Por: Jose Durán Rodríguez
Durante 2020 se ha producido un récord en el número de casos de artistas que han tenido que afrontar consecuencias legales por hacer uso de su libertad de expresión en sus creaciones artísticas y pacíficas, con la palabra, el vídeo, la pintura o la canción. Al menos 322 fueron detenidos arbitrariamente, perseguidos o condenados a prisión, fundamentalmente por motivos de índole política. La mayoría de las sanciones obedece a expresiones consideradas críticas con las autoridades o insultos a las instituciones y símbolos nacionales. Muchas de ellas tienen relación con representar críticas a las respuestas gubernamentales contra la pandemia del covid-19. Son las principales conclusiones que extrae el informe The State of Artistic Freedom 2021, presentado el 25 de febrero y elaborado por Freemuse, organización no gubernamental con estatus de consultora para Naciones Unidas y la Unesco. El estudio cifra en 978 las violaciones del derecho a la libertad de expresión artística registradas durante 2020, en todas sus formas.
“Era inimaginable que el pico de la persecución y encarcelamiento de artistas sucediera en el año en que el sector del arte y la cultura han sufrido la pérdida de su sustento”, explica Srirak Plipal, Director Ejecutivo de Freemuse, quien subraya que la nueva edición del informe muestra el incremento de un uso incorrecto de la legislación antiterrorista y de las medidas contra el covid-19 como pretexto para “silenciar las voces disidentes de artistas y sus obras”.
Por todo el mundo, explica el estudio, los artistas siguen sufriendo severas violaciones a su derecho a la libertad de expresión mediante la censura, ataques a su integridad física, amenazas, acoso, sanciones administrativas, multas, suspensión de su actividad profesional o la destrucción de sus obras. Freemuse también anota que, en ocasiones, las autoridades han utilizado la pandemia como arma contra la libertad de expresión artística, en lo que califica como deterioro de los principios democráticos.
En 2020 fueron asesinados 17 artistas en seis países (11 en México, dos en Iraq y uno en Etiopía, Bielorrusia, Francia y Sudáfrica), 82 fueron encarcelados en 20 países, 133 detenidos en 26 países y 107 han sufrido persecución en 27 países
Así, según el informe, en 2020 fueron asesinados 17 artistas en seis países (11 en México, dos en Iraq y uno en Etiopía, Bielorrusia, Francia y Sudáfrica), 82 fueron encarcelados en 20 países, 133 detenidos en 26 países (22 en Cuba, 17 en Rusia, 17 en Turquía y 11 en India) y 107 han sufrido persecución en 27 países. El 45% de los artistas perseguidos en 2020 lo ha sido por creaciones relacionadas con el covid-19 y el 71% de las detenciones obedeció a la expresión de cuestiones políticas en las obras artísticas.
Las disciplinas más castigadas han sido las artes visuales, con 238 casos documentados en 53 países, y la música, con 236.
El informe de Freemuse recoge la entrada en prisión de Pablo Hasély el anuncio del gobierno español “como respuesta a la indignación en todo el país por este caso” de que se reformará el Código Penalpara que las manifestaciones en el ejercicio de la libertad de expresión no contemplen medidas de cárcel. También advierte de las consecuencias que esta atmósfera puede tener sobre los miembros del grupo de rap La Insurgencia.
72 de los 289 casos de censura que recoge el estudio se produjeron en redes sociales o plataformas de streaming, por delante de los 44 registrados en Estados Unidos o 16 en Turquía
El 74% de los encarcelamientos de artistas durante 2020 se debió a críticas a actuaciones de los gobiernos. El 44% de las entradas en prisión se produjo en la región de Oriente Medio y el Norte de África, según Freemuse. Sin embargo, la organización también destaca que el 26% de las restricciones a la libertad artística tuvo lugar en Europa, el 22% en el continente americano, el 19% en Oriente Medio, el 15% en Asia, el 9% en África y el 9% online, ya que en este trabajo, su cuarto informe de estas características, Freemuse observa también los ataques que se han registrado en la esfera virtual. De hecho, 72 de los 289 casos de censura que recoge el estudio se produjeron en redes sociales o plataformas destreaming, por delante de los 44 registrados en Estados Unidos o 16 en Turquía.
Freemuse también incluye en esta edición del informe una serie de recomendaciones. En las dirigidas a todos los gobiernos figuran cuestiones como la abolición de las leyes que prohíben y restringen la participación pública de los artistas mediante sus expresiones; la inmediata puesta en libertad de los artistas detenidos o que cumplen condena de prisión y la retirada de los cargos contra ellos; y también la vigilancia sobre aquellas organizaciones políticas y religiosas que difunden discursos de odio o incitan al ataque contra artistas y obras.
El top 15
Freemuse señala un listado de 15 países con “especial preocupación” por los obstáculos que ponen al trabajo artístico: Bangladés, Bielorrusia, Brasil, China, Cuba, Egipto, India, Irán, Kenia, Kuwait, Nigeria, Rusia, Turquía, Uganda y Estados Unidos.
Sobre Bielorrusia, recuerda que decenas de artistas fueron detenidos y acusados de cargos que conllevan prisión en el contexto de las manifestaciones posteriores a las elecciones presidenciales de agosto. De Cuba, Freemuse señala que 21 artistas fueron arrestados en varias ocasiones y documenta 60 ataques a artistas disidentes. Las autoridades cubanas interfieren de manera “desproporcionada” sobre el sector cultural, impiden a los artistas críticos organizar y participar en encuentros, les detienen y trasladan a lugares secretos y no les permiten denunciar la violencia policial, destaca el informe, que también menciona al Movimiento San Isidro y la protesta el 27 de noviembre tras la detención del rapero Denis Solis, que llevó a un encuentro histórico de cinco horas con el viceministro de cultura, Fernando Rojas.
La crítica a las autoridades mediante obras y expresiones artísticas continúa siendo la principal causa de persecución. En uno de cada tres casos documentados, los artistas han sufrido censura y acciones legales por este motivo
La crítica a las autoridades mediante obras y expresiones artísticas continúa siendo la principal causa de persecución. En uno de cada tres casos documentados, los artistas han sufrido censura y acciones legales por este motivo. Al menos tres murieron a causa de sus puntos de vista políticos opuestos a los del poder.
El informe recuerda el caso de la represión del dibujante Abdelhamid ‘Nime’ Amine por sus viñetas de apoyo al movimiento Hirak y sus críticas al expresidente argelino Buteflika. El poeta y activista Mohamed Tadjadit fue detenido el 23 de agosto en Argel y acusado con cargos contra la seguridad nacional. En noviembre comenzó una huelga de hambre. En septiembre, el Ministerio de Comunicación prohibió a la cadena de televisión privada M6 operar en Argelia porque había emitido un documental sobre el movimiento Hirak.
Las leyes antiterroristas han sido empleadas para condenar las críticas a los gobiernos de, al menos, 33 artistas, según Freemuse, que señala específicamente a Egipto y Turquía
Otra de las coartadas que, año tras año, informe tras informe, Freemuse encuentra en los motivos que los gobiernos esgrimen para cercenar la libertad de expresión artística alude al terrorismo, a su supuesta exaltación mediante la expresión. Las leyes antiterroristas han sido empleadas para condenar las críticas a los gobiernos de, al menos, 33 artistas, se lee en el estudio, que señala específicamente a Egipto y Turquía.
El 18 de junio, el cantante kurdo Azad Bedran fue condenado a tres años y nueve meses de prisión por “difundir propaganda de una organización ilegal”. La Corte Penal de Diyarbakir lo acusó por un vídeo de 2016 en el que versioneaba “Partizan”, una canción que se hizo muy famosa en el Kurdistán hace más de 20 años.
Freemuse indica que las laxas interpretaciones de las leyes antiterroristas en esos dos países y en España pueden “fácilmente” convertirlas en herramientas usadas contra quienes critican a las autoridades.
La religión, ofendidita
Más de 200 artistas fueron perseguidos por presuntas ofensas a los sentimientos religiosos o por violación de la moral pública. “Una criminalización particularmente preocupante”, según Freemuse, que se produce por parte de agentes estatales y privados y que resulta en un clima de miedo que lleva a la autocensura y a evitar determinadas temáticas, por lo que pueda pasar. En ese sentido, el informe recoge que al menos 40 artistas fueron detenidos o encarcelados en 2020 por motivos relacionados con la religión. Otros 17 se enfrentan a procesos judiciales con acusaciones tales como obscenidad o cargos contra los valores familiares y la moral pública. Como ejemplo, el 13 de octubre fue atacada una exposición de cómics en Belgrado (Serbia) por parte de un grupo de enmascarados que destruyó la muestra, una retrospectiva del grupo Momci, cuyos miembros recibieron amenazas de muerte debido al tratamiento de la infancia en sus viñetas.
El estudio de Freemuse mira a América Latina, donde señala que en 2020 hubo casos en los que mujeres artistas que abordan en sus trabajos la religión, el cuerpo, el patriarcado o la violencia machista han sufrido restricciones y obstáculos. Las artistas que se centran en los derechos de las mujeres han sufrido censura y acoso bajo el pretexto de proteger la religión o evitar discusiones sobre cuestiones calificadas como sensibles, como el aborto. El 1 de febrero, la instalación Virgencita abortera, de la artista visual peruana Romina Chuls, fue atacada en Lima por miembros del grupo de extrema derecha Patriotas de Perú.
Las Tesis, el colectivo feminista chileno que en 2019 produjo “Un violador en tu camino”, una canción performance convertida en himno en todo el mundio, fue denunciado por la Policía chilena, los Carabineros, por ataque a la autoridad después de que publicaran un vídeo elaborado junto a las rusas Pussy Riot. El 4 de enero de este año fueron absueltas, si bien tuvieron que retirar algunas partes del vídeo.
El informe de Freemuse también alude al movimiento Black Lives Matter y a las repercusiones que ha obtenido, de todo tipo, en el mundo artístico. La denuncia de la violencia estructural por parte de la policía estadounidense contra la población no blanca ha llevado a la retirada de estatuas dedicadas a esclavistas y también a una cierta cancelación de aquellos artistas que se han solidarizado con el movimiento o lo han apoyado abiertamente. “En algunos países, las autoridades han tomado represalias contra artistas e instituciones culturales que han apoyado a BLM”.
Internet no es el paraíso
En un año en que los eventos culturales se han desarrollado en plataformas online, por el cierre de espacios, Freemuse ha encontrado numerosos ataques a la libertad de expresión artística en redes sociales y plataformas de streaming. Al menos 67 artistas han pasado por procesos penales debido a sus publicaciones en Facebook, Twitter, Instagram o por otras actividades online. El estudio también recoge 81 casos de censura por parte de redes sociales y 58 artistas que recibieron amenazas de muerte a través de ellas.
Pese a que Facebook anunció el miércoles 6 de mayo la creación de una suerte de tribunal independiente que estaría operativo a finales de 2020 para servir de guía en la moderación de contenidos, Freemuse entiende que los artistas siguen sufriendo arbitrariedades y una aplicación incoherente de las normas de la propia empresa dirigida por Mark Zuckerberg.
El año pasado también se produjeron ataques contra artistas que enfocan su trabajo en cuestiones relativas a la identidad de género y la orientación sexual. 98 violaciones de la libertad de expresión artística aparecen documentadas por Freemuse, “bajo presión y una especial persecución en aquellos países donde regímenes conservadores y populistas han adoptado medidas contra lo que llaman la ‘ideología LGBTI’”. En febrero, una producción en vídeo de la artista visual Xandra Ibarra fue prohibida en un centro artístico en San Antonio (Texas, EE UU). Titulada Spictacle II: La tortillera, la obra señalaba estereotipos sobre la raza y el género, ámbitos en los que Ibarra sitúa su trabajo, e incluía un acto sexual simulado.
Fuente: El Salto
Imagen: Cecilia Vázquez