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España, Plan nacional contra la dislexia: la gran olvidada que afecta a 700.000 personas

España/02 octubre 2017/Fuente: El Confidencial

El Congreso cuenta con unanimidad. Todos los partidos instan al Gobierno a poner en marcha un plan nacional contra este trastorno que puede cambiar la vida a más del 10% de la población.

La dislexia afecta aproximadamente a 700.000 escolares en toda España. Se trata de una tipología de las llamadas Dificultades Específicas de Aprendizaje (DEA) y lo que supone es un obstáculo añadido a tareas como el lenguaje, ortografía, escritura, pronunciación y expresión oral. Es decir, las capacidades de comunicación se ven alteradas. No existe una fórmula mágica para vencerla, pero sí muchas posibilidades para combatirla y, finalmente, tras años de intentonas por parte de miles de familias, el Congreso ha instado al Gobierno de Mariano Rajoy a implementar un plan nacional que sirva de ayuda a todos los niños afectados y que sea similar al que existe en otros países europeos como Francia o Alemania. Ahora toca que el Ejecutivo cumpla después de que el socialista Ángel Gabilondo empezara a plantearlo y el popular José Ignacio Wert metiera el asunto en el cajón.

La falta de regulación de este amplio colectivo afecta, en la práctica, a varias cuestiones importantes. La primera de ellas es el fracaso escolartan demostrado en distintos estudios, como los sonados informes de la OCDE que a tantas instituciones hacen llevarse las manos a la cabeza. La Proposición No de Ley (PNL) que llevó el grupo parlamentario de Ciudadanos a la comisión de educación del Congreso esta semana, encaminada a que por fin se ponga en marcha un plan nacional en todas las CCAA para tratar esta situación y que se aprobó por unanmidad, aseguraba que el fracaso escolar podría verse reducido hasta en un 40% si hubiera un diagnóstico real de todas las personas disléxicas.

María Sanz, portavoz de la asociación Madrid con la Dislexia, insiste en la importancia de que haya una identificación del colectivo. «En el censo de los informes de la OCDE, por ejemplo, están todos esos niños que tienen estas dificultades pero no están registrados. Niños con muchos profesores particulares y que siguen sin mejorar o que no leen bien y nadie entiende por qué». En realidad, es un problema estructuralque debe empezar a resolverse por que el profesorado cuente con una formación específica. El principal asunto a tratar es la lectura. María Sanz recuerda que hoy en día no existen analfabetos en Madrid, pero sí hay muchos ‘malos lectores’.

Estudiantes durante el examen de Selectividad. (EFE)
Estudiantes durante el examen de Selectividad. (EFE)

El presidente de la Federación Española de Dislexia, Jesús Gonzalo, pone el acento en la formación. «En las facultades de magisterio ni siquiera se trata este asunto. Los profesores están completamente desinformados y no acceden a las novedades que surgen en la educación», afirma a este diario. Desde hace años estas asociaciones se movilizan en busca de atención y de soluciones para los miles de niños que sufren este problema. Su esperanza llegó esta semana al aprobar el Congreso una PNL con el apoyo de todos los partidos, incluido el del Gobierno, que es en última instancia quien deberá dar luz verde al plan.

Y la mayor gravedad no solo recae en la falta de regulación, sino en las desigualdades dependiendo de la comunidad autónoma en la que cada cual esté. Por ejemplo, en Murcia o Cataluña existen ‘ayudas’ —medidas flexibilizadoras, en realidad— que permiten a los escolares con dislexia acceder después al sistema universitario de todo el país, como el madrileño, mientras que los estudiantes de Madrid se ven limitados por esa falta de ayudas.

Marta Martín: «Estas cosas le pueden cambiar la vida a muchísimas personas y encima tienen un coste bajísimo. Hay que hacer que funcione ya»

Las llamadas medidas de accesibilidad o flexibilización que están recogidas en el PNL aprobado en el Congreso son tan sencillas como la disposición de un tiempo extra, que el formato de los exámenes se limite a una carilla, leer las preguntas en voz alta o señalar la información principal de los textos en negrita. «Estas cosas le pueden cambiar la vida a muchísimas personas y encima tienen un coste bajísimo. Hay que hacer que funcione ya», afirma la diputada naranja, Marta Martín, impulsora de la iniciativa que también ha respaldado el partido del Gobierno.

El portavoz del Gobierno y ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo. (EFE)
El portavoz del Gobierno y ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo. (EFE)

Los estudiantes con dislexia no solo se ven perjudicados por la falta de estas iniciativas, sino que además se enfrentan a otra discriminación en el sistema de becas. Mientras hay colectivos, por ejemplo de altas capacidades o educación especial que acceden a él, no existe un programa específico para niños con dislexia pese a que su dificultad de aprendizaje aparece recogida como «alto riesgo de vulnerabilidad» en la propia LOMCE.

Especialmente relevante es el amplísimo número de personas que se ve afectada por la dislexia. En España, sin que exista un registro formal, ya se habla del 10% de la población. Ciudadanos, impulsor de la iniciativa, habla de 700.000 personas hoy en día. María Sanz afirma que en las organizaciones internacionales hablan del 17 al 20 por ciento en cada país, e insiste en que es poco probable que España sea la excepción con menos casos: lo que ocurre es que todavía no están identificados.

Las asociaciones se muestran «escépticas», aunque el consenso parlamentario les ha vuelto a dar alas

Por eso, la proposición al Ministerio de Educación que lidera Íñigo Méndez de Vigo insta a que se cree también una base de datos para obtener información a mayor escala y mejorar el protocolo de detección, además de exigir una coordinación necesaria entre los distintos profesionales que atienden a los alumnos, desde el punto de vista educativo, sanitario y social. Las asociaciones aún se muestran «escépticas», aunque el amplio consenso parlamentario les ha vuelto a dar alas. Precisamente el 5 de octubre se celebra el día internacional de la dislexia y, aunque llevan años detrás de una regulación similar y no son partidarios de creer en casualidades, reconocen que este es un momento más que oportuno para pasar a la acción.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/espana/2017-10-01/plan-nacional-dislexia-700-000-estudiantes-fracaso-escolar_1452244/

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Motivos para educar en la diversidad

Por: Eduardo De la Vega

Las críticas a la escuela ocultan parte de su herencia, sus utopías humanizantes y su vocación por la igualdad.

La  invención es el prodigio de la ilusión radical; la potencia indestructible de la multiplicidad de mundos que no cesan de crear nuevas formas de vidas.

La escuela no escapa a esa lógica del mundo. En su superficie alumbran, entre las sombras, las experiencias del crepúsculo, de los comienzos, del retorno eterno e incesante de la creación radical, vital, indestructible. En dicha superficie nacen también las prácticas de libertad; balbuceantes pero múltiples, localizadas e irradiadas, contaminantes a veces, minúsculas otras; desafiando esa aberración que consiste en el exterminio de la ilusión.

No obstante, hemos sido injustos con la escuela; sólo relevamos sus pesadillas y obsesiones, sus pecados y herejías. Olvidamos casi siempre su mejor sueño, el rostro virtuoso, los anhelos justos.

Olvidamos a Jacotot, el maestro ignorante de Rancière; también a Germain, entrañable para Albert Camus. Otras experiencias anónimas seguirán inciertas e ignoradas, extrañas para la teoría, excluidas de los recintos sagrados, lejos de la historia.

Las razones de educar —en las diferencias— no las encontramos en los actuales contextos neoliberales. La legitimidad de sus razones se remonta, al menos, a las luchas de las comunidades sometidas y condenadas (afroamericanos, indígenas, mujeres, discapacitados, etc.) cuyo epicentro ha sido, sin dudas, la gran batalla por la integración de los negros en la sociedad norteamericana. Aquellos ideales, no obstante, fueron banalizados y adaptados a la lógica del mercado global, cuyas exigencias totalizadoras han propuesto a la escuela como el corazón de un mundo descorazonado.

La gran ficción de Occidente, que se derrumba hoy en Europa como en Estados Unidos, pretendía que la escuela incluya mientras el mundo excluye. El reconocimiento de las identidades y diferencias solo representó, en el interior de una gran fábrica de desechos humanos, un paso de comedia que se disfrazó de inclusión.

Sin duda, las razones de educar en las diferencias es un reclamo justo que surge del corazón de la escuela. No parece serlo las demandas de inclusión, en tanto la escuela nunca excluyó; al menos nunca estuvo en su espíritu, en ninguno de ellos. (1)

La exclusión, en realidad un invento reciente, tampoco estuvo presente en el programa de la modernidad. Sí lo estuvo la invención y consumación del aparato disciplinario: clasificación y distribución diferencial de los sujetos (buenos y malos alumnos, normales y anormales, sano/enfermo); la organización y el control del déficit, las anormalidades, las desviaciones; finalmente, el diseño de una temporalidad indefinida para generalizar las correcciones y los ejercicios.

La homogeneización significaba colocar a todos bajo el mismo modelo, pretender que todos se asemejen con el objetivo, además de someter, de diferenciar, distribuir mejor, organizar según rangos de individuos.

La modernidad no excluyó, normalizó, integró a todos los cuerpos para especializarlos, capacitarlos, aumentar sus fuerzas en términos económicos, a la vez que las disminuye en términos políticos. Formar —de eso se trata la biopolítica descripta por Foucault— sujetos especializados y cuerpos dóciles.

Por lo tanto, la exclusión no estuvo en el horizonte de la escuela pública. La producción de deshechos es un invento reciente, posmoderno, tardío, extraño a la lógica de la modernidad.

Parece necesario realizar un ajuste de cuentas y traer a la escena los otros rostros de la escuela, aquellas experiencias silenciosas de la maestra o el maestro, contracara de los controles, las obsesiones y las malas profecías.

El ajuste de cuentas no satisface a ninguna pulsión autocomplaciente sino a la necesidad de considerar un malentendido que introduce la política, especialmente tras el giro multicultural.

La condena a la escuela oculta parte de su herencia, aquella que insiste con la ilusión; sus utopías humanizantes, su deseo, su voluntad, su vocación por la libertad y la igualdad.

El olvido del legado civilizador no es un gesto sin consecuencias; su intención pretende ubicar el origen de la utopía en la ruptura propuesta, precisamente, por la crítica multicultural. La promesa de inclusión tendría un punto cero de escritura que arranca con la reciente introducción en las aulas de la filosofía de las diferencias.

Comienzo absoluto, ex nihilo, a partir de las ruinas dejadas por el normalismo. A los estigmas, las malas profecías, los circuitos y sus destinos debemos sumarle ahora una sospechosa voluntad expulsiva. La demanda de inclusión formulada al maestro desvía la mirada y detiene los reclamos justos —que deben hacerse a los sistemas económicos antes que a la escuela— mientras decreta la inocencia de la fábrica de espantos y su responsabilidad ante la exclusión.

Recientemente, la palabra «inclusión» ha constituido el núcleo simbólico de las letanías que circulan en la escuela de América Latina. Su eficacia ha permitido recubrir, y luego expulsar de los espacios del pensamiento las ideas de justicia e igualdad, hostiles al ideario neoliberal.

Inclusión, diversidad, integración conforman ahora una constelación simbólica que ya no orienta ni identifica. Solo confunde y culpabiliza al maestro, con efectos devastadores, especialmente, cuando dicha culpabilización se transforma en política educativa.

El docente, luego de «la caída» de la escuela pública, vive en estado de culpa cuya expiación se hará en los recintos sagrados de la formación permanente. La dialéctica del Amo y el ignorante, descripta por Rancière, inspira a los programas «políticamente correctos», en especial las políticas de formación, incluidas aquellas que se disfrazan de participación y promesas de libertad.

Culpar al maestro del no cambio de la escuela permite consumar el crimen perfecto, ya adelantado por Baudrillard; aquél que logra, por un lado, borrar toda pista que lleva al asesino y permite, por el otro, culpar a alguien que no lo ha cometido. De forma tal, que todos creen en la culpabilidad del inocente (el inocente incluido).

La víctima es la escuela, su transformación, las experiencias de lo nuevo. Quedan velados los nuevos posibles que, sin embargo, no dejan de retornar. Las razones de dicha insistencia deben buscarse en el eterno retorno del devenir de la multiplicidad de vidas y existencias, iluminadas por el relámpago virtuoso que extrae de las sombras la silueta renovada de la igualdad.

La comunidad de iguales o aquello que podríamos llamar también justicia educativa.

(1) Hacia 1949 la taza de escolaridad en la educación primaria de Argentina era del 94,9 por ciento. Nueve años después ascendía al 103,3 por ciento mientras otros diez países de la región alcanzaban porcentajes similares. En el mismo periodo, el porcentaje de crecimiento de la educación secundaria superó ampliamente al de primaria duplicarse (UNESCO. 1966. Situación demográfica, económica, social y educativa de América Latina. (Buenos Aires. Solar/Hachette. Pp. 71).

Fuente: http://www.lacapital.com.ar/educacion/motivos-educar-la-diversidad-n1474270.html

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Mesa de especialistas en educación sobre Educación Inclusiva

Argentina / 1 de octubre de 2017 / Autor: Educacion Inclusiva ADC / Fuente: Youtube

Publicado el 27 sep. 2017
En este diálogo entre profesionales del campo educativo, se ponen en discusión las distintas perspectivas en juego sobre el sistema educativo actual, a partir del acercamiento a procesos educativos inclusivos. Conocé más sobre nuestro trabajo en: http://www.educacion-inclusiva.com.ar/ Este video cuenta con subtítulos, habilitalos haciendo click en el ícono ubicado en la parte inferior derecha del video! También podés descargar la transcripción en este link: https://goo.gl/2WFr78

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=6wZ26Fxut5E
Fuente de la Imagen: 
http://www.educacion-inclusiva.com.ar/wp-content/uploads/2017/09/Mesa-de-especialistas-en-educaci%C3%B3n-sobre-Educaci%C3%B3n-Inclusiva.pdf
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Exclusión incluyente: Mientras la educación sea una mercancía, los avances en escolaridad no nos harán mejores personas.

Colombia / 1 de octubre de 2017 / Autor: Óscar Sánchez / Fuente: El Tiempo

Pablo Gentili introdujo este concepto, que parece un oxímoron, para describir el proceso de escolarización en América Latina en los últimos cincuenta años, en el que se ha expandido notablemente el acceso de las masas recién urbanizadas (y por lo tanto, del grueso de la población) a la matrícula del ciclo básico en instituciones educativas precarias.

Es un proceso incluyente, pues sería necio negar el valor de esa presencia de los chicos en la escuela. Para entender la importancia del acceso y la permanencia que se han logrado en las ciudades de Colombia, solo hay que compararlas con el mundo rural disperso, donde la mitad de la población se queda por fuera de la secundaria y solo una cuarta parte llega a ser bachiller. Las condiciones de la población en ambos mundos son muy diferentes.

Pero en las ciudades, aun con el aumento de la cobertura, hay exclusión. No se puede llamar de otra forma a la desigualdad aberrante con la cual se ha hecho la expansión: mientras las clases medias pagan una educación con buenas condiciones, los pobres, con excepciones que confirman la regla, se quedan con el bagazo. Frente a ese hecho hay tres enfoques.

Uno que podemos llamar cínico, niega la exclusión y afirma que simplemente estamos haciendo lo que se puede. Que la desigualdad educativa es una condición temporal y que por el camino que llevamos llegaremos a la educación buena para todos, cada quien en su propia realidad. Y que cualquier esfuerzo adicional atentaría contra la sostenibilidad fiscal y la iniciativa privada. Es común escucharlo, expresado con crudeza, en boca de funcionarios a cargo de las finanzas públicas, y camuflado con eufemismos, en boca de buena parte de quienes manejan la educación.

Un segundo enfoque, que es el que venimos poniendo en práctica algunos convencidos del poder de la razón emancipadora y el empoderamiento popular, es el del desarrollo de las capacidades humanas. Este consiste en buscar gobernantes dispuestos a alimentar altas expectativas y apoyar con ingentes recursos públicos a los educadores y comunidades ejemplares en escuelas pobres, para cerrar brechas dando más al que tiene menos, sin forzar a los poderosos a una igualdad impuesta. Hemos apostado por formar a una nueva generación que entienda que la inclusión tiene que ser plena y que la buena educación, como el empleo decente, la salud preventiva y la seguridad ciudadana son derechos y no pueden ser desiguales, o dejan de serlo.

¿Seremos ingenuos quienes atribuimos a la educación en sí misma la capacidad de transformar el sistema ofreciendo a los débiles un lugar en el mundo?

Gentili, que ha sido dirigente del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, de Flacso y del Foro Mundial de Educación, propone un tercer enfoque que profundiza el anterior. Afirma que la inserción institucional, si bien es un avance, está muy lejos de marcar el camino del goce efectivo de los derechos y las relaciones humanas igualitarias que constituyen las bases de una sociedad democrática sustantiva. Lo que este autor llama ‘universalización sin derechos’ va más allá de la idea hoy aceptada en el mundo de que no basta con el acceso y hay que apostar a la calidad.

Gentili introduce tres reflexiones: i) existen la pobreza y la desigualdad educativas, aunque haya mayor acceso a la escuela, porque la universalización de la matrícula no cambia las estructuras sociales; ii) una educación con igualdad formal ante la ley y brutal desigualdad frente al mercado da como resultado un sistema segregado, en el que la educación no es un bien común, sino uno excluyente y, por lo tanto, no es pública, aunque se haya aumentado la oferta oficial, y iii) se ha impuesto recientemente una tendencia economicista que hace ver la educación predominantemente como un factor de producción, y se ha perdido su sentido como base de la humanización planetaria, planteado en las declaraciones de derechos humanos de hace 70 años.

En algo estamos de acuerdo con Gentili: mientras la educación sea una mercancía más, la formación integral de calidad sea un privilegio y prime el fin de educarse para ganarse la vida, antes que para construirse una vida, los avances en escolaridad no nos harán mejores personas ni nos llevarán a la justicia social.

Me queda la inquietud: ¿seremos ingenuos quienes atribuimos a la educación en sí misma la capacidad de transformar el sistema ofreciendo a los débiles un lugar en el mundo? ¿El cambio de las estructuras políticas, económicas y culturales es una condición para tener un derecho efectivo a la buena educación, o cambiando las mentes con un mayor esfuerzo político y pedagógico dentro del sistema actual podemos hacer que cambien esas estructuras?

Fuente del Artículo:

http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/oscar-sanchez/exclusion-incluyente-discriminacion-educativa-135392

Fuente de la Imagen:

http://www.reproduccionsocial.edusanluis.com.ar/2012/11/exclusion-educativa-en-america-latina.html

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España: Educación publica el primer protocolo de acompañamiento para el alumnado «trans»

España/28 septiembre 2017/Fuente: El Día

Los docentes tendrán que llamar a los estudiantes por el nombre que elijan y permitir el uso de los aseos acorde a la identidad que sientan Algarabía celebra este avance para erradicar la transfobia.

Los centros públicos de Canarias cuentan ya con un protocolo de acompañamiento para el alumnado «trans». Esta herramienta, publicada hace unos días por la Consejería de Educación y Universidades, acaba con la voluntariedad de docentes y fija unas pautas para tratar a estos estudiantes. Entre las medidas incluidas está que la comunidad educativa respete el nombre elegido por el menor y que se le permita el uso de los aseos acorde a su identidad. Además, el centro deberá adecuar toda la documentación administrativa en el aplicativo Pincel Ekade -listas de clase, listados de comedor y transporte, boletín de calificaciones, exámenes, carné de estudiante, etc- al nombre e identidad de género del menor.

El expediente oficial y las actas, en cambio, deberán mantener el nombre registral hasta que se modifique en el registro civil. Una vez que se efectúe este cambio, el centro educativo comunicará los nuevos datos al servicio de la Inspección de Educación.

El centro está obligado a garantizar en todo momento la confidencialidad de los datos del alumnado que realice el proceso de tránsito.

Con respecto a la indumentaria, el alumnado «trans» será libre de elegir su vestimenta, es decir, que si existe la obligatoriedad de uniforme podrá vestir el acorde a su identidad de género. Igualmente, se permitirá el acceso a aseos y vestuarios acordes a la identidad de género que sienta.

El centro facilitará, por el bienestar del alumno, y en la medida de sus posibilidades organizativas, la figura de una «tutoría afectiva». Los equipo directivos también podrán activar, en caso necesario, el protocolo de acoso escolar y establecer las acciones necesarias de carácter inmediato.

La Inspección de Educación será quien vele por la implantación del protocolo en los centros y realizará un seguimiento para detectar posibles problemas e incorporar propuestas de mejoras en el futuro.

Fuente: http://eldia.es/canarias/2017-09-27/22-Educacion-publica-primer-protocolo-acompanamiento-alumnado-trans.htm

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Entrevista a Trinidad Donoso Vázquez: “ Todavía el profesorado considera superiores a los chicos en unas materias y a las chicas en otras ”

28 septiembre 2017/Fuente: Educaweb

Un estudio de la OCDE muestra que las expectativas de los padres y los docentes contribuyen a crear una brecha de género a temprana edad, impactando en la elección de carreras científicas. De esta forma, sólo 1 de cada 20 niñas considera cursar una carrera en ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas, frente a 1 de cada 5 niños. A pesar de obtener resultados similares en la prueba PISA de ciencias de la OCDE. 

¿Cuáles son los condicionantes de género que influyen en la elección de unos estudios o profesión?

La expansión educativa que ha tenido lugar en España en los últimos decenios ha permitido una democratización en el acceso a los niveles de enseñanza superiores y universitarios de los cuales las mujeres han sido uno colectivo particularmente beneficiado. Se trata de una de las conquistas históricas de más impacto social, particularmente en términos de reducción de las desigualdades de género, al permitir mayores cuotas de igualdad profesional, personal y familiar para las mujeres.

Aun así esta democratización se acompaña de dos fenómenos no resueltos por nuestros sistemas educativos: En primer lugar, la desigual orientación en la elección de estudios de chicos y chicas, que reproduce los estereotipos de género y la infra-representación de las chicas en carreras tecnológicas. Las estadísticas confirman que el 53,3% de los estudiantes matriculados en la universidad son mujeres. Por áreas, son mujeres el 72,4% de las personas matriculadas en Ciencias de la Salud, el 61,32% en Humanidades, el 62,05% en Ciencias Sociales y Jurídicas, el 56,71% de Ciencias Experimentales y el 26,76% en las Ingenierías y carreras técnicas. (Véase evolución del Instituto de la Mujer, 2010; INE, 2010, 2013).

En tercer lugar, la realidad a la que se enfrentan las tituladas en el mercado de trabajo indican sesgos de género que se mantienen en las tasas de empleo a favor de los hombres, los puestos de trabajo de mayor responsabilidad con escasa participación de mujeres y la brecha digital de género, que aunque ha disminuido en los últimos años, sigue presente.

También se observan los mismos sesgos en cuanto a la conciliación de la vida personal, familiar y laboral. Con mayores cargas femeninas en el ámbito de la familia y menor en el ámbito personal. (Véase evolución del Instituto de la Mujer, 2010; INE, 2010, 2013).

Esta situación real nos indica que el punto de entrada de hombres y mujeres en la vida universitaria no es la misma, y que la proyección profesional de unos y otras está marcada por desigualdades tanto en la vida universitaria en sí como en el mercado laboral.

Ante estas cifras e indicadores creemos que la orientación educativa y profesional podría hacer mucho en nuestro país para paliar una realidad a todas luces no equitativa.

Los condicionantes de género están presentes en toda la estructura social, la familia, el sistema escolar, los mass media y el imaginario social que otorga expectativas, roles, creencias, comportamientos y actitudes normativizados hacia un sexo y lo coloca en unos cánones cerrados y rígidos en situación de desventaja respecto al otro sexo.

Hacer un repaso a todos los condicionantes de género nos llevaría mucho tiempo y espacio. Algunas consideraciones no tan analizadas.

Las expectativas familiares están presentes, a veces de manera sobreprotectora y paternalista, ningún progenitor quiere ver a su hija en situación de desventaja, sino con todas las probabilidades de éxito. La elección de estudios en que las mujeres están infrarrepresentadas no es una buena imagen para las familias porque piensan que sus hijas pueden fracasar y estar más expuestas en esos ambientes.

Los mass media siguen, a pesar de la presión social y la insistencia de algunas instituciones que trabajan en pro de la equidad, ofreciendo modelos de valores reproductivos asociados a las mujeres y valores productivos asociados a los hombres. Esto de por sí está lanzando el mensaje de que las profesiones y carreras ligadas al cuidado son más propias de mujeres y las ligadas a valores productivos ligadas a hombres. Pero no debemos olvidar que el significado social y la valoración que tienen unas y otras son diferentes.

Hay un factor «llamada» que se produce entre compañeros y compañeras de estudios. Ese factor llamada está condicionado por las elecciones profesionales que hace la mayoría. Pocas chicas se aventuran a elegir profesiones en «solitario», no elegidas por sus compañeras o elegidas por un número muy reducido.

¿En qué etapa formativa o edad se empiezan a interiorizar los condicionantes de género que influyen en la elección de estudios?

 Aunque en la adolescencia se estabilizan los intereses profesionales, éstos son modulados por el ambiente, por lo cual los condicionantes que influyen en la elección de estudios comienzan a funcionar en la temprana infancia.

Los intereses propiamente dichos, en cuanto a elecciones conscientes y preferencias, no son un elemento aislado de otros procesos psicológicos que intervienen a lo largo de la evolución. El tema de las expectativas de éxito y expectativas de resultados van a influir en todo el entramado que prepara las elecciones. Estas expectativas de éxito y resultados son diferentes para niños y niñas, aparecen en lo que se espera de ellos en el entorno familiar y cómo se enfrentan a acciones que les van a resultar más exitosas y más premiadas. Continúan en el sistema escolar, con aquellas competencias que serán más premiadas y desarrolladas. Y estas competencias vienen mediatizadas por los resultados en las diferentes materias.

¿De qué forma se puede evitar la asignación de roles de la que habla el estudio de la OCDE?

Mediante una auténtica escuela coeducativa, como modelo de educación que persigue transformar los estereotipos de género desde el reconocimiento de las diferencias de género, desde una perspectiva crítica con el orden patriarcal y el androcentrismo subyacentes al currículo escolar y el conocimiento científico. Apostar por un modelo coeducativo que persiga, fundamentalmente, superar los estereotipos derivados de la tradicional división sexual del trabajo, acercando las chicas a las materias y elecciones profesionales en las que los hombres han sido tradicionalmente predominantes. Revalorizando también los saberes y valores femeninos, a fin de que se conviertan en universales, y no un reducto exclusivo de las mujeres y del ámbito privado.

Los estudios sobre diferencias de rendimiento por materias en función del sexo, concluyen que las chicas tienen más probabilidades de alcanzar niveles de excelencia en ciencias si se trata de entornos «coeducativos».

Pero no debemos olvidar, que cualquier modificación organizativa por sí sola no genera efectos si no hay una modificación sustancial de las expectativas del profesorado sobre la reproducción de los estereotipos de género.

Las expectativas de alumnado y profesorado van a tener una incidencia en el rendimiento que a su vez va a incidir en sentimientos de autoeficacia y en las elecciones posteriores. Es sabido que una autoeficacia positiva hacia unes materias influirá en elecciones donde esas materias tengan un valor preponderante en el currículo. Todavía el profesorado considera superiores a los chicos en unas materias y a las chicas en otras.

El comportamiento del profesorado en clases de ciencias, matemáticas, sociales y lengua avalan que el profesorado tendía a dirigir más preguntas en les clases de matemáticas a los chicos que a las chicas, mientras que en les asignaturas de geografía, a las chicas se les preguntaba el doble que a los chicos.

En cuanto a la metodología utilizada en la enseñanza, los resultados indican que existen posibles diferencias en los estilos de aprendizaje del alumnado según el género, que a la vez se encuentra mediatizado por los estilos de enseñanza de los y las  docentes (las pedagogías más activistas y menos directivas benefician a las chicas).

En cuanto a los procesos de evaluación, el profesorado considera que los chicos tienen más aptitud que las chicas para responder exámenes tipo test, lo que pone de manifiesto la incidencia de la metodología de evaluación en los resultados de aprendizaje.

Es un elemento fundamental la presencia de profesores con tendencia a cuidar del alumnado y proactivos en la eliminación de los estereotipos de género.

¿Cómo se aborda o se debería abordar la cuestión de género en la orientación académica y profesional?

La institución escolar necesita realizar muchos cambios para adoptar la perspectiva de género, tanto en el currículum, como en los materiales, la organización escolar, la metodología docente,  la gestión de los espacios, etc. Orientadoras y orientadores en los centros escolares parecen tener muchos de ellos ceguera de género para ayudar e intervenir en este sentido. Algunos ejemplos a continuación.

Los contenidos que se barajan en muchos programas de orientación son equivalentes para chicos y chicas o niños y niñas, programas la mayoría de las veces implementados en el marco escolar. Sin embargo, las competencias emocionales de partida de chicos y chicas son diferentes, en este como en casi todos los casos, y a los chicos se les promueve el saber comprender, aceptar y expresar sus emociones, algo que les ha de conducir a una mayor autoconciencia emocional, mientras que a las chicas no se les promueve el eliminar impostaciones exageradas de reacciones emocionales y sentimentales, debe ser porque se las considera con más «naturaleza» emocional, pero obviamente salen perdiendo, porque esto las va a conducir a percibirse como seres emocionales, no como seres con competencia emocional. Podría seguir hablando de estos programas en cuanto a otros elementos como la asertividad y la autoestima, también tratados ampliamente, pero creo que como ejemplo es suficiente.

Los programas de enseñar a pensar o desarrollar el pensamiento crítico adolecen en principio de algunos elementos ya especificados en el párrafo anterior. No consideran el diferente punto de partida de niños y niñas en cómo captan y transforman la realidad. La conciencia crítica proviene de la conciencia histórica, la conciencia participativa y la conciencia en cuanto a posibles modelos de organizar esa realidad. En el caso de las chicas no pueden tener una conciencia histórica porque la invisibilización de las aportaciones culturales de las mujeres sigue siendo todavía invisible. En cuanto a los modelos organizativos tanto en las instituciones como en la sociedad en su conjunto queda claro quien ocupa los puestos de poder Si nos situamos en la conciencia participativa habría mucho que decir en cómo y cuándo se les da la palabra  a las chicas y cómo se desarrolla el discurso en las aulas, no solo es cuánto tiempo tiene alguien la palabra sino la fuerza o la atención que se le concede.

Estos dos ejemplos demuestran que la perspectiva de género en orientación, cuanto a tener en cuenta el punto de partida, la realidad generizada de chicos y chicas, no ha sido considerada.

En los 90, Murray y Glen comentaron que aunque la ignorancia sistemática en la orientación de la perspectiva de género había comenzado a diluirse, su inclusión en el quehacer profesional deber ser asumida con claridad y conciencia disciplinaria, profesional y personalmente «ya que el no hacerlo sería inevitablemente una invitación al desastre» (citado en Villareal, 2001:53)

¡Hace más de dos décadas! ¿Cuántos cambios podemos mostrar desde entonces en nuestra realidad en el campo de la orientación relacionados con su asunción de una perspectiva de género?

Dos propuestas hago para una orientación con perspectiva de género.

Orientación desinformadora: Una de las principales funciones de la orientación es la de formación. Una formación que se desempeña en los centros educativos formales y no formales, en los programas de orientación, acciones de asesoramiento, en una variedad amplia de contextos y situaciones.

El profesional de la orientación necesita profundizar en qué, cómo y a través de qué se realiza la transmisión de conocimiento. La transmisión de conocimiento no es meramente una transmisión de contenidos, pasar de un recipiente a otro, es un encuentro entre dos personas o una persona y un grupo, donde el profesional genera una predisposición que permite, desde pequeñas unidades de información, sean estrategias, habilidades, procesos, destrezas, activar una complejidad de elementos cognitivos, afectivos y conductuales de la persona, a partir de las cuales recrea esas unidades para sí mismo y para el contexto donde tiene que desarrollarlos de forma efectiva.

Este proceso de transmisión de conocimiento tendría que estar marcado por la duda. Duda de lo que sabe y duda del conocimiento social acumulado. Duda de los contenidos, conceptos y categorías imperantes en los procesos formativos establecidos. La persona orientadora debe interpelar de manera continua al conocimiento considerado válido por dos cosas:

Porque este conocimiento es fruto de una realidad histórica marcado por  las discriminaciones y sometido a unos valores y creencias interesados.

Porque las posiciones ante cualquier temática son inconmensurables y el diálogo está contaminado  ya que el poder y las jerarquías siempre están presentes. Contra ellos, un poder y una jerarquía que predispone a la homogeneización de posturas y de miradas se ha posicionado siempre el feminismo alertando de la reducción de posiciones  a una dominante.
Una postura que intenta encontrar las otras miradas, las voces ocultas u ocultadas. Esto requiere un respeto a la complejidad de miradas, no buscando la integración, sino una perspectiva de convergencia de conocimientos parcelados.

Orientación transgresora: No creo que haya otra manera de entender la introducción de la perspectiva de género sin caer en falsos apaños. El género es una categoría analítica subversiva, busca romper con las estructuras establecidas, romper el contrato sexual a partir del cual se estructura la sociedad en jerarquías de poder. Busca desestabilizar unos valores arcaicos imperantes y recuperar otros, presentes en la esfera privada, desprovistos de valor económico y poder. Entre ellos el valor del cuidado.  El desarrollo humano necesita sobre todo del cuidado que recibimos de las personas con las que estamos vinculadas afectivamente. Una sociedad de espaldas al cuidado no es concebible, aunque sí es un futuro posible e incierto en un mundo la juventud no apuesta por esta ética, entre otras causas por falta de formación. Pero seguimos siendo por encima de todo una especie que necesita cuidados y son estos los que mantienen la calidad de vida de una sociedad y la cohesión de ella además del progreso.

La orientación transgresora aspira a redefinir las reglas del juego, de lo público y lo privado, del valor del éxito, de la sostenibilidad de la vida, de las relaciones entre cercanos y extranjeros. Todas las reglas por las que están constituidas las sociedades hoy día.

Se enfrenta al sistema pedagógico que es por definición normalizador, históricamente reproductor del imaginario social y por tanto, con imposiciones heterosexuales. Tener en la mente estrategias para acabar con la normatividad heterosexual la obliga, a este tipo de orientación, a «mirar de cabeza para abajo», revisar el orden  relacional  y simbólico de la vida social y el significado de los símbolos en el orden institucional y político. Quiere dar la vuelta a la perspectiva moralista que se pasea por los centros educativos sobre las niñas y mujeres donde se sigue jugando al «compórtate» en ellas y «vete de clase» en ellos. Los discursos dicen mucho. Y ha de ser transformadora para darle a las diferencias, todas, sobre todo a la más histórica y que es la mayor fuente de desigualdad, la sexual, un lugar privilegiado.

¿De qué forma contribuye la orientación académica y profesional en la igualdad de oportunidades?

La orientación puede contribuir a paliar las desigualdades que surgen no solamente por una cuestión distributiva de recursos y/o capacidades, sino que son también una cuestión social, de convivencia, de alteridad que se manifiestan a través de la dominación cultural sobre las diferencias étnicas, raciales,de género, de sexualidad, o en general lo que acontece con otros grupos estigmatizados

Es responsabilidad de la orientación contribuir a despertar una visión más crítica y una actitud transformadora hacia la sociedad dentro del sistema educativo, el sistema educativo se convierte así en un lugar idóneo para deslegitimar patrones de dominación impuestos por la normatividad generizada y que promueven el sexismo, la homofobia y el discurso de la violencia contra el «otro» diferente.

Desde hace tiempo se llevan a cabo actividades para favorecer que las mujeres accedan a carreras consideradas de hombres como las ingenierías, pero, ¿cuál es la situación en carreras consideradas tradicionalmente de mujeres como magisterio o enfermería?

Mi experiencia es que no se está trabajando de una manera sistemática e intencionada para eliminar sesgos de género atávicos que se pueden reproducir con más facilidad en carreras tradicionalmente femeninas. Las actuaciones se dejan en manos de personas voluntarias con una conciencia crítica hacia las cuestiones de género, pero que no tienen un respaldo en acciones institucionales.

En estas carreras habría que insistir especialmente en:

  • Metodologías didácticas no sesgadas por el género,  que puedan extraer del alumnado la cosmovisión cultural de género-poder y que les haga reflexionar sobre cómo culturalmente se ha elaborado una visión género-poder y cada persona ha incorporado a su propia voz las voces de la su cultura.
  • Estrategias que permitan cambiar las creencias, actitudes y prácticas habituales.
  • Técnicas que permitan interrogarse e interrogar sobre cómo se lleva a cabo la propia práctica pedagógica.
  • Procesos de transformación de los discursos hegemónicos.
  • Procesos de mejora enseñanza-aprendizaje que introduzcan contenidos conceptuales sobre la relación género-poder.
  • Conocimientos no sometidos a la distorsión sexista
  • La conciencia crítica ante los conceptos como ciencia, poder, sujeto, estado… (Incorporar las aportaciones de las mujeres haciéndolas visibles, no es una cuestión de representación, sino de representatividad).
  • Indagar en las resistencias del profesorado hacia la temática de género y poner en marcha procesos formativos para eliminar creencias, prejuicios y mitos.

Fuente noticia: http://www.educaweb.com/noticia/2015/10/13/entrevista-trinidad-donoso-monografico-genero-estudios-profesiones-9064/

Fuente imagen: http://otrasvoceseneducacion.org/wp-content/uploads/2017/08/enrevisa2222-630×410.jpg

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España: Rompamos una lanza por una escuela laica

España/25 septiembre 2017/Fuente: El Diario

«CCOO se posiciona favorable ante la idea de introducir una asignatura de ‘Educación en Valores’, pero no debe hacerse  como una experiencia piloto».

A finales de los años 70, el entonces Gobierno de España firmaba cuatro acuerdos con la Santa Sede, renovando así lo acordado en el año 1953 bajo la dictadura franquista. Volvía a otorgarse a la Iglesia Católica el permiso para continuar con su adoctrinamiento y los privilegios de los que había gozado hasta el momento. Esto se traducía en dar potestad absoluta a la iglesia para que formulara el currículo del área de Religión, que propusiese los libros de texto y materiales didácticos, y que además impusiese a su propio profesorado.

Tras todos estos años, la situación, lejos de ir mejorando, se empeora aún más a través de la LOMCE del Partido Popular. Esta ley da más peso a esta asignatura, llegando a computar como cualquier otra materia en Bachillerato. En Educación Primaria, por su parte, se continúa estableciendo la Religión en el currículo.

Nos encontramos así con que nuestros alumnos cursan dos sesiones de Religión Católica frente a una sesión de Música, por ejemplo; muestra clara de la visión y del tipo de apuesta por una educación laica que se hace desde las administraciones públicas, más concretamente desde la nuestra.

Para CCOO, la laicidad del Estado y de la educación por extensión, es una cuestión de libertad democrática y de derecho común. No se trata de ser creyente o no serlo, cuestión que nada tiene que ver con el hecho que nos ocupa. En la misma Constitución Española se establece que los poderes públicos garantizarán el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa o moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. Pero esto no implica que esa formación deba llevarse a cabo dentro del ámbito escolar. No nos oponemos a la libertad de credo, sino a que cualquier creencia religiosa sea inculcada desde la escuela. Esta institución debe ser objetiva y empírica respecto de las enseñanzas y conocimientos que se impartan y no debe inclinarse por ningún tipo de dogma; los cuales, de tenerse, deben relegarse a otro tipo de contexto y ámbito.

Por su parte, las administraciones educativas deben favorecer la inclusión de temas relacionados con el civismo, la paz, la igualdad entre géneros, la libertad sexual… en definitiva una educación en valores, que la propia Unión Europea considera imprescindible y necesaria para la educación del siglo XXI. Temas y contenidos que, aun siendo tratados de forma transversal en todas las áreas de conocimiento, son tan importantes y cuentan con un peso específico tan necesario para el correcto desarrollo y desenvolvimiento del ser humano en la sociedad que nos toca vivir, que obligan a que sean asumidos, de una vez por todas, por un área de conocimiento propia, llámese “Educación en Valores” o como quiera que sea, pero que contenga esos mínimos necesarios para el desarrollo holístico de la persona.

Los casos diarios de violencia doméstica, de violencia de género, de maltrato, de falta de respeto humano, de abandono, de individualismo enfermizo, de desapego social, de acoso, de inestabilidad… son muestras claras de que el área de Religión Católica, por mucho que ha intentado hacerse adalid de la bondad social que salvaría el mundo, no ha funcionado, no ha servido. Probablemente porque pensamientos como el miedo a lo diferente, la no aceptación de la realidad humana, o la sumisión, son elementos que siempre ha transmitido ese credo y que nada tienen que ver con lo que de verdad debe buscar la escuela.

Por todo ello, CCOO se posiciona favorable ante la idea de la Consejería de Educación de introducir una asignatura de ‘Educación en Valores’, pero considera que no debe hacerse  como una experiencia piloto, sino que tiene que hacerse extensible a todos los centros educativos de la región. Los valores sociales que como comunidad debemos transmitir a nuestros jóvenes no pueden esperar, no deben ser elementos de pruebas y pilotajes, simplemente hay que transmitirlos cuanto antes.

Insistimos, pues, en que el área de Religión salga de la escuela; y hasta que esto se pueda hacer efectivo legalmente a través de una ley Orgánica que sustituya a la LOMCE, instamos al Consejero de Educación a que modifique la distribución horaria y que, al igual que ya han hecho otras comunidades, rebaje el tiempo semanal de la asignatura de Religión a un solo período.

Rompamos de una vez por todas una lanza a favor de una escuela laica en la que todos y todas tengamos cabida.

Fuente: http://www.eldiario.es/clm/palabras-clave/Rompamos-lanza-escuela-laica_6_690190975.html

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