Argentina: Detrás de la escena educativa nada se transforma, todo se mercantiliza

Detrás de la escena educativa nada se transforma, todo se mercantiliza

Fuentes: Tramas

No hay demasiados lugares de la producción simbólica que hayan sido tan desacreditados como la escuela y, específicamente, sus docentes. Pero, al mismo tiempo, no hay resquicio que no haya sido contaminado por la “innovación” capitalista y su cultura neoliberal.

Hemos dejado de pensar la educación en términos de conocimiento para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, para dar paso a los eslóganes, de “aprendizaje para toda la vida” o “aprender a aprender”, entre otros de los que aparecen augurando la importancia del desarrollo de las competencias (básicas y claves), concursos de talentos y habilidades blandas, todas cuestiones que derivan del mundo empresarial y que vienen a sustituir y colonizar el mundo escolar.

Sí, porque de lo que se trata no es de formar para la emancipación del sujeto desde la soberanía educativa, en función de la transformación social, política, económica y ambiental de un mundo en descomposición; sino de todo lo contrario, adaptar el “capital humano” en la carrera de lo que llamaron “economía del conocimiento”, nicho relativamente nuevo en un capitalismo al que los “mercados” se le agotan o se le pudren, o queman o archicontaminan, por el saqueo y la desposesión.

Cuando escuchamos a funcionarios hablar de la “sociedad del conocimiento”, en general porque queda bien repetir ciertas fórmulas discursivas, porque lxs hace pasar por amigxs del futuro, les puedo asegurar que no saben de qué están hablando; en cambio, cuando alguno de los llamados “especialistas” en educación, repiten estas mismas “ideas fuerza”, “aprender a aprender”, “aprender para toda la vida”, “sociedad del conocimiento” y otros nuevos conceptos, como “tecnologías de los aprendizajes”, donde se borra la actividad didáctica del docente y se la sustituye por una actividad digital que propone la empresa Ticmas, por ejemplo, entonces son voceros o, directamente, empleados de algunas de las manifestaciones parasitarias (ong, fundaciones, corporaciones empresariales).

Si miramos desde las pedagogías críticas, el horizonte del capitalismo educativo empieza a quedar más claro respecto de los “nuevos cambios” que se proponen los planes de las “educaciones del futuro” o “nuevas escuelas secundarias”; incluso, ya hay que advertir, el avance de la reforma en la educación primaria.

Así como se desarrolló el “Experimento Chile”, a partir de los años 50 del siglo pasado, en el que fueron formados los llamados “Chicago Boys” latinoamericanos a partir de un convenio entre Milton Friedman (uno de los padres- abusivos – del neoliberalismo) y la Universidad Católica de Chile, y que, por supuesto, sostuvo y profundizó el dictador Augusto Pinochet y los gobiernos “democráticos” que lo sucedieron. El hecho es que la cultura neoliberal desposeyó al pueblo chileno, vía privatización, de los derechos básicos a la educación, la salud, el trabajo y la jubilación, que reaccionó (aunque no del todo), con la famosa frase que dio contenido a la rebelión de octubre de 2019, “No son 30 pesos, son 30 años”.

¿Podemos decir que no es el mismo caso de Argentina?

Probablemente en el tema educación, la cuestión es distinta por el acervo de lo público que todavía resiste en nuestro pueblo, pero si bien podemos establecer diferencias estructurales, eso no significa que nuestras estructuras públicas no sean, en estos tiempos, una mera fachada.

Si bien, el auge de la aparición de escuelas y universidades privadas en la década del 90 del pasado siglo ha decaído no sólo porque implicaba una inversión importante, sino que gracias a  la Ley de Educación Nacional (26.206), que sigue los lineamientos internacionales, se reafirma que “toda la educación es pública” y que la diferencia está en la “gestión” (estatal, privada, etc.), con el nuevo paradigma que conformaba “un mercado educativo único”, para qué disputar desde lo privado si la educación pública ya se servía en bandeja para su apropiación, tal es la promoción de las políticas del Banco Mundial, OCDE y UNESCO en cuanto alianzas público-privadas.

En ese mercado educativo empiezan a abrevar, sin solución de continuidad, las fundaciones y ong empresariales que también tienen su origen durante la década de 1990 y desarrollo internacional en los comienzos del nuevo siglo. Un gran espectáculo de  formas larvales parasitarias que comienzan a organizarse para tomar el control de la llamada reforma, afianzando los eslóganes que decíamos al principio y completando el campo semántico con contradicciones que, en algunos casos, no son percibidas ni siquiera por quienes las repiten. Por ejemplo: “nuestros estudiantes se tienen que preparar para empleos que todavía no existen”.

¡Interesante! Dos cuestiones: la primera vinculada al empleo, según lxs que proponen el cambio de paradigma, hay que preparar a lxs estudiantes para el empleo, esa es la función actual de la “secundaria del futuro” (o como la llamen en cualquiera de las jurisdicciones); segunda cuestión, esos empleos no sabemos cómo van a ser.

¡Entonces, cuándo mienten!

¡Siempre! Porque es otro eslogan encubridor de la maniobra que involucra la participación empresarial directa o con algunos Ceo como funcionarios o a través de fundaciones o ambas a la vez en el gobierno de la educación, lo que significa que el Estado, terceriza la “gestión”, porque la misma ley no lo obliga a impartir la educación, sino que sólo lo hace responsable.

ARTÍCULO 4°.- El Estado Nacional, las Provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tienen la responsabilidad principal e indelegable de proveer una educación integral, permanente y de calidad…

Una ley, que muy pocos criticamos y advertimos que sentaba las bases para la invasión, que efectivamente se produjo, con la mercantilización y tercerización (en mayor o menor medida) de los 24 sistemas educativos que funcionan en Argentina.

Experimento Misiones

Tomo esta jurisdicción, por haber sido invitado en noviembre de 2022 a dar una charla sobre estos procesos de tercerización y mercantilización educativa, atento a que se produjo una alarma en un sector importante de lxs trabajadorxs de la educación de esa provincia, por los acuerdos realizados por el ministerio de Educación, la fundación CIPPEC, la multinacional Natura y la empresa digital Ticmas, además, por el inminente nuevo Régimen Académico Marco (RAM), que, hoy, ya está promulgado.

El hecho es que Misiones pasa a ser el ejemplo concreto, por su exposición, del proceso de mercantilización y la tercerización en la que el propio ministro de educación, Miguel Sedoff “…ponderó la alianza estratégica con organizaciones de la sociedad civil, como el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), el Instituto Natura, Somos Red, la Universidad de San Andrés y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLaCSo)”.

Aclaremos, para que no se pierda la verdadera esencia ideológica de la reforma que llevan a cabo. La fundación CIPPEC es una organización que actúa en la ejecución de las políticas del Banco Mundial y la OCDE, financiada por gobiernos, empresas, particulares y la cooperación internacional.

El Instituto Natura no es más que otra de las grandes multinacionales que lavan su cara (tal vez algo más), bajo la “cosmética” de la “responsabilidad social empresaria”, pero en función de su propia rentabilidad (vía exenciones impositivas, por ejemplo), Florencia Mezzadra, especialista de Educación del CIPPEC, actualmente es directora del Instituto Natura y quien lleva adelante el discurso sobre la necesidad del cambio de paradigma de la escuela secundaria misionera.

Somos red, es una consultora, integrada por, entre otrxs, Agustina Blanco, ex funcionaria de la provincia de Buenos Aires durante el gobierno Mauricio Macri y ex directora ejecutiva de la ong, Proyecto educar 2050, cuyo fundador es Manuel Álvarez Trongé, ceo de Telefónica, que es una de las empresas que auspician Silicon Misiones.

La Universidad de San Andrés, no necesita presentación, es una de las universidades más elitistas de la Argentina que ha funcionado como “faro” intelectual para la capacitación docente y de directivos escolares, junto a otras fundaciones como la de Sunny Varkey, también durante el período macrista a nivel nacional y desde hace tiempo a niveles provinciales, como en Ciudad de Buenos Aires, Mendoza, Corrientes, Salta y otras jurisdicciones.

En tanto FLaCSo, fue “usina” de todo el proceso reformista al que estamos asistiendo, sobre todo desde los 90 y 2000 como garante discursivo del cambio de paradigma y de la cual Daniel Filmus fue un fiel representante, entre otrxs.

Como vemos, no hay grieta en cuanto a modelos educativos se refiere, el ministro de Economía, Sergio Massa, celebraba, no hace mucho, los desembolsos de los créditos del Banco Mundial para Educación por resultados.

Y todos confluyen, funcionarios nacionales, provinciales, dirigentes políticos, “especialistas” y “emprendedores” devenidos en docentes, en que  las políticas educativas se orienten a atender las “necesidades de los estudiantes”, que no son las necesidades reales de los estudiantes sino, su potencial para la “empleabilidad”, que es uno de los objetivos finales de la reforma, puesto que la “empleabilidad”, significa el dominio de las competencias que el mercado necesita para hacer competitivas a las empresas. Es por eso que se hace necesaria la vinculación que propone este paradigma educativo con el capital humano, la economía y la sociedad del conocimiento.

Lxs estudiantes aventajadxs, son el insumo para agregar valor a la empresa y hacerla más competitiva. No se trata de educar a lxs estudiantes para la emancipación, sino de instruirlos en un conjunto determinado ya no de saberes/conocimientos, sino de aprendizajes que serán obsoletos en poco tiempo como producto de la vertiginosidad del cambio, según el canon neoliberal, por eso el principio de adaptación rige como una de las habilidades blandas más importantes.

Idéntico proceso se necesita en la formación de docentes del siglo XXI, ya no es necesario tener los conocimientos para enseñar, porque las didácticas vienen incluidas en el paquete de las tecnologías del aprendizaje, como propone la empresa Ticmas, del grupo VIDA , patrocinada por Pierre Omidyar, fundador de e-Bay.

Ticmas tiene todas “las soluciones para los sistemas educativos”, desde “la innovación pedagógica al aprendizaje personalizado”; “métricas de excelencia educativa para conocer la performance de cada estudiante, clase, escuela y jurisdicción”; “programas de entrenamiento y capacitación para acompañar a los docentes en su transformación digital”.

Ticmas se presenta casi como el oráculo de Delfos, pues tiene respuesta para todo, sólo que entre su oferta publicitaria y todo su andamiaje empresarial median lxs estudiantes y docentes, que no son otro algoritmo y por ahora trataremos de resistir esa conversión.

Pero, como vemos, no se trata de tal o cual empresa, o tal o cual fundación, se trata de un nuevo paradigma colonizador para el que no es importante la vida de las sociedades y los pueblos, sino la competitividad de las empresas y todo el sistema político alucinó con un cambio de paradigma de la educación, que es una trampa ideológica que profundiza la dominación y el control  para sostener los estertores de un capitalismo que se sostiene a sangre y fuego, con hambre, con depredación ambiental, con la multiplicación exacerbada del empobrecimiento

Para cerrar: Según el análisis de Oxfam de los datos más recientes de Forbes (mayo 2022)

Actualmente hay en el mundo 2668 milmillonarios, 573 más que en 2020, cuando irrumpió la pandemia.

• Estos milmillonarios acumulan una riqueza conjunta de 12,7 billones de dólares, lo que representa un incremento en términos reales de 3,78 billones de dólares durante la pandemia.

• La riqueza total de los milmillonarios equivale ahora al 13,9 % del producto interior bruto (PIB) mundial, un importante aumento respecto al año 2000 cuando suponía el 4,4 % .

• Los 10 hombres más ricos poseen más riqueza que el 40 % más pobre de la humanidad.

Algunas preguntas críticas: ¿Hay que seguir hablando de “empleabilidad” como objetivo de la educación? ¿Seguiremos naturalizando la educación centrada en la performatividad económica del individuo, para que nuestrxs estudiantes vayan a engrosar las fortunas de unos pocos? ¿Acaso quienes llevan adelante este conjunto de enunciados a los que definen como políticas educativas, pueden explicarnos a lxs docentes y a lxs estudiantes qué cantidad de trabajadores hicieron posible semejante fortuna concentrada en una persona? ¿Y la plusvalía?

Una “educación” que presenta al mercado como el lugar para el éxito y a las corporaciones como filantrópicas, se ha configurado como una estafa de dimensiones éticas varias veces superior a la deuda externa, porque el formateo intelectual en clave instrumental y acrítico tiene consecuencias sociales nefastas en el presente y en el futuro.

Lo cierto es que, como decía Mark Twain, “es más fácil mentirle a la gente, que convencerla de que le están mintiendo”.

Un amplio congreso pedagógico alternativo sería un buen intento para amplificar las voces críticas en la advertencia de la mentira.

Fuente: https://tramas.ar/2023/04/20/detras-de-la-escena-educativa-nada-se-transforma-todo-se-mercantiliza/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/detras-de-la-escena-educativa-nada-se-transforma-todo-se-mercantiliza/

Comparte este contenido:

Andreas Schleicher, representante de la OCDE, afirma que las habilidades laborales deben cambiar

Por: heraldodemexico.

La OCDE sugiere un modelo educativo que impulse la economía del conocimiento

Ante la amenaza que representa la automatización laboral en México, se debe privilegiar un nuevo modelo educativo que impulse la economía del conocimiento y forje trabajadores con las capacidades que demanda la evolución tecnológica, consideró la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Actualmente, 70 por ciento de los empleos en el país es susceptible a ser reemplazado por una máquina.

Andreas Schleicher, director de Habilidades y Educación de la OCDE, destacó que, en el pasado, las personas podían ser exitosas con pocas habilidades. Sin embargo, ante el desarrollo tecnológico las condiciones cambiron y ya se demandan nuevos conocimientos.

México tiene que invertir ahora para que esas personas no queden atrás, exhortó.

En entrevista con El Heraldo de México, consideró que la solución pasa por un cambio en el modelo educativo, en el que se involucre más a los centros de estudio con las empresas, para que se enseñen habilidades que realmente necesitan los mexicanos. Más importante aún, dijo, es que haya un cambio en la conciencia de las personas de que el aprendizaje constante es imperativo para ser exitoso en el futuro.

Schleicher destacó que la población adulta en México se ubica en los últimos lugares, dentro de la OCDE, en competencias matemáticas, de comprensión de lectura y hasta en habilidades informáticas.

Ello, dijo, se refleja en una sociedad poco productiva y y con baja preparación para la revolución tecnológica, con un claro riesgo de una mayor fragmentación social.

Hay muy pocos países donde la economía es tan vulnerable a la automatización como pasa en México, comentó.

Por ello, hay que hacer ver a las personas que el aprendizaje es el trabajo de hoy. Creo que es algo que se puede lograr, pero no es algo que se consigue con plazas adicionales en las universidades, ese no es el problema.

Fuente de la entrevista: https://heraldodemexico.com.mx/mer-k-2/andreas-schleicher-representante-de-la-ocde-afirma-que-las-habilidades-laborales-deben-cambiar/

Comparte este contenido:

La tecnología y la educación: una dosis de realismo

Europa/España/05.06.2018/Por: Francesc Pedró/ Fuente: https://elpais.com.

Una visión más pragmática se impone en la aplicación al aula de medios digitales

En educación existen dos puntos de vista extremos con respecto al uso de la tecnología. Por una parte, están sus defensores a ultranza, a quienes se ha dado en llamar evangelistas, y que recuerdan que una integración óptima de la tecnología permitiría cambiar el paradigma de la educación escolar, centrándolo mucho más en la actividad del alumno. Por otra parte, también hay voces que sostienen que la tecnología no es ni más ni menos que una fuente de entretenimiento que no hace más que distraer a los alumnos, y a sus docentes, de lo sustancial: aprender cosas serias.

Curiosamente, ninguna de estas dos perspectivas parece responder a las preguntas que un profesional de la docencia generalmente se hace y que básicamente tienen que ver con la mejora de las prácticas de enseñanza y aprendizaje, y de los resultados educativos. Por esta razón, comienza a cobrar fuerza una nueva visión centrada en el realismo: ¿Servirán estas soluciones a «docentes como yo», es decir, a profesionales que ni pretenden ser paladines de la tecnología ni tampoco acérrimos protectores de la pizarra, sino sencillamente buenos docentes?

A estas alturas no debería ser necesario recordar las razones por las que cabría esperar que la tecnología tuviera ya una mayor presencia en las aulas. Para empezar, las hay relacionadas con los cambios en las demandas de los mercados laborales; de hecho, sabemos a ciencia cierta que la mayor parte de los alumnos que hoy están en las aulas de la ESO tendrán trabajos en los que la tecnología y el conocimiento tecnológico serán capitales. En segundo lugar, está la cuestión de la brecha digital. Ahí la escuela sigue siendo un bastión muy importante. En tercer lugar hay que recordar una vez más el flaco favor que conceptos como el de nativos digitales hacen a la educación al presuponer, erróneamente como se ha demostrado de forma empírica en multitud de ocasiones, que por el mero hecho de ser diestros en el manejo de determinados dispositivos, aplicaciones o servicios son automáticamente maduros en términos de competencias requeridas y de valores y usos responsables de la tecnología. ¿Dónde, si no es en la escuela, se puede aprender a manejar responsablemente la información y a transformarla en conocimiento? ¿Dónde se puede aprender a cooperar y a no plagiar?

En todo caso, es innegable que las tecnologías digitales forman parte indisociable del paisaje escolar: el 93% de los alumnos de 15 años de la OCDE asisten a una escuela en la que cuentan con acceso a un ordenador y prácticamente el mismo porcentaje (92,6%) dispone igualmente de acceso a Internet. España se encuentra, en este sentido, ligeramente por debajo de la media (90%), pero ciertamente con una cifra nada despreciable.

Pese a todo, cuando se examinan con detalle los datos acerca de los usos escolares de la tecnología emerge una imagen extremadamente compleja. Por una parte, el porcentaje de alumnos de 15 años de edad en los países de la OCDE que usa como mínimo 60 minutos a la semana el ordenador en el aula es siempre inferior al 4% en todos ellos y apenas alcanza el 1,7% en el caso del área de matemáticas. Y son estos mismos alumnos los que, en un 50%, utilizan prácticamente a diario la tecnología para realizar sus tareas escolares… en casa. Por otra parte, más del 75% de los docentes utiliza casi diariamente el ordenador para la preparación de sus clases o para la realización de tareas administrativas, por no hablar de los usos privados, cuando apenas se sirve de él en el aula.

De esta realidad tan compleja hay quien hace lecturas extremadamente simplistas, ya sea para denigrar las inversiones realizadas o, lisa y llanamente, para enviar un mensaje de desconfianza hacia la escuela y los docentes, a quienes se les exige un esfuerzo titánico de cambio de paradigma. Sin embargo, la complejidad de los datos exige una buena dosis de realismo: lo que funciona en tecnología y educación son aquellas soluciones que permiten llevar a cabo el trabajo escolar de forma más eficiente. Esto explica por qué, por ejemplo, los alumnos utilizan masivamente la tecnología para sus trabajos escolares, aunque siendo, como muchos son, huérfanos digitales de cualquier tipo de influencia educativa sobre esta materia, confundan eficiencia con plagio o prescindan de cualquier esfuerzo de procesamiento crítico de la información -razón de más para insistir de nuevo en la importancia de la escuela en este ámbito-.

Y esta misma búsqueda de la eficiencia explica también por qué los docentes encuentran óptimas las soluciones que la tecnología les ofrece para preparar sus clases o presentar mejor los contenidos en el aula, pero no todavía para cambiar sus formas de enseñanza. Muy probablemente las soluciones tecnológicas que se proponen no son suficientemente convincentes para la gran mayoría de «docentes como yo», probablemente porque el esfuerzo que exige su adopción no parece suficientemente recompensado, ni por el sistema en forma de incentivos para la carrera profesional, ni por los resultados obtenidos, ya que la forma y los contenidos de lo que hoy se evalúa no se corresponden todavía con las expectativas y las necesidades de la sociedad y de la economía del conocimiento.

Los datos sobre la intensidad y la variedad de los usos de la tecnología en el aula no transmiten la imagen que tal vez cabría esperar de la escuela de la sociedad del conocimiento. El análisis de las buenas prácticas en materia de tecnología y escuela muestra que uno de los factores más importantes es el maridaje entre el compromiso profesional docente, con un marco institucional favorable y un liderazgo escolar que le apoye. Si realmente se desea que las buenas prácticas se generalicen, el sistema escolar en su conjunto debe ser permeable a la innovación sistémica; es decir, debe contar con herramientas que permitan examinar con realismo en qué tareas o para qué problemas docentes pueden existir soluciones tecnológicas apropiadas, que mejoren la eficiencia del trabajo escolar o, sencillamente, que lo hagan aún más interesante.

Puede que la tan deseable revolución en el paradigma de la educación escolar todavía tarde en llegar, pero la escuela y muchos docentes, lo mismo que los alumnos, se están moviendo: han depositado su confianza en unas soluciones tecnológicas que les permiten trabajar de forma más eficiente. Y, en el caso docente, este trabajo consiste hoy en buscar fórmulas que permitan que los alumnos aprendan más, mejor y, probablemente, distinto.

 

Fuente del artículo: https://elpais.com/diario/2011/11/21/educacion/1321830001_850215.html

Comparte este contenido:

Convocatoria No. 1/ junio 2018: EL FUTURO DE LOS CONOCIMIENTOS:

El futuro de los conocimientos y las asimetrías globales

América del Sur/Argentina/prensa CIESPAL

Es evidente que el peso creciente del conocimiento en la economía organizada dentro de los parámetros del paradigma del crecimiento continuo, es un factor que ejerce fuertes presiones para su apropiación y emerge como factor clave para la concentración de la riqueza. Así, la generación y aplicación sistemática de conocimiento y tecnología se toman cómo elementos esenciales de la dinámica económica actual. De hecho, el innegable dinamismo que los sectores intensivos en conocimiento vienen presentando en los últimos años, torna imposible ignorar el impacto que los procesos de innovación ejercen en la economía y, en consecuencia, en el proceso de integración regional.
Por otro lado, los acuciantes problemas civilizatorios que vivemos en la actualidad, así como las profundas transformaciones sociotécnicas en marcha, plantean una amplia discusión con relación a si las actuales estructuras de producción y reproducción del conocimiento están respondiendo adecuadamente a los mismos o se orientan parcialmente a atender los imperativos económicos, sin reparar mucho en las consecuencias de las trayectorias tecnoproductivas de sus diferentes actividades. Notorios son, por ejemplo, los casos en la agricultura, la producción industrial y la salud, en los que se consolidan trayectorias marcadamente antagónicas a los imperativos de la sustentabilidad1.
1 Entendida esta en una acepción amplia que considera lo ambiental (su preservación adecuada), lo tecnoeconómico (aminoramiento de los impactos de la producción y el uso racional de los recursos, y social: garantizar las necesidades básicas de la población: elemental equidad en un marco de respeto a la interculturalidad.
Los años 2000 estuvo marcado por un despliegue relativo de América del Sur a la estrategia puramente liberal de inserción internacional. Desde mediados de los años 2000 países como Brasil, Bolivia, Venezuela, Argentina, Paraguay, Uruguay, Ecuador, entre otros, empiezan a reivindicar la viabilidad de un nuevo patrón de desarrollo e integración regional, basados en la cooperación en diferentes niveles, y no más apenas el comercial, tales como la infraestructura, las finanzas, la cultura, la estructura productiva y la ciencia y tecnología.
La integración latinoamericana entra en una nueva fase, en la que emergen nuevas realidades y se rompe el consenso en cuanto al modelo de integración que existió en la década de 1990. La agenda regional se complejiza de manera que ya no se limita a la integración económica (que en el decenio de los noventa privilegió la promoción de zonas de libre comercio o uniones aduaneras), sino que comprende objetivos políticos, estratégicos, sociales, además de intentar ampliar la dimensión económica de la integración al incluir objetivos de carácter productivo.
La crisis del 2008 abre espacio a voces que defienden una política más “pragmática” de la región, de aproximación comercial con Europa y los Estados Unidos. En esta perspectiva, se fortalece también el argumento de que la región debe integrarse a la sociedad del conocimiento, liderada por los países desarrollados, en el caso de que quiera absorber conocimiento y tecnología, incrementando su productividad.
Frente a ese nuevo escenario, es cada vez más necesario reevaluar las teorías que defendían la inserción automática de los países en desarrollo en los flujos internacionales de tecnología y conocimiento hegemonizados por los países desarrollados.
Para responder a estos temas y a los riesgos y desafíos que afronta el imprescindible desarrollo de la tecnociencia en el sentido de contribuir a un desarrollo humanista y sustentable, y orientar parte de este esfuerzo a la transformación de la matriz productiva del sur global, con el objetivo de buscar la mejor inserción posible en el actual contexto mundial, planteamos como el motivo para la primera edición de la revista Futuro la discusión sobre “el futuro de los conocimientos y las asimetrías globales”.
El intuito de ese primer Dossier es contribuir para el debate académico sobre el tema desde una perspectiva del sur global. En ese sentido, el objetivo que se plantea es el de
discutir, desde una perspectiva interdisciplinaria el rol del conocimiento en la sociedad actual, así como su impacto en la producción y reproducción de las asimetrías contemporáneas en distintos niveles y perspectivas: nacional, internacional, de clase, de género, etc. Además, es objetivo de ese primer dossier discutir las tendencias para el futuro, especialmente a partir del impacto de las nuevas tecnologías y de las ciencias de frontera sobre la organización de nuestro modo de producción y de vida.
Los ejes temáticos para aceptar originales en esta materia son los siguientes:
 Biopolítica, bioconocimiento y formas de trabajo y acumulación.
 Libertad de expresión, formas contemporáneas de comunicación y la pos-verdad.
 La frontera de los conocimientos y la equidad epistemológica con otros saberes en la producción tecno-científica.
 Desigualdades sociales y el rol transformador de la educación superior.
 Propiedad intelectual, biopiratería, los sistemas nacionales de ciencia, tecnología e innovación y asimetrías.
 Nuevas tecnologías y su impacto en el cambio de la matriz productiva.
 Ciencia, tecnología para la construcción de cadenas regionales de valor.
 Descolonización de los saberes y género.
 Asimetrías en la transferencia de conocimientos entre Sur y Norte en los nuevos flujos migratorios mundiales.
Para enviar artículos los autores/as deben registrarse y adecuar sus textos a las Normas editoriales de la Revista FUTURO.

Fuente: http://revistafuturo.org/index.php/Futuro/announcement/view/2

Comparte este contenido:

Reino Unido: I, Daniel Blake reveals the rich complexity of literacy – and why it matters

Europa/Reino Unido/Febrero 2017/Noticias/https://theconversation.com/

 

The Bafta nominated film I, Daniel Blake portrays the often brutal experiences of those attempting to navigate the British welfare system. Director Ken Loach has said of his film, however: “It’s for those people who are struggling against the cruelty of bureaucracy, whatever country.”

The film gives us insights into the ways in which today’s world can be particularly alienating for those without the specific skills it demands. Viewing the film through the lens of literacy, we see how letters, booklets and forms accrue as pillars of a system decried by Daniel Blake as a “monumental farce”.

Within a knowledge economy, literacy is bound up in a wider suite of policy based on an economic/financial model of human development and a narrow view of how people make use of literacy in their everyday lives. As is shown in the film, this both compounds the challenge for those in need of access to vital resources and renders their everyday experiences invisible.

Daniel Blake is not “illiterate” – he is resourceful, creative and willing to work, and we see him using his skills and sharing his knowledge. He is told that the benefit system he is forced to navigate is “digital by default”. Daniel’s riposte that he, as a craftsman, is “pencil by default” reflects one of his key challenges. The pencil is associated with versatility and being open to change. However, it can also be rubbed out and replaced, like the generations of workers Daniel represents in post-industrial society.

When he is asked to “run the mouse up the screen” of the computer in his local library, where he has sought help with his benefit form, he tries to do so physically. When he is told his screen is “frozen” he replies: “Can you defrost it?” The unfamiliarity of these processes place this man, who has never before needed state support, in an alien world.

A world moving on

New technologies may be moving on, meaning people like Daniel can be left behind, yet the film demonstrates how digital technology is a key resource for creative and collaborative responses to economic challenge. Daniel’s neighbour has been forced to use his initiative to supplement a meagre income from a zero-hours contract by ordering counterfeit trainers through a contact in China.

Daniel is left incredulous at the Skype conversation he witnesses – his disbelief at the fact that this conversation is taking place at two different ends of the globe emphasises how the world is moving on around him, leaving him without access to resources, recognition or the means to participate in society. It is this neighbour, China, who is finally able to complete the Job Seekers’ Allowance (JSA) form online for Daniel, after days of his thwarted attempts in more official institutions.

Despite the stranglehold placed on claimants by the bureaucracy depicted in the film, the two most powerful texts in Daniel’s story are his own. His spray-painted graffiti makes public the individual struggles that take place within a hidden maze of official texts. The note Daniel prepares to read at his appeal, handwritten in pencil, also challenges the system he has been forced to navigate. Announcing himself as “I, Daniel Blake” in both of these texts, Daniel is defiant in reclaiming his identity from those who have sought to define him.

Pencil by default, digital by design. Ricky B/Flickr, CC BY

Insecure times

The benefits system with which Daniel grapples is the result of the most significant reform of the British welfare state in half a century: that is, in the time since Loach directed Cathy Come Home. However, the challenge for those made vulnerable by poverty is even more acute today than it was five decades ago, and media-friendly epithets of “skivers” or “strivers” hark back across centuries to notions of the feckless and undeserving poor.

Researching for his Bafta nominated screenplay, screenwriter Paul Laverty heard stories across the UK of insecure housing, zero-hours employment contracts, inflexible fitness to work assessments and punitive sanctions. Katie’s desperation at the food bank is one of the film’s most powerful depictions of the impact of recent welfare reform on personal dignity, and it reflects the reality of an eight-fold increase in their use in the last five years.

A close focus on literacy in I, Daniel Blake highlights the impact of welfare policies which are based upon a narrow view of people’s lives. It also shows how this impact is compounded when such policies rely upon narrow ways of viewing literacy and the rich complexity of its role in everyday life. Literacy education and research can and should continue to challenge reductive models of what it means to be literate, and to critically explore the implications of this for social justice. This can provide valuable space for voices, such as that of Daniel Blake, to be heard.

Fuente: https://theconversation.com/i-daniel-blake-reveals-the-rich-complexity-of-literacy-and-why-it-matters-72554

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/pzxDiijFRlzqh9AOOegpXwXsNHPzmgoGeTRPnCHqSanQukYe4oi0sSK6B6ABItQALJS5pg=s85

Comparte este contenido: