Un mapa con 11 historias para acabar con el estereotipo de niño pobre africano

Redacción: El País

Un viaje por África a través de reportajes que ayudan a replantearse las ideas preconcebidas negativas sobre la infancia del continente

Lo primero que se nos ocurre al pensar en los asentamientos informales de Luanda, la capital de Angola, es lo peligroso que son y en el triste destino de los niños que viven allí, aunque probablemente nunca hayamos pisado sus calles. Cuando hablamos de los menores esclavos de Benín, Togo y Gabón, pensamos que no van a poder disfrutar nunca de una existencia digna. ¿Y hay opciones para los pequeños de República Centroafricana que no quieran ser soldados o están condenados? Recopilamos aquí 11 historias que desmontan estos estereotipos asociados a África con ejemplos de lucha, valor y superación. Viajamos desde Kenia para conocer a niñas que han huido de la mutilación genital femenina, hasta Mozambique, donde un sistema para detectar el VIH puede revolucionar el diagnóstico; desde Nigeria, que está experimentando lo útil que puede ser un botijo, a Senegal, que ha celebrado una conferencia para recaudar casi 2.000 millones de euros para educación; pasando por Zimbabue, Tanzania, Uganda y Sudán del Sur.

ANGOLA: Mozart suena en los suburbios de Luanda

BENÍN: Los niños que hallaron la puerta secreta para salir de la esclavitud

El nuevo proyecto documental de la fotógrafa Ana Palacios describe lo que ocurre con miles de menores vendidos y explotados de Benín, Togo y Gabón cuando consiguen escapar de una vida de trabajo forzado

REPÚBLICA CENTROAFRICANA: El refugio de los que no quieren ser soldados

La isla de Longo se ha convertido en escondite para los pescadores de Haute-Kotto, una región de República Centroafricana donde los secuestros y el enrolamiento forzoso son habituales

KENIA: La huida de una práctica que han sufrido 200 millones de niñas

Cuatro mujeres jóvenes cuentan cómo es la vida después de haber logrado escapar de la mutilación genital femenina

MOZAMBIQUE: 50 minutos para saber si tu bebé tiene VIH

Una herramienta revolucionaria que reduce el tiempo de diagnosis de semanas a menos de una hora demuestra ser eficaz en la contención de esta epidemia en Mozambique

NIGERIA: El botijo que permite que las niñas nigerianas vayan a la escuela

Una española ha estudiado el mecanismo de una vasija similar llamada ‘pot in pot’ que se utiliza en África para conservar las verduras. Incluso refrigera los viales de insulina

SENEGAL: Ni un solo niño fuera de la escuela

La Conferencia de la Educación en Dakar ha sido un éxito: 1.860 millones de euros recaudados para los próximos tres años. Por primera vez aportan dinero China, Emiratos Árabes y Senegal. España dona tras la crisis y 50 países en desarrollo elevan su gasto al 20%. El impulso de Senegal y Francia ha ayudado

ZIMBABUE: Esta escuela es una basura

Un programa de la Unión Europea para mejorar los hábitos de higiene y la gestión de residuos en Zimbabue convierte a este colegio de educación primaria de Nyanga en un ejemplo de buenas prácticas

TANZANIA: Frenar agresiones sexuales con una bicicleta

Un programa de préstamos de transporte a pedales en Tanzania se ha convertido en una herramienta eficaz para evitar el abandono escolar y prevenir los abusos

SUDÁN DEL SUR: Más de 200 niños soldado son liberados en Sudán del Sur

Ganiko y Jackson [nombres ficticios], de 12 y 13 años, son dos de los 207 niños soldado que el martes 17 de abril fueron puestos en libertad por grupos armados en Sudán del Sur. Se espera que, a lo largo de los próximos meses, otros 1.000 abandonen los grupos armados que los secuestraron

UGANDA: Salir de la calle es posible

Esta es la historia de Kimuli Isaac, que pasó de una infancia en la mendicidad a ayudar, durante la última década, a más de 200 menores de Kampala, capital de su país, Uganda

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/12/20/planeta_futuro/1545320405_490421.html

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Camerún: Mendicidad prohibida por culpa de Boko Haram

Redacción: El País/27-09-2018

En Maroua, en el extremo norte de Camerún, se confina a los menores desplazados en escuelas coránicas

Es viernes, los altavoces llaman a la oración del mediodía en las mezquitas. Grupos de hombres, jóvenes y niños se dirigen hacia ellas. En las proximidades algunos hacen las abluciones, mientras que otros ya han iniciado las plegarias y se inclinan y alzan sobre las alfombras. Es una escena que se repite en cientos de ciudades de todo el mundo cada semana. Sin embargo, en Maroua, la capital de la región del extremo norte de Camerún, falta un elemento clave de esta estampa: los mendigos que normalmente se aglutinan en las cercanías de los lugares de oración a la espera de que les caigan algunas monedas que les alegren el día al tiempo que ayudan a los fieles musulmanes a cumplir con uno de los pilares de su religión.

Igualmente, los niños tabilés, que hasta no hace mucho tiempo recorrían las calles de esa ciudad con sus latas o botes de tomate o de leche en polvo atadas con una cuerda que cruzan sobre su pecho, en busca de algo de comer o de la tasa que les impone el maestro coránico antes de volver a casa, se han esfumado. También se echan en falta los menores que antaño recorrían las calles vendiendo todo tipo de productos al caminante; desde galletas a destornilladores, pasando por ambientadores para el coche o escobillas para el wáter. Imágenes fijas de muchas ciudades africanas que en Maroua desaparecieron hace algunos años.

Las amplias avenidas y bulevares sombreados por acacias y salpicados de socavones de la cuadrícula que se extiende entre los cauces (arenales que solo se llenan de agua en el culmen de la estación de lluvias) de los ríos Ferngo y Kalio, a los pies de los montes Mandara, están limpios de estos personajes tan omnipresentes en muchas de las grandes urbes africanas. No se debe a una huelga de mendigos (como aquella sobre la que tan irónicamente imaginó Aminata Sow Fall). No, nada que ver con eso. En este caso es una de las consecuencias directas del peligro que representa la expansión de Boko Harampor el extremo norte de Camerún. El grupo yihadista que tiene sus orígenes en la ciudad nigeriana de Madiuri, a 200 kilómetros al noroeste de Maroua.

El grupo yihadista que tiene sus orígenes en la ciudad nigeriana de Madiuri, a 200 kilómetros al noroeste de Maroua

Las cicatrices que varios atentados dejaron en le bar Le Boucan y en el Mercado Central de la ciudad en 2015 ya no están visibles, aunque son muchos los ciudadanos que recuerdan aquellos días con todo lujo de detalles. En ambos casos, se utilizaron niñas que con cinturones de explosivos fueron enviadas en medio a la multitud antes de hacerlas explotar a distancia. Algunas de las medidas adoptadas por las autoridades para evitar la repetición de hechos similares fueron el toque de queda, impedir la circulación de motos por la ciudad (medio que los terroristas suelen utilizar en sus desplazamientos) y la prohibición de la mendicidad y la venta ambulante.

Tres años después de aquellos sucesos, Maroua vuelve a respirar y se siente más segura gracias, sobre todo, a la fuerte militarización de la zona y a las últimas derrotas sufridas por Boko Haram a manos de los ejércitos nigeriano y camerunés. Ahora, el toque de queda ha desaparecido, Le Boucan y otros muchos bares han retomado su actividad y las motos invaden cualquier espacio libre de la ciudad. Sin embargo, sigue prohibida la mendicidad y la venta ambulante.

La ONG no tiene ningún programa previsto para la escolarización de estos niños y niñas, solo su confinamiento

Los más jóvenes, especialmente los menos privilegiados, entre los que destacan los cientos de desplazados que han llegado a la ciudad huyendo de los ataques de fracciones de los yihadistas en busca de comida contra las aldeas fronterizas con Nigeria, se han convertido en sospechosos y son vigilados de cerca. «Hay peligro de radicalización. Por eso se les hace un seguimiento especial para evitar que se conviertan en kamikazes”, explica Ahmadou Moudadjamou, secretario general de la ONG Colectivo de Organizaciones de la Sociedad Civil Contra la Radicalización y el Terrorismo (COSC-CRT).

Su organización apoya a las escuelas coránicas a las que acuden estos niños. Es más, a través de los jefes tradicionales de los barrios de Maroua, identifican a los niños desplazados y los obligan a asistir a estos centros para controlarlos mejor.

El maestro de una escuela Coránica de Maroua posa en su clase.
El maestro de una escuela Coránica de Maroua posa en su clase. CHEMA CABALLERO

“Aunque seguimos tanto a los niños como a las niñas, tenemos especial interés en estas porque ellas son las más utilizadas como bombas”, afirma Moudadjamou. Su organización también hace un seguimiento muy estricto de las madres, “porque no se sabe qué discurso tienen con sus hijas. Hay que prestar atención a este aspecto”. COSC-CRT ha iniciado una primera fase de sensibilización de estas mujeres, algo que se ve como complementario al trabajo con las niñas “porque podemos conseguir que estas no se radicalicen, pero las madres pueden continuar con sus discursos”.

Esta perspectiva ignora que, en la mayoría de los casos, las niñas que son utilizadas para cometer atentados no participan de forma voluntaria en ellos. No están radicalizadas y se ofrecen como mártires. Normalmente, son obligadas por los terroristas a mezclarse entre la multitud, desconocedoras (o atemorizadas) de que portan un cinturón de explosivos y de cuál va a ser su fin.

Estos programas son responsables del gran número de niñas que acuden cada día a las escuelas coránicas de Maroua. El barrio de Fassao-Doulare acoge una de estas escuelas creada para acoger a menores desplazados. El jefe del barrio se siente orgulloso de obligar a estos niños a acudir todos los días a las clases en tres sesiones: de 6.00 a 8.30, de 14.00 a 17.00 y de 20.00 a 21.00. «Una forma de tenerlos ocupados y controlados», explica.

Bajo un sombrajo fabricado con esteras de rafia y sacos de plástico que antes contuvieron fertilizante (construido por la ONG), varias docenas de niñas y niños se sientan en el suelo. Los niños están a la derecha y las niñas a la izquierda. Cada uno sujeta en la mano una tablilla de madera y recita los versículos del Corán allí escritos y que tiene que memorizar antes de que el maestro le escriba unos nuevos. Una algarabía estridente, a la que las gallinas que picotean alrededor de la clase parecen ajenas, inunda el ambiente. Chicos mayores, con látigos hechos de goma o palos, circulan entre los alumnos y golpean a aquellos que se distraen. Los niños que no tienen familia duermen ahí, sobre esas mismas esterillas de plástico en las que ahora se sientan. Antes pasarían gran parte del día mendigando por las calles con sus latas atravesadas sobre el pecho. Ahora, lo tienen prohibido, por lo que dependen de lo que sus familias puedan aportar para su alimentación, que es más bien poco, al estar desplazadas.

Son niñas y niños que solo aprenden el Corán. Que dedican años a esta tarea. Que no acuden a las escuelas públicas. Que al igual que sus maestros ignorarán el francés o las matemáticas. Que cuando lleguen a la adolescencia se darán cuenta de que se han quedado atrás en una sociedad cada día más global, que no tienen las herramientas y recursos para acceder a trabajos bien pagados. “Eso puede generales rabia y frustración, lo cual sí puede ser un elemento para su radicalización”, opina uno de los expertos del Centro de Estudios e Investigación en Paz y Seguridad de la Universidad de Maroua, que pide mantener el anonimato. La ONG no tiene ningún programa previsto para la escolarización de estos niños y niñas, solo su confinamiento y seguimiento en escuelas coránicas.

Los perjuicios y una errónea identificación de la situación pueden crear en un futuro no muy lejano un problema mayor del que se pretende evitar en la actualidad.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/09/10/africa_no_es_un_pais/1536591064_368670.html

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Mendicidad y Discapacidad. ¿Causa o efecto?

Juan Kujawa

“El incremento de personas con discapacidad en situación de mendicidad en el país, no se puede ignorar. Es pública y notoria esta situación que refleja una gran descomposición social de un sector minoritario vulnerable, y la ausencia del Estado para abordarla” (JKH)

Las personas que se dedican a la mendicidad -asociada a algún tipo de discapacidad o enfermedad- o en reverso; son causa de las inadecuadas o ausentes -desacertadas políticas públicas que en materia de atención a estas personas, establece el Estado Venezolano, que como estructura, no ha determinado si es causa o consecuencia de su omisión- negligencia.

En Venezuela, en agosto del 2015, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) anuló el artículo 502 del Código Civil, donde se establecía como un delito la mendicidad simple o supuesta. Esta decisión viene dada por la solicitud realizada por la Defensoría del Pueblo, quien alegó que el artículo era inconstitucional. El TSJ revisó e interpretó la ley, determinando también la anulación parcial del artículo 503, el cual habla sobre la mendicidad repugnante, así como el 538, que se refiere a la mendicidad agravada, la sanción alternativa y la falta por posesión injustificada de objetos.

Los artículos derogados:

Capítulo VII De la Mendicidad

Artículo 502. El que, siendo apto para el trabajo, fuere hallado mendigando será penado con arresto hasta por seis días; y en el caso de reincidencia en la misma infracción, el arresto podrá imponerse hasta por quince días.

Al que no siendo apto para el trabajo, mendigue sin sujetarse a las ordenanzas locales del caso, se le aplicarán las mismas penas.

La contravención no deja de serlo por mendigar el culpable so pretexto o apariencia de hacer a otro un servicio o de vender algunos objetos.

Artículo 503. El que mendigue en actitud amenazadora, vejatoria o repugnante por circunstancias de tiempo, de lugar, de medio o de personas, será penado con arresto hasta por un mes, y de una a seis meses, en caso de reincidencia en la misma infracción.

Los que se dedican a la mendicidad, son jóvenes en su mayoría, Es tan frecuente que su práctica se observa de forma inusitada -inaudita,  en las calles, en el metro, centros comerciales, aeropuertos, de día y de noche. Sus condiciones de salud y apariencia  están considerablemente deterioradas, lo cual es evidente por la simple observación.

En el  Metro de Caracas, se le informa al usuario que la práctica de la mendicidad y la buhonería está “prohibida”, pero no hay forma de minimizarla. Al contrario, este medio de transporte público se ha convertido en un medio para su práctica.

Estas dos actividades, (con más frecuencia la mendicidad) es el reflejo de la deteriorada sociedad venezolana, que aumenta cada día, sin que se observen medidas para evitarla, o minimizarla. Obviamente las condiciones sociales, la pobreza, la falta de oportunidades de  estudio, el desempleo y el deterioro de la calidad de vida inciden en esta situación. El modelo político económico.

Las personas con discapacidad, en estas condiciones, han encontrado en la mendicidad, una forma, un modo de vida, como consecuencia del desempleo. Falta que el Instituto Nacional de Estadística, INE,  incorpore la mendicidad, como una forma de trabajo. De subsistencia digna. De visibilizar – la perceptibilidad; de las personas con discapacidad.

Mendicidad y Discapacidad o en reverso, un Modo de Vida institucionalizada y permitida, que en su exposición de motivos la Defensoría del Pueblo, señalo:

“Para la Defensoría del Pueblo calificar la mendicidad como una falta sancionable con la privación de libertad, en condición de arresto de hasta seis (6) meses, sin que existan ningún bien jurídico de importancia protegido, resulta contrario a los postulados del Estado Social de Derecho y de Justicia, pues la actuación punitiva del Estado sólo se justifica en la medida que está dirigida a garantizar la exclusiva protección de un bien jurídico.”

También se alegó que cuando la norma impugnada califica como un hecho punible la mendicidad, “cuya justificación legal se inspira en la concepción de peligrosidad social, derivan en una responsabilidad penal por la condición del autor, en vista que no se sanciona un hecho, sino el peligro que aparentemente representan estos sujetos. En consecuencia, lo sancionado no es un hecho, sino la forma de ser una persona, es decir de su modo de vida.”. Solucionado el problema desde el punto de vista jurídico. La mendicidad es un modo de vida, según…

Lo que no se ha determinado aún, es si la problemática; la mendicidad y la discapacidad;  son causa o efecto. Pero el problema es dual. Por lo pronto es un hecho notorio que se acrecienta día a día.

juankujawa@gmail.com

Fuente: http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/mendicidad-discapacidad-causa-efecto_681490

Imagen tomada de: https://i2.wp.com/eju.tv/wp-content/uploads/2015/12/566d628a0c443.jpg

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