Irak/14 septiembre 2017/Fuente: El Mundo
- El paso del IS por Irak ha dejado miles de escuelas destruidas, niños-soldado y profesores en el exilio.
- Tras la liberación de sus bastiones, comienza la lenta reconstrucción para que millones de estudiantes vuelvan a clase
Escuelas destruidas, aulas abandonadas, altares ahora sin forma del aprendizaje perdido, profesores en el exilio, niños soldados, educación secuestrada y salvajemente violada. Desde que el Estado Islámico arrasara con el norte de Irak y Siria, la educación ha retrocedido décadas en el tiempo. Los terroristashan usado las escuelas como bases militares, han almacenado en ellas explosivos, han cambiado los currículos escolares, han extendido con fuego el oscurantismo más retrogrado, mientras que los colegios han sido testigos de las batallas más violentas.
«Durante el mandato de IS se cerraron más de 900 escuelas en Mosul…», explica Anne Kindrachuk, coordinadora del equipo de emergencias de UNICEF en Iraq mientras visitamos la zona liberada de la ciudad. «Si bien miles de niños están volviendo al colegio, el legado de terror del Estado Islámico va a tardar mucho en desaparecer. Hay que acondicionar de nuevo las aulas, apoyar psicológicamente a los niños, limpiar los colegios de explosivos y de cadáveres y adecuar los currículums de miles de estudiantes… Hay escuelas que han quedado completamente destruidas: para muchos estudiantes, es la primera vez que asisten a clase en casi tres años y son afortunados… Todavía hay miles de niños en los campamentos que no pueden volver a sus casas».
El timbre de una escuela para niñas se pierde entre el intermitente y errático goteo de morteros perdidos que resuenan a lo largo de Mosul. La pintura tapa tímidamente los agujeros de bala que recorren las paredes como si de una torpe cirugía plástica se tratara. A sus puertas, un mural con un dibujo infantil muestra las caras de unos niños borradas por ir contra la extrema interpretación del islam de IS. Dentro, una voz cargada de coraje enseña la lección a sus alumnas: «Tras casi tres años, vuelvo a impartir las clases sin miedo, sin amenazas de muerte o imposiciones», explica Bushra, de 51 años, con más de 30 años de experiencia: «Me dieron un ultimátum: o das clase o te matamos».
Aulas vacías, pupitres hacinados, amontonados, recubiertos con el polvo vacío de la ignorancia. Libros de texto quemados, fotos en el suelo, identidades perdidas, robadas, secuestradas. El Estado Islámico ha sido derrotado y desplazado a su nuevo bastión de Raqqa, pero la guerra no termina con el sonido final de una bala, un casquillo vacío en el suelo, una bandera que se alza… No hay cartas de la baraja que tachar, pero se repiten las escenas de Abu Ghraib en las calles asoladas de Mosul al son de la liberación o a golpe de selfie fugaz .
El iceberg de la batalla retumba, se siente en un horizonte no tan lejano… Las heridas abiertas de la guerra escriben con sangre el futuro de millones de niños. Por delante, devolverles la educación: un gran reto, aunque la pesadilla todavía no ha acabado.
Asaf en su refugio. El joven Asaf Ahmed se cobija en la escuela femenina Hag Ali. Al principio de la guerra, multitud de colegios fueron convertidos en refugios, con mantas y colchones en lugar de pupitres. En la página anterior, imágenes infantiles borradas por el Estado Islámico, prohibidas por su interpretación del Corán.
Restos de la invasión. Un centenar de imágenes curriculares de alumnos se apilan en la escuela de primaria Al Derbas, al norte de Irak. Identidades perdidas, abandonadas…La guerra ha herido de muerte el vapuleado sistema educativo iraquí.
La herida del mortero. Un aula de la localidad de Takh muestra los estragos de un impacto de mortero. Cientos de escuelas no podrán usarse más. Pese a la prohibición de la ONU, los insurgentes y las fuerzas militares usaron los colegios como bases de operaciones.
La profesora liberada. Jóvenes estudiantes atienden a Bushra, profesora de 51 años, obligada a dar clases por ISIS. «Por fin vuelvo a impartir clases sin miedo o imposiciones», dice. Su colegio, al contrario que otros tantos, ha sido remodelado con ayuda de UNICEF.
Cristales rotos. El patio de la escuela de Barima se ve a través de una ventana rota por un agujero de bala. Esta localidad fue una de las primeras en ser liberada, hace un año, cuando comenzó oficialmente la campaña para arrebatar Mosul a ISIS.
Niños a la espera. Una niña refugiada iraquí descansa en el campamento de Digaba tras huir del asalto del Estado Islámico a su barrio. Miles de niños ya ha conseguido volver al colegio. Otros esperan su oportunidad en sus refugios.
Fuente: http://www.elmundo.es/papel/historias/2017/09/10/59b2720522601d275e8b45a1.html