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Arquitectura del cerebro y DTIN

Autor/a: Luis Bonilla-Molina

  1. Siguiendo las migajas de pan que deja el ogro

Esta nueva entrega de la serie de artículos dedicados al análisis de la perspectiva del Banco interamericano de Desarrollo (BID) en materia de Desarrollo Temprano de la Inteligencia en la Niñez (DTIN), es un esfuerzo que se realiza en medio de las múltiples tareas que adelanto de manera simultánea en estos momentos, pero, además, en la contingencia derivada de la actual coyuntura de asedio a mi país.

Esta serie es un esfuerzo de sistematización crítica, que seguramente no develará todas las aristas, pero es una invitación para que los colegas de las pedagogías críticas combinen el estudio de los referentes históricos con los documentos que develan la orientación actual del modo de producción dominante en materia educativa.

En América latina y el Caribe el papel del BID es esencial en la estructuración de las reformas y contrarreformas educativas en marcha y por venir. No es un actor neutro, por el contrario, cada vez el BID se convierte de manera más nítida en una instancia altamente politizada, como lo evidenció el apoyo que le diera el presidente de este órgano, el señor Luis Alberto Moreno, a la tentativa del señor Guaido el día 23 de febrero de 2019, para generar una desestabilización en la frontera de Venezuela con Colombia, así como en la oferta de apoyo financiero que le formulara en nombre del BID, para un eventual gobierno de transición, si este fuera conducido por el actual líder de la oposición venezolana.

Pero más allá de estas circunstancias, reitero la invitación a leer, desde la perspectiva y la metódica de las pedagogías críticas, cada uno de los documentos de este órgano en materia educativa y muy especialmente la serie sobre desarrollo infantil, en razón que sus enunciados seguramente se expresarán en las operaciones de cambio que impulsen los gobiernos de la región en los próximos meses y años.

En el caso de este serie de artículos, utilizando como documentos base de trabajo las publicaciones del BID, aprovecho la oportunidad para avanzar en la construcción de referentes alternativos que nos permitan ir elaborando nuestras propias narrativas e imaginarios respecto a la educación inicial, que empalmen con otras producciones y las resistencias pedagógicas de este nivel educativo, que hoy se desarrollan en todo el continente nuestro americano.

 

  1. Construyendo la arquitectura del cerebro

Iniciemos en esta entrega con el abordaje del cerebro y su arquitectura en los procesos de desarrollo temprano de la inteligencia en la niñez.

Somos seres sociales y la realidad en la que interactuamos cada uno de nosotros(as) esta mediada por las condiciones materiales de vida. Esa materialidad se expresa en la cultura, es decir, en las amistades que tenemos y las que buscamos, las condiciones laborales, el modelo de relación de pareja, el lugar en el cual vivimos, las interpretaciones que hacemos de los conflictos familiares y sociales, la escuela a la que fuimos y enviaremos a nuestros hijos e hijas, la posición política que tenemos sobre el medio ambiente, el aborto, las migraciones, la diversidad cultural, el deporte que decidimos seguir o practicar, la espiritualidad que asumimos. Ello es lo que expresa la clase social a la cual pertenecemos y la conciencia que tenemos de ello.

La mayoría de las veces no hemos asumido como propio ese capital cultural y creemos que los demás que se definen en la línea de nuestros paradigmas, piensan igual que nosotros. Nada más alejado de la realidad. Además, como nos enseñó Pierre Bourdieu (1930-2002), dentro de una misma clase social existen diferencias culturales, cognitivas, emocionales y experienciales derivadas de los recorridos particulares las distintas familias e individuos.

Esa singularidad solo es posible gracias a nuestro diseño cerebral, a nuestras redes sinápticas que han construido unas interpretaciones que no solo expresan nuestra forma de sobrevivir en el mundo, sino también la forma particular como lo asumimos. Ese capital cultural se va consolidando en una interpretación intersubjetiva de la realidad que se conforma en nuestro paradigma de vida.

La primera labor que tenemos que asumir como pedagogos críticos es tratar de hacer consciente esta realidad histórico cultural concreta y, a partir de ella, plantearnos un horizonte de transformación personal, familiar y social como marco en el cual abordamos el hecho educativo.

En el caso de los padres de familia, es necesario entender la realidad en la cual se vive para poder acompañar de manera adecuada a nuestros hijos e hijas en el proceso de construcción ética de su andamiaje cerebral. Esta es la situación ideal desde una lógica de compromiso social pleno. Pero, como esto no suele ocurrir en la mayoría de los casos, es la sociedad y el Estado quienes deben asumir la contingencia de contribuir a garantizar el mejor entorno posible para este advenimiento.

En el modelo de educación moderno, Comenio (1592-1670) subrayó la importancia de contar con una educación para los primeros años, organizada por el Estado y desarrollada por los maestros y maestras como científicos sociales, quienes tendrían la tarea de: a) trabajar desde lo pedagógico las carencias de bases culturales comunes que se evidenciaban en muchos niños y niñas; b) potenciar los cimientos cognitivos y morales positivos que se expresaban en su cotidianidad y; c) construir un mínimo consenso cultural que permitiera existir como sociedad civilizada.

Lo cierto es que cuando Comenio formuló sus ideas, en el continente nuestro americano, a diferencia de lo que ocurría en la “Europa civilizada”, muchos niños y sus padres vivían en condiciones de esclavitud y de marginalidad terrible, mientras que otros no eran sujetos de derecho pleno, sino que eran asumidos como pequeñas versiones de los adultos. El adulto centrismo era el lente con el cual se invisibilizaba conceptualmente y en la práctica cotidiana al niño y niña.

El desarrollo tardío del capitalismo en América Latina y el Caribe, demandó el impulso de los proyectos de independencia nacional, a partir de los cuales las ideas liberales en materia educativa encontraron caminos de expresión real en la región. Se estructuran los sistemas escolares y dentro de ellos el kindergarten aparece casi como una política opcional o complementaria.

El Kindergarten y las “escuelitas pagas” fueron los primeros intentos por apoyar institucionalmente el desarrollo temprano de la inteligencia de la niñez, en el primero de los casos, explorando su propia identidad desde lo lúdico y el arte; en el segundo, más centrados en los aprendizajes básicos de lectura, escritura y operaciones matemáticas de base. Pero inicialmente su desarrollo fue precario y cuasi experimental.

Progresivamente se comienza a estructurar el nivel de la educación preescolar para niños y niñas de 3 a 7 años, tanto en las legislaciones y sistemas educativos, como en la formación docente (inicial y continua); posteriormente se comenzaría a trabajar la educación maternal mediante las figuras de hogares de cuidado diario. Todo ello hasta llegar al concepto de educación Inia que incluye el periodo maternal institucional y el preescolar, no como estancos sino como dinámicas integradas y complementarias.

Sin embargo, el conocimiento que se tenía sobre el funcionamiento del cerebro era muy precario y, casi por ensayo y error, se asumía que la reiteración de las enseñanzas y las evaluaciones de los aprendizajes eran las evidencias más próximas para la determinación de la inteligencia y la eficacia de la enseñanza.

El estudio del cerebro, desde los griegos, estuvo vinculado a la polémica sobre la localización de la mente y la inteligencia; unos pensaban que la masa gris, de un kilo de peso, era su lugar de localización, mientras otros lo negaban. Más tarde, René Descartes (1596-1650)sumaría leña al fuego de esta polémica, al separar la mente del cuerpo y, dejar al cerebro en un papel prácticamente accesorio funcional.

El estudio sistemático y científico del cerebro es reciente, prácticamente ubicado en el siglo XIX. Estos estudios permitieron relocalizar la mente y la inteligencia en el cerebro, dando paso a los estudios del aprendizaje, así como las mediciones de la inteligencia. Entre Alfred Binet (1857-1911) y sus estudios del coeficiente de Inteligencia y, Hanna Damasio (1942-  ) con la identificación de la corteza prefrontal como una de las zonas responsables de las emociones y la razón, muchas tentativas se hicieron para conocer mejor al cerebro.

Las pedagogías han vivido desde sus inicios una relación de amor y odio con los avances en los estudios del cerebro, que se evidencian en las polémicas sobre la mente humana como una “tabula rasa” o la defensa de las “ideas innatas”. Cerebro, mente, inteligencia, conciencia crítica y acción transformadora de carácter reflexivo se conforman en un espectro de interés para las pedagogías, a partir de los estudios que en la materia se realizan.

Los debates que se han generado alrededor del estudio del cerebro y sus funciones, han impactado incluso al marxismo, al materialismo dialéctico, en la pre historia de las pedagogías críticas. La relación de las condiciones materiales en las cuales el individuo nace y crece, la forma como se produce la relación de éste con su entorno y la capacidad para transformar la realidad, pasaron a ser elementos de interés en la mirada dialéctica de las estructuras cerebrales y su arquitectura.

Luego, emerge la necesidad de conocer los mecanismos, la lógica constructiva del pensamiento crítico, lo cual toca de manera determinante a la mente humana. Surge en el campo educativo la noción de proyectos emancipatorios, de educación liberadora, que agregan una problematización teleológica al pensamiento crítico. Todas estas preocupaciones constituyen parte del recorrido de las pedagogías críticas, pero también de los científicos sociales dialécticos que estudian el cerebro.

Surgen dos grandes enfoques epistemológicos que influyen en los campos de trabajo sobre el cerebro. El primero, que lo considera una especie de máquina con componentes, procesos y resultados. La segunda, que se concentra en la plasticidad del cerebro, en su capacidad permanente para construir redes de procesamiento de información. El primero rápidamente se vincula al campo de la informática, el pensamiento lógico matemático y la programación neuro lingüística, entre otros. El segundo, se asocia a la inteligencia artificial, la evolución del ADN humano y el aprendizaje abierto, pero también a los enfoques de pensamiento crítico, de teoría crítica. Ambos, se relacionan con los estudios de la ideología, la modelación de conductas, pero también al aprendizaje significativo y las teorías del caos y la complejidad.

Con la llegada de la tercera revolución industrial en la década de los sesenta del siglo XX se intensifica el interés en el conocimiento del cerebro y crece el volumen de inversión financiera pública y de la banca de desarrollo en este tipo de estudios.

En todo este proceso queda clara la importancia de acompañar las dinámicas de toma de conciencia de la mente, mediante la educación, la cultura y con los medios de comunicación de masas. El surgimiento y la rápida evolución de la neurociencia le darían un giro de tuerca y una aceleración singular a este tema.

Los avances en el conocimiento del funcionamiento del cerebro, el mapeo del ADN humano, los alcances de la biología molecular, la inteligencia artificial, la robótica y la conexión 5G les plantearon a teóricos de la ciencia de punta, la posibilidad de trabajar en el surgimiento de la era de la singularidad, en la cual el transhumanismo es solo una expresión. Perspectiva que trabaja las posibilidades de fusión de la neo corteza cerebral con la nube digital. En algún momento analizaré en detalle los tres textos lde Ray Kurzweil que abordan este enfoque; el primero, “Máquinas espirituales” (2006), el segundo, “la era de la Singularidad” (2012) y, el tercero, “Como crear una mente” (2015).

Los pedagogos críticos no podemos abstraernos de estos debates y sus implicaciones en la cotidianidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje en el siglo XXI. Por ello, trataremos de hacer una aproximación crítica al llamado desarrollo Temprano de la inteligencia de la niñez, a partir de la epistemología que nos plantea el BID.

 

  1. La concepción, gestación y nacimiento en el proceso de construcción de la arquitectura cerebral

En oposición a las teorías creacionistas el materialismo histórico se centra en los aspectos biológicos reproductivos de la vida, en la evolución de las especies, la importancia del ADN y el desarrollo de la neo corteza cerebral. De hecho, en este terreno existen dos posiciones respecto a la vida humana; una que la ubica en el desarrollo del cerebro en el feto y, la otra, que se concentra en la valoración de la vida a partir del nacimiento. Tal vez por ello, por la falta de debatir ampliamente estas variantes en las pedagogías críticas, hoy tenemos una  limitada bibliografía que trabaje la perspectiva crítica en el proceso de concepción, embarazo y parto. Esta es una deuda que tenemos quienes nos reivindicamos del campo del socialismo científico.

El embarazo tiene que ser una decisión libre de la mujer. Solo ella decide sobre su cuerpo. Si decide continuar el embarazo y no interrumpirlo, tiene el derecho de aspirar y exigir el acompañamiento de su pareja y familia, así como la protección del Estado. Es urgente continuar produciendo un quiebre paradigmático que posibilite romper con la huella de sufrimiento de millones de mujeres, quienes a través del tiempo han vivido el embarazo como reflejo de la concepción sexista, patriarcal y opresora de la sociedad.

Hoy, desde las pedagogías críticas, empezamos a trabajar el tema desde la concepción consciente, saludable, armónica, no patriarcal y profundamente ecológica. Es decir, asumimos como propio el proceso reflexivo desde el cual, la decisión sobre la maternidad y paternidad, parten de una de problematización del mundo en el que vivimos, que nos lleve a vincularnos a procesos alternativos que apuntan a la construcción de otro mundo posible. La desintoxicación de nuestros cuerpos, pero también de nuestros pensamientos y emociones como anticipo al acto amoroso y planificado de la concepción es un tema de especial sensibilidad en esta innovadora perspectiva.

Esto implica la problematización creativa del proceso de gestación, en el cual se deben fortalecer los lazos entre el padre, la madre y el niño en formación, tomando conciencia que el feto no es ajeno a las emociones y estado de salud de los padres y, por el contrario, se debe trabajar una afectuosidad que permita el encuentro permanente. Las manos acariciando a la madre, el roce de pieles en el vientre, los labios del padre posando sobre la barriga que crece y late, pero también el trato justo, solidario e igualitario con la madre, construyen una invitación al niño y niña para que venga al mundo en unas condiciones emocionales de fraternidad y solidaridad. Ello pasa por la defensa de las mejores condiciones de seguridad laboral, descanso y pre y post natal de la madre y el padre, para que el niño o niña pueda contar con los mejores escenarios para su llegada al mundo, caracterizados por la tranquilidad y el goce compartido del mayor tiempo útil posible, para el acompañamiento por parte de sus progenitores, una vez que nazca.

Ello no implica el abandono de la tarea de transformar el mundo, por el contrario, la vibración emocional que implica luchar no solo por lo propio, sino por mejores condiciones para todos y todas, implica una construcción paradigmática para recibir en resistencia activa y constructiva al hijo o hija. En la medida que él bebe desarrolle sus capacidades para comenzar a sentir, la comprensión integradora del afecto crece. Se trata, como lo dije, de preparar el encuentro amoroso que surgirá en el parto.

El propio parto es un tema de debate, donde desde las pedagogías críticas al cuestionar la violencia obstétrica, abriendo paso a formas más armoniosas de apoyar las labores de parto. Se trata de evitar que el niño, desde su nacimiento sienta la violencia de un mundo que la usa para dominar, pero también una forma de mostrarle el respeto que se siente por la madre a quien se le garantizaría de esta manera, el trato humanizante que corresponde a este importante momento.

La reivindicación de lactancia materna no puede ser un acto de castigo a la madre, debe ir acompañada de una adecuada alimentación compensatoria y del apoyo de su pareja y toda la familia. La lactancia y el tiempo de duración de la misma es una decisión de la mujer en la relación dialéctica que construye con sus hijos. No es una imposición moral.

Todas estas condiciones, está estudiado y documentado, tienen un impacto directo en el desarrollo temprano de la inteligencia de los niños y niñas.

 

  1. El contexto humano en la arquitectura cerebral

Las relaciones que establece el niño o niña, desde su nacimiento y durante los primeros meses de vida, con sus padres, hermanos, abuelos, tíos, familia extendida y amigos, es esencial para posibilitar el máximo desarrollo del cerebro, de sus capacidades de registro, análisis, síntesis de ideas, formulaciones críticas y pensamiento autónomo. Pero también le dará un marco de referencia cognitivo y emocional que fundamentará la estética, ética e interacción del niño o niña.

Desde las primeras horas de vida es muy importante el ambiente sensorial del niño, quien comienza a despertar los sentidos que serán los vasos comunicantes con el cerebro respecto a la realidad. Los padres (en plural) deben hablarle, cantarle, recitarle con un volumen adecuado de voz para que el niño o niña comience a identificar cercanías afectivas, pero también diferencias de tonalidades, en lo que comenzará a ser una explosión incesante de diversidades. Los olores deben ser lo menos agresivos y naturales posibles, que le permitan comenzar a distinguir diferencias y establecer las primeras categorizaciones al respecto. En fin, se debe tener pleno convencimiento sobre la importancia de trabajar de manera adecuada el despertar de los sentidos en los niños o niñas. La forma que va tomando el cerebro a partir de las primeras conexiones con el mundo real, ratifican el hecho que éste se hace a partir de la base biológica inicial. Por ello, es correcto afirmar que “el cerebro necesita de una buena base que soporte todo su desarrollo futuro” (BID,2019)

Luego, en la medida que pasan los meses es muy importante la relación de los niños y niñas con sus cuidadores, en una etapa donde no pueden garantizarse su propia defensa y, ni siquiera logran verbalizar su inconformidad. Este acompañamiento no puede ser un acto empírico. Cada vez más los estudios confirman la necesidad de formar adecuadamente, yo agregaría de manera científica, a quienes tienen a su cargo los primeros encuentros sociales y a quienes corresponde ser la representación protectora para los niños y niñas. Esta formación no puede sustentarse en la suposición de “buena fe”, sino en la educación para el desarrollo armónico del cerebro. En consecuencia, debería haber un acompañamiento también para los padres, para el desarrollo de las necesarias habilidades que les permitan cumplir adecuadamente con su tarea.

Una de ellas, lo que Camila Londoño (2017)[1]denomina como las llamadas “interacciones recíprocas de enviar y devolver”, que no son otras cosas que las variantes comunicativas de una misma narrativa visual, gestual, verbal, táctil (jugar, representar, cantar, sonreír) con el niño o niña.

Pero la realidad nuestra que muchos padres tienen trabajos con horarios fijos extendidos, o estudian, mientras otros y otras están en el sector informal de la economía, cuyas dinámicas comerciales demandan una dedicación de tiempo muy extendido.

Entonces surge la necesidad de la educación maternal de 0 a 3 años. Ello implica una estrategia institucional y familiar combinada, que debe partir de una clara agenda social de acompañamiento y apoyo por parte del Estado.  Este esfuerzo procura contribuir a la consolidación y/o desarrollo de habilidades emocionales y sociales, así como “las funciones ejecutivas de auto regulación” (Londoño 2017).

Tanto los padres, la familia, como los adultos cercanos al niño y niña, durante sus primeros años, tienen que ir fortaleciendo, mediante el diálogo y la reflexión compartida la capacidad de los niños y niñas para tomar decisiones asertivas, justas y comprometidas con la transformación creativa del entorno.

En el niño o niña, ello pasa por analizar participativamente los distintos puntos de vista y alternativas, las consecuencias de cada una de las opciones y los beneficios del seguimiento. Esto contribuye a romper la discrecionalidad y el capricho de decisiones inconsultas que no toman en cuenta sus efectos en terceros. Este proceso inicial, aunque cargado de subjetividades, va construyendo un camino de diálogo inter subjetivo que fortalece el cerebro. Ello también parte de una valoración del niño y niña como un sujeto social con derechos y deberes.

Igualmente, importante resulta el desarrollo de habilidades para valorar normas y actuar en consecuencia.  Esto es lo que algunos psicólogos llaman el proceso de construcción de estructuras mentales para la constitución de los arquetipos de normatividad en sociedad. Aprender a escapar de las pulsiones al individualismo, el capricho y la soberbia en medio de la caótica realidad forman parte de un proceso importante en el desarrollo de esas funciones ejecutivas del cerebro.

La idea es regularizar los flujos de información y toma de decisiones en el cerebro. Pero, ello no puede aparecer en el niño como algo mecánico, por el contrario, es importante que comprenda la importancia de superar la tentación a la dogmatización, aprendiendo que toda decisión corresponde a un momento (histórico) y sus circunstancias y, que ante una nueva puesta en escena que se presente como muy similar, es importante reconocer lo emergente, que genera variaciones en la toma de decisiones.

Se trata de fortalecer el pensamiento crítico y la capacidad para actuar en un mundo en permanente cambio. Una mentalidad positiva abierta ayuda a evitar “colisiones mentales” (Londoño, 2017). El desafió es acompañarlos en el proceso en el cual los niños y niñas, edifican el momento en el que se sienten confiados para tomar sus decisiones razonadas de manera independiente, creativa y ética.

Los hogares de cuidado diario, los maternales, las instituciones encargadas de sustituir a los padres durante una cantidad regular de horas diarias, deben contar con profesionales de la docencia formadas(os) para abordar y acompañar de manera científica este proceso.

El discurso de la vocación profesional para los y las futuras docentes, centrado en el voluntarismo, es peligroso, porque desvalora la importancia de una formación deontológica para el trabajo con niñas y niñas en su desarrollo temprano de la inteligencia (DTIN). Ser docente de educación inicial es una actividad científica que demanda una acabada formación profesional para ello; algo que no se puede resolver con un simple título académico convergente.

Cada día son más las y los profesionales en el sector, pero las últimas contrarreformas educativas en la región enfatizan en el desconocimiento de la pedagogía como la ciencia calificada para realizar esta actividad. Es decir, desconocen el carácter científico del trabajo que realizamos los y las docentes.

La despedagogización de los maternales, hogares de cuidado y otras instituciones encargadas de acompañar el DTIN, afecta las posibilidades institucionales de contribuir a un adecuado desarrollo infantil en el primer tramo de la niñez. Esto puede ser especialmente dramático en el caso del preescolar.

Las metas del ODS4 contemplan el compromiso de las naciones con la ampliación de la cobertura en educación inicial (maternal y preescolar), pero no se trata solo de construir locales donde guardar a los niños y niñas como si fueran pequeños alfileres, sino de entender la enorme importancia que tiene el trabajo diario de seis a ocho horas, realizado por profesionales docentes, en el desarrollo integral del niño o niña. Esto solo se puede garantizar con una adecuada formación del personal docente que allí labora, con la experticia que facilita la carrera pedagógica.

Lo lúdico y afectivo constituyen un factor determinante en el adecuado logro de los propósitos y tareas de la educación inicial, pero la tendencia a sobreestimarlos en detrimento de la intervención científico pedagógica puede convertirse en una apuesta por el quiebre de la unión dialéctica entre voluntarismo y conocimiento.

No se trata de hacer una labor educativa adulto céntrica, sino de entender que hay unas premisas científicas y rituales pedagógicos que contribuyen al logro de los propósitos más holísticos del acompañamiento en el desarrollo infantil temprano.

Para Jack P. Shonkoff[2], director del Centro de Estudios del Desarrollo Infantil de la Universidad de Harvard, “el desarrollo saludable de los niños pequeños en los primeros años de vida sienta literalmente las bases para (resolver)casi todos los problemas sociales” (2019). Esta afirmación, expresada de manera tan contundente y cierta, no puede ocultar las responsabilidades del Estado para resolver los problemas y limitaciones existentes en la realidad cotidiana del niño o niña. No es éticamente correcto, transferir esta responsabilidad de manera administrativa a los padres de los niños y niñas, ocultando que es el Estado el garante de unas condiciones óptimas para el desarrollo de la DTIN

 

  1. Investigación conductual, la Neurociencia, biología molecular

Como lo menciona Shonkoff(2017) las evidencias que emergen de investigaciones recientes muestran una alta correlación, entre la atención del desarrollo temprano de la niñez con los aprendizajes, comportamientos y salud física y mental, lo cual es el reflejo de una adecuada arquitectura del cerebro.  Estos estudios nos enseñan que:

1) el cerebro se construye de manera ascendente, es decir a partir de lo específico a lo general, de lo concreto a lo abstracto, de lo simple a la totalidad;

2) en consecuencia, el cerebro inicialmente construye circuitos básicos para luego concentrase en los complejos, edificados sobre los primeros, como preámbulo para el desarrollo de destrezas complejas;

3) el cerebro se desarrolla a partir de la experiencia. Estas experiencias determinan los paquetes de “software” que le permitirán actuar al niño y niña como sujetos sociales;

4) en el cerebro, la herencia (genética) y la experiencia se entrecruzan para moldear y reconfigurar el “hardware” y el “sistema operativo” en cada uno de los individuos, a partir de los cuales se construye el pensamiento crítico necesario para contar con personalidad autónoma y socialmente responsable. La experiencia constituye un intercambio bididreccional que fortalece los circuitos cerebrales. Es importante subrayar la importancia de interacciones creativas, positivas y sanas de los adultos con los niños y niñas para que las experiencias que se desarrollen a partir de ellas, refuercen la arquitectura cerebral;

5) el cerebro es un órgano con partes especializadas, unas de ellas centradas en las funciones cognitivas, otras en las emocionales y las restantes en los sentidos que modelan el campo experiencial. La discusión eterna sigue siendo cuál de estas partes predomina, por ejemplo, en la determinación de la posición ética, la interpretación y gustos por el arte, la selección de la pareja, entre otras; la evidencia muestra que es la función cognitiva, es decir, a los conceptos y paradigmas que tenemos los cuales parecieran modular las decisiones de este tipo;

6) las emociones, determinadas en buena medida por las interacciones con los adultos, se convierten en un factor que repercute de manera significativa en las posibilidades de uso de la potencialidad de procesamiento, razonamiento y toma de decisiones de los chicos y chicas.

Si en un niño o niña, su arquitectura cerebral e intelecto es potente, pero vive en medio de una tormenta familiar, con condiciones muy precarias de vida y en medio de inestabilidad permanente, ello disminuirá sus capacidades intelectuales. Los seres humanos en general y muy especialmente los niños y niñas somos seres emocionales que desarrollamos al máximo nuestras capacidades intelectuales cuando contamos con un acompañamiento afectuoso positivo;

7) la plasticidad del cerebro va disminuyendo a medida que pasan los años, pero el correcto desarrollo de la arquitectura cerebral puede posibilitar el sostenimiento de su dinamismo. La plasticidad se expresa en la tendencia a una sobreabundancia de circuitos cerebrales para posibilitar el desarrollo de todas las formas de interpretación y respuesta, acompañas estas dinámicas de podas para eliminar aquellos circuitos en desuso. Si la actividad cerebral es diversa, seguramente permanecerán activos muchos de los circuitos y esto contribuirá al desempeño potente de lo cognitivo, emocional y sensorial a la hora de intervenir (praxis) en la realidad concreta.

El desarrollo social y emocional van de la mano y tienen una influencia directa en el desarrollo temprano de la inteligencia en la niñez (DTIN). La incertidumbre, la inestabilidad, la carencia de contacto físico afectuoso y respetuoso, afecta la curva de desarrollo integral del niño o la niña.

El abandono o el abuso se convierten en detonantes para el surgimiento de problemas en el DTIN, que no siempre se expresan en retraimiento, sino que muchas veces se pueden mostrar en hiperactividad como respuesta a las carencias socio afectivas. Esto puede afectar el sistema inmunológico, neurológico y el funcionamiento normal del organismo; un niño o niña que vive en una situación de conflicto prolongado puede somatizar en su cuerpo y salud, los efectos directos de este desequilibrio en el entorno.

Shonkoff (2019) precisa que “El cerebro es un órgano sumamente integrado que tiene secciones múltiples que se especializan en diferentes procesos; por lo tanto, tenemos partes del cerebro que están involucradas en la función cognitiva y otras que están involucradas en el procesamiento de las emociones en la audición y la vista”. La sumatoria y complementariedad de estas funciones es determinante para el aprendizaje. Por ello, es muy importante estar atentos respecto a las condiciones de posibilidades del entorno, la sociabilidad y el compartir humano, para garantizar que el niño o niña tenga todas las posibilidades de alcanzar sus metas.

El problema es que  Shonkoff y muchos de los neuro científicos tienden a ver este desarrollo como programación con variaciones controladas, obviando la importancia del pensamiento crítico en el desarrollo de la plasticidad del cerebro y, como ello puede construir caminos inesperados, que es lo que nos diferencia de las máquinas.

Por supuesto que este “nuevo incluido” que es obviado por buena parte de la neurociencia, es problemático por cuanto la conciencia crítica puede cuestionar el injusto orden social existente. Este cuestionamiento puede ser visto como un “virus”, como una “anormalidad”, susceptible de ser corregida o sobre todo prevenida, como si estuviéramos en un laboratorio de ciencias naturales o digitales, mediante el mayor control posible sobre las variantes intervinientes.  Esto es un espejismo burocrático o como dirían en mi pueblo “a estos científicos le falta un poco de calle”.

El problema que preocupa, es que algunos compañeros que se reivindican de las pedagogías críticas solo ven el mecanicismo de una parte de la neurociencia, la investigación conductual y la propia biología molecular, y, en consecuencia, despachan de un plumazo como negativos todos sus desarrollos.

El gigantesco avance de estos campos en las dos últimas décadas no puede ser desconocido por los pedagogos y el campo de las pedagogías críticas. Lo que tenemos que hacer, es valorar como este conocimiento puede aumentar nuestros discernimientos respecto a su influencia en nuestras propuestas epistemológicas y, cómo a partir de ellos, podemos potenciar los procesos de construcción de pensamiento crítico en los niños y niñas.

Fuente de la información: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2019/04/22/arquitectura-del-cerebro-y-dtin/

Autor: Luis Bonilla

 

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El teatro como herramienta educativa: estimulación sensorial y desarrollo cognitivo

Por: Haydee Mesa. 

El actor, por tanto, es un profesional, un verdadero atleta de los sentidos que juega con ellos para transmitir sensaciones y emociones al espectador.

Estimulación sensorial y desarrollo cognitivo

A continuación apuntamos 5 motivos por los que tu alumnado debe mantener activa y desarrollar su sensorialidad cuando hace teatro. O dicho de otro modo, os exponemos 5 razones para introducir el teatro como asignatura en las escuelas:

COMO FUENTE DE INSPIRACIÓN

Unos sentidos bien desarrollados permiten un mayor contacto con el mundo cognitivo: con la naturaleza, con la vida, con el ¿De qué otro lugar podría si no sacar su inspiración la creatividad y la imaginación del artista?

COMO BASE PARA REPRODUCIR SENSACIONES CONCRETAS

El alumno ha de ser capaz de reproducir una sensación concreta en escena. Por ejemplo, si el personaje necesita transmitir frialdad puede apoyarse en la sensación física de un chorro de agua fría cayendo por su espalda sirviéndose de su memoria sensorial.

COMO PUERTA PARA LA ENTRADA A LA EMOCIÓN

Los sentidos y las sensaciones son la puerta de acceso al mundo emocional.

COMO PLATAFORMA PARA EL DESARROLLO DE SUS CAPACIDADES INTELECTUALES

Al dar sentido e interpretar la información percibida por nuestros sentidos creamos nuestros concepto e implicamos a la memoria, la percepción y la atención.

COMO VÍA PARA INTERACTUAR CON EL ESTÍMULO ESCÉNICO

Unos sentidos despiertos permiten escuchar al otro y a lo que sucede en el escenario y reaccionar acorde al estímulo para conseguir una verdad escénica.

En definitiva, en el teatro, el actor trabaja desde sus sentidos mediante “gestos, signos, actitudes, y sonoridades para los sentidos del espectador con la intención de conseguir un efecto en todos sus niveles de conciencia”

 Fuente del artículo: https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/educacion-emocional/teatro-herramienta-educativa-estimulacion-sensorial-desarrollo-cognitivo/43629.html

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Método Montessori: cómo es la educación que recibieron los creadores de Amazon, Google y Wikipedia

Por: Noticiero52.

Muchos detalles de su vida se exponen públicamente. Y si alguno no se conoce, muchas personas intentan descubrirlo rastreando en su trayectoria para hallar las claves de su éxito.

Tal vez sea solo una coincidencia, pero ¿y si un detalle se convierte en un denominador común entre varias personas exitosas?

Fijémonos en el hombre más rico del planeta, que en la actualidad es el estadounidense Jeff Bezos con una riqueza valorada en US$140.200 millones, según Forbes.

Es dueño del 16% del gigante del comercio electrónico Amazon, que fundó en un garaje en Seattle en 1994 y que se convirtió en un rotundo éxito de mercado.

Sergey Brin y Larry Pagepor su parte, son otros dos emprendedores que supieron darle forma a su ingenio para crear el buscador por excelencia de internet: Google.

Ellos también están entre las personas con más dinero del planeta, en los puestos 12 y 13, respectivamente. La fortuna de ambos sumada supera los US$96.000 millones.

Otros creativos y exitosos emprendedores son Jimmy Wales, fundador de Wikipedia; o Will Wright, diseñador de videojuegos y creador del conocido SimCity.

En otro sector bien distinto encontramos a Beyoncéuna artista que supo cautivar al público convirtiéndose en una estrella de la música y referente feminista. Es una de las mujeres mejores pagadas de la industria tras recaudar US$60 millones en la lista de Forbes de 2018.

Y para cerrar este repaso de personalidades, citaremos también al fallecido premio Nobel de Literatura, el colombiano Gabriel García Márquez.

Aunque no te lo creas, todos ellos coinciden en algo. ¿En qué?

En que, desde muy pequeños, estudiaron bajo un mismo sistema: el método Montessori.

¿De qué se trata el método Montessori?

Experimentar y descubrir es una de las bases del método Montessori Foto: Getty

Es un procedimiento de aprendizaje fundado por la científica y educadora italiana María Montessori (1870-1952), que pone énfasis en un ambiente de colaboración en donde no existen las calificaciones o los exámenes.

Además, los salones de clases están formados por estudiantes de edades variadas que oscilan sobre todo entre los 2 años y medio hasta los 7 (aunque existen programas hasta los 18 años), en donde el aprendizaje y descubrimiento es individual de cada alumno y sucede durante largos períodos de tiempo.

“Nuestra principal preocupación debe ser educar a la humanidad, los seres humanos de todas las naciones, a fin de guiarla hacia la búsqueda de objetivos comunes”, dice la Asociación Internacional Montessori (AMI, por sus siglas en italiano) en su página web.

“Debemos hacer del niño nuestra principal preocupación. Los esfuerzos de la ciencia deben concentrarse en él, porque él es la fuente y la clave de los enigmas de la humanidad”, agrega.

“Lo que destaca la educación Montessori es el desarrollo individual de las personas. No crea un sistema centrado en el maestro sino en el desarrollo de las necesidades del individuo. Y no es solo académico sino también físico, social y emocional”, dice Scott Akridge, propietario de la Academia Riverstone Montessori en Georgia, Estados Unidos.

Se trata, destacan sus partidarios, de un sistema basado en habilidades.

“No sólo enseñamos en lo académico, también enseñamos habilidades para emprender. Es lo que se denomina habilidades de función ejecutiva, que es prestar atención, organizar, planificar, iniciar tareas y hacer foco en ellas, controlar las emociones y la auto observación”, explica Akridge a BBC Mundo.

“Y es por esto que los graduados de Montessori se convierten en grandes líderes:porque todas las funciones ejecutivas para ser exitosos las aprendieron en preescolar y primaria”, agrega.

En la actualidad se estima que hay 25.000 escuelas Montessori en todo el mundo, aunque desde la misma organización AMI reconocen que es muy difícil contabilizarlas porque las instituciones no están obligadas a registrarse.

En primera persona

Cuando solo tenía 2 años, Jeff Bezos asistió a una escuela Montessori en Albuquerque, Estados Unidos, durante aproximadamente un año y medio.

“Es increíble”, dijo Jeff Bezos a la revista Montessori Life en el año 2000. “Qué buen programa fue”.

María Montessori (en la imagen) se dio cuenta de lo importante que era la estimulación sensorial y las actividades manuales para el desarrollo de los niños Foto: Getty Images

“Intuitivamente creo que fue una experiencia muy formadora haber ido a esas clases, en ese ambiente y haber sido estimulado desde muy temprana edad”, analizó Bezos sobre su paso por la escuela Montessori.

Incluso el pasado mes de septiembre, Bezos creó un fondo de beneficencia de US$2.000 millones para ayudar a personas sin hogar y establecer una nueva red de escuelas inspiradas en ese método educativo.

Los fundadores de Google también resaltaron en el pasado la importancia de la educación primaria que recibieron para alcanzar sus logros.

“Los dos fuimos a la escuela Montessori y creo que parte del entrenamiento de no seguir órdenes y reglas nos motivó a pensar qué estaba pasando en el mundo y pensar las cosas diferente“, dijo Larry Page en una entrevista a la cadena estadounidense ABC en 2004.

Incluso Gabriel García Márquez fue otro de los exestudiantes de Montessori, un hecho que destacó en sus relatos biográficos “Vivir para contarla”.

“No creo que haya método mejor que el Montessoriano para sensibilizar a los niños en las bellezas del mundo y para despertarles la curiosidad por los secretos de la vida”, escribió.

“Es curioso que los emprendedores exitosos que estudiaron en Montessori hablan de su educación inicial cuando se les pregunta cómo se convirtieron en lo que son”, dice Akridge.

“Cuando hablamos de logros en Montessori, a veces es difícil, porque nuestro método solo es de primaria. Así que hay una brecha desde que las personas dejan la escuela [hasta que comienzan a trabajar]. Por eso, es llamativo que estos emprendedores millonarios la mencionen“, le dice a BBC Mundo.

Críticas

Pero no todos los comentarios son positivos cuando se habla del método Montessori.

Algunos críticos creen que el ambiente en el aula es demasiado libre, cuestionan las prioridades de enseñanza de Montessori o el hecho de que los niños normalmente no lleven tarea a la casa.

También están los que critican que los alumnos tengan libertad para elegir lo que estudian, porque creen que eso provoca que algunos no dominarán en el futuro ciertas áreas importantes.

Como tampoco existen exámenes formales, hay quienes temen que la falta de estructura deje al niño en desventaja a la hora de hacer la transición entre la escuela Montessori y una tradicional, según un artículo de la Universidad Concordia en Oregón, Estados Unidos.

“Las últimas investigaciones sobre educación reflejan lo que nosotros hacemos en términos de lo que es el éxito. Por ejemplo: mezclar edades en la escuela, dar menos tarea, focalizarnos en las necesidades emocionales del niño…”, defiende Akridge.

“Todo eso, nosotros lo estuvimos haciendo por 100 años”, asegura.

Lo cierto es que en un estudio de 2017 publicado en la revista Frontiers in Psychology, investigadores evaluaron al inicio de la escuela preescolar en Estados Unidos a unos 70 alumnos de Montessori y a 70 de una escuela tradicional.

Todos ellos comenzaron sus estudios con puntajes similares.

En los siguientes tres años, los 70 niños de Montessori tuvieron mejores resultados en los exámenes de matemáticas y alfabetización. Al final del preescolar, los alumnos de Montessori tuvieron un rendimiento significativamente mayor en esas áreas.

Sin embargo, en la resolución de problemas grupales, la función ejecutiva y la creatividad no hubo diferencias significativas en ambos grupos.

“La crítica no tiene fundamento. Solo es porque somos diferentes”, dice Scott Akridge dueño de la Academia Riverstone Montessori, en Georgia, Estados Unido Foto: Getty Images

Sin embargo, otro estudio de 2017 publicado en la revista Nature destacó que no hay evidencia de que los resultados en alumnos de Montessori indiquen un mayor éxito.

La investigación, del Departamento de Psicología y Desarrollo Humano del University College de Londres, Reino Unido, analizó las investigaciones hechas sobre el sistema educativo y resaltó que “no hay elementos individuales del método Montessori que podrían explicar alguno de los efectos positivos que dicen encontrarse” en los alumnos.

Lo que está claro es que medir el éxito es muy difícil. Y atribuirlo a la educación temprana, como la de varios millonarios exitosos, también lo es.

“La historia detrás del éxito de las personas de negocios es de ellos. Si ellos se lo atribuyen a su educación en Montessori, también es su decisión”, aseguraron a BBC Mundo desde la Asociación Internacional Montessori.

“Todos son personas de negocios inspirados en la tecnología y, en ese sentido, sus mentes son, por supuesto, curiosas, inquisitivas e impulsadas por el deseo de descubrir“, concluyeron.

Fuente de la reseña: https://noticiero52.com/metodo-montessori-como-es-la-educacion-que-recibieron-los-creadores-de-amazon-google-y-wikipedia/

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Pilar Martín Lobo: “Educar exige a los profesionales aplicar el método apropiado para aprender”

Por blog.tiching.com

¿Qué importancia tiene el desarrollo sensorial y la motricidad en infantil?
El desarrollo sensorial es la puerta de entrada de la información en el cerebro para que posteriormente se pueda procesar de forma eficiente. Por ejemplo, si no hay buena percepción de lo que vemos, no podremos captar su significado adecuadamente. El sentido del oído es clave para el lenguaje y el aprendizaje de los idiomas. El tacto facilita la integración de todos los sentidos.
La motricidad está presente en los procesos de la lectura, de la escritura y del aprendizaje. Por ejemplo, para hablar debemos articular las palabras con movimientos muy precisos, para eso es necesario desarrollar previamente los movimientos básicos y la coordinación.

¿Para qué sirve estimularla a edades tempranas? ¿Cómo influencia al desarrollo del cerebro?
En edades tempranas está todo el potencial de la persona en el periodo óptimo para que se desarrolle. El cerebro tiene una gran plasticidad y se va desarrollando mediante las actividades que realizamos y las oportunidades que proporciona un ambiente enriquecido. Por ejemplo, escuchar música, moverse, tocar objetos de diferentes texturas…, todo ello influye en el desarrollo cerebral y personal.

¿Se puede “obligar” a aprender? ¿Se aprende algo si no se tiene interés?
Proponer lo bello, lo que las cosas son, lo que es verdadero y lo bueno tiene un gran atractivo para la persona siempre en todas las culturas y despierta un gran interés. El apasionante arte de educar nos exige a los profesionales dar un paso al frente y aplicar el método apropiado para aprender, acorde con los tiempos actuales.

¿De qué forma se puede estimular la curiosidad de los niños y niñas?
Es muy motivador presentar novedades, facilitar experiencias visuales, auditivas, manipulativas e, incluso, científicas, artísticas y de todo tipo. De esta forma, aprenden y van desarrollando su inteligencia y su potencial.

Los docentes, ¿están formados para despertar la curiosidad y fomentar la motivación por el aprendizaje?
En la actualidad hay muchos medios para adquirir formación. Por ejemplo, en el Máster de Neuropsicología y Educación de la UNIR, Universidad Internacional de la Rioja, hemos volcado la investigación y la experiencia de más de 20 años trabajando con expertos de visión, audición, motricidad, psicólogos y pedagogos que hemos aplicado programas en más de 40 colegios. Quienes estudian este máster despiertan la curiosidad, motivan al aprendizaje e, incluso, descubren las causas de los que no aprenden y saben aplicar el remedio oportuno.

¿Qué herramientas necesita un docente para lograr este objetivo?
En primer lugar, conocer los avances científicos sobre el desarrollo cerebral y su relación con el aprendizaje. Además, adquirir habilidades y aprender a aplicarlas en las prácticas educativas, sin temor al cambio. También es interesantísimo aprender a investigar en el aula, a buscar preguntas y avanzar en respuestas para mejorar nuestra atención a cada uno de los alumnos y de sus necesidades. Quererles y orientarles con profesionalidad.

A menudo habla de la autoestima y de la seguridad en uno mismo para aprender más y mejor. ¿Qué consecuencias tiene una baja consideración de uno mismo a la hora de aprender?
Todos necesitamos un ambiente constructivo, positivo, optimista y flexible, compatible con la exigencia y el esfuerzo. Cuando un niño no trabaja o no participa activamente, es conveniente preguntarse por qué. Muchas veces, nos encontramos falta de habilidades que se arrastran durante años y que no dejan avanzar hacia un desarrollo armónico de la personalidad. La neuropsicología educativa está ayudando mucho en este campo. Cuando aplicamos este tipo de programas, observamos que el 100% de los niños mejora, en primer lugar, la autoestima personal. Eso supone un motor de arranque clave para motivarse y poner los medios para superar las dificultades y mejorar el rendimiento escolar.

En este sentido, ¿es estimulante fomentar la competitividad en el aula? ¿Y el aprendizaje cooperativo?
Compartir y dar a los demás nos hace felices y los alumnos responden muy bien en las experiencias cooperativas que se proponen en las aulas. El trabajo por proyectos, la aportación de los talentos de cada uno y el trabajo en equipo es un medio excelente para aprender a desenvolverse en un mundo tan global y competitivo como el nuestro. De hecho, ya se incluyen asignaturas y programas de emprendimiento y creatividad en los planes de estudio con ésta finalidad.

¿Qué papel debe tener la educación emocional dentro de las aulas?
Diferentes estudios muestran que el ambiente del aula influye directamente en el aprendizaje. Si el alumnado se encuentra atendido, valorado, respetado, y en un clima positivo, es más fácil la atención y la implicación activa en el aprendizaje. Además, el desarrollo emocional y de los valores personales y sociales completa nuestra naturaleza y nos aporta la necesaria felicidad que todos buscamos.

Fuente: http://blog.tiching.com/pilar-martin-lobo/

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En pro de la ecopedagogía: deja que tus hijos se ensucien y vayan descalzos

Los padres debemos ser facilitadores, no adiestradores. Devolvamos a nuestros niños lo que les pertenece: su conexión con la Tierra

OLGA CARMONA

Hay un libro abierto siempre para todos los ojos: la naturaleza. (Jean-Jacques Rousseau)

La educación tradicional solo ha hecho hincapié en los aspectos cognitivos de los niños, llegando incluso a creer que había un solo tipo de inteligencia y que esta podía medirse y resumirse en un número, en un afán de clasificación que nos permitiera tener la ilusión de que controlamos todo, incluso algo tan mágico y complejo como el ser humano en desarrollo.

La ecopedagogía cultiva especialmente otras capacidades humanas tales como la intuición, la imaginación, la creatividad, la estimulación sensorial y la sensibilidad a través de la experiencia. Con ello, estimula un profundo sentido de conexión con la vida, consigo mismo y con los demás que fomenta y desarrolla la capacidad de empatía y de responsabilidad.

Este nuevo enfoque cambia la filosofía de origen en la que hemos ido creciendo donde el ser humano es el centro del universo y la Tierra es una gran masa inerte, desprovista de vida, como una ingente despensa de víveres y riquezas materiales. Desde este lugar, estamos solos, aislados, profundamente desconectados y esto no nos ha salido gratis.

Nuestros niños van creciendo como pueden en burbujas casi herméticas con universos muy limitados y artificiales formados por pantallas, teclas y hormigón generando trastornos físicos y emocionales a los que damos respuesta con fármacos. Niños enfermos de una sociedad enferma, representan la consecuencia y el síntoma a la vez.

Como el resto de mamíferos, nuestros cerebros están diseñados para lo que se conoce como biofilia, es decir para relacionarnos con las demás especies, animales o vegetales. Se trata de una atracción genética por la vida, una tendencia innata a dar valor a lo que nos rodea y percibimos como vivo.

Educar y criar, alejando a los niños de lo que es innato en ellos, es ir contra su esencia, requiere de un entrenamiento largo y minucioso que solemos llamar “educación”.

Las consecuencias son fácilmente reconocibles, aunque no por ello menos trágicas: nuestros niños han perdido espontaneidad, suelen tener biorritmos alterados, problemas de sueño, sensibilidad limitada, fatiga sensorial y falta de movimiento, entre otros que suelen derivar en alteraciones de conducta y problemas de concentración, el famoso TDAH por ejemplo.

Por ejemplo, los pediatras recomiendan exponer a los bebés a la luz solar al menos 15 minutos diarios, ya que es la mejor fuente de Vitamina D, imprescindible para el desarrollo. Numerosos estudios e investigaciones demuestran que la actividad no estructurada al aire libre actúa como un potente preventivo de los trastornos de conducta y que el TDAH mejora.

En la primera infancia, es decir desde el nacimiento hasta aproximadamente los siete años, los niños son poseedores aún de una conciencia mental pura, no necesitan proyectar ni clasificar ni etiquetar ni juzgar. Son capaces de relacionarse directamente a través de los sentidos: tocar, oler, saborear, escuchar, respirar… se trata de absorber el mundo de una forma más fluida y amplía, sin imposiciones artificiales que nada aportan pero sí limitan, como el aprendizaje de la lectoescritura antes de esa edad, típico de nuestra cultura.

“LOS NIÑOS NECESITAN DOMINAR EL LENGUAJE DE LAS COSAS ANTES QUE EL DE LAS PALABRAS”, DICE EL PSICÓLOGO EVOLUTIVO DAVID ELKING.

Antes de los siete años, los niños deben correr, saltar, escalar, cuidar plantas y animales, jugar con agua y arena, pintar, escuchar e inventar canciones, no aprender signos estructurados inmóviles entre paredes con pantallas digitales.

Los entornos naturales son idóneos como marco para el desarrollo de la creatividad, la impulsan desde su diversidad de materiales, texturas, colores y su ausencia de indicaciones sobre cómo deben usarse o jugar con ellos. Y la creatividad no sólo es eso que se necesita para pintar un cuadro o escribir un libro, es una capacidad imprescindible en el desarrollo de nuestros hijos porque les prepara para tolerar la ambigüedad, asumir riesgos y ser flexibles, es decir para una sana adaptación a los cambios y avatares de la vida, nada más y nada menos.

Nosotros, los padres, tenemos una irrenunciable responsabilidad en ello, tratando de educar desde la libertad y la humildad de saber, de sentir y transmitir que somos parte, no el todo.

Nuestro papel debiera ser más el de la aceptación serena e incondicional, la confianza en que cuentan con los recursos que necesitan para ser quienes quieran ser, interesarnos honestamente por sus cosas, asegurar que cada día disponen de tiempo libre para jugar, dejar que se aburran sin caer en la pantalla, darles muchas, muchas posibilidades de conexión con la naturaleza, con los otros (humanos, no humanos, plantas, minerales…), evitar organizar su tiempo como si la agenda de un ministro se tratara, no interferir ni dirigir sus juegos, no impedirles que se sienten en el suelo, que caminen descalzos, que toquen, que se manchen, que desordenen… para construir su mundo, primero necesitan “destruir” el nuestro. Sino, se limitarán a copiarlo desde la obediente sumisión, dejándose a sí mismos por el camino.

Seamos facilitadores, no adiestradores. Devolvamos a nuestros niños lo que les pertenece, su conexión con la Tierra de la que son hijos, su innata curiosidad por lo vivo, su tendencia humana al cuidado de otro, a la generosidad, a la empatía, despertando sus sentidos a una sensibilidad diferente, plena, conectada, responsable.

Y de paso, dejémonos llevar nosotros también por esa energía no contaminada que cada día nos regalan tan generosa y abundantemente.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2017/06/13/mamas_papas/1497350778_146220.html

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Escuela de padres: el primer paso fuera de casa

Por: Rosa M. Díaz Hernández

La escuela instruye; la familia, educa. Pero, ¿quién enseña a la familia? De esa necesidad nace esta sección que, sin pretender dar lecciones de vida, orientará, bajo preceptos bien actualizados, cómo formar una descendencia más integral, más plena, más participativa.

Culminó ya la algarabía de los primeros meses, luego de semanas con la casa llena de familiares y amigos que venían a conocer al pequeño. Porque un bebé inspira toda una sarta de emociones: curiosidad, ternura, temor, cariño, y todos alrededor desean ser partícipes de la aventura.

Lisandra, la madre, no puede presumir de su paciencia, definitivamente no posee esa cualidad a pesar de su juventud, o quizás, debido a ella. Luego de ocho meses, ahora que reina la calma en la vivienda, que el niño ha crecido, y ya no depende de la lactancia materna, quiere su vida de vuelta, la normalidad; sin embargo para ella no hay realidad posible sin su hijo.

Salir de esas “cuatro paredes” y tener un itinerario fuera de ellas ha pasado de la condición de deseo a la de necesidad y no solo desde el punto de vista social, también desde el económico: le han ofrecido trabajo como cocinera en un restaurante no estatal de la ciudad y con un salario considerable. Esa oportunidad no la esperará por mucho tiempo.

Tiene una razón de peso para dudar: el niño. Devendrá solución a sus inseguridades, a su soledad, o limitaciones monetarias, pero ¿será seguro dejarlo al cuidado de otra persona? ¿Acaso ella misma se siente preparada para ello? Por mucho dinero que perciba, nunca se equipara a todo cuanto pierde por estar alejada durante su primer año de vida.

Finalmente se decide, busca una cuidadora cerca del barrio con un horario bastante flexible. Los días de descanso los dedicará por completo al bebé y con el dinero podrá cubrir con mayor solvencia las necesidades materiales. La suerte está echada.

“Nace el niño y tiene un cerebro muy dispuesto para recibir todo tipo de aprendizaje, no hay ninguna otra etapa como esta con respecto a las adquisiciones. La actividad fundamental resulta la comunicación emocional con la figura materna o quien lo tenga a su cuidado la mayor parte del tiempo. El desarrollo personológico, todo cuanto resta en lo adelante depende, en gran medida, de la relación emocional con esa figura que lo va a proveer de atención, de afecto, de amor”, nos aclara la psicóloga Isabel Urquiza, quien aconseja:

– Disfrutar el rol parental, que no se aprende en la escuela, ni en un curso de postgrado. Ser padres significa tener a cargo, formar y guiar a otra persona, pero sobre todas las cosas, disponerse a amar a ese ser.

– Depende de usted otorgarle a sus hijos independencia, autonomía y estrategias personales para ir ajustándose al medio, por tanto es una gran responsabilidad de los padres el conversar mucho con ellos y estimularlos sensorialmente.

– Tendemos a protegerlos de los virus, de las caídas, sin embargo, un peligro muy serio puede ser la poca afectividad.

– Si usted ha decidido dejar al niño al cuidado de otra persona, debe cerciorarse de que las atenciones al bebé se harán con afecto, cariño y una abundante estimulación sensorial.

– La cercanía piel con piel es lo mejor que se le puede ofrecer a los hijos en el primer año de vida.

Fuente: http://www.5septiembre.cu/escuela-de-padres-el-primer-paso-fuera-de-casa/

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Cómo crear un espacio de estimulación sensorial en tu aula

Por: Haydee Mesa

Estimular los sentidos de tus alumnos no sólo es divertido, sino una apuesta por su desarrollo cognitivo y emocional. No olvides que los sentidos son la puerta de acceso a las funciones cognitivas básicas y superiores. Capacidades como la lógica, la concentración, la coordinación, la capacidad de sentir y de aprendizaje en su totalidad se verán beneficiadas si te decides a crear tu propio rincón de estimulación.

Se trata de integrar dentro de tu aula un espacio multisensorial que proporcione abundantes y diversos estímulos sensoriales: visuales, auditivos, táctiles, olfativos y gustativos...

Crea un rincón para cada sentido:

1. EL RINCÓN DE LA VISTA. Llénalo de:

OBJETOS DE DIFERENTES COLORES: columnas de burbujas, fichas de contrastes de blanco y negro con figuras geométricas, fibras luminosas, bolas de discoteca.

-LUCES DE DIFERENTES TONALIDADES: linternas con y sin filtros de colores, lámparas de lava, lámparas con sensores que se activan con el tacto o el movimiento. Puedes usarlas también para iluminar los objetos brillantes y conseguir un efecto intenso.

PROYECTOR: de imágenes y colores sobre una pared o… sobre espejos (puedes jugar con los reflejos de luz realizando juegos de luces) o cortinas (hacer contrastes entre oscuridad y claridad, cerrando y abriendo las cortinas o encendiendo y apagando la luz).

2. EL RINCÓN DEL OLFATO. Decóralo con:

-Aceites esenciales

-Difusores de aromas

-Ambientadores de tela

3. EL RINCÓN DEL TACTO

Hazte con objetos de diferentes texturas, volumen, peso, temperatura… y decora tu rincón con:

-pelotas de diferentes tamaños y peso

-cepillos

-esponjas

-plumas

-muestrario de telas (pana, raso, seda, felpa, o incluso lija)

-globos rellenos de arroz, garbanzos o lentejas

-cuerdas

4. EL RINCÓN DEL OÍDO: Busca objetos y aparatos que proporcionen música y sonidos:

-una radio

-una caja de música

-instrumentos musicales, maracas, panderetas, congas, martillos sonoros, cascabeles, campanillas, flautas, armónicas,  etc.

5. EL RINCÓN DEL GUSTO:

-un pañuelo para vendarse los ojos: así conseguirás trabajar gusto y olfato a la vez.

-una cesta de fruta

-una cesta de verdura

-cesta con trocitos de queso, frutos secos

-cesta con tarritos de especias

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/educacion-emocional/crear-espacio-estimulacion-sensorial-aula/44640.html

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