz y Zapatero la tuvo como asesora en un grupo de pensadores durante su mandato. Es una mujer fogosa, combativa y vehemente que se crece ante los poderes de los bancos y corporaciones como Monsanto. Doctora en Ciencias Físicas, es una de las ecologistas, feministas y filósofas de la ciencia más prestigiosas a escala internacional, beligerante contra el neoliberalismo y defensora de los derechos de los pueblos. Publicó Ecofeminismo (Icaria) y ha participado en el IV Seminario Internacional de Convivencia Plane­taria: Construimos Biocivilización, organizado por la Associació Imago en Barcelona.

Fuente de la entrevista: http://www.lavanguardia.com/lacontra/20160509/401662158815/el-patriarcado-destruira-el-planeta-si-no-lo-frenamos.html?utm_campaign=botones_sociales&utm_source=whatsapp&utm_medium=social

Fuente de la imagen: http://cdn.c.photoshelter.com/img-get/I0000aNrQFAptyGE/s/850/850/SLee20090906-Dr-Shiva-Dehradun-0303.jpg

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Entrevista a Vandana Shiva: «Tenemos que reparar este sistema roto»

Fuente: desinformemonos /Autora:Claudia Korol

Vandana Shiva, física, filósofa, activista ecofeminista, nació en el valle de Doon, en el Himalaya. Sus padres eran parte del movimiento independentista de la India. A pesar de las dificultades por el hecho de ser mujer, estudió Física y luego Filosofía. En los años 70 se sumó al movimiento Chipko, constituido por mujeres que se abrazaron a los árboles del bosque para evitar que fueran talados. A fines de los 80 creó el movimiento Navdanya, para defender las semillas nativas frente a los transgénicos. Desde ahí creó comunidades de semillas para cuidar la vida y evitar su depredación. Formó la Universidad de la Tierra, que promueve la ciencia digna, la soberanía alimentaria, y alerta contra el impacto de las políticas de las corporaciones en el cambio climático.

Tuve la oportunidad de entrevistarla, cuando vino a la Argentina invitada a participar del Festival Internacional de Cine Ambiental (FINCA). El diálogo comenzó a circular a partir del recuerdo de nuestra hermana Bertha Cáceres, líder del COPINH asesinada por cuidar del Río Gualcarque, junto a la comunidad lenca de Río Blanco.

Quiero rendir un homenaje a mi hermana Bertha, una luchadora por la tierra, quien hizo un sacrificio dando su vida. Pero su vida no fue dada voluntariamente, fue arrancada mediante la violencia. La tierra, toda la comunidad ecológica, y Bertha, se merecen justicia. Debe haber una Comisión Investigadora que sea independiente, no sólo limitada a los crímenes cometidos contra los activistas ambientalistas en Honduras, sino por toda la violencia perpetrada por las corporaciones, tomando a los gobiernos y convirtiéndolos en maquinarias de guerra contra sus propios ciudadanos. La vida de Bertha es un llamado a despertarnos. Debemos despertarnos, y exigir justica para el planeta, y justicia para Bertha.

El asesinato de Bertha ha sido un crimen contra una guardiana de la vida, y es parte de la criminalización de las mujeres defensoras de la vida. ¿Cómo analiza esta política?

El sistema político y económico, que tiene más de doscientos años de historia, el capitalismo patriarcal, se basa en la guerra contra la tierra, guerra contra las mujeres, guerra contra la vida. Por eso cuando mujeres como Bertha se levantan en defensa de la vida, en defensa de la tierra, en defensa de los derechos de la gente, el sistema las criminaliza, porque es un sistema criminal. Criminaliza a quienes luchan en defensa de la vida. Vemos cómo se incrementa la violencia hacia las mujeres, porque el capitalismo patriarcal es la convergencia de codicia, de acumulación y de extractivismo, pero también es el miedo a todo lo que está vivo y libre. Y Bertha estaba de pie, por la libertad y la vida. Por eso generó miedo en aquellos que destruyen la tierra y destruyen a nuestras sociedades, a cualquier costo.

En estos años ha crecido la conciencia mundial sobre el cuidado de las semillas, de la tierra, de la vida, y por eso crece la lucha de los pueblos, de las mujeres, de las comunidades, pero también crece la militarización como respuesta a esas luchas. ¿Cómo piensa que debe ser la respuesta desde las comunidades, desde las mujeres, a la estrategia de militarización?

Creo que la primera respuesta frente a la militarización, debe ser entender sus raíces. El sistema se basa en la mentalidad de guerra patriarcal capitalista. Es un orden de guerra contra la tierra, contra el cuerpo de las mujeres, contra las economías locales y contra la democracia. Tenemos que entender las conexiones de estas formas de violencia. Tuvimos estados nacionales, que algunos se convirtieron en dictaduras, otros en democracias, pero que no eran extensiones del mundo global de las corporaciones. La globalización convirtió a los gobiernos en extensiones de su actividad corporativa, y por eso se volvieron estados corporativos. Es bastante evidente que cuando esos estados corporativos toman la vida de las personas, produciendo cáncer y malformaciones congénitas a los niños y niñas, minando nuestras tierras ancestrales, destruyendo nuestros territorios, convirtiendo a las personas en refugiados, la gente se va a levantar, la gente va a protestar, la gente va a hacer bloqueos.

Hoy estamos mirando como testigos el último paso de las corporaciones, convirtiendo a los estados nacionales primero en estados corporativos, y ahora en estados militarizados corporativos, cuando la violencia militarizada es el único camino que les queda para hacer frente a las personas que están tratando de defender la tierra y sus vidas, de una manera no violenta. Primero tenemos que exponer esta continuidad de poder y violencia.

¿Cómo respondemos a eso? Respondemos a través de la paz y de la no violencia, del modo más profundo. La primera parte es, realmente, en nuestras mentes y en nuestras conciencias, y en nuestras vidas, vivir en paz con la tierra. Ésa es nuestra mayor fuerza. La segunda es resistir la regla del miedo. El modo más efectivo de resistir el miedo es no tener miedo. Y continuar teniendo coraje, como tuvo Bertha. En este cultivo del no miedo, cultivar nuestra fuerza común, nuestras solidaridades, para estar juntos. Y finalmente reconocer que el sistema económico se ha convertido en un sistema de guerra. En lugar de cuidar y promover la vida, está eliminando la vida, y entonces está extinguiendo la vida de aquellos que están de pie por la vida. Tenemos que construir el más impresionante movimiento por la paz de nuestros tiempos, planetario, por la tierra, donde converjan el movimiento ecologista, el movimiento contra la militarización, el movimiento feminista, el movimiento por la justicia. Todos tienen que convertirse en uno.

Además del sistema de muerte que significa el capitalismo patriarcal, la mercantilización está generando vida sintética. ¿Qué piensa de estas formas de manipulación de la vida, aplicando conocimientos científicos?

La llamada manipulación de la vida por medio de la genética, yo la llamaría manipulación de la vida por medio de la guerra. Cualquiera que haga una biología realmente independiente, te dirá que tomar un gen de un organismo e implantarlo dentro de otro, tiene serias consecuencias. Conocer esas consecuencias es parte de hacer ciencia. Estas empresas, que no son científicas, tienen tres niveles. El primero, es que no entienden la vida. Porque la vida es una complejidad autoorganizada, y lo están tratando como un juego de ladrillitos. El segundo, es que están tramando supuestos que no reflejan cómo funciona realmente la vida. Está basado en un reduccionismo genético que funciona como un determinismo genético, que asume como si hubiera una molécula maestra, que da órdenes a todas las demás, y que todo lo que tenés que hacer es cambiar esa molécula de lugar. Pero no hay una molécula maestra en un sistema vivo. El tercer tema, es que no asumen la responsabilidad de las consecuencias. Los primeros científicos que crearon las técnicas de recombinación de ADN, pusieron fin a esto en 1972, asumiendo en una declaración que no podían saber las consecuencias, y que los científicos tienen la responsabilidad de entender las consecuencias antes de realizar acciones. Cualquier entidad individual o corporativa que cambie la fabricación de la vida, sin entender las consecuencias y sin tomar las responsabilidades de eso, está actuando de manera no científica. Lo que llamamos ciencia, es un proyecto patriarcal, para un momento corto de la historia. Es una ciencia reduccionista, basada en la dominación de la naturaleza. Es el conocimiento generado para la explotación.

Las feministas comunitarias, indígenas, campesinas, populares, en este continente, pensamos que la defensa de los territorios, es parte de nuestro proyecto de vida, y que el cuerpo es nuestro primer territorio a cuidar. En esta perspectiva, propuestas como la soberanía alimentaria, se integran en la lógica de lucha contra el capitalismo patriarcal.

Estoy de acuerdo. Todas las estructuras artificiales de conocimiento, se han basado en lo que he llamado el “apartheid ecológico,” separándonos de la tierra en nuestras mentes, ya que no podemos separarnos realmente de la tierra en nuestras vidas, porque estaríamos muertos. De esta idea de separación, viene la idea de que se puede sustituir los procesos de vida con materiales químicos y tóxicos. Entonces nuestro cuerpo no está vivo, no es de la tierra, es sólo una máquina, de la cual podés remover las partes y agregar moléculas sin que eso haga nada a nuestra salud. Puedes producir soja transgénica e imaginar que no hace nada a la vida, aunque mate a todas las bacterias en nuestro interior. Podés pretender que sustituís el azúcar natural por jarabe de alta fructosa, pero tu hígado se va a rebelar.

La soberanía alimentaria se basa en superar el apartheid ecológico, sabiendo que somos parte de la tierra. Somos el suelo, somos el aire, somos la semilla, somos el agua. Y la comida que cultivamos en la tierra, se convierte en nuestro cuerpo, nuestra sangre, nuestras células. La comida es la fuerza de la vida, es la red de la vida, y es la continuidad de la vida, de la tierra y de nosotros mismos. Es por eso que el territorio y el cuerpo se hacen cargo cuando producimos comida de la manera correcta y comemos la comida adecuada. Pero cuando no lo hacemos y dejamos de pensar concientemente en la comida, nos volvemos parte de este sistema de guerra. Aunque seamos un pequeño eslabón de la cadena, estamos ayudando a que permanezca. Es necesario ser conciente de esto. Si controlás el mercado de armas, controlás las guerras. Si controlás la comida, controlás la sociedad. Y si controlás las semillas, controlas la vida en la tierra.

La mayoría de las mujeres fuimos separadas de la tierra. Éste es un obstáculo para realizar esta cadena de vida.

Las mujeres y las comunidades indígenas fueron separadas de la tierra violentamente. Es la crisis más grande que estamos enfrentando. Porque estar en la tierra quiere decir ser guardianes y guardianas de la tierra. Nuestro desafío es, paso a paso, campo por campo, granja por granja, semilla por semilla, volver a la tierra. Eso está sucediendo en todas las partes del mundo donde la gente produce su propia comida. Es lo que yo estoy haciendo en la India con el Movimiento Navdany, porque aunque la tendencia sea remover a los campesinos y a las campesinas de su tierra, nosotras trabajamos para mantenerlas en su tierra, creando economías a través de las cuales puedan quedarse en la tierra.

Esas economías proponen estimular la biodiversidad

Claro. Esto es muy necesario, y en espacial en Argentina que vive en una esclavitud de la soja, donde los ciudadanos se encierran en sí mismos igual que los campesinos. El monocultivo daña la mente. Parte del problema que tenemos, es que hay demasiadas “soluciones individuales y globalizadas”. Tenemos que permitir que crezcan múltiples soluciones. Para poder salir de la esclavitud y producir la biodiversidad que necesita la tierra y necesitan las personas, es necesario crear asociaciones entre habitantes del campo y de las ciudades. ¿Por qué los productores se relacionan con Monsanto, y no con los habitantes de las ciudades? Porque el sistema está trabajando para aquellos que han creado este sistema totalitario, pero no está trabajando para las personas que trabajan la tierra. Este sistema ha roto los procesos ecológicos de la tierra, pero también las relaciones entre los pueblos. Tenemos que reparar este sistema roto. Cada persona creativa, puede trabajar por respetar los derechos de la Madre Tierra, y los derechos de la humanidad.

Fuente de la entrevista: https://desinformemonos.org/tenemos-que-reparar-este-sistema-roto-vandana-shiva/

Fuente de la imagen: https://desinformemonos.org/wp-content/uploads/2016/07/con-vandana-shiva-2.jpg

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Reseña de Libro: Ecofeminismo

Autoras: María Mies y Vandana Shiva
ISBN: 978-84-9888-692-4

¿Existe una relación entre la opresión patriarcal y la destrucción de la naturaleza en nombre del progreso y el beneficio? ¿Cómo debería contabilizarse la violencia inherente a este proceso? ¿Existe alguna relación entre el movimiento de mujeres y otros movimientos sociales? Esta nueva edición, revisada y ampliada, de Ecofeminismo de las autoras María Mies y Vandana Shiva es hoy tan vigente y necesaria como cuando se publicó por primera vez.

Este libro sitúa la responsabilidad y las respuestas que las mujeres pueden dar a los mayores problemas actuales del planeta, tanto medio ambientales como económicos. La destrucción ecológica y las catástrofes industriales de hoy en día constituyen uno de los trazos constitutivos de nuestra vida diaria, el mantenimiento de la cual es habitualmente responsabilidad de las mujeres. Junto a esta situación, las nuevas guerras que el mundo experimenta, los conflictos étnicos y el mal funcionamiento de las economías se presentan para el ecofeminismo como urgentes cuestiones a resolver, tanto en las sociedades industrializadas como en las del Tercer Mundo.

Shiva y Mies muestran el ecofeminismo como una potente corriente de pensamiento y un movimiento social que liga el ecologismo y el feminismo. Se trata de una filosofía y una práctica activista que defiende que el modelo económico y cultural occidental “se constituyó, se ha constituido y se mantiene por medio de la colonización de las mujeres, de los pueblos “extranjeros” y de sus tierras y de la naturaleza”. A partir de su trabajo, se revela que la subordinación de las mujeres a los hombres y la explotación de la naturaleza son dos caras de una misma moneda y responden a unas lógicas comunes: la ilusión de poder vivir al margen de la naturaleza, el ejercicio del poder patriarcal y del sometimiento de la vida a la exigencia de la acumulación.

El ecofeminismo, y de forma profunda en la obra de Shiva y Mies, somete a revisión conceptos clave de nuestra cultura: economía, progreso, ciencia… mostrando como estas nociones hegemónicas son incapaces de conducir a los pueblos a una vida digna, y destacando la urgencia de adoptar un nuevo paradigma que ponga freno a esta guerra declarada a la vida.
El ecofeminismo denuncia cómo la inmanencia de la vida humana y los límites ecológicos quedan fuera de las preocupaciones de la economía y del desarrollo. Esta denuncia trastoca las bases fundamentales del paradigma económico capitalista y desvela que su lógica es incompatible con la de un mundo sostenible y justo.

Fuente: http://www.tendencias21.net/libros/Ecofeminismo_a617.html

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