02 febrero 2017/Autora:Roxana Volio /Fuente:Mujeres en Red
Esta Guía puede resultar útil para hacer planificaciones participativas integrando la categoría de género en todo el proceso de formulación: desde la identificación del problema o situación sobre la que se quiere actuar, hasta las evaluaciones, pasando por la identificación de objetivos, resultados, actividades y la selección de los indicadores cuantitativos y cualitativos que permitirán hacer el seguimiento y la evaluación del impacto y los resultados del proyecto.
El primer capítulo de esta Guía está dedicado a recoger evidencias sobre la desigualdad de las mujeres alrededor del mundo. Deslumbrados por algunos avances en materia de igualdad, desde Europa, desde algunos países de desarrollo medio y desde ciertos discursos políticos, escuchamos decir, a veces, que las mujeres ya no sufren situaciones de desigualdad, que hoy, las mujeres pueden hacer lo que quieran o quesus avances son significativos. No negamos la evidencia de los avances en algunas regiones y en algunos aspectos. Sin embargo, quienes así proceden obvian que el mundo es mucho más de lo que se consigue ver a simple vista y que, aunque en algunos países, en algunas regiones y en algunos espacios públicos se han conseguido importantes avances, esto no es aún sinónimo de igualdad real o efectiva entre mujeres y hombres. Observar y recoger evidencias sobre la desigualdad es el tema que se aborda en este primer capítulo. Es, al mismo tiempo, la primera y más importante recomendación metodológica para una planificación que integre la perspectiva de género.
En el segundo capítulo se revisan algunos de los más importantes conceptos asociados a la categoría de género que resultan útiles para la planificación. Si, por ejemplo, los aplicamos al diagnóstico -paso con el que comienza todo proceso de planificación- seremos capaces de recoger información desagregada por sexo y por género, imprescindible en cualquier proceso de formulación que quiera conseguir un impacto significativo en las condiciones de vida de las mujeres y los hombres con los que se trabaja y en las relaciones jerárquicas y desiguales que se establecen entre ellos.
La planificación participativa con enfoque de género es el tema del tercer capítulo. Allí se explican los aspectos que subyacen a los procesos de planificación que no integran la categoría de género y se recomiendan procedimientos para hacerlo, para que las iniciativas de desarrollo que propongamos, logren impactar tanto sobre los hombres como sobre las mujeres, estas últimas casi siempre excluidas y poco beneficiadas de tales iniciativas.
El cuarto capítulo aborda el proceso de formulación tomando, como referencia, los aspectos básicos que comparte cualquier proceso de formulación, sin importar los marcos, enfoques o herramientas utilizadas para realizar dicho proceso. Es decir, todo programa, proyecto o política debe contener, como mínimo: antecedentes, justificación, objetivos, resultados, actividades, análisis de riesgos, indicadores y cronograma.
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Fuente:http://www.mujeresenred.net/spip.php?article1992