«No están consideradas demandas económicas para los docentes. Nuestras demandas apuntan a mejorar las condiciones para que los estudiantes puedan estudiar de la forma que merecen», afirmó al canal local 24 Horas.
«No están consideradas demandas económicas para los docentes. Nuestras demandas apuntan a mejorar las condiciones para que los estudiantes puedan estudiar de la forma que merecen», afirmó al canal local 24 Horas.
CIIOVE
Esta escuela se realizó con el propósito de actualizar la perspectiva transformadora de las más importantes metódicas de investigación educativa que trabajan les pedagogos críticos. Con el propósito desmitificar y desmontar las narrativas que despolitizan el oficio de investigar, entendiendo estas actividades profundamente vinculadas al trabajo de transformación radical de la educación.
La escuela tendrá cinco sesiones:
Por: Andrés García Barrios
En la educación que yo quiero, de ninguna manera se pide a los maestros que mantengan un estado de ánimo siempre positivo; se pide que puedan verse a sí mismos y puedan exponerse con toda franqueza frente a sus estudiantes.
¿Existe de verdad un tipo de manipulación en la que una persona dicta a otra la manera en que debe pensar, sentir, desear y actuar, y consigue que ésta asuma el mensaje como verdad absoluta y lleve a cabo todo lo que se le dice? Si un publicista predica que determinado producto de limpieza es una maravilla, ¿esa persona irá a comprarlo? Si un líder de opinión declara que fulanito es una buen político, ¿sin pensarlo irá a votar por él? Y si el sacerdote en su sermón afirma que tal deseo es malo, ¿de inmediato lo asegurará también, borrando toda inclinación personal al respecto?
Creer que existe el llamado “lavado de cerebro” se considera una posición “crítica al sistema”. A mi parecer, se trata en realidad de una visión mecanicista sobre las reacciones humanas, bastante parecida a la que aplicamos cuando pensamos en el perro de Pavlov, que segrega jugos gástricos con sólo oír la campana que antes sonaba cada vez que le daban de comer. Sin embargo, me atrevo a afirmar que tanto el perro de Pavlov como cada uno de nosotros ─cuando somos sometidos a ese tipo de señales externas─ conservamos nuestra subjetividad siempre bien despierta y activa, igual que hacemos en cada interacción con el mundo.
La intención de este artículo no es sólo negar tal tipo de manipulación sino revisar en qué consiste realmente eso de “ser manipulado”. Ciertamente, no consiste en sustituir mi subjetividad por la de otro; de hecho, podemos decir que manipular es todo lo contrario: en vez de hacer enflacar mi ser interior, quien me manipula se dedica a engordarlo, darle gusto, apapacharlo. Sí, la manipulación funciona porque atina a decir cosas que quiero oír, a mostrarme cosas que quiero ver, a poner frente a mi algo que me gustaría tener, a venderme algo que en realidad deseo; en resumen, a ofrecerme una versión de la vida que me gusta (o que me disgusta, pero con la que concuerdo).
No estoy hablando de que todo mi ser resulta implicado en esa visión del mundo que adopto al ser manipulado. En el fondo, mi ser interior es capaz de concordar con mil cosas más que las que el demagogo manipulador me muestra. Ese ser mío es abierto, inmensamente abarcador… En él se cumple aquello de “¡Hasta el infinito y más allá!” (exclamación que incluso puede quedarle corta). Mi ser interior es capaz de mirar el mundo desde cualquier punto de vista. “Soy humano, y nada de lo humano me es ajeno”, decía Terencio. Sin embargo, con sus predicas constantes ─bien planeadas, bien producidas y emitidas en los momentos adecuados─, el manipulador consigue poco a poco limitar mi ser sólo a aquello que a él le conviene que yo sea, impulsándome a desarrollar sólo aquellos intereses y atributos míos que le reportan un beneficio.
Ninguno de esos intereses y atributos es falso. Por el contrario, son aspectos auténticos de mí mismo, tanto que los puedo llevar a la práctica en el momento en que quiera: lo que la publicidad me ofrece, lo puedo buscar afuera y disfrutarlo; los valores que favorece, los puedo practicar y moverme con ellos por el mundo (sobre todo en entornos donde la gente es sometida a las mismas estrategias de manipulación). Por supuesto, en ese estrecho mundo siempre viviré insatisfecho, siempre existirá una disparidad entre mi potencial humano y lo que el entorno me ofrece; pero eso también lo tiene contemplado el manipulador, quien suplirá calidad por cantidad, ofreciéndome una lluvia constante de bienes y valores que no me dejarán tiempo para detenerme y voltear a verme.
Como es obvio, nada de esto data de la era de la comunicación iniciada en el siglo pasado. Desde siempre, los seres humanos nos hemos aprovechado de lo que los otros nos muestran de sí mismos; atentos a las huellas que inevitablemente van dejando los demás, nos hacemos una noción de sus deseos y temores, y utilizamos esta información cuando queremos acercárnosles; sentimientos positivos nos pueden hacer usarla para favorecerlos; sentimientos negativos, para exaltar aquellas partes que más convienen a nuestros propósitos. Esto último es lo que hace Yago al celoso Otelo cuando lo convence de que su esposa le es infiel; es lo que hacen los “artistas de la televisión” cuando nos engañan para que compremos un champú que ellos jamás usarían; es lo que hacen las plataformas de noticias al llenarnos sólo de opiniones con las que estamos de acuerdo, ayudándonos a pensar que el mundo entero se reduce a lo que a nosotros nos parece importante (yo, por ejemplo, llevo semanas ilusionado con la idea de que todos en este mundo estamos enormemente interesados por el devenir de la inteligencia artificial, cuando es probable que sólo unos cuantos compartamos esa preocupación).
En los inicios de nuestra historia, este tipo de manipulación se basaba en exaltar las necesidades comunes a todos: la búsqueda de bienes básicos, el miedo a la muerte, la percepción de la imperfección del mundo… Ya en siglos más recientes, en el inicio de la modernidad, la manipulación comenzó a incidir sobre necesidades más personales, apoyada (es lamentable decirlo) en el surgimiento de la democracia, que daba un lugar especial al individuo bajo el entendido de que “cada cabeza es un mundo” (claro, siempre y cuando ninguna de esas cabezas se excediera en sus atribuciones, a riesgo de que la guillotina le hiciera entrar en razón).
En el siglo XX, ya aplacado todo exceso, al conocimiento de lo humano se añadieron ciencias como la sociología y la psicología, y técnicas como la mercadotecnia, y se dio carta abierta a quienes quisieran indagar en las inclinaciones íntimas de cada poblador. Finalmente llegó el día de hoy, en que todo ese conocimiento (desde el de las necesidades comunes hasta las específicas de cada persona) se concentra en tecnologías minuciosamente programadas para registrar las huellas que cada quien va dejando a través de sus dispositivos electrónicos y para generar con ellas un algoritmo cuya misión, como hemos visto, es crear reducidos mundos personales acordes con todo aquello que conviene al mercado.
Idealmente, la escuela sería un espacio para contrarrestar este poderoso influjo exterior que nos asalta sin que podamos controlarlo. A ella iríamos para ampliar nuestro espectro de intereses y para darnos cuenta de que además de la visión que nos han dado nuestros padres y los medios, existen muchos otros puntos de vista sobre lo que pasa en el mundo.
Eso es lo que ocurriría idealmente, insisto. En la realidad, las cosas pueden ser patéticas. El filósofo español José Ortega y Gasset nos da un punto de vista estremecedor (a pesar de que fue expresado hace más de cien años): “El estudiante es un ser humano a quien la vida le impone estudiar ciencias de las cuáles él no ha sentido auténtica necesidad. Ser estudiante es verse obligado a interesarse por lo que no le interesa”.
Ligando esta idea ─bastante familiar a todos nosotros─ con lo que vengo diciendo sobre la manipulación, me gustaría proponer al ilustre pensador español un pequeño ajuste: no es que las cosas que los maestros enseñan no tengan interés para sus estudiantes (¡sólo recordemos la pasión con la que aprendimos a escribir y leer o a recitar las primeras tablas de multiplicar!). Tal vez lo que ocurre es que ─a diferencia de lo que decíamos sobre la publicidad─ la escuela nos enseña cosas que no podemos llevar a la vida práctica (salvo si se trata de técnicas que ejerceremos en una profesión). Decíamos que si un anuncio nos promete una prenda de ropa o un perfume, nosotros podemos ir a la tienda y comprarlos; y si un discurso nos alienta a seguir determinados valores, podemos salir a la calle y actuar conforme a ellos. Sin embargo, con respecto a la escuela, es como si ahí nos mostraran la fotografía de deliciosos manjares que no se sirven en ninguna parte o de parques de diversión que no existen en el mundo real.
Creo que detrás de todo esto hay un malentendido. Desde hace mucho, la escuela se ha concentrado en compartir productos de conocimiento y no procesos del mismo. Son dos cosas distintas: la segunda se puede llevar a la vida, la primera, no (salvo, como digo, en contextos técnicos específicos). Enseñar la ciencia, la matemática, la gramática, la historia o cualquier otra maravilla de la creatividad y el entendimiento humanos, no puede limitarse a mostrar datos y fórmulas, es decir, conclusiones; debe enseñarnos éstas junto con la vida humana que está implicada en ellas, es decir, debe presentarnos también a los seres humanos ─exactamente iguales a nosotros─ que han vivido esos procesos de conocimiento. Para poder llevar este último a la vida real, el estudiante necesita verse participando en él, necesita sentir cómo es que él mismo se encuentra presente en la capacidad de sospechar, indagar y descubrir, cómo le son afines los distintos vértices de la sabiduría humana.
Y ahora viene lo que, a mi parecer, es lo mejor de todo esto. Para mostrarnos a los seres humanos que están implicados en el conocimiento, el profesor puede contarnos historias de sabios, hablarnos de su pasión, ponernos ejemplos, describir sorprendentes ideas y descubrimientos; sin embargo, nunca tendrá mejor ni más inmediato ejemplo que el de sí mismo. Para enseñarnos tanto el conocimiento como a la persona que va en su búsqueda, ─el profesor─ es el más vivo y confiable testigo. Antes de exponer ningún tema, el maestro se expone a sí mismo, dejando ver a sus estudiantes como en él se siembran el aprendizaje y el conocimiento, y cómo a veces, al florecer, éstos desgajan la estrecha visión del mundo que aprendió antes, impulsándolo a salir y a expandirse hacia territorios más amplios.
Enseñar es, en esencia, compartir la necesidad de aprender.
Quiero terminar con lo que me parece una descripción atinada de lo que es exponerse a uno mismo, y aclarar cuál sería la mejor habilidad de un maestro en la educación que queremos. Es algo que vi en la película Ad Astra, protagonizada por Brad Pitt. En heroicas peripecias espaciales en un mundo futuro, nuestro héroe debe someterse a constantes evaluaciones de su estado psíquico, mediante el simple procedimiento de pararse frente a un robot y decir cómo se siente. En casi todas las escenas, la máquina determina que el sujeto es viable para seguir con la misión. Sin embargo, esto termina cambiando, no cuando el personaje confiesa sus perturbaciones emocionales y las dudas que tiene de su capacidad, sino cuando no puede identificar su propio estado de ánimo, y confundido balbucea ideas sin lograr hacer insight ni reconocer lo que siente. Entonces la máquina determina que ha dejado de ser útil. El héroe es apto para su misión sólo si puede ser honesto consigo mismo.
En la educación que yo quiero, de ninguna manera se pide a los maestros que mantengan un estado de ánimo siempre positivo y ecuánime; se pide que puedan verse a sí mismos y puedan exponerse con toda franqueza frente a sus estudiantes, mostrando una manera de estar en el mundo con la que éstos puedan identificarse. Toda verdadera enseñanza proviene de esta sinceridad. Es posible que la antigua frase “conócete a ti mismo” fuera dirigida más a los maestros que a quienes deseaban aprender. Aunque, bien visto, ¿no son ambos lo mismo?
Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx
LA REFORMA educativa del Gobierno nacional debe incluir la reimplantación de la cátedra de historia de manera independiente y obligatoria en las aulas de clase.
Así lo aseguró Armando Martínez Garnica, presidente de la Academia Colombiana de Historia, en entrevista con EL NUEVO SIGLO, quien aseguró que la falta de esta materia en los colegios ha hecho que los jóvenes estén desorientados en tiempo y espacio.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cuál es su opinión sobre el hecho de que no se esté enseñando historia de forma obligatoria en Colombia?
ARMANDO MARTÍNEZ GARNICA: La historia y geografía son dos disciplinas científicas que tienen como objetivo dotar a los nuevos ciudadanos que vienen al mundo en un marco de orientación temporal, espacial e histórica.
Esas disciplinas se inventaron para orientar al ciudadano respecto del lugar que ocupa en el espacio, además de las características de ese lugar, con las consecuencias que eso tiene. Son conocimientos que todo ciudadano debe tener para poderse orientar.
La historia ofrece un marco de orientación para que un ciudadano conozca quién es su familia y su nacionalidad, qué fue lo que le aconteció durante los años y explica por qué en este momento estamos en esta posición.
Si se le quita eso a la nueva generación, se queda desorientada, no sabe dónde está parada, no conoce a qué grupo pertenece ni cuáles son las condiciones que impone la pertenencia de ese grupo nacional.
ENS: ¿Debería ser este uno de los temas a incluir en la reforma a la educación que prepara el Gobierno?
AMG: Obviamente, la educación básica da los temas de orientación elementales. Ahí, enseñan a las personas a contar, sumar y reglas de geometría. Se debe enseñar historia y geometría; es decir, los marcos básicos se adquieren en esta etapa de la educación.
Si van a reformar la educación, deben incluir la propuesta de llevar la cátedra de historia a las aulas. Es que nadie se explica cómo hace tres décadas la quitaron y ahora estamos viendo las consecuencias de la desorientación nacional.
Implicaciones
ENS: ¿Qué implicación tiene que los jóvenes no sepan hoy de historia?
AMG: Ahí vemos jóvenes desorientados, poniéndose cada día más tatuajes y deseando desde el fondo de su corazón irse a otro país. Todo niño sueña con irse, con tener un perro y usar tatuajes, ya que no encuentra orientación en su casa ni en su nación.
ENS: ¿Por qué razón se dejó de enseñar historia en el país de manera independiente y obligatoria?
AMG: Fue un descomunal error. Durante la administración de Belisario Betancur, por culpa de unos asesores de la Unesco que llegaron de África, fueron convencidos los ministros de Educación que eliminaran las disciplinas autónomas y las reemplazaran por otras disciplinas como sociología, economía, ciencias políticas, antropología, entre otras.
Pero lo que ocurrió fue que lentamente les quitaron horas a ciencias sociales, hasta dejarlas en dos o tres horas. Además, los funcionarios del Ministerio se han resistido con todas sus fuerzas en los últimos cinco años a restablecer la autonomía científica de historia y geografía.
Se resisten con uñas y dientes y la reincorporación de estas cátedras no ha sido posible, a pesar de que se han creado condiciones, se han generado leyes y decretos.
No es posible ni quieren ceder porque consideran que los jóvenes no lo necesitan, ya que les conviene que sigan desorientados.
Les conviene que siga siendo así porque producen operarios mal formados y baratos para el mercado laboral. Solo les interesa retenerlos el mayor tiempo que puedan, pero retenerlos significa entretenerlos. Esos operarios baratos se siguen yendo del país buscando mejores salarios.
Identidad
ENS: ¿Cómo puede la enseñanza de la historia contribuir al sentido de identidad nacional en Colombia?
AMG: Es que justamente, la historia y geografía dan sentido a la existencia nacional a los ciudadanos. Pero resulta que los jóvenes ya no saben que hacen parte de una nación. Por lo tanto, no tienen ni idea que son ciudadanos y sujetos de derecho.
Si no conocen el sentido de una nación, entonces no tienen ninguna responsabilidad con el país. Por lo tanto, no son más que simples consumidores mantenidos.
ENS: ¿De qué manera la cátedra de historia puede ayudar a los estudiantes a comprender mejor la sociedad y la cultura colombiana?
AMG: La historia es un relato comprensivo, basado en las mejores fuentes disponibles, que permite comprender lo que ha acontecido, lo que está aconteciendo y el destino que fue fijado hace siglos.
Si no se enseña un relato histórico, los niños quedan a merced de lo que los medios electrónicos les digan. Por lo tanto, terminan pensando que ellos son, por ejemplo, estadounidenses que, por pura casualidad, nacieron en Colombia.
Fuente: https://www.elnuevosiglo.com.co/articulos/08-16-2023-reimplantar-catedra-de-historia-debe-ir-en-reforma-educativa-martinez
Por Rafael A.
Del total registrado por el OVCS, en al menos 50 protestas los jubilados y pensionados exigieron “pensiones dignas”.
n julio fueron documentadas al menos 411 protestas donde la principal exigencia de los trabajadores fue el derecho a un “salario digno” para satisfacer sus necesidades básicas, reseñó el informe del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) publicado el 23 de agosto de 2023.
El ente indicó que las protestas laborales representaron 68 % del total durante ese mes, lo que se traduce en 279 manifestaciones y un promedio de 14 protestas diarias.
El Observatorio indicó que los Derechos Civiles y Políticos (DCP) fueron exigidos en al menos 132 protestas. Lo que es igual al 32 % de la cifra total registrada en este período.
Destacan las denuncias por violaciones a las libertades de expresión, asociación y reunión pacífica, así como los casos donde se realizó la detención y criminalización de trabajadores, sindicalistas y líderes.
Por su parte, los jubilados, pensionados y adultos mayores participaron en al menos 50 protestas. Su principal exigencia son “pensiones dignas” para garantizar su seguridad social y satisfacer sus necesidades básicas.

Durante el mes de julio los venezolanos también exigieron condiciones justas y transparentes para futuras jornadas electorales.
A su vez, de las exigencias laborales documentadas durante el mes de julio, en al menos 90 participaron docentes de todos los niveles educativos acompañados de personal administrativo y obrero.
De igual forma, las exigencias del sector educación se incrementaron en 29 % en comparación con julio de 2022.

Según los datos de la medición, las protestas de los trabajadores venezolanos se relacionaron principalmente con los siguientes motivos:
-Pago incompleto del estipendio correspondiente al bono vacacional
-Las enfermeras denunciaron las jubilaciones forzadas realizadas durante los últimos años y exigieron el pago de sus prestaciones sociales
-Se reportaron manifestaciones en rechazo a la condena de 16 años impuesta a seis sindicalistas y activistas sociales, entre los que destaca: Emilio Negrín, Gabriel Blanco, Reinaldo Cortés, Alonso Meléndez, Néstor Astudillo y Alcides Bracho
Los estados que lideraron el índice de protestas durante mayo fueron Anzoátegui con 72, Lara con 37, Sucre con 35, Bolívar con 32 y Carabobo con 27.
Los estados que menos registraron protestas fueron Guárico con 5 y Cojedes donde se reportaron 2.
Por otro lado, los habitantes de siete estados del país protestaron durante julio para exigir abastecimiento de forma regular y sin dolarización.
Falcón y Nueva Esparta lideraron el índice de protestas con tres cada uno, seguido de Anzoátegui, Lara, Monagas, Sucre y Táchira con una cada uno, respectivamente.
El OVCS documentó 21 protestas exigiendo a las autoridades la reparación de la vialidad. Asimismo, los ciudadanos exigieron la limpieza de canales de aguas servidas en nueve acciones de calle documentadas.
También, solicitaron mejoras en el alumbrado público en tres manifestaciones, así como la recolección continua y eficiente de los desechos sólidos.
A su vez, se reseñaron 26 protestas por agua potable, lo que constituye el servicio más requerido para garantizar una vivienda digna.
De acuerdo con el OVCS, los reclamos ciudadanos que buscan soluciones “efectivas y definitivas” por parte del Estado siguen vigentes.
https://eldiario.com/2023/08/23/411-protestas-en-venezuela-julio-2023/
En una masiva votación, las bases del profesorado chileno decidieron no aceptar la última respuesta del Ministerio de Educación al Petitorio Docente y comenzar un Paro Nacional Docente de duración indefinida desde el martes 29 de agosto a las 7:00 AM.
RESULTADOS DE LA CONSULTA NACIONAL DOCENTE: EL MAGISTERIO VA AL PARO NACIONAL INDEFINIDO
Por:
¿Qué se entiende por un nuevo humanismo luego de una pandemia? ¿Qué sentidos y prácticas debe recuperar la educación? ¿Es posible hablar de una educación humana?
De hecho, la postpandemia nos ha permitido reflexionar sobre cómo son las nuevas relaciones entre el ser humano con la naturaleza y la tecnología. La pandemia trajo dolor y muerte a la humanidad y nos devolvió la mirada a nuestra condición humana: por un lado, la fragilidad y debilidad de nuestra condición ante un enemigo invisible; por el otro lado, nuestra voluntad de poder para ser resilientes ante la adversidad y enfrentar los desafíos por nuestra supervivencia y recuperación de nuestra normalidad.
Este escenario –como punto de partida de un nuevo humanismo– nos invita a pensar en que el ser humano no es el centro del universo o el cúlmen de la creación, sino que un ser que puede vivir en armonía con otros seres humanos y con otros seres vivos (los árboles, las plantas, los animales, el agua, la tierra), referenciando la cosmovisión de nuestros pueblos ancestrales andinos desde la visión del “Sumak Kawsay” (buen vivir). En este sentido, el pensamiento y la reflexión transitan de aquellas lógicas antropocéntricas hacia nuevas lógicas ecocéntricas.
Por otro lado, el acceso a internet y las redes sociales evidencia que una convivencia humana mediada por la tecnología incide en los estilos de vida de las presentes y futuras generaciones de estudiantes. Una realidad condicionada por la incertidumbre y el desencanto humano se confronta con una digitalización de la vida humana.
Desde una visión de un “ser digital”, surge la propuesta de una ética digital que se convierte en una opción para la construcción de principios, valores, deberes y derechos que guíen la acción del ser humano en el mundo digital.
Este tipo de ética aplicada resulta indispensable para plantear una ética para las generaciones digitales en la que se legitime la dignidad humana y el cuidado del ambiente como condiciones fundamentales para una ética digital.
En este sentido, la tecnología no se convertiría en un fin en sí mismo, ni tampoco debería ser la causa para propiciar nuevas minorías del poder del conocimiento que generen nuevas brechas digitales y promuevan procesos de exclusión y marginalidad digital en la población. La tecnología, de por sí, debe constituirse en una mediación para el acceso libre al conocimiento y a la información.
La triada ser humano, naturaleza y tecnología se constituye en un nuevo escenario relacional para pensar en un nuevo humanismo, en el que el ser humano viva en armonía con la naturaleza y tenga la responsabilidad de su cuidado y preservación. Por otro lado, este nuevo humanismo reubica a la tecnología al servicio de la vida humana y del cuidado de la naturaleza, resituando su papel como mediación y no como fin en sí misma. Hasta aquí respondo a la primera pregunta de esta reflexión.
¿Qué sentidos y prácticas debe recuperar la educación? La educación es un proceso humano y su condición relacional es indispensable en el proceso de enseñanza–aprendizaje. Lo relacional, lo dialógico, la convivencia, la formación, entre otros. Previo a la pandemia ya se hablaba de una crisis de la educación y, en el contexto actual, se continúa hablando de una crisis de la educación.
Un cierto enciclopedismo mal entendido sumado a la acumulación de conocimientos a través de la memorización ha marcado un estilo educativo poco fructífero en las últimas décadas. Se ha cuestionado la falta de preparación de los docentes debido a las bajas remuneraciones, lo que ha forzado al maestro a ser un mero repetidor de conocimientos y a acumular horas de clase antes que dedicar su tiempo a ser un pedagogo e investigador.
En los últimos años la diferencia de oportunidades entre la educación privada y la educación fiscal ha abierto la brecha educativa entre los que más tienen (y tienen más oportunidades de acceso al conocimiento) y los que tienen menores posibilidades de acceso.
Durante la pandemia, la ausencia de la presencialidad educativa aumentó esta crisis al momento de enfrentarse a una virtualización de la educación (muy diferente a lo que es una educación virtual en sí).
Ante la improvisación y la incertidumbre, los profesores y las estudiantes se enfrentaron a nuevos escenarios de temporalización del proceso educativo mediado por las plataformas de videoconferencia y los entornos virtuales de aprendizaje (LMS).
Luego del forzado desarrollo de competencias digitales de los actores educativos y ante la pérdida de aprendizajes por la carencia de un contacto cara a cara con el docente, hoy la educación postpandemia busca recuperar esos aprendizajes a través del acompañamiento socioemocional del estudiante, renovación de las prácticas docentes, la generación de nuevas formas de evaluación que no solamente se agotan en la prueba escrita, entre otros.
Si hoy se plantea el desafío de la transformación educativa buscando otra educación posible es importante recuperar esos sentidos de la educación en función del acompañamiento docente a través de la enseñanza y el empoderamiento de los aprendizajes por parte del estudiante para lograr una nueva mediación pedagógica, que es el conformar una comunidad de aprendizaje e indagación. En este sentido, la educación tiene como reto el recuperar el sentido de comunidad educativa, donde las comunidades de aprendizaje impliquen el vivir un “ágape” educativo en la interacción, integración, diálogo e inclusión de los diferentes actores.
Asimismo, considero que la recuperación de una “racionalidad emergente” por parte de la educación nos invita a que la educación genere nuevos espacios de reflexión, diálogo y crítica ante los escenarios “deshumanizantes” que nos ha dejado las consecuencias de la pandemia como la violencia, la corrupción, la inseguridad, el individualismo, entre otros.
Desde la perspectiva integral e integradora de una racionalidad emergente, se plantean nuevas prácticas como desafíos para el proceso de enseñanza y aprendizaje como la integración entre los procesos de modernización y nuestras herencias culturales, el desarrollo de nuestra originalidad del pensamiento, la promoción de una educación incluyente, la recuperación de nuestra capacidad de diálogo e interlocución y el discernimiento sobre una mejor toma de decisiones en nuestra vida cotidiana.
Para concluir la respuesta de la segunda pregunta, es importante que la educación recupere el sentido comunitario, de comunidad entre sus diferentes actores que forme a buenos ciudadanos, buenos padres de familia, buenas personas, como seres relacionales. Por otro lado, la recuperación de una racionalidad emergente en los procesos educativos permitirá reintegrar aquellas prácticas de reflexión, diálogo, crítica, interpretación y acción tanto necesarias hoy en día, y que la escuela tiene la posibilidad de hacerlo.
Por último, queda la tercera pregunta: ¿es posible generar otro tipo de educación? ¿Es indispensable humanizar la educación? Hoy el modelo educativo vigente está en crisis con el surgimiento del contexto de emergencia sanitaria. Como consecuencia, se presenta la oportunidad de repensar y diseñar otro tipo de educación posible no solamente a través de pedagogías emergentes, sino de realizar una reflexión sobre los objetivos, los contenidos y el perfil de egreso que plantean los currículos vigentes en función de educar a un sujeto para una sociedad no solamente de alto rendimiento y productividad sino para un buen vivir y el bien común.
La postpandemia nos invita a pensar en un nuevo orden planetario donde se privilegie la vida misma en su relación armónica con la naturaleza. ¿Cómo podemos prepararnos para un nuevo futuro en la educación? ¿Es posible que la educación recupere la condición humana? Estas preguntas nos invitan a reflexionar sobre una educación humana y sus nuevas relaciones e interacciones, como relacionalidades emergentes, entre los diferentes actores de la comunidad educativa mediada por la tecnología y una nueva relación entre el ser humano y la naturaleza. Por este motivo, una educación humana plantea una nueva relación del ser humano con la tecnología y el medio ambiente, lo que nos posibilita aspirar a un mundo más solidario, más justo, más empático, más resiliente, más humano y más natural.
Una versión de este artículo fue publicada originalmente en la revista Telos de Fundación Telefónica.
https://theconversation.com/reflexiones-sobre-una-educacion-humana-210660