Page 1 of 2
1 2

Cómo detectar y combatir las fake news en un mundo digitalizado. ¡Participa en un nuevo monográfico!

El COVID-19 ha acelerado la digitalización en un mundo ya de por sí globalizado. La preocupación por la desinformación y las noticias falsas (fake news) ha aumentado a raíz del confinamiento y se ha incrementado aún más con los rumores y bulos sobre los beneficios e inconvenientes de vacunarse contra el coronavirus.

Ante este panorama, no extraña que la alfabetización mediática o educomunicación, una antigua reivindicación, resurja ahora por ejemplo en la petición de dobles grados de maestro/a en Educación y Comunicación por parte del profesorado de ambas disciplinas.

Ahora bien, la educación necesita tiempo para dar sus frutos, y vivimos en contextos cada vez más acelerados, por lo que urge buscar una solución para formar a la ciudadanía en el espíritu crítico y dotarla de los conocimientos y herramientas que le permitan detectar y reaccionar ante contenidos falsos en cualquier vía de comunicación, sea una red social, una aplicación de mensajería instantánea, etc.

Por todo ello, Educaweb lanza un nuevo monográfico en el que invita a todas las personas que lo deseen a responder a alguna de las siguientes cuestiones a través de un artículo:

1. ¿Qué papel debe jugar la educación y la formación en la neutralización de las fake news en la diferentes etapas de la vida?

2. ¿Cómo se puede formar a la ciudadanía para detectar y combatir contenidos falsos?

3. ¿Qué experiencias y prácticas de referencia existen en el entorno de la educación y la formación que puedan ser transferibles?

El plazo para enviar el artículo finaliza el 16 de septiembre.

Normas para la aceptación de artículos

El texto ha de ser inédito, contener entre 500 y 1.500 palabras y presentarse en formato Word o procesador de textos similar. El documento puede enviarse en cualquier lengua del estado o en inglés a redac@educaweb.com y ha de incluir:

Título
Nombre y apellido del autor/es
Cargo/s
Entidad de procedencia, si es el caso
Lugar de procedencia (población, comunidad, país)
Correo electrónico de contacto
Cuentas en redes sociales, si quiere contribuir a su difusión

También ha de adjuntarse una fotografía del autor/es para ilustrar el artículo, que debe medir como mínimo 214×250 píxeles.

Educaweb se reserva el derecho de introducir pequeñas modificaciones que mejoren la calidad del texto y su diseño. Se rechazarán aquellos artículos que se hayan publicado con anterioridad, no respondan a las preguntas formuladas en la convocatoria, contengan textos copiados de otras fuentes o supongan una forma de publicidad o propaganda. Puede consultarse el copyright de los contenidos de Educaweb.

Política de enlaces externos

Se permite un máximo de 5 enlaces a páginas externas en cada artículo/entrevista, siempre y cuando estos proporcionen valor añadido al contenido, complementando la información u ofreciendo referencias útiles y de calidad para el lector que tengan relación con el tema propuesto. No se admiten enlaces a páginas publicitarias o formularios de registro. De estos enlaces solamente uno puede ir a un blog personal, redes sociales del autor o de la organización a la que pertenece, o bien a algún artículo en la página de la organización.

Inserción de publicidad

En caso de querer publicitar algún producto, servicio o proyecto, existe la posibilidad de insertar un anuncio publicitario en el monográfico con un logo de 100×50 píxeles y un link. Para conocer las tarifas, puede escribir a publi@educaweb.com o rellenar un formulario de solicitud de información.

El monográfico es un suplemento especial mensual que reciben todos los suscriptores del boletín de Educaweb.com. Esta revista electrónica de carácter divulgativo dispone ISSN y llega a más de 115.000 suscriptores, la mayoría relacionados con el ámbito educativo y laboral. Es posible ver todos los monográficos anteriores.

Fuente de la información  e imagen: https://www.educaweb.com

Comparte este contenido:

Cómo aprender a contar cuentos en lenguaje de signos

Por: ABC

La Fundación CNSE para la Supresión de las Barreras de Comunicación, la EUD (European Union of the Deaf) y Huawei han creado una web para familias de niños sordos.

La Fundación CNSE para la Supresión de las Barreras de Comunicación, en colaboración con la EUD (European Union of the Deaf) y Huawei quieren mejorar la comunicación en las familias donde hay niños sordos. Para ello, han puesto en marcha una página web para que puedan aprender a contar cuentos en lengua de signos, y disfrutar así de la experiencia de relatar historias a sus hijas e hijos.

Con el título «Lengua de signos para familias. Aprende a contar cuentos de forma fácil y a tu ritmo», este espacio virtual pretende dotar a madres, padres y otros familiares de menores sordos de las estrategias necesarias para contar cuentos a los pequeños sordos en lengua de signos. Entre ellas, transmitir el relato con entusiasmo sin ningún tipo de vergüenza, evitar los nervios, introducir la expresión corporal en el relato, respetar el ritmo del niño o niña, y aprender de sus reacciones.

Para la Fundación CNSE esta web, pionera y única en España, contribuirá a mejorar la comunicación en el entorno familiar, ya que la suma de lengua de signos y lengua oral juegan un papel muy importante en las interacciones tempranas, y, por ende, en el desarrollo cognitivo y emocional de la infancia sorda. En este sentido, la entidad incide en que la lengua de signos facilita el procesamiento mental y la contextualización entre las niñas y niños sordos, además de ayudar a la identificación y comprensión de palabras, y favorecer el procesamiento de los mensajes hablados. «Esta lengua es vital para el aprendizaje de la lectura y la escritura, lo que permite la adquisición de conocimientos, fomenta la curiosidad y la imaginación, les ayuda a crecer como personas, y alimenta su espíritu crítico», afirman desde la entidad.

Además, esta nueva web resultará especialmente útil para aquellas familias que viven en pequeñas localidades alejadas de las grandes ciudades y que encuentran más dificultades en el acceso a los recursos. Huawei también ha lanzado para los niños sordos la aplicación StorySign, que utiliza la inteligencia artificial y la realidad aumentada para traducir distintos cuentos infantiles a la lengua de signos. Está disponible en 14 idiomas orales y signados y pretende fomentar el hábito lector entre las niñas y niños sordos y adentrarles en un universo lleno de fantasía y creatividad.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-como-aprender-contar-cuentos-lenguaje-signos-202012030212_noticia.html

Comparte este contenido:

La peste y la cólera

Por: Rebelión

“Lo que estamos viviendo hoy es un tiempo suspendido que se nos ha impuesto, que no es el fruto de una acción autónoma de oposición al mundo”

Traducción del francés de Elodia Guillamón

¿Cómo podemos contrastar y relacionar las reflexiones sobre el extraño y singular período que estamos viviendo? Un período que, por su aspecto trágico, pone de relieve las debilidades y los límites del sistema capitalista mundializado, debilidades que, todavía ayer, pasaban por ser la expresión de su fuerza y su potencia.

Sometidos a los discursos tóxicos, destilados en bucle, estamos clavados al presente por una atmósfera ansiogénica, somos impotentes por el hecho mismo de nuestro aislamiento.  Nos sentimos amenazados por un entorno donde todo objeto o individuo es percibido como hostil, fuente misma de muerte. Las relaciones humanas en sí mismas se ven minadas por el peligro. Las cifras y las curvas de los “especialistas” de la muerte son seguidas como las de la Bolsa, nos inundan y nos abruman; se suman a las explicaciones conspiranoicas, a las especulaciones y a las supuestas certezas que pretenden ser tranquilizadoras. Es en este magma donde el espíritu crítico debe forjar su camino. Es intentando ejercer este espíritu crítico que podremos avanzar hacia la única salida al aire libre posible y que podremos superar la renuncia a la reflexión por culpa del miedo.

El rechazo a la idea de la muerte parecía bien consolidado en las sociedades ricas, borrado por el culto al bienestar y por el mito del progreso, del individuo dominador de la naturaleza. Sin embargo, la tempestad del progreso no es más que destrucción de los seres vivos – lo que sospechaban, ya hace un siglo, los enemigos de la ideología productivista, entre los que cabe señalar a Walter Benjamin y otros “pesimistas” emancipadores.

La evidencia de la fragilidad de la vida y de las sociedades había sido postergada a los pueblos pobres, en los territorios cada vez más numerosos que son víctimas de la barbarie de la guerra; a las sociedades a la espera de los frutos de este terrible progreso. La producción de la muerte se había convertido en una imagen para el consumo, ciertamente también en causa de rebeldía, pero todavía lejana. La consolidación del sentimiento de seguridad no ha cesado de ser reforzada por los muros de la represión y de la xenofobia de las sociedades ricas. La figura del refugiado, las decenas de miles de ahogados en el Mediterráneo, nos lo recordaban a diario. Después, sin apenas hacer ruido, el virus ha esquivado los controles policiales, los muros y las fronteras y se ha impuesto entre nosotros. Finalmente,  ha optado por el camino más moderno y más fácil, el de la libre circulación de bienes y personas, incluyendo  – ironía del presente- aquella disfrazada de ocio lúdico, el turismo de masas. “¡Más lejos, más rápido, más nada!” decía un grafiti anarquista sobre los muros de la gran ciudad. Lo conseguimos: ya estamos sumergidos en la nada. Ya lo sabíamos, estábamos avisados, íbamos contra el muro. Esta vez, ya estamos: ¡en el muro! El choque frontal nos abruma y nos paraliza. En efecto, una vez más en la experiencia histórica, sólo si nos fijamos objetivos de mayor envergadura  podremos intentar liberarnos de la parálisis y de los miedos, sólo así podremos atravesar este período sorprendentemente extraño.

Hemos salido de la normalidad, la normalidad del capitalismo que rechazábamos pero a la que estábamos obligados a someternos, a veces, incluso más allá de nuestra conciencia. Quizá esta sea una primera lección de este momento: todos y todas formamos parte del sistema, más allá de las ideas de ruptura que podamos compartir o de las prácticas al margen de las normas que podamos experimentar. Pero esta salida de la normalidad no es la que hayamos podido vivir en otros momentos de la historia, la ruptura del tiempo del capitalismo y el acceso a otro tiempo producto de la actividad subversiva de la colectividad. Lo que hoy estamos viviendo es un tiempo suspendido que nos ha sido impuesto, que no es el fruto de una acción autónoma de oposición al mundo. Esta extrañeza es seguramente una de las causantes de nuestras angustias. Vivimos una nueva experiencia que no era previsible bajo esta forma: “la huelga general del virus”, para retomar la fórmula pertinente enunciada en algún lugar. La interrupción del “business as usual” se ha materializado sin nosotros, fuera de los esquemas conocidos que siempre hemos tenido en cuenta, que hemos deseado y por los que hemos luchado. Se trata de una huelga general de masas sin “masas”, peor aún, sin fuerza colectiva subversiva. Sería probablemente justo decir que estamos viviendo una primera agitación que nos anuncia otras, que vendrán en un proceso de hundimiento general de una sociedad organizada con el propósito de la obtención de un beneficio destructor. Este hundimiento, ajeno como es a toda acción colectiva consciente, no es portador de un mundo nuevo, de un proyecto de reorganización de la sociedad sobre nuevas bases. Permanece todavía como una creación del capitalismo, en los límites de su barbarie, sin más perspectivas que las del colapso.  Aquí se acaba toda similitud con la huelga general, que es la creación de una colectividad que se apropia de su fuerza.

Por lo tanto, el golpe que se nos ha asestado y que anuncia un encadenamiento de rupturas en el orden del mundo, está en relación con el funcionamiento del sistema social en el que vivimos y no puede disociarse de sus contradicciones. Los desarrollos recientes en la mundialización del capitalismo, la aceleración de los intercambios, la concentración y la urbanización rápida y gigantesca de las poblaciones, han acelerado la transformación ecológica y destruido la frágil reproducción del mundo vegetal, del mundo animal y del de los humanos, quebrando así las últimas barreras entre ellos. El advenimiento del capitalismo global no ha supuesto el fin anunciado de la historia, sino que ha inaugurado una nueva era de epidemias cada vez más frecuentes. Después de la gripe aviar, después del SARS, cabía temer la inminencia de una nueva epidemia que era prácticamente previsible. Por lo tanto, la lógica del modo de producción capitalista abocada a la obtención de lucro ha seguido implacablemente su camino y el freno  mencionado en el  “Monólogo del Virus” no ha sido accionado; sólo podía serlo por fuerzas sociales que se opusieran a esta lógica y que apenas si pueden constituirse. Las consecuencias de esta lógica y de esta impotencia para poder bloquearla están ante nosotros.  Me parece que es una pista para la reflexión: no separar la crisis viral de la naturaleza misma del sistema. Hay que oponerse a las tentaciones de explicaciones fáciles que se acomodan dentro de los límites de lo que existe, y que esconden mal la intención de volver a poner en marcha la maquinaria. Un buen ejemplo de ello es el de los delirios conspiranoicos de toda clase, incluido el muy seductor del “virus creado en el laboratorio”.  Si sabemos que la guerra biológica forma parte de los proyectos criminales de las clases dirigentes, si la desorganización y el accidente son inherentes a toda burocracia, ya sea militar o de cualquier otro tipo, el hecho es que la visión conspiranoica deja de lado la lógica mortífera del modo de producción capitalista. La explicación más inverosímil pasa por ser la más evidente. Este virus fue fabricado, no por poderes ocultos, sino por el proceso destructor del capitalismo moderno.

Insistimos en que las medidas de confinamiento y de privación de las libertades sociales e individuales ponen de relieve las relaciones de clase. Una vez más, ahora sí, la igualdad formal desaparece, de manera macabra, frente al temor a la desigualdad social. Desigualdad que la crisis viral acelera. Pero la crisis viral rebela también la naturaleza del capitalismo moderno y sus contradicciones. La cotidianidad ha sido trastornada, la realidad es ahora el colapso de los sistemas financieros, la debacle de las bolsas, la precariedad generalizada del trabajo asalariado, el aumento vertiginoso del paro, un empobrecimiento masivo. Una bocanada de aire fresco: los “economistas”, que habían relegado al fondo del baúl de los recuerdos los conceptos molestos de desequilibro del sistema, han prácticamente desaparecido, confundidos por lo inesperado, faltos de pronóstico. Mientras que millones de parados se suman a los millares de muertos por la pandemia, las fortunas gigantescas se tambalean para encontrar protección en brazos de sus Estados. La plancha de billetes se pone de nuevo en marcha y la inflación, que nos decían era cosa del pasado, asoma la nariz. El después se anuncia ya como una segunda sacudida del derrumbamiento.

No puede sorprendernos que la epidemia del covid-19 y aquellas que la han precedido hayan tenido su origen en China, convertida en la fábrica del mundo, en los territorios presa de una destrucción salvaje, rápida y masiva de la naturaleza. La China, fábrica del mundo, es productora de virus como es productora de máscaras,  aparatos de respiración asistida y dolipranes, etc. Forman un todo.

Por su amplitud global, planetaria, la contaminación viral ha desembocado rápidamente en un bloqueo de los intercambios, en un derrumbe de la economía, en la desorganización de la producción del lucro. Una crisis lleva a la otra. A partir de ahora,  todo es global. Y, en un período de dos semanas, lo que apenas se vislumbraba se ha hecho realidad: sólo en Estados Unidos, en uno de los centros mismos de la máquina infernal, más de diez millones de trabajadores se han convertido en parados.

Entre las preguntas que nos interpelan, que nos inquietan, está la de la respuesta que han dado los poderes políticos en el terreno de los derechos formales, de sus restricciones liberticidas que cambian por completo el marco jurídico de nuestra existencia. La eventualidad de adoptar el “modelo chino” como la referencia en materia del estado de emergencia se ha dibujado muy pronto en las sociedades europeas para concretarse enseguida en la adopción de métodos y técnicas represivas y de control de lo cotidiano.  A esto se han sumado algunas derogaciones que van en el sentido de un cuestionamiento del Derecho laboral. En países como Portugal, el gobierno socialista ha llegado a suspender el derecho de huelga, permitiendo al Estado “tener los medios legales de obligar a las empresas a funcionar”[1].

Tenemos, por experiencia, razones para temer que estas formas de estado de emergencia  puedan, una vez la crisis viral haya terminado, convertirse en “derecho común”, para retomar la fórmula púdica del “diario de todos los poderes”.  Más aún cuando este “final”, el famoso “desconfinamiento”, corre el riesgo de ser lento y a plazos. La urgencia de un retorno necesario al “business as usual”  –reclamada ya por todas las fuerzas capitalistas-  justificará sin duda la perpetuación de “restricciones liberticidas”. Un nuevo orden jurídico para nuevas formas de explotación. Lo que significa que, la simple oposición a este nuevo estado de derecho autoritario será indisociable de la capacidad colectiva de oponerse a la reproducción de la lógica de producción y de destrucción del mundo, que nos ha llevado a donde ahora estamos.

Así pues, queda pendiente la cuestión inaplazable de saber si el capitalismo, sistema complejo, potente y capaz de giros inesperados, puede acomodarse, a la larga, a un funcionamiento social reglado por medidas y constricciones liberticidas extremas. La experiencia histórica muestra que un estado de excepción basado en la reproducción de las relaciones de explotación y la búsqueda de la producción del lucro es compatible con una fuerte intervención del Estado. No es casualidad que uno de los grandes teóricos del estado de excepción, Carl Schmitt, haya sido un brillante admirados del orden nazi, que facilitó el orden jurídico de una sociedad moderna en Europa durante una decena de años al precio de espantosos horrores. Más recientemente,  es indiscutible que el orden totalitario heredero del maoísmo ha conseguido engendrar un régimen capaz de construir una potencia capitalista moderna, en el seno de la cual, la explosión de desigualdades sociales y el aumento de conflictos y de antagonismos de clase, han sido, por el momento, superados por medidas despóticas.

Otro tema es la aplicación de este modelo a las sociedades del viejo capitalismo de dominio privado, donde el estado de derecho regula, a partir de la cogestión de los “agentes sociales”, el conjunto de relaciones sociales. En principio, es cierto que la dirección de los asuntos económicos y públicos se hace de manera cada vez más autoritaria, bajo las formas actuales de capitalismo liberal. La tendencia ya era clara antes del advenimiento de la pandemia y el derrumbe previsible de la economía. La evolución del capitalismo, su crisis de rentabilidad y la necesidad de maximización de los beneficios habían reducido progresivamente el espacio de negociación y de cogestión, fundamento del consenso de la democracia representativa y de sus organizaciones. La crisis de la representatividad política que vivimos desde hace años es la consecuencia inmediata de ello.

Dicho esto, podemos preguntarnos si la puesta en marcha de estas medidas liberticidas está ligada a un proyecto consciente por parte de los poderes de construir, de manera durable y con una aceptación también durable, un estado de excepción permanente.  ¿O es que la adopción de estas medidas es la única respuesta de la que dispone la clase política para afrontar las consecuencias sociales de la pandemia?

Como en cualquier crisis, la clase dirigente debe hacer malabares entre la idea de defensa del interés general, en que se funda su hegemonía ideológica, y la subordinación a quienes en verdad dan las órdenes, esto es la clase capitalista. En cualquier circunstancia de confusión, el único plan B disponible es el de un refuerzo del autoritarismo,  el de un mayor uso del miedo como forma de gobierno.

En la época actual, la dimensión de las medidas coercitivas exigidas por la amplitud de la crisis viral mundial, plantea, finalmente, el problema de una parálisis del sistema productivo mismo. Por el momento, el receso de la economía no está más que en sus inicios y la búsqueda de la vía social demuestra indiscutiblemente la riqueza y la potencia de las sociedades capitalistas modernas. Si las medidas de suspensión se prolongaran, correríamos el riesgo de ver el derrumbe del conjunto de la maquinaria económica.  No obstante, el paso rápido, en pocos días, de un estado de estancamiento económico a una recesión vertiginosa con millones de parados es el signo de la fragilidad del conjunto del edificio. Lo que explica las reticencias de una parte de la clase dirigente a adoptar medidas de estado de emergencia sanitaria.

Los discursos anti-liberticidas están justificados, nos alertan contra la pérdida de derechos que ya eran bastante magros. Sin embargo, y teniendo en cuenta los efectos desastrosos que estas medidas de excepción pueden tener sobre el desequilibrio de “su” economía, podemos considerar que los sistemas políticos las adoptan, no con el objetivo principal de dominar a la mayoría de la población, ni de someter a los explotados a nuevas condiciones de explotación, sino, sobre todo, porque se ven forzados por las circunstancias, por una situación que los sobrepasa.  Por supuesto, las clases dirigentes saben hacer un buen uso de estas medidas del estado de emergencia, las aprovechan para acelerar el desmantelamiento de los derechos llamados “fundamentales”, para transformar el estado de derecho. No obstante, los hechos muestran la ambigüedad de la situación. Estas mismas clases políticas –en Europa e incluso más allá, en países donde el equilibrio social es frágil- se ven forzadas a volver a orientaciones y decisiones tomadas anteriormente. A modo de ejemplo, la suspensión en Francia de la odiada “reforma de las pensiones” y de la “reforma de los derechos de los parados”, el tímido proyecto de liberación de ciertas categorías de prisioneros, en Francia, en Estados Unidos, en Marruecos y otros lugares. Sería sobreestimar su función e incluso su inteligencia de clase considerar que los dirigentes dominan la situación y son capaces de ir más allá de medidas de salvaguarda de  las leyes del lucro. Son estas leyes las que conducen su iniciativa política. En el momento actual de la crisis sanitaria, la necesidad de confinamiento de la población  parece ser la única forma posible de evitar una situación de desastre social y económico.  Se confina a la población no para reafirmar la dominación social, sino como único medio de aliviar un servicio público de sanidad hecho trizas, como consecuencia de haber optado por la austeridad. Al querer mostrar que domina la situación, el sistema político busca esconder sus responsabilidades en el desastre sanitario. Intenta negar su fracaso desde el punto de vista de la defensa del famoso “interés general”.  Como broche final: el bloqueo progresivo de la economía, debido a estas medidas,  debilita a su vez  la gobernanza.

Nada indica que la salida del “confinamiento” pueda hacerse como una vuelta harmoniosa a una reproducción del pasado. Este sería, sin duda, el proyecto de los señores del lucro y de sus servidores políticos. Estos corren el riesgo de encontrarse, a la salida del estado de emergencia, más debilitados que al inicio de la crisis.  Y con otra emergencia, la de una crisis social extendida. La crisis del capitalismo será el segundo episodio de la crisis viral. Es por ello que, desde ahora, la clase política busca preparar una salida que sea un largo proceso que permita integrar medidas de emergencia en un estado de derecho convertido cada vez más en estado de excepción.

La crisis de representación, anclada ya en una sociedad rica y violentamente no igualitaria, se reafirmará debido a los efectos devastadores de la crisis económica.

Después del tiempo suspendido del confinamiento, las fuerzas del capitalismo intentarán imponer un regreso al modo de producción del pasado, a las leyes del lucro como única alternativa posible. Pero no estamos en el siglo XIV de la peste negra y, en Francia como mínimo, podemos esperar que la rebeldía y la resistencia acumuladas a lo largo de estos últimos años puedan nutrirse de las nuevas formas de solidaridad que se han tejido durante el confinamiento. Lo colectivo, única fuente de creación libertadora, deberá recuperar su sitio, deberá extenderse.

De lo vivido durante estos extraños meses, aflora ya un elemento portador de esperanza: la experiencia de los sanitarios. Los colectivos de sanitarios, aun trabajando en condiciones extremadamente difíciles y con medios restringidos, por la elección política de aquellos que ahora se presenten como salvadores, han conseguido encargarse de la supervivencia de la sociedad. Más allá de jerarquías y burocracias, han demostrado su capacidad de organización, de improvisación, de innovación y de invención. Si el horror no se ha extendido más todavía es gracias a ellos. Esta solidaridad de los colectivos de trabajo sin duda ha extraído su energía de una experiencia de varios años de lucha contra la austeridad y los recortes, contra la destrucción de sus condiciones de trabajo, contra el ataque predador del capitalismo privado. Frente a la injusticia de la muerte, unidos por los valores de la solidaridad, los sanitarios se han reapropiado de su labor, recuperando el control de su actividad, antes en manos de los gestores financieros.  Por su función, estos trabajadores son conscientes de su utilidad social para la supervivencia de la colectividad, consciencia que refuerza su compromiso pero también su capacidad de contestación. Como ya habíamos visto en el caso de otras catástrofes, es este movimiento el que puede constituirse en la base de un proyecto de futuro diferente.

Estamos viviendo la peste, pero este tiempo suspendido puede ser también donde cultivemos y acumulemos las cóleras.  La oportunidad de su afirmación traerá la vida, después del tiempo de los carroñeros.

Mientras tanto, y para dominar miedos y angustias, podemos leer con placer algunas líneas de alguien apreciado por Karl Marx, Heinrich Heine, escritas durante los años del plomo, entre la revolución de 1848 y la Comuna: “Aquí reina actualmente la gran calma. Una paz laxa, somnolienta y de bostezos de aburrimiento. Todo está silencioso como en una noche de invierno envuelta en nieve. Sólo se oye un pequeño ruido misterioso y monótono, como de gotas cayendo. Son las rentas de los capitales, cayendo sin cesar, gota a gota, en las cajas fuerte de los capitalistas, haciéndolas casi desbordar; se oye con nitidez la crecida continua de las riquezas de los ricos. De vez en cuando, se mezcla a este sordo chapoteo algún gemido en voz baja, el gemido de la indigencia. A veces también, resuena un ligero tintineo, como de un cuchillo afilándose.2“

Algo así nos ocurre hoy, el silencio no es siempre la calma, es también el tiempo en que afilamos las armas que ajustan las cuentas pendientes.


[1] Antonio Costa, primer ministro, declaración a  la televisión privada SIC, 20 de marzo de 2020.

2 Heinrich Heine, Lutèce, Lettres sur la vie politique, artisitque et sociale de France (1855), precedido de una presentación de Patricia Baudouin, La Fabrique, 2008.

Fuente: https://rebelion.org/la-peste-y-la-colera/

Imagen: https://pixabay.com/illustrations/coronavirus-virus-mask-stamp-china-4817450/

Comparte este contenido:

Si quieres que tu hijo sea más inteligente, apúntalo a música, aconseja un neurocientífico

Por: Carlota Fominaya

La música mejora el desarrollo cerebral de los niños, según John R. Iversen, uno de los máximos referentes en neurociencia.

La música es un elemento transformador del cerebro infantil, hasta el punto de que hace más inteligentes a los niños. Así lo ha afirmado John R. Iversen, uno de los máximos referentes en neurociencia del mundo, durante la VII edición del Language Education Forum en Madrid, que organiza todos los años el Trinity College London. «Ya existe prueba científica de que la música, efectivamente, influye en el desarrollo de ciertas habilidades de los menores», advierte Iversen, neurocientífico de la Universidad de California San Diego (UCSD), a los más agnósticos. «La música potencia habilidades cognitivas y mejora el desarrollo del cerebro de los niños desde su más tierna infancia», insiste.

Esta es la conclusión principal que Iversen, especializado en los efectos de la música en el desarrollo cerebral de los niños, extrae de su estudio Symphony, que siguió a 200 menores de escuela primaria durante cinco años, midiendo profundamente la estructura del cerebro y las habilidades cognitivas emergentes. El objetivo del proyecto es desarrollar las primeras «curvas de crecimiento» para el cerebro que, en última instancia, sugiere este experto, «podrían sugerir la conveniencia de una educación personalizada capaz de potenciar el desarrollo cerebral al máximo».

Evidencia

De acuerdo con la investigación de Iversen, lo que se logra con la exposición a la música desde una edad temprana es que la capacidad cognitiva aumente porque los niños sintetizan otras materias y contenidos de mejor forma. «La neurociencia, la música y el movimiento son esenciales para el desarrollo holístico y cognitivo en el niño. Hay evidencia de que la constante exposición a la música y al aprendizaje musical en los años pre-escolares aumenta el nivel de cociente intelectual porque esta actividad es capaz de provocar la máxima actividad en el cerebro».

Otros beneficios

«De lo que sí estamos seguros –prosigue Iversen–es de que un entrenamiento musical activo es capaz de aumentar ciertas habilidades del lenguaje». Así lo corrobora Ada Francoy, escritora galardonada con el Premio Gloria Fuertes y profesora de Teatro del Trinity College London, para quien «no es solo interesante esta posible relación de la música con el CI, sino la mejora que se hace patente en otros muchos aspectos, como pueden ser la relaciones sociales, la autoconfianza, la capacidad de trabajo en equipo o la autodisciplina, que son esenciales tanto para la éxito en la vida laboral como en la personal».

De hecho, para Alberto Royo, autor de libros como «Contra la Nueva Educación» o «Sociedad Gaseosa» y profesor de música en Secundaria, están perfectamente estudiados los beneficios de la música para el aprendizaje en general. Por un lado, explica, «se trata de una asignatura cuyos vínculos con otras, como las matemáticas, la historia o el lenguaje, son más que evidentes. Es, además, una materia que favorece el desarrollo psicológico y psicomotor y ayuda a ejercitar hábitos imprescindibles para aprender como la disciplina, la atención, la concentración, la autonomía, la constancia o la memoria».

Y por otro, prosigue este docente, desde un punto de vista no estrictamente académico, la interpretación musical puede ser muy eficaz para la mejora de la capacidad comunicativa o la autoestima. Pocas materias, aduce, «sirven mejor al propósito de favorecer el espíritu crítico y la creatividad, tan de moda en la actualidad y en realidad tan pobre y superficialmente reivindicados. La interpretación en grupo, en concreto, puede contribuir a mejorar las relaciones sociales… Uno de los valores más estimables de la enseñanza de la música es que permite a los alumnos cultivar el gusto estético y desarrollar la sensibilidad. En definitiva, refinarse e ir adquiriendo el amor por el conocimiento y la cultura».

«Estamos –concluye Royo–, ante una materia que desmonta las grandes falacias del pedagogismo, pues requiere todas aquellas cualidades que hoy en día se ponen en cuestión y que ya han sido citadas someramente. Los músicos sabemos mejor que nadie que el disfrute pleno de la música llega después del esfuerzo, que la motivación viene determinada por el progreso en el aprendizaje y que solo a través del trabajo serio y continuado se alcanza la auténtica creatividad. La música ejemplifica a la perfección el hermoso viaje hacia el conocimiento, que es hermoso precisamente porque no es sencillo, ni rápido, ni corto».

Comparte este contenido:

Educación para fomentar el espíritu crítico

Por: Educación 3.0

En la actualidad, es necesario enseñar a los jóvenes a leer el lenguaje audiovisual y darles las herramientas para protegerse del impacto publicitario e informativo que reciben cada día. Es lo que propone MIL, una iniciativa premiada en SIMO EDUCACIÓN 2019.

Saber de dónde viene una noticia falsa, qué intereses esconde, entender qué efectos provoca en las emociones un plano contrapicado o por qué el logotipo de una marca es rojo, son solo algunas de las preguntas a las que responde el proyecto MIL (Media and Informational Learning).

Así, busca ayudar a los docentes a despertar la curiosidad y la atención de los jóvenes frente a la realidad mediática actual. Y es que los apodados ‘nativos digitales’ socializan, aprenden, buscan, compran y se entretienen con grandes dosis de contenido digital; sin embargo, presentan notables carencias a la hora de entenderlo e interpretarlo.

Todo ello les ha llevado a ser reconocidos con el premio SIMO EDUCACIÓN IMPULSO como el mejor proyecto en términos de Innovación Tecnológica, Novedad y Aplicación en el Sector Educativo.

Ciudadanos críticos

El objetivo de esta iniciativa es por lo tanto formar ciudadanos críticos, invitándoles a hacer uso de su libertad de pensamiento y expresión, impulsándoles a que entiendan el acceso a la información y a la cultura universal como base del diálogo social. A la vez, anima a que comprendan su poder no solo como consumidores pasivos de contenidos, sino como agentes activos de su propia alfabetización.

MIL lo realiza a través de talleres presenciales de dos a cuatro horas que se imparten en los colegios relacionados con tres temáticas: periodismo, publicidad o narrativa audiovisual.

En primer lugar, el de periodismo se centra en la desinformación y la veracidad de las noticias. El taller parte de la conclusión de un informe de la Consultora Gartner de 2018 que afirma que “en 2022 la mitad de las noticias que leamos serán falsas”. A partir de ahí, los alumnos chequean sus habilidades para detectar una noticia falsa, entienden los intereses políticos y/o económicos que las generan, comentan algunos de los casos más famosos y con mayor repercusión a nivel mundial y se les ofrecen las claves para identificar fake news y, sobre todo, para no difundirlas.

En los anuncios

“¿Cuántos impactos publicitarios creéis que recibís cada día?”. Así comienza el taller de publicidad que se imparte desde 4º de Primaria a 2º de Bachillerato. “Yo no veo anuncios”, “una decena”, “no, yo veo más”… las respuestas se amontonan, pero todas son incorrectas: “recibís cerca de 6.000 impactos publicitarios al día”.

proyecto mil

Niños y adolescentes han normalizado tanto los impactos que ni siquiera son conscientes de los que reciben. En este taller se les enseña a identificar las estrategias publicitarias más comunes y novedosas, aquellas que consiguen moldear sus gustos, su desarrollo y su personalidad. Imagen de marca, branded content, marketing… son algunos de los términos que aprenderán para finalmente ponerlos en práctica con la realización de una campaña publicitaria de manera que experimenten de primera mano el poder persuasivo de la publicidad.

También para profesores

Además de los talleres presenciales para estudiantes, MIL tiene previsto ofrecer también formaciones para el profesorado y elaborar contenido multimedia para el aula.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/proyecto-mil-educacion-fomentar-espiritu-critico/120058.html
Comparte este contenido:

Los alumnos, protagonistas de su aprendizaje

Por: Educación 3.0.

¿Qué ocurre cuando el alumnado toma las riendas de su aprendizaje?: desarrolla el pensamiento crítico, aprende a resolver problemas y a trabajar en equipo, entre otras ventajas.

Que levante la mano quien no haya oído recientemente esta frase: “El alumno debe ser el protagonista de su aprendizaje”. Llevamos varios años escuchándola en entrevistas, conferencias o talleres impartidos por docentes y gurús. ‘Bromas’ aparte, dos son los pilares en este cambio que se ha producido en el proceso de enseñanza y aprendizaje: las TIC y las metodologías activas. En referencia a estas últimas ya puede ser el trabajo por proyectos, el aprendizaje basado en el pensamiento, en problemas, cooperativo o colaborativo… en todos estos métodos, el estudiante puede decidir cómo aprende y es el responsable de los conocimientos que adquiere, mientras que el profesor actúa como un guía que le orienta.

De igual modo, rechazan el proceso memorístico y fomentan el espíritu crítico. Otras características que comparten es que acaban con la clase magistral, potencian la autonomía del alumno a la hora de aprender y, por supuesto, aumentan su motivación. Además, no hay por qué decantarse por una u otra, sino que en numerosas ocasiones es posible combinarlas (ver reportaje ‘Metodologías activas en el aula’, nº 20 de la revista).

los Alumnos protagonistas aprendizajeEl segundo pilar, la tecnología, juega un papel fundamental al facilitar el acceso a innumerables fuentes de información; asimismo, ha diversificado las formas en cómo se presenta: texto, vídeo, audio, multimedia… Y entre toda la oferta existente, Internet ha sido clave. “Antes consultabas la enciclopedia y asumías que lo que ponía era verdad o, al menos, lo era para alguien. Ahora no podemos garantizar eso frente a la inmensidad de información que proporciona la Red, por lo que es importante darles a los niños las herramientas adecuadas para ‘bucear’, comprobando su veracidad y asumiendo el reto de la falta de concentración. De ahí que el maestro se haya convertido en una figura imprescindible, más que nunca, para guiarlos”, puntualiza la periodista especializada en educación Lola García-Ajofrín.

Un mundo interconectado

De ahí que sea vital empoderar a los alumnos, de manera que tomen las riendas de su aprendizaje, al mismo tiempo que desarrollan el pensamiento crítico, proponen soluciones creativas a problemas que todavía no se han producido, aprenden a trabajar en equipo, etcétera.

En la actualidad, “los centros educativos deben potenciar habilidades para un mundo interconectado en el que los alumnos comprenden el respeto por los demás y toman medidas responsables para lograr la sostenibilidad y el bienestar colectivo”, afirma Andreas Schleicher, director de Educación de la OCDE (ver entrevista publicada en el nº 33). Es lo que propicia, por ejemplo, el proyecto OSOS por el que los estudiantes se preocupan de mejorar su entorno cercano y tienen relación con empresas locales, asociaciones, vecinos, etc.

Similar opinión a Schleicher tiene el investigador Alfredo Hernando, para quien el aprendizaje ha cambiado por varios motivos: “La aceleración y capacidad de colaboración de la sociedad, la investigación y el conocimiento generado, y la tecnología han creado una nueva realidad. El gran reto actual es ‘escolarizar’ la tecnología para humanizar aún más el aprendizaje que protagonizan alumnado, profesorado y familias”.

Con experiencias

Este reportaje va acompañado de tres experiencias: de la escuela One Tone, de Idaho (Estados Unidos) en la que los profesores han sido sustituidos por entrenadores y los estudiantes de Secundaria hacen de ‘maestros’ de otros alumnos; de la Universidad Bilbao Berrikuntza Faktoria, en la que desde el primer día los estudiantes se convierten en emprendedores y deben crear una empresa real; y del Colegio Fontán Capital (Colombia) en el que el alumnado cuenta con un plan individualizado y están agrupados según su grado de autonomía. Allí, las clases son talleres y la participación de toda la comunidad educativa es clave.

Fuente de la reseña: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/alumnos-protagonistas-aprendizaje/114428.html

Comparte este contenido:

España: Proyectos para concienciar a los estudiantes sobre el uso de la energía

Europa/España/24-09-2019/EDUCACIÓN 3.0/educaciontrespuntocero.com

Energía con conciencia es un proyecto para estudiantes de Secundaria que busca concienciar a las generaciones futuras del uso responsable de los recursos. A través de distintas fases aprenden a ser más eficientes en el consumo de energía, agua o calor.

Fundación Repsol cuenta con un programa educativo, Energía con conciencia, que tiene como objetivo concienciar a las generaciones del futuro sobre los retos de la energía, despertar su espíritu crítico y sensibilizar para construir un mundo más sostenible.

Energía con conciencia es un proyecto educativo sobre energía y eficiencia energética, dirigido a estudiantes de 3º y 4º de Secundaria, que sensibiliza a los estudiantes sobre el uso responsable de los recursos. El curso pasado participaron un total de 36 centros educativos y desde su lanzamiento han participado más de 5.000 alumnos y 340 voluntarios.

El paso a paso del proyecto

Durante el programa, los alumnos desarrollan en el aula una serie de talleres participativos y experimentos, que giran en torno a la simulación de una auditoría energética del centro educativo. De esta forma, los estudiantes se acercan al concepto de eficiencia energética y aprenden cómo reducir el consumo de energía, agua y calor. Con estas actividades se fomentan habilidades de investigación, creatividad y trabajo en equipo.

De este modo, el proyecto se estructura en diferentes fases. Primero, el docente introduce los conceptos clave a los alumnos. Posteriormente, los centros educativos reciben la visita del equipo de voluntarios Repsol, que realizan diferentes talleres y experimentos durante una jornada escolar. Tras esta actividad, los estudiantes comienzan con la auditoría energética, buscando cómo hacer un uso más eficiente de los recursos y compartiendo los resultados con el resto de sus compañeros.

Esta iniciativa va más allá de la observación, experimentación y el propio análisis científico e impulsa a las futuras generaciones a ser ciudadanos responsables y a ser preceptores de los conocimientos aprendidos, involucrando a su entorno próximo.

Con ayuda

Fundación Repsol

Los estudiantes cuentan con la ayuda de voluntarios Repsol, que son empleados o antiguos trabajadores de la compañía, (hoy jubilados) con amplios conocimientos en energía, o estudiantes universitarios o de Formación Profesional que se encuentran cursando materias relacionadas con la eficiencia energética y la sostenibilidad.

Participación y convocatoria

La convocatoria para los centros educativos de la Comunidad de Madrid, Cantabria, Región de Murcia y provincias de A Coruña, Ciudad Real,  Tarragona y Vizcaya que quieran participar en el curso 2019-2020 estará abierta hasta el 14 de octubre. La participación por parte de los centros es gratuita y reciben todos los materiales para desarrollar el proyecto. Así, las bases de participación están disponibles aquí y los interesados pueden inscribirse a través de este formulario.

En la edición 2018-2019 resultaron ganadores los siguientes centros: IES Antonio Calvín (Almagro, Ciudad Real) y el IES Miguel de Cervantes (Murcia) que han recibido 3.000 y 7.000 euros.

Otras actividades

Además, la Fundación también cuenta con otras actividades en el aula, como los Talleres de Aprendenergía, que ayudan a comprender los retos actuales y futuros de la energía, a través de divertidos juegos educativos para 6º de Primaria y 3º de Secundaria. Con este juego, los participantes conocen las diferentes fuentes de energía, comprenden los procesos de transformación y tienen que diseñar un modelo energético para una ciudad o un país.

Por otra parte, la Fundación también desarrolla otras iniciativas educativas, como campañas itinerantes o actividades de ocio educativo con el objetivo de dar a conocer de una forma amena y divertida el mundo de la energía y sus retos de futuro. Asimismo, desde la Fundación se continúa desarrollando iniciativas con nuevos contenidos actualizados y formatos digitales.

Todas estas actividades son gratuitas -previa reserva- y la información de las próximas se encuentra en la agenda de Fundación Repsol.

Fuente e imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/fundacion-repsol-uso-energia/114499.html

Comparte este contenido:
Page 1 of 2
1 2