Entre un pendenciero y un orate, hay una diferencia

Abelardo Carro Nava

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), “orate” significa o hace alusión a aquella persona que ha perdido el juicio o bien, que es una persona de poco juicio, moderación y prudencia. En este sentido cabe mencionar que dicha palabra, etimológicamente hablando, proviene del Catalán y significa: “loco o ido”; definición que en todo caso, refiere o se asemeja a la concepción que la RAE nos brinda.

Bueno, con seguridad usted se estará preguntando el por qué esta serie de ideas inician aportando dos definiciones sobre una misma palabra: orate. Pues bien, como seguramente habrá leído o conocido, en días pasados el recién nombrado titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Otto Granados – priista de hueso colorado e incondicional del “salinismo” mexicano –, que sustituyó al hoy coordinador de la campaña de José Antonio Meade, Aurelio Nuño, escribió en sus redes sociales un tuit que a la letra dice: “¿Es posible debatir con un orate? ¿Y así sueña con ser una opción? Más allá de sus problemas de senilidad y salud mental, le faltan ideas, argumentos, razones, hechos, datos duros, verificables, y le sobra demagogia, falsedad e inmoralidad” (29/12/2017).

Tuit que por sobradas razones causó polémica entre varios de sus seguidores y no seguidores, entre columnistas y no columnistas, entre políticos y no políticos, vaya, entre todos aquellos que tenemos la posibilidad de preocuparnos y ocuparnos de lo que acontece en el terreno educativo, y no es para menos. Y digo que no es para menos porque como es sabido, un espacio que adolece precisamente de juicio y autocrítica por parte de la autoridad educativa en turno, es precisamente el terreno educativo. Y para muestra un botón.

Desde que inició el sexenio de Peña Nieto, se “vendió” la idea a los mexicanos, de que era necesaria una reforma educativa, misma que durante la gestión de Nuño Mayer, se manejó como una gran “revolución” educativa. Muchos, me incluyo, fuimos escépticos en cuanto al uso de esas palabras: “reforma” o “revolución”; más por su significado que por los alcances que podrían lograrse en ese sentido y vaya, no nos equivocamos.

Por principio de cuentas, debemos y tenemos que reconocer que dicha transformación educativa, nació en lo que pomposamente fue conocido como el “Pacto por México”, es decir, de la unión de una serie de “intereses” de las principales “fuerzas” políticas del país, más que por las verdaderas necesidades y demandas de los mexicanos. La simulación, el maquillaje, la farsa que le siguió después de haber concertado dicha “reforma” – cuyo título fue por demás irrisorio – fue eso, una simulación más que una objetiva y real consulta nacional sobre las necesidades reales de los millones y millones de mexicanos que habitamos nuestro territorio nacional. O, ¿acaso se le preguntó a todas las voces que conforman el inmenso Sistema Educativo Mexicano (SEM)? Y si se les preguntó, ¿qué pasó con sus respuestas y en dónde quedaron? Sí, adivinó usted, con seguridad en un archivero, de esos que también con seguridad hay en la SEP y que son utilizados para resguardar lo indeseable, lo que no es correcto, lo que no corresponde a “la línea”, lo que no es útil. ¿Sabe usted lo que pasó con la propuesta que emanó y fue firmada por cientos de asistentes al XII Congreso Nacional de Investigación Educativa celebrado en la Ciudad de Chihuahua en 2015 y que fue entregada a la SEP para su consideración? Sigo teniendo mis dudas al respecto.

Ahora bien, si de razones, hechos o datos duros y verificables estamos hablando, tal y como lo señala el Secretario, tendríamos que recurrir necesariamente a lo que la investigación ha arrojado y vaya, sobre este terreno hay mucho que decir. De hecho, desconozco el atrevimiento que tuvo Granados al hacer esta afirmación; supongo, que la lucha férrea que su partido está enfrentando para mantenerse en el poder lo llevó a hacer esta aseveración. No obstante, permítame compartirle brevemente unos datos.

El número de personas en situación de pobreza en el último bienio en México, es de 53 millones 418 mil 151 y, por lo que respecta a los que viven en pobreza extrema, éstos suman 9 millones 375 mil 581 (CONEVAL, 2017). Datos duros que me permiten afirmar que buena parte de la población mexicana, no ha gozado precisamente de una política social durante el sexenio peñista y de una calidad de vida que les permita desarrollarse plenamente, tal y como lo mandata nuestra Carta Magna. ¿Estos datos influyen en el terreno educativo? Sin duda, buena parte de los que trabajamos en el magisterio sabemos, que si un niño o niña no cuenta con los elementos mínimos y necesarios para su crecimiento y desarrollo, la escuela y el maestro, pueden hacer muy poco al respecto. Por otra parte, un dato que me parece de lo más pertinente mencionar en estos momentos, es el que el propio Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE, 2017) dio a conocer en ese año; me refiero pues, a los que la prueba PLANEA (plan nacional de evaluación de los aprendizajes) arrojó solamente en educación media superior: “evaluados tanto en matemáticas como en lenguaje y comunicación, la prueba Planea fue aplicada a 117 mil 700 alumnos a punto de concluir el último grado de bachillerato, de 2 mil 300 planteles en todo el país, con resultados reprobatorios”. ¿A quién responsabilizamos de tal embrollo?, ¿a la SEP?, ¿al Gobierno?, ¿a los mexicanos?, ¿a los alumnos?, ¿a los maestros?…. ¿Seguimos con los datos?

Vaya, ser pendenciero es fácil, aceptar (autocrítica) y sustentar los beneficios o males que aquejan al terreno educativo en el país, no lo es tanto. Y no lo digo precisamente porque un servidor se caracterice por ser pendenciero, si entendemos como tal que esta palabra significa que uno es propenso a riñas o pendencias (RAE); no, no lo digo por ello, sino porque pienso que hay muchos problemas que atender en el SEM, como para estar buscando pelea con quién sabe quién en las redes sociales.

Como ciudadano y militante que es Granados, Nuño o cualquier otra persona, es respetable su posicionamiento, como Secretario de Educación, tendría que pensar y repensar su escritura, porque si analizamos lo que la misma RAE nos aporta y que doy a conocer al inicio de estas líneas, el termino que éste empleo para referirse a quién sabe quién, también le aplica, dado que con su tuit demostró poca moderación y prudencia. Obviamente, y para confirmar mi dicho: entre un pendenciero y un orate, hay una diferencia. Uno es Secretario de Educación y el otro… ¿alguien sabe quién es el “otro”?

Tiempo al tiempo.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/entre-un-pendenciero-y-un-orate-hay-una-diferencia/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2015/11/Otto-Granados-Roldan-e151189405

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Argentina: La educación está siendo vulnerada por la barbarie

América del Sur/Argentina, 23 de septiembre de 2017.  Fuente: www.nodal.am

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

a toma de un colegio es de por sí un acto violento, aunque se pretenda mostrarlo como una “ocupación pacífica”. Nada puede tener de pacífica la ocupación de un establecimiento educativo, impidiendo el desarrollo normal de las clases y coartando el derecho constitucional de miles de estudiantes secundarios a recibir educación.

La barbarie se ha apoderado de unos 25 colegios porteños que, hasta ayer, seguían tomados por grupos de estudiantes, apoyados por sectores sindicales y grupos políticos vinculados al kirchnerismo y a fuerzas de izquierda, cuya queja pasa por una reforma educativa impulsada desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que contempla la realización de prácticas educativas obligatorias en el último año del nivel secundario, como parte del plan de estudios.

Es tal la prepotencia de quienes llevan a cabo esta medida tan dañina que incursionan en la violencia de hecho, perjudicando a quienes quieren continuar con sus estudios, pero no pueden.

Tres semanas lleva ya la medida de fuerza que invierte los términos de las relaciones entre docentes y alumnos, pues aquí son estos últimos quienes deciden, hacen e imponen su criterio al plantel docente, a sus propios compañeros -muchos de los cuales no coinciden con ellos- y, finalmente, a toda la sociedad.

Resulta claro que la modalidad de protesta escogida está vulnerando los derechos de una mayoría de alumnos que quieren estudiar y no pueden hacerlo desde hace demasiados días, con el enorme perjuicio que eso conlleva. También está lesionando el derecho de numerosos docentes a trabajar.

La actitud de estos grupos que obstruyen el dictado de clases es el reflejo de lamentables deformaciones que se han generalizado en los últimos años. Van desde la creciente falta de respeto por la autoridad de maestros y profesores hasta la incapacidad de muchos padres para marcarles indispensables límites a sus hijos.

En todo el mundo resulta habitual que los alumnos protesten por algo, pero no que su protesta se traduzca en la toma de los centros de estudios.

Desde hace bastante tiempo, los docentes sufren distintas formas de violencia por parte de alumnos y padres. Ahora, con las tomas de colegios, son los propios estudiantes quienes sufren la violencia al ver conculcado su derecho a la educación por parte de un grupo minoritario que sólo parece ver la escuela como el trampolín para una carrera política en agrupaciones que, bajo el disfraz de un supuesto progresismo, exhiben actitudes autoritarias, alejadas del principio de tolerancia que debe regir en un sistema democrático.

Resultan deplorables los argumentos empleados por la ex presidenta y candidata a senadora Cristina Kirchner para defender la medida de los estudiantes. “La educación no puede ser censurada, no puede ser obturada, no puede ser amputada”, dijo ayer, y eso es exactamente lo que están haciendo los estudiantes que impulsan las tomas de colegios.

En cambio, la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, se reunió en las últimas horas con representantes de los estudiantes en el marco de una mediación propuesta por el defensor del pueblo porteño, Alejandro Amor, y pidió abrir las puertas de las escuelas para avanzar en el diálogo y discutir la reforma educativa, pero la ocupación continúa. La ministra exhortó a los padres a que tengan “los pantalones largos puestos y las polleras puestas para decirles a los chicos que no”.

El propósito de la reforma es concretar una renovación tendiente a lograr una educación deseable para superar décadas de agotamiento y promover un espíritu motivador en los directivos, docentes y alumnos. El diálogo y las instituciones son el único camino para debatir la reforma.

La fuerza y la violencia se han extendido a lo largo de tres largas semanas y sorprende que nadie pueda hacer nada frente a este absurdo atropello. Llama la atención e indigna que ninguna autoridad pueda poner las cosas en su lugar, de modo que algunos padres no tengan otra salida que recurrir a la Justicia para que se les garantice a sus hijos su elemental derecho a recibir educación.

Fuente de la noticia: http://www.nodal.am/2017/09/la-educacion-esta-siendo-vulnerada-la-barbarie-la-nacion-argentina/

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