Por: Liliana Medina de Luzón
Hablar de la adquisición de una lengua, nos lleva a reflexionar acerca del pensamiento de Chomsky y su visión general de cómo se “aprende” una lengua. Pero porque se habla de “aprender” en vez de “adquirir” para representar el proceso que conlleva la apropiación del lenguaje. Chomsky nos dice que entendemos los nuevos conocimientos como meros esquemas de aprendizajes y por ello, no comprendemos que las lenguas obedecen a otros patrones presentes de forma innata, como: el caminar, mover los brazos, la cabeza, entre otros; en otras palabras, el estudioso apunta, que la adquisición de una lengua es tan normal como aprender a caminar o las primeras palabras que salen de la boca de un niño por imitación del adulto, sin embargo, ustedes consideraran: ¡estás hablando de un niño y en ellos la adquisición de lenguas es más sencillo! A esto debo responder que, además de Chomsky muchos otros expertos en el área de la lingüística coinciden en que la adquisición de la L2 o lengua extrajera (LE), parte de un proceso que se genera tanto en el niño como en el adulto por imitación, algunos lo ha estudiado desde la genética y afirman que aprender un lenguaje es como aprender a resolver cualquier problema y que dentro de nuestro cerebro tenemos estructuras específicamente diseñadas para tal fin, es decir, para la adquisición de una lengua extranjera. Lo anterior nos brinda la noción que nuestro cerebro nace con la tendencia innata (genéticamente determinada) hacia las lenguas, sólo basta desarrollarlo, codificar y decodificarlo de la misma forma que está, por ejemplo, codificado el desarrollo de brazos en vez de alas en nosotros los humanos ya que, el lenguaje tiene muchas de las características de un crecimiento físico normal.
Ahora bien, en este devenir del desarrollo de la adquisición de una nueva lengua, nos tropezamos con un elemento sustancial para su logro y es que la lengua (L2 o LE) se afianza cuando el contexto estimula constantemente su uso, es decir, un individuo hispanohablante que adquiera una segunda lengua en un país hispanohablante tendrá más elementos en su contra para alcanzar rápidamente y compenetrarse con elementos fluidos y naturales de la LE, que un hispanohablante que adquiera la LE en un país nativo de la lengua extranjera, por ende, éste último se encontrará en constante exposición de ella y obligado hablarla, entenderla, en consecuencia, tendrá un mayor “input” al idioma o lengua meta.
En este sentido, el haber introducido el texto anterior, me obliga hablar de “formación” (que aunque no se encuentra explícito en el desarrollo de dicho texto nos invita a pensar en ello) y, es que decir: educación bilingüe es remontar su vigencia a muchos años y lugares del mundo, cada cual con adecuaciones a los distintos tipos de programas, todos institucionalizados en lo que común y cercanamente llamamos “escuela”, sin embargo, el inglés como segunda lengua de mayor fuerza en el mundo ha ganado el espacio que muchos no queremos o nos negamos a reconocer, por ende, es un lenguaje que extrapola las paredes de la metodología para su “enseñanza” o en palabras de Chomsky “adquisición” y se ha convertido en la forma de interactuar en cualquier terreno de relaciones internacionales: negocios, comercio, ciencia, tecnología, entre otros y se debe estar consciente de este hecho. No obstante, surgen múltiples interrogantes en nuestras mentes de las cuáles podemos atrapar algunas, como: ¿desde cuantos países hispanohablantes se discute hoy día como política de estado, no sólo la adquisición del inglés como segunda lengua, sino de cualquier otra lengua?, ¿en qué medida hemos escuchado la formulación de una política lingüística nacional?, ¿qué lenguas habría que reconocer oficialmente y cuáles no?, ¿qué lenguas deberían ser el vehículo de enseñanza en las escuelas y cuales hay que enseñar en segundo lugar?, ¿cómo estamos considerando las lenguas que se enseñan en las escuelas, como simples asignaturas de un currículo o como elementos transcendentales para muchas otras esferas de la vida?, ¿qué se ha hecho realmente para afianzar la aplicabilidad o no de la segunda lengua para la vida, desde la escuela? Porque la realidad es que el uso y adquisición de una segunda lengua nos surten de un conjunto de posibilidades para relacionarnos como individuos en el mundo, rompiendo todo tipo de barrera, que aún nosotros (usted y yo) habiendo pasado por el currículo institucionalizado donde el “ingles” era y sigue siendo la materia obligatoria, no logró reunir en mí y quizás en usted, los suficientes elementos para considerarlo como valor agregado a la formación a lo largo de la vida. En este punto del escrito, tendremos, seguramente, usted y yo, valiosas discrepancias en las que habrá que reflexionar a profundidad.
Me inclino a que escudriñar una política de adquisición de segundas lenguas, nos permitiría develar que no sólo debe tratarse de brindar una asignatura más al estudiante, ni de la mera apropiación de ésta, sino ir mucho más allá, con el estudio innovador en el que necesariamente deben estar imbricados conocimientos extraídos de la psicología, lingüística, sociología, antropología, psicolingüística, sociolingüística y neurolingüística, todos necesarios para entender el proceso de adquisición de una lengua, y avanzar acertadamente hacia métodos, técnicas y enfoques que nos permitan visualizar en el aprendiente, primero, que adquirir una lengua no necesariamente será útil en el momento de su descubrimiento y, segundo, que se debe estar lejos de la propensión de lo que no sea inmediatamente aplicable, pues, la adquisición debe ser para la vida, para el desarrollo del individuo en sociedades, más aún con toda una plataforma tecnológica codificada bajo sus propias simbologías y con la predominancia del idioma extranjero, generalmente: ingles.
Por ello, en el ejercicio de la adquisición de la lengua extrajera debe existir una actividad estrecha derivada de los profesores y estudiosos por encontrar una metodología acertada que permita ayudar, motivar y estimular a sus alumnos el logro de la lengua meta.
Pues bien, retomando, el curso de mi investigación sobre la adquisición de una lengua extranjera, existen valiosos avances en cuanto a políticas educativas a nivel mundial de las cuales citaré una, por ejemplo: la Piper Community School, ubicada en 8000 NW 44th Street, Sunrise, Florida 33351, siendo una más de las Broward County Public Schools presentes y sobrevivientes del sistema educativo público en los Estados Unidos, dictan dentro de sus concurridas instalaciones el programa: English for Speakers Other Languages mejor conocido como ESOL (por sus siglas en inglés), el cual tiene que ver con clases de idioma dirigidas a dos sectores: estudiantes de secundaria o High School hispanohablantes regulares de la institución y, clases para la comunidad de adultos hispanohablantes que deseen aprender el idioma, provenientes de distintas partes del mundo: Cuba, Colombia, México, Haití, República Dominicana, Argentina, Pakistan, Brasil, Perú, entre otras tantas naciones; para los adultos las clases comienzan (en todas las escuelas públicas de EE.UU) a partir de las 5:00pm en dos horarios, en la mañana: Mondays and Wednesdays (8:30am-2:00pm), and Fridays (8:30-12:00m); en la tarde: Mondays through Thursdays ( 4:00pm-7:30pm), se debe presentar un Testing de nivelación para poder ser insertado en los grupos de ESOL para adultos. Por su parte, para los hijos de inmigrantes con bajo o relativo dominio del idioma existen dos programas: Self-Contained y el Mainstrem Class; el primero, con estudiantes que no poseen una base en el dominio del idioma inglés, en el que se aborda un curso intensivo y especializado: Reading and writing; el segundo, con estudiantes con base o dominio básico o intermedio del idioma inglés, los cuales son insertados en el grupo de estudiantes americanos de las escuelas públicas.
Decir ESOL es escudriñar un programa que tiene cimientos en la enseñanza de segundas lenguas dirigido a los soldados preparados para la Segunda Guerra Mundial, con un método imperante basado en el enfoque de la lectura y la comunicación oral, donde los criterios para la construcción de oraciones, reglas gramaticales y vocabulario, eran generalmente tomados de forma arbitraria y sin ningún acuerdo para su uso. Pero la premura por obtener una destreza en las lenguas extrajeras para un ejército con entrada inmediata a una Guerra Mundial supuso que su adquisición fuese casi abrupta, para ser capaz de hablarla y comprenderla rápida y eficazmente. Por ende, los métodos existentes no se consideraban adecuados para desarrollar las necesidades comunicativas que habían surgido como consecuencia de la guerra, por lo que en el año 1941 el American Council of Learned Societies, diseñó un “Programa lingüístico para la formación especializada del ejército”, el: (Army Specialised Traning Programme, ASTP). Dicho programa enseñaba 50 lenguas distintas a 100.000 personas del ejército, mediante la combinación de técnicas procedentes de los distintos métodos existentes hasta ese entonces, a saber: método directo, medios audiovisuales, entre otros. El programa combinó la enseñanza gramatical con especialistas en el área de la lingüística, enmarcado en prácticas conversacionales y ejercicios de repetición a cargo de hablantes nativos de las distintas lenguas, obteniéndose resultados apropiados para la inmediatez de las circunstancias que luego fueron evolucionando en el tiempo hasta lograr un programa dirigido al no nativo aprendiente del idioma, con necesidad de relacionarse en el país anglosajón.
Es interesante ver cómo el idioma inglés se ha diseminado y popularizado a nivel mundial gracias episodios de la historia como el expresado en líneas anteriores, pero también, a otros elementos de socialización, como: la industria del espectáculo, el amplio espectro que ha abierto el internet y la tecnología moderna, que se han diseminado vertiginosamente a nivel mundial, sin duda una ventana hacia la expansión del individuo a un mundo que brinda el regalo más valioso: la comunicación.
Referencias: