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¿Por qué un tercio de los alumnos que estudian ‘online’ fracasan?

Por: Ángel Perianes

Una mala gestión del tiempo o contenidos poco adaptados a la formación en línea motivan que un gran número de estudiantes abandonen desmotivados o defraudados

El aprendizaje online encabeza la actual revolución educativa con cifras que abruman por su gran tendencia al alza. En el último año, el número de alumnos que ha optado por cursar este tipo de formación (también conocida como e-learningha aumentado un 72% según datos de Plataforma Virtual. Su comodidad, su flexibilidad y el ahorro económico que supone respecto a la enseñanza presencial la han convertido en la opción favorita de miles de españoles, tanto de personas en búsqueda de trabajo como de empleados que desean mejorar su estatus profesional.

Sin embargo, la moda de empezar a estudiar por Internet con las mejores intenciones acaba, en numerosas ocasiones, en saco roto. No son pocos los alumnos que fracasan en su empeño y terminan abandonando hastiados o desmotivados, bien por su situación personal, o bien por su decepción ante el contenido con el que se encuentran.

Aunque no hay datos detallados acerca de la deserción online, expertos e investigaciones recientes como la realizada por la Escuela Europea de Dirección de Empresa (EUDE) calculan que más de un tercio del total que se aventura a estudiar másteres o posgrados en línea desisten pese a haber invertido dinero en ellos. Las estadísticas son mucho más acusadas en el caso de los denominados MOOC (Cursos abiertos masivos en línea, de acceso gratuito), en los que un 90% de sus usuarios claudican al inicio o a mitad de camino.

Las universidades y centros de formación a distancia son conscientes de la paradoja que se produce entre el éxito de su oferta formativa y el abandono de una parte de sus estudiantes. Por eso, incrementan cada vez más sus esfuerzos en identificar las causas y en poner soluciones para paliar el problema. El profesor y director del eLearn Center de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC), Lluís Pastor, apunta a un factor clave: el tiempo. El perfil medio del alumno que estudia en línea es el de un adulto con titulación de entre 30 y 40 años. «Una mayoría suelen ser profesionales que compaginan su formación con su vida laboral. En el mundo del aprendizaje de los adultos hay un punto de mejora muy claro, pero su ritmo de vida no da para estudiar», dice Pastor.

Exceso de optimismo

Las responsabilidades laborales y familiares suponen para el estudiante a distancia una rémora que, a diferencia del alumno presencial, acaba por menguar la euforia inicial y el exceso de optimismo que lleva a algunas a matricularse, incluso, en varios programas a la vez. La vicerrectora de alumnos de la UNED, María Ángeles González Galán, considera que «esta gente se matricula a tiempo completo y luego se da cuenta de que el tiempo que necesitan para rendir al nivel de exigencia que requiere una carrera universitaria es muy superior del que disponen. Hablamos de personas que suelen trabajar ocho horas, llegan a casa con su familia y tienen que dedicar horas de estudio por la noche. Están cansados y, entonces, sus expectativas luego pueden verse reducidas». En este sentido, si bien es cierto que reconoce una serie de motivos personales, enfermedades o un revés económico que puede llevar al abandono, añade que «cuando pasan unos años suelen volver».

A esa falta de gestión en la que se suele caer se suma la ambigüedad con la que se ofertan algunos programas formativos que acaban defraudando al usuario. El vicerrector de Investigación e Innovación Educativa de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), Vicente Gabarda, afirma que la flexibilidad que ofrecen los procesos de formación online puede convertirse en un arma de doble filo: «Por un lado, permite al estudiante avanzar a un ritmo mucho más personalizado, pero también implica que, si el estudiante no le dedica el esfuerzo y el compromiso necesario para seguir el título, se vaya poco a poco desvinculando del mismo hasta terminar abandonándolo«.

La misma desmotivación genera el corta y pega de contenidos presenciales que algunos programas e-learning incluyen en su material y la falta de acompañamiento de un profesor hábil que el usuario, con o sin tiempo para asimilarlos, busca para continuar navegando sin miedo en la plataforma o en los campus virtuales.

Comunicación efectiva

Por eso, los centros y universidades insisten, cada vez más, en una tutorización individualizada y metodologías que permitan atender diferentes necesidades, así como en una comunicación efectiva desde el mismo momento en que el estudiante decide matricularse, tal y como explica Gabarda. La ausencia o la pérdida de esa comunicación entre el alumno y el profesor se traduce, en muchos casos, en falta de perseverancia y en desesperación a la hora de acceder al contenido y de intervenir en foros de la plataforma para resolver dudas.

Al respecto, el vicerrector de la VIU asegura que su institución intenta abordar el problema con «un feedback casi inmediato«, y «dejando de lado el modelo de educación a distancia tradicional, donde solamente hay un envío de materiales y un proceso formativo del estudiante vinculado apenas con un tutor académico, que sin duda interfiere directamente en la motivación del alumno».

Hay muchos estudiantes que ni siquiera llegan a ese contacto con el tutor porque abordan su formación sin una orientación previa y se descabalgan en los primeros días. La vicerrectora de la UNED asume este problema y explica que, para evitar este error, su institución cuenta con un curso de iniciación de estudios a distancia llamado Mis primeros pasos que los nuevos alumnos realizan al inicio «para que sepan de qué van a disponer, qué ayudas tendrán, qué foros van a tener o dónde va a poder ponerse en contacto con los compañeros», comenta González Galán.

De la misma forma, subraya la importancia de huir de una atención meramente virtual y ofrecer una asistencia presencial. Por eso, explica la existencia de los 61 centros asociados de los que dispone su universidad en todo el territorio nacional.

Desde el punto de vista de Lluís Pastor, muchas universidades y centros no hacen caso a los cambios que reclama la sociedad. Se refiere a aspectos como clases grabadas, desfasadas para él, o a la falta de orientación al alumno sobre lo que se va a encontrar. Por eso -añade- «hay que hacer una reingeniería de la universidad«. El profesor de la UOC cree que eso pasa, entre otras soluciones, por ayudar al estudiante a que él pueda planificar su agenda indicándole el tiempo mínimo de lectura y comprensión del contenido. «En el caso de nuestra universidad, intentamos que cada contenido tenga una asignación temporal orientativa para que cada uno pueda gestionarse mejor».

A esas causas de deserción se suma el material pobre, desactualizado o poco atractivo con el que muchos se encuentran en algunos programas. Tal y como lo ven en la VIU, «la diferencia está en el background metodológico y tecnológico al margen de los contenidos y enfoques innovadores». En ello coincide Lluís Pastor, quien opina que enganchar al estudiante de principio a fin pasa por una óptima combinación de diseño entre la tecnología y el propio material. Con este fin, explica por qué su universidad ha convertido el contenido educativo y académico en programas de televisión, tertulias y documentales. «Es la forma de que todo sea mucho más agradable y placentero», asevera.

No obstante, la diversidad de perfiles que buscan ampliar su aprendizaje obliga a centros educativos a mantener sistemas tradicionales para no provocar frustración en quienes se desenvuelven con menos soltura digital. Así lo defiende María Ángeles González Galán, que explica por qué la UNED intenta tener en cuenta este aspecto: «Los contenidos abordan todo tipo de formatos, en papel y digital, porque no toda la gente se maneja en el mundo tecnológico con facilidad. Hemos llegado a tener un alumno de 95 años«. Aunque admite que su universidad no saca un libro nuevo cada año, asevera que todo el material que ofrece está enriquecido con vídeos, programas de radio o con contenidos electrónicos complementarios.

Fase de incógnita

En todo el proceso de formación onlineel momento en el que más abandonos se producen es en el primer semestre. Una fase de incógnita, «bien porque el alumno creía que el programa era más fácil o porque no tiene una buena planificación del tiempo. Ahí está el punto débil», tal y como reconoce Lluís Pastor, quien también considera que estas deserciones son más acusadas cuanto más tiempo requiere la formación elegida. En concreto, los grados acumulan el mayor número de renuncias.

Aunque el fenómeno e-learning no deja de crecer, las cifras y los propias instituciones revelan una realidad poco reconocida que Pastor apostilla sobre el aprendizaje a distancia: «el alumno online tiene más exigencias que un estudiante presencial».

Fuente: http://www.elmundo.es/extras/formacion-online/2017/09/26/59ca9905468aeb441d8b464f.html

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Andrés Pedreño: “La universidad presencial sobrevivirá a todo”

21 Mayo 2017/Fuente:http://ccaa.elpais.com /Autor: MANRIQUE C. SÁNCHEZ

Andrés Pedreño Muñoz (Cartagena, 1953), el rector que convirtió a la Universidad de Alicante (UA) en un referente tecnológico en el mundo académico, es probablemente uno de los mayores expertos españoles en economía digital. Jubilado desde 2015, el catedrático de Economía Aplicada y Premio 9 d’Octubre 2016 al Mérito Científico preside ahora It&Is Siglo XXI, una especie de laboratorio de ideas que llegó a situarse en el top ten del tráfico de Internet en España. Desde su amplia experiencia y su demostrada clarividencia, disecciona los retos que debe afrontar la universidad en un mundo que cambia “a una velocidad terminal” para garantizar su supervivencia.

En ese contexto de transformaciones, el “gran debate tanto en la izquierda como en la derecha debería estar en la empleabilidad de nuestros estudiantes”, opina Pedreño. “Deberíamos estar obsesionados con ese problema. De qué sirve tener más estudiantes con más becas, con dos grados o con dos másteres, si luego no tienen empleo, tienen que irse fuera a buscarse uno precario o son mileuristas”. La universidad debería responder siendo más competitiva y eficiente, introducir innovaciones y anticiparse a las demandas de las empresas, a sus “necesidades ciertas”. “Ahora, paradójicamente, hay 800.000 vacantes de puestos de trabajo en Europa que no se pueden ocupar por falta de especialistas. Y, al mismo tiempo, hay un problema de paro extraordinario entre los jóvenes universitarios. La empleabilidad. Eso debería ser ahora una prioridad absoluta”, insiste el catedrático.

El paso de Pedreño por el rectorado de la UA (1993-2000) está jalonado de importantes hitos, desde el diseño de un campus moderno y funcional al lanzamiento de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes —la primera de habla hispana— o el parque arqueológico de la Alcudia. Pero dos décadas después, esos logros no logran eclipsar el episodio más recordado de su trayectoria, el duro enfrentamiento que mantuvo con el entonces presidente de la Ge- neralitat, el popular Eduardo Zaplana, cuando éste decidió arrebatar la titulación de Medicina a la Universidad de Alicante (UA) para entregársela a la Universidad Miguel Hernández.

“Yo me limité a ser rector de una universidad que defendía su autonomía y todos los rectores de las universidades españolas nos apoyaron sin reservas”, rememora. Ahora, “visto lo visto”, ese enfrentamiento, que habría evitado “de haber podido”, incluso benefició a la UA porque le empujó a introducir “la tecnología de forma ambiciosa”, a echar mano “de la imaginación” y de las personas, “su auténtico tesoro”, para “hacer más cosas con menos dinero”, señala Pedreño.

La universidad de entonces poco se parece a la de ahora y menos aún a la del futuro. Por eso el modelo “debe reinventarse”. “Hace unos años una universidad local competía más o menos con las universidades de su entorno, hoy día lo hace con las mejores del mundo”, detalla. A través de un MOOC (curso on line masivo y abierto, en sus siglas en inglés) cualquier universidad “puede atender eficientemente a miles de alumnos y a muy bajo coste”. No obstante, la universidad presencial “sobrevivirá a todo”, vaticina, “porque los seres humanos necesitamos el trabajo en equipo, la transmisión emocional de las cosas, la motivación, la aplicación de la teoría a la realidad y al entorno inmediato y el intercambio”.

De cualquier forma, a su juicio, la magnitud de los retos que se dibujan en el horizonte requiere “olvidarse de los viejos tópicos” y buscar “soluciones con una actitud de comprensión”. En educación “debería hablarse siempre por sistema de consenso y de pacto de Estado”, resume. Esas transformaciones han llegado de la mano de la tecnología y la universidad debe adaptarse a ellas. Pedreño sostiene que la provincia de Alicante está registrando “una revolución silenciosa” en el sector de la economía digital con experiencias muy valiosas en Finestrat, Alcoi, Elche, Elda o Alicante.

El modelo de Silicon Valley, “como tal, es irreproducible”, admite, pero Alicante, una ciudad media con gran calidad de vida y un aeropuerto internacional aún infrautilizado, ofrece “ventajas competitivas extraordinarias” para atraer talento en este sector empresarial. “Por supuesto no será lo de Silicon Valley, pero a lo mejor es algo que se le parece”.

UNA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA SIN VUELTA ATRÁS

La economía tradicional, el turismo o la construcción ya no pueden ser el motor del crecimiento. Y ese cambio exige “comprensión y liderazgo políticos”, advierte Andrés Pedreño. La revolución tecnológica no tiene vuelta atrás —“la inteligencia artificial se va a introducir sí o sí”— y es primordial, por ejemplo, contar con especialistas en ciberseguridad. El profesor comenta el ciberataque global con un virus que se ha registrado en los últimos días y se declara atónito ante el hecho de que empresas de la talla de Telefónica o el propio sistema sanitario británico “adolezcan de unas debilidades” en el ámbito de la seguridad informática como las que han demostrado y hayan “pecado de tanta ingenuidad”. “Se me ponen los pelos de punta simplemente de pensar que un banco pudiera tener una vulnerabilidad. Si alguno de nuestros grandes bancos tuviera ahora mismo un ataque con éxito de este tipo, el colapso sería brutal para la economía”, asegura. “La delincuencia informática tiene cada vez mayores y mejores herramientas. Pueden utilizar el big data y la inteligencia artificial para franquear los sistemas más seguros. La tecnología puede servir a la delincuencia pero también para hacer cosas magníficas”, continúa. Algunos consorcios bancarios ya tienen en marcha proyectos sobre critpomoneda y bitcoin, un sistema que Pedreño considera revolucionario, hasta el punto de que su creador, pese a ser anónimo, fue propuesto al Nobel de Economía. “La tecnología está aún por desarrollar. Estamos en la infancia de la capacidad tecnológica de mejorar la vida humana”, concluye el antiguo rector de Alicante.

Fuente de la noticia: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2017/05/20/valencia/1495303640_318590.html

Fuente de la imagen:

 http://ep01.epimg.net/ccaa/imagenes/2017/05/20/valencia/1495303640_318590_1495304368_noticia_normal_recorte1.jpg

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