Autor: René Quevedo
En mayo 2017, el McKinsey Global Institute se sumó al creciente número de organizaciones que se pronuncian con respecto al impacto de la tecnología sobre el futuro del trabajo. En un informe preparado por James Manyika, titulado Tecnología, empleos y el futuro del trabajo, advierte que la automatización, las plataformas digitales y otras innovaciones están cambiando la naturaleza fundamental del trabajo, por lo que comprender estos cambios puede ayudar a los líderes políticos, empresariales y sindicales a sacar provecho de estas tendencias.
La automatización habilitada por tecnologías que incluyen la robótica e inteligencia artificial ofrece la promesa de una mayor productividad, eficiencia, seguridad y comodidad.
Pero estas tecnologías también plantean preguntas difíciles sobre el impacto más amplio de la automatización en el empleo, habilidades, salarios y naturaleza del trabajo en sí.
Muchas actividades que los trabajadores llevan a cabo hoy tienen el potencial de ser automatizadas. Al mismo tiempo, los sitios de búsqueda de empleo como LinkedIn y Monster están cambiando y expandiendo la forma en que las personas buscan trabajo y las compañías identifican y reclutan talento. Los trabajadores independientes, quienes pronto serán la mayor parte de la fuerza laboral en todo el mundo, desafían las ideas convencionales sobre cómo y dónde se lleva a cabo el trabajo.
Los sistemas educativos no han seguido el ritmo de la naturaleza cambiante del trabajo, lo que ha provocado que muchos empleadores digan que no pueden encontrar suficientes trabajadores con las habilidades que necesitan. En una encuesta de McKinsey de jóvenes y empleadores en nueve países, el 40% de los empleadores dijo que la falta de habilidades era la razón principal de las vacantes de empleo de nivel inicial. 60% dijo que los nuevos graduados no estaban preparados adecuadamente para el mundo del trabajo. Hubo lagunas en las habilidades técnicas, pero también en habilidades interpersonales como la comunicación, el trabajo en equipo y la puntualidad.
Con una deserción escolar en educación premedia y media superior al 56%, y 95% de los graduandos humildes probando suerte en un mercado laboral para el cual no están preparados, una escolaridad promedio de 11.3 años en la fuerza laboral y siendo el país donde menos se capacita al personal en toda Latinoamérica, el futuro del trabajo plantea un enorme reto para Panamá, el décimo país más desigual del mundo.
No solo las debilidades educativas de estos jóvenes dificultarán su ascenso laboral y movilidad social, al ser asignados a trabajos manuales y repetitivos, sino les condenan a tareas potencialmente automatizables.
Esa capacidad de generar y destruir empleo a la vez es una de las paradojas de la tecnología, que nos lleva a preguntarnos si debemos ver los retos que nos plantea la revolución digital como oportunidades para ser más eficientes o como piedras en el camino hacia la estabilidad laboral.
La irrupción de las nuevas tecnologías en el ámbito laboral tiene múltiples consecuencias y afecta innumerables aspectos de la forma de vivir y trabajar, por lo tanto, no cabe tratar el fenómeno aisladamente, sino desde una perspectiva global.
Fuente: https://www.prensa.com/opinion/tecnologia-trabajo_0_4968253224.html