Por: Paulette Delgado
La localización de tu país en el mapa y el número de continentes que te enseñaron pueden no coincidir en otro país. ¿Qué implicaciones tiene esto en tu visión del mundo?
Existen muchos videos en internet donde se hace burla de los estadounidenses por su mala educación en temas de geografía, incluso hay una tendencia en la aplicación TikTok al respecto. Pero, ¿qué tanto es problema de su educación y qué tanto es la manera en que se les enseñó geografía? ¿Qué impacto puede tener esta materia sobre su visión mundial?
Gran parte del problema surge porque los estadounidenses no reconocen a América como continente, lo que molesta a los latinoamericanos (y con razón), pero esta confusión se debe a la manera en que se les enseña geografía. Ellos, al igual que otros países como Australia e Inglaterra, creen que existen siete continentes: Asia, África, Norteamérica, Sudamérica, Antártica, Europa y Australia, mientras que a países como México se les enseña que hay cinco: África, Europa, Asia, América y Oceanía/Australia. Incluso hay países como Japón donde aprenden que hay seis: África, Antártida, Australia / Oceanía, Eurasia, América del Norte y América del Sur.
La manera en que se observa la división del mundo es parte esencial de cómo organizar el conocimiento del mundo, por lo que el hecho de que existan tantas diferencias explica el descontento sobre el tema.
Incluso el logo de los Juegos Olímpicos incluye cinco anillos interconectados que representan los cinco continentes habitados pero, ¿cuáles son estos y por qué estos no se consideran igual universalmente?
¿Qué es un continente y cómo se divide?
Para entender por qué existen tantas discrepancias en cuanto al número de continentes, es importante conocer qué significa la palabra “continente”.
El Instituto Americano de Geociencias define un continente como «una de las principales masas de tierra del planeta, incluidas las tierras secas y las plataformas continentales”. Otras páginas anglosajonas lo definen como “una gran masa terrestre ininterrumpida completamente rodeada de agua”. Incluso la Real Academia Española (RAE) lo describe igual, “Cada una de las grandes extensiones de tierra separadas por los océanos”. Entonces, de acuerdo con esta segunda definición, Norteamérica y Sudamérica debería ser un solo continente, al igual que Euroasia.
Un factor que influye en el número de continentes, según la fuente y el país es la geopolítica ya que, por ejemplo, todos los modelos consideran a África un continente pero en el caso de Europa y Asia, ambos siendo una gran masa continental, se toman como dos continentes, incluso si el 77 % de Rusia está en Asia y es un país transcontinental.
Otra teoría es dividir las masas por las placas tectónicas. Existen 15 placas tectónicas, de las cuales, siete tienen cerca de diez millones de millas cuadradas de tamaño por lo que corresponden aproximadamente a las formas de los continentes sobre ellos según el modelo de siete continentes.
¿Continentes o regiones culturales? La geografía física vs. la cultural
Aunque estas clasificaciones son algo arbitrarias y discutibles, es importante tener una clasificación del mundo por zonas que sirva como punto de partida para más información, como pueden ser los países, culturas, arte, comida, origen étnico, negocios, etcétera. Estos aspectos hacen que las personas establezcan generalizaciones de los atributos de los continentes, por ejemplo, creer que toda Sudamérica habla español, incluyendo Brasil, aunque no sea así.
Otros ejemplos puede ser decir comida asiática, en lugar de japonesa o china, música africana o arte europeo. Incluso, estas generalizaciones se aplican en las personas, describiendo a alguien con facciones asiáticas por tener ojos rasgados sin considerar que India también está en Asia.
Una forma de ver el mundo es por regiones, algo que hacen los geógrafos para facilitar su estudio. En este modelo existen ocho regiones: Asia, Medio Oriente y África del Norte, Europa, América del Norte, América Central y el Caribe, América del Sur, África y Australia y Oceanía.
Sin embargo, Philip Bouchard, educador, escritor y diseñador de software, escribe que si se dividiera el mundo en regiones culturales, como África subsahariana, Asia oriental, el sur de Asia que consiste en India, Pakistán, Bangladesh, Medio Oriente, desde Marruecos hasta partes de Afganistán sería más fácil ordenar al mundo y categorizarlos por cultura.
El caso de América es más complicado. Según Bouchard, varias personas en los Estados Unidos trazan la línea entre América del Norte y América del Sur en México, mientras que otros no incluyen a los países de América Central en Norteamérica, aunque es parte de su definición de geografía estándar. Si América se fuera a dividir por regiones culturales, claramente estos países son parte de América Latina, por lo que esa sería una parte y otra sería Angloamérica, compuesta por Estados Unidos y Canadá.
Entonces quedarían las siguientes regiones:
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Europa
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Medio Oriente
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África subsahariana
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Asia del Sur
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Asia Oriental o Asia del Este
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Angloamérica
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América Latina
Para llegar a esa conclusión, Bouchard se enfocó en los siguientes tres conceptos:
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Cada región definida debe ocupar un área contigua de tierra
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Cada región debería ser el hogar de cientos de millones de personas
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Un modelo plano (no jerárquico) como este, funciona mejor cuando el todo se divide en aproximadamente siete partes, aunque puede haber una o dos más o menos
Esta última parte se debe a que en este tipo de criterios, no se incluye Australia o naciones insulares. Si se eliminara el requisito de área de tierra contigua, por ejemplo, se podría agrupar a Australia con Angloamérica e Inglaterra. El escritor concluye diciendo que los modelos tradicionales basados en geografía física no son ideales para aprender sobre geografía cultural. Entender este último concepto ayuda a entender mejor el mundo, junto con la capacidad de absorber más detalles más rápidamente y tener generalizaciones culturales más acertadas.
El otro lado de la geografía: los mapas
Aprender geografía va más allá de regiones culturales o definir continentes, leer un mapa también tiene un gran impacto sobre la manera en que se observa al mundo. Son una herramienta de enseñanza que son representaciones visuales que dan forma a la manera en que se comprende al planeta.
Los mapas representan información pero su interpretación varía mucho según el contexto y el tipo de mapas. Al igual que en los continentes, existen diferentes versiones y tienen diferentes impactos en la visión del mundo.
Los autores Harley y Woodward los describen de la siguiente manera, “Los mapas son representaciones gráficas que facilitan una comprensión espacial de cosas, conceptos, condiciones, procesos o eventos en el mundo humano».
Hay mapas físicos que muestran detalles e identifican características físicas como ríos, montañas, geográficos que demuestran masas de tierra. Hay mapas políticos que se centran en dividir territorios en temas como autoridades locales, estados y países. Otros se dividen por el idioma para determinar dialectos en un área física o en un país, también los meteorológicos que muestran cosas como el sol, nubes y lluvia y muchos más.
Históricamente, los mapas geográficos han servido para ilustrar distintos puntos en el tiempo y las prioridades de los creadores, como poner un país más grande o más pequeño. El historiador Dirk Raat describe cómo a los pueblos del Viejo Mundo “los europeos medievales y sus contrapartes del Nuevo Mundo organizaron el espacio de acuerdo con principios filosóficos y religiosos». Esto significa que los mapas representan más allá de las masas, incluyendo cómo se ven a sí mismos y sus creencias en relación con la tierra que ocupaban, demostrando que los mapas tienen un peso social y político inherente.
Los mapas geográficos están distorsionados
En 1569 Gerhardus Mercator, cartógrafo europeo, creó un mapa mundial que sigue siendo popular hasta hoy en día, la proyección de Mercator. Esta tiene líneas rectas que representan direcciones constantes en la superficie de la tierra, lo que ayuda a navegar pero no a visualizar el tamaño de las masas.
Sin embargo, no es una representación precisa ya que extiende las partes del mundo que están más cerca de los polos, haciendo parecer a Europa y América del Norte más grandes de lo que son. Además de estar en el centro, ya que representa erróneamente el ecuador. Al utilizar este mapa en la educación, esta distorsión se vuelve problemática.
Sobre este tema, Jane Elliot, educadora Estadounidense, al final de una entrevista explica que casi todo el sistema educativo de su país utiliza el mapa Mercator al enseñar sobre el tamaño, forma y ubicación de las masas terrestres. El mapa que repite países como China, India y Rusia para poder poner a Estados Unidos en el centro, en lugar de ser una verdadera representación mundial.
Además, Elliot señala que Sudamérica es nueve veces más grande que Groenlandia, pero en el mapa aparece mucho más chico. Esto no sólo distorsiona el tamaño en el que se ve Estados Unidos, sino que también cambia cosas, como la ubicación del ecuador que lo ubica, según Elliot, en Iowa y no Ecuador. Esto se debe a que el modelo de Mercator no representa los hemisferios y continentes como son realmente. Jane Elliot explica que “hemisferio” viene del latín hemi y del griego ἠμὶ (medio, mitad, semi); del latin sphera y del griego σφέρα (esfera, circulo), por lo que debería estar representado en Ecuador y no en Iowa, un estado en Estados Unidos.
Además, en el caso de México, aparece casi del mismo tamaño de Alaska, aunque es dos veces más grande. Europa aparece de un tamaño similar a Sudamérica aunque el segundo también duplica su tamaño. Estas discrepancias incluso inspiraron un episodio del programa de West Wing.
En el siglo XX, cuando muchas naciones cerca de las regiones ecuatoriales ganaron independencia, la Proyección Mercator empezó a ser criticada por estas distorsiones, especialmente las naciones en desarrollo.
En 1974, James Gall y Arno Peters publicaron su proyección global, la cual representa en manera más realista los tamaños de los países. Aún así, esta no es perfecta ya que distorciona su forma ya que los estira horizontalmente cerca de los polos y verticalmente cerca del ecuador al presentarlo en un papel o póster. Este modelo ha ganado mucha popularidad en las clases de geografía mundial.
Elliot compara ambos mapas para demostrar qué tanto cambia el tamaño de Estados Unidos y los países predominantemente blancos debido a que Mercator diseñó su mapa basándose en la difusión del cristianismo. Esto explica por qué Europa se encuentra en el centro del mapa, a la misma altura de Estados Unidos y de un mayor tamaño.
El impacto social que tiene educar a los niños con la proyección de Mercator es que se les enseña que, en el caso de Estados Unidos, implica que los estadounidenses son más grandes e importantes al estar en el centro del mapa. Este mapa exagera el poder imperialista a expensas de países en desarrollo y los reduce a la inferioridad, como con África, que aparece de un tamaño similar a Groenlandia, aunque es catorce veces más grande. Esto conduce a comportamientos como asociar al hemisferio norte con riqueza e importancia porque está en la cima.
Mapas digitales: Google Maps está mal
En Febrero del 2005, Google lanzó Google Maps, un mapa digital con el propósito de crear “el mejor mapa de la historia”. Tiene GPS, permite al usuario acercarse o alejarse para mostrar las calles, muestra la información del tráfico y muchas otras ventajas que los mapas antiguos no ofrecen.
Sin embargo, hasta la fecha, esta herramienta está basada en la proyección de Mercator en su versión plana, por lo que utilizar esta herramienta para enseñar geografía a los alumnos creará distorsión del tamaño y demás problemas que explicó Jane Elliot. No fue hasta el 2018 que Google Maps lanzó su versión global, donde se puede ver el tamaño real de los países.
Aún así, los creadores de este tipo de plataformas no son geógrafos, son programadores que crean algoritmos que definen cómo se ven los mapas y no han hecho suficiente estudio sobre la forma en que esta herramienta influye el comportamiento de las personas.
Aunque se hace mucha crítica y burla sobre la falta de educación en geografía de Estados Unidos, es importante reconocer que, en un tema tan importante como lo es la geografía, muchas veces recae en la manera en que esta se enseña.
Al no haber un número definido de continentes existe el eterno debate de si los latinoamericanos también son americanos, al pertenecer a América. Además de poner a Rusia en una situación incómoda al pertenecer, en su mayoría, al continente Asiático pero también al Europeo.
Por otro lado, la manera en que se representan estos continentes en el mapa y en el sistema educativo tiene el mismo peso que su definición. Si se sigue enseñando mediante la proyección de Mercator, se seguirá representando erróneamente el mundo. Pero, también considerar que su alternativa, que es la proyección de Gall-Peters (o proyección de mayo) no necesariamente es más correcta ya que esta muestra las figuras distorsionadas y cambiar de modelo significa cambiar con la mentalidad de generaciones que aprendieron a ver un mapa distorsionado.
La geografía tiene un gran impacto sobre nuestra visión del mundo, sin embargo, su educación no es global. ¿Qué se necesitaría para mejorar su calidad? ¿Será mejor optar por definir al mundo por regiones culturales que por continentes? ¿Es necesario cambiar los mapas que se utilizan actualmente aunque implique reaprender dónde están los países y su tamaño?
Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/impacto-de-la-geografia