Un número significativo de niñas dejan de practicar deporte a nivel competitivo en la pubertad y adolescencia.
El talento deportivo ya tiene historia siendo una de las vías mejor afianzadas para el acceso a la educación. Muchos atletas profesionales consiguieron una educación y una carrera universitaria gracias a la facilidad de las instituciones educativas de crear oportunidades vía equipos representativos que les otorgaban algún tipo de beca o apoyo económico, sin contar a estudiantes graduados que quizás no persiguieron una carrera deportiva, pero que obtuvieron sus grados académicos gracias a su participación en diversas disciplinas físicas.
El beneficio de hacer deporte desde temprana edad es innegable. Sumado a esto, cuando un estudiante tiene habilidad suficiente como para desarrollarse a nivel profesional en la disciplina que escoge, puede asegurarse mejores oportunidades educativas y posteriormente laborales. Si el deporte es tan buena plataforma para el desarrollo físico y socioemocional, la integración, la socialización, y en algunos casos hasta la construcción de una carrera, ¿por qué existen tan pocos mecanismos para el crecimiento del deporte femenino a nivel escolar?
En Australia, dos tercios de las estudiantes adolescentes reportan que participar en actividades deportivas les ayuda a generar autoconfianza, sin embargo, la mitad dejan los deportes para los 17 años de edad. Canadá presenta un caso de decremento continuo de la participación deportiva femenina en las escuelas, bajo este contexto, si una niña no ha participado en disciplinas físicas para cuando tiene 10 años, las posibilidades de que se integre a alguna actividad deportiva durante la educación media superior y superior es solo del 10 %. En México, atletas profesionales que lograron romper la barrera de género en un deporte tan complicado como el fútbol femenil, constantemente comparten historias sobre sus inicios en equipos infantiles y juveniles de varones, porque la oferta para el deporte femenino no existía.
“Me metieron en un club por mi hermano. Era un equipo de niños, porque en ese entonces no había nada de niñas”, comentó Katty Martinez, delantera de Tigres Femenil y goleadora del torneo pasado de la Liga BBVA MX Femenil para Grupo Reforma en noviembre del año pasado. Otras figuras del fútbol femenil mexicano como Belén Cruz, Rebeca Bernal y Alison González han hablado en distintos medios sobre experiencias que van desde jugar en circuitos varoniles por un tiempo, hasta perseverar en la práctica del deporte aun cuando su familia no lo aprobaba en un principio.
Existe una desconexión entre los espacios de desarrollo para el deporte femenino y las oportunidades educativas que estos pueden generar. Para cuando las estudiantes con habilidad atlética llegan a la edad en que podrían aplicar para una beca deportiva, muchas de ellas han dejado de practicar el deporte al nivel que les permitiría conseguir un lugar en alguna institución de educación superior. Las causas de esto no se limitan solamente a problemas estructurales, es también una cuestión de género.
Cuando el género juega en contra
En artículos anteriores hemos hablado sobre la importancia de una educación con perspectiva de género. Esto es especialmente necesario cuando se trata de educación física. Durante las edades que niños y niñas practican deporte infantil, es más fácil crear un espacio seguro en donde el desarrollo motor, cognitivo y socioemocional que proporciona el deporte pueda darse sin complicaciones adicionales, pero esta situación cambia para las estudiantes mujeres cuando llegan a la pubertad.
En esta etapa, cambios físicos, fisiológicos y sus efectos psicológicos, así como los estándares sociales y juicios normalizados sobre el cuerpo femenino entran a la ecuación. El impacto de estos nuevos aspectos suma un peso significativo sobre las atletas jóvenes. Sin una estructura de apoyo para procesar estos retos adicionales ni para gestionar su permanencia en disciplinas físicas, las niñas comienzan a dejar el deporte en la pubertad y conforme van creciendo, esta proporción de abandono a la práctica deportiva también se hace mayor.
La necesidad de instancias de educación deportiva con perspectiva de género y espacios de crecimiento para el deporte femenino es crítica. ¿Qué se está haciendo para asegurar la permanencia de las niñas en las actividades deportivas?
¿Cómo darle la vuelta a la falta de oportunidades?
Alrededor del mundo existen diversas iniciativas para incentivar el deporte femenino. Fundaciones como Street Games en Reino Unido o Women’s Sport Foundation en Estados Unidos, proponen modelos basados en la recaudación de fondos para el apoyo al crecimiento del deporte para niñas y mujeres. Estos proyectos, son un buen inicio para la visibilización y el respaldo de las disciplinas físicas para mujeres jóvenes y niñas en edad escolar, pero más que las piezas de una estructura sólida para la promoción y apoyo del deporte femenino son más bien circuitos aislados.
Para asegurar un incremento de las oportunidades educativas de niñas y mujeres con intereses atléticos es necesario trabajar la interconexión entre quienes practican el deporte, quienes lo hacen posible, aquellos que lo fondean y los que lo promocionan. La noción de que los organismos de gestión deportiva necesitan de este tejido conectivo no es nueva, pero en la esfera del deporte para mujeres, esos canales no se han construido.
Con esa área de oportunidad comienzan a verse propuestas nuevas con el propósito ya no de fondear o apoyar programas únicos, sino de establecer relaciones entre las atletas, el acceso al deporte y posteriormente a la educación y oportunidades laborales que el deporte puede brindar.
La iniciativa Dale La Vuelta, creada por Brenda Möller, estratega digital y Máster en Gestión Deportiva Internacional por la European Sport Business School, es una de las apuestas más importantes para la gestión del deporte femenino, con México como punto de partida. El proyecto comenzó como una plataforma para promover e inspirar la práctica del deporte por parte de mujeres y niñas. Como una segunda fase, el primero de diciembre del año pasado se lanzó una convocatoria para crear un directorio que habilite el contacto entre posibles deportistas de nivel infantil y juvenil amateur, equipos e instituciones que pudieran reclutarlas, así como miembros de cuerpo técnico, staff médico y administrativos que un equipo necesitaría para completar sus filas.
“El propósito de este directorio es ser un punto de encuentro, está abierto a todos los deportes”, comentó Möller para el Observatorio de Innovación Educativa. Enfatizó también el valor de habilitar el deporte femenino a nivel amateur, destacando el rol positivo que puede tener en las niñas que pasan a la pubertad y adolescencia. Cuando más necesitan un espacio seguro que les ayude a afianzar su autoconfianza mientras pasan por los cambios físicos propios de la edad, es cuando lo pierden, ya sea por falta de infraestructura o limitaciones sociales ligadas a su género, argumentó Möller.
El propósito real de la convocatoria de ‘Dale la vuelta’ es proveer de ese espacio de desarrollo físico, psicológico y social pleno que debería formar parte de la educación de las estudiantes y atletas mujeres tanto como la de sus contrapartes masculinas. Hasta ahora llevan 200 registros, la mayoría son de equipos. “El proyecto fue muy bien recibido desde el principio, llenaba un hueco que nadie estaba cubriendo”, agregó Möller sobre la convocatoria, que en febrero de este año potencializará un portal completo enfocado a productos y servicios que habiliten el deporte femenil. Explicó también que la dimensión educativa del deporte no se reduce únicamente a la procuración de becas o grados académicos, especialmente en la esfera femenil, en el que muchas ligas e instancias de competencia no están lo suficientemente desarrolladas como para proveer de estabilidad económica y laboral a sus atletas. Bajo este contexto, el deporte es una oportunidad no solo para aprender cómo convivir, socializar y competir con otros, sino quién queremos ser nosotros mismos mientras lo hacemos.
¿Piensas que la educación física y las oportunidades deportivas para niñas y mujeres son escasas o que son necesarias en mayor cantidad? ¿Qué haces desde el salón de clases y el patio de la escuela para enseñar educación física con perspectiva de género? Cuéntanos en los comentarios.