Por: Rafael Herrera Álvarez.
Resumen
En este artículo, en un primer apartado, se hace texto del en-torno lingüístico que en-marca la calidad de la educación actual en un mundo globalifílico y, a su vez, aunque parezca contradictorio, globalifóbico, porque el neoliberalismo puede también significarse como un mundo paradójico por naturaleza, donde los propios significados de las palabras pueden semantizarse y resemantizarse, según los intereses de quien desarrolle esta tarea de decidir las definiciones o redefiniciones terminológicas.
En un segundo apartado incorpora centralmente el análisis y la crítica al modelo económico como sustento de los sistemas educativos situados en un contexto neoliberal y neocolonialista globalizado y globalizante, teniendo en cuenta como eje, el origen sociocultural de los protagonistas educacionales, para pensar la complejidad de la calidad educativa y el fracaso escolar y social de los desfavorecidos.
Para finalizar, se hace referencia en una especie de reflexiones, sobre cómo, mediante el manejo del lenguaje desde las promesas que quieren ser oídas por los grupos sociales vulnerables para la manipulación de los dueños del poder y de los medios de producción y comunicación, en un modelo económico voraz, se utiliza la educación en una doble moral, usando el término calidad, para justificar la conservación del estado de cosas que beneficia como siempre a los poderosos.
Para hacer un análisis de esta naturaleza se quiere partir de la idea de que el concepto de calidad educativa es importante, pero que es muy complicado de definir, que su sentido semántico depende en gran medida de quienes lo conceptualizan y para qué lo hacen, que incluso se define a partir de las especificidades contextuales en que se observa y, de la óptica de esas miradas, por ello se dice que no podemos hablar de calidad de manera singular, sino pluralizando: “calidades”. Así la calidad educativa para los grupos de poder, en una de sus significaciones es: la medida de las competencias que el ser humano desarrolla para participar eficientemente en un mundo mercantil; mientras para los grupos desfavorecidos sería: el desarrollo de habilidades para sobrevivir y conseguir una vida digna y, de ser posible, feliz.
Palabras clave:
Lenguaje, modelo económico, sistema educativo, contexto neoliberal, origen sociocultural, calidad educativa, fracaso escolar y social.
The double moral language and the global economic model. Two responsible for educational quality and school and social failure of the disadvantaged.
Abstract
In this article, in a first section, text is made of the linguistic environment that marks the quality of current education in a globalifile world and, at the same time, although it seems contradictory, globaliphobic, because neoliberalism can also mean a paradoxical world by nature, where the own meanings of words can be semantized and resemantized, according to the interests of those who develop this task of deciding definitions or terminological redefinitions.
In a second section, it centrally incorporates analysis and criticism of the economic model as a support for educational systems located in a neoliberal and globalized globalization neocolonialist context, taking into account as the axis the sociocultural origin of the educational protagonists, to think about the complexity of the educational quality and the scholastic and social failure of the disadvantaged.
Finally, reference is made in a kind of reflections, on how, through the use of language from the promises that want to be heard by vulnerable social groups for the manipulation of the owners of power and the means of production and communication, in a voracious economic model, education is used in a double moral, using the term quality, to justify the conservation of the state of things that benefits the powerful as always.
To make an analysis of this nature we want to start from the idea that the concept of educational quality is important, but that it is very complicated to define, that its semantic sense depends to a great extent on those who conceptualize it and why they do it, that it is even defined from the contextual specificities in which it is observed and, from the perspective of those views, for this reason it is said that we can not speak about quality in a singular way, but pluralizing: «qualities». Thus the educational quality for the groups of power, in one of its meanings is: the measurement of the competences that the human being develops to participate efficiently in a mercantile world; while for disadvantaged groups it would be: the development of skills to survive and achieve a dignified life and, if possible, happy.
Keywords:
Language, economic model, educational system, neoliberal context, sociocultural origin, educational quality, school and social failure.
Lo que el lenguaje dice y lo que no dice en los discursos hegemónicos
Iniciando con el asunto del lenguaje y las definiciones, en el contexto actual, las palabras no dicen lo que dicen, al respecto leamos a Torres en una entrevista que le hace Bonilla (2014):
…los gobiernos cuando quieren tener algo de éxito es en la medida que ellos nos roben el lenguaje. Yo creo que durante todo el siglo XX prácticamente no quedó ninguna palabra que la izquierda quisiese disputar su significado, sino que fue al revés, ellos fueron cogiendo lo que podíamos decir, esas palabras que eran tan interesantes que tenían capacidad de movilización de la sociedad, porque la sociedad sabía su verdadero significado, y las fueron resemantizando, le fueron otorgando otro tipo de significado. (p. 3)
Por supuesto, ¿quién no quiere escuchar la palabra “paz” o “libertad”? pero ¿qué tipo de paz? ¿la paz basada en la guerra, como sucede actualmente? O ¿qué tipo de libertad? ¿la libertad para hacer lo que no tienes con qué hacer? Las palabras que se usan en los discursos de los poderosos incorporan en sus frases una especie de juego entre la parte sensible y estética de los mismos y la necesidad de la gente, se engendran a partir de una doble moral, “dicen lo que dicen pero también dicen otra cosa”, llevan consigo un significado alienador, conveniente para el círculo de la oligarquía. Por lo anterior, es necesario estar muy atentos a los mensajes subliminales que con frases y letras que a nosotros nos parecen atractivas, van borrando de la memoria de los oprimidos, lo que es conveniente borrar, para el bienestar de los opresores. Sobre el tópico revisemos la forma de pensar de J. Torres en la entrevista con Bonilla (2014)
Sí, nos cercenan la memoria y esa es la práctica común de los grupos sociales de derecha; siempre atacarte la memoria, construirte una memoria totalmente falsificada donde solo ellos son los vencedores, y que tenemos que convencernos de eso, tenemos entonces frente a ese cercenamiento de la memoria un gran problema: se piensa que toda dominación se puede llevar a cabo, en un primer momento sin que les cueste militarmente, pero inmediatamente para evitar ese costo militar tienes que buscar convencer a sus propios colonizados, a esas personas dominadas, de que son inferiores y que incluso tienen que estar agradecidos, con las migajas que caen de la mesa de los amos. (p. 4)
Nos cercenan la memoria para que olvidemos las desgracias económicas (depreciaciones de la moneda, inflaciones, gasolinazos, entre otras) que siempre estarán a favor de la hegemonía y en contra de los desfavorecidos, para que olvidemos, también políticamente, los desaciertos de nuestros gobernantes que siempre recaen en los vulnerables, como en el caso de México (La Deuda Externa, el FOBAPROA, La Estafa Maestra, la Casa Blanca de la Gaviota, por mencionar algunas), porque esto así ha sido pensado y actuado para que nosotros sigamos, a través de procesos “democráticos” amañados, legitimando a través del voto, a los mismos políticos que pisotean la dignidad de los pueblos.
Todo esto se hace mediante el lenguaje a través de todos los medios posibles, un lenguaje alienador por supuesto y que, matizado por las imágenes, los colores y la repetición de mentiras, se convierte en subliminal, convencedor, sensibilizador, con una sensación de amorosidad por las razas, por lo femenino, por el transgénero, por los diferentes, por los pobres, pero que oculta desgarramientos interiores, “un lobo hambriento, con piel de oveja” y el otro lenguaje, el que emula, el que lucha, el que intenta, el de los desfavorecidos y los que luchan junto a ellos por una vida mejor, parece pasar a segundo término, a fin de cuentas como el primero, como el que se describe aquí, parece decir lo que no dice, porque estamos tan preocupados por aprehendernos del imaginario que produce en nuestra conciencia el primero, que olvidamos la existencia de uno más verdadero, que hace alusión a la realidad, a nuestra realidad.
El modelo económico como sustento de los sistemas educativos: responsable del fracaso escolar y social.
Para realizar un análisis del contexto educativo actual, se quiere partir de la idea que Juan Carlos Tedesco expresa en una entrevista realizada por Bonilla (2014) sobre la calidad educativa: “Tenemos que ser consientes que el fracaso de un alumno en la educación anticipa su fracaso en la sociedad” (p.8)
Esta idea permite contextualizar el entorno incorporando como base del análisis el modelo económico transnacional. Para ello es necesario traer a colación algunos organismos internacionales que se han autoadjudicado el derecho a intervenir en los procesos educativos de los países miembros.
La OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos es un organismo que se inmiscuye en los asuntos educativos, incluso pareciera que la E de sus siglas refiriera a la Educación y no al asunto Económico. No es raro; el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, lo hacen, en ocasiones pareciera que la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) quien debería estar mayormente responsabilizado del asunto educativo, no lo está.
En esa dinámica de intervención de los organismos internacionales encargados del Desarrollo Económico y otras instancias empresariales planetarias, aparece el híbrido monstruo de Modelo Económico, transfronterizo, global o neoliberal, en el que se sustentan los Sistemas Educativos de los países, que al parecer conforman un Modelo Educativo Mundial aún no suscrito, pero dado en la práctica, alineado y alienado.
En un primer momento se hizo alusión a la OCDE porque esta Organización establece acuerdos con los países que la integran, bajo ciertas condiciones que resultan beneficiosas para la oligarquía, tal es el caso de México que, por ejemplo, suscribe el “Acuerdo de cooperación México-OCDE para mejorar la calidad de la educación de las escuelas mexicanas” con los slogans de “Mejorar las escuelas: Estrategias para la acción en México” y “Establecimiento de un marco para la evaluación e incentivos para docentes. Consideraciones para México”. Con este acuerdo la OCDE abre las puertas para incidir y decidir el rumbo del Sistema Educativo Mexicano, tanto es así, que el modelo educativo general por competencias y los sistemas de evaluación punitivos para docentes con miras a la privatización educativa han arribado a este país y a otros más, con todas sus consecuencias. Revisemos lo que Torres dice al respecto en la mencionada entrevista con Bonilla (2014)
Es decir, si tu miras lo que está pasando en el mundo de la economía, en el mundo de las finanzas, en el mundo de los ministerios de trabajo, en cada una de esas esferas, en el ministerio de asuntos sociales, estás viendo que se están dando un tipo de políticas, políticas que todo el mundo ve y etiqueta y percibimos claramente como políticas neoliberales. Ese mismo proyecto se va a producir, se está produciendo en los sistemas educativos solo que aquí tiene dos finalidades. Por un lado, la intención de convertir el sistema educativo en un negocio, en un mercado más, donde compite como cualquier otro sistema productivo, y por otro lado, lo que lo hace más importante va a ser educar a un nuevo tipo de ciudadanía, que ahí es donde vemos lo que es el contenido relevante, las materias que van a estar incluidas en el currículo que son importantes y cuáles son las menos importantes. Por otro lado, como políticas neoliberales claras, sería producir la privatización de los sistemas educativos o que el pequeño resto que se quede en la educación pública quede para grupos muy marginales por así decirlo, pero que se hagan cargo de ellos las iniciativas privadas, porque también hay en ello mucho dinero en juego.
Así el discurso de la parte filosófica, teleológica y axiológica que fundamenta las reformas educativas pareciera ser el mismo, pero en la práctica no lo es, aparecen y desaparecen asignaturas y contenidos acorde con los intereses de quienes diseñan el currículum, aparece el cuidado del ambiente, pero desaparece la historia, en muchos casos la ética, la ética vista como tal y aquellas ideas de que el que estudiaba tendría una vida mejor y que el nacionalismo y el patriotismo eran fundamentales parecen sucumbir ante los embates del nuevo orden planetario y el modelo económico depredador que devora las aspiraciones sociales.
Así lo apuntala Tedesco en una entrevista con Bonilla (2014)
Ahí ya la idea de formación ciudadana y de movilidad social estaba más deteriorada, porque predominaban enfoques mucho más economicistas de la educación, más que formación ciudadana a lo que apuntaban era a la formación de recursos humanos para el desarrollo económico […] La educación debe preparar lógicamente para el mercado de trabajo y para el desempeño ciudadano, pero lo que necesitamos es un modelo económico que tenga mucha más sensibilidad hacia la creación de empleo, hacia la creación de fuentes de trabajo, y eso sólo tiene sentido si se incorpora progreso técnico a la producción, si comenzamos a tener en la región a un modelo productivo que no se base en la competitividad económica, los bajos salarios, que no se base en la depredación de los recursos naturales, en la inflación y en el endeudamiento, sino que precisamente sea un modelo productivo que genere empleos decentes, porque esta es la cuestión: podemos tener mucho empleo precario o empleos, gente que está a la frontera del trabajo. No es eso lo que una sociedad justa requiere (p. 1-2)
Tampoco se trata de incorporar la idea de que nada es posible en un panorama como este que se describe. Los usuarios de los sistemas educativos en cada nación hemos de encontrar alternativas para mejorar el estado de cosas presente y lo primero que tenemos que hacer es esto: analizar, comentar, debatir y denunciar lo que se considera no funciona para las mayorías. Una de estas denuncias tiene que ver con la manera en que se mira la calidad educativa por unos cuántos que se benefician con ello y la forma en que ésta pretende ser evaluada, vista también unilateralmente por los grupos de poder.
Aunque se ha difundido internacionalmente a través de todos los medios posibles, incluidos, por supuesto con todo su poder subliminal los medios masivos de comunicación, la idea de que medir la educación en base a pruebas estandarizadas es sinónimo de calidad, no se puede aceptar; es necesaria una evaluación justa, democrática, equitativa y con miras a la mejora del sistema educativo. Este tipo de valoraciones permitiría caminar hacia la tan anunciada calidad y además desde la perspectiva social de los necesitados y no la hegemónica. Esta forma de apreciar la educación y su calidad permite incorporar el concepto de origen social de los usuarios, sobre este tópico Tedesco entrevistado por Bonilla (2014) expone: Para mí la variable que mejor explica las desigualdades educativas es el origen social de la familia, es decir, no hemos podido romper con el determinismo social de los resultados de aprendizaje, y este es el problema fundamental que tenemos. (p.6)
Para articular adecuadamente el concepto de origen social con la calidad educativa es necesario retomar la entrevista de Bonilla (2014) a Tedesco:
Ahora, cuando pensamos en qué calidad: la calidad tiene unos aspectos cognitivos que tienen que ver con la alfabetización, la capacidad de aprender a aprender, aprender a lo largo de toda la vida, el desarrollo cognitivo fundamental y aspectos éticos sociales. También calidad es formar una inteligencia responsable, formar la solidaridad, formar el compromiso con la justicia social, esto también es parte fundamental de la calidad. (p.7)
Finalmente, en vista de lo anterior, no podemos hablar de una calidad educativa universal como lo quieren hacer ver los que administran la educación, ya está sobre la mesa la idea de hablar de “calidades”, lo que debe ser calidad para los oprimidos y lo que es calidad para los opresores, la semántica del término, debe entonces, responder de manera diferenciada al origen sociocultural de los usuarios. Este magro error de ver la calidad como una entidad única es, de alguna manera, lo que ha provocado en incontadas ocasiones que se sienta el fracaso escolar y éste conlleve consigo la idea de que, quienes fracasan en la escuela, están destinados a fracasar en la vida. Al respecto Tedesco, al ser entrevistado por Bonilla (2014) plantea:
La calidad la podemos discutir, pero fundamentalmente, que no nos sea indiferente si el alumno aprende o no aprende, que tengamos un muy fuerte sentido de responsabilidad por los resultados, porque tenemos que ser consientes que el fracaso de un alumno en la educación anticipa su fracaso en la sociedad, anticipa exclusión social, pobreza. Hoy la educación es la clave de la justicia social. (p.8)
Y este mundo clama justicia social, equidad, mayores oportunidades para los desfavorecidos en una justa distribución de los medios para producir y de la educación, con esto sería posible evitar, como se planteó al inicio, el fracaso y posibilitar la formación en ciudadanía para tener un planeta mejor.
La calidad educativa: lenguaje de doble moral
Hablar de calidad educativa debería ser sinónimo de equidad o mínimamente de igualdad y existen una infinidad de formas para probar la tesis de que esto no es así, de que el fracaso se pronostica previéndose quiénes fracasarán y quiénes no, desde un lenguaje de doble moral que propone y administra la visión de calidad educativa que promueven los sistemas educativos que favorecen al neoliberalismo. Veamos lo que plantea Torres al ser entrevistado por Bonilla (2014)
…en una olimpiada, los jueces de una carrera se encargan de que los corredores salgan del mismo lugar en las mismas condiciones. En el sistema educativo no, solo se evalúa a donde llega el estudiante. Ese tipo de distorsiones está a la orden del día, incluso pretender medir la calidad del profesorado con el avance de los estudiantes como si todos estuvieran en igualdad de condiciones. Claro, si no se toma en consideración esto, es muy peligroso, pero es una estrategia que le favorece al neoliberalismo porque los grupos más desfavorecidos tendrán los peores resultados y, ante un fracaso, la culpa es del profesorado, por lo tanto es algo que facilitará el proceso de privatización, porque los sectores con mejores resultados serán los sectores menos desfavorecidos.
De esta manera se justifica la producción de un lenguaje de culpabilidad para los docentes y de fracaso para los estudiantes y los sistemas educativos de carácter público, se construye un lenguaje privatizador y que tiene sus repercusiones en la formación del individuo y que trastoca el asunto del origen sociocultural. Para profundizar este análisis partamos de los siguientes cuestionamientos: ¿hay lenguajes distintos, para distintos tipos de alumnos en la escuela o es el mismo lenguaje para todos? ¿Por que las mismas escuelas, los mismos maestros, los mismos materiales, los mismos programas, los mismos libros, el mismo lenguaje, forman alumnos distintos en pensamiento y acción? Es muy posible y esto tendría que ser investigado de manera seria, ahora solo lo planteamos como una especie de hipótesis: los alumnos tienen un distinto origen sociocultural, por tanto sus interpretaciones de la realidad es diferente, la plataforma de despegue es desigual como lo propone Jurjo Torres en la cita anterior, en su alegoría de la carrera; la disposición mental de los sujetos tiene que ver con las fijaciones o mimetizaciones que su formación en la familia y en la comunidad están expuestos a que se ajusten a su impronta a través del lenguaje cotidiano que hablan y escuchan y a las etiquetas que mediante éste perciben y reciben. Esto los marca para ser lo que son, para pensar como piensan y actuar en consecuencia, es decir los opresores piensan como tales y los oprimidos por igual, dificultando el paso de un nivel al otro.
Así, la visión de calidad educativa impuesta por los grupos de poder, el lenguaje subliminal de doble moral y el modelo económico oligárquico, alienadores todos por naturaleza, nos tienen como nos tienen, analicemos como lo visualiza Pablo Imen en una entrevista que le hace Bonilla (2014)
Cuando hablamos de calidad educativa, estamos presuponiendo un proceso y un resultado deseable y acá es donde se abre una primera dificultad. En una sociedad atravesada por antagonismos inconciliables, en la que se producen prácticas de explotación económica, dominación política y hegemonía cultural, como es el plano del capitalismo, es muy difícil crearse acuerdos sobre para qué se debe educar en una sociedad. Aquí aparecen, naturalmente, conflictos y contradicciones. Mientras que para los defensores del orden social, la educación debe formar ciudadanos conformistas y trabajadores dóciles, para los que defienden una sociedad igualitaria y emancipada, la educación se trata de formar hombres y mujeres libres que sean parte de un proyecto colectivo…
Aquí está el dilema, pero desafortunadamente éste casi siempre se resuelve a favor de los grupos de poder, quisiéramos decir lo contrario, pero la realidad nos avasalla y desmotiva, sin embargo, habremos de buscar una luz al final del túnel. Existen, por ejemplo, algunos esfuerzos aunque aislados, pero esfuerzos al fin, por dar oportunidades educativas a los migrantes, a las mujeres y a otros grupos vulnerables, quizá falta la participación ciudadana más decidida para hacer que se cumpla con la perspectiva de dar una educación de mayor calidad a los más desfavorecidos. Si pensamos en una posibilidad para ellos, por remota que parezca debemos buscar la manera de visibilizarla, de acogerla y difundirla, a fin de cuentas que pensar positivo es de lo poco que no cuesta en este mundo.
REFERENCIAS
Entrevista de Luis Bonilla Molina a Juan Carlos Tedesco (2014). “Tenemos que ser conscientes que el fracaso de un alumno en la educación anticipa su fracaso en la sociedad”. Buenos Aires, Argentina.
Entrevista de Luis Bonilla Molina a Jurjo Torres Santomé, (2014) “Al fracaso escolar se le invisibiliza las caras” Universidad de la Coruña, España.
Entrevista de Luis Bonilla Pablo Imen. Buenos Aires, Argentina