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Immanuel Wallerstein (1930-2019)

Por: Enrique Dussel

Se nos ha ido un gran maestro de las ciencias sociales, un estadunidense universal, que siguió el pensamiento de Karl Marx (alemán), Ferdinand Braudel (francés) y la Teoría de la Dependencia (latinoamericana). Historiador interdisciplinario, siempre atento al presente desde el pasado (escribiendo su último artículo, el 500, el 15 de agosto de este año: Este es el fin, este es el comienzo (La Jornada, 5/8/19, página 31) con especial referencia a la macroeconomía, propuso desde 1974 la hipótesis interpretativa de trabajo de un imperio mundo (hispánico, del siglo XVI) que se transformó en el sistema propiamente capitalista mundial (el World System, desde el siglo XVII, hegemonizado primeramente por las Provincias Unidas holandesas en torno a Amsterdam): Immanuel Wallerstein (que nació en Nueva York el 28 de septiembre de 1930, y acaba de morir el 31 de agosto del presente año.

En su comienzo el especialista en problemas africanos, en torno a 1970, se centró en la historia de la economía dentro del mercado mundial gracias a las interpretaciones de Braudel, y se instaló por último en la Universidad de Nueva York, campus Binghamton, donde formó escuela con Giovanni Arrighi, y en diálogo entre otros con Samir Amin. Invitó durante años a Aníbal Quijano, colega peruano que también nos ha dejado hace poco, y se cuenta entre sus alumnos Ramón Grosfoguel (que ha lanzado dentro de la tradición de Wallerstein el tema de la Descolonización epistemológica), al igual que Agustín Lao Montes.

He coincidido muchas veces en los últimos decenios con el colega Wallerstein en Estados Unidos, en Luxemburgo y especialmente en Binghamton, donde recuerdo el seminario tenido en esta última universidad (en la que también participaron Walter Mignolo y Bolívar Echeverría, aunque este último no participó tanto por no ser un tema de su especialidad) sobre la relación de la Teoría de la Dependencia, el Colonialismo y el origen de la Modernidad en 1492, cuestión en debate en ese momento. Esto inclinó a Immanuel Wallerstein a escribir un excelente tomo sobre el Universalismo en Bartolomé de las Casas, que desafortunadamente ha pasado algo desapercibido.

De la misma manera, la aceptación de la problemática china en la historia económica de la Modernidad, gracias al libro de André Gunder Frank Re-Orient, tomó a Wallerstein un poco desprotegido, apareciendo en Review(publicación de la Universidad de Binghamton) reseñas suya, de Arrighi y de S. Amin indicando que Gunder Frank había exagerado un poco la importancia de China. Poco después comienza el descubrimiento de la China (su ciencia, tecnología, economía, etcétera) que exigirá a Wallerstein asumir plenamente la posición de su amigo Gunder Frank.

Wallerstein se transformó en una referencia obligatoria sobre la historia del capitalismo, la modernidad, y en el tema del mercado mundial, resaltando la existencia de un centro dominante, de una subperiferia y de un mundo colonial. Esto desarrollaba aspectos que Marx habría formulado explícitamente, pero no había podido probar fundadamente ya que pertenecía al momento del mercado mundial capitalista que era un momento en su programa de investigación que no pudo exponer. La transferencia de plusvalor de un capital global colonial subdesarrollado a un capital global con mayor composición orgánica (es decir más tecnología en el proceso de producción) y en el contexto de la competencia en el mercado mundial (como enunció inicialmente Mauro Marini), Wallerstein lo describió históricamente desde el siglo XVI al XX de manera paradigmática (oponiéndose a la posición, entre otras, de Agustín Cueva que pensó que la Teoría de la Dependencia no tenía lugar teórico en la obra de Marx).

Pero Immanuel Wallerstein no sólo historifica la relación de explotación centro-periferia, sino que además da los supuestos a la reciente teoría de la Globalización (en el presente, y en una fase recesiva por el proteccionismo nacionalista estadunidense), sino que lo articula desde hace decenios con la decadencia del sistema económico de su propia nación, dando razones del surgimiento de la potencia china emergente.

Todavía ataca igualmente el análisis coyuntural sobre los movimientos sociales insurgentes antisistémicos, y alienta los procesos progresistas (por llamarlos de alguna manera) desde el zapatismo al proceso de la Cuarta Transformación, vistos siempre desde una visión geopolítica mundial, que marca una reflexión sumamente sugestiva para arrancarnos del análisis simplista, inmediatista. La visión histórico-mundial a la manera de Ferdinand Braudel, con una fuerte influencia marxista, le da una perspectiva siempre novedosa.

¡Se nos ha ido uno de los grandes intelectuales del siglo XX!, que como Noam Chomsky supera las fronteras que se fijan los pensadores anglosajones estadunidenses que les es difícil adoptar ante la realidad una actitud crítica y creadora, produciendo por lo general una ciencia social conservadora y provinciana (desde la hipótesis que lo estadunidense es lo universal, moderno, más desarrollado).

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=260127

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Marchas en Brasil por la educación y pensiones

América del Sur/ Brasil/ 26.08.2019/ Fuente: www.ultimasnoticias.com.ve.

Estudiantes, trabajadores y movimientos sociales se movilizaron este martes 13 de agosto, por tercera vez del año, en los más de 150 municipios de Brasil, con el propósito de luchar contra los recortes presupuestarios y la seguridad social que impulsa el Gobierno del presidente Jair Bolsonaro.

La Unión Nacional de Estudiantes fue quien convocó a los jóvenes para rechazar las restricciones presupuestarias en el sector, defender su autonomía universitaria y rechazar el proyecto Future-se, propuesto por Bolsonaro.

Trabajadores y movimientos sociales se sumaron a la jornada para repudiar la reforma de pensiones que se impulsa en el Congreso.

Fuente de la noticia: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/mundo/marchas-en-brasil-por-la-educacion-y-pensiones/

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Marco Somarriba: vigor, fuerza y fuego revolucionario (texto, fotos y video)

Redacción: Radio La Primerísima

Por Carlos Núñez Téllez, Comandante de la Revolución fallecido el 2 de octubre de 1990. Discurso pronunciado el 10 de agosto de 1984. Publicado en la Revista Correo de agosto de 2013

¿Quién era Marco Antonio Somarriba? Me hago esta pregunta ahora, cuando pronuncio su nombre, poblado de un mar de recuerdos. En la clandestinidad, cuando leíamos las experiencias revolucionarias de otros países centroamericanos, compartíamos en las conversaciones el pensamiento de otros revolucionarios. Recuerdo, leyendo la experiencia de la guerrilla guatemalteca, el pensamiento de una combatiente que llena del dolor producido por la caída de sus compañeros, decía: «Hay que dejar en paz a los muertos». Y su decir era como un convencimiento para adquirir convicción de la dureza de la lucha, de la circunstancia de la muerte, que sin el menor aviso nos arrebata en segundos a los mejores hombres y a las mejores mujeres, sin tomar en cuenta cuánto invierte una organización política en forjar sus cuadros y que un día de tantos nos dejan solos. No totalmente, claro está, pero siempre quisiéramos contar con la presencia de nuestros hermanos queridos continuando la construcción de los sueños ya convertidos en realidad.

León Santiago de los Caballeros, a como la bautizaron los colonialistas españoles, es una tierra cálida, con historia, tradiciones de lucha, de espíritu indígena. Tierra del algodón y del azúcar, de volcanes, de hombres y mujeres creativos e inteligentes, de combatientes férreos y seguros. León fue el centro de reproducción de centenares de combatientes que provenientes de otras ciudades del país se convirtieron en luchadores ejemplares en las aulas de la universidad, en los centros de estudio, en los barrios, en las trincheras; fueron capaces de hacer posible el sueño de ese gran organizador que fue Pedro Aráuz Palacios, al convertir a la ciudad de León en una inclaudicable trinchera de lucha contra el somocismo.

Las calles de León son calientes, tan cálidas como sus hombres y mujeres. Ahí nació Marco Antonio («Salvador», en las luchas de barricadas), un 28 de abril de 1953. Procreado por Marco Somarriba, carpintero, y Gudelia García, costurera. Ninguno de ellos se imaginó que aquél chavalo delgado, tímido, con la sonrisa a flor de labios, llegaría a convertirse en un destacado dirigente del Frente Sandinista. No lo imaginaron, como es natural, porque en ese entonces, aunque el pueblo nicaragüense de una u otra forma luchaba contra la dictadura, el FSLN todavía no nacía a la vida política. Eso sí, la herencia de Sandino, su ejemplo, su legado combativo, cubría todo el territorio nacional guiando a su pueblo a pesar de todos los intentos del somocismo de sepultar en el olvido su memoria.

Yo no conocí a Marco durante su infancia. Vivíamos en barrios diferentes: él en El Calvario y yo en Zaragoza. Fueron las luchas, los ideales, la causa revolucionaria, lo que nos convirtieron en hermanos. Lo conocí en 1971, cuando los dos éramos estudiantes del Instituto Nacional de Occidente (INO). No estábamos organizados en el FSLN, mucho menos nos involucrábamos en las actividades políticas en los centros de estudio de secundaria. Por causa del alienamiento de la sociedad somocista, nuestra pretensión era alcanzar el título de bachiller; es decir, eran las mismas costumbres de la época: estudiar, obtener buenas calificaciones y graduarse para asegurar el porvenir egoísta e individual que la sociedad de ese tiempo nos imponía. No se pueden olvidar tampoco las medidas represivas prevalecientes en esa época, tomadas por el somocismo en los centros estudiantiles después del movimiento magisterial de 1970.

La agitación producida entre los jóvenes por el heroico ejemplo de Julio Buitrago, combatiendo contra más de 200 guardias, y luego el último poema «Que se rinda tu madre», gritado y escrito con sangre por Leonel Rugama junto a sus compañeros Róger Núñez y Mauricio Baldizón, y finalmente la huelga de hambre de los prisioneros políticos exigiendo su libertad, fueron los factores detonantes para romper el miedo y las medidas represivas en los centros de estudio de secundaria en todo el país. No importó la represión, ni exponer la vida o alcanzar la muerte, cuando los revolucionarios encarcelados, desde las mazmorras somocistas, desafiaban al régimen para alcanzar su libertad. ¿Por qué nosotros, pertenecientes a una nueva generación, íbamos a permanecer indiferentes al ejemplo heroico de un puñado de combatientes que justamente reclamaban su libertad?

Los primeros trabajos

En esa lucha, sin estar organizados, nos encontramos Francisco Meza, Marco Somarriba, Rafael Mairena, otros compañeros y yo. Cada quien desde sus aulas se rebeló. El espíritu solidario despertó en cada uno de nosotros. No nos importó la represión ni las amenazas de expulsión ni la cárcel. Una idea nos invadía a todos y era contribuir de la misma manera a como lo hacían en otros centros de estudio, a formar parte del movimiento integral para conseguir la libertad de los compañeros encarcelados. Esa decisión, ese coraje, esa lucha, contribuyó posteriormente a eliminar las medidas represivas impuestas por la Dictadura en el INO, a iniciar la organización de los estudiantes y a estructurar la Directiva Central del instituto. Por supuesto, la organización no fue nada espontánea: detrás del trabajo se encontraba el Frente Estudiantil Revolucionario (FER). Así se iniciaron los primeros trabajos para la creación en León del Movimiento Estudiantil de Secundaria (MES).

Ese mismo año, Marco, Francisco y Rafael se graduaron de bachilleres y correspondió a Francisco, Presidente de la Directiva, decir el discurso central. Por supuesto, no se pareció en nada a las tradicionales diatribas de la burguesía. Fue un discurso político dedicado a la lucha estudiantil, a sus reivindicaciones, a sus aspiraciones. Se pronunció el discurso percibiendo la rabia de los lacayos de Somoza, que no ocultaban su indignación al contemplar el temple de una nueva generación que, con todos los riesgos, comenzaba a alzarse, a rechazar la opresión de siglos y que particularmente comenzaba a establecer un precedente: se sumaba a la lucha por derrocar al somocismo.

Después, Marco, Francisco y Rafael ingresaron a la universidad y cada quien fue reclutado por el Frente Sandinista, cumpliendo en 1972 diversas tareas. De cuando en cuando nos encontrábamos, estrechando la amistad fraterna, cultivada en el curso de la lucha. Una vez, por casualidad, encaminado a una reunión, los sorprendí conversando con Carlos Roberto Huembes sobre la creación del MES. Ninguno preguntaba lo que el otro hacía: no había respuesta. Era la ley de la compartimentación del trabajo, esa práctica del Frene Sandinista tan valiosa para una organización de carácter conspirativo, y decisiva para preservar las estructuras y el trabajo clandestino que forjamos a lo largo de 18 años de lucha. Era esa ley tan necesaria en la lucha, que en la presente época algunas veces se olvida, sin tomar en cuenta que fue decisiva para la configuración del Frente Sandinista como organización nacional, lección transmitida por Pedro Aráuz y Carlos Roberto Huembes, excelentes conspiradores del FSLN.

A Marco lo volví a encontrar a finales de 1975. Ya se había producido la toma de Radio Corporación, encabezada por Tomás Borge, y la crisis política del Frente Sandinista. Lo encontré diferente, callado, reservado. Ya no era aquel muchacho flaco, desgarbado y sonriente. Estaba en la clandestinidad. Era Joaquín. Conversamos mucho esa noche, acumulando el dolor producido por la división de la organización a la que nos habíamos entregado y queríamos tanto. ¿Qué hacer? ¿cómo contribuir a superar los problemas? ¿cómo conocer con mayor realismo lo sucedido? Y no éramos nosotros solamente: ahí estaban Oscar Pérez Cassar y Rosalba Carrasco. Estábamos solos, completamente solos. Fueron una Navidad y un Año Nuevo muy tristes.

En ese tiempo ocurrieron dos hechos importantes. Uno, esperando la reunificación del FSLN, conocimos la presencia en Nicaragua del Jefe de la Revolución, Comandante Carlos Fonseca, y del Comandante Carlos Agüero, que había bajado de la montaña para coordinar el envío de un contingente a la zona de combate, entre ellos, Edgard Lang; el otro, la participación nuestra en el operativo de evacuación del Comandante Fonseca a la casa de seguridad donde se encontraba con otros compañeros, incluido Tomás, que había sido detectada por la Seguridad Somocista. Marco, Oscar, Rosalba y otros compañeros, participamos del operativo de vigilancia de toda la zona, en tanto se impulsaba un plan de evacuación de los combatientes.

Inmensamente humano

Para 1976, Marco se dedicaba con ahínco a la organización de los movimientos juveniles de los barrios orientales de Managua, de la atención del FER, y del Movimiento Cristiano Revolucionario (MCR). Marco Antonio era un revolucionario y a la vez una persona inmensamente humana. Pensaba en su familia, en su compañera, en su hija, en el futuro de todos. Esto lo sensibilizaba, le producía inquietud, angustia. Es difícil mantener una relación en la clandestinidad entregándose plenamente a la lucha y por las circunstancias de la misma, no poder hacer nada, solamente enterarse por correspondencia o la noticia ocasional. Después del cumplimiento de su trabajo, ello lo inquietaba, parecía una persona enjaulada caminando por el estrecho cuarto de la casa de seguridad que nos albergaba. Trataba de sonreír y comportase normalmente, pero detrás de esa actitud se encontraba el hombre, el ser humano, que así como sentía en carne propia la caída o el encarcelamiento de los hermanos más queridos, o el martirio del pueblo, también poseía la sensibilidad, aunque lo quisiera ocultar, de mantener presente en todos los momentos, las imágenes y los problemas de su familia.

Algunas veces, su ánimo decaía por no poder estar presente en la solución de los problemas, pero como se dice popularmente, «se echaba los güevos a tuto» y seguía adelante cumpliendo sus responsabilidades, orientando, organizando, preparándose políticamente, consciente de la situación política del país, convencido de que la causa revolucionaria era la primera tarea, aunque ello significara llevar por dentro los dolores, las angustias, los sinsabores, y las preocupaciones que como seres humanos enfrentamos.

En agosto de 1976, Carlos Roberto Huembes, miembro suplente de la Dirección Nacional, ingresa al país. En el interior ya se encontraban los Comandantes Daniel Ortega y Eduardo Contreras, cumpliendo tareas unitarias para resolver la crisis del Frente Sandinista, abocados con los comandantes Pedro Aráuz Palacios y Bayardo Arce.

Todavía no conocíamos la caída de Carlos Fonseca y Eduardo Contreras, cuando Marco, pálido, demacrado, con un tic nervioso en los ojos, con la voz entrecortada y buscando donde apoyarse, seguramente para asimilar mejor el golpe, llegó a la casa de seguridad donde permanecíamos Jaime Wheelock, Luis Carrión y yo, a anunciarnos la caída de Carlos Roberto Huembes.

Marco no tenía instrucciones ni órdenes para llegar a la casa de seguridad, pero como por un momento no habló nada y solamente quedó con la mirada fija buscando las palabras para dar la noticia, pensamos que había desacatado las órdenes, y yo personalmente le reclamé sobre su presencia en una casa de seguridad donde no estaba autorizado a llegar.

Marco se dejó caer en uno de los sillones de la sala. Jaime, que no lo conocía, había empuñado su pistola 45; yo dejé la máquina de escribir y me levanté a preguntar qué le ocurría. Se acomodó en el sillón, entrecruzó las manos, se las llevó al rostro y nos lanzó la respuesta como un cañonazo: «quebraron a Eloy». No le creímos. Furiosamente lo acosamos a preguntas, exigimos detalles, la certeza de si estaba herido o muerto, el lugar del enfrentamiento, y no nos quedó la menor duda: habían quebrado a Eloy. ¿Por qué? Al día siguiente, Novedades, el diario de Somoza nos trajo la respuesta: aparecían las fotos de Eduardo Contreras, Rogelio Picado, Silvio Reñazco (habitante del reparto El Dorado, lugar donde es detectado Eloy), caídos en combate y en una nueva edición del diario, apareció la gloriosa imagen del Jefe de la Revolución Popular Sandinista, Carlos Fonseca, con los ojos abiertos hacia el futuro, desde Zinica, lugar donde cayó abatido por las balas criminales de los esbirros somocistas.

El severo golpe asestado al Frente Sandinista con la caída del Jefe de la Revolución, Comandante Carlos Fonseca, Eduardo Contreras y Carlos Roberto Huembes, el 7 y 8 de noviembre del mismo año, significó una sacudida para Marco. Fue la penetración a una etapa superior de su desarrollo político como militante y como cuadro; significó la entrega absoluta a sus tareas, a la defensa de la causa revolucionaria; fue un salto en su madurez, su talento, inteligencia y capacidades.

Prisionero y torturado

A partir de 1977, Marco se dedica con ahínco a la organización estudiantil en los barrios y en los centros de estudio y es uno de los fundadores de la Juventud Revolucionaria Nicaragüense. A la vez, se dedica a la preparación militar de los compañeros combatientes de esa organización. En 1978, durante varios días, ninguno de nosotros conocíamos de su paradero y comenzó a surgir la idea de una probable captura. En efecto, así fue. Había sido capturado en 1978 en la ciudad de León, cuando se dirigía a una escuela militar improvisada en el municipio de Malpaisillo.

Marco fue encarcelado, golpeado, torturado, amenazado de muerte, sino confesaba su militancia sandinista y sus responsabilidades. Marco permaneció en silencio, sin mencionar ninguna de las casas de seguridad conocidas por él. Su martirio duró diez largos días sometido a toda suerte de atropellos en las mazmorras somocistas. Ni el encierro ni la tortura ni la posibilidad de la muerte, fueron capaces de vencer su inquebrantable fidelidad al Frente Sandinista. A la Dictadura Somocista no le quedó más recurso que ordenar su salida de la prisión.

Inmediatamente después de obtener su libertad, Marco ingresa de nuevo a la clandestinidad, refugiándose en la casa de Osmín Torres. Retorna a su responsabilidad como miembro del Comité Militar de Managua, dedicando sus energías a la organización, preparación militar y operatividad de los destacamentos milicianos de los barrios orientales y de la Carretera Norte, cuya responsabilidad era impulsar la limpieza de todos los esbirros, orejas, colaboradores y agentes de la Seguridad Somocista. Durante la Insurrección de Septiembre, integrado al Estado Mayor de Managua, dirige el combate de sus unidades militares contra las tropas somocistas, multiplicando su trabajo en la organización de centenares de jóvenes que en la ciudad y en especial en los barrios orientales, se alzaron en pie de lucha contra el somocismo.

Para la Ofensiva Final en junio de 1979, Marco asume la jefatura de la Carretera Norte. Ahí se revela como un excelente jefe político-militar y, conjuntamente con Ramón Cabrales (Nacho), se encarga de defender, organizar a la población de la Carretera Norte y levantar las barricadas para impedir a sangre y fuego que el enemigo avanzara más allá del kilómetro 5. Bajo su dirección y la de Nacho, surgen los célebres «Cazaperros» en el barrio Santa Rosa, quienes armados de garrotes y cuchillos logran conformar excelentes unidades de combate, a base de la recuperación audaz de las armas del enemigo.

Marco estuvo presente en la decisión de El Repliegue Táctico, y como otros compañeros, sufrió el dolor de la decisión, aún cuando la consideraba muy justa. En Masaya asume la responsabilidad de reforzar los puntos estratégicos de la ciudad, con la finalidad de impedir la penetración del enemigo. Cuando se hable de los combates de la Hielera de Masaya, o de la INCA, debe mencionarse el nombre de Marco Antonio Somarriba. Por sus méritos, cuando el Comandante Hilario Sánchez (Camión), es herido por charneles de morteros disparados desde el Coyotepe, pasa a formar parte del Estado Mayor de Masaya, en compañía de los sub comandantes Róger Miranda y Rafael Solís.

Cuando se produce el triunfo popular, ya tomados los departamentos de Carazo y Granada, ya ha sido ejecutado el criminal «Macho Negro», cuando las fuerzas victoriosas del Frente Interno inician su avance hacia la ciudad de Managua, sitio al cual habíamos jurado regresar victoriosos, Marco ya es el Jefe Político Militar indiscutible del Batallón César Augusto Silva.

La herencia de un héroe

Posterior a la victoria, por sus capacidades políticas, organizativas y militares, es nombrado por la Dirección Nacional del Frente Sandinista, Jefe Nacional de las Milicias Populares Sandinistas; luego, jefe de la Dirección Política del Ministerio del Interior (MINT), después, viceministro del Instituto Nicaragüense de la Costa Atlántica (INNICA) y finalmente, delegado del Ministerio del Interior para la Zona Especial I (hoy Región Autónoma del Atlántico Norte).

En León, como resultado de sus tradiciones religiosas, el 14 de agosto se celebra la Gritería Chiquita. Un día antes, en 1982, en un accidente de aviación, cumpliendo con sus responsabilidades como delegado del MINT, preocupado por resolver los problemas de esa parte del territorio nacional, Marco Antonio Somarriba muere al estrellarse el avión que lo conducía junto a otros compañeros a su zona de trabajo.

Marco Antonio muere a los 29 años. Apenas comenzaba a transmitir al movimiento revolucionario sus experiencias, su talento y su capacidad de dirigente. Muere cuando apenas comenzaba a cristalizar sus sueños de revolucionario a su querido pueblo. Ya no era de León ni de Chinandega ni de Managua ni de todos los lugares donde dejó su cansancio y desvelos por la liberación de Nicaragua. Marco a sus 29 años de edad pertenecía a toda la nación. Forjador de las organizaciones juveniles, fundador del MES, de la Federación de Movimientos Juveniles de Managua y de la Juventud Revolucionaria Nicaragüense.

Incansable defensor de los intereses del pueblo trabajador, nos ha dejado una herencia y una responsabilidad: garantizar la continuidad del proceso revolucionario, impulsar las transformaciones políticas, económicas y sociales, profundizar la Revolución en beneficios de los humildes y de los pobres de Nicaragua.

Es resultado de las generaciones de veteranos combatientes que se convirtieron en maestros de las nuevas generaciones a las cuales pertenecemos. Marco Antonio es parte del vigor, de la fuerza y del fuego que almacena la Revolución. Ojalá así lo entiendan los jóvenes de hoy y en este legado comprendan lo afirmado por Leonel Rugama: «Los héroes no dijeron que morían por la Patria, sino que murieron».

Marco: independientemente de todo, como Camilo Ortega, Francisco Meza, Walter Mendoza, Carlos Arroyo, Adolfo Aguirre, Perla María Blandón, Edgard Munguía, Emir Cabezas y tantos hermanos caídos, podés tener la certeza que para la Juventud Sandinista 19 de julio eres bandera, estandarte, símbolo, machete, cuchillo y fusil para enfrentar al enemigo.

Te fuiste, has muerto, pero tu historia permanecerá imborrable por los siglos de los siglos, como lección para las generaciones venideras.

Militante ejemplar

El comandante Tomás Borge describía así al comandante Somarriba

Marco supo imprimir en las tareas que la Revolución le encomendó el mismo espíritu de entrega que caracterizó su larga y destacada trayectoria. Los méritos de Marco son tan excepcionales que recibir la Orden Carlos Fonseca y el ascenso a Comandante de Brigada, son apenas un modesto homenaje que trata de expresar el cariño del FSLN y del MINT hacia el ejemplar militante sandinista y el abnegado combatiente del Ministerio del Interior. Sepan ustedes que su memoria permanecerá en la conciencia y en las acciones de nuestros combatientes, y que su ejemplo de consecuencia revolucionaria se albergó para siempre en el corazón de nuestro indoblegable pueblo sandinista.

Carta a mi madre

Poema del Comandante Marco Somarriba

Ayer hace muchos días
descalzo y con calzones chingos,
trepado por entablado derruido de la casa,
siempre te miraba a vos
con tu sudor y tus ojos tristes
y tu costura a máquina
y esas señoras ricas a quienes
les hacías vestidos por un precio irrisorio.
Muchos días atrás
cuando usé pantalones largos
y en aquella casona que daba mucho miedo
siempre te miraba
siempre tus ojos tristes
y tu cara enferma y cansada.
Hoy, desde hace muchos años
siempre te miro igual
siempre tu sacrificio y abnegación
siempre querida mamá
siempre te miraré como a toda madre de pueblo
como a toda madre proletaria.

Tu hijo que te quiere

Marco A. Somarriba

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Brasileños vuelven a protestar contra las políticas educativas de Bolsonaro

Redacción: El Diario

Los brasileños volvieron este martes a las calles de Brasil para protestar contra los recortes en educación promovidos por el presidente del país, Jair Bolsonaro, aunque entre las reivindicaciones también se colaron las críticas a la reforma del sistema de pensiones y jubilaciones.

Las marchas se repitieron en al menos en 38 ciudades de una veintena de estados de Brasil, pero tuvieron menos fuerza que la convocadas el pasado mayo en todo el país tras el bloqueo de fondos a las universidades federales.

Se trata de la tercera movilización de los estudiantes contra la política educativa del Gobierno de Bolsonaro, un capitán de la reserva del Ejército que ha emprendido una cruzada contra lo que considera «el marxismo cultural» en el área de la Educación.

El Ejecutivo también ha anunciado duros recortes en los fondos destinados a las universidades y ha propuesto el cambio de un sistema educativo en el que ve un embrión de la ideología de izquierdas y exaltado la educación militar.

Entre las reivindicaciones de este martes, los participantes también trasladaron su mensaje de rechazo a la reforma del sistema de pensiones y jubilaciones, el proyecto estrella del nuevo Gobierno en materia económica y que ya ha pasado su primer cribo en el Congreso.

El proyecto que altera la edad mínima para el acceso a la jubilación ha sido aprobado en segunda vuelta en la Cámara de los Diputados y ahora necesita el aval del Senado brasileño.

Con la reforma, rechazada por sindicatos y movimientos sociales, el Gobierno pretende reducir el gasto con un sistema de pensiones que considera «quebrado», acabar con un crónico déficit del sector público y liberar recursos para la inversión en áreas claves.

El Gobierno de Bolsonaro, a través del ministro de Educación, Abraham Weintraub, ha dicho que de aprobarse la reforma, aumentarán los ingresos y «volverá el presupuesto».

Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/Brasilenos-protestar-politicas-educativas-Bolsonaro_0_930907703.html

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Países del Grupo de Lima arden por protestas que aluden a la educación

Redacción: Últimas Noticias/24-07-2019

Diversos movimientos sociales, sindicatos, organizaciones civiles, docentes y estudiantes continuaron con las movilizaciones este viernes en varios países latinoamericanos, como medida de protestas contra las políticas implementadas por su Gobierno. En Colombia, los llamados a protestar se intensificaron para exigir el fin de los asesinatos de líderes sociales, por lo cual el Movimiento Defendamos la Paz de Colombia convocó a una movilización en las principales plazas este 26 de julio.

El senador por el Polo Democrático Alternativo Iván Cepeda recordó que en la nación neogranadina aumentó 58 % la cifra de asesinatos mensuales en lo que va de año.

Por su parte en Brasil, los más de 10.000 estudiantes que participaron en el Congreso 57 de la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), realizado en Brasilia desde el miércoles, se movilizaron en contra de las políticas y reformas del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. La UNE se congregó en los alrededores de la Biblioteca Nacional para marchar en defensa del derecho a la educación y contra la reforma de jubilaciones del Gobierno, con la consigna “No matemos nuestro futuro: educación, empleo y retiro”. Asimismo, el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil convocó a organizar la resistencia para rechazar la aprobación de la reforma de jubilaciones que pretende establecer un nuevo sistema, lo cual perjudica a los trabajadores.

En Argentina se realizó un paro de transporte por 24 horas en todas las provincias, tras el fracaso de las negociaciones entre la Unión Tranviarios Automotor y la Federación Argentina de Transportes por Automotor de Pasajeros, para llegar a un acuerdo sobre el salario básico de los transportistas. Del mismo modo, continúan las protestas en Honduras. La Plataforma en Defensa de la Salud y la Educación Pública, que aglutina a los médicos y maestros, se movilizó a nivel nacional.

Costa Rica tiene varias semanas con manifestaciones contra la reforma educativa y la creación de un impuesto a los servicios de 13%. Para el próximo lunes hay convocatoria en diferentes puntos de ese país para manifestarse. Finalmente, los maestros del sector público de Panamá paralizaron las clases y se desplazaron hasta la Presidencia para exigir mejoras salariales y más presupuesto para la educación. Es la primera huelga de este sector que enfrenta el mandatario Laurentino Cortizo.

Fuente: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/general/paises-del-grupo-de-lima-arden-por-protestas/

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Educación Pública: “Reproducción y Resistencia”

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

“…la iglesia es reemplazada hoy por la escuela en su rol de aparato ideológico de Estado dominante. Está combinada con la familia, como antes lo estuvo la iglesia. Se puede afirmar entonces que la crisis, de una profundidad sin precedentes, que en el mundo sacude el sistema escolar en tantos Estados, a menudo paralela a la crisis que conmueve al sistema familiar (ya anunciada en el Manifiesto), tiene un sentido político si se considera que la escuela (y la pareja escuela-familia) constituye el aparato ideológico de Estado dominante, aparato que desempeña un rol determinante en la reproducción de las relaciones de producción de un modo de producción amenazado en su existencia por la lucha de clases mundial…”:  Louis Althusser

Retomo en esta ocasión algunos fragmentos de uno de mis textos, que gentilmente publicó SDP Noticias, el 23 de mayo de 2018, a 50 años del mayo francés. Dije en ese entonces lo siguiente: La conexión social e histórica (como crisis) que se dio entre educación superior, movimientos sociales y poder político se elevó, hace cinco décadas, a su máxima expresión en diferentes ciudades del mundo. El cambio impulsado por los estudiantes y no pocos profesores, se reveló en forma de protestas, consignas libertarias y huelgas cuyos contenidos giraron en torno al cuestionamiento de las estructuras del poder político y económico, el señalamiento de las relaciones sociales hegemónicas y, entre otros efectos, la decadencia de las teorías sociales monocromáticas.

En relación con las ciencias sociales, las revueltas callejeras estudiantiles que se produjeron en ciudades como París, Praga y México, en 1968, condujeron a reflexionar, críticamente y en el plano teórico, sobre una de las tesis del filósofo francés Louis Althusser, en el sentido de que la institución llamada “escuela” juega un papel social específico, a nivel de conciencia, como “aparato ideológico del Estado”, junto con otras instituciones “clasistas” como los medios de comunicación, la iglesia y demás organizaciones de la cultura. La educación y los aprendizajes escolares, estaban destinados a reproducir, según Althusser, la “ideología de la clase social dominante”. (Tesis de la educación como medio de “reproducción” ideológica)

Con los hechos, la tesis del “reproductivismo (althusseriano) entró especialmente en crisis o sufrió una cuarteadura durante esos años, debido al contraste, al desencanto y al infortunio de sus interpretaciones sobre “lo social” y “lo ideológico”, que se desarrollaron en formato “blanco y negro”. Dicha vertiente se vino a tierra por su “linealidad” o “mecanicismo” en la arena de la discusión teórica, ya que las “escuelas superiores” se convirtieron, paradójicamente y a la luz de los acontecimientos, en las instituciones más “rupturistas” o “contestatarias” del Estado. (1)

De acuerdo con una narrativa de los hechos (2), estudiantes de California protestaron también, además de los europeos: “…(Es) en EUA donde se desarrollan, a partir de 1964, los movimientos masivos y más significativos de este período. En la Universidad de Berkeley, en California, el conflicto estudiantil tomó un carácter masivo. La primera reivindicación que movilizó a los estudiantes fue la «libertad de palabra» en favor de la libertad de expresión política (en particular, contra la guerra de Vietnam y contra la segregación racial). Las autoridades reaccionan de manera extremadamente represiva, contra la ocupación pacífica de los locales, con 800 detenciones.”… “El movimiento va a desarrollarse en masa y a radicalizarse en los años siguientes en torno a la protesta contra la segregación racial, por la defensa de los derechos de las mujeres y sobre todo contra la guerra de Vietnam. Del 23 al 30 de abril de 1968, la Universidad de Columbia, en Nueva York, es ocupada, en protesta contra la contribución de sus departamentos a las actividades del Pentágono y en solidaridad con los habitantes del gueto negro vecino de Harlem.”

Es 1968, los estudiantes en México protestaban también contra la represión policiaca; luchaban contra el autoritarismo en las calles, discutían, redactaban un pliego petitorio; creaban un Consejo Nacional de Huelga (CNH), integrado por representantes de las asambleas de más de 80 escuelas y facultades; creaban también un movimiento social en el cual las diferentes expresiones ideológicas y políticas de estudiantes y profesores, marcharían unidas; se organizaban, tomaban los planteles educativos y los defendían. La dirección colegiada del movimiento pedía diálogo con las autoridades. Convocaban al presidente de la República a protagonizar un diálogo público, que rechazó. El rector de la UNAM, Ing. Javier Barros Sierra, se unía a la protesta y encabezaba una marcha por el sur de la Ciudad de México. Después de diversas movilizaciones urbanas, se vendría la ola de represión y muerte por órdenes del gobierno federal… Tlatelolco en la memoria.

La generación de estudiantes y profesores de 1968, en México y el mundo, inaugura un nuevo lenguaje y un contenido, desde la ciudadanía, en favor de las libertades y los derechos políticos. Era la “contraideología de la clase social dominante”. Las escuelas ya no eran exactamente “las correas de transmisión de las ideas hegemónicas”. Esta generación en movimiento, pese a la represión gubernamental, generó ondas expansivas hacia el ejercicio de la conciencia social, la participación crítica, la defensa de los derechos humanos y la lucha contra las desigualdades sociales en los distintos ámbitos de la vida pública. A partir de entonces, la política ya no fue más un asunto de adultos ni de un grupo de élite. El régimen autoritario, con su hegemonía política priista, se vio obligado a aceptar la apertura democrática y a recrear, con criterios limitados de pluralidad, el sistema de partidos.

Pienso en nuestras protestas universitarias locales de 1983, en la UNAM. En las movilizaciones universitarias y politécnicas, de 1985, solidarias con las víctimas y damnificados de los sismos. O las protestas del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) de la UNAM, contra la “Ley Carpizo” de 1986; en los movimientos sociales, la emergencia de la disidencia magisterial y por la democratización de los sindicatos; en la participación universitaria, amplia y diversa, en el Congreso Universitario de la misma UNAM, en 1990. Hago también memoria de los diversos movimientos estudiantiles que se han dado en diferentes partes de México y el mundo durante los últimos 30 años, a veces con la misma matriz contestataria. Recuerdo con simpatía a los estudiantes críticos y activos del movimiento “#YoSoy132”, que inició en 2012, en la Universidad Iberoamericana (UIA). Y sigo sin olvidar a los 43 o más estudiantes normalistas muertos y desaparecidos, en Iguala, en septiembre de 2014.

Me pregunto, después de 50 años de revueltas callejeras, de consignas ingeniosas e irreverentes, de construcciones y “deconstrucciones”, (como diría Jacques Derrida); de rupturas, crisis y quiebres: ¿Qué hemos aprendido, como sociedad, durante estas cinco décadas de lucha y generación de conciencias críticas desde los espacios educativos? ¿Cómo se han transformado las relaciones políticas, económicas y sociales durante este lapso? ¿Cuál es el estado de cuenta o cómo se encuentra la factura del “autoritarismo” de los gobiernos con relación a la sociedad? ¿Qué avances se han logrado en materia de educación cívica y ética al pasar el tiempo y el transcurrir de estas historias? ¿Los y las estudiantes universitarios, normalistas y polítécnicos, hoy, están de “vuelta a la normalidad”?

Estos fragmentos los recupero para plantear la pregunta que da título a este breve comentario: “Educación Pública: Reproducción y Resistencia”. También planteo esta cuestión a propósito del artículo de opinión que publicó ayer el doctor Lev Velázquez en La Jornada (17 de julio, 2019), puesto que ahí el autor emplea la expresión: “aparato ideológico del Estado”, como categoría filosófica, politológica y sociológica; concepto que no había leído desde hace muchos años en documentos de análisis sobre la coyuntura política en materia educativa.

Esto afirma el doctor Velázquez: “El papel de la escuela como aparato ideológico del Estado está desplazando la dimensión social del currículo, las nuevas identidades del capitalismo neoliberal exigen modelar como un performance los antivalores del libre mercado en todos los aspectos de la organización escolar y en los comportamientos de los actores de la educación: alumnos, familias, funcionarios y, por supuesto, de los maestros. En este sentido, dejo una provocación: la evaluación estandarizada y masiva no tuvo como objetivo primordial el despido, sino la instauración de la evaluación como instrumento para la fiscalización vertical, la precarización y creación de la identidad neoliberal.” (3)

Acepto la provocación y propongo argumentos, no necesariamente en contra, sino a favor, pero con ciertos matices: En su libro “Educación y Política en México” (Nueva Imagen, 1987), Olac Fuentes Molinar escribió (Introducción): “El intento de explicar cotidianamente la finísima dialéctica de la educación y la política me convenció, si alguna duda me quedaba, de que lo que sucede en la escuela no puede entenderse a partir de aquella noción de “aparato ideológico de Estado”, término que no volví a usar y que originalmente me había deslumbrado por su clarificadora sencillez. Reconociendo todas las funciones de reproducción que cumple el sistema escolar, hoy soy mucho más sensible a su otra naturaleza –la de institución ´civil´ y de espacio de la lucha ideológica y política-, como a la supervivencia de prácticas arcaicas, a la filtración de lo popular y dominado, y aún así, gris es la teoría…”.

Pienso que se requiere debatir con más profundidad este tipo de planeamientos o enfoques teóricos, no tanto para convencer o para persuadir a los colegas, sino para comprender de manera más completa el fenómeno de la “reproducción” ideológica y cultural que tiene lugar en las instituciones sociales (no sólo en la escuela pública), así como adentrarse en la fenomenología de las “contrapartes”, de las “rupturas”, las resistencias, las oposiciones y las crisis (del sistema educativo) como procesos complejos, que nos permiten entender y analizar la realidad social tanto en lo local como en lo nacional y global. Por ello, me inclino en pensar a la escuela pública de manera diferente a como lo sugirió Althusser; en su lugar, prefiero la aproximación que propuso en su momento Henry A. Giroux (Teoría y resistencia en educación: una pedagogía para la oposición. México: Siglo XXI, 1992), es decir, mirar a la escuela pública, en parte, como un espacio contradictorio, de resistencia, de contestación, de “antirreproducción” o de apropiación crítica de valores; como opción para ejercer el cuestionamiento a las hegemonías cognitivas, ideológicas o pragmáticas de cualquier signo. (Tesis de la educación como espacio de “resistencia” ideológica y Pedagogía de los límites).

Espero que este diálogo no termine aquí y, sobre todo, aspiro a que las concepciones “reproductivista” y de la “resistencia” se enriquezcan, porque ciertamente describen segmentos importantes de los episodios de distribución ideológica (desde la “célula escuela”); incluso diría que ambas concepciones se complementan para desarrollar el análisis de los fenómenos educativos. Ello lleva implícito dar un nuevo paso teórico de ruptura o quiebre: pasar de tener una mirada monocromática fija a otra multicolor y en movimiento. ¿O acaso la óptica desde la resistencia es la excepción que confirma la regla del reproductivismo?

Fuentes consultadas:

(1) https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/05/23/el-mayo-frances-50-anos-de-aprendizajes

(2) http://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200805/2255/mayo-del-68-el-movimiento-de-estudiantes-en-francia-y-en-el-mundo

(3) https://www.jornada.com.mx/2019/07/17/opinion/020a2pol

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Libro: Protesta e indignación global. Los movimientos sociales en el nuevo orden mundial

Por: CLACSO. 

 

Nicolás Arata. Pablo Gentili. [Presentación]

Mona Abaza. Peter Alexander. Ilan Bizberg. Breno Bringel. Alexis Cortés. Donatella Della Porta. Olivier De Schutter. Enara Echart Muñoz. Simin Fadaee. Zeynep Gambetti. Luis González Reyes. Linda Gusia. Keith Hart. Patrick Heller. Alexandra Kassir. Michael Kennedy. Farhad Khosrokhavar. Cristiana Losekann. Geoffrey Pleyers. Markus Schulz. Jackie Smith. Boaventura de Sousa Santos. Sidney Tarrow. Teivo Teivainen. Buket Turkmen. Michel Wieviorka. Shujiro Yazawa. Joy Yueyue Zhang. [Autores de Capítulo]
…………………………………………………………………………
Colección Democracias en Movimiento. 
ISBN 978-987-722-234-0
FAPERJ. CLACSO.
Buenos Aires. Río de Janeiro.
Diciembre de 2017

La obra que aquí presentamos resume el inmenso esfuerzo organizativo y analítico que Breno Bringel y Geoffrey Pleyers han desarrollado en la plataforma openMovements, un componente de la gran iniciativa editorial independiente que es openDemocracy. Protesta e indignación global es un libro que, sin lugar a dudas, será referencia ineludible en el debate sobre el presente y el futuro de los movimientos sociales y de las organizaciones populares que se movilizan por los derechos ciudadanos, la justicia social, los bienes comunes y la democracia radical. Un aporte que hace de las ciencias sociales críticas una herramienta de intervención política y de compromiso militante en las luchas por la igualdad y la emancipación humana.
De la presentación de Pablo Gentili y Nicolás Arata

 

Fuente del documento: https://clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/contador/sumar_pdf.php?id_libro=1321

 

 

 

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