Cuba / 14 de septimbre de 2016 / Por: Lisandra Fariñas Acosta / Fuente: http://www.granma.cu/
Para un curso escolar saludable también se requiere la higiene, la educación sanitaria y medidas preventivas a desarrollar en cada plantel y cada vivienda
Un nuevo curso lectivo comenzó en toda Cuba el pasado 5 de septiembre, propósito para el cual desde muchos días antes trabajaron activamente madres, padres y personal de educación, «incluyendo dentro de las condiciones para ese buen curso escolar el preservar la salud de estudiantes y de los/as trabajadores de educación».
«Este aspecto es fundamental», asegura a Granma la doctora Rosaida Ochoa Soto, directora de la Unidad Nacional de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades (Prosalud).
Para la especialista, si bien las reparaciones de las escuelas, las nuevas construcciones, el aseguramiento de los libros, uniformes y otros medios de enseñanza puestos a disposición de alumnos y profesores/as, son claves en el buen desarrollo de las clases; «para un curso escolar saludable también se requiere la higiene, la educación sanitaria y medidas preventivas a desarrollar en cada plantel y cada vivienda».
En ese sentido, destacó que las madres, padres y familiares deben promover valores como la higiene personal, de los alimentos y del ambiente en sus hijos. «No solo es importante enseñarles a ponerse el uniforme correctamente, limpiar el calzado, sino también revisar las uñas, el pelo, los oídos y practicar con niños y niñas, sobre todo cuando son pequeños, el lavado correcto de las manos antes de cada comida y después de ir al baño».
«Nuestros hijos/as estarán en la escuela por varias horas, tocarán con sus manos diferentes objetos y muebles, por lo cual el lavado de las manos será vital para mantener su salud. Recuerdo a un profesor que nos decía que la salud dependía de los diez dedos de las manos», refiere la entrevistada.
Otro aspecto importante —subrayó— es la necesidad de ingerir suficientes líquidos al día , sobre todo agua hervida y clorada, que debe ser en cantidad y calidad suficiente (no menos de un litro por día) y para ello puede garantizarse esto llevando agua potable de la casa, evitando así ingerir líquidos en la calle de origen incierto o no seguro.
«La ingestión de jugos naturales con poca azúcar es aconsejable, así como de las frutas, más que los refrescos gaseados. No ingerir mucha azúcar, sal y grasas, es parte de la seguridad higiénica del escolar», puntualizó la directora de Prosalud.
Por otra parte, la experta se refirió a que la conservación correcta de alimentos en la escuela, en los almacenes y refrigeradores, así como la higiene adecuada de cocinas y comedores nos ayuda a evitar enfermedades de transmisión por los alimentos. De ahí que ello constituya un aspecto medular.
Del mismo modo, dijo, en cada escuela sus directivos y trabajadores deben velar por una escuela limpia y saneada, lo cual incluye los tanques de agua y las cisternas, desinfectándolas con cloro para garantizar agua potable apta para el consumo. También el centro escolar debe tener creada las condiciones de un destino correcto y seguro de las basuras y de las aguas negras, acotó.
«No podemos olvidar la actualización de los murales, con mensajes educativos claros, de forma creativa, así como reforzar en los matutinos las principales medidas preventivas para contribuir a la salud escolar», reflexionó la especialista.
«Como es conocido el periodo comprendido de los meses de septiembre a diciembre de cada año son los que más favorecen el incremento de los mosquitos por las altas temperaturas y las lluvias, por lo que se aumentan los riesgos de transmisión de enfermedades vectoriales tales como el dengue, el zika y el chikungunya. Por tal razón es necesario que todas las escuelas estén libres de criaderos de vectores y que se realice el autofocal en cada escuela semanalmente», explicó la entrevistada.
Al mismo tiempo, comentó, hay que intensificar el autofocal familiar que es la inspección de la vivienda y sus alrededores una vez a la semana con el fin de evitar depósitos de agua innecesarios en el interior y exterior de la vivienda y locales; colocar boca abajo los recipientes que puedan acumular agua y no estén en uso, tapar los tanques o recipientes de uso doméstico; colocar mallas o rellenar tubos u otros depósitos de agua, cepillar bebederos de animales, gavetas de refrigeradores, cubetas etc., así como evitar acúmulos de basura y mantener los patios ordenados, limpios y chapeados.
«Su unimos el autofocal laboral en la escuela y el autofocal familiar, estaremos dándole una buena batida a la eliminación de criaderos de mosquitos», puntualizó la doctora Ochoa Soto.
La educación sanitaria comienza en la casa y forma parte de la preparación de nuestros pequeños. Es parte también de la educación integral del escolar, y como tal hay que tenerla presente y fomentarla. «Su práctica sistemática no solo contribuye a la salud de nuestros hijos e hijas, sino que forma hábitos higiénicos esenciales para evitar las epidemias», concluyó.
Fuente noticia: http://www.granma.cu/todo-salud/2016-09-11/la-educacion-sanitaria-base-de-un-buen-curso-escolar-11-09-2016-21-09-44