Con los resultados de México en la prueba PISA dan ganas de sacar a los hijos del sistema educativo para protegerlos del fraude al que están siendo sometidos.
Por: Ricardo Raphael.
Infame. Frente a nuestros ojos han sido arrojados miles de millones de pesos a la basura. Nada tiene comparación. Ni Javier Duarte asociado con Humberto Moreira, Carlos Hank González y otros 350 políticos pillos habrían producido un fraude tan inmenso.
Por años el dinero dedicado a la educación sólo ha sido redituable para algunos que han hecho carrera con sus discursos demagógicos, mientras miles de burócratas y líderes sindicales se enriquecen a costa de los impuestos de la mayoría.
El martes se hicieron públicos los datos de la evaluación PISA 2015 que cada tres años se celebra en más de setenta naciones.
En México los resultados son indignantes: para matemáticas y ciencias 80 de cada 100 niños mexicanos obtuvieron una nota inferior al 6 sobre 10 y, en lectura, 76% está reprobado.
Durante el mismo periodo se redujo la cifra de alumnos que lograron obtener un 8, sobre 10. Pasó de 13 a 12%. En PISA prácticamente no hay niños mexicanos que obtengan una calificación por encima de esa nota.
Parecido sucede con las ciencias. Hace diez años 77% de los estudiantes recibieron un resultado inferior a 6. En contraste, hoy representan 82.2% los alumnos de tercero de secundaria que tienen calificaciones insatisfactorias. Durante la última década la cifra de reprobados en ciencias creció 2.1%.
En cuanto a la lectura, la gráfica de PISA para México parece el electrocardiograma de un muerto. Entre 2006 y 2015 prácticamente no se ha movido nada.
Atendiendo a estos números dan ganas de sacar a los hijos del sistema educativo para protegerlos del fraude al que están siendo sometidos. Y también de dejar de pagar más del 50% de nuestros impuestos, porque ese dinero se dedica a sostener el bodrio.
Con los resultados de PISA en la mano constatamos que tampoco las escuelas privadas resuelven. Son tanto o más mediocres que las públicas. Es falso que salgan bien evaluados los niños que pagan una colegiatura en comparación con aquellos que asisten a una escuela sostenida por el gobierno.
El problema es de fondo y radica en que las aulas del país —privadas y públicas— no están produciendo aprendizaje porque los ambientes docente, moral y pedagógico son adversos.
Mientras tanto, la autoridad política ha vuelto de la educación una bandera para merolicos y presuntuosos. Hay que poner un alto a la propaganda educativa que rezuma frivolidad por todos lados, y que casualmente intensificó su pauta en medios de comunicación la misma semana en que se hicieron públicas las evaluaciones de PISA.
Es ofensivo lo que hacen los funcionarios para ocultar la realidad. Ya basta de pedirnos paciencia. Resulta obvio que ni los hijos de nuestros hijos comerán los frutos del modelo y la reforma educativa recientes.
Hoy al país le queda una de dos opciones: o dejamos de aplicar la prueba PISA para desinflamar la indignación con la pomada de la ignorancia, o bien derrumbamos a la SEP y al SNTE —con todo lo que representan— para edificar desde cero un nuevo sistema educativo.
ZOOM: En 1992 Gilberto Guevara Niebla habló de la educación mexicana como la gran catástrofe silenciosa porque podían pasar muchos años antes de saber que los niños no habían aprendido nada en las aulas. La única diferencia hoy es que esa misma catástrofe es en extremo escandalosa.
Fuente: http://www.eluniversal.com.mx/entrada-de-opinion/columna/ricardo-raphael/nacion/2016/12/8/el-peor-fraude-es-educativo
Imagen: http://rendiciondecuentas.org.mx/wp-content/uploads/2013/07/educaci%C3%B3n-rrc.jpg
También conferencista, Nilma Lino Gomes, pedagoga brasileña y ex-ministra del gobierno de Dilma Rousseff, comentó el golpe de Estado y los retrocesos en marcha en Brasil, celebrando, por otra parte, las ocupaciones de escuelas y universidades como un importante movimiento de resistencia. “Las ocupaciones nos muestran una nueva forma de lucha y organización horizontal, solidaria y creativa. Estos estudiantes perciben que el golpe y los retrocesos que impulsa van más allá de intereses políticos y económicos, dicen respecto a un proyecto de poder de la derecha, de grupos conservadores que deprecian a la diversidad y quieren poner un fin a las políticas sociales» .
Durante toda la jornada, se impulsaron debates sobra la coyuntura de las democracias y los derechos humanos en la región, así como los retos para la implementación de la Agenda de Educación 2030. Entre los desafíos encontrados, se destacan los recientes golpes de Estado, la ascensión política de grupos conservadores, la homogenización e instrumentalización de los sistemas educativos, la privatización de la educación, la criminalización y represión de la protesta social, las distintas formas de discriminación y violencia en las escuelas, la desvalorización del debate sobre género en los centros educativos en base al falso concepto de “ideología de género”, el recorte de recursos para la educación y otros derechos sociales, así como la aplicación de pruebas estandarizadas internacionales y nacionales para medir la calidad educativa en los distintos países, generando segregación, competencia y desigualdad en los sistemas educativos.
En la ocasión, además, se presentaron mociones en defensa del proceso de paz en Colombia y en contra los retrocesos para la educación que se impulsan en Brasil, luego del golpe.






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