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Libro Enseñando para la Libertad: Compromiso moral y acción ética en el salón de clase, de William Ayers

Autor (es):Ayers, William
Tipo:Libro

Editor:Centro Internacional Miranda

Fecha: Caracas 2011
Idioma: spa
Resumen:Lo moral y ético le dan sentido y vida a las escuelas y a los salones de clase, de lunes a viernes, desde la mañana hasta la noche. Cuando enseño y busco las formas de avivar la moral, hurgo más en la literatura imaginativa que en la investigación o en las ciencias sociales. Pienso que dentro de ella me siento atraído especialmente por la imagen emocionante de la literatura de Franz Kafka, es como una “hacha que rompe el hielo dentro de nosotros”. Kafka nos hace recordar que necesitamos abrirnos de vez en cuando, evitar que nuestros espíritus mueran y mantener la libertad viva. La poetisa Jane Hirshfield, en su apéndice ingenioso en Longman Anthology of English Poetry (Antología de Longman sobre la Poesía Inglesa), evoca a Kafka y a otros para luego ofrecer su propia imagen: “La poesía no es un burro que carga sentimientos obedientes de la mejor manera, es un ave de presa que desgarra lo que tenga que ser desgarrado”. El actual discurso vacío sobre la enseñanza y la escolaridad necesita ser desgarrado urgentemente y ¡liberar las aves de presa! ¡lo antes posible!

Descargar: Enseñando para la Libertad. Compromiso moral y acción ética en el salón de clase

Fuente: http://koha.cenamec.gob.ve/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblionumber=168722

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Libros en PDF de la Escuelita Zapatista “La Libertad según l@s Zapatistas”

Por  

En su momento como otros medios libres también difundimos estos libros de la Escuelita Zapatista cuyo primer curso del primer nivel se realizó en agosto del año 2013. Pero en una de las insistentes hackeadas a la página se perdieron. La Escuelita configuró el segundo de una serie de pasos de la nueva etapa político-organizativa del zapatismo, el primero fue la segunda toma de 5 ciudades chiapanecas mediante marchas pacíficas el 12 de diciembre de 2012, que sería seguida por la serie de comunicados “Ellos y nosotros”. Esa etapa se extiende actualmente a través de la iniciativa de la formación del Concejo Indígena de Gobierno y el nombramiento de su vocera.

El primer nivel tiene 4 temas que son: Gobierno Autónomo I, Gobierno Autónomo II, Participación de las Mujeres en el Gobierno Autónomo, y Resistencia. Cada tema tiene su libro de texto. Los libros de texto tienen entre 60 y 80 páginas cada uno.

Acá van de nuevo los 4 libros descargables, en PDF con formato de texto (click sobre cada link con el botón derecho del mouse para descargar):

Gobierno Autónomo I

Gobierno Autónomo II

Participacion de las Mujeres en el Gobierno Autónomo

Resistencia Autónoma

Descargar (PDF, 9.86MB)

Descargar (PDF, 6.98MB)

Descargar (PDF, 8.94MB)

Descargar (PDF, 10.61MB)

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Esquivando la cordura: Es con los desobedientes en los que la escuela se hace más escuela

Marco Fidel Gómez Londoño

La profesión de maestro nunca ha sido fácil, y menos en una sociedad confundida por la violencia y obnubilada por discursos facilistas en los que las balas, más que la educación, se han considerado como medios válidos y efectivos para construir país.

Sobrecoge que algunos sigan creyendo que la mejor manera para hacer de este país un mejor vividero es dando palos y crucificando a todo aquel que lo “merezca”, a pesar de todos los muertos y de las víctimas que a lo largo y ancho del territorio ha dejado tan brutal proyecto. Sin embargo, y a pesar de los vaivenes sociopolíticos, que además de muertes, siembran pobreza a conveniencia, también hay proyectos movilizados por maestros que dan cuenta de la potencia que guarda la educación para la transformación digna de las sociedades y de las personas.

Conocí uno de esos maestros que creen en ese proyecto ambicioso vinculado a la vida, y cuya evidencia se manifiesta en su misma trayectoria existencial. Este maestro sugiere cambiar autoritarismo por democracia, vigilancia por acompañamiento y distanciamiento por afecto; sugerencias que ha intentado concretar en sus acciones educativas. A la sabiduría encarnada en su historia de vida quise abrirle paso, por eso lo invité a un curso de posgrado para que compartiera con los estudiantes sus vivencias, logros y fracasos, y lo que él considera debería ser la educación y la escuela.

Su lento hablar se conjuga con una prosa y dicción inmejorable. Una voz descansada acompasa el aguacero que cae sobre la ciudad y que los vidrios del salón parecen celebrar.

Comienza diciendo que en la escuela debe ponerse el semáforo en verde con mayor atención, ya que el rojo se pone en demasía para limitar, obstruir y censurar; hay allí, en el escenario escolar, una pretendida y pasmosa quietud que puede sosegar al más vivaz de los vivaces. El verde, insiste, es movimiento y vida, nutre de placer a unos niños ávidos de saber y de esperanza, y que la primera debe ir unida a la segunda -dice con dejo de certeza- pues una escuela sin saber no es escuela, y mucho menos sin esperanza. La esperanza, para decirlo con Ernst Bloch: “no representa la última palabra para la frustración. Y por eso lleva en sí siempre el contenido intencional: hay todavía salvación…en el horizonte”. Ese horizonte que, a mi juicio, aguardamos en nuestro país.

Las acotaciones van acompañadas de fragmentos poéticos. Son poemas de sus estudiantes a los que él les concede el valor del milagro: escritos en la adversidad, en el aturdimiento del no. Siente orgullo de lo que los jóvenes escritores han hecho de sí mismos y de lo que él ha podido aportar, y lejos de cualquier pretensión ególatra reconoce que el maestro, en tanto asume su condición,  puede iluminar a sus estudiantes para que descubran sus capacidades y su misma vida. Un requisito indiscutible del oficio. Continúa hablando de los logros de sus estudiantes más que de los propios – estos últimos son de valor personal, mientras que los primeros revelan la función social de su profesión –en tanto asume que esos logros se forjaron en un fino barco a pesar del naufragio social que les tocó. El brillo en sus ojos se enlaza con el sol que anuncia la retirada del agua. Escampa.

La profesión, nos recuerda Óscar- sí, así se llama nuestro maestro-  se hace concreta en el ascenso del otro, pero es desde la adversidad en la que se hace manifiesta su esencia, pues desde ese lugar incómodo se esculpe el diamante. Queremos seguir escuchando. Agrega que por quince años consecutivos se ha impreso igual número de libros en los que están contenidos las creaciones escriturales de los estudiantes y cuyos autores  desobedientes. Acomoda un poco los lentes que lleva puestos; nosotros nos miramos con sospecha, pero con disimulo. Entonces nos confía con alegría que fue por un estudiante desobediente en el que su proyecto magisterial tomó mayor relevancia.

El desobediente es un paria que es despachado de la escuela pues, en su ideal aséptico, no tiene cabida. Ni su cuerpo ni su vida caben allí. No puede caber pues “una manzana podrida daña las buenas” y el paria, en esa traslación biologicista, en esa canasta de frutas, ya sabe amargo. Es con los desobedientes, reconoce el maestro, en los que la escuela se hace más escuela, en ellos se pueden encontrar las maneras pedagógicas para la transformación de los sujetos.

¿No es esa una de las tareas de la escuela? El desobediente no es una manzana podrida, sino aquel que responde de manera alternativa a diferentes situaciones, y si el maestro ve en él un sujeto y no un virus, entonces habrá mucho por descubrir y la esencia de la profesión, aquella que ya indicó es luz en medio de la oscuridad, construirá esperanza. El semáforo en verde para los desobedientes que les permita su reconocimiento en el saber, que les dé un lugar, ya no en un cesto sino en la vida, que les dé contenido y horizonte.

Luego de la charla, con la misma suavidad inicial, se levanta de su silla y se despide de cada uno de los estudiantes. Me despido también de él. Una semana después escribo a su correo electrónico para agradecer por su compañía y en una línea me responde: Seguiremos esquivando la cordura. Salud.

Esa línea del maestro trae a mi memoria un texto de William Ospina en el que casi como petición escribe: “Nunca como en esta época fue tan necesario pedir lo imposible”. Y pedir lo imposible -aquello que no es, pero que puede ser- implica, en el orden educativo y social,  comenzar a construirlo de diferentes maneras para hacer del mundo un mejor lugar con mejores personas. Hay formas ya agotadas que no son viables, que excluyen, que alejan, que segregan, y de eso, en nuestra Colombia, ya hemos sido protagonistas y testigos por muchos años.

Hay maestros que en muchos lugares están haciendo lo “imposible”, que esquivan la cordura, que ponen el semáforo en verde, pero que la inercia burocrática y los modos tradicionales, anquilosados y cómodos parecen invisibilizarlos. Aun así, perseveran, pues en la escuela son ellos quienes hacen de lo imposible posible, y que transforman lo “podrido” en vida.

A la memoria de Óscar Henao Mejía, constructor de lo imposible.

Fuente: https://laorejaroja.com/esquivando-la-cordura/

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Chile: ¿Puede una educación de calidad prescindir de la libertad?

América del Sur/ Chile /09.04.2018 / Autora: Vanessa Kaisser. Fuente: ellibero.cl.

Contrariando el sentido común —compartido incluso por los mismos colectivistas que se esforzaron más que sus pares para llegar a los cargos de poder que ostentan—, las reformas poco ayudan y, en ciertos aspectos, incluso perjudican la calidad de la educación, introduciendo aun mayor heterogeneidad en las aulas (lo que dificulta la labor de los profesores), y limitando la libertad de los padres y los establecimientos.

odos sabemos que la gran deuda de la política pública apunta a implementar cambios urgentes al interior del aula, de modo de mejorar la calidad de la educación. La pregunta que necesitamos responder es: ¿Por qué no se enfocaron en ello las recientes reformas?

Revisemos las variables de las que depende que avancemos en calidad. Según los expertos, necesitamos: creer firmemente en las capacidades de cada niño y exigirle conforme a dicha creencia; definir objetivos claros por parte de los establecimientos en relación a la realidad de sus estudiantes; focalizarse en destrezas básicas primero, cuya complejidad aumenta conforme avanza el proceso de aprendizaje; y estar convencido —tanto el profesor como el alumno— de que la adquisición de las distintas habilidades dependen del esfuerzo y tiempo que ambos le dediquen. Todo lo anterior en un ambiente seguro y ordenado, cuyo marco propicio está dado por el vínculo de colaboración y compromiso entre los padres y el establecimiento.

¿Qué tienen en común las variables mencionadas? Una rápida revisión de ellas bajo el prisma ideológico de la Nueva Mayoría nos permite comprender por qué no hemos avanzado sustantivamente en la calidad. Lo primero que salta a la vista es que las variables que mejoran la calidad comparten la fe en el individuo y la necesidad de una colaboración entre las familias y los establecimientos. Evidentemente que su promoción contradice los fundamentos de ideologías colectivistas. Ello, en vista a que rechazan la importancia del esfuerzo individual —al extremo de que éste es calificado de “autoexplotación”— y promueven la presencia desmedida del Estado en las relaciones al interior de la sociedad.

Así, contrariando el sentido común —compartido incluso por los mismos colectivistas que se esforzaron más que sus pares para llegar a los cargos de poder que ostentan—, las reformas poco ayudan y, en ciertos aspectos, incluso perjudican la calidad de la educación, introduciendo aun mayor heterogeneidad en las aulas (dado que las reformas impiden a los establecimientos elegir a sus alumnos), lo que dificulta la labor de los profesores. La libertad de los padres se ve limitada, en la medida que el copago les daba derecho a exigir calidad a cambio del dinero que invertían. Por su parte, la merma de la libertad de los establecimientos se concreta en la imposibilidad de elegir aquellos niños cuyas familias tuviesen un acervo valórico congruente con su proyecto educativo, facilitando el diálogo y la colaboración entre padres y autoridades.

En suma, las reformas aprobadas tienen en su base una teología del ateísmo de la libertad individual, desde la que suprimen el esfuerzo como pilar de la mejora en la calidad de la educación y promueven la igualdad a toda costa, consolidando las condiciones para, como diría Tocqueville, producir una igualación de las inteligencias en cuyo marco nadie sobresale y nuestra libertad queda aplastada por la coerción del aparato estatal. Así, las reformas atentan en contra de las posibilidades de mejorar sustancialmente la calidad, puesto que debilitan el vínculo familia-establecimiento y promueven la abstención de los padres en la educación. Y es que, como dice la sabiduría popular, “a caballo regalado no se le miran los dientes”. Y en el caso de una educación totalmente financiada por el Estado, ésta se transforma en el caballo.

De ahí que no son pocos quienes piensan que perdimos una gran oportunidad para avanzar en la fe que cada niño necesita en el desarrollo de sus capacidades de modo que tenga confianza en sí mismo y pueda pensarse como un adulto capaz, creativo y responsable. Mientras tanto, es bastante sensato prever que la segregación continúe aunque de modo invisible (dentro de los establecimientos) y que la veamos en la división de cursos que separan a porros de mateos. En fin, como tantas veces nos ha enseñado la historia de las ideologías que desconfían de la libertad de las personas, la realidad supera con creces nuestras capacidades de planificarla, controlarla y asegurar los resultados que anhelamos.

Fuente: http://ellibero.cl/opinion/puede-una-educacion-de-calidad-prescindir-de-la-liberta

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Diálogos sobre la libertad (¿y responsabilidad?) en la educación

Por: Juana M. Sancho

La mejor manera de ser libres consiste en entender por qué pienso como pienso, cómo he creado o me ha creado. En entender el sentido de mi responsabilidad. En aumentar mi capacidad para prever las consecuencias de mis acciones.

Siguiendo con el ánimo con el que empecé la primera columna de este curso, y también con el que parece constituirme, he seguido planteándome un montón de preguntas. Y digo que parece constituirme, porque hace más de veinte años, en un seminario internacional sobre diseño de la enseñanza, tuve el honor de ganar el diploma a la persona que había formulado más preguntas. Así que me alegra que los años no hayan menguado mi curiosidad y ganas de aprender, sino todo lo contrario.

En esta ocasión quiero compartir un tema que me ha interpelado de forma particular en los últimos tiempos, y de forma especial, este comienzo de curso. Me refiero a la noción de libertad en el mundo de la educación. Sigo escuchando discusiones sobre la educación de la infancia que defiende dejar libre al niño y la niña para expresarse dónde y cómo quiera y tomar decisiones a su antojo. Frente a ella, la que postula situarnos –de forma amable y amorosa–, en los límites que nos marca el mundo que nos rodea, para evitar un narcisismos perniciosos y actuaciones prepotentes, autoritarias y tiránicas.

¿Dónde está el equilibrio? ¿Cómo dejar fluir sin desbordar? ¿Cómo acompañar el desarrollo sin coartarlo? ¿Cómo ayudar a entender a los más pequeños (también a los más grandes) que cada acción u omisión comporta unas consecuencias para uno mismo y para otros, incluyendo el propio medio? En las clases en la universidad, los estudiantes reivindican la libertad. Piden que podamos ser libres, incluso para asistir a las instituciones de enseñanza o no. Reclaman que la escuela sea libre y que su opinión sea respetada. Esto me lleva, una vez más, a debatir conmigo misma y con ellos, las nociones que tenemos sobre la libertad.

Para ello, vuelvo a las distintas acepciones sobre la libertad. Como facultad natural que tiene el individuo de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. Como estado o condición de quien no es o no está preso. Como falta de sujeción y subordinación. En los sistemas democráticos, como derecho de valor superior que asegura la libre determinación de las personas. Como prerrogativa, privilegio, licencia. Como condición de las personas no obligadas por su estado al cumplimiento de ciertos deberes. Como contravención desenfrenada de las leyes y buenas costumbres. Como licencia u osada familiaridad. Como exención de etiquetas. Como desembarazo, franqueza. Como facilidad, soltura, disposición natural para hacer algo con destreza. En todas ellas, no podemos olvidar la premisa de que el individuo “es responsable de sus actos”.

Todas estas nociones me plantean una marea de cuestiones. ¿Libres de quién y de qué? Y sin orden de importancia me pregunto: ¿De los estereotipos sociales, culturales, sexuales, étnicos, que nos constituyen? ¿De las multinacionales que configuran nuestras necesidades y deseos? ¿De las tradiciones culturales y religiosas que definen lo que es y lo que debe ser? ¿De las construcciones sociales y las relaciones de poder impuestas por el sistema económico? ¿De los imaginarios construidos por las distintas ideologías impuestas por los distintos partidos que gobiernan un país? ¿De todos y cada uno de los discursos vehiculados a través de los múltiples medios de información y comunicación?

En este diálogo que comparto sobre el tema de la libertad en la educación, me doy cuenta de que desde muy muy pequeña vinculé la libertad con la responsabilidad. Y, creo que le debo a mi educación mi conciencia sobre los límites y consecuencias de la de libertad. Mi padre repetía que nuestra libertad terminaba donde comenzaba la del otro, que había que encontrar modos de evitar imposiciones abusivas, basadas en relaciones de poder asimétricas, para poder encontrar formas de vida amónicas. Y, sobre todo, de dotarse de unas normas que permitieran el desarrollo personal y social de todos y cada uno. Porque si no existen reglas consensuadas, si todo está permitido, si cada uno hace lo que le viene en gana, quienes siempre llevan las de ganar son los más fuertes y/o los más deshonestos.

A mí estas reflexiones me pusieron los pies en el suelo, además de proporcionarme la única certeza que puedo compartir en este diálogo que sigo manteniendo conmigo y con el mundo. Para mí, la mejor manera de ser libre, de poder tomar las propias decisiones, consiste no en hacer lo que me viene en gana (¿cómo puedo saber si hubiese podido hacer otra cosa si no la conozco?), sino en saber, en entender por qué pienso como pienso, cómo he creado o me han creado, en mi caso, como mujer, profesora, investigadora, amante, amiga, ciudadana… En entender el sentido de mi responsabilidad en cada una de estas facetas de mí misma. En aumentar mi capacidad para prever las consecuencias de mis acciones y omisiones. Creo que nadie es libre. Pero podemos alcanzar niveles de autonomía intelectual y afectiva, a medida que tengamos la suerte de acceder y poner en práctica una educación que nos permita plantearnos éstas y otras muchas cuestiones.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/10/30/dialogos-sobre-la-libertad-y-responsabilidad-en-la-educacion/

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«La educación es una lucha por la libertad, una lucha por la liberación», entrevista a Gordon Brown

La pasión y la política son sinónimos para el escocés Gordon Brown, ex primer ministro laborista británico, ex chancellor de las finanzas y quien salvó a Gran Bretaña en la crisis financiera pero lo pagó con su cargo. Hoy la educación es su nueva militancia y los que la defienden, los “freedom fighters” que el defendía en la década del 70. Es el enviado especial para la Educación Global de Naciones Unidas y trabajará codo a codo con el gobierno argentino para conseguir que la educación sea la que reduzca la pobreza.

Orador sin par que consiguió en el último minuto hacer ganar el No en el referéndum por la independencia de Escocia, bestia política que reformó al partido Laborista para convertirlo en un New Labour que le confiscó Tony Blair, Brown se reconcilió con los británicos por su moral. Esa presbiteriana austeridad con la que se niega a volverse millonario dando conferencias como ex primer ministro y dedicar su vida a los chicos. Un acto de amor de un papá tardío a su bebé Jennifer, que murió casi al nacer, y a sus dos pequeños hijos que adora. El y Sara, su esposa, dedican su tiempo y su militancia a la educación y están decididos a conseguir que las instituciones internacionales cambien y consigan los 3 trillones de dólares que se necesitan para lograrlo.

En el concierto del Global Citizen, su poderosa oratoria conmovió a los 200.000 jóvenes que lo escuchaban. Junto a Shakira, Chris Martin, el primer ministro canadiense Justin Trudeau y la primera ministra noruega han iniciado esta campaña, que repetirán en el G20 en Buenos Aires. Este fue su diálogo con Clarín en un hotel de Hamburgo.

Cuánta pasión en su discurso de ayer. Supongo que ha convencido a todo el mundo.

Fue un gran evento, porque Shakira mostró que creía en la educación. Dijo a la audiencia, que estaba allí por ella, que quería ver cambios. Yo sentí que ella dio un discurso tan bueno, que yo tuve la posibilidad de continuar, y llamar a las personas a la acción. Invitarlas a apoyar su mecanismo de financiamiento para la educación, que será discutido cuando Argentina presida el G-20. Entonces confiamos en que Argentina. Fue muy bueno que el presidente estuviera allí anoche. Me encontré con el canciller también. Sé que Argentina tiene como objetivo la educación global, la educación universal para todos. Y tengo gran interés de trabajar con el gobierno argentino durante los próximos meses.

¿De donde viene su pasión por la educación? ¿Cuándo usted era rector de la universidad, siendo tan joven, en Edimburgo?

(Sonríe).Creo que vino de ver niños en mi escuela, cuando era joven, que tenían gran potencial y maravilloso talento, pero nunca lo pudieron desarrollar, porque no tuvieron la oportunidad de ir más allá de la escuela, a la universidad. Yo sentía que a muchos, muchos millones de jóvenes en todo el mundo ,se les niega la oportunidad para hacer algo con sus talentos. Si podemos hacer algo para asegurarnos de que todo joven tenga una verdadera oportunidad, una verdadera posibilidad para desarrollar su potencial, entonces esa es la diferencia que yo querría ver realizada.

En los años setenta, en los ochenta, otra era la ideología. Pero usted dice ahora que para esta generación el derecho a la educación es la nueva lucha civil. ¿Por qué?

Porque hay millones de niñas que son obligadas a casarse, o a realizar trabajo infantil, o viven en una esclavitud doméstica. O sencillamente son discriminadas porque son niñas y se les niega la posibilidad de recibir una educación. Y esa es la razón por la que la educación es una lucha de los derechos civiles. Porque a menos que estas niñas- y también ocurre con los niños- tengan el derecho a la educación, entonces se les está negando un derecho civil fundamental, un derecho humano fundamental. Y eso una lucha por la libertad. Usted sabe. En los años sesenta, peleábamos por los derechos civiles de los negros, peleábamos en contra del apartheid, peleábamos por derechos civiles de los gays, por la liberación de la mujer, peleábamos por derechos para las personas con discapacidad.

A veces pienso que descuidamos este asunto fundamental de los derechos de los niños. Que tiene que ver con cómo los niños tienen el derecho a ser representados y obtener la educación que necesitan. Y cuando uno ve que hay 260 millones de niños que hoy no van a la escuela y que hay 400 millones que interrumpirán su educación en cierto momento y que nunca volverán a terminarla. Que hay 800 millones de niños en total, la mitad de los niños del mundo, que dejará la escuela sin las calificaciones que necesitan para el trabajo, algunos de ellos alejados de la escuela a causa de la pobreza,uno sabe que estamos hablando sobre las necesidades de la mitad de los niños del mundo, que no están debidamente atendidas actualmente.

Y por eso esto es una lucha por la libertad. Y por eso es una lucha por la liberación. Y por eso las celebridades como Shakira, el hecho de que se unan a esta lucha, hace que las personas en todo el mundo entienda que esta es una causa por los derechos civiles.

Entonces, ser progresista hoy en día es pelear por la educación.

Hay que pelear por la educación y hay que evitar una situación en la que las personas den por sentado que los niños obtendrán una educación. O que den por sentado que se trata de algo que será realizado en un país, cuando de hecho no ha sido hecho.

Y cuando pienso que hay 10 millones de niñas que se han casado siendo infantes, y que hay decenas de millones de niños que dejan la escuela a causa del trabajo infantil, y sé que miles de niñas han desaparecido en el tráfico entre Siria y Europa y sus nombres nunca serán conocidos, sabemos que tenemos un enorme problema en nuestras manos. Empieza con la discriminación y el prejuicio, y la desigualdad que enfrentan los niños. Pero debería ser un derecho universal, que deberíamos garantizar, como comunidad global, que cada niño reciba no sólo una educación primaria, sino también una educación secundaria apropiada. Que tenga la capacidad de recibir un empleo que deseen, puedan valerse por sí mismos , puedan mantener a sus familias más adelante en la vida.

¿Cómo va a convencer a las sociedades tribales, en Somalía, en Afganistán, para que eduquen a las niñas?

Yo he estado en Afganistán. Usted sabe que antes prácticamente no había niñas en la escuela. Ahora hay millones. Los números de personas que reciben educación han crecido en los últimos diez o quince años de 2 millones a 6 millones. Entonces se pueden hacer avances. Y se puede ayudar a que la gente entienda que la educación, en toda sociedad, en toda civilización, en toda comunidad religiosa, es la clave para progresar, para tener éxito. Y sí, estamos peleando contra el Talibán, que quería matar a Malala porque ella quería estudiar, y defendía el derecho de las niñas a recibir educación. Pero creo que ,gradualmente, estamos ganando. Incluso a los extremistas religiosos más sectarios, convenciéndolos de que la educación es vital para la supervivencia y prosperidad de un niño.

Usted dice que, si esto no ocurre, que es una bomba de tiempo, que la incapacidad de actuar que muestra la comunidad internacional tendrá profundas consecuencias para el mundo entero.

Lo digo porque voy al Medio Oriente. He estado en Siria, en Líbano, Jordania, Turquía, en Irak, en Egipto, en Sudan del Sur, en todos estos países. Es parte de mi rol como enviado para la educación global de la Unión Europea. Y veo a gente joven en la calle. Veo que no tienen educación, no tienen perspectivas de trabajo. Esto es una bomba de tiempo. Porque si decenas de millones de jóvenes no tienen posibilidades, entonces esas personas dirán que no hay posibilidad de coexistencia entre las religiones del mundo, entre Occidente y el resto. Los extremistas ganarán terreno, si no podemos mostrar los beneficios de trabajar juntos, mostrar los beneficios de la educación.

¿Pero no estamos teniendo esto ya como una expresión del yihadismo, ? ¿Hay una asociación entre la falta de educación y el terrorismo ahora?

Sí, pero no lo haga parecer como si fuera un vínculo directo. Porque hay millones de jóvenes sin educación que jamás considerarían hablar o estar involucrados con extremistas. Lo que sí entendemos es que una pequeña minoría de extremistas puede persuadir a una pequeña minoría de jóvenes de que no hay posibilidad de coexistencia. Y ahí está el peligro. Tenemos que honrar la promesa que hicimos. Usted sabe, si un grupo extremista puede decir: “Miren, Occidente ha prometido educación universal, dijeron que lo harían para el 2015. Ahora dicen que lo cumplirán en el 2030. Pero no están cumpliendo sus promesas”. Es un verdadero peligro para nosotros. Tenemos que cumplir nuestras promesas.

Si hay una falta de educación, también podría haber fanatismo en el mundo.

Creo que siempre hay un peligro de que una pequeña cantidad de personas extremistas , que tratarán de explotar la insatisfacción que los jóvenes tienen como resultado de nuestro fracaso de asegurarles oportunidades. Tenemos que mostrar que, cuando hacemos una promesa de asegurar la educación, lo haremos.

¿Cómo convencerá a los líderes de que eso es necesario? ¿Usted cree que es necesario también un cambio en las instituciones? Las instituciones financieras, como el FMI.

Yo presidí la primera reunión de líderes del G-20 en Londres, en el 2009. Y ahora, después de 8 años, el G-20 está abordando problemas que han surgido ,en donde hay desacuerdos que deben ser mitigados. Desacuerdos a propósito del cambio climático, a propósito de Ucrania, de Siria, desacuerdos a propósito de Corea del Norte. Por donde se mire, hay un problema para el G-20 que debe ser atendido. Pero una de las cosas positivas de este G-20, es que se está discutiendo en su comunidad la propuesta de un mecanismo de financiamiento para la educación global.

Que la propuesta que hicimos de crear este nuevo servicio puede juntar dinero de los países más ricos, y ofrecer mucha mayor financiación a los países pobres. Eso está en la agenda. Entonces, cuando uno mira le G-20, sí, hay desacuerdos y tal vez no está ocurriendo el progreso que nos gustaría ver. Pero también hay que entender que hay un aspecto positivo, referido a la educación global, y la necesidad de avanzar más, y más rápido. Como lo haremos durante la presidencia argentina, para hacer que cada niño vaya a la escuela. Entonces, los líderes del mundo están teniendo esto en cuenta. Esperamos que durante la presidencia argentina se haga más. Creemos, por lo que he escuchado del presidente y del canciller, de que hay una determinación para que la educación sea parte del trabajo del G-20 el año próximo.

En la agenda dicen que pondrán la lucha contra la pobreza, asociado con la educación. Pero para eso se necesita un cambio estructural. Incluso en los países pobres.

Sí, y se debe complementar lo que se hace en educación, con el trabajo que se hace en materia de pobreza, de salud, y en medio ambiente. La calidad de vida que la gente experimenta. Pero la educación destraba muchos de los otros objetivos de desarrollo. Si una niña está en la escuela, y aprendiendo, sabemos que la mortalidad infantil cae. Sabemos que las muertes por embarazo caen.

Sabemos que las familias están mejor atendidas, porque ella o él obtendrá más dinero de su trabajo, como resultado de sus calificaciones. Sabemos que cuando las niñas reciben educación, cuando no se las fuerza a un matrimonio prematuro, entonces la gente, como conjunto, está mejor.

Fuente entrevista: https://www.clarin.com/mundo/educacion-lucha-libertad-lucha-liberacion_0_B10qXqpN-.html

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La libertad como premisa de la Educación

Por: Manuel Martínez Morales

La libertad es la celda creada

por la imaginación colectiva que compartes.

Luis Cardoza y Aragón: Dibujos de ciego.

Si aceptamos, como dice este escribiente, que la educación es el proceso mediante el cual los seres humanos aprendemos a “estar mejor en el mundo”; es decir, el proceso mediante el cual adquirimos no solamente destrezas y competencias necesarias y adecuadas para sobrevivir, sino también los conocimientos y valores indispensables para comprender el entorno natural y social en que nos ha correspondido vivir, con el fin de alcanzar una vida buena y una existencia útil y feliz, entonces podríamos concluir que para educarse se debe comenzar por ser libre y el proceso educativo debe, por tanto, desarrollarse abriendo amplios espacios de libertad individual e intelectual.  Por consiguiente, la educación debe fundamentarse en la libertad y tiene que fomentarla y alentarla  en todas sus dimensiones. De otra manera, como se avizora, se estaría conformando una sociedad de autómatas eficientes, competentes para lo que desean quienes diseñan los procesos educativos: los dueños del poder económico y político.

¿Qué es la libertad? La libertad es la conciencia de la necesidad, respondía sabiamente Carlos Marx. La necesidad propia y ajena, la necesidad individual y la que se expresa socialmente, así como las necesidades materiales y espirituales, complementa el escriba.

¿Y cómo se alcanza esta libertad?

El poeta Luis Cardoza y Aragón en una de sus obras afirma: “Para escribir libremente debes principiar por ser libre, no por el anhelo de escribir libremente. ¿Cómo ser libre si sólo es hacedera la libertad tolerada para que no atentes contra los muros rígidos y las fosas más profundas que el silencio? ¿Quién es libre?”

En el terreno de la teoría y práctica de la educación destaca, en este sentido, La educación como práctica de la libertad, obra del pedagogo brasileño Paulo Freire, en la cual  el autor se plantea la idea de educar, en medio de grandes transformaciones que se suscitaron en Latinoamérica, principalmente en la segunda mitad del siglo xx. La verdadera educación, según Freire, consiste en el accionar del hombre, y para eso necesita reflexionar y transformar el mundo, siendo un sujeto activo. Además, considera que no hay que adaptarse a las sociedades sino transformarlas y considera que todo cambio es necesario para el fortalecimiento social. La conciencia crítica posibilita integrarse a una sociedad en transición que se contradice y cambia. Ayudar al hombre y recuperarse es el principal objetivo, haciéndolo partícipe de sus propios problemas, negando la política asistencialista  que limita la capacidad de responsabilidad del individuo.

De acuerdo con esta concepción, la educación de las masas es el problema fundamental de los llamados países en desarrollo, una educación que, liberada de todos los rasgos alienantes, constituya una fuerza posibilitadora del cambio y sea impulso de libertad. Sólo en la educación puede nacer la verdadera sociedad humana y ningún hombre vive al margen de ella. Por consiguiente, la opción se da entre una educación para la domesticación alienada y una educación para la libertad. Educación para el hombre-objeto o educación para el hombre-sujeto. El autor considera que dentro de las condiciones históricas de la sociedad es indispensable una amplia concienciación de las masas que a través de una educación haga posible la autorreflexión sobre su tiempo y su espacio. Está hondamente convencido de que la elevación del pensamiento de las masas comienza exactamente con esta autorreflexión que los llevará a la consecuente profundización de su toma de conciencia y de la cual resultará su inserción en la historia, no ya como espectadores, sino como actores y autores. La pedagogía de Paulo Freire es, por excelencia, una pedagogía del oprimido, que no postula modelos de adaptación ni de transición de nuestras sociedades, sino modelos de ruptura, de cambio y de transformación total. La alfabetización, y por consiguiente toda la tarea de educar sólo es auténticamente humanista en la medida en que procure la integración del individuo a su realidad nacional, en la medida en que pierda el miedo a la libertad: en la medida en que pueda crear en el educando un proceso de recreación, de búsqueda, de independencia y, a la vez, de solidaridad.

Es absolutamente claro que en nuestro país toda la oleada de “nuevos modelos educativos”, que comenzaron a implantarse en América Latina -por mandato de los jefes del imperio- a partir de la dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet, tiene precisamente como objetivo coartar la libertad de individuos y sociedades para que no se atente contra los muros rígidos y las fosas más profundas que el silencio, como decía el poeta.

Esta circunstancia que pasa mayormente desapercibida para los especialistas en educación tiene graves consecuencias para el presente y el futuro de la nación. Aunque algunos de ellos ya lo advierten, como lo hace el profesor Hugo Aboites, Rector de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

Dice Aboites: “La preocupación del gobierno y la sociedad mexicana por Trump seguirá siendo incompleta si se limita a la paridad peso-dólar, tratado de libre comercio, muro fronterizo y eventual deportación de cientos de miles de mexicanos. Nos es vital tener en cuenta, además, varias lecciones que ya se perfilan en el terreno cultural-educativo.

La primera consiste en constatar que estamos frente a un proceso cultural muy profundo. No es casual la irrupción triunfante de un discurso tan insólitamente burdo y agresivo como el de Trump y, peor aún, tampoco que pueda ser retomado y premiado con el nivel más alto de confianza –la Presidencia– que un país puede dar a un individuo. Que se encumbre a un personaje que se enorgullece de meter la mano en la entrepierna a las mujeres, que estereotipa e insulta a los mexicanos, que actúa como un perdonavidas arrogante que desprecia la historia de luchas de las minorías, no es un accidente; expresa una arraigada cultura machista y xenófoba que se está fortaleciendo en Estados Unidos y en otros países como parte del avance de la derecha y consecuencia del despojo que para muchos implicó la llegada de la avalancha neoliberal.

La segunda es que esa expresión cultural no es fruto de la desinformación o ignorancia. Estados Unidos es un país donde lo que menos ha faltado es escolaridad: nueve de cada diez adultos cuenta por lo menos con educación media superior; en México, poco más de tres. Tiene un poderoso sistema público-privado de ciencia y tecnología, prestigiadas universidades, centros de investigación social, artistas, escritores, agudos intelectuales.

La tercera, derivada de la anterior, es que se trata de un fenómeno cultural que claramente muestra los límites de la tesis de que la escuela civiliza. Nos muestra que la escolaridad no necesariamente significa educación en sentido amplio ni menos y automáticamente civilidad. Sobre todo ahora que la educación ha sido despojada de su sentido humanista y concebida como mera transmisión de conocimiento, o simple entrenamiento. Si hasta en el adiestramiento de animales la relación afectuosa e integral con el humano tiene un impacto importante, con mayor razón, entre humanos. Aprender a usar el lápiz o a realizar una sofisticada investigación puede ser también, si se quiere, una manera de aprender a ser humano, social, tolerante, respetuoso y solidario; precisamente todo lo que al nuevo modelo educativo en boga no le interesa y lo que a Trump tanta falta le hace.” (Trump, cultura y educación; La Jornada 12/11/16)

Es en este contexto inmediato en el cual resulta pertinente retomar los conceptos propuestos por pensadores como Freire que insisten en rehacer la educación como práctica de la libertad, para así poder confrontar amenazas como la que Trump, como presidente de la nación más poderosa del mundo, representa para México. Sólo un pueblo educado en libertad y para la práctica de la misma puede afirmar su soberanía y trazar el rumbo hacia el destino que mejor convenga a la mayoría de sus integrantes y no solamente a las minorías que detentan el poder.

El mismo Aboites, abundando en el tema, también apunta que habrá que reconocer el enorme poder de las raíces culturales en los grupos sociales y, por lo tanto, la urgencia e importancia de repensar la educación. Para México, la gran lección es la necesidad de anticipar. Porque desde hace décadas, acá se construye una convergencia cultural distinta a la estadunidense, aunque no menos preocupante. Por una parte, la guerra al narcotráfico, la presencia extensa y preponderante del Ejército en las calles, los tiroteos, las desapariciones masivas, las innumerables muertes violentas, la corrupción galopante y desenfrenada de funcionarios públicos, la narco cultura cada vez más difusa y, por otra, la marea neoliberal del gane gane, que juntas están arrasando y despojando de tierras y recursos a la otra gran base cultural –la comunitaria y familiar– que durante siglos ha sido la fortaleza de este país.

Esta combinación es preocupante, concluye Aboites, por lo que está pasando en la escuela: en lugar de generar dispositivos que permitan a niños y jóvenes identificar y mirar críticamente esta confrontación de culturas y armar alternativas locales y nacionales, lo que tenemos es una reforma educativa que reproduce en la escuela lo que ocurre fuera de ella al abonar a la cultura persecutoria y agresiva yendo contra los maestros, estudiantes y jóvenes que buscan un lugar en la universidad.

            En tanto, en la mayoría de las  instituciones de educación superior los académicos parecemos formar una multitud silenciosa, acrítica y conformista, aceptando y aplaudiendo todo lo que viene de arriba sin importar las consecuencias y sin atrevernos a atentar contra esos muros rígidos y esas fosas más profundas que el silencio.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/la-libertad-como-premisa-de-la-educacion/

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