Los factores ambientales marcan el comportamiento de los niños

La capacidad de controlar su propio comportamiento y de gestionar la denominada función ejecutiva no depende únicamente del desarrollo cerebral de los niños: una nueva investigación propone que se manifiesta a partir de diversas influencias externas y ambientales, combinadas con factores internos.

Un nuevo estudio realizado en la Universidad Estatal de Washington sugiere que la habilidad para controlar el comportamiento o función ejecutiva en los niños no se encuentra ligada solamente al desarrollo cerebral. Las influencias ambientales y externas también juegan un rol preponderante, a la par de los aspectos internos e individuales.

Basado en la teoría de sistemas dinámicos, originada en la matemática y la física y que ha influenciado a muchas ciencias, el nuevo enfoque determina que el comportamiento de los niños se encuentra fuertemente marcado por las influencias del entorno. El trabajo de los científicos estadounidenses ha sido publicado recientemente en la revista Perspectives on Psychological Science.

De acuerdo a un comunicado, este cúmulo de factores ambientales y sociales marcaría el desarrollo de la función ejecutiva, que desempeña un papel crucial desde la preparación de los niños para la escuela hasta sus relaciones sociales, estando vinculada además con resultados a largo plazo que impactan en la vida adulta. La nueva concepción se contrapone con la idea establecida de relacionar dicha función ejecutiva con el desarrollo cerebral y otros factores internos.

Según Sammy Perone, director del grupo de investigación, “proponemos que la función ejecutiva utiliza señales del entorno para guiar el comportamiento. Como seres humanos, usamos nuestra experiencia y nuestras normas para decidir cuál es el camino apropiado a seguir. Para fomentar el desarrollo de la función ejecutiva en los niños es imprescindible construir conexiones entre las señales externas y los comportamientos apropiados», indicó.

Cambio de paradigma

El punto de vista dominante indica que la función ejecutiva se sostiene sobre tres procesos neurocognitivos. El primero es la memoria de trabajo, que es la información almacenada para ser utilizada en el corto plazo. El segundo factor sería el control inhibitorio, que es la capacidad de dejar de hacer algo cuando así lo decidimos. Y el tercero es la flexibilidad cognitiva, que le permite a los niños pasar de una actividad a la siguiente con la solvencia necesaria.

Esta perspectiva ha sido cuestionada y puesta en duda, ya que si la función ejecutiva dependiera únicamente de estos factores internos podría «inculcarse» mediante programas de entrenamiento y funcionaría en todos los casos. Sin embargo, la realidad muestra lo contrario: los niños actúan en un entorno concreto que los modifica, y en consecuencia sus comportamientos también dependen de factores externos, ambientales y sociales.

Trabajar en contextos cotidianos

Precisamente, la concepción de la teoría de sistemas dinámicos establece una visión holística de los problemas a abordar, entendiendo además que los sistemas evolucionan y cambian a lo largo del tiempo. De esta forma, para estimular la función ejecutiva en los niños se deben tener en cuenta una multiplicidad de factores: desde el diseño de un aula escolar hasta si descansan y comen lo suficiente cada día.

Es así que los científicos proponen en su estudio la necesidad de articular la teoría de los sistemas dinámicos a esta problemática social, estableciendo nuevas implicaciones que logren fomentar la capacidad de los niños para comportarse de una manera dirigida a objetivos en contextos cotidianos.

Para concluir, los especialistas expresaron que es crucial entender a la función ejecutiva como un comportamiento dirigido a objetivos en el mundo real. En otras palabras, para lograr que los niños controlen su propio comportamiento es vital que estén posicionados desde su realidad cotidiana y puedan interactuar sanamente con padres, docentes y todas las personas que conforman su red de vínculos más cercanos.

Referencia

A Dynamical Reconceptualization of Executive-Function Development. Sammy Perone, Vanessa R. Simmering, Aaron T. Buss. Perspectives on Psychological Science (2021).DOI:https://doi.org/10.1177%2F1745691620966792

Fuente. https://tendencias21.levante-emv.com/los-factores-ambientales-marcan-el-comportamiento-de-los-ninos.html

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La genética no determina ninguna orientación sexual.

Los expertos recuerdan que los principales determinantes son ambientales, sociales y culturales
La genética no determina ninguna orientación sexual
Valentina Raffio
El Periódico

La orientación sexual, como cualquier otro aspecto de la conducta humana, tiene un componente genético. Una nueva investigación a gran escala sobre el genoma humano desvela que existen algunas variantes genéticas que se asocian con las identidades no heterosexuales. ¿Significa esto que se han hallado los ‘genes de la homosexualidad‘? En absoluto. Los expertos recuerdan que, aunque pueda existir cierta predisposición genética o biológica, el comportamiento sexual de una persona es impredecible y, como ocurre con todos los aspectos del comportamiento, puede variar en función de factores ambientales, sociales y culturales.

El recién publicado estudio, aparecido este jueves en la revista ‘Science‘, toma como referencia los datos genéticos de más de 470.000 personas que habían recurrido al Biobank del Reino Unido y a la empresa 23andMe, ambas iniciativas dedicadas al estudio del genoma humano. A partir de ahí, los investigadores interrogaron a los participantes de este estudio sobre su orientación a través de un cuestionario con preguntas como: «¿Alguna vez has tenido relaciones sexuales con alguien de tu mismo sexo? ¿Hacia quién te sientes sexualmente atraído?». A partir de esta información, los expertos empezaron a buscar correlaciones entre estas respuestas y los marcadores genéticos a través de un método conocido como GWAS, por sus siglas en inglés.

El análisis demuestra que existen unos cinco localidades del cromosoma que pueden asociarse con la no heterosexualidad. Esto implicaría que factores genéticos y, por lo tanto hereditarios, pueden predisponer entre el 8 y el 25% de la población a sentirse atraída hacia alguien de su mismo sexo. Esto, lejos de significar que existen uno o varios ‘ genes gays ‘, sugeriría que existen miles variantes genéticas que determinan pequeños rasgos de la personalidad y que la suma de todos esos pequeños cambios acabara dando forma a una orientación sexual.

La controvertida interpretaciónEsta no es la primera vez que se estudia si la homosexualidad puede tener un componente genético. Estudios en gemelos idénticos, por ejemplo, ya habían apuntado que, incluso en el caso de dos individuos criados en un idéntico entorno, los genes podían contribuir a su definir su orientación sexual en un 18% de los casos en las mujeres y en un 37% en los hombres. En este caso, las motivaciones de este estudio, según argumentan los investigadores en las conclusiones de su análisis, tendrían que ver con la protección de los individuos con sexualidades no normativas. «Evidenciar que la orientación sexual tiene un componente biológico podría contribuir a la aceptación y a la protección legal del colectivo», añade Melinda C. Mills, investigadora del departamento de Sociología de la Universidad de Oxford, en un artículo complementario.

«Estos hallazgos proporcionan información sobre los fundamentos biológicos del comportamiento sexual entre personas del mismo sexo», comenta Andre Ganna, investigador principal del estudio afiliado la Unidad de Medicina Genómica de Hospital General de Boston y el Broad Institute del MIT, Harvard y Cambridge. «Los resultados también subrayan la importancia de evitar conclusiones simplistas ya que los fenotipos de comportamiento son complejos, nuestros conocimientos sobre genética todavía son rudimentarios, sobre todo porque existe un largo historial de uso indebido de los resultados genéticos con fines sociales», comenta el experto. La interpretación del estudio, de hecho, podría resultar algo espinosa.

Limitaciones del estudioMás allá de sus llamativas conclusiones, este estudio se presenta ante la comunidad científica con unas limitaciones un tanto controvertidas. Para empezar, «la distinción entre heterosexual y no heterosexual basándose en la práctica o no de relaciones con individuos del mismo sexo parece algo simplista. La orientación sexual no viene definida solo por comportamientos sexuales, sino también por los sentimientos y la identidad que considere el propio individuo», comenta Claudio Díaz García, bioquímico experto en genética y miembro de PRISMA, asociación para la diversidad afectivosexual y de género en ciencia, tecnología e innovación. A esto habría que sumarle que la investigación parte de una muestra sesgada: los participantes del estudio, ya incluidos en las bases de datos genómicas, son todos de procedencia occidental, clase socioeconómica alta y, según muestran los datos, tienen entre 40 y 70 años.

Asimismo, el debate de base también tendría que ver con el determinismo genético. Es decir, la tendencia a reducir algo tan complejo como la sexualidad humana como el resultado de unos genes concretos. «No podemos olvidar de los factores no biológicos mucho más difíciles de estudiar e interpretar», comenta Díaz García. Es el caso, por ejemplo, de las condiciones socioeconómicas, el país de residencia, el entorno familiar y otras variables que influencien el desarrollo de los individuos y, por lo tanto, la expresión de su sexualidad.

El aspecto ético a debateEl estudio, a su vez, se ha presentado acompañado de debate. «En una sociedad que no discrimina contra las orientaciones no normativas estos resultados serían neutrales. Como si estuviéramos buscando la base genética del color de los ojos, idealmente se trataría de entender qué nos hace como somos: heterosexuales, homosexuales o bisexuales; trans o cis; mujeres, hombres o intersex; de género normativo o queer-no binario», comentan desde la junta de PRISMA. Los científicos y activistas de la entidad se muestran preocupados ante el planteamiento del estudio y, sobre todo, sus posibles interpretaciones. «Los problemas a los que se enfrentan las personas LGTBIQA+ no se deben al hecho intrínseco de su diversidad afectivosexual y de género, sino al tratamiento injusto, de rechazo, discriminación y maltrato, que algunos miembros e instituciones de esas sociedades ejercen sobre el colectivo, tanto a nivel de comunidad como a título individual», añaden.

Esta preocupación tiene mucho que ver con el hecho de que históricamente las investigaciones sobre la conducta sexual no normativa han sido utilizadas para patologizar la homosexualidad y plantear herramientas para ‘curar’ o ‘evitar’ todo aquello que se salía de la norma. En el caso del recién publicado estudio, el debate ético que se plantea es hasta qué punto es necesario encontrar una justificación para los comportamientos no heterosexuales. «¿Es necesario encontrar una base genética para que se reconozca el derecho fundamental de ser quienes somos y amar a quien queramos?», reflexionan desde la entidad.

Fuente: https://www.elperiodico.com/es/ciencia/20190829/estudio-science-genetica-homosexualidad-7611044

Fuente de la Información: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=259982&titular=la-gen%E9tica-no-determina-ninguna-orientaci%F3n-sexual-

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El entorno influye genéticamente en la inteligencia

Por: Tendencias 21

Las experiencias personales no sólo afectan al desarrollo neuronal, sino también a la cognición

El entorno ejerce una influencia genética en la inteligencia de las personas, de la misma forma que lo hace la pobreza o la constitución física: las experiencias personales no sólo afectan al desarrollo neuronal, sino también a la cognición.

os cambios epigenéticos inducidos por el medio ambiente en nuestro material genético tienen un mayor impacto en la inteligencia de lo que se pensaba anteriormente, ha descubierto una investigación de la Universidad Charité de Berlin, cuyos resultados se publican en la revista Translational Psychiatry.

Esta investigación ha confirmado que existe un vínculo entre las diferencias en el rendimiento de la prueba de Cociente Intelectual (CI) y la actividad de ciertos genes: las modificaciones en la estructura de un gen específico tienen un impacto negativo en el rendimiento de las pruebas individuales.

El estrés y las experiencias adversas son ejemplos de factores ambientales que pueden afectar a la actividad de los genes, lo que lleva a cambios estructurales en nuestro material genético (genoma).

Estos «cambios epigenéticos» permiten que el genoma humano se adapte a su entorno, consiguiendo así que este ADN modificado se transmita a la próxima generación de células, así como a la información que determina si, y en qué condiciones, un gen particular es o no activado.

Este estudio, dirigido por el Dr. Jakob Kaminski, comparó los resultados de las pruebas de CI de cerca de 1.500 adolescentes con las modificaciones epigenéticas de los jóvenes. El estudio se centró en testar genes que son importantes en la transmisión de señales basada en la dopamina, un  mensajero químico (neurotransmisor) del sistema nervioso central.

La dopamina juega un papel importante en el sistema de recompensa del cerebro y es crucial para modular el impulso y la motivación de una persona. Los investigadores pudieron demostrar un vínculo entre la regulación epigenética de la dopamina y el rendimiento en el test CI de un individuo.

De esta forma comprobaron que no sólo las experiencias personales y relacionales afectan al desarrollo neuronal, sino que también influyen en los mecanismos genéticos implicados en procesos complejos, como es el caso de la inteligencia.

Menos materia gris

Los resultados de este trabajo pusieron de manifiesto que la materia gris del cuerpo estriado es menos densa en las personas que tienen un gen específico modificado, respecto de las personas que no tienen esta alteración genética. El cuerpo estriado tiene un papel importante en las funciones cognitivas a través del núcleo caudado.

Aunque un cambio epigenético por sí solo no alcanza a transformar la evolución de una persona, especialmente en lo que respecta a su nivel intelectual, esta investigación ha comprobado que desempeña un papel importante en la evolución de las funciones cognitivas.

“La epigenética se suma así al rango de factores que contribuyen a los resultados en los test de inteligencia, de la misma forma que lo hacen la pobreza y la constitución genética”, explica Kaminski en un comunicado.

Y añade: “en este estudio hemos podido constatar cómo las diferencias individuales en los resultados de los test de inteligencia están relacionados con los cambios genéticos y con las diferencias en la actividad cerebral, ambas influidas por el entorno”.

Los investigadores esperan realizar estudios más profundos para determinar el alcance de los efectos ambientales y de las modificaciones neurobiológicas inducidas, sobre el rendimiento de la prueba de CI.

Referencia

Epigenetic variance in dopamine D2 receptor: a marker of IQ malleability? Jakob A. Kaminski et al. Translational Psychiatryvolume 8, Article number: 169 (2018). DOI:https://doi.org/10.1038/s41398-018-0222-7
Fuente: https://www.tendencias21.net/El-entorno-influye-geneticamente-en-la-inteligencia_a44785.html
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Emoji: la película, una metáfora para nuestra realidad educativa

Panamá/21 de Agosto de 2017/La Estrella de Panamá

No ha pasado ni una semana desde que estrenó la película de Emoji, y ya ha generado respuestas mixtas. Algunos la aman, otros la odian, pero lo que no se puede dudar ni ignorar son las enseñanzas que nos deja la película animada.

Como psicóloga, siempre intento ver metáforas o enseñanzas profundas detrás de películas y series de televisión. Afortunadamente, es una habilidad que perfecciono con regularidad debido a mi amor por el cine y televisión –o por lo menos es lo que me digo a mí misma para excusar mi afición por Netflix. Esto fue exactamente lo que pasó cuando me senté con mi sobrina y mi popcornmixto a ver la película. Cuidado, spoilers se avecinan.

La película sigue las aventuras de Gene, un emoticono inusual, que solo quiere sentirse que pertenece en este mundo. Sin embargo, al ser injustamente diagnosticado como “defectuoso”, se embarca en esta travesía para volver a ser como todos los demás –solo para descubrir que es perfecto siendo como él es, y que su “mal funcionamiento”, más que un defecto es una gran fortaleza.

Aún cuando este mundo parte de la imaginación de los creadores de la película, la trama y problemáticas de la película se sintieron muy cercanas a la realidad educativa de nuestro país.

La Dra. Amy Houtrow, especialista y profesora del Hospital del Niño de Pittsburgh, explica que aún cuando ha habido una disminución en la presencia de discapacidades físicas, las dificultades de aprendizaje y trastornos del neurodesarrollo han incrementado significativamente en los últimos 20 años. Las causas de estos incrementos son varias –que oscilan en factores ambientales, socioculturales, biológicos y hereditarios.

Para nuestra fortuna, los estudios con referencia al tratamiento de estas dificultades de aprendizaje, han incrementado de manera paralela. Hoy, hay cada vez más especialistas capacitados para trabajar con esta población, y los padres se ven más abiertos a buscar tratamiento y ayuda psicológica. Pero, ¿cuál es el papel del colegio?

En la película de Emoji, cada emoticono tenía una cajita dentro de la cual trabajaba. Nuestro querido héroe, Gene, también tenía su cajita. Pero, su dificultad para manifestar un tipo de emoción en particular –para la cual había sido contratado– fue el causante del destierro orquestado por la directora del centro de emoticones. Nótese cómo uso la palabra dificultad, en lugar deincapacidad.

Hay una gran cantidad de niños en Panamá con la misma suerte que Gene. Niños que son rechazados, penalizados e injustamente catalogados por su dificultad de aprendizaje.

El Ministerio de Educación de Panamá exige a los colegios y maestros respetar estas dificultades de aprendizaje, a través de la inclusión de adecuaciones y modificaciones curriculares, cuando el diagnóstico de un profesional capacitado lo indique. De ser así, ¿por qué seguimos manteniendo un sistema educativo donde se espera que el alumno se adapte al mismo –en lugar de buscar estrategias para adaptarse al estudiante?

Si la educación no es una solución universal ni requiere de un enfoque genérico, ¿por qué seguimos penalizando a nuestros estudiantes que no cumplen los criterios de nuestra “cajita” educativa?

Los nuevos modelos educativos no solo promueven el uso de diversas técnicas para acomodarse a una gran variedad de necesidades y diferencias educativas, sino que también incentivan el respeto por la diferencia en estilos de aprendizaje.

Hay un verdadero temor por parte de muchos docentes en nuestro país de actualizar sus planes curriculares y estrategias académicas. Pero, más allá de esto, hay gran ignorancia por parte de las entidades superiores encargadas de capacitar a estos docentes.

La niña que llega al aula de clases con un diagnóstico de una dificultad de aprendizaje, no solo tiene que vencer el estigma que conlleva su dificultad, sino que también tiene la responsabilidad de convencer a sus docentes para adecuar el material educativo. ¿Qué pasa con la motivación académica de esta niña? ¿Qué pasa con la salud mental de esta niña?

Como profesional de la salud mental y apasionada de la educación, mi interés de escribir sobre este análisis es generar conciencia.

Conciencia en los profesionales de salud mental, para que incluyan dentro de sus informes psicológicos recomendaciones puntuales y prácticas que orienten al docente a adecuar su currículo para estos estudiantes.

Conciencia en los docentes, para que se instruyan y busquen herramientas que les ayuden a personalizar el aprendizaje para aquellos que más lo necesitan.

Conciencia en los directores y subdirectores escolares, para que modelen la necesidad de respetar y diferenciar en el aula de clases, e incentiven a sus docentes a actualizarse y educarse en los movimientos educativos del siglo XXI.

Conciencia en los padres, para que apoyen a sus hijos y responsabilicen a los sistemas educativos sobre los derechos que son otorgados a aquellos con dificultades de aprendizaje.

Y, conciencia en todos esos estudiantes que, como Gene, sufren día tras día para acomodarse a las exigencias curriculares. Para que sepan que no están solos, y son sus diferencias las que los hacen únicos y especiales.

Fuente: http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/emoji-pelicula-metafora-para-nuestra-realidad-educativa/24017881

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