Un pacto contra la injusticia educativa

La segregación escolar ha aumentado prácticamente en todas las ciudades europeas durante los últimos años, y en algunos casos de manera acelerada. La interacción de varios factores ha generado unas dinámicas de escolarización que han favorecido la concentración de grupos socialmente homogéneos –tanto en las fracciones sociales altas como bajas de la estructura social- en los centros escolares.

Entre las causas de este incremento se debe señalar evidentemente el aumento de la segregación residencial, que con la crisis económica ha crecido notablemente. Igual o incluso más importante, sin embargo, son los factores que tienen que ver con los sistemas de provisión y con los modelos de política educativa de los diferentes países. Un informe reciente de la OCDE destaca, por ejemplo, que aquellos sistemas que basan menos la asignación de centro escolar en criterios residenciales son los que presentan índices de segregación socioeconómica y académica más elevados, o que los sistemas que favorecen la competencia entre centros para la atracción de estudiantes son también los que presentan los niveles más altos de segregación escolar.

Responsabilidades políticas

Junto a los factores urbanos y de modelos de provisión educativa, hay que observar también qué instrumentos activan los diferentes gobiernos nacionales, regionales o locales a la hora de combatir la segregación escolar. Las medidas aquí también son diversas. Mientras que desde los años sesenta EE.UU. puso en marcha políticas de busing para asegurar el equilibrio en la escolarización entre distritos con composición social y étnica muy desigual, en las sociedades europeas los intentos de conseguir una escolarización más equilibrada sobre todo se han perseguido a través de la política educativa.

Por una parte, hay sistemas en los que se prioriza la asignación de centro escolar por proximidad –Francia, Noruega- mientras que otros permiten niveles más elevados de elección escolar a las familias –Inglaterra, España, Italia, Holanda–. Por otra parte, hay sistemas que buscan sobre todo igualar las condiciones de provisión de la oferta educativa para reducir el efecto potencialmente segregador de la elección –Finlandia-, los hay que otorgan mucha autonomía a los centros escolares y al mismo tiempo intentan incentivarlos con recursos suplementarios para atraer estudiantes socialmente desfavorecidos –Inglaterra-, y los hay que no hacen nada de lo dicho –Bélgica, Holanda.

Otro gran capítulo de diferenciación entre políticas educativas se observa en el carácter más o menos integrador de los itinerarios escolares dentro de los sistemas. Mientras que los sistemas de tronco curricular común pueden asegurar niveles más elevados de mezcla social y académica en las escuelas –España, Finlandia, Francia-, los sistemas que practican el tracking desde edades tempranas generan una elevada segregación académica y social (Bélgica, Holanda, Alemania, Austria).

Finalmente, no debe olvidarse que los propios centros escolares juegan un papel importante en los procesos de segregación escolar. La discriminación activa, la pasividad, la búsqueda de exclusividad o la indiferencia son actitudes que, en uno u otro, pueden facilitar o dificultar las dinámicas de segregación. La determinación con la que los poderes públicos actúan evitando la selección adversa también es un elemento que diferencia los sistemas educativos y que puede conducir a niveles más o menos elevados de segregación escolar por la vía de la selección del alumnado.

El aumento o estancamiento de la segregación escolar en la mayoría de países europeos de los últimos años evidencia, en todo caso, que las políticas desplegadas por los gobiernos han sido tímidas o ineficientes. Hemos asistido sobre todo a medidas que han reforzado la capacidad de elección de centro por parte de las familias y que han tendido a reforzar la polarización social y académica.

La situación de Catalunya

En Catalunya la situación no es particularmente exitosa. Dos informes del Síndic de Greuges sobre la situación de la segregación escolar en Catalunya publicados en 2008 y 2016 nos muestran una situación preocupante con respecto a las desigualdades en la escolarización del alumnado extranjero. Estos informes evidencian que, en el marco normativo actual, los márgenes de actuación política que pueden desplegarse para reducir la segregación escolar no son pocos y sí ampliamente desperdiciados. La pasividad del Departament d’Ensenyament en este ámbito ha sido evidente, lo demuestra el hecho que de las medidas que propone el último informe del Síndic prácticamente un 80% son políticas de competencia autonómica (y no local).

La reproducción de la segregación escolar se ha producido más por omisión que por acción. La ausencia de sistemas adecuados de detección del alumnado con necesidades específicas de escolarización, la falta de medidas que obliguen a los centros a aumentar las plazas reservadas para este alumnado, una planificación educativa más basada en el seguimiento de la demanda que en la satisfacción de necesidades educativas, decisiones sobre las ratios escolares que han sido sobre todo respuestas a presiones de familias, la falta de control sobre algunas cuotas abusivas de algunos centros concertados o la ausencia de control del fraude en el proceso de preinscripción escolar, son algunas de las omisiones más chaladas de la política educativa autonómica.

Al lado de esta notable inacción, hemos observado cómo algunos municipios han tenido la valentía política de enfrentar el problema y desplegar medidas –no siempre populares- con el fin de reducir la desigualdad educativa. Curiosamente, en los casos de más determinación municipal al desplegar políticas de desagregación, normalmente los ayuntamientos han tenido al Departament como aliado y la corresponsabilidad ha facilitado la adopción de medidas: nuevas zonificaciones escolares, cambios en la reserva de plazas, criterios de distribución de la matrícula viva, etc.

El nuevo Pacte contra la segregació escolar impulsado desde el Síndic de Greuges y apoyado por la mayoría de actores de la comunidad educativa y por los poderes públicos es una oportunidad para corregir lo que no se ha hecho durante años. Para que el Pacte tenga éxito sin duda es necesario aumentar el termómetro de valentía política de las administraciones. Evidentemente, hay que lograr el máximo consenso entre los diferentes actores de la comunidad educativa, pero hace falta también que la hoja de ruta distinga entre derechos y privilegios y poner el principio de interés público por encima de todo. La igualdad de oportunidades educativas se convierte en una falacia si no va acompañada de la igualdad en las condiciones de escolarización y aprendizaje, y la segregación escolar es un lastre generador de injusticia educativa. Hay margen pues, pero hay que activarlo de manera decidida. Y eso sí que no puede esperar.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/politica/el-mundo-de-manana/20191015/471004772102/pacto-justicia-educativa.html

Imagen tomada de: http://www.teinteresa.es/educa/Secretariado-Gitano-segregacion-identificar-colegios_0_1993000817.html

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Rafael Garesse: «Nuestra responsabilidad es cuidar nuestra docencia y la investigación universitaria»

Por: Noelia García.

Rafael Garesse Alarcón, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Facultad de Medicina de la UAM, fue elegido rector de la Universidad Autónoma de Madrid –fundada en 1968– en mayo de 2017. Tras casi año y medio, el rector apuesta por un sistema de ayudas económicas que permitiera acceder a la educación superior a todos los jóvenes. Esta universidad celebra su 50 aniversario «afrontando un importante cambio de época y lo hacemos con entusiasmo, con ambición y con un alto sentido de responsabilidad», indica Garesse.

¿Cuáles son los principales retos futuros de la universidad española?

Nuestro sistema educativo se encuentra en un fuerte proceso de modernización impulsado por las nuevas demandas de la sociedad. La internacionalización de los sistemas de enseñanza superior obliga a las universidades a competir en un mundo global en docencia, en investigación y en transferencia del conocimiento. Es necesario crear un ecosistema en el que convivan una docencia de alta calidad y un elevado dinamismo, una investigación competitiva que afronte tanto la generación de conocimiento básico, guiado por la curiosidad, como los grandes retos sociales, y una transferencia del conocimiento a la sociedad que genere impacto social. La universidad debe asumir además plenamente su papel de liderazgo social en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y en la formación de su estudiantado en valores éticos y solidarios. Estamos ante un periodo de retos y desafíos que tenemos que afrontar con exigencia y rigor. Y todo este proceso de cambio conlleva un profundo debate sobre la gobernanza de las universidades y su modelo de financiación.

Uno de los cambios más notables es el que se produce en el mercado laboral. ¿Cómo afronta la UAM el desafío de adaptar sus programas académicos a lo que demanda el mercado?

Este cambio social continuo no puede llevarse a cabo sin abordar la actualización constante de nuestra oferta docente. Somos plenamente conscientes de las necesidades que tienen nuestros estudiantes, jóvenes que viven en un mundo de cambios vertiginosos dominado por la tecnología, los avances de la ciencia y la diversidad social. La Universidad Autónoma de Madrid aborda este gran reto con una oferta creciente de cursos abiertos online, los denominados MOOC’s, mejorando constantemente nuestras herramientas para la innovación docente y ampliando la oferta de dobles grados y de grados más abiertos, que ofrecen mayores posibilidades a los estudiantes para que elaboren su propio itinerario formativo. Además estamos poniendo en marcha una amplia oferta de cursos dirigidos a distintos sectores públicos y privados de nuestra sociedad, porque somos muy conscientes de que la formación a lo largo de toda nuestra vida será esencial en un futuro muy cercano.

En los últimos tiempos hay quienes consideran que el buen hacer de la universidad española está cuestionado. ¿Está de acuerdo con esta afirmación?

En el contexto en el que vivimos, con cambios disruptivos a todos los niveles, creo que las instituciones educativas son cuestionadas en cierto modo, al igual que lo son muchas otras en ámbitos como la economía, la sanidad o la política. Necesitamos definir con claridad qué se espera de la universidad en una sociedad que evoluciona a un ritmo tan acelerado, y teniendo en cuenta que la educación superior está en el centro del triángulo del conocimiento. Somos el motor del desarrollo social. Esta responsabilidad es especialmente notable para las universidades investigadoras públicas de tipo generalista, entre las que se encuentra la UAM, que deben tener un impacto global en todos los ámbitos del conocimiento. Nuestra responsabilidad es cuidar al máximo nuestra docencia, nuestra investigación y nuestro compromiso con la sociedad en unas condiciones de máxima exigencia.

¿Cree que sobran universidades en España?

El número de universidades en España en términos comparativos, por millón de habitantes, es similar o inferior a la que tienen la mayoría de países europeos o un país como Estados Unidos. Por tanto, considero que no sobran universidades. Lo que caracteriza a nuestro sistema universitario es su homogeneidad, particularmente en el sistema público, que está compuesto en su inmensa mayoría por universidades investigadoras y generalistas que comparten objetivos muy similares. La puesta en marcha del Espacio Europeo de Educación Superior a finales de los años 90 y la creación de la ANECA en 2014 fue el sello definitivo para la homogeneización. Las diferencias existentes en la actualidad están en cierta medida condicionadas por las Comunidades Autónomas, de las que depende la financiación. La creatividad, la flexibilidad, y con ella la autonomía, en la práctica han casi desaparecido.

La cuestión no es por tanto el número de universidades, que es adecuado, sino su especialización. En este ecosistema complejo y teniendo en cuenta la reciente convocatoria para la creación de las European Networks como apuesta de futuro del Espacio Europeo de Educación Superior, las universidades deberían diferenciarse más, especializarse, definir su propia identidad.

Las universidades españolas no lideran los principales rankings internacionales. ¿Por qué cree que sucede esto y qué sería necesario para que cambie?

La situación no es mala, sobre todo si tenemos en cuenta las actuales circunstancias en materia de financiación. Sin entrar a valorar otras universidades, la UAM figura décima en el ranking mundial QS top 50 under 50 2018, es tercera a nivel europeo y primera en España. En cuanto al QS World University ranking 2019, hemos subido 28 puestos, ocupando el lugar 159 entre las mejores universidades del mundo y siendo identificada por primera vez como la mejor universidad de España. Por materias, en el Ranking ARWU, la UAM aparece en una excelente posición en Física y Matemáticas, concretamente entre los puestos 51-75, posición en la que lleva ocho años consecutivos, siendo una de las áreas con mejores resultados de la Universidad. Para que la posición de las universidades españolas mejore aún más en los rankings internacionales sería precisa una financiación muy superior a la actual y un mayor grado de autonomía en la gestión de nuestras instituciones.

¿Qué le parece la idea de implementar un sistema universitario gratuito, como ya existe en otros países europeos?

La implementación de un sistema universitario gratuito me parecería muy bien. Pero lo más importante en estos momentos sería que existiera un sistema de ayudas económicas que permitiera acceder a la educación superior a todos los jóvenes, independientemente de su condición socioeconómica. Y no solo a la universidad más cercana a su lugar de residencia, sino a la universidad que eligiera y a la que debería poder acceder en función exclusivamente de sus méritos, no de su renta familiar. Las universidades públicas necesitan disponer de un modelo de financiación que se adapte al sistema que la sociedad demanda. Lo que verdaderamente nos preocupa es el acceso de los jóvenes a la educación superior. En este sentido, la UAM dispone de un fondo social para nuestro estudiantado que complementa las becas y ayudas de los gobiernos central y autonómico. Ningún estudiante debe quedarse excluido del acceso a la universidad por razones económicas. Hay que trabajar por tanto en un modelo de financiación justa para todos.

¿Quién cree que es responsable de la baja empleabilidad de los universitarios españoles?

Según el informe recientemente publicado de la universidad española en cifras, la tasa de empleo de los universitarios españoles es del 79%, frente al 82% de media en la OCDE. Esta diferencia se debe probablemente sobre todo a la debilidad estructural del mercado de trabajo en nuestro país. Sin embargo, es importante que en la formación universitaria se desarrollen un número mayor de competencias transversales cada vez más importantes, que incluyen el multilingüismo, la capacidad emprendedora, el liderazgo, la formación humanística, el enfoque de género, la diversidad y otras muchas. Todo ello es necesario reforzarlo lo antes posible, y en la Universidad Autónoma de Madrid estamos trabajando de un modo decidido en esa dirección.

¿En qué punto estamos con el 3+2?

El futuro va a depender del análisis y de la evolución del Espacio Europeo de Educación Superior en los próximos años. Estamos a las puertas de un proceso de convergencia de las universidades europeas que posiblemente obligue a introducir cambios a corto plazo. Los nuevos grados que se oferten, que no existan en la actualidad, podrán optar por el 3+2, obviamente, siempre y cuando el plan de estudios se justifique acorde a los criterios establecidos. Los tradicionales seguirán como hasta ahora, 4+1, con la excepción de los grados de mayor duración

A título personal, ¿cuál le gustaría que fuese su legado cuando deje de ocupar su puesto en el Rectorado?

Estamos celebrando nuestro cincuenta aniversario y creo que la UAM puede estar muy orgullosa de todo lo realizado, pero afrontamos un importante cambio de época y lo hacemos con entusiasmo, con ambición y con un alto sentido de responsabilidad. Me gustaría que mi legado sea haber puesto en marcha la transformación necesaria para que la Universidad Autónoma de Madrid sea un referente a nivel mundial en generación de conocimiento, en formación de ciudadanos con sólidas capacidades profesionales y elevados valores éticos, y en la creación de sociedades sostenibles. En la UAM trabajamos por impulsar un proyecto colectivo y sólido, una universidad pública de referencia, impulsando proyectos como la European Civic University, en la que participamos ocho universidades punteras de Europa para crear un espacio en el que estudiantes, docentes, investigadores y personal administrativo y de servicios pueda moverse de un país a otro como si estuviesen dentro de su institución de origen. Una alianza que pondrá en valor lo mejor de cada una de estas grandes universidades y que nos permitirá dar un paso decisivo en ese camino hacia la creación de una gran institución europea y global.

Además, nos solicitan que rellenemos una ficha en la que preguntan, entre otras cosas, cuáles son sus principales aficiones…

Soy un gran aficionado a la música y al deporte. Procuro escuchar música siempre que puedo y soy de los que se paran en la calle cuando veo a dos niños jugando con una pelota. Siempre se aprende algo nuevo. Y mi gran afición es la curiosidad, aprender cosas nuevas me apasiona.

Fuente de la entrevista: https://www.eleconomista.es/ecoaula/noticias/9670556/01/19/Rafael-Garesse-Nuestra-responsabilidad-es-cuidar-nuestra-docencia-y-la-investigacion-universitaria.html

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