Reportan 190 niños muertos durante enfrentamientos en Sudán

Por: TelesurTV

El portavoz de Unicef señaló que la cifra de menores de edad muertos y heridos durante los enfrentamientos  en Sudán podría ser mucho mayor.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef ) advirtió que al menos 190 niños han muerto y alrededor de 1.700 han resultado heridos a causa de los enfrentamientos armados en Sudán.

La directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell, indicó en un comunicado que a pesar de no poder confirmar el número de niños y niñas fallecidos y heridos debido a la intensidad de los combates, han recibido informes de que 190 niños han muerto y otros 1.700 han resultado heridos en el país africano desde que estallaron los enfrentamientos hace casi tres semanas.

Ante la gravedad de la situación que enfrentan los menores de edad, Catherine Russell, llamó a poner fin a los enfrentamientos y la violencia en Sudán por el bien de la infancia en el país africano.

El portavoz de Unicef, James Elder, señaló que la cifra de menores de edad muertos y heridos solo responde a los niños que lograron llegar a centros médicos, por lo que el número de óbitos podría ser mucho mayor.

Los enfrentamientos registrados este viernes entre el Ejército sudanés y el grupo rebelde Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) en la ciudad de Al Obeid, en la región de Kordofán del Norte, dejaron un saldo preliminar de diez muertos entre los que se encuentran siete niños.

Según el Sindicato de Médicos de Sudán, los combates en Al Obeid continúan y se espera que el número de muertos y heridos aumente con el pasar de las horas.

De acuerdo al balance más reciente del Ministerio de Salud sudanés, al menos 550 civiles han muerto y casi 5.000 han resultado heridos desde el inicio de los enfrentamientos en el país africano el pasado 15 de abril.

Fuente de la información:  https://telesurtv.net

Fotografía: TelesurTV. Ante la gravedad de la situación que enfrentan los menores de edad, la Unicef llamó a poner fin a los enfrentamientos y la violencia en Sudán. | Foto: @Unicef

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OPINIÓN | Allá en la sierra de Guerrero, donde la vida no vale nada

Por: Tlachinollan

Abel Barrera Hernández

Para Teodomira y Manuel,

quienes han acompañado hasta el último rincón de la sierra

a las familias desplazadas por la violencia.

Toda nuestra solidaridad en estos momentos de prueba.

Nuestro reconocimiento por mantenerse a lado de los hombres, mujeres

y los niños que sobreviven en un territorio minado por la metralla.

La metralla no cesa en la sierra de Guerrero. La disputa por el control territorial es encarnizada entre dos grupos antagónicos conocidos como el Frente Unido de Policías Comunitarias del Estado de Guerrero (FUPCEG), que está conformado por grupos asentados en los municipios de Heliodoro Castillo, Cuetzalan del Progreso, Teloloapan y Apaxtla, principalmente. De la otra parte, se encuentra el grupo conocido como el cartel del Sur, que tiene como su centro de operaciones en el municipio de Leonardo Bravo. Es una batalla campal en este corredor serrano que abarca los municipios de Heliodoro Castillo, Leonardo Bravo, Eduardo Neri y Chilpancingo, donde gran parte de la población pobre tiene como principal actividad la siembra de la amapola. La crisis causada por el fentanilo desfondó la economía serrana, dejando en total desamparo a las familias campesinas de la sierra. Las concesiones mineras que existen en la región han despertado una mayor codicia en estos grupos, que no cesan en sus incursiones armadas en las comunidades aledañas, para avanzar en su estrategia de control territorial y sometimiento de la población.

Varios pobladores de la sierra que han sido desplazados por esta violencia, recuerdan que el 4 de octubre del 2013 se suscitaron varios enfrentamientos en comunidades de Leonardo Bravo, provocando la huida de decenas de familias. Lo más grave ha sido que las autoridades federales y estatales solo suban a la sierra para replegar momentáneamente a los civiles armados, dejando crecer la ola delincuencial.

Comentan que otra de las balaceras más fuertes se registró el 5 de septiembre de 2018. Duró más de 9 horas, en los poblados de Puentecillas y Ranchito. A pesar de que fue un enfrentamiento que causó muchas muertes, las autoridades se mantuvieron al margen. Los mismos militares comentaron a la gente que no podían intervenir porque se trataba de un conflicto entre dos grupos. Desde ese año, se dio a conocer el Frente Unido de las Policías Comunitarias de Guerrero.

Las familias desplazadas señalan que el 11 de noviembre del 2018, llegaron personas armadas de varios lados. Entraron primero a la comunidad de Corralitos y después a Puentecillas. Ante esta incursión la gente se salió de sus comunidades y se concentró en la comunidad Campo de Aviación. Creyeron que las autoridades iban a prestarles auxilio, sin embargo, nunca llegaron. No tuvieron otra alternativa que refugiarse en la comunidad de los Morros, porque ahí se encontraba un destacamento militar. La gente notó que el ejército se mantuvo indiferente ante la irrupción de los grupos armados de la sierra, desplazándose hacia otro lugar. Las familias decidieron bajar a la cabecera municipal de Chichihualco, con el fin de pedir auxilio al presidente municipal. Se concentraron en el auditorio, y después de varios días, lograron establecer un acuerdo con las autoridades, para programar su retorno el 17 de noviembre. A pesar de que iban escoltados por militares y varios cuerpos de la policía del estado, un grupo de civiles armados empezó a disparar después de que habían pasado la comunidad de los Morros. Ante la balacera que procedía de varios cerros obligó a que los más de 100 carros que iban en la caravana, regresaran a Chichihualco.

Desde esa fecha más de 200 familias se han mantenido en calidad de desplazadas y han sido acompañadas principalmente por Manuel Olivares y Teodomira Rosales, del Centro Morelos. En contrapartida no han encontrado en el gobierno del estado eco a sus demandas, y más bien los han dejado en total indefensión.

El 28 de diciembre del 2019 cuando la defensora Teodomira Rosales Sierra y el defensor Manuel Olivares Hernández acompañaron a estas familias asentadas en Chichihualco, para emplazar al grupo de la policía del estado, con el fin de que permanecieran en la región, fueron agredidos por elementos de esta corporación. La compañera Teodomira fue víctima de una agresión sexual por parte de un grupo de élite de la policía estatal. Además de tirarla al suelo y someterla, una mujer policía le puso en el pecho su arma de cargo. En ese mismo instante el compañero Manuel fue golpeado por varios elementos policiales y le infligieron tratos crueles y denigrantes. En la agresión, un mando de la policía lo increpaba “por qué estás apoyando al narco”. Además de sufrir estas vejaciones quebraron el cristal de la puerta derecha y poncharon las cuatro llantas de la camioneta, propiedad del Centro Morelos. Se robaron dos mochilas en las que iban dos computadoras laptop, artículos personales, dinero en efectivo y documentación de las familias desplazadas.

El 6 de febrero se reunieron con un teniente de apellido Badillo, perteneciente al 50 batallón de infantería, quien llegó acompañado de varios vehículos militares a la cabecera municipal de Chichihualco. Pidió que se registraran las familias desplazadas para enviar su reporte a la ciudad de México. En ese instante varias personas se opusieron porque identificaron que algunos elementos del ejército habían incursionado en sus comunidades acompañando a un grupo de civiles armados de la sierra. Esta denuncia pública molestó al teniente, quien posteriormente realizó varias llamadas telefónicas a la compañera Teodomira, reclamándole esta acción de las familias y exigiéndole la entrega de la lista de los desplazados.

Durante el mes de marzo de este año, volvieron las hostilidades en la sierra, cuando un grupo de civiles armados entró a la comunidad de Filo de Caballos y asesinó a cinco Policías Comunitarios de Tlacotepec. La reacción fue virulenta porque se dieron varios enfrentamientos en las comunidades de Carrizal de Bravo, Balsamar y Tepozonalco. Se registraron 9 muertos causando nuevamente el desplazamiento de más de 500 personas, de 6 comunidades del municipio de Leonardo Bravo y una de Chilpancingo. En esta confrontación armada, el objetivo del Frente Unido de Policías Comunitarias, era llegar a la cabecera de Chichihualco para arremeter contra el cartel del Sur.

Esta situación ha provocado que las familias que se encuentran desplazadas en Chichihualco decidieran desde el pasado 22 de marzo, acampar en un paraje conocido como el Crucero del Huamuchil, ubicado en la parte oriente, para evitar mayor derramamiento de sangre. Por su parte, las autoridades federales y estatales han abandonado a su suerte a las víctimas de desplazamiento forzado interno, dejando que los grupos de civiles armados impongan la ley del fuego.

En este contexto de confrontación violenta, el 22 y el 26 de marzo pasado, se publicaron en redes sociales denostaciones sumamente graves contra el defensor Manuel Olivares Hernández, que ponen en riesgo su vida. Lo señalan como “defensor del narco”.  Se obstinan en descalificar su trabajo por asumir la defensa de las víctimas de desplazamiento forzado interno del municipio de Leonardo Bravo.

Por la forma en que están escritos los mensajes, hay fundados temores de que se atente contra la vida del compañero Manuel Olivares Hernández y de la compañera Teodomira Rosales Sierra. Esta situación ha obligado a todo el equipo del Centro José María Morelos y Pavón, de dejar el acompañamiento en terreno que realizan desde hace dos años a familias desplazadas. Ante la descomposición social que se vive en varias comunidades de la sierra a causa de la inacción de las autoridades y por la ley de la metralla impuesta por los civiles armados, hace que la vida de los defensores y defensoras penda de un hilo.

Fuente e imagen: http://www.tlachinollan.org/opinion-alla-en-la-sierra-de-guerrero-donde-la-vida-no-vale-nada/

Publicado originalmente en Desinformémonos

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Rebelión policial con apoyo popular contra el gobierno de Moise en Haití

América/Haití/26/02/2020/Autor y fuente: https://www.tercerainformacion.es

Reporte del militante haitiano Henry Boisrolin: «La grave situación que vive Haití hace más de un año se desbordó nuevamente. Hubo fuertes enfrentamientos entre los policías que apoyan la formación de un sindicato (Sindicato de la policía nacional de Haití), que ni el gobierno ni la dirección de la policía aceptan. Hubo fuertes incidentes el lunes y el miércoles donde fueron incendiados varios stands, preparados para el carnaval, en el Campo de Marte, y tambien cerca del estadio , el equipo de sonido y carros.

El gobierno respondió diciendo que eran terroristas y revocó a cinco miembros de la cúpula del sindicato que se quiere formar, entre los cuales la figura más visible es la agente en actividad, Yanick Joseph. La policía rechazó la revocación y ahora están exigiendo la renuncia del jefe de policía, la del presidente y del primer ministro. Entonces el gobierno se atrincheró en señalar «que va a haber carnaval lo mismo», pero la policia organizó una marcha hacia el Campo de Marte donde se suele desarrollar tal desfile. Hubo fuertes enfrentamientos y barricadas.

Los tiroteos se intensificaron y los policías atacaron un cuartel del Ejército dejando 2 muertos y una decena de personas heridas. El Ministerio de Defensa dijo que para evitar un baño de sangre cancelaba el carnaval del martes.

Mientras esto ocurría, se sumaron a la rebelión numerosos militantes de movimientos sociales y organizaciones populares, apoyaban así, en las calles, al movimiento de la policía contra el gobierno y la policía nacional. Jovenel Moise, el odiado presidente haitiano, había formado hace un tiempo un grupo especial represivo al que denomina como «el nucleo de las nuevas fuerzas armadas de Haití». Algunos de esa uniformados habían tomado en estos días de crisis, posición en una torre, y dispararon desde allí hacia la gente, que tuvo que desalojar la zona. Muchos empezaron a huir, y se hicieron con el dominio de los tanques, los carros blindados que son de una unidad especial que asegura la seguridad del presidente. Hay un vídeo en que se ve que rodean un carro, y hacen bajar a los ocupantes que son miembros de esa fuerza especial. Se reportan en la tarde del domingo enfrentamientos y se sienten disparos en distintas partes de la capital, hay barricadas de fuego y muchos manifestantes gritando por la caída del gobierno de Moise.

Eso se repite tambien en otras ciudades populosas del país. La situación cada hora se agrava cada vez más. El pueblo se está agrupando frente a las unidades de policía disidente para reforzar su apoyo a las mismas y exigir juntos la caída definitiva del gobierno. Moise estudia con sus allegados la alternativa de llamar a un toque de queda. No se sabe donde está el presidente, ni el primer ministro».

Reporte de Prensa Latina

Los policías, que desde octubre pasado piden aumentos salariales, sindicatos y mejores condiciones laborales, salieron este domingo a las calles, a los que se sumaron cientos de simpatizantes, para reiterar sus demandas y expresar su desaprobación a la celebración de los festejos populares en medio de la creciente inseguridad. Los enfrentamientos estallaron frente a la sede del ejército, cuyos efectivos intervinieron para asegurar, sin éxito, las gradas que debían alojar a los altos funcionarios del gobierno durante las festividades previstas a iniciarse esta noche. Al menos dos militares e igual número de policías resultaron heridos, indicaron varios medios de prensa. Los agentes fueron atendidos en el Hospital Estatal Universitario de Haití, principal institución de su tipo en el país. Aunque las exigencias de los oficiales no son nuevas, sus protestas se radicalizaron esta semana cuando efectivos y partidarios prendieron fuego a los stands de los carnavales en el Champs de Mars y a las carrozas resguardadas en el estadio Sylvio Cator.

También intercambiaron disparos frente a la sede de la Dirección General de la Policía, en Petion Ville, y prendieron fuego a las oficinas del abogado y presidente de la Fundación Je Klere, Samuel Madistin. Por su parte, las autoridades despidieron a cinco agentes implicados en las movilizaciones, entre ellos Yanick Joseph, coordinadora del sindicato policial, aún no autorizado. En las protestas de este domingo, policías exigieron la reintegración de los oficiales, y la autorización para la formación sindical. La víspera, el presidente, Jovenel Moïse, prometió mejorar las condiciones de vida de los agentes y anunció un aumento de cinco mil gourdes (poco más de 50 dólares) a las tarjetas de débito de los oficiales a partir de marzo. Instruyó asimismo, otorgar urgencia al proyecto de construcción de unas 600 viviendas y pidió calma al gremio. Sin embargo, no mencionó la sindicalización, uno de los puntos más álgidos de las demandas policiales.

Fuente e imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/internacional/2020/02/24/rebelion-policial-con-apoyo-popular-contra-el-gobierno-de-moise-en-haiti

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Protestas antigubernamentales llegaron a varias provincias de Haití

Centro América/Haití/28-092019/Prensa Latina
Por: Prensa Latina
Varias provincias de Haití fueron escenario hoy de fuertes protestas antigubernamentales convocadas por sectores opositores, para exigir la dimisión del presidente Jovenel Moïse.
En Petit-Goâve, a unos 70 kilómetros al sur de esta capital, incendiaron el Tribunal de Primera Instancia, mientras que, en Cabo Haitiano, segunda ciudad en importancia del país se registraron fuertes enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, y estos prendieron fuego a algunas residencias.

Sucursales de la Société Générale Haïtienne de Banque S.A. y el Banco Nacional de Crédito fueron atacados en Saint-Marc, situado a 96 kilómetros de Puerto Príncipe. En esa misma ciudad fue saqueada la comisaría de Freycineau.

También en Jeremie, prendieron fuego a vehículos en la delegación departamental, y en Jacmel se registraron enfrentamientos entre manifestantes y la policía, que fueron dispersado con gases lacrimógenos.

Hasta el momento, autoridades oficiales no ofrecieron un balance de las protestas que fueron particularmente intensas en la capital del país.

Negocios de las localidades de Delmas y Petion Ville fueron saqueados por manifestantes furiosos que prometieron permanecer en las calles hasta la renuncia del jefe de Estado.

‘Los niños no pueden ir a las escuelas, los hospitales no funcionan, y cada vez hay menos trabajo. La gente está muriendo de hambre’, dijo a Prensa Latina, Olivier Pierre.

Varios inconformes fueron arrestados por saquear negocios y perturbar el orden público en las barriadas de Delmas y Petion Ville, mientras los heridos fueron atendidos en la escena y transportados a centros de salud.

En Cité Soleil, en la entrada norte de Puerto Príncipe, atracaron un cuartel del Cuerpo de Intervención y Mantenimiento del Orden, y arrasaron a su paso con armas, municiones, chalecos, así como el equipamiento del lugar.

Las protestas de este viernes siguieron a dos semanas de manifestaciones que sacuden al país por la escasez de combustible y contra a ratificación del Gobierno.

El presidente, por su parte, reiteró que se mantendrá en su puesto y abogó por la unión nacional.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=308853&SEO=protestas-antigubernamentales-llegaron-a-varias-provincias-de-haiti
Imagen: https://elpais.com/internacional/2019/02/14/america/1550170003_145275.html
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El aula que cuestiona la guerra de pobres contra pobres en Argentina

Redacción: El País

El documental ‘La escuela contra el margen’ muestra la transformación de los alumnos de un secundario del sur de Buenos Aires después de la ocupación de un parque que dejó tres muertos y enfrentó al barrio.

La escuela secundaria Manuel Mujica Laínez está en la frontera entre los barrios de Villa Soldati y Villa Lugano, los más pobres de la ciudad Buenos Aires. En sus alrededores hay seis «villas miseria». A pocos metros, uno de los pulmones verdes del sur de la ciudad, el parque Indoamericano, donde los alumnos concurren a hacer deporte. El 3 de diciembre de 2010, unas 1.500 familias con dificultades para acceder a una vivienda ocuparon ese parque. Días después, dos de los ocupantes murieron por disparos de la policía durante un violento desalojo y un tercero falleció en el enfrentamiento posterior contra vecinos que habían decidido poner freno por su cuenta a la toma. El conflicto se trasladó también a las aulas porque había estudiantes de las dos partes enfrentadas.

«El conflicto explota en el Indoamericano pero subyace antes, durante y después. Tiene que ver con la segregación, con esa cosa del estatus social, de la realidad socioeconómica y lo que llamamos vulgarmente la guerra de pobres contra pobres, que está presente en el barrio todos los días, dentro y fuera de la escuela», cuenta Florian Vives, docente de un taller que se lleva a cabo en el centro y que es la columna vertebral del documental La escuela contra el margen, dirigido por el documentalista Lisandro González Ursi y el cineasta Diego Carabelli. El largometraje visibiliza esa y otras disputas, y el trabajo educativo para desactivarlas. Su estreno coincide con uno de los momentos más complicados de una grave crisis económicaque ha incrementado las desigualdades y hecho aflorar tensiones.

El desempleo es casi el doble en el sur de la ciudad que en el nortela tenencia irregular de vivienda tambiénlos ingresos familiares, muy inferiores. Al recorte estatal en educación se le suma el aumento del desempleo -un 10%, el nivel más alto de los últimos 13 años- y una inflación por encima del 50% anual que devora los salarios. Muchos jóvenes de familias con escasos recursos, como las de esta escuela, dejan los estudios para trabajar en lo que encuentran.

A las seis de la tarde, el horario de entrada en esta escuela vespertina, alumnos y alumnas forman fila en el amplio patio mientras se iza la bandera argentina. La mayoría sigue la breve ceremonia repetida a diario desde la guardería, pero algunos miran distraídos el móvil o mueven la cabeza al ritmo de la música que suena por los auriculares. De pie frente a ellos está la directora, Claudia González.

Enfrentamientos

Poco después, en su despacho, González admite que el enfrentamiento entre barriadas y la xenofobia sigue en la actualidad, alimentado por noticias reales o falsas difundidas a través de medios y redes sociales. Desde la escuela se trabaja «para reducir la resistencia a verse como compañeros de escuela e intentar concienciar de que lo que medie sea la palabra ante cualquier conflicto».

Sin embargo, no es el único obstáculo. En el taller guiado por Vives, el alumnado plasma los diferentes problemas del barrio en un mapa que intervienen con anotaciones, dibujos y pegatinas: hay zonas sin agua corriente, sin cloacas, con calles sin asfaltar por las que no pasa el transporte público ni entran ambulancias; puntos en los que se vende droga y otros en los se han registrado víctimas de gatillo fácil policial. Muchos de sus estudiantes jóvenes son criminalizados por vestir con gorra y ropa deportiva.

«Parque abandonado»

Vives explica que cuando trabaja con un grupo nuevo plantea actividades de autoconocimiento y optó esta vez por la cartografía social como herramienta. Poco a poco, mientras aprendían unos de otros, comenzaron a emerger también conflictos externos, como las desigualdades entre el sur y el norte de la ciudad. «Las cámaras de seguridad cuidan a las personas de clase alta y vigilan a las personas no adineradas», escribieron en el mapa, junto a carencias en vivienda, salud y educación mucho más graves que en el norte rico de Buenos Aires.

Los estudiantes fueron al parque con cámaras estenopeicas (sin lentes) y retrataron aquello que se había mantenido igual y lo que había cambiado desde la ocupación. «Acá se ven los juegos que pusieron después de la toma, cuando intentaron arreglarlo y le pusieron algo de onda, pero antes era un parque abandonado», cuenta en el documental Mili, una de las alumnas de la escuela, a otros jóvenes.

A medida que crece la confianza mutua entre estudiantes y docente, Vives orienta el trabajo del taller a cuestionar la mirada de los demás sobre ellos. «Escuché decirles ‘nosotros no somos una escuela inteligente’, o ‘no nos pregunte qué pensamos que faltó Katja que es la que piensa’ y más ejemplos. Pareciera que ustedes piensan que no tienen cosas interesantes que decir, por todos estos comentarios, yo pienso que sí que tienen y la propuesta es que pensemos qué queremos decir», les anima. Y los convence: participan en el proyecto Jóvenes y Memoria y viajan con él a Chapadmalal, una localidad costera bonaerense donde muchos ven por primera vez en su vida el mar. El documental muestra la gran transformación de los alumnos en el proceso.

El curso empezó en marzo y González asegura que sólo ha habido un día de asistencia perfecta en los últimos cursos: el que fueron al cine a ver el documental. «Salieron enloquecidos. Les encantó y nos pidieron que la pasáramos en la escuela para los demás», asegura González. No es frecuente que se sientan identificados con lo que ven en la gran pantalla. Menos aún que les haga replantearse quiénes son y hacia dónde quieren ir.

Fuente: https://elpais.com/internacional/2019/08/31/argentina/1567274575_319280.html

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Policía ataca manifestación del Día del Trabajador en París

Por: Telesur Tv/01-05-2019

París vuelve a ser epicentro de un enfrentamiento entre miembros de la policía local y los manifestantes pertenecientes al movimiento de los chalecos amarillos.

Al menos 165 personas han sido detenidas este 1 de mayo en París durante un enfrentamiento entre los manifestantes pertenecientes a los chalecos amarillos y la policía local. Según las autoridades, a los detenidos se le confiscaron objetos prohibidos.  La Prefectura de París ha detallado que registraron a unos 9.000 ciudadanos en las zonas de la manifestación.

Unos 7.400 funcionarios policiales y militares fueron desplegados en la capital francesa, con el objetivo de interrumpir el flujo de la manifestación pacífica que se celebra este miércoles con el fin de conmemorar el Día Internacional del Trabajador.

En este sentido, el titular del Ministerio del Interior de Francia, Christophe Castaner, destacó que esta medida obedece a un plan de prevención ante los «1.000 a 2.000 activistas radicales» que se dieron cita en la manifestación del primero de mayo.

Asimismo, el gobierno de la capital francesa exhortó a los comerciantes de esta metrópolis a blindar sus negocios y a mantener las persianas abajo durante el desarrollo de la concentración de este miércoles.

La manifestación reivindicativa de los chalecos amarillos

Miles de manifestantes del movimiento chalecos amarillos realizan este miércoles una protesta en París con sindicatos y movimientos estudiantiles. La acción se da en el marco del Día Internacional de los Trabajadores.

Los chalecos amarillos se mantienen movilizados desde el pasado 17 de noviembre de 2018. Las protestas iniciaron en rechazo al alza en los precios de los combustibles y los impuestos, pero luego se extendieron contra las políticas del Gobierno de Emmanuel Macron. Ahora exigen reivindicaciones sociales y políticas.

Las protestas de los chalecos amarillos ocurren cada sábado y la anterior fue la número 24. Según cifras del ministerio del Interior hubo más de 5.500 manifestantes en la pasada jornada.

El pasado jueves, Macron anunció un conjunto de medidas como la rebaja en 5.000 millones de euros del impuesto sobre la renta y la revalorización de las pensiones. Sin embargo, los anuncios no fueron bien recibidos y los miembros de chalecos amarillos señalaron al presidente por no escuchar sus demandas.

En Ivry-sur-Seine (periferia de París), los chalecos amarillos indicaron que “no hay nada concreto” entre los anuncios de Macron, mientras que la militante Danièle el discurso de Macron “fue sólo teatro, no sentimos nada concreto, no hay casi nada que nos satisfaga”.

Además de bajar los impuestos y subir las pensiones, el presidente dijo estar dispuesto a reformar el sistema de referéndum ya existente, llamado Referendo de Iniciativa Compartida (RIP). No obstantes, rechazó el más directo Referéndum de Iniciativa Ciudadana (RIC), una de las demandas centrales de los chalecos amarillos.

*Fuente: https://www.telesurtv.net/news/chalecos-amarillos-protesta-paris-dia-trabajadores-macron-20190501-0010.html
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Las mujeres que pararon dos meses a Franco

Por: pikaramagazine.com/06-02-2019

En 1962, una huelga minera que se inició por un conflicto laboral en Asturias terminó convirtiéndose en el mayor desafío político al que tuvo que enfrentarse el franquismo desde la finalización de la Guerra Civil: 300.000 trabajadores de todo el Estado español terminaron sumándose a un paro que se extendió durante dos meses. Fueron las mujeres de las Cuencas Mineras las que garantizaron las condiciones que lo hicieron posible.

A lo largo de la historia, ha habido –y hay– quienes saben que sí o sí aparecerán en los libros; quienes intuyen que sus aportaciones, para bien o para mal, podrán merecer la atención de los que la escriben; y quienes ni por asomo lo han contemplado. A este último sector pertenece la mayoría de la población y, en especial, de las mujeres, pero es ahí donde se ha hecho historia con mayúsculas, aquella que ha perpetuado la vida frente a la destrucción, que ha sembrado justicia frente a los privilegios y que se ha constituido en resistencia frente a quienes sostenían que conformarse era el mandato divino o legal.

En 1962, cuando el régimen franquista presumía de un supuesto milagro económico como estrategia para legitimarse y lavar su imagen internacionalmente, un grupo de mujeres y hombres pobres de un aislado valle asturiano conseguían lo impensable hasta el momento: abrir la brecha de la oposición política a partir de lo que empezó siendo, ni más ni menos, que una protesta laboral.

La esquiva primavera asturiana seguía haciéndose de rogar en la Cuencas Mineras en aquellos días de abril de 1962 en los que miles de hombres tenían aún que recorrer hasta dos horas a pie para llegar, aún de noche, a los pozos en los que iban dejándose los pulmones y la vida, para salir por un mísero sueldo, también de noche, a unas condiciones de vida que no diferían mucho de las que habían vivido sus antepasados un siglo atrás.

Con una diferencia abismal: las Cuencas habían sufrido la Guerra Civil y la posguerra con una virulencia especial, aquella que los golpistas consideraban que merecía una zona destacadamente roja y a la que tanto les había costado aplacar –que ya se había convertido en un símbolo de los movimientos obreros con su Revolución de 1934– y que durante años albergó en sus montañas a guerrilleros que se negaban a dar por vencida a la democracia.

Guerrilleros que no habrían podido subsistir sin el apoyo de la población civil que les protegía, nutría y esperaba, mayoritariamente conformada por mujeres. Una de ellas era Anita Sirgo, hija del guerrillero Avelino Sirgo, y enlace de la guerrilla desde los nueve años. Ser miembro de una familia republicana no sólo le costó no conocer a su padre –sólo lo vio una vez sin saber quién era–  y no saber aún ni en qué cuneta está enterrado, sino que sus abuelos y su madre fueran encarcelados y su tío ejecutado. Por todo ello, es una de las firmantes de la causa contra los crímenes del franquismo que se investiga en Argentina.

Pero Anita Sirgo es también una de las cientos de mujeres que hicieron posible la emblemática huelga minera de 1962, que tuvo su origen en unas sanciones de suspensión de empleo y sueldo a siete mineros que se atrevieron a pedir una subida del jornal que cobraban en el Pozo Nicolasa, en Mieres. Esto, que había ocurrido infinidad de veces anteriormente, desató un extraordinario movimiento de solidaridad que empezó entre sus propios compañeros , que se negaron a trabajar al día siguiente iniciando así una huelga de dos meses que se fue extendiendo, primero por las minas asturianas y siderúrgicas -60.000 obreros sólo en esta región-, y posteriormente por 23 provincias españolas. Según distintas fuentes historiográficas, llegaron a participar hasta 300.000 personas de todo el Estado español. Y todo ello, sin convocantes ni consignas, sin apenas hablar-se conoce también como ‘la huelga del silencio’– para evitar filtraciones y represión, y echando mano de una cultura muy interiorizada de la solidaridad de clase que “cuenta con unos mecanismos de identificación de quiénes son los nuestros y quiénes el enemigo que suelen funcionar de una manera muy espontánea ya que no requieren una militancia explícita”, explica Rubén Vega, historiador y autor del libro Las huelgas de 1962.

Concentración en Bruselas en solidaridad con las huelgas de 1962. (Archivo Fundación 1º de Mayo)

Tal fue la repercusión nacional e internacional –se celebraron actos de solidaridad en otros países europeos, y medios como The New York Times o Le Monde se hicieron eco de la rebelión–, que la huelga consiguió algo extraordinario, como lo define Vega: “Algo que no había ocurrido antes y que no volvió a ocurrir: que un ministro de Franco viniese no sólo a negociar con los huelguistas, sino que además cediese. Es peculiar, además, porque las minas eran privadas aún y el que negocia es un ministro, no la patronal ni los empresarios. Y porque las cesiones se decidieron en un Consejo de Ministros presidido por el dictador y se publicaron en el Boletín Oficial del Estado. Se conceden 75 pesetas por cada tonelada producida de carbón destinadas a la subida de los salarios”.

Como subraya Vega, en aquel momento los mineros llevaban ya más de un mes en huelga, un delito equiparable a la rebelión militar según la legislación vigente, lo que convirtió inmediatamente a la huelga en un desafío político y, sin embargo, el régimen negoció con quienes, bajo sus normas, eran delincuentes.

La última vez que los mineros habían visto incrementarse sus sueldos había sido en 1956, pero en 1962 el precio de alimentos básicos como el pan o las patatas se había encarecido entre un 50 y un 200 por ciento. “La huelga fue posible por una combinación de factores. Había descontento porque el régimen presumía de que la economía empezaba a tirar, pero la gente no veía mejorar su situación. La minería es un sector muy especial porque había una tradición muy fuerte de solidaridad que hizo que el conflicto estallase. Pero también por un relevo generacional. La mayoría de los detenidos y deportados por la huelga tenían una media de edad muy joven, gente que no había vivido la guerra y que, por tanto, tenían menos miedo”, resume Vega. De hecho, pese a que había actividades clandestinas de organizaciones como el Partido Comunista y de cristianos de base, no pudieron ver venir la huelga “y ni en sus mejores sueños hubiesen podido imaginar lo que iba a ocurrir”, añade. Aunque sí la apoyarían una vez desatada.

Hasta aquí el resumen del relato habitual de uno de los capítulos más heroicos del antifranquismo, con el que Asturias se labró parte de su merecida reputación obrera y rebelde. Pero, ¿quiénes aseguraron en gran medida las condiciones necesarias para mantener una huelga de dos meses?

“Yo he conocido a mujeres que han trabajado en todos los ámbitos de la mina”, explica Montserrat Garnacho Escayo, antropóloga de género natural de Mieres, y autora de numerosos libros y artículos sobre las mujeres en las minas asturianas.“Conocí a una mujer que fue picadora durante ocho años porque su marido no podía seguir por la silicosis. Como la paga que le correspondía no le daba para vivir a ellos y a sus hijos, le pidió al jefe que le dejara desempeñar su puesto. Rompió aguas picando, porque tuvo dos hijos más siendo minera. Pero, claro, la paga la cobraba a nombre del marido, porque en aquel momento era ilegal que las mujeres fueran mineras. Las mujeres están ocultas de la foto, pero estaban ahí”.

Niño trabajando en una mina asturiana (Fundación Montepío)

Las mujeres han trabajado en las minas -dentro y fuera- desde sus inicios, como los niños y las niñas, por ser un trabajo precario y denostado. También en Asturias, donde encontramos cómo fueron empleadas desde el siglo XIX también como picadoras cuando había aumentos de la demanda, como en la paralización de la siderurgia vasca por la Tercera Guerra Carlista o durante la I Guerra Mundial.Siempre cobrando la mitad que los hombres, 1,05 pesetas a finales del siglo XIX según un estudio de Fernando García Arenal, citado por Garnacho, y menos que los menores, que recibían entre 1,25 y 1,5 pesetas. Según esta estudiosa, en esta época se estima que unas 600 mujeres trabajaban en las minas asturianas de hulla.

Eso sí, cuando escaseaba la demanda, las mujeres volvían a ser relegadas a las labores que tradicionalmente desempeñaban como carboneras: cargar los vagones con el carbón extraído de los pozos, lavarlo –a menudo, con sus bebés al lado tragando el mismo polvo que también a ellas les provocaba silicosis, aunque no se le reconociese como enfermedad laboral–; e, incluso, recuperando el carbón que terminaba en las riberas de los ríos, cargándolo en cestos chorreantes de agua sobre sus cabezas durante kilómetros, para venderlo o tener así algo con lo que alimentar sus propias cocina de carbón. Eso sí, estos trabajos sólo eran aceptados socialmente si los desarrollaban antes de casarse. Si no, era cosa de las viudas de los ‘rojos’, de las madres solteras o que tenían a sus esposos en los campos de concentración, o “mujeres de mineros muertos en accidente a quienes se les ofrecía el medio jornal a cambio de la paga de viudedad, más miserable aún”, escribe Garnacho.

Carboneras en La Hueria ( Colección Asociación Amigos del Valle de La Hueria, San Martín del Rey Aurelio)

Pese a que sus condiciones eran mucho peores incluso que las de los mineros, no aparecen en el relato heroico de las condiciones que provocaron las huelgas de 1962, como tampoco lo hicieron sus vecinas y esposas, hijas y madres de los mineros que pagaron con cárcel, torturas y hambre la osadía de organizarse para que éstos cobraran algo más que una miseria.

Hombres que, por aquel tiempo, no tenían derecho siquiera a “una muda de ropa –porque llegaban por la noche con el uniforme empapado por el agua que caía en los túneles y no nos daba tiempo a secarlos, así lo pusiéramos en cuanto llegaban encima de la cocina de carbón–; o ducharse en un sitio cerrado y con agua caliente”, nos dice Anita Sirgo, que ya trabajaba en la clandestinidad para el Partido Comunista cuando se desató la huelga del 62. Su marido, Alfonso Braña, también implicado en la lucha antifranquista comunista, había sido despedido de la mina anteriormente, donde había trabajado como picador y vigilante, pero tanto ellos como sus hijas seguían viviendo en el edificio que se había construido en Lada (Langreo) para alquilárselo a los trabajadores de la mina. Desde allí, junto a otras mujeres como Constantina Pérez (Tina) y Celestina Marrón,gestaron y coordinaron la resistencia que haría posible una huelga de dos meses para unas familias que ya malvivían cuando tenían un salario y que “se convirtió en el primer gran desafío para el franquismo en términos de movilización obrera que, además, consiguió conectar este movimiento de trabajadores con el estudiantil, el intelectual –un centenar de ellos firmaron una carta de protesta dirigida al régimen- y el de mujeres -más de 200 se manifestaron en solidaridad con la huelga en la madrileña Puerta del Sol–”, analiza Vega.

Como no podíamos juntarnos más de siete mujeres porque no había derecho a la reunión, y ya estábamos fichadas, pues nos encontrábamos de a poquitas. Poníamos una cafetera y unas tazas en la mesa por si venía la Guardia Civil a ver qué estábamos haciendo, y nos poníamos de acuerdo sin poder tomar notas ni nada, todo era de memoria”, rememora Anita en la misma cocina en la que organizó gran parte del reparto de la propaganda, así como muchos de los piquetes que garantizaron el mantenimiento de la huelga. “Antes no había móvil, tenía que ser todo caminando y con la lengüina. Había veces que salíamos a hablar con las otras mujeres por la mañana y no volvíamos hasta por la noche”, explica esta mujer que a sus ochenta y ocho años no aparenta más de setenta, y que transmite tanta energía como calidez.

Anita Sirgo durante la entrevista en su cocina (Celia Cervero)

Anita Sirgo durante la entrevista en su cocina (Celia Cervero)

“La participación de las mujeres en la huelga fue decisiva desde el inicio, por ejemplo, con el reparto de propaganda que permitió que se extendiera por las Cuencas”, explica Vega. Fue así como las mujeres consiguieron romper con el cerco informativo de la censura franquista y con el aislamiento que sufrían las Cuencas, desde donde las noticias llegaban con días de retraso a ciudades como Gijón u Oviedo.

Para ello, las mujeres escondían bajo sus ropas las cuartillas, a sabiendas de que un delito así se pagaba con prisión. Y para asegurarse de que las mujeres que habían dado su palabra de que participarían en los piquetes no se echaban atrás, Sirgo y sus compañeras se levantaban a las cinco de la mañana para ir a buscar una a una a sus compañeras. Sabían, porque arrastraban el mismo dolor, que no debían temer sólo a los palos con los que la Guardia Civil las intentaba dispersar, ni a las represalias contra sus maridos, sino que eran perfectamente conscientes de que el franquismo no perdonaba la disidencia porque ellas mismas habían crecido rodeadas de familiares asesinados en las cunetas, encarcelados en campos de concentración o asediadas por el hostigamiento con el que en las Cuencas se perseguía a las ‘rojas’. “De aquella sabías que salías de casa, pero no si volvías. Recuerdo que el primer día de huelga que fuimos a buscarlas, estaban todas levantadas y no falló ninguna”.

Armadas con palos y maíz, cortaban los accesos a los pozos y regaban los caminos con los granos. El mensaje era claro, estaban llamando ‘gallinas’ a los que intentaban volver al tajo, sabiendo que pocas cosas peores se les podía llamar a un paisano asturiano. Una sencilla medida que realmente contrariaba a los llamados ‘esquiroles’. Y cuando los guardias civiles intentaban detener a alguna, se entrelazaban con sus brazos al grito de “o todes o nenguna” (“o todas o ninguna”). Los porrazos llovían y los brazos se fundían.

Fotograma del corto “A golpe de Tacón”  (Amanda Castro)

“Había esquiroles que querían entrar al pozu porque ya no se aguantaba más, porque claro, se pasó mucha hambre y eso que teníamos una muy buena solidaridad con las tiendas, que nos daban fiado”, apostilla Sirgo mientras mira a su alrededor y recuerda cómo las mujeres de edificios tan austeros como éste –cuyas dos plantas parecen achatarse aún más bajo el peso de un niebla materializada en orbayu– se organizaban para recaudar dinero y comida de los comercios y de los chigres (sidrerías) –”todos daban”– que ponían en común para todo el vecindario. Pero también, para enviarlo a los más de 120 huelguistas que fueron deportados a regiones españolas aún más míseras y en las que no tenían a nadie, a las familias de los 198 que fueron despedidos y a las prisiones en las que se amontonaron hasta 356 huelguistas encarcelados.

Mineros prisioneros a la salida del trabajo en el campo de concentración de la mina de El Fondón.

Hay que recordar que hasta los años 50, en Asturias había más de medio millar de presos republicanos trabajando forzosamente en las minas, donde se instalaron algunas de las Colonias Penitenciarias Militarizadas que el régimen repartió por todo el país para explotar a unos 400.000 presos políticos, según José Luis Gutiérrez Molina, director científico del banco de datos Todos los nombres. Por cada dos días trabajados les restaban, supuestamente, uno de condena. Y como todo pago recibían un jornal de 50 céntimos, cuando la media por el mismo trabajo estaba entre 7 y 9 pesetas, según el exminero y líder sindical Antón Saavedra. Muchos mineros asturianos apresados durante la guerra y la posguerra, terminaron siendo explotados en yacimientos de otras regiones. Por tanto, la prisión no era un escenario ajeno a la minería.

Reunión de mujeres de los despedidos. [Foto cedida por Francisco González a la Fundación Juan Muñiz Zapico]

“Era una solidaridad que no veo por ninguna parte hoy, cuando hay tantas o más razones que entonces. Una de las mujeres que venía a los piquetes, con un palo que quitó a una banqueta, tenía más de 70 años. Tenía a sus dos fíos (hijos) en la mina. No logro entender lo que pasa hoy”, dice Sirgo, ahora volcada en las manifestaciones por las pensiones, sin perder la sonrisa,“porque si no mantenemos el ánimo, vidina del alma mía, esto no hay quien lo soporte, porque sufrimos mucho, mucho, mucho”.

Tanto como que un año después, en 1963, llega destinado un nuevo capitán de la Guardia Civil a las Cuencas Mineras, Antonio Cairo Leiva, para poner orden ante la sucesión de nuevas huelgas. “Supongo que en su cabeza esta zona es un foco de rojos, de enemigos a conquistar. Decide hacer méritos y encontrar al más buscado, Horacio Fernández Iguanzo”. Iguanzo, conocido comoEl Paisano, fue un destacado dirigente comunista que pasó más de una vez por casa de Sirgo y su marido, Braña.

Retrato de Anita Sirgo tras ser rapada.

Retrato de Anita Sirgo tras ser rapada.

El capitán Leiva manda buscar al matrimonio, como a tantos otros destacados participantes en las huelgas, para que vayan a comisaría. Primero va Braña, después Sirgo con su amiga Tina Pérez. Cuando las encierran en el calabozo, Sirgo sospecha que su marido está en la celda de al lado y golpea la pared con sus tacones, que no se quitaba desde que consiguió tener un primer par el día de su boda. Al otro lado, Braña responde con los mismos golpes. A partir de ahí los gritos, llantos y puñetazos se suceden. Los mismos que poco después recibirían Anita y Tina para que den nombres, localizaciones, implicaciones políticas. No abren la boca. Leiva sigue golpeando. Otros torturadores bien conocidos en las Cuencas, como el cabo Pérez, también. Ante su silencio, Leiva ordena que las rapen. Ocho días después de su detención, les exige que para ser puestas en libertad, cubran su cabeza con un pañuelo. Ellas se niegan. Salen con la cabeza bien alta, para que todo el mundo las vea. Anita ha perdido la audición de uno de sus oídos. Tina saldrá tan debilitada, que muere dos años después como resultado de las enfermedades que se le sucederán a partir de ahora. Es 1965 y Anita Sirgo no podrá ir a su entierro porque está en París, exiliada después de que le tirará uno de sus tacones a un Guardia Civil que la perseguía tras una protesta. El Partido Comunista la ha sacado de España esa misma noche para evitarle la prisión. Allí, en casa de unos camaradas franceses, aprende a leer y escribir “lo poco que sé, pero, por lo menos, a mí ya no me engaña nadie”. Tras dos años de exilio, pide volver bajo su responsabilidad. “Allí estaba presa, lejos de mis fías y el mi home. En la cárcel, por lo menos, van menguando los días de pena”.

Tina Pérez.

Tina Pérez.

A su vuelta, en 1966, la condenaron a tres meses de prisión y 100.000 pesetas de multa. Se negó a pagarlas “porque no las tenía, porque no iba a consentir que nadie las pagara y porque no quería que se riesen de nosotros”. Tuvo que cumplir un mes más, antes de volver a su casa yseguir protagonizando algunos de las protestas más significativas del antifranquismo en Asturias. Pero esas son ya otras historias, también invisibilizadas hasta recientemente por los libros de historia y por los discursos de la izquierda porque “hubo dos partes en esta lucha, la de arriba, la de los hombres, y la otra pequeñina, la de las mujeres, la diaria. El de los mineros es un relato épico y una foto de una mujer con una cestina en la cabeza estropea esa épica porque eso es la lírica“, sintetiza Montserrat Garnacho. Una lírica que, en muchos casos, se convertía en sus hogares en vidas atormentadas por la violencia machista.

En este sentido, el historiador Rubén Vega, que lleva años investigando desde el paradigma de la historia social, –“el de la de la inmensa mayoría, la gente común que no tiene estatuas ni recibe homenajes”–, entiende que “la agenda de los historiadores no la cambió una reflexión intelectual que nos llevase a tomar conciencia de nuestras carencias, sino el movimiento feminista que empieza a hacer historia con perspectiva de género y que nos plantea el desafío de ver cómo nosotros la estábamos haciendo tapándonos un ojo, viendo sólo la mitad”.

Un acercamiento al estudio de la historia – “que no es pasado, pasado es el tema que trata, pero la historia es siempre presente porque es la mirada desde la que nos dirigimos al pasado”, sostiene– que cambiaría no sólo los relatos oficiales, sino la esencia misma de los valores predominantes de nuestras sociedades.

“HUBO DOS PARTES EN ESTA LUCHA, LA DE ARRIBA, LA DE LOS HOMBRES, Y LA OTRA PEQUEÑINA, LA DE LAS MUJERES, LA DIARIA”

Hay una cosa que hacen las mujeres en el 62 que no se había hecho en las huelgas anteriores, que son los piquetes. Las mujeres se atreven a hacer algo que los hombres no son capaces de hacer, y con ello juegan con algo que me parece fascinante:se hacen fuertes precisamente en su rol de género tradicional como esposas, madres y amas de casa para transgredirlo. Y esto a los represores, a la policía, a la Guardia Civil, les crea una contradicción: no pueden entrar a saco a reprimir a las mujeres como lo harían con los hombres. De hecho, las torturas a Anita Sirgo y a Tina Pérez y su rapado es más escandaloso porque son mujeres, porque a los hombres los torturaban diariamente, y porque el rapado era cosa de otra época. Ellas son capaces de aprovechar ese rol de género para subvertirlo porque no se espera que las mujeres hagan piquetes, que desafíen a los mineros, que extiendan la huelga o que se enfrenten a la policía. Y lo hacen en la esfera pública, desafiando al poder y las leyes, y desde la militancia política”, analiza Vega. “Y no es que previamente fuesen feministas y entonces hagan estas cosas, sino que, quizás, el hacer estas cosas les haga adquirir cierta conciencia feminista”, añade.

“No podíamos consentir que los hombres volvieran a trabajar con las orejinas bajas y sin conseguir nada”, resume Sirgo. Y no lo consintieron. Así tuvieran que pagarlo con torturas, cárcel y hambre. Así se lo pagaran, durante décadas, con silencio en los homenajes y con el blanco de los márgenes de los libros de Historia.

*Informacion de la imagen de portadas: Carboneras de la mina La Encarná, rodeadas de carbón y cargando un vagón con sus palas (Colección Asociación Amigos del Valle de La Hueria / Asturias.es)

*Fuente: https://www.pikaramagazine.com/2018/03/las-mujeres-que-pararon-dos-meses-a-franco/?fbclid=IwAR3HCu4aw7T9mNC3v3f69ZIrKfvmsiz-cD_db0dPXQWHMavIQKff_vzvtuA

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