Entrevista a la socióloga María Eugenia Sánchez Díaz: de la caída de Tenochtitlán al Tren Maya, ¿qué significa pedir perdón?

Por: Daliri Oropeza 

Esta es una reflexión sobre los 500 años de la caída de Tenochtitlán y las exigencias de perdón. A propósito del próximo viaje que realizarán los zapatistas a España, la socióloga María Eugenia Sánchez Díaz repasa sus aportes frente a la ideología mestizante que prevalece en el país.

María Eugenia Sánchez Díaz se ha dedicado a estudiar la ideología mestizante y sus repercusiones desde la época colonial, pasando por el Estado nación hasta la actualidad. El racismo cordial, la inequidad, los desgarramientos, son su materia de indagación, pero también las identidades y los procesos de transformación social.

La doctora en sociología hace una reflexión desde esta perspectiva y lanza un llamado a la dignidad ante el 2021 que vivimos,  en el que el gobierno anunció conmemoraciones por los 500 años de la caída de Tenochtitlán desde el discurso institucional del gobierno en turno.  En esta conversación, María Eugenia,  evoca su libro publicado en 2011 junto con Jorge Gómez Izquierdo,  La ideología mestizante, el guadalupanismo y sus repercusiones sociales.

Ella es académica de la Universidad Iberoamericana Puebla; y desde 1990 es integrante de la Academia de Ciencias de Nueva York. Adelanta a Pie de Página parte de la investigación que coordinó durante tres años con Universidades del Sistema Jesuita: Desgarramientos civilizatorios: símbolos, corporeidades, territorios.

En ese contexto, habla de sus conclusiones y del zapatismo:

“La dignidad, como constructo sociocultural, que han construido al precio de una resistencia inimaginable, tiene una impresionante potencia subversiva, y el anuncio del viaje a España me parece de un valor humano incalculable”, asegura la doctora en sociología.

El racismo cordial

¿Necesitamos perdones?

La solicitud de perdón y el perdón de unas naciones a otras no es una novedad. El Rey Felipe VI presidió el lunes 30 de noviembre de 2015 un acto solemne con motivo de la Ley por la que se concede la nacionalidad española a los sefardíes, descendientes de los judíos que fueron expulsados de España en 1492, reconociendo que se les había hecho un daño.

—¿Cómo entender la demanda de perdón que el presidente López Obrador hizo al Rey de España?

La demanda de perdón que hizo al Rey de España revela la complejidad de los andamiajes históricos de racismo y de violencia, cuya vigencia se ha hecho visible de manera contundente en la crisis civilizatoria en la que estamos inmersos. La demanda y las reacciones a la misma son reveladores de la forma como la llamada identidad nacional, centrada en la categoría de mestizo, escondió el racismo en México, y de cómo el ethos de la blanquitud sigue siendo hegemónico, incluido en AMLO.

—¿Cómo analizar la colonialidad actual y sus consecuencias?

AMLO es un liberal y por lo mismo cree en el desarrollo y en el progreso, que sabemos que se han dado a expensas del despojo y la miseria de gran parte de la población. Por otra parte es duro constatar que se trata de una tendencia que por inercias de largo aliento no es fácil de revertir. Es importante reconocer esa encrucijada o dificultad. López Obrador es desarrollista y por ser liberal está sumergido en una ideología racista, de lo que podríamos llamar un racismo cordial.

El liberalismo del siglo XIX –el de Juárez, el de Lafragua– está impregnado del racismo científico que vino de Europa. Las élites políticas e intelectuales del México Independiente desarrollaron políticas educativas y dispositivos culturales para blanquear cultural y físicamente a la población. Así fueron construyendo un sujeto racista, porque se consideraba que sería el mestizo el que traería el progreso a la nación, y a la ideología mestizante le subyace la aspiración a la blanquitud y por lo mismo un racismo latente. Además el mestizaje, en México, fue un proceso de desindianización forzada, y esa herida  está viva. AMLO forma parte de ese constructo mestizo.

El mestizaje al ser una aspiración a la blanquitud, folkloriza el pasado y el presente indígena como una forma de negarlo o de subordinarlo   ¿Qué podemos decir del permiso que se hizo a la Madre Tierra para la construcción del Tren Maya? Se trató de un ritual en un lugar pavimentado donde abrieron un agujero. Eso es racismo cordial, es decir aquél que refuncionaliza la diferencia para mantener la jerarquía racista, clasista. Se folkloriza a los indígenas y se les trata como menores de edad. ¿Qué fue sino folklorización y manipulación la celebración del Día de Muertos en El Palacio Nacional, al mismo tiempo que se está favoreciendo la paramilitarización de Chiapas para debilitar o destruir toda oposición al Tren Maya? ¿Qué significa pedir perdón por la violencia contra los indígenas cuando al mismo tiempo se impone de manera violenta, con consultas manipuladas, un ordenamiento territorial tan depredador como dicho tren? Eso significa hipocresía, manipulación, y es un atentado a la dignidad de los pueblos originarios y de todos nosotros, los no indígenas.

Esconder las desigualdades

Las reacciones a la demanda de perdón solicitado al Rey de España han ido en dos sentidos. Por una parte, la de población que niega que el nuestro es un país racista, que asume que la matriz mesoamericana y la matriz hispana se articularon de manera horizontal y produjeron una nueva cultura “armoniosa”, negando la tensión vigente entre ambas matrices.  Ha sido la reacción de aquellos que consideran que la unidad de los “mexicanos” es sinónimo de esconder las desigualdades y la discriminación, de quienes no desean tocar ese pasado porque tendría consecuencias importantes en el presente.

Cito algunos fragmentos del poema que escribió Sitalin Sánchez Acevedo.

“Yo sé por qué prefieren burlarse de AMLO antes que enojarse con el rey de España.

Sé que aceptar lo que dice AMLO es aceptar una herida dolorosa. Porque es aceptar que violaron a nuestras abuelas y bisabuelas y que el mito del mestizaje, la unión de dos culturas, es una historia que tiene sangre de por medio.

Sé que, si dicen que superemos el pasado, es porque si miran atrás van a encontrar en su historia abuelas, tíos y madres indígenas que no quieren reconocer, porque de su genealogía sólo importa el abuelo blanco.

Sé que, si no quieren pelearse con España, es porque para ustedes resulta más anacrónico que existamos todavía indígenas a que sigan existiendo reyes. Sé que es porque aspiran a ser los hijos, aunque sea bastardos, de una monarquía decadente. 

Sé que prefieren que no nos pidan disculpas a nosotros los indígenas porque sería reconocer que no solamente estamos en museos.

Sitalin termina el poema:

[…] AMLO pide las disculpas y, además, cancela el Tren Maya. No seas hipócrita”.

—Por otra parte, está la reacción de muchos, la de aquellos que han sufrido en carne propia la discriminación por el color de la piel, por la evidencia de su pasado y presente indígena y que se alegran de esta petición, porque la discriminación ha significado soportar la injusticia y la humillación, y se exige reivindicación. ¿Pero no se trata de una reivindicación a expensas de la manipulación de las poblaciones indígenas actuales? ¿De una manipulación para esconder y legitimar las agresiones de las que son víctimas de parte del actual gobierno?

Los zapatistas

—En este contexto, ¿cómo miras la propuesta de los zapatistas?

—La mirada colonial, la postura colonial, la narrativa colonial, el lenguaje colonial rigen la cultura en México, la intelectual, la política y la popular. Están tan introyectadas que es difícil, a veces, reconocerlas. Los zapatistas las visibilizaron de manera contundente con el levantamiento de 1994, e intentaron un diálogo horizontal con el México no indígena, intento inédito en la historia del país. Pero esa horizontalidad tiene un precio muy alto, supone la transformación de las estructuras económicas, políticas y simbólicas.

El anuncio de que una comitiva zapatista viajará a España en 2021 para llegar a Madrid el 13 de agosto, fecha que coincide con los 500 años de la caída de Tenochtitlán es un acto de dignidad y creatividad. Viajarán a España para afirmar que: “No nos conquistaron. Que seguimos en resistencia y en rebeldía […] que no tienen por qué pedir que les perdonemos nada, ya basta de jugar con el pasado lejano para justificar, con demagogia e hipocresía, los crímenes actuales y en curso”. En ese sentido la lucha y la dinámica de los zapatistas a lo largo de todos estos años y el anuncio de su viaje a Europa, significan, para mí, la lucha por continuar rompiendo esa mirada, esa narrativa de graves consecuencias sociales. Y rompen ese discurso “cruzando mares y diferencias”.

La dignidad, como constructo sociocultural, tiene una impresionante potencia subversiva, y el anuncio del viaje a España me parece de un valor humano incalculable.

Fuente e imagen: https://piedepagina.mx/de-la-caida-de-tenochtitlan-al-tren-maya-que-significa-pedir-perdon/
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A propósito de Maduro, Duque, Piñera y la Madre Teresa

Por: Atilio A. Boron

 

Recientes declaraciones de la Cancillería argentina vuelven a reproducir las habituales monsergas que la Casa Blanca dirige al gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.  Críticas que se caen por su propio peso y que si no lo hacen es debido al funesto oligopólico mediático que el imperio y sus secuaces construyeron para desinformarnos, confundirnos y llevarnos de las narices. Por ejemplo, acusar al “régimen de Maduro” (nótese que todos los gobiernos adversarios de Washington son “regímenes”; en cambio, ni el feroz despotismo medieval de Arabia Saudita para ni hablar del criminal narcogobierno de Iván Duque merecen tal apelativo) de hambrear a su pueblo y no cuidar la salud de su población mientras somete Venezuela a un férreo bloqueo que … ¡impide la llegada de los alimentos y medicamentos que Caracas había comprado (y pagado) de antemano! Pocas veces la historia universal ha registrado una adicción tan extrema al doble discurso y a la hipocresía política como las que la Casa Blanca exhibe desde hace ya largas décadas, síntoma inequívoco de la insanable declinación de su poderío imperial

Acosado por la canalla mediática que fiel a sus patrones exige que el gobierno argentino estigmatice a Venezuela como una dictadura Felipe Solá procura escapar por la tangente y califica de “irregular” la situación del Estado de Derecho en ese país. Pontificar desde la Argentina  sobre el imperio del derecho en otros países es un ejercicio que requiere un cierto grado de temeridad, desmemoria o ignorancia. Basta con recordar los más de mil días de prisión de Milagro Sala, todos aquellos que pasaron años en prisión preventiva (amén de los muchos que todavía quedan en esa situación) y la obscena prostitución de la Justicia Federal para que cualquiera nacido en este país tenga cierta cautela al juzgar la situación de Venezuela. Solá reconoció, y no es un dato menor, que el gobierno de Nicolás Maduro tiene un origen legítimo pero también que su relación con la “oposición dura” (o sea, la que representa el interés de Washington por apoderarse del petróleo y el oro venezolanos) “es cuasi bélica”. Consciente que se deslizaba por una peligrosa pendiente que remataba en una postura indefendible e incoherente con previas declaraciones del presidente Alberto Fernández apeló a una pirueta retórica e introdujo un matiz diciendo que Venezuela “está terriblemente golpeada por el precio del petróleo y por la cantidad de sanciones y bloqueos que tiene”. Allí estuvo bien, aunque tendría que haber profundizado en esa línea de pensamiento. No lo hizo y en su lugar perdió el control del vehículo y desbarrancó al decir que, desgraciadamente, en ese país “Hay una gran facilidad para meter presos políticos, luego los suelen largar, aunque no siempre. El gobierno es autoritario, sin dudas.”[1] Sólo falta que hoy nuestro Canciller declare, en línea con lo que ayer dijera el impresentable Mike “Vito Genovese” Pompeo, que el mundo libre debe forjar una alianza para derrotar a la “tiranía china” para que los zombies decimonónicos que pueblan el Palacio San Martín griten alborozados: “¡cartón lleno!”

Unos pocos datos concretos son suficientes para demostrar los gruesos yerros del discurso del Canciller. Sería bueno, para comenzar, que hablara con el ex presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, para que se informe del talante moral de esa “oposición dura”, que saboteó a última hora un acuerdo entre gobierno y oposición que el español había pacientemente labrado durante meses de arduas negociaciones. Una oposición que declaró que su único objetivo era la “salida” de Maduro y que organizó dos criminales intentos sediciosos, las “guarimbas” del 2014 y 2017, que ocasionaron centenares de muertos, heridos y una cuantiosa destrucción de propiedades públicas y privadas. Una oposición que durante un tiempo aceptó como “presidente encargado” a un ilustre desconocido designado como tal por el presidente de Estados Unidos, que desde hace meses no cesa de despreciarlo públicamente  ante la constatación de su absoluta nulidad como político. Parecería que para Solá estos datos sobre la naturaleza del sector más vociferante y violento de la oposición venezolana son meras nimiedades, pero no lo son. Y calificar al gobierno de Maduro de adoptar una actitud “cuasi bélica frente a una oposición armada que actúa completamente por fuera de las reglas del sistema institucional es un grosero error de apreciación. ¿Calificaría de la misma manera la conducta del gobierno de Carlos S. Menem (de quien fue ministro) cuando ordenó aplastar a sangre y fuego la rebelión “carapintada” encabezada por   Mohamed Alí Seineldín en 1990, que causó muchísimas menos víctimas fatales que la oposición violentista en Venezuela? ¡Por favor, seamos serios y cuidemos las palabras!  Y en cuanto a la “facilidad para meter presos políticos” o para practicar todas las malas artes del “lawfare” la Argentina de los últimos años  ha llegado a alturas casi inigualables en esa materia: aprobó la licenciatura, la maestría, el doctorado y el posdoctorado en “Reglas para Violar el Estado de Derecho”.  Este desempeño debería ser un baño de sobriedad para todo alto funcionario de nuestro país, evitando caer en la tentación, o en el ridículo, de sermonear a otro gobierno  por lo menos hasta que hayamos realizado la reforma del poder judicial que propone el gobierno para acabar  con la herencia macrista de una justicia federal corrupta hasta la médula e inextricablemente vinculada al crimen organizado y los servicios de inteligencia estadounidenses.

Pero supongamos que la tremenda presión de Washington y sus secuaces locales –la “prensa libre” y la derecha económica y política-  obliga a nuestro Canciller a pronunciar la palabrota deseada: “dictadura”, que hay que reconocer  para crédito de Solá que rehusó hacerlo. Aún así, y pensando en un gobierno que ha declarado su voluntad de avanzar en la reconstrucción de la unidad latinoamericana (o por lo menos sudamericana) sería bueno medir cuidadosamente las palabras y antes de hablar de Venezuela dar una ojeada para ver qué ocurre en el vecindario. Si Maduro es autoritario y por lo tanto el suyo es un “régimen”, ¿qué decir entonces del gobierno de Iván Duque en Colombia? Según el director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), Camilo González Poso, “desde que se suscribió el acuerdo de Paz entre el Gobierno y las extintas Farc hasta el 15 de julio de este año, fueron asesinados 971 líderes sociales en Colombia.” No sólo eso: según la misma organización “entre el 7 de agosto de 2018 y julio de 2020, lo que lleva Iván Duque como presidente, han asesinado a 573 líderes sociales y defensores de Derechos Humanos en Colombia.” [2]  ¿Cómo caracterizar a un régimen político que perpetra tan interminable masacre? Por comparación con Duque, Maduro es la Madre Teresa de Calcuta, pese a lo cual ningún al Canciller no se le pasa por la cabeza caracterizar al gobierno colombiano como autoritario. Mucho menos lo hacen los hampones que pululan en la Casa Blanca y los alrededores, para los cuales Duque es el Winston Churchill sudamericano. El malo de la película es el venezolano, así lo dice el libreto que viene del Norte y así lo repiten algunos.

Pero supongamos que nuestra cancillería no conoce demasiado lo que ocurre en Colombia porque la prensa y los medios que lee “la Casa” (eufemismo que designa al fosilizado estamento diplomático de la Argentina) jamás le proporciona tan incómodas estadísticas o noticias “incorrectas”. Además es cierto que si hay un país blindado mediáticamente en Latinoamérica ese país es Colombia; el otro es Brasil. Bien, pero, ¿se puede desconocer tan olímpicamente la trágica realidad que vive un país como Chile, con quien compartimos 5.308 kilómetros de frontera? No debería suscitar alguna preocupación en nuestra Cancillería saber que, como lo suscribe un informe oficial del Poder Judicial chileno “desde el inicio del estallido social el pasado mes de octubre las detenciones ilegales fueron 1928, o sea subieron en un 77 % con relación al año anterior.” [3]  El estallido social, reavivado en las últimas semanas, ocasionó el año pasado 34 muertos, 2.500 presos políticos, 3.765 heridos y 445 lesionados oculares, un buen número de los cuales perdieron totalmente la vista.[4] Aparte hay numerosas denuncias por torturas y vejaciones y por lo menos 20 desaparecidos tan sólo en la primera semana que siguió al inicio de las protestas el 17 de octubre del 2019.[5] El gobierno de  Sebastián Piñera se limita a decir que  se trata de unos muy pocos casos puntuales, que no hubo un plan sistemático. Nada ni remotamente parecido ocurre en Venezuela, pero no importa. Igual su gobierno es “autoritario” mientras que Piñera, al igual que Duque, es el arquetipo viviente de la democracia, un deslumbrante paladín que todos deberían imitar. Además, téngase en cuenta que en Chile la oposición a Piñera fue completamente pacífica y desarmada, pese a lo cual fue reprimida con ferocidad mientras que las “guarimbas” venezolanas hicieron gala de una violencia extrema, al punto de prender fuego vivas a por lo menos una veintena de personas supuestamente por el delito de “portación de cara” chavista.[6]
No es más reconfortante la situación si volteamos nuestra mirada a la situación del Ecuador, en donde todavía manda un traidor rastrero y corrupto que ha tomado en sus manos la totalidad de los poderes del estado con tal de perseguir a Rafael Correa y la fuerza política que lo representa. Moreno arrasó con el Estado de derecho con perversa meticulosidad, y ante el levantamiento popular del 2019 desató una represión que produjo según inverosímiles informes oficiales un saldo de cinco muertos y 855 heridos. No obstante, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) denunció la existencia de casi 108 desaparecidos.[7] Ni una palabra en relación al  “régimen” ecuatoriano, que es una dictadura unipersonal apenas disimulada con ligeros ropajes de institucionalidad democrática y en donde se abolió por completo y a plena luz del día la separación de poderes y la institucionalidad vigente hasta su llegada a la presidencia. Pero el “autoritario” es Maduro, no Moreno.

Finalmente veamos el caso de Juan Orlando Hernández en Honduras: este es un “malandro de corbata y credencial”, como dice la bella canción de “Chico” Buarque. Desde el 2009, cuando Hillary Clinton orquestó el golpe de estado contra Juan Manuel “Mel” Zelaya (que tomó por sorpresa al propio Barack Obama, que no estaba al tanto de las tramoyas que su Secretaria de Estado urdía a sus espaldas)  no hubo una sola elección legal y legítima en ese país centroamericano. Uno de los factores que explican este infortunio es que, para su desgracia Honduras alberga en Palmerola la sede de la Base Aérea «José Enrique Soto Cano» y la “Fuerza de Tarea Conjunto Bravo”. La de Palmerola es una de las más importantes bases que Estados Unidos tiene en este continente, y junto con la de Palanquero en Colombia y Mariscal Estigarribia en Paraguay conforma el eslabón de reabastecimiento y logística que permiten a las fuerzas del Comando Sur llegar desde el sur de la Florida hasta la Patagonia argentina en escasas 24 horas. Por eso para la Casa Blanca Hernández es un héroe de la democracia centroamericana, pese a que su re-elección en noviembre del 2017 fue un fraude tan descarado que el mismísimo Luis Almagro, figura consular de la cloaca política de la región, tuvo que comunicarle al gobierno que ante “tantas irregularidades y deficiencias era imposible validar el resultado de las elecciones.” Según cuentan los testigos con casi el 60 % de las boletas escrutadas Hernández perdía por 5 puntos y el Tribunal Supremo Electoral indicó que la ventaja era matemáticamente irremontable. Sin embargo, imprevistamente, se “cayó el sistema” lo que produjo una interrupción de varias horas en el conteo de los votos. Este recurso no fue un invento hondureño porque antes, el 7 de Julio de 1988, lo había utilizado el PRI en México para consagrar el triunfo de Carlos Salinas de Gortari cuando los datos iniciales daban una cierta ventaja a Cuauhtémoc Cárdenas¨.  Tal como ocurriera en México lo asombroso fue que cuando los servidores del TSE se reiniciaron Hernández había tomado la delantera y terminó ganando la elección por unos 50.000 votos. Realismo mágico al mejor estilo de Gabriel García Márquez: en Latinoamérica cuando las computadoras de los organismos electorales “se caen” siguen funcionando, y al reiniciarse muestran los resultados de su labor, siempre favoreciendo a la derecha y a los oficialismos de turno. Por supuesto, al conocerse este resultado se desencadenaron grandes protestas –recordar que sobre ese gobierno pesaba como una lápida la furia popular por el infame asesinato de Berta Cáceres-  y, como resultado de ello hubo 31 personas muertas y centenares de heridos. El Departamento de Estado demoró casi un mes en legitimar la escandalosa maniobra de Hernández, a la cual de inmediato se plegó dócilmente la OEA.[8]  Para colmo, en fechas recientes el delfín del imperio comenzó a ser perseguido judicialmente por fiscales de Estados Unidos por su involucramiento en el tráfico de estupefacientes y es muy probable que termine sus días en la sombra.[9] Pero no por eso se lo va a fulminar como “autoritario”, naturalmente.

Por supuesto que para el gobierno de Mauricio Macri todas estas aberraciones no constituían un problema. Pero, para el de Alberto Fernández, que aspira junto con López Obrador a reconstruir la unidad latinoamericana y que ha condenado ejemplarmente la brutal dictadura de Jeannine Añez en Bolivia (y ofrecido protección y asilo a Evo Morales,  Álvaro García Linera y a  muchos  militantes de aquel país) seguir caracterizando al gobierno de Maduro por “autoritario” es injusto y, además, contradictorio. Porque si de enjuiciar se trata, la propensión de ciertos altos personeros del gobierno argentino de referirse continuamente a Venezuela (es cierto que respondiendo al incesante hostigamiento de los medios hegemónicos, formidables enemigos de la democracia y del gobierno de Fernández)  mientras se guarda silencio en relación a los delitos y atrocidades perpetradas por Duque, Piñera, Moreno y Hernández revela una seria incomprensión de los asuntos de la región. Y a partir de ese déficit no será posible gestar una agenda diplomática coherente con el interés nacional de la Argentina en un sistema imperialista sumido en una tormentosa y amenazante  transformación.

Termino con lo siguiente. La democracia tiene en la calidad de la vida de la ciudadanía su rasgo más distintivo. Por eso el cuidado de la salud de la  población es uno de sus signos definitorios. Una “democracia” que deja que su gente muera de hambre, o víctima de enfermedades, o incapaz de garantizar la salud de la población no es digna de ese nombre. Es una forma (sutil en algunos casos) de dictadura pretendidamente disimulada con algunos ropajes democráticos. Por eso la respuesta de los diversos gobiernos ante la amenaza del coronavirus arroja un potente haz de luz para caracterizar la verdadera naturaleza de los regímenes políticos de la región. Tomemos como indicador la tasa de mortalidad por millón de habitantes registrada el 23 de Julio. Comprobamos con asombro que la bloqueada Venezuela tiene una de las más bajas del continente, producto del carácter público del sistema de salud: 4 muertes por millón de habitantes. Chile es supuestamente una democracia, pero los muertos debido al Covid-19 trepan a 462 por millón de habitantes, o sea 115 veces más que en Venezuela. No hace falta ser un genio para constatar lo que puede garantizar un sistema público de salud, aún con el lastre del bloqueo, y lo que es incapaz de hacer un sistema privatizado como el que rige en Chile. La ejemplar “democracia” estadounidense presenta registra un índice de 445 muertos por millón de habitantes, o sea, 111 veces más que Venezuela. ¡Un escándalo!  A título de comparación el promedio mundial es de 81.4, veinte veces superior al estándar venezolano. En la impoluta Colombia de Duque esta tasa es de 145, o sea, 36 veces mayor que Venezuela. En Brasil recordemos que Jair Bolsonaro llegó al gobierno previo “golpe blando” contra Dilma Rousseff , la proscripción (“lawfare” mediante) de Lula y la farsa de la puñalada que con la complicidad de los grandes medios de comunicación le permitieron rehuir a los dos debates presidenciales exigidos por la ley en donde, al hablar, habría espantado a gran parte de su potencial electorado. Las credenciales democráticas del actual gobierno brasileño son nulas y allí se aplica, según Frei Betto, una política genocida que da origen a un índice de 395 muertos por millón de habitantes, ¡98 veces mayor que la tasa venezolana! Pero a no confundirse: Brasil es una democracia; el “autoritario” es Maduro. En el Ecuador de Moreno el cociente es de 286 por millón, 71 veces más que en Venezuela; y en la Honduras del narcogobernante Juan O. Hernández es 101, o sea, 25 veces mayor que Venezuela. En Argentina la tasa es de 58 por millón, y pese a ser una de las mejores de Latinoamérica –cosa reconocida por los más diversos gobiernos y organismos internacionales- aún es 14 veces mayor que la de Venezuela. Y en los países bloqueados y sancionados económicamente por Washington es de 16 en Nicaragua y 8 en Cuba, que por eso fue capaz de responder a 35 países que desde los más diversos continentes solicitaron ayuda médica y farmacéutica a la isla rebelde. Recientemente lo hizo nada menos que la ciudad de San Francisco, California. Teniendo en cuenta todos estos antecedentes, ¿cómo es posible que se siga hablando tan a la ligera de autoritarismo y crisis del Estado de Derecho en un país cuyo gobierno, pese al bloqueo y las sanciones económicas, ha sido capaz de proteger a su población como lo ha hecho?  Da para pensar, ¿no?

           

 

[1] Ver https://www.infobae.com/politica/2020/07/23/felipe-sola-el-gobierno-de-venezuela-es-autoritario-sin-dudas/

[2] https://www.nodal.am/2020/07/colombia-971-lideres-sociales-y-218-excombatientes-asesinados-desde-la-firma-de-los-acuerdos-de-paz/ y también https://caracol.com.co/radio/2020/07/21/nacional/1595352587_459935.html

[3] https://www.nodal.am/2020/02/represion-en-chile-las-detenciones-ilegales-aumentaron-un-77/

[4] https://es.wikipedia.org/wiki/Protestas_en_Chile_de_2019-2020. Otras fuentes hablan de que el número de personas con lesiones oculares asciende a 465. Cf. https://www.tiempoar.com.ar/nota/victimas-de-traumas-oculares-pinera-los-cego-y-ahora-mira-para-otro-lado

[5] https://www.eldesconcierto.cl/2019/10/26/desaparecidos-en-estado-de-emergencia-los-recursos-de-abogados-y-familiares-para-iniciar-su-busqueda/

[6] http://www.cubadebate.cu/noticias/2017/07/22/la-oposicion-ha-quemado-vivas-al-menos-23-personas-en-venezuela/

[7] https://www.proceso.com.mx/602877/represion-en-ecuador-5-muertos-mil-70-presos-y-855-heridos

[8] Ver sendos artículos sobre el tema en el New York Times: https://www.nytimes.com/es/2017/12/20/espanol/opinion/honduras-hernandez-reeleccion-protestas.html así como https://www.nytimes.com/es/2017/12/23/espanol/america-latina/estados-unidos-respalda-la-victoria-de-juan-orlando-hernandez-en-honduras.html

[9] https://cnnespanol.cnn.com/2020/04/30/alerta-fiscales-de-ee-uu-presentan-cargos-por-narcotrafico-contra-el-exjefe-de-la-policia-de-honduras-y-dicen-que-actuo-en-nombre-del-presidente-hernandez/

Fuente e imagen: https://atilioboron.com.ar/a-proposito-de-maduro-duque-pinera-y-la-madre-teresa/

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“Pobres niños”, dicen los empresarios y les salen gusanos por la boca, los oídos, la nariz

Por: Pedro Echeverría V.

1. ¿Los empresarios preocupados por la educación de los niños? ¡Ja, ja, que no jodan! ¿Esos mismos niños que acuden con hambre, desnutrición y enfermedades a la escuela porque sus padres viven en la miseria? ¡Por favor, que no mamen con sus cinismo condenando a los profesores porque bloquean calles y luchan por sus derechos! ¿Acaso no son los empresarios, el gobierno, los medios de información y el alto clero, los que unidos han mantenido al pueblo en la miseria, la mentira y la opresión? La única “educación” que piden los empresarios y los ricos es aquella que prepare mano de obra barata y haga obedientes y sumisos a niños y jóvenes.

2. Nunca los empresarios, personajes multimillonarios aspirantes a figurar en las listas de Forbes, han estado interesados por la educación de los pueblos porque según ellos “es peligroso”. Ellos quisieran tener pueblos ignorantes que puedan trabajar como animales, como esclavos, para exprimir sus energías y su sangre. En los siglos XX/XXI pueden hablar de escuelas, pero sólo quieren capacitación para el trabajo, escuelas técnicas que “ayuden al desarrollo del País para hacerlo más rico y poderoso” produciendo riquezas en beneficio de los empresarios. Pero ¡cuidado con que se forme gente que piense, que sea crítico y rebelde!

3. ¿Puede olvidarse que en el país hace unos 40 años el predominio de la escuela pública respecto a la privada era abrumador? ¿No se recuerda acaso que el 95 por ciento de las escuelas se mantenían con presupuesto público y sólo el cinco por ciento privados? Hoy las cosas han cambiado radicalmente, sobre todo a partir de que se impuso en neoliberalismo que obligó a privatizar todo; hoy la relación es de 55 públicas con 45 privadas. Pero aún más: los planes y programas en todos los niveles educativos: de preescolar hasta el posgrado universitario son tecnológicos que eliminan materias sociales y humanísticas.

4. El imperio capitalista y la globalización han ganado la batalla. Incluso el 80 por ciento de los maestros no sabe lo que enseña y se conforma con cumplir con mucha disciplina en la escuela. Llevo más de cuatro décadas repitiendo que “los maestros hemos sido simples correas de transmisión de la ideología de la clase dominante”. ¿Qué carajos importa dar 180, 200 o mil días de clases si estamos repitiendo planes, programas, materias, métodos, que nos dicta el sistema de explotación capitalista? ¿En dónde quedó aquello de la independencia, de la investigación, de pensar por cuenta propia, de cuestionar todo, de ser críticos?

5. El maldito gobierno, por medio de la secretaría de Gobernación, ha citado más de 15 veces a los maestros dirigentes de la Coordinadora (CNTE) a “dialogar” en mesas de trabajo, pero no han sido otra cosa que “entretenimiento” porque el gobierno sólo ha buscado imponer sus puntos de vista. La CNTE ha sido muy clara y consecuente: echar abajo la reforma educativa privatizadora, libertad a todos los presos del magisterio, devolución de plazas a cesados, paguen todos los salarios que se adeudan y cambiar la evaluaciones punitivas por autoevaluaciones. Resuelvan –como se ha acostumbrado- con una simple orden estas demandas y se regresa a las aulas.

6. Durante esta semana que concluye, los grandes empresarios han radicalizado sus exigencias al gobierno: “si no paran las marchas y bloqueos de los maestros se debe ordenar la represión y encarcelamiento por parte de las fuerzas armadas porque los empresarios estamos perdiendo muchos millones de pesos, además los pobres niños que están perdiendo clase”. Sumando a ello, los empresarios están exigiendo subsidios y compensaciones del gobierno por el mucho capital que ha dejado de ganar por culpa de los bloqueos. ¿Se había visto tan grande cinismo de personajes que en pocos años –con apoyo del gobierno- se han hecho multimillonarios?

7. El lunes 22 deben regresar a la escuela un total de 26 millones de alumnos de educación básica y 1.2 millones de profesores arrancan un nuevo ciclo escolar que durará 200 días. Luego iniciaran labores en otras escuelas hasta llegar a unos 32 millones de estudiantes; sin embargo estados como Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Guerrero, el paro magisterial iniciado el 15 de mayo aún no logra la resolución de sus demandas. El Paro, las manifestaciones y los bloqueos continuarán y se busca sumar a otros estados donde el gobierno y los líderes venales aún dominan. La CNTE buscará continuar con las mesas de diálogo, pero mucho más con las movilizaciones.

Fuente del articulo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=215758&titular=%93pobres-ni%F1os%94-dicen-los-empresarios-y-les-salen-gusanos-por-la-boca-los-o%EDdos-la-

Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com

Fuente de la imagen: http://www.elcato.org/hipocresia-y-politica

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