Crónica del Plan de Estudios para la Educación Normal 2022. ¿Qué sigue?

Por: Abelardo Carro Nava

 

«Desde mi perspectiva, algo es claro, las escuelas normales tienen un rol fundamental en la formación de las futuras maestras y maestros y, por tanto, esa formación, a través de los planes de estudio, debe ir más allá de lo que una política sexenal…»

Derivado de la aprobación de la reforma a la reforma educativa en 2019, se expidió el Decreto por el que se reformaron, adicionaron y derogaron diversas disposiciones de los artículos 3º., 31 y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia educativa. En el artículo Décimo Primero Transitorio, de este ordenamiento, párrafo 3, se señaló: Para dar cumplimiento a lo establecido en el párrafo noveno en el artículo 3º., el Ejecutivo Federal, en un plazo no mayor a 180 días contados a partir de la entrada en vigor de las presentes disposiciones, definirá una Estrategia Nacional de Mejora de las Escuelas Normales, la cual establecerá acciones para su fortalecimiento (DOF, 2019).

Con esta disposición, la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Subsecretaría de Educación Superior, mediante la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE, hoy Dirección General de Educación Superior para el Magisterio, DGESUM), con fecha 20 de marzo de 2019, lanzaron una Convocatoria para que las comunidades normalistas de todas las instituciones de educación superior que ofrecían las licenciaturas para la formación inicial de docentes de educación básica, pudieran participar en el Congreso Nacional para el Fortalecimiento y Transformación de las Escuelas Normales Públicas (CNFTENP).

Como se sabe, dicho Congreso tendría lugar en la Ciudad de México los días 6 y 7 mayo, sin embargo, derivado de la discusión legislativa que llevó a la aprobación de la reforma educativa de 2019, se efectuó en el Estado de México los días 16 y 17 mayo de ese mismo año. Con este propósito, en dicha Convocatoria se estableció un mecanismo de participación en diferentes momentos; el primero tenía como propósito, el diálogo en todas las escuelas normales sobre 5 ejes (1. El docente que queremos formar para la transformación del país, 2. La escuela normal, proyección hacia el futuro, 3. Desarrollo profesional de formadores, 4. Autonomía para las escuelas normales: ¿qué tipo de autonomía necesitamos?, 5. Ruta curricular: ¿qué hacer y hacia dónde ir?); el segundo, la continuidad de ese diálogo en la entidad federativa en donde se ubicaban esas normales; y, en el tercero, ese diálogo nacional en la sede del Congreso referida. En este sentido es importante señalar que, de la primera y segunda etapa, surgieron Delegados Nacionales (profesores y estudiantes de la comunidad normalista) que llevaron al CNFTENP los planteamientos de sus instituciones, pero también, del estado que representaban. No fue menor la asistencia de más de 250 Delegados de todo el país al Estado de México.

Fueron dos días de intenso diálogo, discusión y planteamiento de propuestas de los normalistas; un tema sumamente importante, después de que por años el normalismo mexicano estuvo en el olvido y abandono; las demandas y necesidades desbordaron la participación activa de todos los asistentes.

Cada mesa de trabajo, conformada a partir de los ejes señalados, contenía poco más de 200 propuestas (a veces hasta más) emanadas de los diferentes rincones del país. El reto para integrar un documento que, a través del consenso, recogiera los planteamientos de los involucrados en cada mesa, fue enorme, pero no imposible. No obstante, dada la relevancia y envergadura del proyecto que se debería conformar para cumplir con lo mandato en el decreto citado, hubo la necesidad de demandar la declaratoria de un Congreso Permanente; es decir, que los trabajos no se clausuraran para que, en los días y semanas subsecuentes, se continuaran con el propósito de elaborar una propuesta que atendiera las demandas de la comunidad normalista. Por ello, a petición expresa de los Delegados Nacionales presentes, el 16 de mayo dicho Congreso no cerró los trabajos, y la autoridad competente, declaró la permanencia del CNFTENP.

De este momento, siguieron tres más donde el diálogo, discusión y planteamiento de propuestas se incorporaron y procesaron para ser contempladas en el documento rector que habría que entregarse. Los estados de San Luis Potosí, Baja California Sur y Puebla fueron sede de los trabajos y, de éstos, se desprendieron resolutivos que, en su oportunidad, fueron colocados en la página de la DGESPE para conocimiento de la comunidad y del público en general.

Al respecto es importante mencionar que, en la última etapa celebrada en las instalaciones del Benemérito Instituto Normal del Estado de Puebla, dichas propuestas se entregaron a la DGESPE para que, a través de esta dependencia, se presentara a las instancias correspondientes para cumplir con lo mandatado en la ley; no sin antes, hacer un fuerte reclamo por la drástica reducción del presupuesto a la educación normal por parte del gobierno lopezobradorista que, como se sabe, derivado de presión que de diversos sectores provenía (incluido el normalista), realizó un ajuste presupuestal que, debe decirse, fue insuficiente. Sin embargo, días más tarde, fue publicada la Estrategia Nacional de Mejora de las Escuelas Normales (ENMEN, 2019). Documento que puede ser consultado en el enlace que más adelante comparto.

Llegó la pandemia en 2020 y, como sucedió en todo el terreno educativo, pareciera ser que los procesos educativos entraron en un impasse; era obvio, todos nos enfrentamos a un escenario para el cual no estuvimos del todo preparados. Algunas de las líneas de la ENMEN contempladas en los ejes rectores ya señalados, y que dieron pauta a ese diálogo en las distintas etapas del Congreso referido, comenzaron a operar con cierta lentitud. Repito, era obvio, el proceso de adaptación no fue sencillo, para nadie. Esperemos que, en días subsecuentes, se pueda hacer una valoración de la puesta en marcha de esas líneas y, para ello, sería bastante pertinente que la DGESUM convocara a los Delegados Nacionales para este propósito.

Transcurridos unos meses, de nueva cuenta la SEP y la SES, mediante la DGESUM y el Consejo Nacional de Autoridades Educativas de Educación Normal (CONAEN) – consejo que se constituyó en el camino –, en agosto de 2021, lanzaron una nueva Convocatoria para que, en la Ciudad de Saltillo, Coahuila, se actualizara y relanzara el proceso iniciado en 2019 con el CNFTENP y para que se diseñara la estrategia nacional de rediseño de los planes de estudios con la finalidad de definir que se entendería por: a) marco curricular común de los planes de estudio, b) flexibilidad curricular y c) autonomía curricular. Aunado a lo anterior, dicha Convocatoria planteaba la necesidad de acordar un esquema de co-diseño (diseño colaborativo) basado en: 1. Comités de gestión académica por escuela normal o plan de estudios, 2. Comisión nacional de co-diseño por plan de estudio, 3. Comisión nacional de co-diseño del marco curricular común, 4. Equipo de especialistas en diseño curricular como apoyo al proceso de co-diseño, 5. Fijar una ruta crítica de trabajo de 2021 a 2024.

Convocatoria que, como puede verse en el eje rector 5. Planteamiento de la ruta curricular contemplado en la ENMEN, tuvo como base las propuestas, acuerdos y consensos que los Delegados Nacionales tomaron en 2019. En este sentido no debe soslayarse, que varios de los Delegados que participaron en 2019 ya no asistieron a los trabajos celebrados de manera presencial y virtual en Saltillo; las razones de su inasistencia fueron diversas pues, algunos de éstos, desafortunadamente perdieron la batalla ante la COVID-19, otros tomaron la decisión de no participar, unos más ya no fueron considerados por parte de sus autoridades educativas locales, y otros más, ya no fueron electos en los procesos democráticos de elección al interior de sus propias escuelas y estados. En cualesquiera de los casos, pienso que merecen un reconocimiento por haber iniciado y haber sido parte de un proceso, por así decirlo, inédito. Más adelante explicaré por qué afirmo esto.

Dicho lo anterior, a partir de septiembre de 2021, los trabajos para rediseñar los planes de estudio comenzaron, a tambor batiente, en las 18 licenciaturas en: 1. Educación inicial, 2. Educación preescolar, 3. Educación preescolar intercultural, plurilingüe y comunitaria, 4. Educación primaria, 5. Educación primaria intercultural, plurilingüe y comunitaria, 6. Inclusión educativa, 7. Educación física, 8. En enseñanza y aprendizaje de la química, 9. En enseñanza y aprendizaje de las matemáticas, 10. En enseñanza y aprendizaje de la geografía, 11. En enseñanza y aprendizaje de la física, 12. Enseñanza y aprendizaje del inglés, 13. En enseñanza y aprendizaje de la historia, 14. Enseñanza y aprendizaje del español, 15. Enseñanza y aprendizaje de biología, 16. Educación especial, 17. Enseñanza y aprendizaje de la formación ética y ciudadana, 18. En enseñanza y aprendizaje en telesecundaria.

Un Seminario Internacional sobre Teoría Curricular con la participación de especialistas e investigadores mexicanos y extranjeros, pero también, un Taller de Co-diseño por parte de la Universidad Campesina Indígena en Red, fueron algunas de las actividades preparatorias que durante semanas se desarrollaron para que, con la conformación de equipos de co-diseño en las escuelas normales del país, previa designación de Representantes institucionales o estatales de dichos equipos, se iniciara el diálogo para el rediseño de los planes de estudio próximos a implementarse en México.

Como era de esperarse, las sesiones virtuales en las que participaron las maestras y maestros de las escuelas normales fueron intensas; muchas de ellas programadas a contra turno por las actividades que éstos realizaban en las normales, o bien, durante todo el día. Iniciaban a las once de la mañana y varias de éstas culminaban a las diez de la noche.

El reto no era insignificante, habría que tomar acuerdos y consensos con relación al Perfil General de la Educación Normal, pero también, los relacionados a cada una de las 18 licenciaturas mencionadas, con sus respectivos Trayectos Formativos y Mallas Curriculares. Desde luego, el tema de transitar de un esquema basado en competencias hacia otro enfoque no fue un asunto sencillo. Las propuestas comenzaron a darse al interior de las instituciones formadoras de docentes, entre el profesorado que las integra, para que en plenaria nacional fueran expuestas. El consenso logrado culminó en el establecimiento de un currículo basado en Capacidades con Dominios de saber y Desempeños docentes y tres Fases, la de Inmersión, la de Profundización y la de Despliegue; obviamente, tomando en consideración las leyes y disposiciones reglamentarias que surgieron de la reforma al artículo 3º constitucional en 2019, así como los principios señalados en la Nueva Escuela Mexicana. Por ello, en el Perfil General de Egreso se pueden observar 6 rasgos y 12 dominios del saber (saber, saber hacer y saber ser), mientras que, en cada licenciatura, se observarán una variación por los desempeños contemplados en cada una de éstas.

Para este ejercicio, como ya se ha dicho, fue necesario el diálogo y el consenso entre todos los participantes. Las divergencias, naturales en este proceso fueron una constante, pero también, las coincidencias; aspectos que, de alguna forma, permitieron la toma de decisiones con relación a las distintas mallas curriculares, previo análisis de los enfoques por licenciatura, para la concreción de los Cursos que habrían de integrar dichas mallas pues, derivado de los acuerdos tomados en Saltillo, las maestras y maestros de las distintas licenciaturas, tendrían la posibilidad de diseñar el cincuenta por ciento de los cursos nacionales y el cincuenta por ciento de los cursos estatales e institucionales derivado de la demanda por contar con mayor flexibilidad y autonomía curricular propuesta desde 2019, por los Delegados Nacionales.

Por ello, con los acuerdos tomados, se inició con el proceso de elaboración de los Descriptores de cada uno de los cursos propuestos. Un asunto que implicó la conformación de equipos de co-diseño por curso, es decir, se fueron conformando pequeñas células de trabajo integradas por profesores normalistas. La formación y preparación académica, la trayectoria profesional, la experiencia en el abordaje de los cursos en planes anteriores al que se estaba diseñando, entre otras cuestiones, favorecieron la integración de esos equipos para el cumplimiento de la tarea que, por propia voluntad, habían adquirido.

Con todos estos referentes, comenzó el co-diseño de los Cursos en cada una de las 18 licenciaturas. De nueva cuenta el trabajo fue intenso y desgastante, pero sumamente enriquecedor pues, los mismos profesores y profesoras de las escuelas normales, construyeron los cursos de un plan de estudios que, como puede verse en cada uno de éstos, llevan su nombre y escuela normal en la que se encuentran adscritos.

La revisión de estos cursos en cuanto a su pertinencia, enfoque, propósito, contenidos, sugerencias didácticas, evaluación y bibliografía, fue un tema que tampoco fue menor, debido a que, en este proceso, de manera colaborativa con los responsables del diseño curricular de la DGESUM, se dialogaron las sugerencias, observaciones y comentarios que surgían para que fueran atendidos por los colectivos docentes.

Todo ello llevó a la presentación del Co-diseño de los Planes y Programas para la Educación Normal 2022, el pasado 22 de agosto, en el Centro Regional de Educación Normal en Tuxpan, Veracruz. Un evento que, independientemente de los símbolos políticos que lo rodearon, mostró en buena parte la esencia de ese normalismo mexicano que, por años, repito, fue abandonado y/o relegado al olvido.

Seguramente habrá que atender y resolver varias cuestiones una vez que los planes de estudio comiencen a implementarse en las normales, con los estudiantes; sin embargo, pienso, que éste ha sido un momento muy importante para ese normalismo que por años había demandado ser partícipe en estos procesos tan valiosos para la formación de los estudiantes. De hecho, en la más reciente jornada de acompañamiento que, a nivel nacional se desarrolló de manera virtual, se escucharon las voces de diferentes maestras y maestros que, con sus aportes, generaron esa inquietud por mejorar los procesos de diseño curricular como el que se está exponiendo en estos momentos.

Desde mi perspectiva, algo es claro, las escuelas normales tienen un rol fundamental en la formación de las futuras maestras y maestros y, por tanto, esa formación, a través de los planes de estudio, debe ir más allá de lo que una política sexenal que, en materia educativa, se implemente en nuestro país.

Los planes de estudio de las 18 licenciaturas ahí están, para ser analizados, reflexionados, criticados, abordados o enriquecidos, en fin, para que sean parte de un proceso de mejora de la educación normal que se brinda en México.

Pienso, a diferencia de otros actores políticos y/o funcionarios públicos que califican de “amargados” a quienes hacen una crítica, que precisamente ésta, como tal, permite avanzar en la consolidación de los proyectos educativos nacionales. Por ello, también pienso, que la DEGESUM, con todo lo que puede ser cuestionada y criticada, favoreció el proceso recién vivido a través de las más de 550 sesiones virtuales para el co-diseño, y las más de 390 reuniones nacionales entre Delegados, Representantes de co-diseño y equipos de co-diseño.

¿Resta mucho por hacer? La respuesta es contundente: Si. Habría que pensar, como ya lo he dicho: a) en el seguimiento y valoración de esa Estrategia Nacional de Mejora de las Escuelas Normales, b) en la exigencia de que, algunos procesos al interior de las instituciones formadoras de docentes cambien, para que todas las comunidades y todos los actores que así lo soliciten y deseen, participen en estos procesos, c) y, desde luego, demandar mayor presupuesto para contar con mejores espacios educativos y formativos, tanto para docentes como para estudiantes.

Referencias:


Fuente de la información: https://profelandia.com

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¿Qué sabemos sobre los estudiantes normalistas hoy?

Por Esmeralda Dionicio García

Un primer paso en este ejercicio de reflexión es reconocer la heterogeneidad del subsistema de educación normal, pues no es lo mismo hablar de aquellos estudiantes que ingresan a una escuela normal cuya designación es de Benemérita y/o Centenaria, que de aquellos que ingresan a una normal rural o, incluso, a una normal sin ninguna distinción específica. De acuerdo con una investigación de corte cualitativo que se realizó con jóvenes que ingresan a la educación normal para cursar la licenciatura en educación primaria (LEPRIM) en dos escuelas normales del Estado de México, se identificó que los estudiantes normalistas presentan características diversas según el tipo de normal en la que estudian, la carrera que eligieron y la zona en la que se ubica la institución en la que están inscritos (en este caso se habla de dos contextos: semi rural y urbano). En esta investigación se entrevistaron a 32 estudiantes normalistas que cursaban el primer semestre de la LEPRIM; 11 afirmaron que entraron a la normal convencidos de querer ser maestros, mientras que 21 dijeron que no estaba en sus planes convertirse en docentes.

Por un lado, los jóvenes que sí querían ser docentes relacionaron su elección con motivos intrínsecos y altruistas. Al respecto, resaltaron características propias, como la paciencia, tolerancia, gusto por la enseñanza y el trabajo con niños, así como por la satisfacción de ayudar a quienes lo necesitan y de servir a la sociedad, las cuales reconocieron como cualidades para poder ejercer la docencia, como se aprecia en el siguiente fragmento de entrevista:

Yo creo que, lo principal es que tengo mucha paciencia con los niños, no me estreso con ellos, al contrario me gusta convivir con ellos, también siento que soy muy dinámica y creativa, se me ocurren varias formas para realizar actividades con los niños o para explicar un tema (estudiante mujer de normal semi-rural).

Por otro lado, de los 21 estudiantes que no estaban convencidos de ser maestros, se identificaron tres subgrupos: el primero está compuesto por jóvenes que fueron rechazados, desde una hasta ocho veces de su primera opción, en IES de alta demanda y en carreras que no están relacionadas directamente con la educación como: derecho, nanotecnología, gastronomía, odontología, turismo, biología, una carrera militar, entre otras opciones. El segundo subgrupo se encuentra integrado por estudiantes que decidieron ingresar a la normal porque ésta representaba la opción económica más viable que sus padres podrían solventar. Finalmente, en el tercer subgrupo se encuentran los estudiantes que fueron expulsados de otras carreras (ingeniería mecatrónica y químico farmacéutico biólogo) por la exigencia académica que representaban y ven a la normal como una oportunidad de reincorporarse a la educación superior en una licenciatura que requiere “menor esfuerzo académico”.  Empero, lo que estos chicos tienen en común es que no querían ser maestros:

La normal fue lo último, o sea, mis papás siempre me habían dicho…me había dicho mi mamá, tú vas a hacer también [examen] para la normal, vas a hacer para todas las escuelas, pero yo no quería ser maestra, sinceramente yo no, nunca, nunca (estudiante mujer de normal urbana).

En general, los estudiantes de ambos grupos se enfrentaron a desafíos durante el primer año de la LEPRIM; no obstante, la manera en que los superaron tiene que ver con las características de su proceso de ingreso. Así, mientras que los normalistas que siempre habían querido ser maestros afrontaron esos desafíos con mayor responsabilidad, aquellos que vieron a la normal como última opción expresaron frustración e inclusive pensaron en dejar la carrera. Esta distinción también estuvo presente en las expectativas profesionales a largo plazo: los del primer grupo se visualizaron por más tiempo en la docencia, mientras algunos del segundo grupo expresaron que desearían desempeñarse en una función administrativa en lugar de ser docentes frente a grupo. Un aspecto que no puede dejarse de lado en este análisis es el hecho de que a partir de la reforma de 2013 se permitió que estudiantes provenientes de profesiones afines a la educación pudieran competir por una plaza docente. Definitivamente se necesitan más investigaciones para poder discutir el efecto de esta medida y los resultados en las trayectorias de los maestros que se incorporaron al servicio magisterial por esta vía, pero lo que es un hecho es que esta disposición transformó el panorama que se tenía sobre las normales y sobre su exclusividad en la formación de maestros.

En este contexto, después de la reforma de 2013, la composición de las nuevas generaciones de estudiantes normalistas debe entenderse a partir de distintos motivos. Tanto a partir de las características de los jóvenes como de su contexto y de la transformación de la misma profesión docente, así como a los procesos de selección establecidos por autoridades educativas de cada entidad. Al respecto, se aprecia que el descenso de solicitudes de nuevo ingreso a las escuelas normales obligó a que en algunas entidades flexibilizaran sus procesos de selección. En este escenario, resulta imprescindible determinar procesos de selección más rigurosos e integrales, en donde no se determine quién ingresa a la normal únicamente a través de un examen de opción múltiple, sino que se tomen en cuenta las características indispensables que se han identificado en  docentesque logran mejorar el aprendizaje de sus estudiantes a partir de sus prácticas dentro del aula. Por ejemplo, que se contemplen los motivos por los que se ingresa a la carrera y las cualidades personales de los aspirantes. En mi opinión, el hecho de flexibilizar los procesos de ingreso a las escuelas normales sólo puede garantizar el incremento de la matrícula en las mismas, pero no la revalorización de la profesión.

Igualmente, considero que el otorgamiento automático de plazas podría representar un retroceso pedagógico en la intención de fortalecer a las escuelas normales. El hecho de atraer a más aspirantes para cursar una licenciatura para formarse como docentes a través de la oportunidad de insertarse al mercado laboral tan pronto como egresen de la educación superior resulta contradictoria —pues como se ha señalado en otras investigaciones— en un contexto donde la incorporación al ámbito laboral resulta un reto para los egresados de distintas licenciaturas, como en el caso de México. La docencia con ese tipo de ventajas sería elegida como una opción que garantiza el empleo, pero sin tomar en cuenta los aspectos antes citados, sería poco funcional.

Finalmente, cabe puntualizar que las escuelas normales son instituciones de educación superior, por lo cual deben ser tratadas como tal: instituciones donde convergen ideas, espacios donde se fomenta la investigación y recintos formadores de profesionales. El camino no se vislumbra fácil, no obstante, si se les otorga autonomía podrán tomar las decisiones adecuadas con base en sus necesidades. A partir de la última versión del dictamen que se conoce de reforma del Artículo Tercero de la Consitución que estaría por aprobarse en estos días, parece ser que una vez más este tema quedará pendiente. Sin duda se trata de una deuda histórica del Estado mexicano con el normalismo, es lamentable que se pierda la oportunidad de ir a fondo en la transformación del susbsistema de las escuelas normales.

Esmeralda Dionicio García
Maestra en Ciencias en la especialidad de Investigaciones Educativas por el DIE-Cinvestav.

Fuente: https://educacion.nexos.com.mx/?p=1700

Ilustración: Estelí Meza

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Se desploma a la mitad la matrícula normalista en 15 años

Por: Laura Poy Solano. 

 

En 15 años la matrícula de alumnos de escuelas normales públicas y privadas se redujo de 200 mil 931 a 108 mil 555; es decir, 92 mil 376 estudiantes menos entre el ciclo 2000-2001 y 2015-2016. En ese lapso las instituciones formadoras de maestros han enfrentado por lo menos ocho cambios de programas, acciones y estrategias para su fortalecimiento, pese a lo cual persiste una disminución en el número de jóvenes que buscan ser profesores de preescolar, primaria y secundaria.

Luis Bello Estrada, profesor-investigador de la Benemérita Escuela Normal Veracruzana Enrique C. Rébsamen, destacó que el fenómeno no sólo es resultado de la implementación de una reforma educativa que vulneró profundamente los derechos laborales de los maestros y eliminó prácticamente cualquier posibilidad de tener una plaza de base, sino también como efecto del desapego de la sociedad en la valoración de la profesión.

Privilegian remuneraciones

En esta casa de estudios veracruzana, indicó, la demanda de ingreso cayó de 3 mil 300 concursantes a mil 100 en el ciclo escolar pasado, lo que implica que se redujo a un tercio el número de aspirantes a la carrera de educador, lo que también refleja una transformación en la sociedad, porque ha dejado de ser valioso el trabajo filosófico, ético y formativo que aportaba un profesor, ahora lo que interesa más, no sólo a los jóvenes, sino a sus familias, es que tengan elevados ingresos económicos

En el estudio La educación normal en México. Elementos para su análisis, elaborado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), destaca que desde 1984 cuando la formación inicial de educadores se elevó al nivel de licenciatura, el número de estudiantes pasó de 122 mil 866 a 200 mil 931 en el ciclo escolar 2000-2001, pero, la matrícula cayó a 132 mil 205 alumnos en el periodo 2013-2014 y se redujo más de 30 mil estudiantes para el lapso 2015 a 2016, cuando entró en vigor la reforma educativa y se permitió que cualquier egresado universitario pudiera concursar por una plaza de maestro frente a grupo.

Debilitan procesos en la formación de educadores

Advierte que las acciones de restructuración que se han aplicado a las normales en realidad han debilitado procesos sustantivos, pues se detectó la reducción de años de formación en ciertas licenciaturas; cambios de planes de estudio y de titulación que requieren ajuste en los perfiles de sus plantas docentes, a lo que se suma que persiste una fuerte centralización que impide la toma de decisiones expedita, el manejo y obtención de recursos y la atención a necesidades específicas de forma ágil.

En entrevista con La Jornada, Bello Estrada consideró que abrir la carrera docente a todo universitario, sin importar qué tipo de formación recibió, fue un golpe muy duro al normalismo, porque el mensaje fue que no sirve estudiar en una normal si cualquier título universitario me da la posibilidad de ser maestros, e incluso, tener otros ingresos con distintas actividades profesionales.

Por lo que respecta al financiamiento, el INEE reportó que de 466 normales 272 son públicas y 194 privadas.

Destaca que de 2016 a 2018 se destinaron 2 mil millones de pesos sin reglas de operación o marco regulatorio como parte de la Estrategia Nacional de Transformación y Fortalecimiento de la Educación Normal, pese a lo cual no se observa una mejora frente a los desafíos estructurales en estas casas de estudio claves del sistema educativo.

Fuente del artículo: https://www.jornada.com.mx/2019/02/18/sociedad/031n1soc#

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