Gatopardismo educativo

Por: Erick Juárez Pineda

La reforma educativa impulsada por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha resultado ser un gatopardismo: han cambiado todo para que nada cambie.

Las reformas políticas y cambios legislativos en la materia, que, en un principio y en el discurso, habían prometido mejorar e impulsar por completo nuestro sistema educativo y revalorizar la figura de los trabajadores del sector, han sido francamente insuficientes.

Este año, la Secretaría de Educación Pública llega a su primer centenario entre un ambiente complejo y desilusionante. Y aunque para la institución y el gobierno todo marche bien, en los hechos no es así.

Si bien en el discurso pareciera que se le han quitado las afiladas garras con que las políticas de sexenios anteriores amenazaban al magisterio, hoy hemos visto que estos afilados y peligrosos colmillos sólo han cambiado de lugar, pues las afrentas a los trabajadores de la educación, estudiantes normalistas, comunidad científica e integrantes del sistema educativo nacional, persisten.

Y ejemplos sobran.

Recientemente, la titular de la dependencia, Delfina Gómez Álvarez, hizo llegar un documento dirigido a los titulares de Órganos Administrativos Desconcentrados y Entidades Paraestatales de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en el que les pedía explícitamente una propuesta de reducción del personal. Esto, más allá de responder a las políticas de austeridad del actual gobierno, representa una falta de sensibilidad y atentado a la estabilidad económica y laboral de las familias de los trabajadores que serán despedidos, sobre todo en época de crisis económica y de salud derivada de la pandemia que atravesamos.

En pocas palabras, la SEP se da un balazo en el pie, y los costos sociales, políticos y electorales los tendrán que asumir.

A esto se suman los diversos pendientes y señalamientos de irregularidades. Tal es el caso del curso que imparte la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies) a aspirantes para ingresar a la docencia de nivel medio superior, y que tiene un costo de mil 250 pesos. Dicho curso es un requisito que solicita la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros (Usicamm), sin embargo, ante los señalamientos de ilegalidad del cobro, el propio titular de la Usicamm, Francisco Cartas, ha reconocido que este requisito es ilegal, cayendo en una contradicción muy fuerte.

Por otro lado, los cambios al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) representan una ofensa para todos aquellos que buscan impulsar y desarrollar los diversos proyectos científicos de nuestro país.

Uno de los puntos más preocupantes es la desaparición y reducción de estímulos a investigadores pertenecientes al Sistema Nacional de Investigadores que trabajan en instituciones privadas de educación superior.

También, la reducción o eliminación de becas para estudiantes de posgrado que deseen realizar alguna estancia en el extranjero.

Lamentablemente, no hemos visto los cambios profundos que se prometieron. Las acciones realizadas y la decepción que se ha llevado buena parte de la comunidad educativa y científica del país es un reflejo de la falta de liderazgo en el sector.

Nos dieron gato por liebre y se está perdiendo la oportunidad de enderezar el rumbo educativo. El país lo merece

Director editorial de Educación Futura.

Twitter: @elErickJuarez

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2021/03/14/opinion/008a1pol

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Gatopardismo educativo

Por: Leonardo Díaz

La tendencia a anclarnos en nuestras creencias hace difícil el cambio de nuestras perspectivas y esto dificulta aprovechar las oportunidades que pueden presentarse como las que emergen de la crisis actual.

Pensemos en el caso de la educación, donde muchos burócratas, encargados de políticas educativas, autoridades universitarias y profesores se resistían a la educación virtual desde antes de la pandemia. La educación presencial, consistente en cátedras magistrales, es su único referente de la educación posible, su zona de confort epistémico. La pandemia los ha forzado a aceptar a regañadientes otro modelo educativo, pero solo lo ven como el medicamento amargo que se toma por un periodo establecido de tiempo hasta que todo vuelva a la normalidad.

El anclaje es tan poderoso que, aún muchos que supuestamente han asumido el modelo de educación virtual, no comprenden sus supuestos, creyendo realmente en un modelo de educación presencial sincrónico por INTERNET. Cuando las clases no se dan de esta manera, una parte importante de la burocracia educativa, del profesorado y del estudiantado piensan que no se han impartido las clases.

No es casualidad entonces creer que un curso de educación virtual consiste en el monólogo de un profesor por Google Clasroom o Google Meet durante tres horas todas las semanas de un cuatrimestre y no un modelo caracterizado por la flexibilidad y la diversidad de recursos de aprendizaje, los cuales pueden ir desde conectar al estudiantado con la entrevista a un académico de otro país y cultura con una mirada distinta del mundo, pasando por presenciar un video de YOU TUBE que incite a la reflexión, presenciar el conversatorio de un académico en el auditorio de una universidad lejana, o discutir en un foro sobre una situación problemática, entre otras múltiples herramientas.

Todos estos recursos pueden ser usados de modo intercalado en distintos módulos y sobre todo, en las sesiones de clase sincrónicas, porque la actual investigación cognitiva nos enseña que el cerebro humano tiende a perder la atención en una disertación después de una cantidad de minutos muy limitada. Entonces, ¿Por qué seguimos insistiendo en monólogos de tres horas consecutivas como el modelo paradigmático del proceso enseñanza-aprendizaje?

Anclados a este modelo, desaprovechamos las oportunidades que nos proporciona la crisis para transformar la educación y hacerla más acorde con lo que sabemos hoy sobre la naturaleza del cerebro y del aprendizaje. No cambiamos, o asumimos el gatopardismo político como filosofía educativa: «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie».

Fuente:  https://acento.com.do/2020/opinion/8820061-gatopardismo-educativo/

Imagen:  https://pixabay.com

 

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