Por: Paulette Delgado
Una encuesta revela que a pesar de dedicar más tiempo al estudio, los estudiantes universitarios no se sienten motivados.
Con el propósito de encontrar qué tanto creen los alumnos que su educación contribuye a su futuro, la Encuesta Nacional de Participación Estudiantil (NSSE por sus siglas en inglés) entrevistó a más de 300 mil estudiantes universitarios de primer ingreso y candidatos a graduarse de universidades estadounidenses.
Entre los aspectos analizados en el estudio, uno de ellos fue la participación del estudiante universitario en actividades extracurriculares como prácticas de investigación, mentoría, proyectos sociales (como ayudar a adultos mayores), o pertenecer a una comunidad de aprendizaje específica (como un club de matemáticas). Según las instituciones investigadas, estas participaciones son de alto impacto ya que promueven conexiones entre los estudiantes, los docentes y experiencias que promueven su éxito.
Uno de los temas que más interesan a la NSSE es descubrir cómo es la interacción entre el profesorado con los alumnos de nuevo ingreso. Estas interacciones son cruciales para impulsar a los estudiantes a seguir estudiando. De acuerdo con la encuesta, es importante que los profesores discutan con su alumnado temas fuera del aula, como sus planes de carrera o hablar de lo visto en clase. Más allá del fortalecimiento de la relación entre maestro y alumno, este tipo de interacción ayuda al estudiante a perseverar en su desarrollo y le demuestra que la institución cuenta con las estructuras de servicios de carrera y unidades de apoyo para brindarle el apoyo que necesiten.
Otro tema analizado en la encuesta fue el tiempo que dedican los alumnos a su preparación académica. El estudio descubrió que ahora los estudiantes pasan más tiempo estudiando que hace una década, aunque, según indican, la tendencia se está empezando a estancar. En el 2004, el 34 % de los alumnos de nuevo ingreso pasaban cerca de 15 horas por semana estudiando. En 2017, esta cifra había aumentado a 45 %, mientras que en 2019 este porcentaje bajó en 2 % (43 %). En promedio, actualmente los alumnos pasan cerca de dos horas más a la semana preparándose y estudiando, que hace quince años. El estudio no especifica si el aumento en las horas de estudio se debe a que actualmente se tengan expectativas más altas, a nuevos programas y metodologías como el aprendizaje colaborativo, aula invertida, aprendizaje basado en competencias, en problemas o en aplicaciones del mundo real. Aún así, es un descubrimiento alentador para las instituciones educativas, de acuerdo a la NSSE ya que, según su reporte anterior, el tiempo dedicado al estudio está relacionado con la retención institucional y la tasa de graduación.
La encuesta además destacó la importancia de la calidad de los asesores académicos en la vida de los estudiantes universitarios y cómo la calidad de las asesorías es más importante que la cantidad. Como se mencionó anteriormente, es importante que los estudiantes de nuevo ingreso tengan una buena relación con sus profesores, pero también es importante que las universidades se enfoquen en proveer asesores con quien los estudiantes puedan hablar de sus planes de vida y carrera después de la universidad. Tener el apoyo de un asesor de calidad y con experiencia, motiva al alumno a permanecer en la universidad y graduarse.
En este rubro, la encuesta también analizó la cantidad de veces que los alumnos asisten a asesorías y la calidad de estas experiencias. En general, las instituciones de educación superior estudiadas recomiendan que, mínimo una vez por semestre, el alumno debe visitar a algún asesor. En estas sesiones de asesoría, sólo el 3 % de los estudiantes encuestados discuten sus intereses académicos, sus clases o su desempeño. Sin embargo, una sesión al semestre no es suficiente. De aquellos alumnos que acudieron a cinco o más sesiones al semestre, el 56 % reportó discutir estos temas con su asesor. También se evaluó la calidad de los asesoramientos. La NSSE realizó diez preguntas sobre la experiencia de los alumnos con su asesora, incluyendo la cantidad de asesores disponibles cuando los necesitaban, la rapidez de la respuesta y si escuchó activamente sus inquietudes. Tanto los estudiantes de nuevo ingreso como aquellos candidatos a graduarse, reportaron resultados medio a bajo en cuanto a la calidad de las asesorías, indicando que es un factor importante que falta cubrir en las universidades.
En promedio, en Estados Unidos sólo el 58 % de los estudiantes terminan la universidad, lo que resulta en menores salarios, deudas por sus préstamos estudiantiles y, según el estudio, menor satisfacción en su vida que aquellos que sí terminaron la universidad. En este tema, la NSSE investigó cuáles eran los indicadores de compromiso y encontró que los más populares son la calidad de la interacción con los profesores y los asesores, su sensación de pertenencia y seguridad en la universidad, que encuentren un ambiente donde se sientan apoyados, tener estabilidad económica y la eficacia de las prácticas del profesorado. De los indicadores de compromiso, los que demostraron tener mayor influencia en la permanencia del alumno son aquellas relacionadas a la calidad de las interacciones y el entorno. Las que tuvieron menor magnitud fueron las estrategias de aprendizaje.
Por último, para realmente aumentar el porcentaje de aquellos estudiantes de nuevo ingreso que logran graduarse, las instituciones de educación superior necesitan promover y fortalecer sus programas de asesoría y orientación. Según la NSSE, las instituciones que participaron en la encuesta recomiendan acudir con un asesor académico al menos una vez por semestre y que se hable de temas más allá del desempeño académico del alumno, como sus aspiraciones al futuro, su plan de vida y carrera y su bienestar físico y emocional.
Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/encuesta-alumnos-universitarios-estudio