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Harvard y el MIT, junto con organismos nacionales, brindarán un diploma en Data Science

América del Norte/EEUU

El curso de posgrado será semipresencial para uruguayos y extranjeros.

El Plan Ceibal, la Universidad Tecnológica (Utec) y la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) unieron esfuerzos a pedido del Poder Ejecutivo para contactarse con universidades del extranjero y trabajar en un “programa regional para la enseñanza técnica y avanzada en tecnología de la información, emprendedurismo e innovación”. En este contexto, las autoridades nacionales presentaron ayer el diploma en Data Science que se dictará a partir de mayo de 2019 junto con la universidad Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés).

Según comentó el presidente de Plan Ceibal, Miguel Brechner, se espera un total de 100 alumnos en esta primera generación, con la particularidad de que 35 serán profesionales uruguayos, mientras que los 65 restantes serán graduados que llegarán del exterior a cursar la parte presencial de la diplomatura, que tiene un nivel de posgrado. La idea es que durante las instancias presenciales en Uruguay se pueda utilizar la infraestructura de la Utec y el sistema de videoconferencia con el que cuenta Ceibal. Asimismo, se espera que algunos docentes viajen desde Estados Unidos para unirse a sus colegas uruguayos de la Utec en el dictado de las clases presenciales, pero luego, todos los estudiantes seguirán el curso de manera remota, cada uno en su país.

La ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz, enfatizó que este curso tiene como objetivo generar recursos humanos especializados en informática que integren una formación técnica especializada junto con habilidades blandas. A su vez, destacó que es una buena oportunidad para desarrollar la infraestructura de Ceibal en cuanto a los cursos a distancia.

Para el presidente de la ANII, Fernando Brum, el rol que jugará la institución será luego del curso, cuando esos profesionales puedan insertarse en el mercado laboral, que “tiene una amplia demanda de personas formadas en todas estas áreas”. “Nuestra parte del proyecto es contar con instrumentos para que los egresados de este programa tengan la posibilidad de crear nuevas empresas e insertarse en las empresas [que ya están en el campo]. La ANII ya tiene esos instrumentos, como los capitales semilla, acá agregamos una nueva dimensión: queremos atraer profesionales del exterior, eso es un aspecto fundamental en el que estamos trabajando afirmó.

El presidente de Ceibal aseguró que «la idea es ubicar a Uruguay como un centro para toda la región, para que universidades de gran prestigio del mundo, en conjunto con las autoridades uruguayas, puedan brindar estos cursos”. Comentó cómo esta modalidad se diferencia de los cursos que ya se ofrecen en Uruguay: “No estamos hablando del mundo académico que tiene el posgrado tradicional, sino de gente que está trabajando en la industria y quiere cambiar su perfil en este mundo que avanza rápidamente”. Aseguró que “todas las personas con las que hemos hablado están interesadas en tener especialistas en inteligencia artificial en las empresas”.

Sobre la modalidad de cursada, Brechner afirmó que va a ser “distinto a ver un video y contestar preguntas, que es un formato bueno pero tiende a que la gran mayoría deserte. Nosotros estamos inventando, en conjunto con las universidades del exterior, un modelo distinto, estamos en la etapa de obtener las plataformas para eso y ya estamos muy avanzados. Ahí el rol tecnológico del Plan Ceibal es muy importante”.

Se espera que el programa regional siga generando contactos con universidades del mundo; según pudo saber la diaria, se ultiman detalles para concretar más de 20 cursos de estas características a dictarse el próximo año.

Sin la Udelar

En abril de este año, cuando el Poder Ejecutivo resolvió crear un comité de asesoría y seguimiento del programa regional invitó a la Universidad de la República (Udelar) a participar. Sin embargo, el Consejo Directivo Central (CDC) dio la discusión y acordó declinar la invitación en el entendido de que no es cometido de Ceibal o la ANII ejecutar y coordinar posgrados.

La Asociación de Docentes de la Facultad de Ingeniería, servicio universitario que tiene unos 40 cursos vinculados a los temas del posgrado, entiende que “esta forma de invertir los recursos públicos no contribuye al desarrollo cultural”, según manifestó en un comunicado que también señala: “No estamos dispuestos a participar en una iniciativa que, tal como aparece, desconoce la misión y las trayectorias de las instituciones competentes en la materia [en referencia a la Facultad de Ingeniería] y abre la puerta para habilitar una especie de tercerización de la enseñanza superior pública del país”.

Particularmente, el consejo de la Facultad de Ingeniería se pronunció sobre la diplomatura y aseguró que tiene un cuerpo docente “altamente especializado en temas de estadística, aprendizaje automático, inteligencia artificial, reconocimiento de patrones y varios temas afines”. Además, aclaró que a su entender “los posgrados deben encuadrarse institucionalmente en ámbitos académicos para garantizar su calidad y generar una acumulación durable”.

Fuente: https://findesemana.ladiaria.com.uy/articulo/2018/9/harvard-y-el-mit-junto-con-organismos-nacionales-brindaran-un-diploma-en-data-science/

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China: El éxito del método educativo en Macao: profesores con buenos salarios

China / 4 de marzo de 2018 / Autor: Noelia García / Fuente: El Economista

  • Macao fue la primera y la última colonia europea.

Tras 442 años de presencia portuguesa, en 1999, la soberanía del territorio se traspasaba a la República Popular de China. Conocida como Las Vegas de Asia, en 2006 se convirtió en el centro de apuestas más grande del mundo. Pero también, su educación despunta sobremanera. El ingreso de dinero a través de los clubs de juegos y apuestas ha contribuido a desarrollar la formación de sus habitantes.

Los estudiantes de Macao han obtenido altas calificaciones en el Programa 2015 para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Macao ocupó el sexto, duodécimo y tercero, respectivamente, para la formación científica, lectora y la competencia matemática. La próxima prueba PISA será en 2018. Macao ya ha sido confirmado como participante.

La mayoría de las escuelas de Secundaria, denominadas de gramática, ofrece clases en idiomas, matemáticas, ciencias naturales y estudios sociales. Hay pocas escuelas de Formación Profesional en Macao, y las que ofrecen asistencia técnica son en esferas como reparación de automóviles, ingeniería eléctrica y electrónica.

La tasa de alfabetización del territorio es 93,5 por ciento. Los analfabetos se encuentran principalmente entre los residentes mayores de 65 años o más; la generación más joven, por ejemplo, la población de 15-29 años, tiene una tasa de alfabetización superior al 99 por ciento. Actualmente, sólo hay una escuela en Macao donde el portugués es el medio de instrucción educativa.

Durante el periodo portugués varias escuelas católicas, algunas de ellas fundadas hace más de 100 años, se convirtieron en instituciones educativas sólidas y acreditadas con una identidad única y alto prestigio. La clave de su éxito es que es una de las pocas regiones que tienen educación obligatoria de 15 años. A partir del año académico 2007-2008, los niños en Macao deben cursar tres años de educación preescolar, nueve años de educación primaria, y tres años de educación secundaria. El éxito académico depende mucho más del esfuerzo y la dedicación que del gasto en educación.

Su sistema educativo hace especial hincapié en la selección y formación de los profesores, les animan a trabajar en equipo y dan prioridad a las inversiones en la calidad del profesorado, en lugar de centrarse en el tamaño de las clases. Asimismo, establecen unos objetivos claros y aportan a los profesores autonomía en sus clases para que consigan dichos objetivos.

Intensidad de estudio

De la misma manera, según la OCDE, los países asiáticos cuyas familias tienen unas expectativas más elevadas (de los estudiantes) obtienen mejores resultados: estos alumnos tienden a trabajar con más intensidad, tienen más confianza en sus propias capacidades y cuentan con una mayor motivación para aprender. Un dato importante es que la educación es considerada el eje central de la sociedad. Para los padres asiáticos, es más importante que sus hijos adquieran una buena educación antes de asegurarles otras necesidades.

Cabe destacar que el gobierno financia a todas las escuelas por igual, pero sus profesores pueden obtener bonos por los buenos resultados de sus estudiantes. Los expertos del país indican que el secreto del éxito es una mezcla de «elementos tradicionales y elementos modernos». Además, dedican una media de 12 a 13 horas diarias a los libros, frente a las 4,9 horas de la media mundial.

Macao es un lugar pequeño. Por lo tanto, es un sitio para desarrollar sectores de educación y tecnología. El rendimiento de alfabetización científica de los estudiantes de Macao ha sido constante. Más del 90 por ciento de los estudiantes de Macao alcanza el nivel básico de la escala global de rendimiento de alfabetización científica.

A nivel universitario, también se ha desarrollado rápidamente. La Universidad de Macao se encuentra entre las 300 mejores universidades del mundo, superando a muchas universidades de Hong Kong, a pesar de su corta historia. Macao aspira a desarrollar la educación superior como uno de los principales pilares de su economía y casi se está acercando a Hong Kong.

Macao no tiene su propio sistema de educación universal; las escuelas no terciarias siguen el sistema educativo británico, chino o portugués. Durante el año académico 2016/2017, hubo 2.265 docentes y 32.750 estudiantes matriculados en estas instituciones, con 267 programas que incluyen doctorado, máster y grado y diplomas superiores.

Fuente de la Noticia:

http://www.eleconomista.es/ecoaula/noticias/8959098/02/18/El-exito-del-metodo-educativo-en-Macao-profesores-con-buenos-salarios.html

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Cuba: Resaltan quehacer científico de la Universidad de Cienfuegos

Cuba / 21 de enero de 2018 / Autor: Yudith Madrazo Sosa / Fuente: 5 de Septiembre

Con motivo de la celebración, este 15 de enero, del Día de la Ciencia Cubana, la Universidad de Cienfuegos (UC) reconoció la labor de los hombres y mujeres dedicados a la investigación científica y la innovación tecnológica en dicha institución.

Según se dio a conocer en el acto, el 2017 resultó un año significativo en lo concerniente a la gestión de la ciencia, la tecnología y la innovación para la formación de profesionales y el desarrollo de la comunidad científica de esa Casa de Altos Estudios. En esa etapa se presentaron nuevas propuestas de proyectos asociados a programas que dan respuestas a prioridades nacionales, así como otras orientadas a las Ciencias Básicas.

Durante la ceremonia recibieron la Distinción Especial del Ministerio de Educación Superior (MES) profesores destacados en la actividad de posgrado, investigación e innovación tecnológica y por su contribución a solucionar problemáticas de la sociedad cubana actual.

La cita permitió la entrega, por parte del Consejo de Dirección de dicha Universidad,  de los Premios al Mérito Científico, con los cuales agasajaron a los resultados ya aplicados de mayor impacto económico, trascendencia y originalidad, aporte al desarrollo social y a la defensa, el más útil a la Educación Superior, de mayor contribución a la protección del medio ambiente, entre otras categorías.

Además, se reconoció la actividad del Fórum de Ciencia y Técnica del centro y sirvió de contexto para el otorgamiento a varios jóvenes del Sello Forjadores del Futuro, principal distinción de la Unión de Jóvenes Comunistas y las Brigadas Técnicas Juveniles a muchachos y muchas destacados en la creación científica.

Al decir de Marianela Morales Calatayud, directora de Ciencia e Innovación Tecnológica de la UC, 2017 fue un año de importantes resultados, con impactos significativos en la esfera económica, sobre todo en la contribución al ahorro energético en entidades del territorio que son grandes. De ese quehacer, deriva el premio merecido por el Centro de Estudios de Energía y Medio Ambiente de la UC.

“Se palpa un particular desarrollo de las ciencias sociales y económicas. También tenemos resultados interesantes en las ciencias pedagógicas y es digno de subrayar la contribución de la Universidad a la Plataforma Articulada para el Desarrollo Integral Territorial (Padit), que ha acompañado a los procesos de gestión de proyectos de desarrollo en varios municipios”, señaló Morales Calatayud.

Como galardón a su intensa actividad científica y a la gestión del conocimiento, este centro de estudios superiores de Cienfuegos recibió cinco premios nacionales de la Academia de Ciencias de Cuba y 37 provinciales del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (Citma).

Fuente de la Noticia:

Resaltan quehacer científico de la Universidad de Cienfuegos

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Del presente al pasado. La enseñanza de la Historia en el IEMS-CDMX

México / 3 de septiembre de 2017 / Autor: Observatorio Pedagógico del Valle de México / Fuente: Revista El Arcón de Clío

“Es preciso, y esto transtorna todavía más nuestros hábitos, tomar en cuenta el hecho de que la reflexión histórica es regresiva,
de que funciona normalmente a partir del presente, en sentido inverso del fluir del tiempo, y que ésta es su razón de ser fundamental.”  Jean Chesneaux

Este bachillerato, que nació en la Ciudad de México hace 18 años, se planteó un nuevo modelo educativo en el que los estudiantes adquirieran una formación científica, crítica y humanista. El nuevo modelo por ende significó también un nuevo plan de estudios, y la Historia impartida en él igualmente sería distinta, pues se basó en la Nueva Historia.

En el IEMS las materias de Historia se estudian en los cuatro últimos semestres y se da la opción de un quinto curso, una optativa que es la de la Historia de la Ciudad de México, ya que es de interés para quienes habitamos en ella.

Cuando el IEMS empezó se pensó que la Historia debía hacerse atractiva a los estudiantes, acercándola a sus intereses, por lo que la forma de abordarla sería del presente al pasado y estudiando al mismo tiempo México y el mundo, pues en México tradicionalmente se ve la Historia de nuestro país separada de la del mundo, digamos que en distintos semestres, por lo que este enfoque no sólo era novedoso sino un reto para los docentes, puesto que no se tenía la preparación previa para impartirla desde esa perspectiva.

El presente debía ser cuestionado y a partir de la observación de él, se suponía que los estudiantes buscarían las raíces en el pasado, así Historia I abarca los procesos de la Guerra Fría y la Posrevolución Mexicana, pero dado que esta materia era la introducción al nuevo enfoque se trabaja también la parte teórica -en la que se aborda la cuestión historiográfica a fin de entender y conocer el sustento teórico de esta forma de ver la Historia y la parte metodológica, pues se les dan las bases para que desarrolle una investigación histórica.

En Historia II se aborda la primera mitad del siglo XX y todo el siglo XIX, tomando como ejes los movimientos revolucionarios de ese periodo, mundiales y mexicanos. En Historia III se revisa del siglo XVIII al V, básicamente en occidente, así como el periodo colonial de México. Por último, en Historia IV se estudia la Antigüedad clásica y un poco de prehistoria -el proceso de sedentarización y los inicios de la urbanización- y se da una rápida mirada al periodo prehispánico de América. No obstante, dado que los semestres son bastante cortos (más bien debíamos hablar de trimestres), y que las bases con las que llegan los estudiantes a los cursos de Historia son casi nulas, lamentablemente casi no hay oportunidad de profundizar en los procesos, por lo que es muy importante no perder de vista los objetivos de la materia.

La dificultad para impartir Historia con esta nueva orientación ha sido grande, si bien todos tenemos mínimamente la formación de licenciados en Historia, ésta es muy heterogénea (venimos de diferentes escuelas con concepciones distintas sobre ella), y a eso le sumamos que ya en el IEMS no se nos preparó como docentes para trabajar con este enfoque, por lo que partimos únicamente de la experiencia previa individual.

En mi caso, dado que me dedico a la Historia Oral, se me han facilitado algunos cursos, como los de Historia I y la Optativa, pero aquellos de mis compañeros con una concepción historicista tienen grandes dificultades para, incluso, la aceptación del modelo.

Esta forma de abordar la Historia me ha planteado muchos retos, llegando a la conclusión de que lo más importante es que los estudiantes aprendan a ubicarse en tiempo y espacio y que adquieran una conciencia histórica a fin de que construyan herramientas de análisis, no obstante, una de las mayores dificultades han sido las escasas bases con las que los estudiantes llegan a estas prepas. En general su desconocimiento de la geografía tanto del país como la mundial es verdaderamente sorprendente, cuesta trabajo pensar que no saben dónde están los continentes, los océanos, los puntos cardinales, etc., y que, por el otro lado, tampoco ubican nada en el tiempo, incluso ignoran en qué siglo nacieron o en qué siglo viven, por supuesto que para ellos el proceso de la Revolución Mexicana (1910-1940) es tan lejano como la prehistoria, ya que es un pasado que ni a sus abuelos les tocó vivir.

Y si a eso le sumamos que los estudiantes no tienen hábitos de lectura, ni saben cómo estudiar, y que finalmente la mayoría son adolescentes con escasos recursos por lo que frecuentemente faltan a sus clases pues también trabajan, la situación se va poniendo crítica y las escasas dos sesiones por semana -cada una de hora y media- no son suficientes para lograr los objetivos mínimos que se buscan con la impartición de las materias de Historia en el IEMS.

Ser parte de una institución que se planteó educar con un nuevo modelo ha sido un reto muy enriquecedor en muchos sentidos, me ha llevado a prepararme teóricamente más a fin de entender lo que se busca con este enfoque histórico, no obstante, pienso que la discusión sobre él entre todos los docentes de Historia del IEMS es necesaria (pues somos 20 preparatorias y en cada una de ellas hay en promedio 5 personas impartiendo estas materias) con la finalidad de que esta Historia que es presente y que pretendemos enseñar de manera integral (México y el mundo) sea de ayuda para nuestros estudiantes.

 

María Concepción del Consuelo Hernández Ramírez

Licenciada en Historia por la UNAM

Docente de Historia del IEMS-CDMX

Integrante del Observatorio Pedagógico del Valle de México

Pasante de Maestría en Historia de México por la UNAM con

Tésis en elaboración sobre los exilios latinoamericanos en México

mconher130@yahoo.com.mx

 

Fuente del Artículo:

Del presente al pasado. La enseñanza de la Historia en el IEMS-CDMX

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Argentina: Del Balseiro a Las Heras la científica que quiere revolucionar la educación

América del Sur/Argentina/27 Agosto 2017/Fuente: elsol/Autor: Adriana Lui

Cecilia Piastrellini afirma que a los chicos «no hay que estafarlos». La importancia de la experimentación en los laboratorios de las escuelas.

En la escuela “Capitán José Daniel Vázquez» una docente busca cambiar el modo en que los alumnos conciben la ciencia en Las Heras. Cecilia Piastrellini afirma que les repite a diario que «no tienen que dejarse estafar por los profesores». Todo lo que se dice durante una clase debe ser comprobado en el laboratorio. El 5 de septiembre los jóvenes presentarán sus proyectos de investigación en la instancia departamental de la Feria de Ciencias en el Estadio Polimeni.

La Feria está organizada por la Dirección General de Escuelas y se realiza en todos los municipios de Mendoza. En esta edición, quieren que los alumnos de todos los niveles muestren los trabajos que en la etapa intraescolar les despertó el análisis crítico y el pensamiento analítico científico.

La profesora de 29 años, oriunda de Malargüe, estudió Química en la Universidad Nacional de Cuyo y también se capacitó en el Instituto Balseiro, la unidad académica argentina ubicada en Bariloche y a la que todo entusiasta de las ciencias aspira.

«Fui seleccionada entre 300 personas para realizar una capacitación. En total, 25 docentes de todo el país pudimos acceder a un perfeccionamiento en esa institución«, dijo Cecilia, quien tomó un curso sobre radiación. «Creemos que es algo malo, pero convivimos a diario con ella», admitió.

«La figura del docente está muy maltratada. Sin embargo, nosotros somos multiplicadores de la información», dijo.

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España: La asignatura pendiente de la formación científica

España/Julio de 2017/Fuente: El Periódico

El conocimiento científico-tecnológico, una prueba que realizan solo los alumnos de cuarto de ESO, ha obtenido los peores resultados en los exámenes de competencias básicas realizados este año en Catalunya. Concretamente, los estudiantes han cosechado una nota media de 65,9 sobre 100, peor incluso que los 67,2 del año anterior, una situación «preocupante», según ha explicado Joan Mateo, presidente del Consejo Superior de Evaluación del Sistema Educativo.

Hay además un 15,5% de estudiantes situados en la franja de «nivel bajo», por encima del umbral del 15% que recomienda la UE, y solo un 17,7% en el grupo de «nivel alto», el menor porcentaje de excelentes entre las cinco materias evaluadas en ese curso.

En cualquier caso, Mateo ha atribuido parte de la mala nota a que se trata de un examen bastante nuevo que aún no se prepara a conciencia en los institutos -solo se ha realizado dos veces- y también ha recordado que contrasta con los buenos resultados obtenidos en las últimas pruebas de ciencias del informe PISA.

Los resultados a largo plazo son lógicamente negativos. «Luego nos encontramos que para cursar el grado de Matemáticas o algunas ingenierías -ha dicho el presidente del Consejo Superior de Evaluación- la nota de selectividad baja hasta el 5 por falta de estudiantes. Y eso que la demanda laboral es muchísimo mejor que en otros ámbitos». Lo peor de todo, sin embargo, es que la tendencia es avanzar hacia un empeoramiento.

Según Mateo, no es cuestión de capacidad, sino de interés, y en este sentido ha puesto como ejemplo que los alumnos que escogen materias relacionadas con este ámbito obtienen notas muy positivas. Los que eligen cursar en cuarto de ESO biología, física-química y tecnología obtienen un 76 en las competencias básicas de ciencia, mientras que quienes no eligen ninguna materia científica se quedan en un mediocre 59. El problema, ha añadido Mateo, es que el primer grupo solo supone el 7% del alumnado total, con tendencia a un retroceso mayor.

Además, al margen de la nota que luego obtuvieron en el examen, un 49,9% de los chavales consideraron que la prueba era difícil y un 29% que era muy difícil.

UN EXAMEN DE MEDIO NATURAL

Para reforzar la base del aprendizaje científico, el secretario de Polítiques EducativesAntoni Llobet, ha avanzado que se está estudiando la incorporación de un examen sobre medio natural en las pruebas de sexto de Primaria.

El Departament d’Ensenyament, ha dijo Llobet, trabaja asimismo «para favorecer el interés de los alumnos por el ámbito de la ciencia y la tecnología». El eje fundamental es el programa STEMcat, en fase de concreción, que entre otras medidas incluye programas de formación para profesores y diversos incentivos para que estas materias resulten «más estimulantes incluso desde P3», como ha dicho el secretario de Polítiques Educatives.

«Debemos favorecer el interés por desvelar estos ámbitos desde pequeños», ha afirmado Mateo. Uno de los grandes «retos» es lograr la implicación de las chicas, que actualmente cursan menos asignaturas científicas y obtienen peores notas.

Fuente: http://www.elperiodico.com/es/noticias/educacion/competencias-basicas-malos-resultados-ciencia-6152608

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Ciencia y público

Por Elsa Beatríz Acevedo

«La ciencia y la tecnología no han podido salir de sus dominios virtualmente aislados, donde pequeñas elites de intelectuales se comunican entre iguales y permanecen separados del resto de la sociedad por la barrera de lenguajes herméticos y conceptos fríos».
Colciencias

En los estudios de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación (CTS+I) la relación entre ciencia y público ofrece un excelente campo tanto de investigación como de acción interdisciplinaria. En este sentido, la divulgación científica representa un canal dinamizador favorable a la comprensión pública de la ciencia.

Su importancia radica en la posibilidad de convertir los resultados de la investigación en agregados sociales tendientes a la aprehensión social de la tecnociencia y su acertada valoración.

De la misma manera, en las circunstancias actuales frente al desarrollo ilimitado del conocimiento, la divulgación de la ciencia se convierte en parte sustancial de la necesaria democratización del conocimiento en las sociedades modernas.

Los cambios en la atmósfera de las comunicaciones científicas y tecnológicas obedecen a las crecientes demandas sociales sobre las mismas. Y no obstante persista un alto nivel de analfabetismo científico en países como Colombia, es imposible desconocer que la tecnociencia invade todos los espacios de nuestra vida, acelerando tanto el interés como las demandas sociales sobre la misma.

En tales circunstancias, la divulgación científica representa un importante agente informador-formador que nutre y a su vez se nutre del proceso de popularización del conocimiento. Ambos responden a dinámicas diferenciadas; la información puede ser en determinados casos, más ágil depositando en el receptor una serie de mensajes sin entrar a profundizar en cada uno de ellos.

Por su parte, la formación además de un proceso interactivo entre el científico y el público a través del «aprendizaje no formal», implica la valoración de contenidos tecnocientíficos a través de su apropiación social, demostrando con ello la importancia de la participación pública en materia de ciencia y tecnología en la sociedad actual.

En otras palabras, una cosa es un público informado y otra diferente uno formado, en este último caso, es posible hablar de alfabetización científica sostenida. Porque, un público formado en materia científica, es aquel que maneja, comprende y puede traducir códigos culturales diferentes, que le permiten asumir actitudes valorativas con relación a la evolución del conocimiento. La elevación de la cultura científica permite a su vez la participación pública en materia de ciencia y tecnología.

Mientras que la información contiene un margen de especulación, la formación exige un nivel de conocimiento acertado, que permite argumentar, sustentar, discutir, disentir basado en presupuestos sólidos, acerca de aspectos tecnocientíficos. Una persona puede estar informada sobre la clonación de manera general, pero el proceso científico implícito en la misma, sólo puede ser comprendido y asimilado por un tipo de público específico: el público formado, dentro de una cultura y una educación científica.

La educación científica es presupuesto fundamental para la divulgación de la ciencia, actuando como puente entre el laboratorio o centro de innovación tecnológica y la sociedad. En ese sentido, los juicios valorativos son extremadamente delicados debiendo ser emitidos por personal idóneo. Cualquier improvisación puede poner en entredicho el prestigio de un científico o de un centro de investigación.

Recordando una vieja polémica científica relativa a la vacuna contra la malaria del doctor Manuel Elkin Patarroyo, los doctores Eduardo Posada Flórez y Nohora Elizabeth Hoyos T. afirman que «El deber de los medios es mantener a la opinión correctamente informada de los avances que tienen lugar, desde una posición objetiva y serena, sin caer en la actitud que en el pasado los llevó a ensalzar y hoy los conduce, tan a la ligera, a condenar».(2)

Es importante además que la divulgación científica sirva de estímulo a la ciencia nacional, exaltando la producción de conocimientos, de beneficio generalizado así como el desarrollo de un pensamiento tecnocientífico endógeno. En este sentido, debe reconocer en el capital científico un agente social de cambio en la superación de los problemas que acompañan a la sociedades emergentes. De ahí la urgencia de una ciencia comprometida con el desarrollo democrático de la sociedad colombiana.

En el desarrollo y consolidación de una divulgación científica, capaz de cambiar la visión aislada que tradicionalmente se ha tenido sobre la ciencia, influyen numerosos factores; en el caso concreto de Colombia, la guerra y sus secuelas económicas, sociales, culturales, ambientales, políticas, obligan a una reflexión contextualizada de la misma. Esto implica un ejercicio de pertinencia y pertenencia, además de calidad, ética y profesionalismo.

A su vez el conocimiento ejerce sobre el periodista una exigencia concreta, que le obliga a documentarse constantemente sobre su evolución. En estas condiciones el proceso de información termina necesariamente en una fase formadora sobre la tecnociencia, por parte de los mismos divulgadores.

Sobre ciencia y público sería prácticamente ilimitado hablar, puesto que implica tanto espacios como actores diferentes. Es posible hacerlo desde el ámbito de los científicos del público, o desde el mismo divulgador de la ciencia pero, lo más conveniente es involucrarlos a todos, dependiendo de la comprensión social que se tenga por parte de los mismos sobre el valor social, económico, cultural y político de la ciencia contemporánea.

De todas formas, la sociedad debe conocer, comprender y ver en la ciencia y en las innovaciones tecnológicas procesos sociales que pueden mejorar sostenidamente sus condiciones de vida. De ahí la importancia de su apropiación, mediante una divulgación, seria, sencilla, veraz y objetiva. En tal sentido, las publicaciones y todo el mecanismo implícito en las actividades vinculadas con esta actividad, representan canales tan informativos como formativos muy importantes en el proceso de democratización y popularización del conocimiento.

La divulgación debe propiciar la formación de una mentalidad nueva, de apertura hacia horizontes científicos de vanguardia. Para lograrlo, según la periodista argentina, Amalia Dellamea, es indispensable realizar una revisión de nuestros modelos mentales.

Por su parte, las preguntas y respuestas que se manejen desde el campo divulgativo, deben estar necesariamente acompañadas por la visión y explicación del científico en términos sencillos. El empleo y más que ello la apropiación de un lenguaje de fácil comprensión es fundamental para el divulgador, no sea que por utilizar una terminología para él mismo incomprensible termine confundiendo a la opinión pública. Por esta razón la corrección del texto definitivo de un trabajo de divulgación científica, necesariamente debe ser realizada por el científico.

De esta manera la ciencia dejará de generar resistencia en el público, transformando la misma en parte sustancial de la vida cotidiana, sólo así podemos hablar de popularización de la ciencia, no como un concepto de moda sino como el efecto educador de una actividad en la cual se comprometen científicos y divulgadores. Abriendo de esta forma espacios propicios para la participación pública en ciencia y tecnología.

Es prácticamente imposible hablar de participación pública, procesos de popularización, democratización de la tecnociencia, sin tener en cuenta la divulgación científica, como agente dinamizador – transmisor de conocimientos «socialmente útiles».

En consecuencia, en momentos en que la sociedad aprecia y valora lo que le proporciona bienestar la divulgación científica representa un mecanismo tanto de socialización como de aprendizaje.

Posiblemente sea esta la razón por la cual, tengan gran aceptación los temas de salud, motivando la participación pública. Mientras sucede todo lo contrario en el caso de las armas tecnológicamente avanzadas, no obstante que de su aplicación dependa mucho más que un buen estado de salud; como lo es el de la vida misma y la del entorno natural de nuestra civilización.

Por su parte, la cobertura de la divulgación científica, merece ser dimensionada en su contexto social, variando sustancialmente de una sociedad a otra, en correspondencia con el nivel de información-formación de su población. No es lo mismo en Colombia, un país que ocupa uno de los últimos lugares en la producción de conocimientos del planeta. Situación que contrasta con el desarrollo científico de un país como Cuba, el cual ha venido construyendo una interesante versión de «sociedad del conocimiento» con una visión endógena de la misma, que vale la pena estudiar.

De todos es sabido que este pequeño país, que ha tenido que sobrevivir a más de 40 años de bloqueo, se perfila como una potencia científica en América Latina, representado a través de un alto número de grupos, centros de investigación y desarrollo, programas de posgrado y un ambiente cultural muy favorable al desarrollo tecnocientífico.

Cuba tiene establecidas y consolidadas numerosas redes de conocimiento y muy arraigado en su población el valor de los mismos en el proceso de desarrollo de su mayor potencial endógeno: el capital humano altamente calificado. Es suficiente visitar el portal de la ciencia cubana (www.cubaciencia.cu) para darse cuenta que en ese país, el desarrollo de la tecnociencia es política del Estado y por lo tanto estrategia social de desarrollo prospectivo.

El alto nivel científico de su educación, coloca a Cuba como un interesante paradigma educativo para otras sociedades en desarrollo y subdesarrolladas.

En cuanto a la divulgación científica se refiere, su prensa tanto hablada como escrita, publica continuamente los últimos avances de la ciencia nacional, exaltando la endogenización de la misma, así como de los diferentes procesos tecnológicos. Además Cuba supera a muchos países en materia de eventos de carácter científico, con una programación planificada a varios años.

La comprensión y participación pública en ciencia y tecnología, obedece a un cambio de mentalidad de la población de la isla reflejada, en una actitud favorable y abierta hacia las fronteras del conocimiento. «Los signos distintivos del funcionamiento de la ciencia y la tecnología en Cuba están la integración, la colaboración y la participación pública en esas actividades. Esos rasgos transparentan las particulares interrelaciones entre la ciencia, la política y los valores que caracterizan el contexto cubano»(3)

Volviendo nuevamente al caso colombiano, la visión del nuevo periodismo científico en condiciones tan difíciles como las que enfrenta nuestra sociedad, amerita una reflexión interdisciplinaria, comprometiendo a los sectores involucrados en la producción de conocimientos, en las diferentes regiones del país.

Ahora bien, tanto se ha hablado del divorcio entre las dos culturas: la humanista y la técnica, que es factible aplicar el mismo concepto de ruptura entre la cultura periodística y la científica. Situación que enfrenta al periodista con el ambiente de presión, implícito en la atmósfera noticiosa. Todo ello agravado por el peso «de lo que es » y «no es» prioridad noticiosa implícita en los criterios de comercialización que prevalecen en el medio periodístico.

En tales circunstancias nos preguntamos; cómo hacer de la ciencia una meganoticia de impacto generalizado? Cuál debe ser su contenido? Debe retratar necesariamente los efectos perversos de la tecnociencia o por el contrario su solución a graves problemas de la humanidad?

Indudablemente se trata de un debate complejo, que induce a caer en la crítica del mercado informativo. Tomemos como ejemplo el caso colombiano, cuyo frente noticioso necesariamente se identifica con el de guerra, las masacres, el narcotráfico, las voladuras a las torres eléctricas y los efectos sobre la población civil del terrorismo. En tales circunstancias, es interesante analizar el impacto que puede tener en la opinión pública una información relativa a los resultados investigativos sobre la caña de azúcar, o los avances en materia de cirugía cardiovascular.

De la misma manera, es preocupante observar el impacto e interés que despiertan en el público algunas noticias sensacionalistas, como en el caso de la información sobre el nacimiento de un ternero con dos cabezas, fenómeno presentado como si se tratara de un castigo divino, y no como una malformación genética. En este sentido la noticia es de primera plana, preferiblemente acompañada de fotos impactantes que atraen inmediatamente la atención de los desprevenidos transeúntes, que terminan llevando a sus hogares un material noticioso que causará efectos negativos.

De la misma manera, sobre la astronomía un campo que se presta tanto para la popularización científica, en algunas oportunidades se prefiere acudir a especulaciones sobre el posible choque de un asteroide contra la Tierra, obviando la belleza ilimitada del universo y sus posibilidades futuras para la humanidad.

La realidad es que existen noticias que «se venden» por sí solas, mientras otras difícilmente se pueden publicar en las páginas interiores de los diarios. De otra parte, el público no se encuentra lo suficientemente educado para recibir la información científica, sencillamente porque sus prioridades son otras como la guerra, la política, la corrupción o las noticias de farándula.

Por esta razón se dejan escapar noticias verdaderamente importantes que ocurren diariamente en los laboratorios y centros de investigación, muchas veces, por desconocimiento, ausencia de claridad conceptual e imposibilidad de abordar al científico con el fin de obtener lo que en otras realidades sociales podría catalogarse como una excelente información noticiosa.

En algunas oportunidades, para el comunicador resulta más fácil exaltar a un personaje de la vida pública, que a un científico cuya nota periodística exige un referente de gran madurez, conceptualización, formación y sobre todo de alfabetización científica de parte del reportero. Por esta razón nuestro desarrollo científico se encuentra lleno de hombres de ciencia desconocidos, esperando el reconocimiento social e institucional que su labor amerita. En tales condiciones la política de estímulos a la ciencia compromete seriamente su divulgación.

El perfil de un científico, manejado adecuadamente, indudablemente produce un efecto favorable en la sociedad. Una crónica de laboratorio combinada con una imagen de la trayectoria del científico, logra excelente impacto en la opinión, lo cual resulta especialmente benéfico para la juventud despertando futuras vocaciones investigativas. Fomentado así un «efecto demostración» favorable al desarrollo de la ciencia.

En medio de un ambiente sostenido de alfabetización científica el divulgador debe actuar además, como el traductor del lenguaje de la ciencia y la tecnología para toda la sociedad, y como es imposible traducir de un idioma desconocido, es por ello que aún tenemos serias fallas en el acercamiento entre ciencia y público.

Además, debemos reconocer que aún existe cierta resistencia entre científicos y periodistas; el científico desconfía del periodista o mejor aún de la forma y el contenido de su nota periodística. En el periodista, por su parte, hay cierto temor y reverencia hacia los científicos, ellos también han sido formados en un medio en que el científico es visto como un personaje excéntrico, alejado del mundo y con un manejo incomprensible del lenguaje. Esto hace imprescindible el acercamiento entre ambos.

Ahora bien, quién debe dar el primer paso? El científico debe buscar literalmente al divulgador para contarle sobre sus investigaciones o a la inversa? La verdad es que debe haber un acercamiento en ambos sentidos, traducido en un conversatorio y contacto humano previos a la redacción de la nota científica. Más que un simple encuentro, lo que debe existir es una aproximación humana de beneficio mutuo, a través de la sensibilización que produce tanto entregar como recibir información, con todo el conocimiento y la responsabilidad implícita en la misma.

Además es imposible negar que mediante el ejercicio de reportería, el divulgador se está educando, se va formando, adquiriendo una valoración social diferente de la ciencia, que antes no tenía, esto implica una apreciación muy valiosa para la acumulación y reproducción de conocimientos.

En esta dinámica de aproximación se rompen códigos, se aprende a conceptualizar de una manera diferente, elevando la calidad de la información, se socializa y se educa; el periodista por parte del científico y el público a través de la traducción del divulgador científico.

La ciencia no admite tergiversaciones, tampoco es inmune a las mismas. Desafortunadamente el lenguaje científico sigue siendo muy complicado para la mayoría de la sociedad, de ahí la necesidad de una lectura «popular» a los códigos distintivos del quehacer científico.

Es entonces, cuando la alfabetización científica y tecnológica debe entrar como parte sustancial de la formación integral en las facultades de periodismo y de comunicación social, a través de la institucionalización de la cátedra de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación, (CTS+I) ofreciendo un punto de equilibrio entre el mundo social y el mundo del conocimiento.

La divulgación científica como parte importante de los estudios de CTS+I representa hoy un valioso campo de trabajo interdisciplinar. Máxime en el momento actual cuando el impacto de la ciencia y la tecnología invade la vida cotidiana de todos nosotros. Por tal razón, el divulgador no deber generar falsas expectativas y menos sembrar temores infundados sobre ambas. Es aquí donde aflora un tema de especial relevancia; la ética periodística.

Divulgar la ciencia sin acudir al mínimo de la complejidad de sus códigos, lenguaje y categorías, sólo logra el efecto contrario a su popularización y por ende a la participación y democratización de la misma. Esto significa que para entender la ciencia, es necesario realizar un ejercicio de «reconversión lingüística» basado en la apropiación conceptual de los contenidos de la tecnociencia. Lo cual a su vez implica un proceso de educación y familiarización con su nomenclatura específica y sus beneficios sociales, acompañado de una reflexión crítica sobre sus efectos y un sentido de alerta sobre su impacto negativo.

El temor hacia la tecnociencia debe dar paso al interés por la misma. Sólo así es posible valorar su impacto sobre la sociedad y la naturaleza. Es mejor fomentar una curiosidad sana, acompañada por el afán de investigar, conocer y aprender, que una visión apocalíptica de la misma.

Se trata de ampliar su cobertura social y en este sentido el divulgador tiene una enorme responsabilidad. Porque hacer que un artículo de biología molecular interese además de los biólogos, a los abogados, artistas, historiadores, así como al público en general, no es tarea nada fácil. Por lo cual es necesario presentar claramente sus niveles de impacto, tanto positivo como negativo, retratando objetivamente sus diferentes campos de acción.

En tales condiciones, además de la función informativa, formativa, educativa e ideológica, a la divulgación científica le es inherente, una profunda dimensión cultural y valorativa. Por lo demás, calificar qué es y qué no es una nota científica, es trabajo de divulgadores y científicos sobre quienes recae la enorme responsabilidad de ser formadores de una escuela de pensamiento científico que nutre y se nutre de los diferentes espacios del mismo quehacer, a través de una dinámica interactiva permanente.

El periodismo científico nos ayuda a capturar y a familiarizarnos con la ciencia, exigiendo del divulgador una gran diversificación, que lo capacita para hablar hoy de biotecnología vegetal, mañana de transgénicos, SIDA, clonación, ingeniería espacial, investigaciones sobre violencia, paz y convivencia, entre otras.

Además debe ser generador de nuevas noticias, eso implica una vocación investigativa permanente, para no decir lo que otros han dicho sino por el contrario, ser innovativo y creativo, despertando conciencia crítica y una evaluación social estratégica de los resultados de la tecnociencia.

La divulgación tecnocientífica tiene además el deber de informar equilibradamente sobre los logros de la ciencia nacional a la par con los desarrollos de la misma a nivel mundial. De su trabajo depende en gran medida el reconocimiento social de nuestras comunidades científicas.

Así como hablamos de investigación competitiva también es posible hablar de un periodismo científico competitivo, en un momento en que la divulgación de la ciencia gana importantes espacios en otros países. Y para el caso colombiano ayudaría a cambiar la mala imagen que tenemos y la onerosa estigmatización a la cual se nos somete en el exterior.

Es hora de repensar y más que eso, reconstruir nuestra imagen basada en un prototipo de sociedad muy diferente a la real; la de un país con un valioso capital humano disperso por toda su geografía nacional, sobreviviendo en la mayoría de los casos, a un ambiente adverso al desarrollo del conocimiento.

Existe un semillero de investigadores anónimos y otro de divulgadores que con una debida formación en periodismo científico, y en los contenidos de CTS+I, es mucho lo que podrían hacer en el proceso de democratización de la ciencia en nuestro país. Porque ciencia y público, son partes de un todo y en modo alguno representan mundos diferentes, la tarea de la divulgación en tal sentido, es acercar ambos espacios para fortalecer la cultura científica nacional, a través de la formación de una opinión pública favorable al desarrollo de la tecnociencia.

Cuando nuestra sociedad aprenda a pensar científicamente, con seguridad seremos un país con mejor futuro. Aún es mucho el camino por recorrer, en el mismo la educación debe desempeñar una gran labor, tal y como lo están haciendo los estudios de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación CTS+I que con el apoyo de Colciencias y de la Organización de Estados Iberoamericanos OEI, se empiezan a desarrollar en el ambiente académico nacional.

La ciencia como institución social, requiere además de una serie de fortalezas científico tecnológicas, de un cuerpo de divulgadores capaz de traducir, popularizar y transmitir los resultados de la misma a la sociedad. Este es el resultado de un largo proceso educativo sobre el valor estratégico del conocimiento en una sociedad emergente, en donde el uso y el abuso de la tecnociencia sean debidamente dimensionados.

Por lo demás es posible afirmar que la ciencia puede tener diferentes lecturas, en correspondencia con la formación del público receptor; para los científicos una, para el periodista y la sociedad otra. No obstante una nota científica no puede estar sujeta al juego de la espontaneidad y mucho menos al de la emotividad. Los elementos de juicio subjetivo deben ser eliminados, pues su efecto nocivo puede contaminar la visión de la ciencia así como la misión de los recursos humanos dedicados a la misma.

La divulgación de la ciencia, ofrece un espacio de reflexión y aprendizaje especialmente valioso para la sociedad y al aproximarse la misma al conocimiento se acerca al desarrollo humano integral. De ahí la importancia de dotar al divulgador de una visión humanista de la tecnociencia, pues de nada le vale conocer una serie de tecnicismos si desconoce el sustrato social bajo el cual se hace la ciencia.

Más allá de la publicación debe existir un agregado valorativo implícito en la formación del divulgador. Por tal razón, enfatizamos en la importancia de la formación humana integral, tan contextualizada como comprometida por parte de los periodistas.

De la misma manera es necesario evitar caer en extremos llegando a considerar al periodista como un “experto” en determinada área investigativa. La celeridad con que transcurre el conocimiento en el mundo contemporáneo es tal, que ni siquiera el mismo científico se considera a sí mismo un experto. La terminología y las categorizaciones son extremadamente delicadas y hay que ser muy cuidadosos con respecto a las mismas.

Sabemos que el divulgador reproduce una realidad, para nuestro caso representada en el panorama de la ciencia y la tecnología, en un contexto crítico de subdesarrollo. De otra parte, el mundo no se encierra en un laboratorio, existe toda una representación contextual, bajo la cual debe ser retratada la imagen de la ciencia y para el caso nuestro, es menester que el divulgador además de manejar los principios éticos y profesionales, conozca la realidad económica, política, social y cultural bajo la cual se “produce” nuestro aporte a la ciencia contemporánea.

Resumiendo, entre la ciencia y la sociedad existe un gran vacío, un espacio que debe ser necesariamente llenado por la educación científica y la apropiación de la misma por parte de nuestra sociedad. Un espacio comunicativo, cuyo discurso aún debemos construir, en el cual la divulgación científica debe entrar a convocar a la sociedad en general alrededor de la urgente necesidad de convertir la ciencia y la tecnología en grandes propósitos nacionales con alto grado de contenido social. De no hacerlo, sobrevendrá un vacío comunicativo que aislará peligrosamente a la ciencia de las fronteras sociales.

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Notas

(1) Profesora Titulad del Departamento de Humanidades e Idiomas de la Universidad Tecnológica de Pereira. Prereira, Risaralda, Colombia. Miembro de la Cátedra Colombia de CTS+I de la OEI.

(2) Posada Flórez y Nohora Elizabeth Hoyos T. Comentarios inmediatistas? Revista Innovación y Ciencia. Volumen V No. 4. 1996 P. 7. Bogotá, Colombia.

(3) Núñez Jover, Jorge. Filosofía y Estudios Sociales de la Ciencia. En Cuba. Amanecer del tercer milenio. Editorial debate. Madrid 2002. P. 180.

Fuente: http://www.oei.es/historico/salactsi/elsa5.htm

Imagen tomada de: http://www.condistintosacentos.com/wp-content/uploads/2014/07/ciencia-polc3adtica.jpg

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