Un restaurante pensado para ellas

Reseñas/África/Marruecos/16 Julio 2020/elpais.com

Un proyecto busca empoderar y dar opciones a mujeres viudas, separadas, divorciadas y madres solteras discriminadas incluso por el Código de Familia en Marruecos

Zineb tenía tan solo seis años cuando su padre la envió a vivir con otra familia. Pensando que se iba de vacaciones a algún lugar desconocido, pronto descubrió que la habían enviado a una casa para lavar los platos, limpiar y cuidar de los hijos de los dueños. Las condiciones de trabajo eran extremadamente duras para ella y fue continuamente maltratada. Durante años, Zineb trató de huir, pero cuando su padre la encontraba, era enviada de vuelta al mismo lugar, a trabajar. Todo esfuerzo por cambiar su situación era inútil.

Un día Zineb dijo “basta” y decidió escaparse. Se movió de un lugar a otro en busca de un trabajo que le garantizara algo de dinero. En 2014 dio a luz a su primera hija y se convirtió en madre soltera, algo nada fácil en Marruecos, un país donde mujeres en su situación están completamente desprotegidas. Su suerte comenzó a cambiar cuando una organización le recomendó dirigirse a un centro de capacitación para aprender nuevas habilidades que le permitieran ser financieramente independiente y mantener a su niña.

El centro se llama Amal y, como explica su relaciones públicas, Abla Terrab Maskri, el proyecto que tienen en marcha busca “empoderar a las mujeres” a través de la cocina en una ciudad como Marrakech, donde se encuentra una floreciente industria turística y muchos puestos de trabajo en este sector.

Las alumnas de Amal, vestidas con batas blancas de chef, delantales naranjas y hijabs de color negro, trabajan sin cesar durante todo el día en la cocina aprendiendo el oficio. La organización capacita a cerca de 35 alumnas por curso. Allí aprenden a preparar platos marroquíes como el cuscús y el tajine, así como clásicos de la cocina internacional como la pizza y la pasta. El proyecto se ha hecho conocido por su buen hacer y su excelente cocina. De hecho, su restaurante es popular en Marrakech y cuenta con una situación privilegiada en TripAdvisor.

Un grupo de estudiantes cocina en la escuela. AMAL

Terrab Maskri dice que el programa ofrece formación “a las mujeres que se encuentran en una situación vulnerable, como divorciadas, viudas, huérfanas o madres solteras”. Para muchas de ellas esta es la primera educación formal que reciben, como es el caso de Aicha, otra de las integrantes del proyecto. Ella no tuvo la posibilidad de estudiar porque su padre le obligó a dejar la escuela cuando todavía era muy joven para ayudar a su madre en el hogar.

Amal busca empoderar a las mujeres a través de la cocina en Marrakech, donde hay una floreciente industria turística

Durante su infancia, Aicha ni siquiera tenía permitido salir de casa demasiado a menudo. La mayoría de sus hermanos mayores se casaron e independizaron, dejándola encargada de cuidar de los progenitores. Su madre murió de cáncer y su padre falleció el mismo mes de un accidente de coche. Aicha fue enviada a vivir entre familiares, yendo de casa en casa de tías, tíos y primos, sin experiencia ni control sobre su vida.

Como explica Stephanie Willman Bordat, socia fundadora de la organización Mobilizing for Rights Associates, una ONG del norte de África, las marroquíes con las que trabaja en el proyecto, viudas, separadas, madres solteras y divorciadas, “están discriminadas en el marco legal, especialmente el Código de Familia y el Código Penal”.

Un desafío principal para ellas es el factor económico. Las divorciadas en particular, y también sus hijos, quedan muy vulnerables a la pobreza después del divorcio, porque la exesposa no recibe pensión alimenticia ni comparte los activos adquiridos durante el matrimonio, como por ejemplo, la vivienda. “Las órdenes de manutención de los hijos generalmente son bajas e, incluso, cuando se otorgan, las mujeres tienen dificultades para que el tribunal ejecute estas órdenes, porque no pueden encontrar al padre, o este se niega a pagar”, dice Willman.

Al mismo tiempo, las mujeres tienen un poder de decisión limitado sobre sus hijos, como su escolaridad, dónde vivir u otros actos legales porque el padre sigue siendo el tutor legal de los niños, y está a cargo de la toma de decisiones y los asuntos financieros. La madre que se vuelve a casar o quiere mudarse a otro lugar en Marruecos corre el riesgo de perder la custodia.

Willman explica que las viudas también son vulnerables desde el punto de vista financiero debido a las cuotas de herencia desiguales que reciben, y que muchas veces los otros miembros de la familia encuentran formas, aprovechando su analfabetismo, por ejemplo, para no otorgarle su parte.

En el caso de las solteras, se ven privadas de cualquier relación íntima, ya que mantener sexo fuera del matrimonio es ilegal según el Código Penal. Esto significa que estas mujeres no pueden aprovechar la nueva Ley 103-13 sobre violencia machista. “Aunque esa norma penaliza todas las formas de violencia contra ellas, el hecho de que las relaciones sexuales fuera del matrimonio sean ilegales significa que las que son maltratadas por parte de una pareja íntima con la que no están casadas no pueden presentar una queja porque serían arrestadas”, añade Willman.

Detrás del proyecto de Amal se encuentra Nora Fitzgerald, una estadounidense nacida y criada en Marruecos que comenzó un proyecto de repostería en 2012 con dos marroquíes a las que quería ayudar a crear un medio de vida para que pudieran mantenerse a sí mismas y a sus hijos. «Lo que comenzó como una idea esperanzadora con unas pocas mujeres horneando y vendiendo pasteles ahora se ha convertido en una organización estructurada con dos centros de capacitación», se enorgullece la fundadora.

Terrab Maskri, la relaciones públicas del proyecto, dice que no dejan de recibir solicitudes y que elegir a las candidatas es una tarea difícil. A la hora de seleccionar, buscan que las futuras estudiantes tengan entre 18 y 35 años, unos niveles bajos de ingresos y muchas ganas de aprender.

Durante el programa de capacitación, que dura seis meses, las mujeres aprenden todos los aspectos de la industria de los restaurantes, como cocinar, limpiar, servir y algunas pinceladas de francés e inglés para comunicarse con los clientes. Una vez terminado el curso, hacen dos semanas de prácticas para obtener experiencia en el mundo real, y esto les conduce muchas veces a una oferta de trabajo. De lo contrario, la organización ayuda a las recién graduadas a encontrar un empleo.

Según explica Terrab Maskri, “el entrenamiento es gratuito” porque que las estudiantes “ya se han enfrentado a demasiada exclusión”. Las participantes reciben una paga a lo largo del periodo de formación y aquellas que tienen hijos cuentan con un subsidio adicional por niño para ayudar con su cuidado cuando están fuera de casa. Las alumnas reciben también una tarjeta de autobús local que les permite cuatro viajes gratuitos cada día.

Terrab Maskri se enorgullece de que Amal “es una organización autosuficiente”. Inicialmente, el proyecto fue financiado por donaciones privadas de familiares y amigos, además de llevar a cabo algunas campañas de recaudación en Internet. El cambio principal llegó de la mano de los fondos de sus socios de la Fundación Drosos, una ONG radicada en Zúrich, permitiéndoles establecerse profesionalmente.

En la actualidad los ingresos de Amal se obtienen de las clases de cocina para invitados, su servicio de catering y el restaurante, ganancias que les permite pagar el alquiler, gastos diarios y de electricidad, pagas a las alumnas y al personal. Ahora, Zineb se graduó y tiene un trabajo estable en la cocina de un riad. Muchas otras mujeres graduadas están siguiendo sus pasos.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/07/03/planeta_futuro/1593782908_403776.html

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«Para las mujeres palestinas la educación es poder»

Asia/Palestina/12 Marzo 2020/https://arainfo.org/

Luna Abuswaireh es un ejemplo de lucha y resiliencia en el contexto palestino. Abuswaireh se ha convertido en la primera mujer que dirige el centro de estudios panarabistas por excelencia y subraya la necesidad de abogar por la educación para dar poder a las mujeres palestinas que se enfrentan a no pocos frentes.

Son muchas, muchísimas, las mujeres palestinas que merecerían ser entrevistadas por su resiliencia. Amas de casa con el arduo trabajo de sacar adelante a su familia con escasos ingresos, mujeres separadas que quieren rehacer su vida, jóvenes que rompen tabúes en la sociedad palestina o campesinas que desafían los ataques israelíes labrando la tierra. Merece ser dicho que son tantas las mujeres palestinas que algunas periodistas estamos algo hartas de buscar las “mujeres ejemplares”.

Estas mujeres han estado ahí siempre, pero es cierto que entrevistándolas individualmente estamos rompiendo con los estereotipos a través de los cuales son juzgadas como mujeres árabes. Por eso aquí va otra mujer fuerte, palestina, refugiada y presidenta del centro panarabista por excelencia. Su nombre: Luna Abuswaireh.

Posee una carrera profesional impecable y desde 2017 es la primera mujer directora del Centro de Estudios Panarabistas con sede en Beirut (Líbano), el centro panarabista por excelencia. De carácter alegre, con una sonrisa que reconforta o fulmina, según sea necesario, Abuswaireh crea allá donde vaya una atmósfera de confianza y respeto. Y lo hace en sociedades dominadas por hombres, esté en Europa, en Asia o en África. Forma parte de la primera generación que nació en el exilio palestino después de ser expulsada de sus hogares en 1948 con la creación de Israel.

“Mi padre nació en Sukrir, Asdod, y mi madre en Jerusalén. Mi padre tenía 7 años cuando los sionistas terroristas declararon un Estado y huyó de su tierra con su familia convirtiéndose así en refugiado del campo de Nuseirat, en la franja de Gaza. En 1975 mi padre estaba haciendo una especialización en Pediatría en Beirut, nací yo y a los 40 días volvimos a Gaza. Mi padre fue detenido en la frontera como activista político y fue  mi madre sola la que me llevó a casa”, comienza contando Abuswaireh.

Su apellido delata su procedencia beduina, gente que históricamente ha basado su vida en el nomadismo y posee tradiciones diferenciadas del resto de personas sedentarias. Las personas beduinas en Palestina fomentan la independencia económica en la mujer, por ejemplo, pero también existen barreras que las mujeres deben romper.

“En las sociedades patriarcales el padre puede formar o puede romper una hija.- Explica Abuswaireh.- Mi padre me hizo como soy, una persona con seguridad y confianza en sí misma, fuerte y compasiva. Nunca me forzó a cumplir con las expectativas estandarizadas para una niña. Me daba libros, me llevaba a sus reuniones con gente extranjera que venía a Gaza y me exponía a nuevas experiencias. Nunca escondía a su hija”.

No fue él quien supuso la primera traba para completar su educación sino las restricciones de vivir bajo ocupación y con estatus de refugiada. Cuando Abuswaireh quiso estudiar Medicina en El Cairo la respuesta fue un no rotundo, no estaba permitida la entrada en dicha facultad a personas palestinas.

“Irónicamente, mi padre había estudiado Medicina en El Cairo y mi tío Ingeniería, pero lo hicieron durante la época de Nasser, cuando todos árabes eran tratados con igualdad por este líder egipcio panarabista”, clama Abuswaireh que solo pudo optar a estudiar Literatura Inglesa y Lingüística.

Ella siguió desafiando el destino marcado para mujeres y refugiadas. Su primer trabajo en Gaza fue en el Programa de la ONU para el Desarrollo, el PNUD, organizando talleres para la juventud de los campos de refugiados. Allí se topó con algo típico en ese mundillo, la visión orientalista de la ayuda humanitaria.

“Había estallado la Segunda Intifada y un donante nos dijo que nos daría dinero si hacíamos clases para mujeres refugiadas para que conozcan sus derechos. Yo me opuse. Las mujeres palestinas conocían sus derechos. Ellas estaban administrando el hogar, cuidando de sus maridos tullidos, de sus hijos e hijas, de familiares de mártires… la mayoría tenían a sus maridos encarcelados por Israel. La prioridad era ayudarlas a encontrar trabajo, un sustento”, relata.

Fue así como negoció con los donantes para que se llevasen a cabo talleres con los que las mujeres pudiesen desarrollar una labor y abrir sus propios negocios.

Los frentes de las mujeres palestinas

En 1999 dejó Gaza para poder continuar con la formación superior, se casó en Egipto y siguió trabajando para la ONU. Tuvieron que pasar quince años hasta que pudo volver a visitar Gaza de la mano de una misión de las Naciones Unidas que solo duró tres días.

“Con el comienzo del bloqueo en la franja de Gaza fue aún más complicado volver a la franja, primero, porque no queríamos pasar por los controles de la ocupación israelí y, segundo, porque si entras es casi imposible salir”, señala Abuswaireh.

La franja de Gaza se ha convertido en la prisión al aire libre más grande del mundo. En el reciente informe de la UNRWA, la Oficina de la ONU para Ayuda al Refugiado de Palestina, “Gaza, ¿cómo resisten? Mujeres al límite en la franja de Gaza” se habla de que el 78% de las mujeres en Gaza está en situación de desempleo frente al 46% de los hombres. La brecha salarial, dice el informe, es evidente. El 58% de las mujeres han experimentado violencia doméstica y una cuarta parte ha sufrido acoso sexual.

Con un férreo bloqueo impuesto por Israel, Gaza está en caída libre en todos los aspectos de la vida.

“Las mujeres palestinas viven en una sociedad patriarcal; sin embargo, vivir bajo ocupación significa luchar codo con codo junto a los hombres. Para la ocupación israelí las mujeres suponen un mayor peligro porque son la fuente de las nuevas generaciones. Las mujeres palestinas somos una amenaza demográfica para Israel”, apunta Abuswaireh.

Abuswaireh critica la pasividad de la Autoridad Palestina para mejorar la representación de la mujer en la política. Según ella ha habido una involución en este sentido.

“Es cierto que las mujeres palestinas luchamos en varios frentes a la vez y que algunas veces el frente de la igualdad haya sido apartado por el frente de la liberación. Antes de los Acuerdos de Oslo los hombres nos trataban como iguales”, dice Abuswaireh.

Tal y como señala el mencionado informe de UNRWA, las mujeres en la franja de Gaza logran salir adelante gracias al emprendimiento o a roles que generan ingresos. Muchas veces esos roles transgreden las “normas sociales” y ponen en peligro tanto la integridad de las mujeres como las de sus familiares. Sobre todo logran salir adelante a través de la educación.

La educación en el contexto palestino siempre ha sido una prioridad. Ha sido la reacción a la colonización de sus tierras, según cuenta Abuswaireh.

“La educación nos da la satisfacción personal de que poseemos algo después de haber perdido nuestras casas, nuestra tierra, nuestro país. Para las mujeres palestinas la educación es poder, nos da independencia, un salario, un trabajo”.

Empoderar a mujeres sin olvidar a los hombres

Abuswaireh conoce bien Alemania y Europa, en general. Reconoce que existe un peligro latente y creciente de intolerancia y subraya cómo la islamofobia es, para ella, una cuestión política más que meramente racista. Allá donde las mujeres palestinas podrían pensar que está el bienestar, se topan con la no aceptación de su idioma o de su vestimenta, del hijab o velo islámico.

“El hijab es un derecho y es libertad de elección,- afirma Abuswaireh.- Debería ser respetado por sociedades europeas que se llaman libres, democráticas y tolerantes. Deberían aceptar todos colores y códigos de vestimenta”.

Asegura que en Alemania nunca ha sido atacada por ser mujer o musulmana sino por ser palestina. Su percepción es que en Europa hay personas a las que les gusta percibirlas como mujeres débiles en una sociedad dominada por hombres o como si, simplemente, no existiesen, no hubiese gente palestina.

Es bastante común llegar a una conversación en la que tener que matizar que Tierra Santa en Palestina bajo ocupación. Lo dicen las leyes internacionales. Muchas personas, incluidas trabajadoras de la administración pública, no tienen información sobre la existencia de Palestina.

Desde su experiencia en países no árabes donde los movimientos feministas van ganando peso frente a un pasado más negacionista, Abuswaireh opina que el feminismo es “empoderar y educar a mujeres y también a hombres”.

“La aproximación feminista que aboga solo por apoyar y educar a mujeres se deja atrás al otro 50% que se quedará con un escaso entendimiento de la necesidad de igualdad. Hay que trabajar con ambos, mujer y hombre. – Razona Abuswaireh.- Es la única forma de construir una sociedad justa y en igualdad”.

Fuente e imagen tomadas de: https://arainfo.org/para-las-mujeres-palestinas-la-educacion-es-poder/

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Antoinette Kankindi, Premio Harambee 2017 por la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana

África/26 Marzo 2017/Fuente y Autor: informaria

La profesora de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Strathmore (Kenya), Antoinette Kankindi, ha recibido el Premio Harambee 2017 a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana por su proyecto African Women Leadership, una iniciativa con la que pretende “desvelar el liderazgo” de las mujeres de su propio continente “sin dejar a nadie atrás”.

Dirigido desde África a las mujeres de África, la esencia de este programa es “reducir la desigualdad,
fomentando la igualdad de oportunidades, y consiguiendo más autonomía económica para que las jóvenes de Kenya no sigan saliendo de su país y llenando las filas de Inmigración de otros países occidentales”.

Con formación teórica y práctica, Kankindi prepara a mujeres africanas de entre 24 y 35 años para que sean capaces de liderar su familia, sus empresas y la sociedad “aunando sus valores tradicionales con los desafíos del siglo XXI”. El programa de capacitación que desarrolla se orienta a la preparación íntegra de sus alumnas y su cualificación para ejercer con más peso su responsabilidad pública.
Además, el African Women Leadership pretende unir las sociedades rurales y urbanas a través de la consolidación del empleo digno para las jóvenes de Kenya, animando el emprendimiento y reforzando con su formación su liderazgo familiar y social.

En concreto, el proyecto ofrece recursos para que las jóvenes participantes puedan diseñar pequeñas y medianas empresas que mejoren los medios de vida sostenibles para otras mujeres. Esta manera de luchar contra la pobreza y la marginalidad de las africanas desde África es la esencia del proyecto reconocida por Harambee, una ONG que pretende impulsar desde el propio continente iniciativas que colaboren a dignificar la calidad de vida de las sociedades africanas, empezando por la de sus mujeres, “auténtico motor de África”.

Kankindi ha agradecido la solidaridad del mundo con el continente negro, pero como líder intelectual de una revolución social autóctona, ha señalado que “lo que verdaderamente nos ayuda es el acceso de la mujer a la educación” y el desarrollo de iniciativas que confirmen, por la vía práctica, el potencial del liderazgo femenino para el futuro de sus habitantes.

La filósofa congoleña ha destacado que “la mujer es la guardiana de los valores sociales africanos, que se traspasan de generación en generación, y también es la responsable de que esos valores los respeten y los vivan adecuadamente los hombres”. Kankindi ha subrayado que el avance del papel de la mujer en las sociedades africanas es compatible con mantener sus principios de convivencia. En este sentido, ha señalado que su prioridad con el desarrollo de este proyecto es “impedir que las mujeres a las que formamos para su bien y el bien de nuestra sociedad no se encierren en el individualismo liberal, que es una novedad en los países africanos que se extiende con mucha rapidez”.

El Premio Harambee 2017 está patrocinado por los laboratorios René Furterer, una firma farmacéutica “con vocación solidaria” que busca el talento de la tradición africana más auténtica y fomenta acuerdos de colaboración que favorecen un trabajo más digno, especialmente de la mujer, ofreciendo recursos y negocio para el desarrollo autóctono de las sociedades africanas.

Fuente de la noticia: http://www.informaria.com/antoinette-kankindi-premio-harambee-2017-por-la-promocion-e-igualdad-de-la-mujer-africana/

Fuente de la imagen: http://mujeremprendedora.net/wp-content/uploads/Rueda-de-prensa_1.jpg

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Experiencia de niñas costarricenses en tecnología se exportará a Centroamérica

Centro América/Costa Rica/12 Marzo 2017/Fuente:nacion /Autor:MONSERRATH VARGAS L.

Hacer un blog, abrir un correo electrónico o utilizar documentos compartidos y sacarle provecho a las herramientas de Google son tareas sencillas, pero que desde ya ponen a soñar a la sancarleña Daniela Rojas de 12 años, con una carrera en tecnología.

La menor ha adquirido estos conocimientos de forma gratuita, asistiendo desde el 2016 al Club de chicas y tecnología, una de las estrategias del programa TICas de la Cooperativa Sulá Batsú para incentivar que las mujeres pasen de ser consumidoras a creadoras de herramientas tecnológicas. Además, el proyecto desea crear condiciones de empleo y trabajos en tecnologías de información y comunicación para mujeres de zonas rurales.

«Lo aprendido me ha ayudado mucho porque a mis compañeros casi no les dan permiso de ir a casas para hacer trabajo en parejas, entonces, yo les explico que existe Google Docs y Drive y que podemos hacer las tareas de forma remota», relató Rojas.

La experiencia de Daniela podrán vivirla, en los próximos dos años, 1.800 niñas de Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Panamá. El mismo modelo utilizado por TICas en la zona norte del país se replicará en esas naciones, tras una beca de $400.000 otorgada por Google.org, el brazo filantrópico de la gigante de Internet a la Cooperativa Sulá Batsú.

Geovanni Stella, gerente general de Google para Centroamérica recordó que la misión original de esa compañía es organizar la información disponible en el mundo y hacerla accesible para todos, y la educación es parte de ese fin.

Por esa razón, han decidido apoyar la iniciativa:»El tema de las mujeres es importante para Google y para la sociedad en general, hay un problema de empoderamiento de las mujeres, en particular en el sector tecnológico. En el mundo, menos del 25% de los puestos son ocupados por ellas y en América Latina solo el 6% de los desarrolladores son mujeres».

¿Cómo se implementará el proyecto fuera de Costa Rica?

Kemly Camacho, coordinadora General Cooperativa Sulá Batsú explicó que están organizando mesas de trabajo, para decidir en qué lugar desarrollarán el proyecto en cada país.

En cada nación centroamericana se abordarán tres diferentes áreas: arte y cultura para reducir los estereotipos que existen sobre mujer y tecnología; darle voz a las niñas a través de sus blogs y la generación de productos tecnológicos.

En todos los países se escogerá un problema específico para el cual las participantes confeccionarán una solución.

El programa está orientado a niñas y adolescentes entre los 10 y los 14 años, quienes no acuden solas a los talleres, sino que también pueden ir con sus madres. «Mi mamá me explica mucho, porque ella sabe un poco más; mientras yo le ayudo, ella me ayuda a mí», comentó Daniela Rojas.

La expectativa es que al replicar esta experiencia también se pueda involucrar a 500 madres centroamericanas en esos talleres.

Las participantes no solo aprenden de herramientas digitales básicas, también sobre redes sociales, manejo de datos y el desarrollo de narrativas a través de la tecnología. Asimismo, adquieren conocimientos con respecto a la fabricación y uso de drones.

La sancarleña Michelle Sánchez de 12 años aseguró que este último fue uno de los contenidos que más le gustó. «Nos enseñaron cómo se manejaba (un dron). Fue difícil aprender, pero cuando lo logré fue demasiado chiva», recordó sonriente.

Kemly Camacho de Sulá Batsú destacó que ese es el principal aprendizaje que han obtenido con la experiencia TICas es la construcción de una red de mujeres y aspira que así pueda ser en el resto de Centroamérica.

«Nosotros hemos tratado de buscar otro abordaje, que no solo se encuentren y organicen cosas. El gran aprendizaje ha sido una red de muchachas que construya tecnología para resolver problemáticas que ellas mismas tienen», concluyó.

Fuente de la noticia: http://www.nacion.com/tecnologia/software/Experiencia-costarricenses-tecnologia-exportara-Centroamerica_0_1620038065.html

Fuente de la imagen: http://www.nacion.com/tecnologia/software/Fabiola-Michelle-Sanchez-Valeria-Herrera_LNCIMA20170307_0135_5.jpg

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Palestina: Ley y mujeres en la academia de policía

Asia/Palestina/12 Febrero 2017/Fuente:internacional.elpais /Autor:JUAN CARLOS SANZ

El Gobierno palestino imparte formación universitaria a sus futuros agentes, entre los que hay un 27% de alumnas

En la Universidad al Istiqlal (Independencia) de Jericó están prohibidas las armas. Parece lo normal en cualquier campus, pero este centro situado a orillas del río Jordán en Cisjordania es también la academia de policía palestina. Desmilitarizada de conformidad con los Acuerdos de Oslode 1993 suscritos con Israel, la Autoridad Palestina nació sin Ejército y con unas fuerzas de seguridad que solo disponen de armas ligeras y están limitadas al mantenimiento del orden público. Así que no es de extrañar que sus alumnos-cadetes tengan que desfilar marcando el paso con fusiles de madera.

El general Twafiq Tirawi, de 69 años, antiguo jefe de la muhabarat (inteligencia) y fundador de la academia en 1998, lo advierte de entrada: “Somos una nación bajo ocupación”. Es un lema que repiten de carrerilla todos los estudiantes. El centro de formación policial se transformó hace una década en una universidad que agrupa los estudios de seguridad en Palestina. “Tenemos que seguir construyendo nuestras instituciones mientras tanto”, sentencia, antes de insistir en que los futuros policías palestinos deben educarse en el “respeto a la ley y los derechos humanos para mejorar el trato dado a los detenidos”.

Amnistía Internacional constataba en su último informe que la tortura y los malos tratos sufridos bajo custodia policial siguen siendo práctica habitual tanto en Cisjordania (179 denuncias), bajo control del Gobierno de Fatah, el partido del presidente Mahmud Abbas; como en Gaza (434 casos recopilados por la Comisión Independiente de Derechos Humanos), donde ejerce el poder el grupo islamista Hamás.

Los nuevos agentes de seguridad llegan ahora a las comisarías palestinas con doble titulación en ciencias de la seguridad y en derecho, criminología, psicología o lenguas (inglés y hebreo). “Mi sueño es doctorarme en Estados Unidos”, revela Ahmed Rencano, de 22 años, en fluido inglés. A punto de licenciarse en Derecho, este estudiante de Ramala aspira a poder completar en el exterior su “formación militar y civil”.

En la Segunda Intifada (2000-2005), el aparato de seguridad palestino quedó prácticamente arrasado por el Ejército de Israel tras haberse puesto del lado del levantamiento popular. Desde entonces el Gobierno de Abbas ha impulsado la preparación de los nuevos agentes como uno de los pilares de la construcción del Estado palestino.

Mientras los más de 2.000 alumnos de la Universidad al Istiqlal desfilaban recientemente ante el claustro de profesores durante la visita de un grupo de periodistas extranjeros, un caza israelí atravesó con atemorizador estruendo en vuelo casi rasante el campo deportivo de la academia sobre las columnas de cadetes.

El general Tirawi se ufana de que en sus aulas hay un 27% de alumnas. “Este es uno de nuestros mayores éxitos”, confiesa el fundador del centro. En comparación con el en torno a un 10% de agentes enroladas en los cuerpos policiales españoles, las fuerzas de seguridad palestinas parecen tender a feminizarse, aunque aún quedan por debajo del nivel de las fuerzas policiales de Israel, con un 30% de féminas en plantilla.

La enseñanza, el alojamiento y la manutención en las instalaciones del campus —que destaca sobre los estándares palestinos por la amplitud de sus instalaciones— son prácticamente gratuitos durante los cuatro años de duración de la carrera. Pero antes hay que superar duras pruebas selectivas.

“La nota de corte de secundaria es de 6,5, pero yo me presenté con 9,4”, precisa también en impecable inglés Hanna Qalaq, de 21 años, originaria de Tulkarem, en el norte de Cisjordania. Confía en obtener este curso el diploma en Derecho y Ciencias de la Seguridad. “Mi vocación me lleva ahora a trabajar para evitar la discriminación de las mujeres en la sociedad de la que formo parte”, explica cubierta con el velo islámico de su uniforme, como casi todas las demás alumnas. “Pero sobre todo quiero ayudar a que mi país sea independiente”.

Fuente de la noticia:

 http://internacional.elpais.com/internacional/2017/02/09/actualidad/1486668149_748180.html

Fuente de la imagen:

http://ep01.epimg.net/internacional/imagenes/2017/02/09/actualidad/1486668149_748180_1486669996_noticia_normal_recorte1.jpg

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Empoderar a las mujeres contra la desigualdad

Por Baher Kamal

La infraestructura de Liberia fue destruida durante la guerra civil (1989-2003). Unas niñas caminan en el pueblo de Totota, en el condado de Bong, mirando las vivendas demolidas por las autoridades para reconstruir las calles. Crédito: ONU Mujeres.

 (IPS) – En el contexto actual en que ocho hombres concentran la misma riqueza que la mitad más pobre de la humanidad, se observa que, en general, las mujeres son las que están en peor situación; se necesitarían 170 años para que percibieran el mismo salario que los hombres.

La población femenina, que suele emplearse en los sectores mal pagos, sufren una gran discriminación laboral, asumen una desproporcionada carga de trabajo no remunerado y suelen encontrarse en la base de la pirámide, observó Oxfam Internacional, una coalición de 19 organizaciones que trabajan en 90 países.

“Si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres, habrían unas 150 millones de personas menos con hambre en el mundo”: Neven Mimica.

En su informe “Una economía para el 99 por ciento”, presentado el 16 de este mes, Oxfam Internacional se refirió a cómo las grandes corporaciones y las personas súper ricas avivan la actual crisis de desigualdad.

La coalición entrevistó a trabajadoras de una fábrica de ropa de Vietnam, quienes trabajan 12 horas al día, seis días a la semana, y aún así, apenas si pueden arreglárselas con el dólar por hora que cobran por fabricar ropa para las grandes marcas mundiales.

Además, “los gerentes generales de esas compañías están entre las personas mejor pagas del mundo”, subraya el informe.

¿Por qué?

“Las mujeres son mayoría en los empleos peor pagados y menos seguros, al tiempo que asumen gran parte de la responsabilidad de las tareas de cuidado no remuneradas”, puntualizó Anna Ratcliff, responsable de medios y de la campaña “Even It Up” (Acabemos con la desigualdad extrema, en español) de Oxfam.

“No es un accidente; nuestro actual modelo económico depende de ese suministro de trabajo barato o gratuito”, apuntó.

Cuando se recortan los servicios públicos porque las grandes corporaciones y las personas más ricas no pagan los impuestos correspondientes, las mujeres suelen ser las más perjudicadas, dijo Ratcliff a IPS. Por ejemplo, cuando la educación no es gratuita, la población femenina es la queda afuera, acotó.

“Las mujeres sufren discriminación en sus hogares y también institucional, pues las élites política y económica están dominadas por hombres; las ocho personas más ricas son hombres, al igual que 89 por ciento de las que son multimillonarias”, observó.

Ratcliff subrayó que es necesario gestionar las economías para que las mujeres puedan tener las mismas oportunidades que los hombres.

“Por ejemplo, asegurando un acceso equitativo a la educación, ofreciendo mejores servicios de cuidados infantiles, además de más asequibles, invirtiendo en servicios e infraestructura básica y combatiendo normas sociales relacionadas con el papel de las mujeres en la sociedad”, indicó.

Si las mujeres tuvieran los mismos recursos que los hombres

Están entre los más pobres de los pobres, y a pesar su contribución fundamental y de constituir la mitad de los trabajadores rurales, las campesinas son las mayores víctimas de la desigualdad.

“Si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres, habrían unas 150 millones de personas menos con hambre en el mundo”, observó Neven Mimica, comisario de Cooperación Internacional y Desarrollo de la Unión Europea (UE).

Empoderar a las mujeres contra la desigualdad

Las campesinas de Uganda necesitan mejores herramientas de mano y de tracción animal. Crédito: IFAD.

Incluso, Mimica estimó que la producción agrícola aumentaría casi una tercera parte.

“Suele decirse que educando a una mujer, se educa a toda una generación. Lo mismo ocurre cuando las empoderamos en distintos ámbitos, no solo mediante el acceso al conocimiento, sino también a los recursos, ofreciéndoles igualdad de oportunidades y dándoles voz”, indicó.

“Sin embargo, las estadísticas actuales muestran que nos quedamos cortos en esos ámbitos”, se lamentó Mimica, en el marco de una reunión de alto nivel realizada en diciembre.

La organización del encuentro estuvo a cargo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Comisión Europea, la Presidencia eslovaca del Consejo de la UE, y contó con la colaboración del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (IFAD), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y ONU Mujeres.

Ademas, puntualizó el comisario de la UE, “sabemos que las niñas y los niños tienen mejores perspectivas de futuro si sus madres son saludables, tienen tranquilidad económica y educación; en especial en los primeros 1.000 días de vida”.

Las mujeres representan la mitad de los trabajadores rurales

En los países en desarrollo, las mujeres representan 45 por ciento de los trabajadores rurales, yendo de 20 por ciento en América Latina hasta 60 por ciento en algunas zonas de África y Asia, según FAO.

“Y son muy trabajadoras, en África y Asia Pacífico, suelen laborar entre 12 y 13 horas más por semana que los hombres”, precisa la FAO.

En general, ellas tienen menos probabilidades que los hombres de tener el control de la tierra, y el suelo de sus terrenos suele ser de mala calidad: menos de 20 por ciento de los propietarios de tierras son mujeres.

“Las campesinas generan ganancias productivas y reinvierten hasta 90 por ciento de sus ingresos en el hogar, dinero que se gasta en alimentación, salud, educación y actividades generadoras de ingresos, lo que ayuda a romper el ciclo de la pobreza”, precisa la agencia.

Lograr la igualdad de género y empoderar a las mujeres “no solo es hacer lo correcto, sino que es un elemento fundamental en la lucha contra la extrema pobreza, el hambre y la malnutrición”, subrayó el director general de la FAO, José Graziano da Silva, en la reunión de alto nivel.

“Las mujeres son el pilar de nuestro trabajo en agricultura”, subrayó, y representan 45 por ciento de la fuerza laboral rural en los países en desarrollo y hasta 60 por ciento en algunas regiones de África y Asia, precisó.

Los datos ponen de relieve la importancia de que las trabajadoras rurales tengan las mismas oportunidades, subrayó el director general de la FAO.

A cerrar la brecha de género

En la reunión de alto nivel, la ministra de Agricultura y Desarrollo Rural de Eslovaquia, Gabriela Matecná, quien presidió el Consejo de la UE en el segundo semestre de 2016, observó: “La brecha de género le cuesta caro a la sociedad en términos de producción agraria, de seguridad alimentaria y de crecimiento económico”.

A pesar de que las mujeres constituyen casi la mitad de los trabajadores rurales, son propietarias de menos de 20 por ciento de las tierras. Además, la población femenina representa 60 por ciento de las personas que sufren hambre de forma crónica, observó.

“Cuando inviertes en un hombre, inviertes en una persona. Cuando inviertes en una mujer, inviertes en una comunidad”, remarcó el presidente de IFAD, Kanayo F. Nwanze.

“Una y otra vez vemos que la igualdad de género abre las puertas para que comunidades enteras refuercen la seguridad alimentaria y nutricional y mejoren su bienestar social y económico”, observó.

“Empoderar a las mujeres es, por cierto, empoderar a la humanidad”, subrayó.

“Solo empoderando a las campesinas podremos destrabar la fuerza del sistema de alimentación global. Es fundamental brindarles apoyo para crear resiliencia, construir empresas más fuertes y promover la seguridad alimentaria a largo plazo”, observó Denise Brown, directora de emergencias del PMA.

Por su parte, la directora de programa de ONU Mujeres, María Noel Vaeza, subrayó: “Cerrar la brecha de género en la agricultura generará múltiples dividendos en materia de desarrollo, como la igualdad de género para las mujeres rurales, seguridad alimentaria y reducción de la pobreza, mejor gestión climática y sociedades más pacíficas”.

Traducido por Verónica Firme

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2017/01/empoderar-a-las-mujeres-contra-la-desigualdad/

Imagen: cdn.ipsnoticias.net/wp-content/uploads/2017/01/desigualdad1-629×420.jpg

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