El investigador uruguayo Néstor Ganduglia destaca la importancia de narraciones y relatos orales en la memoria colectiva y su importancia en la sociedad actual.
Por Redacción LAVOZ / 11/04/2016
Las tradiciones orales tienen y han tenido una gran importancia en la historia de los pueblos. Aunque en medio de la revolución digital, la sociedad moderna caracterizada por el acceso inmediato y los contactos mediados por aparatos, va relegando su importancia.
Néstor Ganduglia, investigador uruguayo de temas relacionados a culturas populares en Latinoamérica y orador del último TEDx Córdoba, hace hincapié en lo que estas “narraciones mágicas” significan para una comunidad y el gran reto que tenemos en la era posmoderna para que estas no mueran.
“Las leyendas, mitos e historias orales mantienen vivos los aprendizajes de la comunidad construyendo conocimientos, saberes y valores que enriquecen la experiencia de cada generación y que se heredan a la siguiente. Si no aprendemos de ellas, cada generación vive como si fuera la primera”, asegura el investigador, en diálogo con La Voz.
Una narración de la comunidad Wuayuu, que Ganduglia narró en TEDx y que ejemplifica con claridad este concepto:
«Los wayuu son un pueblo que habitó por milenios una península en el mar Caribe entre Venezuela y Colombia que se llama “La Guajira”. Ellos dicen: ‘Nosotros morimos tres veces: la primera es la que ustedes conocen, la que se ve, la que se toca. Es triste y dolorosa pero ni siquiera se acerca al horror de la segunda muerte, que es cuando morimos en el corazón de la gente que hemos amado. Sin embargo, no hay nada tan frío y espantoso como la tercera muerte que es cuando morimos en la memoria de la comunidad a la que pertenecimos’. Yo mismo he tenido la fortuna de ver cómo cada wayuu se levanta todas las mañanas de su vida pensando qué va a hacer hoy para ganarse un lugar digno en el corazón y en la memoria de su gente porque esa es la única manera de vivir para siempre».
El investigador y narrador que ha dedicado su vida a rescatar y registrar miles de historias orales de comunidades y pueblos originarios, sostiene que el reto más importante que tenemos como sociedad es la de aprender a escuchar y tomar eso que escuchamos como un conocimiento tan valioso como el que aprendemos en los libros.
“Hemos sido criados en una sociedad donde el sinónimo de civilización y comportamiento ciudadano tiene que ver con el endiosamiento de las jerarquías, es decir creemos que el saber y el conocimiento sólo lo tiene el profesor, el doctor, que la autoridad la tienen los generales, los políticos y no nuestros pares como los abuelos, los paisanos, etc”.
Escuchando a nuestros pares se lograría “descolonizar el conocimiento”, sostenía Aníbal Quijano. Ganduglia retoma este idea y aclara: “Con esto no digo que haya que desdeñar el conocimiento científico racional y tecnológico, pero sí estamos llamados a generar síntesis nuevas entre los conocimientos populares y académicos que rompen para siempre los círculos viciosos del desarrollo desde la concepción misma de qué cosa es el progreso”.
Ciudades vs. pueblos y jóvenes vs. abuelos
En los pueblos y zonas rurales las tradiciones orales están más arraigadas que en las grandes ciudades. Y esto sucede también porque es más fácil el contacto cara a cara.
Ganduglia explica por qué en las ciudades la gente tiene menos memoria colectiva que en los pueblos. “En las ciudades es donde más se ve el desprecio sistemático a todo conocimiento que no venga de voces autorizadas que hace que despreciemos los saberes de las personas mayores, a las de las campañas y que los creamos como ignorantes, supersticiosos, etc”.
Al ser consultado sobre el rol de los abuelos y adultos mayores en nuestra sociedad, el investigador asegura que al estar inmersos en una sociedad de mercado donde este regula no sólo los bienes sino también los valores, hoy se asocia la vejez con la incapacidad para producir por lo tanto a la “inutilidad”. “No sé si existe otra cultura que desprecie de la misma manera a la gente mayor”, sentencia Ganduglia.
“Fijate que hay muchas historias que hablan sobre el encuentro con los abuelos y con sus palabras justas en momentos de dolor o de confusión. Hoy con una pastilla creemos solucionar todo. El abuelo nunca te va a contar una de sus historias porque sí, sino porque lo cree necesario en ese momento y eso forma parte de la educación y aprendizaje de una persona”, agrega.
Ganduglia hace hincapié en que es necesario “reencontrarnos con el encanto mano a mano y aprender a escuchar” para poder tomar esos conocimientos, transmitirlos a las futuras generaciones y poder vivir por siempre en la memoria colectiva de nuestra comunidad.
Fuente: http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/tradiciones-orales-en-la-era-digital-el-reto-mas-dificil-es-aprender-escucharnos