Informe destaca cómo tecnología e innovación pueden empoderar comunidades

Tata Consultancy Services anunció los resultados de un nuevo informe en el que explora cómo la tecnología y la innovación digital son factores clave para abordar algunos de los problemas más preocupantes del mundo. El informe titulado La tecnología como catalizador para el empoderamiento de las comunidades (Technology as a Catalyst for Empowering Communities) es el resultado final de Digital Empowers, una iniciativa lanzada hace tres años en colaboración con la Fundación de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en 2018.

Las aportaciones del informe La tecnología como catalizador para el empoderamiento de las comunidades demuestran que el uso de la tecnología, con un diseño centrado en la persona, y las asociaciones intersectoriales pueden ayudar a acelerar el impacto social en las comunidades alrededor del mundo.

El informe examina cómo la tecnología puede generar un impacto significativo en nueve ámbitos sociales: Educación; Futuro del Trabajo; Cuidado de la salud; Sustentabilidad y Respuesta a las Catástrofes; Seguridad Alimentaria; Diversidad, Equidad e Inclusión; Pandemia de Covid-19Brecha Digital y Salud Mental. Cada tema fue explorado durante tres años de colaboración entre TCS y la Fundación de la Cámara de los Estados Unidos a través de eventos presenciales y virtuales, investigaciones y conversaciones con líderes corporativos, expertos en la materia, líderes de organizaciones sin fines de lucro y representantes gubernamentales. El informe examina los principales agentes de cambio en cada una de las áreas y las tecnologías que impulsan soluciones para ser abordadas.

El informe fue elaborado dentro del programa Digital Empowers de Tata Consultancy Service

Las tecnologías digitales están impulsando la transformación industrial, y pueden dar un salto en la innovación para lograr un significativo impacto social”, dijo Balaji Ganapathy, líder de Responsabilidad Social de TCS. “Digital Empowers es una plataforma sin precedentes para explorar la intersección entre lo digital y lo social. ‘La tecnología como catalizador para el empoderamiento de las comunidades’ debe servir como modelo para impulsar soluciones innovadoras a los problemas más urgentes del mundo.

“El mundo enfrenta retos inéditos que requieren ideas audaces y soluciones innovadoras”, dijo Marc DeCourcey, vicepresidente Senior de la Fundación de la Cámara de Estados Unidos. “Esperamos que este informe sirva como un recurso útil y sea un poderoso recordatorio de que, con la ayuda de la tecnología y las asociaciones, no solo podemos superar nuestros retos, sino también impulsar un cambio significativo en la sociedad, ahora y para las próximas generaciones.”

Las principales aportaciones del informe son las siguientes:

  • El futuro del trabajo: Es fundamental que los jóvenes, las mujeres, y las comunidades en desventaja tengan acceso a las habilidades y la educación necesarias para competir por los puestos de trabajo tecnológicos más demandados.
  • Sector Salud: Para demostrar su valor, los sistemas de salud tradicionales deben evolucionar, adaptando soluciones digitales para una mejor atención a todos los pacientes.
  • Educación: La educación básica en STEM es ahora más importante que nunca si queremos garantizar que los estudiantes estén preparados para el futuro del trabajo.
  • La brecha digital: Las soluciones para reducir la brecha digital son vitales para superar las desigualdades sistémicas que ya colocan a las poblaciones mundiales en caminos claramente diferentes.
  • Digital Empowers tiene como objetivo acelerar la innovación para el impacto social y crear conciencia sobre las tendencias tecnológicas y problemas sociales, explorando el arte de lo posible y así fomentar las asociaciones intersectoriales. Desde su creación, Digital Empowers ha colaborado con más de 2 mil 500 expertos para crear y ampliar la base de conocimientos, explorar soluciones tecnológicas que tengan un impacto exponencial en los problemas más urgentes, todos ellos con secciones transversales y aplicaciones en todo el mundo, y crear un ecosistema de asociaciones intersectoriales vitales que conduzcan a soluciones colaborativas de impacto social.

    El programa también ha abierto las puertas a los emprendedores sociales y a agentes del cambio para que ideen y colaboren con los líderes empresariales y tecnológicos con el fin de aportar innovaciones de impacto social para la comunidad.

    Algunas de las colaboraciones más destacadas en el marco del programa Digital Empowers son: Bread for the City, Comcast NBCUniversal, Duke Energy, Impact Hub NY Metro y Accra, el Gobierno de Canadá, Johnson and Johnson, Land ‘o’ Lakes, ManpowerGroup, Medtronic, MIT Solve, New Profit, Talkspace, The Pantry, Vanguard, Whirlpool, UPS, Year Up y Zions Bancshares.

Fuente: https://valor-compartido.com/informe-destaca-como-tecnologia-e-innovacion-pueden-empoderar-comunidades/

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Hadi Partovi: El rol de la educación en la transformación digital (Video)

Chile – Irán / 14 de octubre de 2018 / Autor: El CEP presenta / Fuente: Youtube

Publicado el 9 oct. 2018

Hadi Partovi, fundador y CEO de Code.org. Sebastián Marambio, Director del Centro de Innovación Pedagógica del Ministerio de Educación. Sylvia Eyzaguirre, investigadora del Centro de Estudios Públicos. Fecha: Jueves 4 de octubre de 2018 Hora: 18:30 horas Lugar: Auditorio CEP, Monseñor Sótero Sanz 162, Providencia.

 

 

 

Fuente: https://youtu.be/KwOfwqZCNjw

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Hacia una Uberización de la Educación

Argentina / 14 de octubre de 2018 / Autor: Gustavo de Elorza Feldborg / Fuente: La Capital de Mar del Plata

¿Ubers y Robots, un jaque mate a los empleos del futuro?

Los desarrollos tecnológicos de estos últimos tiempos, cada vez más nos llevan a tener que comenzar, en lo inmediato a pensar en la idea de reinventarnos, en relación al futuro de los empleos, al menos en el corto plazo de los próximos 10 años.

El fenómeno de UBER, conocido por el alquiler de vehículos mediante una aplicación en los móviles, y en donde los choferes de los viajes, son personas no profesionales del transporte de pasajeros, se suman a esta red para prestar el servicio, pudiendo contratarse simplemente, desde la app de UBER en nuestros teléfonos inteligentes.

Dicha organización que revoluciona de forma disruptiva al transporte en las grandes ciudades, presenta en su filosofía una economía que se plantea en términos del trabajo en red, mediante vías de conectividad, y la imperiosa necesidad de una colaboración digital que brinde respuestas y soluciones para casi todo lo que conocemos.

Se instala casi de manera imperceptible y gradual desde otra tecnología como lo es, la venta y el consumo masivo de Smartphone, es decir, dispositivos portables, conectables y que hoy se encuentran constituyéndose como las nuevas neuronas digitales, de un gran cerebro mundial, destinado a utilizar en otras cosas, la inteligencia colectiva planetaria y universal puerta de entrada, para esta nueva forma de modelo global y digitalizado, brindando el soporte necesario donde, todos buscan estar y donde casi nadie quiere quedar afuera.

Ya en la década del ´60, Marshall McLuhan (1962), en la Galaxia Gutemberg, introdujo innovaciones cruciales en el concepto de comunicación y que hoy podemos aplicar de forma directa a la educación y los empleos de los próximos tiempos. Aquél, nos advertía uno de sus pensamientos, – más que actual para esta época -, diciendo: “Modelamos nuestras herramientas y luego ellas nos modelan a nosotros”.

El no planteo de atender y pensar nuevas formas educativas con nuevas estrategias mediacionales, computacionales y comunicacionales de la cognición, con métodos de innovación, donde se enseñe a pensar desde la creatividad, más acordes a las verdaderas necesidades y proyecciones laborales de los ciudadanos de hoy y del mañana, ponen en crisis, a todo el sistema educativo.

Hoy la educación del Siglo XXI, se encuentra transitando círculos dantescos, sin la guía de un Virgilio pedagógico y prospectivo, poniendo en riesgo su principal función: “enseñar”, tarea que una vez supo tener y cumplir, con calidad y donde se formaba a las futuras generaciones.

En la actualidad, sus exponente mas conocidos como son la escuela y universidad, disputan un movimiento de jaque con otros actores, dispositivos y posibilidades tecnológicas de este siglo. Podemos observar el comienzo claro de un proceso de Uberización de la educación, para el cual, debemos resistirlo con un fuerte recelo en la persistencia de evitar que la próxima jugada sea un jaque mate, por las formas desactualizadas de una educación, que ya no brinda respuestas, anticipándonos a ese escenario futuro, desde la construcción de una nueva educación que “enseñe a pensar”.

Si hacemos un poco de memoria, podemos sin problemas darnos cuenta cuando comenzó este proceso, que nos coloca en una situación tan delicada y tan poco percibida, quizás por ignorancia y falta de visión entre otras.

Uno de los primeros casos que debemos recordar es el producido por la victoria de la computadora Deep Blue sobre Garry Kasparov en 1997, mediante y casi de manera imperceptible para el común de las personas, se consagra en su forma mas básica la Inteligencia Artificial, capaz de enfrentarse con un cerebro humano y superarlo en sus aptitudes deductivas y proyectivas (Sadin, 2018).

Los últimos datos pronunciados por el Banco Mundial, informan que en los próximos años – décadas, el 65% de lo que conocemos como empleos en la actualidad, sumado a los empleos del futuro – inciertos aún para muchos – corren el riesgo de ser reemplazados por el uso de autómatas y robots, con base cognitiva en la inteligencia artificial y conectados por la “nube” a escala mundial mediante el uso de la Red Internet, como hoy la llamamos, porque precisamente también su denominación se verá afectada por los grandes cambios tecnológicos e innovativos, pero sobre todo por la operatoria de agentes inteligentes robotizados dentro de la Red.

Y ello, no es un dato menor, puesto que también como la definamos, nos estará indicando que continuamos moviéndonos en busca de nuevas formas de conexión, que tendrán su propio nombre, denotando que el único cambio, es el cambio mismo, ya que tampoco podemos ignorar que en la actualidad el 60% de la comunicación y el principal tráfico de datos e información entre servidores de la Internet, es “no humano”.

Tanto la base tecnológica de la Red, la conexión de los Smartphone, los agentes inteligentes robotizados, la realidad aumentada, las redes sociales y la distribución de muchos servicios digitales de los cuales hoy los seres humanos dependemos y consumimos con rasgos casi narcotizantes, están consolidando un nuevo modelo económico, cultural, comunicativo, laboral y social, pero por alguna extraña razón la educación y su proyección hacia el futuro, es la gran ausente en este cambio.

Por lo tanto, no es de extrañar que los lugares que no ocupemos dentro de este nuevo modelo emergente, sea uberizada por alternativas, como lo son en el presente por acciones y actores que prefieren y se están educando y formando por fuera de la escuela tradicional, con agentes digitales y virtuales, que cuasi cumplen con muchos de los roles de los docentes humanos, dando respuestas a millones de preguntas que realizamos todos los días, la asistencia a los miles de horas de explicaciones de vídeos claros, concisos, muchos de ellos superiores a la de los mejores especialistas, con disponibilidad horaria y sin ningún tipo de agotamiento en repetir sin número alguno de veces lo que necesitamos reforzar, repensar, analizar, desde y cuando queramos acceder a consultarlos, hoy es una realidad.

En esto debemos ser claros y focalizar la atención, la uberización de la educación ya esta en marcha y por más que nos pese, consolidándose.

Mucho se habla de cambios en la educación, pero muy poco se hace, si medimos el cambio y los escenarios a los que nos enfrentamos, la educación de forma caprichosa insiste en modelos repetitivos, lineales de transferencia de información, asistimos a una escuela – universidad donde abundan las respuestas, pero escasean las preguntas. La educación de nuestros tiempos tiene una fuerte base en la información y pocos procesos y desafíos de construcción del conocimiento.

En los casos de implementación de nuevas tecnologías, como medios para facilitar y potenciar los procesos de enseñanza y de aprendizaje – que pese a lo que se avecina, no son mayoría – han trazado el uso de estos dispositivos de manera instrumental y no como dispositivos tecno-pedagógicos, que permitan aprender bajo un modelo de 4 pasos, es decir, aquello que queremos que nuestros estudiantes sepan lo podemos enseñar con metodologías cerebro compatibles aplicadas a la educación.

Una propuesta comprobable desde la experiencia, consiste en el diseño de intervenciones educativas en línea o presenciales, aplicando el método mencionado, consistente en 5 factores neuro – tecno – pedagógico – cognitivo y digital y 4 principios: primero, mostramos aquello que queremos enseñar, segundo describimos y explicamos todas las características y posibilidades de lo que queremos enseñar, tercero realizamos juntos con nuestros estudiantes, distintas formas de “aprender a hacer” y por último, enseñamos y observamos su aplicación en base a desafíos propuestos en diferentes escenarios y contextos.

Por ello, alguna vez decíamos concordando con lo manifestado por Alejandro Ganimian, cuando dijo: “entregar Netbook a las escuelas no ha tenido efectos positivos y, en algunos casos, fue negativo”. De la experiencia y con miras a proyectar políticas educativas pensadas y debidamente planificadas, las cuales permitan a las próximas generaciones poder enfrentar los retos de sociedades quizás uberizadas, con procesos y acciones robotizadas, superen la efectividad y eficiencia de agentes digitales que compiten por sus espacios laborales, será el próximo desafío de la escuela y veremos cuantos se sumarán a ello.

Una proyección educativa con sentido y lógica de futuro, que involucre a las personas en su desarrollo, debería pedagógicamente hablando, estar centrada en el “estudiante” y en sus dimensiones de construcción de Redes de Aprendizaje basadas en la comunicación escrita asincrónica (ALN), mediante la inclusión de recursos de aprendizaje en línea, que faciliten el intercambio de información y construcción de conocimiento, fuera de las restricciones de tiempo, creando entornos personales de aprendizaje, que den respuestas concretas al desborde tecnológico en el que vivimos, y que como mencionamos, la educación todavía no ha sabido aprovechar ni resolver, contribuyendo así, que las generaciones en camino, puedan llegar a ser controladas y asistidas por un mundo de aplicaciones “inteligentes”, o lo que es peor, vivir en una era donde las personas estén geolocalizadas por agentes digitales en la Red, que uberizan todo lo que somos, pensamos y hacemos.

A esta altura, cabe la pregunta de anticipar un escenario posible de jaque mate, cuando estos agentes nos sugieran e intenten proponernos casi sin darnos cuenta, en que debemos pensar. ¿Estaremos de acuerdo?

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Hacia una Uberización de la Educación

ove/mahv

 

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Las economías emergentes deberían enseñar el currículo del futuro

América Latina / 26 de agosto de 2018 / Autor: Banco Interamericano de Desarrollo

Alrededor del mundo, los líderes del gobierno y la industria debaten sobre el “futuro del trabajo”. Todos hemos visto predicciones de un cambio masivo en las necesidades de la fuerza laboral del futuro. La última predicción de McKinsey Global Institute es que aproximadamente el 50% de las actividades de trabajo existentes pueden ser desplazadas, sustituidas o modificadas de alguna forma por la automatización. Sea esto causado por software tradicional, robótica, inteligencia artificial o nuevos algoritmos de aprendizaje automático.

A pesar de un acuerdo casi unánime sobre esta ola de cambio, el mundo no está reaccionando lo suficientemente rápido como para actualizar nuestro sistema de educación. Un estudiante que comienza la escuela primaria hoy se graduará de la universidad a mediados de la década de 2030, y su carrera durará hasta 2060 o más. Si bien no podemos predecir con exactitud cuáles serán las necesidades de nuestra fuerza de trabajo a mediados de siglo, podemos estar absolutamente seguros de que las necesidades de la fuerza de trabajo están cambiando y continuarán cambiando.

Cualquier discusión sobre el futuro del trabajo debe ir de la mano de una discusión sobre el futuro del plan de estudios. Sin embargo, al visitar la mayoría de las escuelas en 2018, se ven maestros enseñando exactamente las mismas materias que se enseñaban en 1918: lectura, escritura, matemáticas, ciencia, historia e idiomas. El debate sobre el futuro de la educación se centra en cambiar la forma en que enseñamos, adoptar la tecnología en el aula, pero casi no hay debate sobre cómo cambiar lo que enseñamos.

Sin duda, algunos de los temas que enseñamos hoy ya no serán relevantes en la década de 2030: la escritura es cada vez más obsoleta, la aritmética compleja ya no se realiza a mano, y el Internet ha reemplazado a nuestra necesidad de memorizar muchos datos básicos. Mientras tanto, las habilidades digitales, la resolución de problemas, la creatividad y la colaboración son cada vez más necesarias, pero aún no se enseñan en las escuelas. Incluso, cuando las escuelas enseñan habilidades digitales, enseñan cómo usar la tecnología, cómo crear un documento o una presentación, en lugar de cómo crear tecnología.

Para preparar a todos los estudiantes para las habilidades creativas, colaborativas y de resolución de problemas digitales del futuro, las escuelas deben enseñar computación como parte del plan de estudios. Esto no se trata sólo de codificar. La informática se trata de codificación, pensamiento computacional, diseño de interfaz, análisis de datos, aprendizaje automático, ciberseguridad, redes y robótica. Y aprender ciencias de la computación ejerce creatividad, resolución de problemas y colaboración. Estas habilidades no sólo son importantes para las carreras técnicas en el mundo desarrollado. Son recursos valiosos para todas las carreras en todas las economías.

La informática no debe ser relegada a las actividades extracurriculares, concursos de robótica o hackatones. Se debe enseñar como parte de la jornada escolar en primaria y secundaria. Los líderes educativos deberían discutir la eliminación de aspectos del currículo de 1918 para dar cabida al currículo de 2018.

Para prepararse para la década de 2030 y más allá, las economías emergentes tienen la oportunidad de dar un salto, preparar a sus jóvenes para las carreras del futuro. Nuestras escuelas deberían enseñar el currículo del futuro, no solo el del pasado. En la actualidad, muchos países han comenzado a adoptar la informática como parte de su plan de estudios nacional. En los Estados Unidos, 44 estados han cambiado las políticas para reconocer la informática como parte del núcleo académico. Más allá de los EE.UU., más de 25 países han anunciado planes para expandir el acceso de la informática en la jornada escolar: no sólo el Reino Unido, Australia, Japón o Corea del Sur, sino también Argentina, Ecuador, Italia, Malasia, Suecia y Tailandia.

Enseñar informática en las escuelas puede sonar intimidante, pero es una idea que genera esperanza. Inspira a los maestros y atrae a los estudiantes. Y a pesar de que la mayoría de los docentes del mundo no tienen experiencia en ciencias de la computación, y muchas de las escuelas del mundo carecen de computadoras conectadas, estos son problemas que podemos y debemos resolver. Países como Brasil, Chile y Nigeria están estableciendo planes para resolver este tipo de problemas, y el resto del mundo debería seguir su ejemplo.

El futuro del trabajo puede ser incierto. Pero una cosa es absolutamente cierta: la informática será más solicitada que nunca, y cada alumno de cada escuela debería tener la oportunidad de aprenderla como parte de su plan de estudios.

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Las economías emergentes deberían enseñar el currículo del futuro

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Michelle R. Weise habla del vínculo de la educación y los trabajos del futuro,

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“Vamos a necesitar otro tipo de credenciales o grupos de competencias, microcarreras y credenciales alternativas que ayuden a la gente a regresar a una experiencia de aprendizaje para obtener habilidades o herramientas para los trabajos del futuro”— Michelle R. Weise

Michelle R. Weise, directora de innovación de Strada Education Network, habla sobre las universidades y el futuro de la fuerza laboral, en entrevista para el Observatorio.

Leer la transcripción completa:

Observatorio: El aprendizaje y el trabajo son más inseparables que nunca hoy en día. ¿Cómo afecta esto a las universidades?

Weise: Buena pregunta. Pienso que, para algunas instituciones con visión a futuro, y no a nivel sistema, pero hay algunas, quizá 10, 20 instituciones que realmente están pensando de forma deliberada en cómo conectar a los alumnos con la fuerza laboral de forma más directa. Pero para la mayoría de las instituciones es particularmente difícil salir de su propia forma de hacer las cosas cuando ambos ámbitos están separados. Lo que hacen en las universidades es muy distinto al entrenamiento laboral. Pero esa dicotomía es una elección falsa, la idea de que la universidad se encarga de algo muy distinto al entrenamiento vocacional o laboral. La verdad es que se encuentran altamente integradas, y necesitamos pensar en ellas como algo cada vez más conectado. Por eso pienso que las instituciones que van a sobrevivir, en términos de los cambios exponenciales que están ocurriendo en este campo, son aquellas que realmente están considerando al aprendizaje y el trabajo como algo inseparable.

Observatorio: Estamos viendo una transición de la educación universitaria tradicional de cuatro años a la educación para toda la vida. ¿Esto significa el fin del título universitario? ¿Cómo pueden adaptarse las universidades al mundo volátil en el que vivimos?

Weise: No creo que los títulos universitarios vayan a desaparecer completamente, pero la idea de que estudiemos una carrera de cuatro o dos años cuando eres joven, cuando tienes entre 17 y 22 años, y que eso te va a durar para toda la vida, eso se ha terminado, que no vamos a depender de esos cuatro años para guiarnos en toda la volatilidad del mercado laboral y esta economía del conocimiento en evolución. Lo que vamos a ver es que vamos a necesitar otro tipo de credenciales o grupos de competencias, o microcarreras y credenciales alternativas que ayuden a la gente a regresar a una experiencia de aprendizaje para obtener habilidades o herramientas para los trabajos del futuro.

No creo que vayamos a ver desaparecer a las carreras. Aun se necesitan bases sobre las cuales construir las habilidades, entrenamiento en las Artes y Humanidades que nos ayuden a orientarnos hacia el futuro, pero también vamos a necesitar estas oportunidades de aprendizaje intermitentes en ese ecosistema futuro por construir, para que cualquier persona que trabaja y quiera seguir aprendiendo pueda volver a aprender con facilidad y sin necesidad de dejar de trabajar, que pueda ser flexible y conveniente, todas esas cosas para el ecosistema del futuro.

Observatorio: Y en años recientes, elegir la universidad correcta ha estado más relacionado con la empleabilidad de sus estudiantes. ¿Cómo podemos mejorar las vías de universidad a empleo?

Weise: Eso es muy interesante, porque lo que hemos empezado a hacer con la carrera profesional es usarlo como proxy, como una aproximación del potencial. Pero solía ser que, al menos en los Estados Unidos en la década de los setenta, solo 30% de la población cursaba educación superior. Como resultado de ello, esas personas que sí obtenían un título profesional contaban con un pase automático a la clase media. Hoy en día tenemos 4,700 instituciones que ofrecen carreras de cuatro años que son relativamente indistinguibles las unas de las otras en términos de su misión y su capacidad de colocar alumnos en la fuerza laboral. Todas son relativamente caras y difíciles de diferenciar entre ellas. Como resultado de esto, más personas tienen títulos, pero ya no significa lo mismo, ya no tienen el mismo peso. Y tienes toda la razón de que todavía se usan pensando en el factor prestigio, ¿verdad? Y que, de alguna manera, si esta persona viene de esta escuela, eso quiere decir que pueden aprender X, Y, o Z.

Pero debemos tener una forma más granular, más directa de entender lo que un estudiante sabe hacer. Qué pueden hacer con el conocimiento en su cerebro y cómo se traduce esto en la fuerza laboral. Necesitamos entender cuáles son las competencias para ser exitoso en la fuerza laboral, y eso no lo tenemos. Y parte de la razón es que no tenemos una gran variedad de mecanismos de evaluación para entender en dónde se encuentran las personas en sus vidas y lo que su experiencia laboral significa y cuáles son sus habilidades, aptitudes y capacidades. No tenemos una buena manera de evaluar eso. Y entonces dependemos de estas aproximaciones bruscas para una carrera. Y lo que ha sucedido en los Estados Unidos es porque nos apoyamos en ese título, es un mecanismo para contratar gente. Hemos empezado a requerir títulos para empleos que no deberían requerir uno. Por ello, algo como un asistente ejecutivo, hace 15 años no requería nada más que preparatoria terminada, pero ahora se ha empezado a requerir una maestría, porque no podemos encontrar el talento correcto, por lo que seguimos elevando los requerimientos y credenciales, y se ha convertido en un verdadero problema.

Observatorio: ¿Qué piensas de las credenciales alternativas?

Weise: Pienso que es emocionante. Probablemente están empezando a ganar terreno. Pero una de mis estadísticas favoritas es que, si ves a los boot camps de programación, estos presumen de una tasa de entre 65 a 98 por ciento de consecución de empleo. Esas son mejores probabilidades de obtener un empleo que si estudiara leyes. El Colegio de Abogados de Estados Unidos, me dice que tengo una probabilidad del 57% de obtener un empleo tras haber gastado tanto dinero para obtener un título de abogado. Mientras que si invierto $20,000 dólares en un boot camp, existe una alta probabilidad de que voy a ganar un salario de seis cifras con el que puedo pagar esa inversión. Son muy interesantes credenciales las que estoy viendo. Y las más emocionantes son aquellas en las que existe una relación cercana con empleadores, en la que estos colaboran de forma directa con los proveedores de educación para crear una cadena para los empleos de mayor demanda.

Observatorio: ¿Cómo afectará la inteligencia artificial nuestros trabajos, y cuál será el rol de la educación en el futuro?

Weise: Esa es una pregunta difícil porque creo que hay proyecciones a futuro muy distintas sobre qué tanto se automatizará la fuerza laboral. Creo que Oxford Martin Programme tiene una proyección de que 47% de los empleos en Estados Unidos están en riesgo de caer en la obsolescencia. McKinsey menciona una estadística distinta, en la que consideran que 60%, creo que esto es lo que proyectan, se encuentran globalmente en riesgo en términos de empleo. Estos son fuertes pronósticos a futuro en los que nos preocupamos sobre cómo afectará nuestras vidas la inteligencia artificial y el aprendizaje automático. Pero también existe otra línea de pensamiento por parte de la gente que hace estas predicciones, que dicen que mucha de esta automatización, sí, eliminará varios de los empleos más repetitivos, pero creará una nueva línea de trabajo para monitorear a esos robots o IA.

Una de las piezas de información más interesantes que leí recientemente en un reporte del Foro Mundial de Economía, era que la habilidad que estará en mayor demanda será una alta inteligencia emocional. Entonces sí, el robot será capaz de leer escaneos de radiología mejor que cualquier humano, pero al momento de darle la noticia a la familia de que tienes cáncer, necesitarás tener alta inteligencia emocional. Por eso, toda esa clase de entrenamiento de habilidades alrededor de la empatía y la inteligencia emocional va a ser una tarea muy interesante para los educadores del futuro. ¿Cómo podemos coordinar mejor a la gente con esa inteligencia artificial, con los robots? ¿Cómo pensamos en esas habilidades para el futuro?

Observatorio: ¿Cómo será la educación en el año 2049?

Weise: Me encanta que sea 2049. No 2050, sino 2049. Espero que sea vastamente diferente. Espero que todo sea en base a competencias. Mi mayor esperanza para el futuro de la educación superior es que, de alguna manera, tengamos un mecanismo o una base para que todas esas competencias y habilidades signifiquen lo mismo para todos los estados, para todos los países, para todos los empleadores. Porque actualmente, todos están construyendo silos. Existe mucha innovación en las start-ups, en empresas, en grandes compañías, pero todos están trabajando y a veces reinventando las mismas cosas porque nadie está colaborando.

Pero lo que necesitamos es una manera de visualizar las habilidades de la gente, de que los empleadores entiendan lo que estas competencias significan, para saber qué habilidades desarrollar para el puesto que necesito llenar. Necesita existir una traducción y una taxonomía que incluya a todo el compendio de industrias y empleadores para que una compañía no tenga un sistema de insignias que no sea compatible con el sistema de insignias de esta otra compañía. Necesitamos tener lo que yo llamo un GitHub para competencias. Y GitHub es la manera en la que entendemos qué tan competente es un desarrollador web. Ningún empleador contrataría a un desarrollador web sin antes revisar su perfil GitHub. Cuando lo ves, son estas cajas verdes en una cuadrícula. En base al tono de verde que ves, puedes ver qué tan hábil es o cuánto ha contribuido a esta plataforma de acceso abierto, cuánto código ha producido. Y necesitamos algún tipo de mecanismo como ese, donde podamos entender de forma visual e inmediata la clase de competencias y habilidades con las que cuenta una persona. Quizá poder ver dónde se encuentran sus debilidades, dónde están sus fortalezas, para que podamos guiarlos de la manera correcta y enviarlos con los proveedores de educación apropiados, o con las instituciones adecuadas para darles el entrenamiento que necesitan.

Mi esperanza para el futuro es poder contar con una taxonomía unificada. Que tenga sentido para varias organizaciones, para las Cinco Grandes compañías de tecnología, que todos usen el mismo sistema, ya sean los proveedores de educación o los empleadores. Eso es lo que espero.

Fuente: https://observatorio.itesm.mx/edu-news/michelle-weise-universidades-y-trabajo-entrevista

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La tecnología y el trabajo

Autor: René Quevedo

En mayo 2017, el McKinsey Global Institute se sumó al creciente número de organizaciones que se pronuncian con respecto al impacto de la tecnología sobre el futuro del trabajo. En un informe preparado por James Manyika, titulado Tecnología, empleos y el futuro del trabajo, advierte que la automatización, las plataformas digitales y otras innovaciones están cambiando la naturaleza fundamental del trabajo, por lo que comprender estos cambios puede ayudar a los líderes políticos, empresariales y sindicales a sacar provecho de estas tendencias.

La automatización habilitada por tecnologías que incluyen la robótica e inteligencia artificial ofrece la promesa de una mayor productividad, eficiencia, seguridad y comodidad.

Pero estas tecnologías también plantean preguntas difíciles sobre el impacto más amplio de la automatización en el empleo, habilidades, salarios y naturaleza del trabajo en sí.

Muchas actividades que los trabajadores llevan a cabo hoy tienen el potencial de ser automatizadas. Al mismo tiempo, los sitios de búsqueda de empleo como LinkedIn y Monster están cambiando y expandiendo la forma en que las personas buscan trabajo y las compañías identifican y reclutan talento. Los trabajadores independientes, quienes pronto serán la mayor parte de la fuerza laboral en todo el mundo, desafían las ideas convencionales sobre cómo y dónde se lleva a cabo el trabajo.

Los sistemas educativos no han seguido el ritmo de la naturaleza cambiante del trabajo, lo que ha provocado que muchos empleadores digan que no pueden encontrar suficientes trabajadores con las habilidades que necesitan. En una encuesta de McKinsey de jóvenes y empleadores en nueve países, el 40% de los empleadores dijo que la falta de habilidades era la razón principal de las vacantes de empleo de nivel inicial. 60% dijo que los nuevos graduados no estaban preparados adecuadamente para el mundo del trabajo. Hubo lagunas en las habilidades técnicas, pero también en habilidades interpersonales como la comunicación, el trabajo en equipo y la puntualidad.

Con una deserción escolar en educación premedia y media superior al 56%, y 95% de los graduandos humildes probando suerte en un mercado laboral para el cual no están preparados, una escolaridad promedio de 11.3 años en la fuerza laboral y siendo el país donde menos se capacita al personal en toda Latinoamérica, el futuro del trabajo plantea un enorme reto para Panamá, el décimo país más desigual del mundo.

No solo las debilidades educativas de estos jóvenes dificultarán su ascenso laboral y movilidad social, al ser asignados a trabajos manuales y repetitivos, sino les condenan a tareas potencialmente automatizables.

Esa capacidad de generar y destruir empleo a la vez es una de las paradojas de la tecnología, que nos lleva a preguntarnos si debemos ver los retos que nos plantea la revolución digital como oportunidades para ser más eficientes o como piedras en el camino hacia la estabilidad laboral.

La irrupción de las nuevas tecnologías en el ámbito laboral tiene múltiples consecuencias y afecta innumerables aspectos de la forma de vivir y trabajar, por lo tanto, no cabe tratar el fenómeno aisladamente, sino desde una perspectiva global.

Fuente: https://www.prensa.com/opinion/tecnologia-trabajo_0_4968253224.html

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