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Colombia: Lo que no sabemos (y deberíamos tener claro) sobre el retorno a los colegios

América del Sur/Colombia/16-04-2021/Autor(a) y Fuente: www.elespectador.com

A la niñez del país y al cuerpo docente les urge volver a clases presenciales, pero la pelea por las condiciones de seguridad para hacerlo tiene enfrentados a sindicatos, sociedad civil y Ministerio de Educación. La desigualdad y la falta de información son factores determinantes e ignorados en la discusión.

Aunque pocos, hay diagnósticos que nos ayudan a entender el estado de la educación y de los colegios del país. Gracias a la sistematización del Laboratorio de Economía de Educación (LEE) de la Universidad Javeriana, sabemos que hay casi ocho millones de estudiantes y 43.956 sedes educativas oficiales en Colombia, además de otras 10.000 que son privadas. También sabemos que el 90 % de quienes estudian allí pertenecen a estrados 0, 1 y 2, y que el 63 % de los estudiantes de colegios oficiales no tienen computador ni internet en su casa.

Pero no todos los colegios de Colombia son iguales, y aunque para todos los niños, niñas y adolescentes volver al colegio es una urgencia (como ha señalado en varias ocasiones Unicef), hay unos para quienes el asunto es de vital importancia. Por ejemplo, la Coalición contra la vinculación de niños, niñas y jóvenes al conflicto armado en Colombia (Coalico), reportó cuarenta eventos en donde se habían podido reclutar o vincular a grupos armados 190 niños, niñas y adolescentes en el primer semestre de 2020. Otra urgencia es evitar el trabajo infantil, el aumento de la pobreza, el embarazo adolescente y el rezago de lo ganado en materia de educación para las niñas.

La semana pasada, el Ministerio de Salud anunció que será obligatorio que alcaldías y gobernaciones le pidan autorización para cerrar colegios por coronavirus. Esta medida se suma a las ya establecidas para la reapertura de colegios, que va lenta y cada día es más urgente. Pero la cancha está dividida: mientras la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) no ve garantías para el regreso, otra facción de académicos, padres de familia y pedagogos piden que se abran los colegios, y la voz de los niños no está por ninguna parte.

Lo que sí está claro es que la educación en Colombia no es solo desigual sino variopinta y, tras trece meses de encierro, aún no hay un diagnóstico general de qué necesita cada institución educativa para volver. Mientras una necesita abrir urgentemente para evitar el reclutamiento, otra necesitará mejorar los baños y el alcantarillado, alguna tendrá recursos propios para abrir (especialmente los privados), otra necesitará más docentes para cumplir con la alternancia sin sobrecargar laboralmente a los que ya están contratados, otros necesitan actualizar su currículo académico. Aunque esto debería estar en manos de las secretarías de Educación departamentales, aún no se ha adelantado en forma (a excepción de las secretarías de Palmira (Valle), el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y Bogotá.

Dado que no todos los colegios tienen las mismas condiciones, y que no todas las zonas del país tienen la misma cantidad de casos de coronavirus, una de las propuestas para superar la desigualdad es que se abran los colegios tomando en cuenta los municipios que no tengan altas tasas de contagio. Esta idea fue informada por Silvana Zapata, epidemióloga de la Gobernación de Antioquia y una de las divulgadoras científicas en la pandemia.

La epidemióloga cruzó los datos de 39.276 instituciones educativas (IE) públicas del país con la afectación de COVID-19 por municipio y el porcentaje de ocupación de UCI en cada departamento, y calculó que 9.238 colegios podrían volver a tener actividades presenciales con riesgo bajo o nulo, el 23,5 %. De esos hay 2.387 que no son oficiales y que, se supone, deberían poder gestionar ciertas condiciones para volver, por lo menos en materia de infraestructura.

Aunque quienes exigen que se retorne a clases presenciales acogieron esta propuesta (que no es nueva, sino actualizada con datos más recientes), El Espectador no pudo determinar si alguna facción de la sociedad civil está en contacto con el Ministerio de Educación para discutir estas medidas. Al cierre de esta publicación, Constanza Alarcón, viceministra de Educación Preescolar, Básica y Media, no había respondido a las preguntas que este diario le hizo llegar a través de la jefatura de prensa.

El único contacto con el MEN, hasta donde sabemos, lo tiene la Fecode, que desde que se anunció la reapertura de colegios, en septiembre del año pasado, ha sentado su posición sobre no retornar hasta que “existan las condiciones necesarias”. Esto implica incluir al cuerpo docente y estudiantes como grupo priorizado en el Plan Nacional de Vacunación, que el coronavirus sea incluido como riesgo profesional ante EPS y aseguradoras, que se expida un certificado de comorbilidades para COVID-19, además de las otras peticiones (aprobación de las cesantías para vivienda, nivelación salarial, etc.).

“En las mesas que hemos tenido con el Gobierno propusimos que se hiciera un trabajo en terreno, sede por sede, para verificar que los protocolos funcionen como corresponde y ahí sí dar apertura, pero hay colegios que han comenzado sin tener eso y nadie lo vigila, ni siquiera las secretarías de Salud”, dice Martha Alfonso, vicepresidenta de Fecode.

Estos diálogos también evidencian cierta desigualdad, porque si bien Fecode ha exigido que los docentes sean tenidos en cuenta como personal de primera línea, otros critican que para abrir los colegios no se puede esperar a resolver una deuda histórica con los maestros, el clamor de investigadores en educación (que en muchos casos también son padres y madres con sus hijos en la casa desde hace trece meses) es que se abran los colegios con urgencia y que se garantice lo mejor posible la bioseguridad, pero esta facción no tiene diálogo con el Ministerio. Fecode, por otro lado, tiene manera de hacer presión gubernamental, dado que tiene representantes en prácticamente cada municipio y ha demostrado su capacidad de poner temas en la agenda pública, como con el paro de maestros de 2018, en donde tenían exigencias similares a las de este año (solo que la pandemia se sumó al pliego de peticiones de 2021).

Ni la niñez, ni la infraestructura de jardines y colegios, ni el cuerpo docente da espera, pero estamos en el momento más álgido del tercer pico y las UCI en Medellín o Bogotá están al máximo de su capacidad, ¿entonces qué hacemos?

Por ahora, y hasta donde sabemos, no hay propuestas formalizadas ante el MEN, aunque rectoras y rectoras hacen lo que pueden para mantener las clases sin importar si hay internet, computadores, caminos para llegar al colegio o no. El profesor Arlis Montilla, que enseña en un colegio de Chaparral (Tolima), opina que no puede volver a su colegio porque hay solo tres baños para noventa niñas y dos para noventa niños. “No hay lavamanos buenos y nosotros sacamos el agua de una quebrada que hay detrás del colegio, pero en invierno se crece y queda puro barro, y no tenemos agua. Yo por ahora no volvería. Sigo enviándoles tareas a mis estudiantes por WhatsApp, pero la conexión es pésima y muchos viven metidos en la montaña. Por eso necesitamos plata hasta para las fotocopias y no la hay, no la hemos podido redimir de la Secretaría por problemas administrativos”. De hecho, el MEN destinó $311.000 millones a las secretarías de Educación del país, pero solo el 23 % de esta plata se ha ejecutado.

Otros han tratado de actualizar la información local disponible. Por ejemplo, la Gobernación de Antioquia ya hizo el listado de cuántas sedes educativas de Antioquia no tienen agua, para saber a dónde dirigir los recursos que gira el Fondo de Mitigación de Emergencias (FOME). Por ejemplo, el 49 % de las que están en Urabá y el 18 % de las del Bajo Cauca no tienen acceso al agua. Pero no todas las secretarías tienen este diagnóstico y por eso el giro de dinero a las IES se dificulta. Según el MEN, se han asignado $400.000 millones para adquirir guías, talleres, textos y, en general, material de apoyo pedagógico; también recursos al Programa de Alimentación Escolar para garantizar un complemento alimentario en el período de la educación en casa.

“Desconozco los criterios con los cuales se hace la asignación de recursos, pero debería ser por el tamaño de la matrícula en cada colegio y por las necesidades de cada IES. Lo que me parece sorprendente es que trece meses después de los cierres de colegios aún no tengamos información oficial sobre las adecuaciones que necesita cada sede educativa, de las condiciones precisas en las que están los colegios colombianos”, dice Sandra García, de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes, quien es defensora del retorno seguro a las aulas.

Otra apuesta es mejorar la virtualidad en zonas remotas. El Ministerio de Tecnologías y Comunicaciones anunció que les dará conectividad gratuita a 14.745 colegios oficiales hasta el 2031. Según El Tiempo, el proceso de licitación (que ganaron Claro y UT Centros Poblados) levantó algunas críticas en días pasados porque Camilo Ernesto Valencia Suescún, abogado de uno de los proponentes al proyecto Unión Temporal SES Inred, era asesor jurídico del Mintic.

Otra iniciativa consiste en invertir más en los estudiantes y maestros de colegios públicos, que concentran la mayoría del alumnado del país. Según la Secretaría de Educación Distrital de Bogotá, en un colegio privado se invierten entre $20 y $50 millones por niño al año, mientras que en uno público se invierten $3′696.000. Al menos estos son los datos de 2014, la brecha entre las cifras se puede haber acrecentado. De hecho, Colombia no está entre los cinco primeros puestos en inversión del PIB para educación, a pesar de que por primera vez el presupuesto para educación superó al de defensa, en 2019.

Entre otras, tampoco está muy claro de quién sería la responsabilidad de un contagio dentro del aula. En marzo de este año, la Institución Educativa Altos del Rosario, en Sincelejo, fue cerrada por orden de la Secretaría de Educación tras la muerte de una docente por COVID-19. El retorno de los estudiantes a las aulas es voluntario, pero dejar de prestar un servicio educativo no, bien sea porque un colegio pierde sus matrículas y se ve obligado a cerrar o porque es imperativo garantizar la educación básica, primaria y secundaria. Por otro lado, es obligación de cada establecimiento dar estricto cumplimiento a los protocolos de bioseguridad, así que algunas instituciones (por ejemplo la U. de los Andes) han pedido a sus docentes firmar un documento en donde se les exime de responsabilidad por posibles contagios, dado que volver a la presencialidad es voluntad única del docente. Según Fecode, aún no han sido reemplazados los docentes fallecidos por coronavirus, y la sobrecarga laboral de los docentes está afectando su salud mental y su entorno familiar, pero a la fecha no hay diagnósticos ni encuestas que soporten esta obvia realidad. Al preguntarle al Ministerio si existen directrices que eximan al Estado colombiano por posibles contagios a consecuencia del retorno a la presencialidad, no obtuvimos respuesta.

Pero mejoras en la infraestructura y mayor inversión no son la única manera de lograr que la niñez vuelva al colegio y cerrar las brechas que había antes de la pandemia, pero aumentaron. Según Andrés Molano, profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de los Andes, “por ahora no hay nadie proponiendo nuevos modelos pedagógicos que puedan garantizar la interacción social, el aprendizaje del cuidado o los afectos. Las escuelas no son solo para enseñar a leer y escribir”.

Las realidades entre los colegios no son iguales y parte del problema, según Molano, es pensar en una solución única. Incluso, lo que consideramos desventajas pueden ser ventajas: “Un colegio rural, aunque no tenga el lavamanos o el acceso al agua potable, tiene la ventaja de la ventilación y los espacios abiertos que un colegio público urbano en Bogotá no necesariamente tiene. Hay que buscar la manera de examinar colegio por colegio. Además, se han cerrado calles enteras para abrir restaurantes, por qué no cerrar calles para hacer clases”.

“El primer paso es preparar a los colegios físicamente, pero más importante es desarrollar el aprendizaje y bienestar emocional perdido por el trauma del encierro. Ese debe ser el debate que nos convoque a quienes trabajamos en el sector educativo. La crisis de aprendizaje será tremenda y para eso hay que desarrollar nuevos modelos educativos y resolverla antes de avanzar”, dice García.

Por ahora, ante nuevos picos y la llegada de nuevas variantes del coronavirus, colegios de Toronto (Canadá) y Francia han decidido volver a cerrar hasta nuevo aviso.

Fuente e Imagen: https://www.elespectador.com/noticias/educacion/regreso-a-clases-lo-que-deberia-saber/

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¿Es importante que los niños vivan toda su etapa escolar en un mismo centro educativo?

Por: ABC

Según los expertos, estudiar en el mismo colegio tiene grandes beneficios en la educación y desarrollo de los alumnos tanto académicamente como a nivel personal.

Cada vez son más las familias que optan por que sus hijos vivan toda su etapa educativa, desde Infantil hasta Bachillerato, en un mismo centro escolar. Además de la comodidad que puede suponer para ellos, estudiar en el mismo colegio tiene grandes beneficios en la educación y desarrollo de los alumnos tanto académicamente como a nivel personal. A continuación, os dejamos algunas de las principales ventajas que, según el British School of Valencia, tiene el vivir toda la etapa escolar en un mismo centro educativo.

Sentimiento de pertenencia. Estudiar desde Infantil hasta Bachillerato en un mismo centro escolar, ayuda a que se cree una relación muy especial entre los alumnos y el colegio convirtiéndose prácticamente en su segundo hogar durante más de diez años. Esto puede ser muy positivo ya que contribuye a que los alumnos no pierdan la motivación y las ganas de ir al colegio para continuar aprendiendo pues lo sienten como suyo.

Relación de confianza con el profesorado. El hecho de permanecer en un mismo colegio a lo largo de toda su vida académica permite que los alumnos tengan la oportunidad de conocer a prácticamente todos los profesores, aunque no les hayan dado clase. De este modo, empezar un nuevo ciclo académico no supone un cambio tan brusco y hace más llevadera la transición de una etapa de aprendizaje a la siguiente.

Trato personalizado. Al igual que es beneficioso que los alumnos conozcan a los profesores, también lo es a la inversa. Esta relación permite que los docentes tengan un conocimiento previo de las circunstancias que hay detrás de cada alumno y así, ofrecer una educación más personalizada a cada uno de ellos, tal y como ocurre en BSV donde cada alumno es único, es conocido y apreciado por sus méritos y por su esfuerzo.

Acompañar en el desarrollo completo del alumno. Los colegios que ofrecen todas las etapas educativas en su proyecto educativo, como es el caso de BSV, tienen la oportunidad de vivir el paso de sus alumnos de niños a jóvenes adultos. De este modo, no ofrecen únicamente educación en conocimientos, tanto prácticos como teóricos desde pequeños, también les dotan con herramientas que van a favorecer su desarrollo integral como personas contribuyendo además a que el profesor se convierta en un guía en ese crecimiento personal de sus alumnos.

Amistades duraderas. Entablar relaciones de amistad puede ser una tarea complicada para algunos niños. El hecho de no conocer puede suponer un desafío para los alumnos a medida que van creciendo y más si a lo largo de ese camino educativo su vida está marcada por cambios de colegio. A estas edades, el vínculo que se establece entre compañeros puede llegar a convertirse en una amistad fuerte y duradera que marcará sus primeros años tanto en el plano académico como en el personal. Es importante que los niños tengan la oportunidad de crear estos vínculos afectivos, marcados por la confianza y el compañerismo para así poder crecer en materia de bienestar.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-importante-ninos-vivan-toda-etapa-escolar-mismo-centro-educativo-202104090103_noticia.html

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Educación profesional sube a nuevas alturas en China

Asia/China/16-04-2021/Autor(a) y Fuente: Spanish.xinhuanet.com 

China es el hogar de unos 30,88 millones de estudiantes que adquieren habilidades en 11.300 instituciones de educación profesional, según las estadísticas del Ministerio de Educación.

El ministerio ha aprobado a 27 instituciones que ofrecen educación profesional a nivel de pregrado desde 2019, cuando el Consejo de Estado lanzó un plan para reformar el sistema de educación vocacional.

Entre las 1.349 especializaciones que figuran en un nuevo catálogo de especialidades profesionales publicado por el ministerio este año, 247 son carreras de pregrado, agregó.

El ministerio ha venido trabajando por promover el trato justo a estudiantes que reciben la educación profesional, garantizando que disfruten de igual oportunidad que los de escuelas regulares en términos de inscripción, empleo y ascensos laborales, según un funcionario del ministerio.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2021-04/11/c_139872973.htm

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¿Es necesaria la escuela concertada?

El Congreso de los Diputados ha aprobado la llamada ley Celaá, la LOMLOE, y recientemente se ha publicado el nuevo Decreto de admisión de alumnos por parte del Departamento de Educación de Catalunya. Son dos normas legales que sobre el papel representan pasos importantes para frenar el aumento de las segregaciones escolares. Esperamos y deseamos que ambas disposiciones se apliquen, que no ocurra como con el Decreto de Inclusión, también de Catalunya, que continúa medio paralizado por falta de recursos para llevarlo a cabo. Son dos disposiciones que posibilitan avanzar a pesar de las dificultades: la segregación escolar se mantendrá mientras exista la segregación socioeconómica.

Además, como ya manifesté en una de las comisiones del Pacto contra la Segregación que impulsó el Síndic de Greuges de Cataluña, nos encontramos ante unos topes evidentes: sin eliminar el inexistente derecho a elegir centro por parte de las familias y los privilegios de la concertada no se puede evitar la segregación escolar. Lo que podemos hacer, eso sí, es proporcionar cuidados paliativos que mejoren la enfermedad pero sin curarla. De todas formas, bienvenidas sean las nuevas normas legales; esperamos y deseamos que su aplicación responda a las expectativas que se han creado, que los gobiernos autonómico y central tengan suficiente empuje y voluntad política para llevarlas a cabo a pesar de las resistencias que se han producido y que continuarán dificultando su aplicación a lo largo de los próximos cursos escolares.

De entre las novedades que establece el Decreto del Departamento de Educación quisiera apuntar que no sería de recibo, en caso de necesidad, repartir sólo el alumnado señalado por las llamadas Unidades de detección de NEE por causas socioeconómicas y no el resto de criaturas y adolescentes escolarizados. Si las OME, las Oficinas Municipales de Escolarización, recogieran todas las peticiones e hicieran la distribución equitativa de todo el alumnado, se conseguiría un trato equitativo a familias autóctonas o recién llegadas o con diversas situaciones sociales y/o económicas. Añadiría que para paliar los efectos de las llegadas de nuevo alumnado a lo largo del año (lo que se llama “matrícula viva”) se debería mantener una reserva de plazas todo el curso.

A la vez que celebramos la llegada de las nuevas legislaciones, debemos recalcar que ambas normas mantienen los privilegios a la concertada. La patronal de las escuelas privadas, religiosas o no, ha puesto el grito en el cielo, pero no representa nada más que unas cuantas maniobras de distracción y de intentar poner palos en las ruedas a su tramitación. La escuela concertada no pierde ninguna de sus privilegios. ¿Por qué?

Los sistemas de enseñanza en toda Europa están programados para mantener la sociedad estratificada que tenemos. No están pensados para luchar en contra, como debería ser el papel de una verdadera educación. A los poderosos, los que tienen el poder de verdad, les interesa que se mantenga esa estratificación social, es decir, su situación de privilegio. Y los gobiernos europeos no se atreven a ir en contra de sus deseos. En nuestro país el poder social necesita la escuela concertada, los gobiernos central y autonómicos están dispuestos a aceptar sus indicaciones. En Cataluña (y en toda España) la triple red escolar (privada, concertada y pública) cumple este papel.

Un pequeño recordatorio histórico: En los años 80 del siglo pasado el Departamento de Enseñanza en Catalunya cerró más de mil aulas públicas. El descenso demográfico del país, iniciado a partir de 1976, amenazaba con hacer irrelevante la presencia de las escuelas privadas o concertadas (entonces se llamaban subvencionadas). A causa de los intereses que hemos mencionado, los gobiernos de Convergencia llevaron a cabo el gran recorte de la escuela pública para así permitir que las privadas, regentadas por la Iglesia Católica y por unas patronales amigas del gobierno catalán, subsistieran.

Al poder no le conviene la igualdad, necesita la desigualdad para continuar aprovechándose de ella, para continuar mandando y aumentando sus beneficios económicos. Lejos de cambiar la situación en los últimos años, tenemos una constatación bien reciente: durante los meses que llevamos de la pandemia de la Covid, el gran capital ha aumentado sus beneficios y la mayoría de la población (el 99%) los ha visto disminuir. Conclusión: del mismo modo que los gobiernos no evitan el aumento de las desigualdades sociales y económicas, es muy difícil que eliminen los privilegios a la concertada.

Y para completar estas reflexiones, un último apunte. Todo esto tiene que ver también con la situación política a raíz de las elecciones al parlamento de Cataluña. A lo largo de la última campaña electoral se habló a menudo de hacer frente al fascismo, de parar los pies a la ultraderecha. La presencia de Vox ha provocado que la mayoría del resto de formaciones políticas y entidades de la sociedad civil se pusieran de acuerdo, al menos, en no querer su presencia en las instituciones. Han hablado y han publicado diferentes manifiestos y acordado algunas actuaciones. Sin embargo, diría que para hacer frente a la ultraderecha, al racismo y al fascismo hay que cambiar las condiciones socioeconómicas que lo hacen posible. Sin alternativas a la crisis endémica del capitalismo, a la desigualdad que aumenta, crecerán los fascismos y los movimientos de ultraderecha. En esta línea de propuestas, la segregación escolar no ayuda a hacer frente a la derechización social, sino que más bien le da argumentos. Con pan, trabajo y viviendas dignas para todos la ultraderecha tendría muy pocos argumentos. Las manifestaciones que los medios de desinformación bautizan con el adjetivo de violentas son la expresión, consciente o no, del grave malestar que la gravísima crisis provoca. Sobre todo entre la generación joven, que ve muy complicado su presente y su futuro vital. La ultraderecha puede aparecer como una falsa alternativa ante la ausencia de alternativas reales.

Sin revertir los recortes, sin frenar las enormes desigualdades entre hombres y mujeres, sin devolver a la gestión pública las privatizaciones de servicios sanitarios y de enseñanza, será difícil evitar que las derechas no dominen el panorama político y social en los próximos años. Desde las escuelas e institutos, maestros y las maestras y toda la comunidad educativa tenemos nuestra parte de responsabilidad, pequeña o grande, para lograr avances y no retrocesos. Para intentar, como dice el maestro protagonista de La lengua de las mariposas (1999), que toda una generación sea educada en libertad; porque este hecho sería irreversible.

Joan M. Girona es maestro y psicopedagogo

Fuente: http://www.mientrastanto.org/boletin-200/notas/es-necesaria-la-escuela-concertada

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México: Podrían decidir en 15 días regreso a clases presenciales

América del Norte/México/12-04-2021/Autor(a) y Fuente: aristeguinoticias.com

“Sí vamos a regresar a las escuelas cuanto antes, no vamos a esperar el siguiente ciclo escolar”, dijo Martha Hernández Moreno, subsecretaria de Educación Básica, de la SEP, en un foro organizado por Unicef.

Mientras el promedio global de cierre de escuelas por la pandemia es de 95 días, en México se ha prolongado por 180, periodo que deberá llegar a su fin en el presente ciclo escolar.

En un foro organizado por la Unicef, Martha Hernández Moreno, subsecretaria de Educación Básica, adelantó que la decisión de la Secretaría de Educación Pública (SEP) depende de si el sector salud, ante el riesgo de una tercera ola de contagios, determine si existen condiciones para iniciar el proceso de reapertura de los planteles, lo que podría decidir se en 15 días.

“Sí vamos a regresar a las escuelas cuanto antes, no vamos a esperar el siguiente ciclo escolar; esa no es la disposición de la presidencia de la República”, dijo.

La funcionaria destacó que, durante la pandemia, la educación ha caminado junto al sector salud, se ha generado estrategia y la prioridad ha sido salvaguardar la salud y la vida.

Afirmó que el proceso de regreso será democrático, con la participación de todos los actores y con el apoyo de las instancias de salud.

Con el Programa la Escuela es Nuestra, explicó, la SEP ya trabaja en delinear el regreso. Para esto, los maestros deben ser vacunados y debe tomarse en cuenta la necesidad de los estudiantes de apoyo académico y psicoemocional.

Agregó que sería de forma gradual y escalonada; además, también en un esquema voluntario, que los padres decidan también.

En el marco de la pandemia y convocado por la oficina en México del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), ayer miércoles, se llevó a cabo el foro virtual Reimaginemos. Niñez y adolescencia en México. El impacto de Covid-19 en la educación, un balance a un año del cierre de las escuelas en México, con la presencia de Christian Skoog, representante Unicef en México; Sylvia Schmelkes, vicerrectora académica de la Universidad Iberoamericana; Sylvia Ortega, presidenta del Consejo Ciudadano de la Comisión Nacional para la Mejora; Silvia Giorguli, presidenta de El Colegio de México; Juan Carlos Benavides, presidente del Consejo Consultivo de Unicef México, y César Costa, embajador del organismo. Con Carmen Aristegui como moderadora.

Para Christian Skoog, este foro es una búsqueda de soluciones ante la situación educativa generada por la pandemia.

Señaló que el Covid-19 está mermando seriamente el derecho a la salud, la educación, la igualdad y la protección de niños, niñas y adolescentes en México.

En cuanto a los requerimientos de la educación a distancia, dijo, solo 2 de cada 5 reportan conexión fija a Internet.

Urge reiniciar la educación presencial, escalonada, y tomando todas las medidas necesarias, afirmó.

Destacó que el cierre prolongado está afectando a los estudiantes, no sólo en el aprendizaje, sino en su desarrollo cognitivo y en su salud, problemas que aumentan cada día que permanecen cerradas las escuelas.

Segun la Unicef, el cierre prolongado de las escuelas en México está afectando negativamente la educación de 25.4 millones de alumnos y alumnas de educación básica y 5.2 millones de estudiantes de educación media superior, lo que compromete su bienestar actual y sus oportunidades de desarrollo hacia el futuro.

Las escuelas en México cerraron desde el 23 de marzo de 2020 y no reabrirán hasta que el semáforo epidemiológico esté en verde.

Fuente e Imagen: https://aristeguinoticias.com/0804/mexico/podrian-decidir-en-15-dias-regreso-a-clases-presenciales/

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El Salvador: Estudiantes y docentes reportan fallos en paquetes de internet que da Gobierno

América Central/El Salvador/12-04-2021/Autor: Carlos López Vides/Fuente: www.elsalvador.com

Según gremiales de maestros, cientos de alumnos de la red pública han tenido problemas para recibir el plan de datos por parte del Ejecutivo.

A pesar de que el Gobierno informa que ha entregado 700,000 paquetes de datos gratis para estudiantes y maestros, como mencionó el pasado martes la ministra de Educación, Carla Hananía de Varela, este discurso no es acorde a la realidad, según explican representantes de gremiales de maestros del país, quienes exponen que cientos de alumnos no han recibido el beneficio.

En El Salvador, según datos del 29 de julio de 2019 de esta cartera de Estado, hay 1,449,421 estudiantes matriculados. De este universo, “quizá sería un 33% el que ha recibido los datos, a nivel nacional, según la información que hemos recabado”, explicó Daniel Rodríguez, del Sindicato de Maestros y Maestras de la Educación Pública de El Salvador (SIMEDUCO).

Alumnos de los centros educativos públicos han sido beneficiados con la entrega de estos equipos tecnológicos, pero cientos aún no tienen su paquete de datos activo. / Foto EDH cortesía Secretaría de Presidencia

Como ejemplo específico, Rodríguez mencionó que en la escuela donde labora “son alrededor de 451 estudiantes, y de ellos, a lo más que les ha llegado los datos es a unos 50 estudiantes” hasta el 7 de abril.

Paz Zetino, secretario general de Bases Magisteriales, dijo que no se puede confiar en los datos proporcionados por Educación, y comentó que “lo que uno escucha en los estudiantes es que sí un buen número ya tiene el paquete, pero hay muchos estudiantes que han tenido problemas y no lo tienen. Ese paquete de datos desde un principio generó problemas” para que llegara realmente a los teléfonos de los educandos, detalló.

El principal problema fue, según Zetino, que “para que el alumno accesara al paquete tenía que hacerlo a través del NIE, el Número de Identificación de Estudiante (entregado a cada uno al momento de la matrícula); pero la plataforma se saturó, y rebotaban los números diciendo que los NIEs estaban incorrectos, y el sistema no se los aceptaba”.

Ante este fallo, “los estudiantes hicieron mil y una prueba, hasta que lo lograron algunos, y a otros el sistema los ha dejado en espera incluso hasta la actualidad; sí les aceptó el NIE, pero los datos (con internet) nunca le aparecieron” en los teléfonos que registraron, explicó Zetino, quien sospecha que quizá dentro de ese grupo están parte de los miles de paquetes en teoría activos que reporta Educación.

Discurso y realidad

A pesar de este panorama, “todos nuestros alumnos y maestras cuentan con un paquete de datos”, declaró el 5 de abril la ministra Hananía de Varela, quien también agregó en otra declaración que “con el tema del internet,  tenemos a más de 700,000 alumnos y maestros con un paquete de internet gratis, entonces que haya internet o no haya internet en las escuelas ya no es relevante”.

Rodríguez lamentó estas palabras de la ministra y reaccionó así: “Una cosa es lo que ella diga desde un escritorio, y otra cosa es la realidad de los centros escolares en las zonas, la infraestructura que tenemos a nivel de conectividad, que no es la más idónea. Con el respeto que se merece, a lo mejor la señora ministra lo hace por publicidad, pero sus declaraciones no son acordes a la realidad del país”.

El maestro describió que los fallos reales en la entrega de datos de internet a los estudiantes ya están trayendo consecuencias directas, y que el internet en los centros educativos sigue siendo una importante necesidad.

“Los maestros estaban desde sus casas, trabajando con internet residencial (del 11 de marzo 2020 al 6 de abril pasado, que se regresó a formato presencial, con estudiantes en las aulas). Para ellos esto representa un retroceso, porque si los maestros se van a los centros escolares (a atender clases presenciales) y ahí no tienen internet adecuado, eso dificulta que los alumnos puedan recibir sus clases en línea, para los estudiantes que no llegan al centro escolar porque los papás no los quieren enviar”, argumentó Rodríguez.

Por su parte, Paz Zetino llamó a tener un poco de paciencia.

“La gente sigue insistiendo en ver cómo adquiere el paquete, es un proceso. A medida vayan adquiriendo sus herramientas tecnológicas se va a ir completando”, comentó, pero alertó que hay una falla de base en el sistema que ha estructurado el Gobierno, y es que, simple y sencillamente, muchas familias de escasos recursos no tienen equipo ni internet para iniciar el proceso de inscribirse en línea, ni tampoco el dinero para comprar un teléfono inteligente para recibir los datos.

“Hay estudiantes que han intentado accesar al paquete, pero no tienen teléfono inteligente ni tampoco la computadora todavía. En el sistema le piden el número de teléfono para hacerle la recarga, pero le aseguro que hay estudiantes que no tienen un celular para que les caiga el paquete de datos”, explicó Paz Zetino, quien remarcó que esta situación es todavía más complicada en las zonas rurales del país.

Las clases en línea han sido parte de la nueva normalidad para miles de estudiantes desde el 11 de marzo de 2020. / Foto EDH Archivo

Además de que los paquetes no han llegado a todos, el profesor Rodríguez también señaló que los que sí ya cuentan con los datos “tienen problemas con el funcionamiento, porque lo que están dando en internet es muy poco”.

Explicó Rodríguez que “si un docente quiere cargarles un video en una plataforma, no se los carga y rapidito se consume ese giga que les han dado. Para los maestros son dos gigas, y para los estudiantes es uno, con eso no salen. Algunos maestros que ya les asignaron el paquete de datos tampoco pueden desarrollar las clases desde el centro escolar”, pues se les acaba demasiado rápido o no tiene suficiente potencia.

El secretario de Innovación, William Hándal, reportó el 23 de febrero anterior que los paquetes serían de no menos de 1.5 gigas, pero según ambos representantes sindicales, muchos alumnos solo han recibido 1 giga, el cual no les alcanza durante el mes.

Fuente e Imagen: https://www.elsalvador.com/eldiariodehoy/educacion-internet-datos-paquetes-fallos-estudiantes-sindicatos-ministerio/825594/2021/

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