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Libro. Tensiones para la inclusión real en la educación superior: la institucionalidad desde distintas perspectivas

Tensiones para la inclusión real en la educación superior: la institucionalidad desde distintas perspectivas
El caso del programa de admisión especial para estudiantes negros, afrocolombianos, palenqueros y raizales de la Universidad Nacional de Colombia

Margarita María Rodríguez Morales. [Autora]
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Colección Estudios sobre las Desigualdades.
ISBN 978-987-722-173-2
CLACSO.
Buenos Aires.
Enero de 2016
A partir del análisis del Programa de Admisión Especial –PAES– para estudiantes negros, afrocolombianos, palenqueros y raizales de la Universidad Nacional de Colombia y la normatividad institucional que lo define e implementa, este artículo presenta las tensiones a las que la institucionalidad se enfrenta cuando tiene el reto de crear programas de admisión diferencial. A partir de un enfoque de multiplicidad desde los Estudios Sociales de la Ciencia, muestro la forma en que en un escenario universitario donde prima la excelencia y el mérito, conciliar con valores asociados a la inclusión social y la eliminación de brechas históricas en el marco de un estado multicultural, resulta un reto que parece ser difícil de abordar, pues se evidencian ciertas incoherencias en los discursos institucionales, al tiempo que se crean tensiones con actores sociales vinculados con la lucha por la creación de medidas de acción afirmativa para este grupo poblacional.
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Fuente de la Reseña:
http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=1087&pageNum_rs_libros=2&totalRows_rs_libros=1064

 

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Pakistan’s Malala Yousafzai ‘excited’ to study at Oxford University

Pakistán/Agosto de 2017/Fuente: France 24

Resumen: Malala Yousafzai, la más joven ganadora del Premio Nobel de la Paz a los 17 años, dijo el jueves que estaba «emocionada» después de ganar un lugar para estudiar en la Universidad de Oxford. Yousafzai dijo que había sido aceptada en Oxford para estudiar Política, Filosofía y Economía. Se unió a miles de otros estudiantes en Gran Bretaña para descubrir dónde irán a la universidad después de obtener sus resultados finales de la escuela. Otros que han estudiado el mismo curso en Oxford, una de las mejores universidades del mundo, incluyen el ex primer ministro británico David Cameron y la ex primera ministra paquistaní Benazir Bhutto.

Malala Yousafzai, la más joven ganadora del Premio Nobel de la Paz a los 17 años, dijo el jueves que estaba «emocionada» después de ganar un lugar para estudiar en la Universidad de Oxford.

Yousafzai dijo que había sido aceptada en Oxford para estudiar Política, Filosofía y Economía. Se unió a miles de otros estudiantes en Gran Bretaña para descubrir dónde irán a la universidad después de obtener sus resultados finales de la escuela.

Otros que han estudiado el mismo curso en Oxford, una de las mejores universidades del mundo, incluyen el ex primer ministro británico David Cameron y la ex primera ministra paquistaní Benazir Bhutto.

After recovering from the Taliban attack, she has attended school in England.

Early figures showed a fall in the number of places allocated by universities, although the proportion of students scoring top grades rose.

University admissions service UCAS said on its website the decrease in the number of university acceptances had been driven by a fall in acceptances from older students and fewer students from the European Union.

UCAS said 416,310 people had been accepted to degree courses on A-level results day, down two percent compared to 2016. But over 1 in 4 of the grades was an A or A*, the best ratings, up 0.5 percentage points on last year.

Fuente: http://www.france24.com/en/20170817-pakistan-uk-malala-yousafzai-excited-study-oxford-university-education

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Las universidades, su huella de carbono y la verdadera modernidad.

Por: Juan Palomar Verea.

Las universidades, como centros neurálgicos de la educación, tienen una primordial obligación respecto al medio ambiente: reducir al mínimo su huella de carbono, y a través de ello, colaborar a la salud pública y a la formación de todos sus alumnos, empleados, maestros, comunidad en general. A estas alturas todos sabemos que el reducir dicha huella (el impacto global sobre la atmósfera terrestre) es vital para la vida en el planeta.

¿Cómo hacerlo por la vía de los hechos? Una de las principales vías es limitar al máximo uno de los factores del funcionamiento universitario que posiblemente es el más perjudicial para el entorno: los desplazamientos automotores de su comunidad. Entre más lejanos y dispersos sean los planteles e instalaciones académicas mayor es el gasto en combustible y tiempo para acceder cotidianamente a ellos (en transporte público o privado).

La Universidad de Guadalajara, por ejemplo, ha seguido una política de alejar algunas de sus instalaciones de las áreas céntricas y mejor comunicadas de la ciudad. Para que un alumno (o cualquier ciudadano), por ejemplo, pueda consultar un libro que ocupa en la Biblioteca Pública del Estado (manejada por la U de G) debe, en la gran mayoría de los casos, imprimir una significativa huella de carbono en perjuicio del medio ambiente, e invertir mucho tiempo de traslado. O no ir (poca afluencia).

Esta práctica de abandonar las áreas consolidadas tapatías colabora además activamente para restarle vitalidad y viabilidad al centro. Teodoro González de León, no lo olvidemos, señalaba que el principio del desastre del centro de México fue el traslado de la comunidad universitaria de la Unam hacia el lejano campus del Pedregal.

El Iteso, por su parte, tuvo un inicio prometedor, hacia 1957, cuando comenzó a crear una red de planteles, cuatro o cinco, en el centro de la ciudad. El espejismo de los campus a la manera norteamericana, del Tec de Monterrey y de la Unam, fomentó la plusvalización de los lejanos terrenos donados por don José Aguilar, y sus áreas colindantes, a través de la creación, hacia 1962, del actual campus al sur de la mancha urbana. Queda la especulación, aún vigente: ¿qué sería haber continuado con el sistema céntrico, como la Universidad de Salamanca, la Sorbona y tantas otras? ¿Qué sería hacerlo ahora?

Ambas universidades hacen esfuerzos por mejorar sus efectos perjudiciales sobre el medio ambiente. La U de G acaba de anunciar que adquirió 29 vehículos eléctricos y 9 híbridos para integrarlos en su flotilla compuesta de centenares vehículos convencionales. El Iteso, por su parte, ha convertido su campus en un admirable jardín botánico y trata sus propias aguas residuales. Además ha prohibido el unicel, y está haciendo la lucha por cancelar el uso de los popotes y las botellas de PET, junto con el fomento a las prácticas del transporte compartido y la bicicleta.

Habría, además de estos loables esfuerzos, que profundizar drásticamente en otras medidas. La U de G, por ejemplo, podría regresar una parte significativa de la biblioteca del Estado (no un pedacito) a la Casa de la Cultura Jalisciense del Agua Azul. Podría, en vez de continuar alejando sus instalaciones, desarrollar en las inmediaciones del citado parque, estratégicamente situadas en el corazón metropolitano y que ofrecen grandes oportunidades, un gran distrito universitario (ya hay otro pie de cría: el Teatro Diana). Otra oportunidad: restaurar integralmente el Jardín Botánico (conforme a la ilustración original del proyecto del siglo XVIII que se acompaña) y que es parte integral, clínica y educativa del frontero Hospital Civil, manejado por la propia U de G.

O el Iteso, por ejemplo. Bien podría descentralizar su campus, ya pletórico y congestionadísimo de coches, a la manera como muy meritoriamente lo empezó a hacer con gran éxito y aceptación de su comunidad y del público en general, con la Casa Iteso-Clavijero, instaurada hace más de diez años en la Casa González Luna de Luis Barragán. Bien se habla de los beneficios ambientales de las aproximadamente 40 hectáreas del campus-jardín con el que cuenta. Pero nunca se habla de la incalculable y mayúscula huella de carbono (y del altísimo desperdicio de tiempo y desgaste humano), que ha representado históricamente, y representa hoy, el cotidiano traslado de los miles de integrantes de su comunidad hasta dicho campus. Porque, paradójicamente, entre más queda el campus rodeado de desarrollo urbano, más complicado, tardado y contaminante es llegar a él: más se aleja en términos reales. Esto se aplica a todos los centros educativos periféricos (el Tec, etcétera).

Las universidades tienen una indeclinable y esencial obligación cívica. Una de las primeras es impulsar la sustentabilidad (en todos los sentidos) de sus ciudades, de sus comunidades. Los tiempos y las circunstancias cambian: es más que hora de que los centros educativos replanteen su papel en la urbe, de que se superen esquemas obsoletos y dañinos, de que apuesten por una verdadera modernidad.

Fuente: http://opinion.informador.com.mx/Columnas/2017/01/20/las-universidades-su-huella-de-carbono-y-la-verdadera-modernidad/

Imagen: http://ep00.epimg.net/ccaa/imagenes/2013/08/06/valencia/1375814820_020515_1375815150_noticia_normal.jpg

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Gaokao: el espejo chino

Carlos Ornelas

Año tras año observamos protestas de “rechazados” a la educación superior en México. En esto cada quien tiene su punto de vista. Para los funcionarios universitarios no hay rechazo, se admite sólo a quienes pasan por los filtros que impone cada institución. Para otros, es efecto de un sistema excluyente. No hay un examen general de ingreso a la educación superior. Por eso no se considera un problema nacional.

La prensa y los medios reportan las movilizaciones de protesta, pero es poco lo que sabemos de quienes, no habiendo pasado los exámenes de ingreso, no se manifiestan. No conozco informes de investigación que indaguen, entre quienes no ingresan, la frustración, la exploración de otras alternativas (que las hay, las instituciones de educación superior privadas absorben parte de la demanda) o buscan empleo.

En varias ocasiones he pensado —a sabiendas de que sería una propuesta de incorrección política mayúscula—, ¿por qué dejar el problema de los “rechazados” a la Universidad Nacional Autónoma de México, al Instituto Politécnico Nacional o a la UAM? Tal vez un examen nacional podría ser un filtro más general. Aunque tampoco resolvería el problema de exclusión, la falta de cupo es real.

El 12 de octubre, The Guardian publicó un reportaje de Alec Ash acerca de lo que investigadores del campo consideran el examen más duro de todas las pruebas de ingreso a la educación superior. Más de nueve millones de estudiantes chinos de tercer año de educación media toman el famoso Gaokao. El pase al futuro para alrededor de 17% y la frustración para el resto.

El Gaokao es un asunto controvertido. Ash informa que es un símbolo del sistema educativo chino en su conjunto. En Occidente se le considera como monolítico y memorista; en China piensan que es duro, pero justo. En Europa y Estados Unidos existe la idea de que las escuelas chinas producen autómatas incapaces de pensamiento crítico; en China, muchos parecen pensar que las aulas occidentales están llenas de estudiantes que se colocan en los escritorios y rasgan los libros de texto, al estilo de Los poetas muertos.

En el extranjero cada vez admiran más al modelo chino, cuando antes lo criticaban por el aprendizaje de memoria y agotador. Expresa Ash: “Mientras el ingreso a la universidad es competitivo en cualquier país, en China, las mejores universidades pueden seleccionar tan sólo uno de cada 50 mil estudiantes… En los años que tengo de reportar en China, nunca he escuchado a un solo estudiante que se queje acerca de su carga de trabajo. Para ellos, es simplemente normal… En China, elGaokao es a veces descrito como un Dumuqiao, que se traduce como “puente de un solo registro”, un camino difícil que todo el mundo tiene que caminar. Pero unos tienen mejores zapatos que otros. Las familias ricas pagan clases de refuerzo para sus hijos… (para) aumentar las posibilidades de que ingresen a la universidad de élite” (en the guardian.com. Traducción libre).

Ash también informa de los jóvenes que pasan por crisis nerviosas, la competencia feroz por un puesto, las estrategias para copiar —y medidas que las autoridades ejecutan para prevenir y castigar las chapuzas— y la presión que imponen los padres a los hijos que, en caso de fracaso, a veces conducen al suicidio.

Por supuesto que cuando pienso en México, no me imagino algo parecido alGaokao. No existen las condiciones políticas —el régimen no se atrevería a enfrentar una protesta de grandes magnitudes— ni culturales. En China, la ilustración meritocrática tiene raíces históricas de larga data; en México, la cultura del esfuerzo fue una frase retórica, aunque exista en porciones de la población. Pero no se labra con ardor.

No hay recetas mágicas. El problema del cupo es real. Juzgo por lo que me toca. Tengo estudiantes esforzados, inteligentes y trabajadores, la mayoría de clase media, aunque también —y me da gusto— cada vez veo que más proceden de los segmentos de clase media baja. Me dicen que están contentos, que pasaron el examen y quieren aprovechar su tiempo. También me han tocado alumnos que nada más invaden un espacio que pudiera ocupar otro más motivado. Algo no funciona bien en los filtros institucionales.

No abogo por un examen tipo Gaokao. En México, el gobierno se abstiene de hacer propuestas y las universidades objetarían cualquier intervención de fuera. Al final de cuentas, el problema de la exclusión es general y persistente. Y no sabemos qué pasa con la mayoría de los “rechazados”.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/gaokao-el-espejo-chino/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2015/08/Marcha-del-MAES-de-gobernaci%C3%B3n-a-la-SEP-23-de-julio-2013-3-e1440461893518.jpg

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De profesión: escribiente

Terminé mi bachillerato cuando aún tenía quince años. Confieso que para ese momento todavía conservaba alguna duda sobre lo que comenzaría a estudiar unos meses después, aunque ya el año anterior había pasado por un momento de dudas crisis por tener un amplio abanico de posibilidades entre mis opciones para estudiar en la universidad.

En aquellos catorce, lo que se me ocurrió como solución fue revisar el Libro de Carreras de estudios que, por la época, se entegaba impreso a todas las personas que estaban por concluir sus estudios de bachillerato como orientación para la inscripción de sus opciones universitarias. Tomé el de mi hermano, cinco años mayor que yo, y comencé a revisar, primero por nombre de carrera, después por ciudad y por último por universidad. A esos catorce «sabía» que tenía una inclinación sentida hacia poder comprender por qué las personas actuaban como yo lo percibía y las motivaciones sociales que podrían haber a tales cosas, aunque ciertamente lo llamaba diferente. Pero también a esos catorce, sabía que para mi mamá representaba una angustia muy profunda enviarme a otra ciudad a estudiar. De modo que la decisión que en ese momento de definición debía tomar, estaba marcada por mi vocación y las limitaciones propias del entorno. Un sistema de restricciones pues.

De la lista que hice a los catorce, la primera en salir fue «biología marina» algo que dije desde mi niñez quería estudiar, por la fascinación que producen, cuando se es pequeña, los animales del mar y sus modos de vivir. Las prácticas de biología de bachillerato se encargaron de desenamorarme al mostrar lo descarnado de esos estudios en cuanto a su experimentación con animales. La carrera de educación también salió de la lista, aunque, curiosamente, si hay algo que ha marcado mi formación profesional es la expectativa de estar en aulas de clases acompañando procesos de aprendizaje. Finalmente, los catorce me dejaron una lista preliminar reducida a cuatro opciones en este orden: psicología, publicidad, sociología y ciencias políticas.

Un año después estaba yo, frente a la planilla de llenado de opciones OPSU para ingreso en la universidad y sólo tenía esa lista hecha a mano de cuatro carreras de las cuales sólo una se dictaba en mi ciudad. No valieron empeños de tías de Caracas y Maracaibo, que durante un año largo afirmaron que podrían darme un espacio en su hogar para convencer a mi madre, naturalmente presionada por su formación familiar y una viudez tristemente estrenada dos años antes. Las tres primeras opciones de la lista salieron pitando, pues mis quince y mi perspectiva de las cosas no me fueron suficientes para emanciparme. Llegada a ese punto, la planilla se fue con sólo tres opciones. Ciencias políticas la primera, Derecho la segunda e Ingeniería de Sistemas la tercera. Pude haber entrado en cualquiera pero fui asignada a la primera.

No me arrepiento.

Aquellos quince, con planilla de OPSU ya entregada, con título de bachiller en mano y despidiendo a una amiga que viajaría un año de intercambio fuera del país, me sorprendieron de madrugada confesándole a una vieja máquina de escribir aquello que, en realidad, sentían mis tripas debía ser lo que marcara mi paso por la universidad. «Quiero escribir», tecleé. Fueron las primeras palabras, para luego precisar algo más. Quiero escribir libros, poemas, cosas. Quiero contare a otros cómo veo las cosas y cómo los veo a ellos ante esas cosas. De mayor, escribí, tendré un escritorio lleno de papeles y cosas escritas y por leer. Quiero aprender lo que la gente siente y vivir lo que la gente vive. Quiero pensar en grandes cosas y ayudar a otros a que las vean y sientan. Quiero enseñar a otros y aprender de otros.

Lo que comenzó siendo la cuarta opción y quizás la «peor es nada», se convirtió meses después, en la asignación de cupo universitario. Llenó de serenidad a mi madre, a quien no revelé mis opciones hasta el último momento. Pese a su alivio, confesó que nunca quiso tener en casa ni abogados ni curas (o monjas), pero que si iba a estudiar ciencias políticas, mejor estudiaba derecho que, al menos, me garantizaría el pan. Años más tarde, ya con mis hijos, y al ver ella que comenzaban a hacerse públicas algunas cosas escritas por mi, creo que pudo ver desde una pespectiva diferente aquella decisión de adolescente.

Abracé la carrera como balsa del despegue. No había vuelta de hoja ni opción de fuga. Aunque nuestra unión fue advenediza, casi como un matrimonio por convenio, al poco tiempo la carrera y yo comenzamos a amigarnos y nos terminamos gustando tanto que la comprendí como un puente seguro para llegar a aquello que la adolescente que fui, que aún era en la universidad, decretó sería. Como nos pasa a casi todos, lo mejor de lo que fue la universidad y su aprendizaje, se me reveló con mi título de Politóloga en mano, cinco años exactos después.

Algunas veces me visita aquella imagen mía escribiendo, como posesa, de modo acelerado y vital, lo que anhelaba ser. Creo que se me acerca, como el fantasma de las navidades pasadas, por esta época del año en la que asumo labores de inscripción y docencia de bachilleres a nuestra institución. Cada uno de ellos, lleva una maruza de sueños y decepciones. Como escribiente, también aprendo de eso. Aunque creo que a aquella que fui aún le debo alguna que otra cosa de las que dejé escritas, las ansias y ganas por comprender, anotar y aprender, siguen vivas en esta escribiente de la vida que se asumió en profesión.

Imagen destacada: Archivo personal. Mi escritorio, hace unos minutos.

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Cuba: Parlamento cubano debate sobre ingreso a Educación Superior

América Central/Cuba/julio de 2016/Ahora.Cu

Entre un 73 y un 75 por ciento de estudiantes aprobaron su ingreso a la educación superior en el curso 2015-16 en Cuba, según resultados preliminares compartidos este lunes por el Director de Ingreso y Ubicación Laboral del Ministerio de Educación Superior, René Sánchez, en la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Según los datos compartidos, en Matemática de los 40 mil 742 examinados aprobaron unos 29 mil 457, para un 72, 3 por ciento; mientras que en Español los resultados son más favorables, con un 95, 5 de aprobados. En Historia, el por ciento exhibe un 86, 7. En comparación con el pasado año, los resultados son inferiores en Matemática, pero no así en Español, asignatura que superó el 93, 7 del año anterior, destacó Sánchez.
El Director de Ingreso señaló que continúa siendo una debilidad la baja incorporación de graduados a carreras pedagógicas, si bien se mantienen como las más cubiertas Ciencias Médicas, Ciencias Sociales, técnicas, naturales y económicas.
No obstante, hizo alusión a que las carreras pedagógicas recibieron mayor atención, lo que posibilitó satisfacer al 89 por ciento de los aspirantes. “No hay referencias en los últimos años de esta cantidad de plazas otorgadas”, destacó.
De acuerdo con los datos presentados por Sánchez, Las Tunas y Granma aparecen este año como las provincias con mejores resultados en cuanto al otorgamiento de carreras, con un 87 y 86 por ciento, respectivamente.
En relación con los resultados del proceso de ingreso al Curso por Encuentro, Sánchez enfatizó que las cifras evidencian cambios positivos en la matrícula universitaria del país, por lo que reconoció el esfuerzo de las direcciones universitarias en el incremento del número de plazas en esta modalidad.
Si bien en una primera etapa el plan de capacidades contaba con 44 mil 560, estas se incrementaron en 15 mil 306, para alcanzar una cifra de 59 mil 866 ofertadas finalmente, puntualizó.
Sánchez significó la importancia de los Cursos por Encuentro. “El joven que no aprueba la universidad puede estar accediendo a esta modalidad, por lo que esa iniciativa ha abierto las puertas de la enseñanza superior a muchos”. No obstante, señaló que está por delante el desafío de lograr la eficiencia académica en esta modalidad de estudios.
En cuanto a las carreras técnicas y económicas, precisó que solo lograron satisfacer al 30 y 36 por ciento de los aspirantes respectivamente, resultados que en opinión de Sánchez obligan a repensar para el futuro próximo el número de plazas ofertadas para estas carreras.
Una de las necesidades en la que pusieron énfasis los diputados tuvo que ver con la necesidad de que cada vez más la oferta de plazas se parezca a las necesidades de los territorios. El diputado Miguel, del municipio Caimito en Artemisa, consideró que no existe una correspondencia real entre las necesidades y planes de los territorios con las plazas que se otorgan.
“La oferta de plazas no está en correspondencia con la dinámica que se está viviendo en la provincia. El Ministerio de Educación Superior tiene participación, pero este tema no puede estar ajeno a las instituciones que necesitan esa fuerza de trabajo, porque si no seguirán existiendo los problemas que se están dando en estos momentos”, dijo.
Por su parte, el Ministro de Educación Superior, Rodolfo Alarcón, resaltó desde el plenario que la educación superior cubana siempre tendrá que apostar por una garantía de calidad. “No toleramos una educación que no sea de calidad”, dijo y agregó que entre las principales aspiraciones estaba lograr una academia más descentralizada y flexible.
Estos son los resultados preliminares del ingreso a educación superior en el próximo curso; mejorables, pero que evidencian- según el sentir de los diputados reunidos esta tarde-, la fortaleza de uno de los mayores logros de la educación cubana: el acceso gratuito a la educación en todas sus etapas y la igualdad de oportunidades.

Fuente: http://www.ahora.cu/secciones/cuba/mas-de-cuba/24266-parlamento-cubano-debate-sobre-ingreso-a-educacion-superior

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Venezuela: 317 mil jóvenes comenzarán estudios en universidades públicas gracias al Sistema Nacional de Ingreso

América del Sur/Venezuela/05 de Julio de 2016/Fuente: Aporrea / Prensa MPPE

Ministro Arreaza con los estudiantes
Caracas, 05.07.16.- Un total de 317 mil jóvenes ingresarán a las universidades públicas gracias al Sistema Nacional de Ingreso Universitario (SNI), plataforma tecnológica implementada por el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología (Mppceut) a través de la Oficina de Planificación del Sector Universitario según informó el ministro de ese despacho, Jorge Arreaza, desde la sede de la OPSU, ubicada en Caracas.
Por su parte, el Ministro del Poder Popular para la Educación (MPPE), Rodulfo Pérez, destacó este logro de la educación bolivariana afirmando que «Hemos cumplido dentro de estos 17 años de revolución, universalizamos el sistema educativo, y esto es un paso para un nuevo objetivo en la educación verdaderamente socialista, en que nuestra sociedad educativa del nivel o modalidad que sea esté formando a trabajadores dignos para la Patria», señaló Pérez.
Entretanto, el titular del despacho de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, anunció el comienzo de las asignaciones de estos ingresos, indicando que el SIN es un sistema transparente en el que no interviene ningún interés particular, ya que el acceso se realiza de manera electrónica y es un proceso auditable.
«Para este nuevo periodo universitario se dispone de 443 mil 723 cupos, de los cuales 317 mil 683 son de universidades públicas, y el resto corresponde a los programas educativos de Misión Sucre y de Medicina Integral Comunitaria, avalados por la Universidad Bolivariana» precisó el ministro Arreaza.
De igual forma, Arreaza destacó que del total de postulados 3 mil 127 estudiantes pertenecen a pueblos indígenas y mil 301 son estudiantes que presentan algún tipo de discapacidad, recalcando que ambos grupos tienen garantizados su acceso a la educación universitaria.
Por su parte, Carlos Quintero, Presidente de la Federación de Estudiantes de Educación Media (FEVEEM), expresó que «Estamos dando un paso enorme con este nuevo Sistema de Nacional de Ingreso que permite hacer una bandera para nuestra federación, es importante ya que los estudiantes de educación media tienen la oportunidad de ser profesionales, para hacer de Venezuela un país potencia», aseveró.
Fuente: http://www.aporrea.org/actualidad/n293384.html

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