Los niños, asegura la directora Candy, se sintieron muy contentos de que la gente conociera Dzitnup. La maestra Jessica Acosta agrega que las niñas y los niños platican acerca de los bordados y diseños de sus hipiles, son ropas que sus mamás o abuelitas les hacen y que se les dé un valor en la propia escuela, para ellas es muy importante.
“El reconocimiento del origen cultural de los alumnos en una escuela pública, que no pertenece al Sistema de Educación Indígena, no es un capricho. Los uniformes borran las singularidades, masifican. En cambio, la ropa típica dignifica al pueblo maya y cada uno es diferente, tiene su propio valor”, explica en entrevista May Novelo.
Obstáculos por parte de autoridades
La directora llegó a la escuela hace cinco años con el estigma del castigo. “Obtuve mi clave como directora en el 2006, en ese entonces estaba muy segura de vivir mi cultura maya porque pasé un proceso de reivindicación étnica a partir de mis estudios en interculturalidad, que me hicieron entender situaciones de vida en las que había sido víctima de discriminación y racismo”.
Menciona que atravesó una serie de obstáculos, debido a la ineptitud, corrupción y discriminación de autoridades de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y maestros. Mientras ella trataba de dirigir una escuela con base en el respeto a los derechos humanos y hacer su trabajo, el personal docente tenía prácticas inadecuadas como incumplimiento de horario, falta de voluntad, poca sensibilidad en los derechos humanos de sus alumnos o que se dividía el dinero de la cooperativa, decidió hacer lo posible por sacarla.
“Uno de los docentes en la primera escuela en específico, me persiguió en todos los colegios a donde iba y recuerdo que decía en los pasillos, para que yo lo escuchara: ‘mi directora es una huira’, por mi apellido. No pude trabajar en una escuela de Valladolid por el estigma que crearon en mi persona”.
Una vez en la escuela Ignacio Allende también fue presionada para salirse, debido a una maestra que le pidió permiso para ausentarse un año, mismo que se le negó. La maestra, cuyo nombre prefirió no mencionar, buscó apoyo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de Valladolid para sacar a la directora, por lo que la retiraron de dos cursos escolares del plantel.
Un sueño hecho realidad
Al volver la directora a la primaria, la maestra decidió pedir un cambio y las propuestas de María Candelaria May comenzaron a hacerse realidad. La escuela tenía los peores indicadores de la zona, incluso padres que viven en la comunidad preferían llevar a sus hijos a Valladolid.
Lo primero que hizo fue reforestar el plantel. Padres de familia, vecinos, maestros, incluso personas, cuyos hijos no estudiaban en la escuela acudieron el primer sábado a plantar los árboles que hoy miden dos metros. May Novelo destaca que todo lo que se ha hecho ha sido posible gracias a los maestros, a su apertura y voluntad para tomar cursos fuera de su horario de trabajo y adoptar el proyecto integral para empoderar a los niños desde su reconocimiento cultural.
“Aquí traté de construir. Mis maestros y yo no somos mayahablantes, la mayoría de los niños, si no es que todos, sí lo son y tratamos de compensar eso invitando a personas como Patricia Martínez Huchim para venga a leerles en maya, a abuelos de la comunidad que vienen a contar historias o personas que les hablan de cosas como la milpa y las abejas. Los niños les dicen a sus papás ‘Me tienes que enseñar maya’”, afirma.
La biblioteca que antes estaba vacía y a la que no podían entrar los alumnos por temor a que “echaran a perder los libros”, ahora está revitalizada y ellos mismos tienen un sistema de préstamos para que puedan llevárselos a sus casas.
Le han preguntado antes si opina que el uso del hipil debería replicarse en las escuelas y responde: “es que no es así, no debe ser prescriptivo, tiene que ser parte de un convencimiento genuino de que la cultura maya merece tener espacios de dignidad”.
Los padres de familia tienen una vinculación importante con la escuela y las actividades de sus hijos, en muchas ocasiones las madres asisten también con hipiles a eventos escolares a partir de la iniciativa.
Esta acción forma parte de todo un plan de mejora a partir del diagnóstico que realizaron en la escuela, el cual arrojó al menos seis prioridades educativas: cultura maya e identidad étnica, derechos humanos, interculturalidad, diversidad familiar, pedagogía Freinet y educación ambiental.
Los niños de la escuela Ignacio Allende mantienen correspondencia interescolar con una escuela de Valladolid y otra de Carolina del Norte. Tienen un día de la ciencia, de los deportes, matemáticas, de la diversidad cultural. Asisten deportistas, científicos como Noboru Takeuchi, director del programa Ciencia Pública de la UNAM y personas de otros países que vienen a hablarles de su trabajo y cultura. Los maestros actualmente cursan un diplomado en oralidad maya, sus alumnos están pendientes de qué días van a clases de idioma maya y al día siguiente les preguntan a sus profesores ¿qué aprendiste ayer?