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Estudio y debate sobre los movimientos sociales de cara a lo que viene (I)

Por Oscar Soto

Nuestro acelerado presente y la actual fase económica global, signada por formas de injusticia social cada día más prepotentes, nos desafían a re-pensar las luchas sociales por venir, la producción de saberes en el progreso de tales luchas y las características que rodean a las resistencias/ofensivas populares que aún son hipótesis a principios de 2019. Para ello nos proponemos indagar a lo largo de esta columna tanto los debates teóricos como las encrucijadas prácticas que nos atraviesan en esta coyuntura global.

Teorías desde el norte

Empezamos por el debate teórico. Como ya es conocido, el estudio de la movilización social adquiere -desde los años ´60 del siglo pasado- una impronta relevante en el cuerpo teórico de las ciencias sociales, dando lugar a nuevas teorías acerca de la sociedad civili, incluso llegando a proponer el fenómeno de los movimientos sociales como un sector o subsistema de lo socialii.

El deterioro de las condiciones de vida que sobrevienen a la consolidación del capitalismo, dieron lugar a un prolífico estudio sobre los fenómenos sociales y el respectivo desarrollo de teorías de acción colectivaiii o nuevos paradigmas en los que el campo de acción de los nuevos movimientos sociales remitía a espacios políticos “no institucionales”, no previstos por la democracia liberal ni el Estado de Bienestariv, caracterizados éstos por la emergencia de la protesta social callejera, manifestaciones, huelgas e instancias de participación social directa, o como planteara Offe: marcados por contenidos dominantes, como el interés por el territorio-físico, el mundo de vida, el cuerpo, la salud, las identidades sexuales y culturales, etc. Lo cierto es que la raigambre histórica del concepto movimientos sociales tiene vínculos con la temprana expansión burguesa, desde la Revolución Francesa hasta la escalada insurreccional de 1848, siendo luego de uso frecuente a la hora de estudiar al movimiento obrero en la fase del capitalismo industrialv. Sin embargo, con el paso del tiempo, resulta cada vez más hegemónica la utilización de la categoría “movimiento social” para referir explicaciones respecto de la conflictividad social latente, desde mediados de los sesenta y setenta a esta parte.

Lo que nos interesa destacar en este racconto es que particularmente en Europa se disemina, con la visibilización de manifestaciones pacifistas, ecologistas y feministas, entre otras, una cierta idea de “traspaso histórico” hacia un tipo de sociedad “pos-industrial” cuya característica destacable seria la evaporación del antagonismo clasista de épocas previas; o cierto requerimiento en la necesidad conceptualizar “movimientos”, antes que “clases” socialesvi. Si bien la existencia de lecturas clásicas sobre la movilización social encuentra un conjunto de elementos que las relacionan con Europa y Estados Unidos, la dinámica del conflicto social en el sur global exige el desborde de la hegemonía teórica presente en el análisis colonial, persistente aun en las ciencias sociales (retomaremos esto luego).

Pese a todo, entre las formas de abordaje de la protesta social y las aproximaciones a los movimientos de la sociedad civil, redunda hoy cierta revisión de la autonomía individual y el accionar no convencional en los novedosos movimientos sociales para definir su demarcación, respecto de la tradición crítica del activismo obrero clásico. Por ejemplo, la noción teórica de nuevos movimientos sociales, presente en la llamada Escuela de los Nuevos Movimientos Sociales, argumentará de manera apresurada que los movimientos de clase dejaban ya lugar a la aparición de nuevos movimientos volcados a las luchas por recursos simbólicos o culturales, con la consabida desestimación de los encuadres interpretativos del paradigma marxista en particular, y la teoría crítica en general. Se anunciaba así, desde la academia, la necesidad de abandonar la consideración del antagonismo de clase capital-trabajo y de las formas de explotación inherentes a esta relación social; todo ello “por corresponder a un modelo social del pasado”vii

Mirar desde Nuestra América

Ahora bien, no obstante subsiste un intento teórico por desmarcar movimiento y clase social, el debate político en las periferias de la ciencia occidental apunta caprichosamente hacia sujetos de resistencia que interpelan las categorías y las conceptualizaciones del conflicto socio-político. Decimos esto a cuento de que, en aquellas tradiciones de estudio de los movimientos sociales identificadas en el “individualismo metodológico” -tanto las que abordan la protesta y la acción colectiva (predominantemente norteamericanas) como las enroladas en la cuestión de la identidad (en su mayoría de origen europeo)-, hay una tendencia a una visión dicotómica y una cosificación estática de la realidad social, que sitúa a viejos nuevos movimientos sociales enfrentados.

Sucede, en realidad que los procesos sociales mirados desde Nuestra America, merecen una atención particular cuando se busca resituar el debate sobre las resistencias sociales históricas; es decir, frente a la mirada fenoménica tradicional de las teorías que buscan conjugar individualismo metodológico y sistema social bajo las conceptualizaciones de “acción colectiva”, “movimiento social” o “nuevos movimientos sociales”viii resulta recurrente la necesaria colocación del antagonismo social como elemento, sino estructurante al menos condicionante, de las conflictividades en cualquier sociedad de clase latinoamericana. Dicho de otra manera, entre la cuestión de clases y los movimientos sociales se visualizan hoy las confrontaciones capital/trabajo (el antagonismo social) y las luchas antipatriarcales y antiimperialistas como dispositivo que articula la disputa general en los modelos económicos que padecemos, incorporada a la acción de los sujetos (sujetxs urbanxs, campesinxs e indígenas, arraigados continentalmente).

Trabajaremos a partir de las luchas que nos esperan en Iberoamérica, sobre el conflicto social y las reinvenciones de los movimientos sociales-populares en este presente político de America Latina, buscando apuntar las síntesis que produce la conflictividad en el calendario de nuestras luchas. Al menos para comenzar este 2019 -mientras no olvidamos que durante enero los Zapatistas cumplen 25 años de resistencia, la Revolución Cubana rememora su gesta mirando al frente, Argentina revive la Semana Trágica de la Patagonia y tantas memorias más-, tomamos nota de los desafíos que tenemos por delante.

Notas

i Gohn, María da Glória (1997) Teoria dos movimentos Sociais. Paradigmas clássicos e contemporáneos. São Paulo, Edições Loyola

ii Melucci, Alberto (1986) Las teorías de los movimientos sociales. Revista Estudios Políticos, num. 4-1, Centro Estudios Políticos – FCPyS- UNAM; pp. 92-101

iii Tarrow, Sidney (1997) El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política. Madrid, Alianza. (Introducción, cap. 1 y 2).

iv Offe, Clauss (1988) Partidos políticos y nuevos movimientos sociales. Madrid, Sistema, p. 174

v Palumbo, María M. (2014) Un desplazamiento semántico, político y geográfico en la tradición de estudios sobre Movimientos Sociales: Aportes del concepto de movimiento popular. Estudios – N° 32 (Julio-Diciembre 2014) pp. 25-48

vi Touraine, Alan (1991) Los Movimientos Sociales. Bs.As., Almagesto. (cap. 1 y 5)

vii Seoane, José; Taddei, Emilio y Algranatti, Clara. (2009) El concepto “movimiento social” a la luz de los debates y la experiencia latinoamericana reciente. Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad Autónoma de México. p. 9

viii Galafassi, Guido. (2017) Conflictividad social, contradicción y complejidad: entre las clases y los movimientos sociales. En G. Galafassi y S. Puricelli (Comps.), Perspectivas críticas sobre la conflictividad social. Bs. As., Extramuros Ediciones, Theomai Libros y GEACH. p. 14

Oscar Soto

Licenciado en Ciencia Política y Administración Pública. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNCuyo. oscaritosoto@gmail.com / http://criticayresistencia.blogspot.com

Fuente: https://iberoamericasocial.com/estudio-y-debate-sobre-los-movimientos-sociales-de-cara-a-lo-que-viene-parte-i/

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Argentina: 8M: ¡Las y los docentes paramos y nos movilizamos!

Redacción: La Izquierda Diario

El próximo 8 de marzo se llevará a cabo una nueva movilización de mujeres en muchos países. Este hecho fue impulsado hace más de 100 años por miles de mujeres que frente a la explotación y opresión del sistema capitalista vigente, salieron a las calles, hicieron huelgas, llevando las luchas hasta las últimas consecuencias.

La historia nos demuestra que todo derecho ganado fue gracias a la organización y la pelea de miles de trabajadores, mujeres, jóvenes y estudiantes que son víctimas de políticas de ajuste y precarización laboral, como la lucha de los chalecos amarillos en Francia, la de docentes y estudiantes de Buenos Aires, que evitaron el cierre de las escuelas nocturnas, etc.

Aquí en Jujuy, estudiantes y docentes fueron condenados por la justicia de Morales por enfrentar el cierre de los CEIJA y defender el derecho elemental a la educación, en este caso de jóvenes trabajadores/as.

Por otro lado, sabemos que en la docencia provincial, sobre todo en los niveles Inicial y Primario la gran mayoría somos mujeres y las que menos cobramos en el sistema educativo ya que nuestros sueldos son los más bajos, colocando a muchas bajo la línea de pobreza, obligadas a trabajar en situaciones de precariedad, en doble turno, para tratar de equiparar los índices de inflación y los tarifazos, pues muchas somos sostén de familias. Pero a esto se suma, luego de la jornada laboral, continuamos en casa con las tareas domésticas, trabajo que no es reconocido y es invisibilizado como tal. El Estado capitalista y sus empresarios “ahorran” al no reconocerlo.

Estas jornadas laborales extenuantes, traen aparejadas enfermedades crónicas como el estrés y otras derivadas de la misma. A esto se suman, maltrato laboral y el control por parte del gobierno que no sólo vulnera derechos sino que genera persecución, colocándonos en listas negras si participamos en paros y movilizaciones para enfrentar los ataques.

En este sentido debemos exigir a los sindicatos, que tomen en sus manos la reivindicación por un salario que se equipare a la canasta familiar y a los índices de inflación, como así también se ponga en pie una secretaria de género, de la mano a la pelea por extensión de la licencia por maternidad por 6 meses como la otorgan otras provincias, creación de jardines maternales en lugares de trabajo y la lucha por la implementación efectiva de la ESI.

También, el gremio debe pronunciarse a favor de la legalización del aborto, legal, seguro y gratuito en un contexto donde la muerte de mujeres por abortos clandestinos se ha transformado en la principal causa de muerte materna. También debemos exigir la implementación efectiva de la ILE, (Interrupción Legal del Embarazo) ya que en lo que va del año han ocurrido dos hechos horrorosos donde como consecuencia de la injerencia del Estado y la Iglesia, se vulneró el derecho de dos niñas violadas que fueron torturadas y obligadas a parir.

La pelea que da la agrupación 9 de Abril 

Es un gran desafío para el próximo 8M convertir el Paro Internacional de las mujeres en un hecho resonante en alianza con todos los sectores en lucha, por lo que es necesario que los sindicatos se organicen y movilicen a las cientos de mujeres que conformamos la docencia. Desde nuestra agrupación propusimos en asambleas de ADEP, CeDEMS y ADIUNJU no sólo adherir al Paro Internacional por el 
8M, sino también que los sindicatos pongan todos sus recursos a disposición de que se garantice la movilidad de todos/as los/as docentes que quieran participar de la marcha. Esto fue votado por asamblea y es muy importante que se haga efectivo.

Ante las políticas de ajuste y endeudamiento con el FMI, más que nunca hay que salir a las calles para pararles la mano a estos gobiernos que sólo benefician a unos pocos.

NO AL PAGO AL FMI

BASTA DE PRECARIZACIÓN LABORAL

SALARIO IGUAL A LA CANASTA FAMILIAR

BASTA DE VIOLENCIA MACHISTA HACIA LAS MUJERES, PRESUPUESTO REAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

CUMPLIMIENTO EFECTIVO DE LA ILE, POR LOS DERECHOS DE LAS INFANCIAS, NIÑAS NO MADRES

ABORTO LEGAL, SEGURO Y GRATUITO

APLICACIÓN DE LA ESI EN TODAS LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS, CON PERSPECTIVA CIENTÍFICA Y DE GÉNERO

SEPARACIÓN DE LA IGLESIA DEL ESTADO

Te invitamos a movilizar junto a la agrupación docente 9 de abril y Pan y Rosas, este viernes 8 de marzo, desde Plaza Belgrano, 17hs.

Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/8M-Las-y-los-docentes-paramos-y-nos-movilizamos

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‘Ya no basta con marchar’: el documental sobre la reinvención de la protesta social en Chile

Redacción: Actualidad

El director y sus protagonistas comparten experiencias de las movilizaciones estudiantiles chilenas, donde el arte invadió las calles, desorientando a los carabineros.

«Me encanta marchar y creo que es algo muy importante, pero quizás ya no es el método óptimo para generar un diálogo con la sociedad«, explica Hernán Saavedra, el director de la película. Su proyecto repasa las masivas movilizaciones estudiantiles en Chile a partir del 2006, y cómo se transformó la típica manifestación callejera en expresiones teatrales, de baile y música, entre otras intervenciones cómicas e insólitas que desorientaban a las fuerzas de seguridad y llamaban la atención de toda la población.

‘Ya no basta con marchar’ es una interpelación directa hacia los movimientos sociales: ¿Reunirse entre los convencidos de siempre o buscar formas renovadas para atraer gente nueva?, aquella es una pregunta implícita e incómoda que plantea la obra audiovisual. Propone, también, reinventarse a la hora de luchar por conseguir más reivindicaciones o exigir demandas.

Más allá de la disputa política, y la innegable presión que ejerce sobre los distintos Gobiernos el hecho de ocupar las calles, ¿realmente sigue siendo la forma más efectiva de sumar adhesión en el resto de la ciudadanía? Al menos así se lo plantearon varios estudiantes chilenos, que pedían educación gratuita y de calidad, y revirtieron la clásica ecuación de las manifestaciones en su país: protestar, ser reprimidos por Carabineros y salir corriendo.

https://youtu.be/5XUlyHPX23s

Cómo nació el proyecto

A Saavedra le gusta el cine de los 70, y se inspiró en el film chileno ‘Ya no basta con rezar’, basado en un cura involucrado en conflictos sociales: «La película termina con aquel jesuita convertido en un socialista tirando piedras», recuerda.

En los últimos años, Hernán participó de las protestas estudiantiles y mientras reclamaba, también grababa a los manifestantes, los policías y todas las cuestiones estéticas que la mayoría de la gente no suele percibir cuando aparece la adrenalina. «No sabía que iba a hacer una película», confiesa. Así, con el paso del tiempo se dio cuenta que tenía mucho material valioso y solicitó a otros estudiantes que también les enviaran sus filmaciones propias. El documental iba cobrando forma.

«Mi meta era mostrar lo que había pasado, porque después del 2011 mucha gente quedó muy frustrada», comenta el cineasta cuando alude a la decepción generalizada que se produjo tras no haber conseguido el objetivo de una educación gratuita para todos, cuyo sistema actual tiene un carácter lucrativo desde la dictadura.

Imagen de un centro de estudios tomado por los alumnos durante las protestas estudiantiles chilenas. Cortesía de Hernán Saavedra

«No todos entienden que la política es un proceso, algunos creyeron que íbamos todos a protestar y que ya lo lográbamos», completa. Por aquel año, en agosto, las autoridades alertaron a los jóvenes advirtiéndoles que perderían su ciclo lectivo en caso de continuar protestando y, a partir de allí, el movimiento empezó a desarmarse.

Los locos de las movilizaciones

Con una buena dosis de humor, el largometraje muestra las formas de protesta más llamativas y eficaces durante aquellas movilizaciones masivas. Sergio Gilabert fue uno de los jóvenes que se expresó de un modo bastante particular: corrió durante 1.800 horas alrededor del Palacio de La Moneda ─la casa de Gobierno─, es decir, 75 días seguidos entre el 13 de junio y 27 de agosto del 2011.

La idea fue simbolizar los 1.800 millones de dólares que se necesitaban para financiar la gratuidad del sistema educativo, o al menos esa era la cifra que los jóvenes tenían en mente. «Fue una alternativa para manifestarnos de manera colectiva y sostenida. En ese contexto muchos alzaban la voz por sus carreras y por ello nos planteamos el desafío de hacer una», repasa para este medio.

Imagen del documental ‘Ya no basta con marchar’. / Cortesía de Hernán Saavedra

Con el correr de los días, muchas personas se hicieron eco de esta extraña manifestación propuesta por los estudiantes de teatro de la Universidad de Chile, y se sumaron adherentes. «La participación fue en aumento, lo que se tradujo en una amplia convocatoria de corredores de todas las edades, cada uno de ellos haciéndose parte de un movimiento estudiantil que procuró mostrar el conflicto en la educación como un problema social que implicaba a todos los sectores«, recuerda Gilabert.

Asimismo, concluye: «Hubo una agitación social que seguramente marcó a una generación. Quizás la misma que, desde otra posición, sigue comprometida con un cambio estructural al modelo político, económico y social que impera en Chile. Y para lograr ese gran paso, probablemente, ya no baste con marchar«.

Las bailarinas fueron las protagonistas que más risas causaron en la sala de la Cineteca Nacional, donde se proyectó el film durante las últimas semanas. Algunas de estas jóvenes respondían con danza ante los avances policiales durante las manifestaciones. Es decir, literalmente bailaban entre escudos y rozaban los uniformes de los efectivos, generando la euforia de los estudiantes y el desconcierto de los carabineros, que no sabían cómo reaccionar.

Estudiantes chilenas bailando durante las protestas para reclamar educación gratuita y de calidad, en Santiago. / Cortesía de Hernán Saavedra

«La herramienta del arte apareció como contraposición a toda la resaca de las marchas ‘ochenteras'», comenta Paulina González, miembro de la Asamblea de Estudiantes de Arte. Sobre eso, quienes seguían carreras artísticas tuvieron mucho que ver, opina, involucrándose directamente en política.

A su vez, recuerda la tensión con los uniformados: «Al principio estas muestras artísticas causaban desconcierto en los ‘pacos’ ─policías─, no sabían muy bien qué hacer. Se miraban entre ellos, llamaban al superior, a veces no hacían nada, otras retrocedían y nos mojaban. De vez en cuando trataban de hablar con nosotros, pero estaban descolocados«. Por ello, notaron el potencial de sus herramientas comunicacionales, «que rompían la estructura de tirar piedras y correr». Y concluye: «Aparecían nuevas opciones. Observar carabineros incómodos, verlos raros, siguió alimentando y atrayendo gente a esto».

Pero eso no fue todo, las manifestaciones exóticas siguieron; desde coreografías para cientos de alumnos disfrazados de zombis al ritmo de Michael Jackson en el centro de Santiago, hasta la ocupación de un canal de TV, son algunas de las acciones realizadas por los jóvenes chilenos, con un fin en común.

«No te puedes quedar indiferente»

«Fui a un secundario con gente muy de izquierda y viví en carne propia ser parte de muchas protestas donde éramos los mismos de siempre. Varias marchas ya parecían un simulacro, que no terminan de generar lo que deberían, como detener la ciudad y que todos se pregunten por qué existe el malestar», recuerda el director.

Asimismo, opina: «Cargaban con la frustración de familias, generaciones pasadas que habían perdido todo en la dictadura, pero estaba más relacionado con eso en vez de generar un diálogo con la sociedad». Desde su punto de vista, «antes había una ciudadanía muy compacta y con miedo a expresarse, pero en 2011 comenzó a quebrarse el espectro de Pinochet, con una generación que no lo vivió».

El director de ‘Ya no basta con marchar’ recibe a RT en su estudio de Santiago de Chile, el 15 de febrero del 2019. Leandro Lutzky / RT

Sobre los tiempos que corren, el cineasta opina que las redes sociales cambiaron el lenguaje político: «Si ves un video de gente bailando pacíficamente y luego llega la represión, no te puedes quedar indiferente. Estás obligado a tomar posición«. Pero más allá de la comunicación audiovisual, cree que «es fundamental involucrarse, si no, la frustración se multiplica».

Saavedra, que en sus días de alumno participó de la toma de colegios, considera que todavía «el poder de la calle es innegable», y concluye: «Los estudiantes van a volver a salir, pero depende de que generen algo nuevo».

Fuente: https://actualidad.rt.com/actualidad/307234-basta-marchar-documental-resignifica-protesta

 

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Brasil: Escuela de formación de formadorxs en educación popular «Dora Barrancos» (CEIPH)

Dirigido a movimientos y organizaciones sociales, docentes, sindicatos, educadorxs populares de todo el país.

Duración: 1 año

Ejes de trabajo:

-Educación popular

-Movimientos sociales

-Feminismo

-Teatro de las personas oprimidas

-Extractivismo

-Bachilleratos populares

-Pedagogía crítica

-Educación de adultos

Comienza en abril. Cupos limitados

informe de inscripción: escuelaceiph@hotmail.com

 

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“Chalecos amarillos” La peculiaridad de lo francés

Por: Atilio Boró

Alemania y Japón tienen el dudoso honor de ser dos países en los que jamás triunfó una revolución. No por casualidad fueron también los que, precisamente a causa de ello, dieron nacimiento a regímenes tan oprobiosos como el nazismo y el militarismo fascista japonés. Por contraposición la historia francesa está signada por recurrentes revoluciones y levantamientos populares. Aparte de la Gran Revolución de 1789 hubo estallidos revolucionarios en 1830, otro mucho más vigoroso en 1848 y la gloriosa Comuna de París de 1871, el primer gobierno de la clase obrera en la historia universal. Luego de su sangriento aplastamiento pareció que la rebeldía del pueblo francés se había apagado para siempre. Pero no fue así. Reapareció en la heroica resistencia a la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial y luego, con una fuerza arrolladora, en el Mayo francés de 1968.

¿Es esto lo único que hace de Francia un país tan peculiar? No. Más importante que este incesante fermento insurreccional que históricamente distingue a las capas populares francesas es que sus luchas resuenan como ninguna otra en la escena mundial. Ya lo había advertido Karl Marx en 1848 cuando, observando la revolución en Francia, dijera que “el canto del gallo galo despertará una vez más a Europa”. Y la despertó, aunque esos sueños fueron aplastados a sangre y fuego. Miremos la historia: la Revolución Francesa retumbó en Europa y América, con fuerza atronadora; la Comuna se convirtió en una fuente de inspiración para el movimiento obrero mundial, sus enseñanzas reverberando inclusive en algunos rincones apartados de Asia. El Mayo francés se reproduciría, con las lógicas características nacionales, por todo el mundo. En otras palabras: Francia tiene esa única capacidad de convertir lo suyo en un acontecimiento histórico-universal, como gustaba decir a Hegel. Y esa es, precisamente, la inimitable peculiaridad de lo francés.

La rebelión de los “chalecos amarillos” que comenzó hace pocas semanas cuando dos camioneros y la dueña de un pequeño comercio -desconocidas entre sí y habitando en distintos lugares del interior de Francia- lanzaron a través de las redes sociales una convocatoria a protestar en las rotondas de entrada de sus pequeñas ciudades por el aumento del precio del combustible. A los pocos días una de ellas tenía casi un millón de seguidores en su cuenta de Facebook. Luego vino la convocatoria del 17 de Noviembre en París y, a partir de allí, la protesta adquiriría una dimensión fenomenal que puso al gobierno de Macron entre la espada y la pared. Lo que no habían podido hacer en tres meses los sindicatos del ferrocarril lo lograron los “chalecos amarillos” en pocas semanas. Y la cosa sigue, y el “contagio” del virus rebelde que llega desde Francia ya se vislumbra más allá de sus fronteras. Se ha insinuado en Bélgica, Holanda y ahora en Polonia, con ocasión de la Cumbre del Clima en Katowice. En Egipto el régimen de Al Sisi prohibió la venta de chalecos amarillos en todo el país como una medida precautoria para evitar que el ejemplo francés cunda en su país.

La revuelta, de final abierto, no es sólo por el precio del combustible. Es una protesta difusa pero generalizada y de composición social muy heterogénea contra la Francia de los ricos y que en cuya abigarrada agenda de reivindicaciones se perciben los contornos de un programa no sólo pos sino claramente anti-neoliberal. Pero hay también otros contenidos que remiten a una cosmovisión más tradicional de una Francia blanca, cristiana y nacionalista. Ese heteróclito conjunto de reivindicaciones, inorgánicamente expresadas, alberga demandas múltiples y contradictorias aspiraciones producto de una súbita e inesperada eclosión de activismo espontaneísta, carente de dirección política. Esto es un grave problema porque toda esa enorme energía social liberada en las calles de Francia podría tanto dar lugar a conquistas revolucionarias como naufragar en un remate reaccionario. Sin embargo, más allá de la incertidumbre sobre el curso futuro de la movilización popular y la inevitable complejidad ideológica presente en todos los grandes movimientos espontáneos de masas no caben dudas de que su sola existencia ha socavado la continuidad de la hegemonía neoliberal en Francia y la estabilidad del gobierno de Emmanuel Macron.

Y en un mundo de superpoblado de esperpentos como los Trumps y los Bolsonaros, los Macris y los Macrones todo esto es una buena noticia porque el “canto del gallo galo” bien podría despertar la rebeldía dormida –o premeditadamente anestesiada- de los pueblos dentro y fuera de Europa y convertirse en la chispa que incendie la reseca llanura en que las políticas neoliberales han convertido a nuestras sociedades, víctimas de un silencioso pero mortífero holocausto social de inéditas proporciones. No es la primera vez que los franceses desempeñan esa función de vanguardia en la escena universal y su ardorosa lucha podría convertirse, sobre todo en los suburbios del imperio, en el disparador de una oleada de levantamientos populares –como ocurriera principalmente con la Revolución Francesa y el Mayo de 1968- en contra de un sistema, el capitalismo, y una política, el neoliberalismo, cuyos nefastos resultados son harto conocidos. No sabemos si tal cosa habrá de ocurrir, si el temido “contagio” finalmente se producirá, pero los indicios del generalizado repudio a gobiernos que sólo enriquecen a los ricos y expolian a los pobres son inocultables en todo el mundo. No habrá que esperar mucho tiempo pues pronto la historia dictará su inapelable veredicto.

Más allá de sus efectos globales la brisa que viene de Francia es oportuna y estimulante en momentos en que tantos intelectuales y publicistas de Latinoamérica, Europa y Estados Unidos se regodean hablando del “fin del ciclo progresista” en Nuestra América, que supuestamente sería seguido por el comienzo de otro de signo “neoliberal” o conservador que sólo lo pronostican quienes quieren convencer a los pueblos que no hay alternativas de recambio y que es esto, el capitalismo, o el caos, ocultando con malicia que el capitalismo es el caos en su máxima expresión. Por eso los acontecimientos en Francia ofrecen un baño de sobriedad a tanta mentira que pretende pasar por riguroso análisis económico o sociopolítico y nos demuestran que muchas veces la historia puede tomar un giro inesperado, y que lo que aparecía como un orden económico y político inmutable e inexpugnable se puede venir abajo en menos de lo que canta un gallo … francés.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=250445

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Entrevista a Raúl Zibechi: “Los que cambian el mundo son los movimientos sociales” Facebook Twitter Telegram WhatsApp Meneame Compartir Entrevistas Verónica Ferrucci y Valeria Scardino 05/12/2018

Por: tercerainformacion.es/Verónica Ferrucci y Valeria Scardino/05-12-2018

Nos encontramos con Raúl Zibechi en San Cristóbal de las Casas, México, en el marco del Taller de Reflexión Crítica: “La revolución del 68 en América Latina y los movimientos actuales” y “Eurocentrismo y revolución: Fanón y Quijano” en la Cosecha Librería, y en la presentación de su nuevo libro “Los desbordes desde abajo. El 68 en América Latina” en el Cideci-Unitierra.

Así comienza la presentación de su libro:

“Cuando se hablaba del 68, lo primero en que se pensaba era en París y eso me molestó un poco, porque si bien en París pasaron cosas bien importantes, sobre todo a nivel del movimiento estudiantil y del movimiento obrero, el 68 sucedió en todo el mundo. Más aún, el 68 empieza en la periferia y lo que sucede en el centro es una caja de resonancia de lo que se hizo en la periferia.

En los 60, hubo fuertes luchas, que empezaron con la Revolución Cubana, sin la cual no podríamos entender nada de lo que sucedió en la década del 1960 en América Latina. Tampoco podríamos entender lo que sucedió en el 68 mexicano sin remontarnos a Chihuahua y a todo el proceso campesino y el asalto al cuartel de Madera. Tampoco podemos de pensar en Argelia en su guerra de liberación que estuvo presente en toda Europa y en todo el mundo. O los procesos de descolonización en África, Asia y América Latina. No podemos entender el 68 sin Norteamérica, que fue importante con una masiva presencia de estudiantes por la guerra de Vietnam, país que produce la ofensiva donde, por primera vez en la historia, campesinos pobres armados en un ejército popular derrotan a la mayor potencia militar del mundo. La marcha a Washington que protagonizaron los negros y el famoso discurso de Martin Luther King ‘I have a dream’, o la lucha de los panteras negras que comienza a organizar a la población negra en los barrios pobres de ciudades del estado de California, o la invasión de la Unión Soviética a Checoslovaquia.

Los movimientos negros que hoy conocemos en Colombia y Brasil, el conjunto de los movimientos indígenas, que no nacen en este periodo, pero sí tienen una reconfiguración a partir de ese momento.

En este punto geopolítico, acepto las ideas de Imannuel Wallerstein quien dice que el 68 fue una revolución exitosa porque no tomó el poder, porque fracasó. El 68 es un ciclo de lucha de unos 3 años más o menos, que abre nuevos períodos a nivel macro; como la decadencia de los Estados Unidos y a nivel micro comienza un deterioro importante de la autoridad; del varón en la familia, con un protagonismo cada vez mayor de las mujeres y los jóvenes y las jóvenas; la lucha contra el patriarcado aunque comenzó mucho antes es de alguna manera hija del 68 o la lucha en las aulas contra la autoridad del profesor/a”.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

—En tu nuevo libro, nos convidas esta lectura sobre los movimientos anti sistemas, tales como el feminista, el indigenista, el ambientalista, el campesino desde mirada de la periferia y desde abajo: ¿Qué implicaron para vos esos desbordes, por qué fueron posibles y qué transformaciones instalaron?

—Ya que estamos con un medio de Córdoba, el caso más claro de desborde fue el Cordobazo. Hay un trabajo muy lindo de Mónica Gordillo y James Brennan: “Las guerras obreras en Córdoba” que, justamente, cuenta cómo los obreros fabriles, no el sindicato, sino los obreros en las secciones más duras: pintura y mecánica, empezaron un proceso de insurgencia y desobediencia que termina en el Cordobazo y en el Viborazo. Yo creo que es un caso típico de desborde de sus propios sindicatos, los obreros desbordan a sus dirigentes, al propio Tosco que era un tipo impresionante, pero Tosco no tenía previsto el Cordobazo, nadie lo tenía previsto. Los desbordes son eso, ir más allá de lo establecido y de lo previsible, desbordar los cauces organizativos, establecidos y, en el caso obrero, fue muy claro y, por eso, la respuesta tan dura, porque no sólo hubo represión, sino que con el tiempo empezaron a desmontar las viejas fábricas, el trabajo en cadena y empezaron con la robotización, la desestructuración de las fábricas y la precarización laboral.

Pero, en general, el 68 fue un período muy rico y muy potente de luchas, no sólo de luchas visibles, sino de luchas invisibles, como, por ejemplo, lo que pasaba en la familia, en el aula, espacios concretos que empezaron a ser ocupados y desbordados por las mujeres y jóvenes: los dos actores principales del 68.

Las consecuencias fueron muchas, la más positiva fue que, en este período, cuajan, nacen y se desarrollan los movimientos sociales más importantes. El feminista es el que hoy estamos viendo con más fuerza, pero, en períodos anteriores, se vieron jóvenes con su propia cultura, con sus propios espacios de socialización que ocuparon, inicialmente, las luchas armadas y que, después, fueron apareciendo en otros espacios.

(Imagen: Colectivo Manifiesto)

Hubo cambios a nivel macro y micro; por ejemplo, a nivel macro, las dictaduras fueron la gran respuesta a todo ese período de insurgencia y desobediencia. Por otro lado, los cambios macros son el declive del imperialismo, de la Unión soviética, de la bipolaridad, el ascenso de los países no alineados, el tercermundismo, el crecimiento de la importancia de países que, hasta ese momento, no habían tenido ningún papel en América Latina.

—A partir de esta matriz de análisis que vos hacés desde el análisis de los movimientos del 68, ¿qué potencia creés que tienen los actuales movimientos sociales en la complejidad de la realidad que estamos viviendo en la Región?

—Yo creo que los que cambian el mundo son los movimientos sociales, no los gobiernos, los gobiernos pueden reprimir o pueden tolerar, o, en algunos casos, pueden apoyar. Chávez, durante años, apoyó los movimientos, los progresistas, a diferencia de Chávez, no los apoyaron, trataron de cooptarlos, socavarlos. Yo creo que los que cambian el mundo son los movimientos, porque lo cambian en todos los espacios, en la micro cotidianidad y en el espacio intermedio. En lo macro, entonces, la potencialidad es esa, la de los movimientos que estamos viendo hoy en América Latina, básicamente, el movimiento de mujeres, el movimiento negro en Brasil y Colombia, los movimientos indígenas, los movimientos contra la minería, los monocultivos que han tenido triunfos importantes, han logrado frenar grandes mineras, se ha logrado frenar a Monsanto en Córdoba. Son triunfos que no son fáciles, pero ahí está la potencialidad de los movimientos sociales que están cambiando el mundo.

Cuando me cuentan que, en Argentina, irrumpen las chicas de once y doce años con sus demandas feministas (y que los varones no sabemos donde colocarnos, porque ese es el otro gran lío) es un potencial de lo que sucede en la vida cotidiana. Después, puede sancionarse legalmente el aborto, ese año o diez años después, pero ya hay una legitimidad, hoy el aborto en Argentina es algo legítimo o, por ejemplo, ocupar tierras en Brasil es legítimo, después puede venir un gobierno que las reprima, pero eso es otra historia. Quienes no miramos tanto para arriba, sino más bien en horizontal, para abajo, vemos que hay una tendencia muy fuerte de la gente a hacer por sí misma, a organizarse por sí misma, a no depender de caudillos, de líderes, de dirigentes y hacer. Esa es la parte destituyente de los movimientos o la parte que destituyen la autoridad y el autoritarismo, después está la creatividad, ¿no?

He visto, en algunas ciudades de Argentina y Uruguay, que empiezan a haber espacios que son femeninos u otros donde también hay algunos varones, y lo que se hace es, básicamente, la reproducción de la vida, donde el cuidado de la vida es fundamental; radios, centros culturales, bibliotecas, espacios que están creando algo nuevo ya, no sólo destituir, sino también crear. Algunos de estos espacios son visibles, pero otros que no se definen como “estamos creando el mundo nuevo”, pero realmente están haciendo cosas nuevas. No tienen el cartel de mundo nuevo o de creación de un proyecto emancipatorio, pero, cuando hay alguna movida, se suman y es un síntoma claro de que los movimientos ya no sólo resisten y tratan de avanzar en esa resistencia, sino que también crean y son importantes porque son necesarios esos lugares, como acá en el Cideci donde sentirse tranquilo, seguro, cómodo y poder hablar.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

*Publicado por LA TINTA

La opinión del autor no coincide necesariamente con la de TerceraInformación
*Fuente: http://www.tercerainformacion.es/opinion/entrevistas/2018/12/05/entrevista-a-raul-zibechi-los-que-cambian-el-mundo-son-los-movimientos-sociales
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Frei Betto: “Fallamos en la educación política del pueblo”

Redacción: Caras y Caretas

Carlos Alberto Libânio Christo, más conocido como Frei Betto, es uno de los máximos exponentes actuales de la teología de la liberación. Es autor de más de 50 libros, entre ellos, Fidel y la religión, una larguísima conversación con el líder histórico de la Revolución cubana.

Amigo del propio Fidel, del expresidente brasileño Lula da Silva y del exmandatario venezolano Hugo Chávez, pasó por Montevideo para asistir a un conversatorio sobre Izquierda, soberanía y globalización junto al expresidente José Mujica y la vocera del Bloque Nacionalista Galego, Ana Pontón.

En entrevista con Caras y Caretas, Betto analizó la actualidad brasileña tras la victoria de Jair Bolsonaro y algunas de las causas que la provocaron. Además, habló de los errores de la izquierda, de la corrupción, de la resistencia y del pecado capital durante estos años de gobiernos progresistas: “No educamos políticamente al pueblo y estos son los resultados”.

¿Cuál es la valoración que hace de la coyuntura actual de Brasil?

Es muy difícil. Varios han sido los factores que permitieron la elección de un hombre de extrema derecha como lo es Jair Bolsonaro. Este militar está montando un gobierno que no es propiamente militar, pero es un gobierno de militares. Incluso funciones que desde hace muchos años fueron asumidas por civiles ahora están siendo asumidas por militares. Incluso ministerios, como el de Defensa, que desde 1999 y hasta febrero de este año, tenían titulares civiles, vuelven a tener jerarquías militares. Ya con Temer volvieron a poner allí a un general y ahora eligieron a otro. Estamos delante de un gobierno con muchas características fascistas, por las amenazas de represión, de censura, de expulsión de gente, incluso lo que ha pasado ahora con el programa Mais médicos y los médicos cubanos, a los que Bolsonaro ofendió terriblemente, llamándolos como trabajadores en situación análoga a la esclavitud. El gobierno de Cuba respondió de forma clara y digna y llamó de vuelta a esos médicos y eso se comprende desde el punto de vista de la defensa de la dignidad del pueblo de Cuba y sobre todo desde la integridad moral de esos médicos. Pero el pueblo quedó sin asistencia por culpa del gobierno de Temer y por culpa de la presión que hace Bolsonaro sobre el gobierno de Temer de no asumir el compromiso de seguir asegurando a la gente más vulnerable, más pobre, que vive en las zonas más remotas, como los indígenas o los descendientes de esclavos a los que llamamos quilombolas. Esa gente quedó sin ninguna asistencia médica. En todo Brasil tenemos actualmente 5.700 municipios, de los cuales 3.628 tenían solamente presencia de médicos cubanos y ahora no tienen ningún médico. Se estableció ahora una suerte de alistamiento de nuevos médicos brasileños; teóricamente se dice que ya hay más de 5.000 anotados pero quiero ver si están dispuestos a ir a estas áreas más remotas y pobres. Habrá que ver qué hace este nuevo gobierno, que es un gobierno rabioso, que emana odio, que trata a la oposición como enemiga, que les dice a los que están en contra que se vayan de Brasil o irán a la cárcel. Dependemos mucho de la solidaridad internacional para presionar para que se respete el juego democrático. Bolsonaro fue elegido democráticamente, como Hitler, en Alemania, en 1933, hace 85 años. Espero que no pase lo mismo que pasó en Alemania. Estamos tratando de denunciar el carácter fascista de este gobierno y al mismo tiempo de fortalecer la resistencia y esa resistencia va a depender de los apoyos que logremos conseguir.

Brasil venía de cuatro gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) y da un giro radical con la elección de Bolsonaro. ¿Cómo se explica?

Primero hay que decir que hay un antipetismo muy fuerte. Ese antipetismo se ha creado por varios factores. El PT en los dos mandatos de Lula y durante el primero de Dilma ha sido muy exitoso, ha hecho unos muy buenos gobiernos. Pero el segundo mandato de Dilma fue un desastre,. Incluso el hecho de poner la economía en mano de Joaquim Levy, que es un economista ultraliberal que ahora vuelve con Bolsonaro, fue una decisión muy mala. Eso creó una inestabilidad económica muy fuerte, lo que facilitó el golpe de Temer y desde ahí la operación Lava Jato trató de encarcelar a Lula para evitar que pudiera ser presidente o candidato a presidente este año porque todos sabíamos que si él se presentaba, ganaba. Porque tenía ganada la elección, estaba garantizada. Tenía 39% de apoyo entre los electores. La prueba de que fue encarcelado por razones políticas es que el juez Sergio Moro ahora aceptó por parte de Bolsonaro el premio por los servicios prestados y será ministro de Justicia con amplios poderes. Ahora bien, es cierto que hubo casos de corrupción dentro del PT, no de todos, pero sí de importantes dirigentes. Y hasta ahora no se han hecho autocríticas sobre estas cosas, nadie ha hecho una investigación interna para saber si los compañeros son culpables o no de haber traspasado los límites éticos y eso creó un gran descreimiento en el partido. De los 57 millones de votos de Bolsonaro, creo que una buena parte no son por Bolsonaro, sino que son para que el PT no vuelva. A pesar de eso, el PT logró formar la mayor bancada de diputados federales, que son 56, seguido por la bancada del partido de Bolsonaro, que son 52.

¿En qué medida la falta de autocrítica del PT posibilitó este ascenso de Bolsonaro y de la ultraderecha en Brasil?

Yo estoy convencido de que eso influyó mucho. El PT debería haber tenido la humildad de reconocer sus errores, sus equivocaciones, no solamente en el tema de la ética, sino otros errores que también ha cometido en la conducción de la política brasileña, porque, por ejemplo, han sido 13 años de gobierno y no se pudo hacer ninguna reforma estructural, no se hizo la reforma agraria, no se hizo la reforma tributaria, no se hizo la reforma política y hoy el partido es víctima de la reforma política que no hizo. Hubo alguna pequeña reforma en las pensiones de los funcionarios federales, la única, pero las reformas importantes no se hicieron. El PT, además, cometió otro error, el priorizar el acceso de la gente a los bienes personales, como los teléfonos, los autos, los viajes, electrodomésticos, televisores. Pero debió priorizar el acceso a los bienes sociales, como la salud, educación, saneamiento, transporte. Creó mucha más conciencia de consumo que de protagonismo político.

¿Los gobiernos del PT desvalorizaron la batalla ideológica?

Sí, claro. El trabajo que yo llamo de alfabetización política no se hizo. Y eso se vio en pequeñas cosas. La publicidad del gobierno se le daba más a los medios opositores al gobierno que a los que apoyaban. Por ejemplo, las radios y televisoras comunitarias no tuvieron apoyos del gobierno, a no ser en el primer momento con Lula; cuando el ministro de comunicaciones era Miro Texeira, que no era del PT, pero fue lo mejor que tuvimos, que impidió que estas radios fueran sancionadas. Radios que la prensa grande llamaba piratas, pero que no tenían nada de piratas, sino que eran de sindicatos, comunitarias, de movimientos sociales. Esa competencia que se podía dar no interesó y esos medios y ese sistema no tuvieron apoyo e incluso muchas veces fueron reprimidas por la misma Policía Federal, que también las llamaba piratas.

¿Se puede avanzar en la democratización de la sociedad si no se atiende este factor de educación política?

No, no se puede. La democratización depende de educación, de cultura y del arte. Ahí, para avanzar en ese plano, debemos pasar por los medios de comunicación, por las escuelas y por un incremento de las iniciativas artísticas. Tenemos que enseñar a la gente a pensar, a tener pensamiento crítico. Aprender a tener opciones para que la gente sencilla se torne sujeto. Para eso Brasil tiene un patrimonio inestimable que es la metodología de Paulo Freire, pero eso no se aplicó sistemáticamente. Esta tarea, que yo llamo de alfabetización política, no se trató, no se discutió con seriedad. Sí se tomaron algunas iniciativas, creamos una red de educación ciudadana que en realidad era una red de educación popular dentro de los gobiernos de Lula y Dilma, pero nunca con mucho apoyo. Siempre como iniciativa de algunos compañeros que trabajaban en esos planos, pero no con apoyo real desde el gobierno.

¿Cómo espera que sea el trato del futuro gobierno frente a los movimientos sociales?

Las manifestaciones de Bolsonaro fueron bien claras: para él son movimientos terroristas y se aplicará la ley antiterrorista y tenemos que decir que esta ley es del gobierno de Dilma. Estamos esperando mucha represión y espero que también haya mucha resistencia del pueblo, que se mantiene organizado en defensa de sus líderes y de sus derechos constitucionales. Desde que Temer asumió vivimos en Brasil un momento de mucha turbulencia, de mucha agitación interna, y vamos a seguir en eso, no hay dudas.

¿La persecución de los movimientos sociales y políticos se puede irradiar al resto del continente, teniendo en cuenta la dimensión del Brasil?

Posiblemente sí, porque hay un avance de la derecha en el mundo. Eso, además, ha sido favorecido por el control de los medios digitales. Nosotros somos ingenuos. Yo no sabía que internet era una invención militar de los años 40, que sólo tenían las fuerzas armadas de Estados Unidos y la Unión Soviética. Internet llegó a nosotros en los años 80, cuando dejó de ser un secreto militar. Pero es ingenuo pensar que esas grandes empresas, como Microsoft, Facebook o Google no controlan nuestras agendas personales, nuestros gustos, nuestras preferencias. Lo controlan porque están al servicio del mercado y no de nuestros intereses o para facilitar nuestros diálogos interpersonales a larga distancia. Esto es utilizado por este señor Steve Bannon para influir en elecciones en más de 50 países. Efectivamente, el resultado de toda esa utilización es positivo para ellos; han logrado la elección de Trump, han logrado el brexit, han logrado la elección de Bolsonaro. Yo mismo recibí en mi WhatsApp personal una transmisión desde Estados Unidos que pude identificar por el código, era de Massachusetts, y venía en portugués, como si fuera desde Brasil. Fue un plan muy bien orquestado para influir en las elecciones. E influyeron.

¿Usted cree que hubo una influencia externa en las elecciones brasileras?

No tengo ninguna duda, hubo un ataque cibernético muy bien hecho. Un ataque que llegó a cerca de 50 millones de teléfonos. Nosotros tenemos más de 100 millones de teléfonos en Brasil y ellos llegaron a la mitad.

¿Hasta qué punto la democracia que conocemos está en riesgo si las elecciones que le dan sentido pueden ser manipuladas desde el exterior, con campañas tecnológicas?

Para mí es muy preocupante. En Brasil en las últimas décadas se creó una serie de medidas para reducir la movilización electoral. Por ejemplo, no se pueden hacer actos con música, no se pueden hacer manifestaciones en la calle en determinadas circunstancias, todo muy estricto. Ese tipo de cosas restringen la libertad y favorecen ese tipo de comunicación directa, vía teléfono o por intermedio de su red personal de computadores que es lo que ellos controlan. Hay que pensar mucho cómo se enfrenta esto, porque son nuevos datos los que hay, nuevas realidades muy significativas que necesitan ser repensadas.

¿Para repensar estas cosas, ¿qué papel deben asumir las academias, los intelectuales?

Así como en la escuela nosotros aprendemos a hacer análisis de texto, tenemos que aprender a hacer análisis de imágenes. Estamos en esa era, la de la imagen. Habría que educar a los niños, a los jóvenes, para tener una mirada crítica de esos medios de comunicación, sobre todo de esos medios digitales. Mucha gente depende de esos medios, es una enfermedad, es gente que no logra desconectarlo en la noche, no logra dormir bien, tiene incluso dificultad para el diálogo interpersonal y entonces recurre al diálogo virtual porque de esa manera hasta puede mentir sobre sí misma. Son fenómenos que nosotros tenemos que analizar bien, porque es un cambio no sólo personal, sino en la vida política. La sociedad en la que vivimos es una sociedad controlada por robots, por algoritmos, por la inteligencia artificial.

¿Cómo ve la situación actual de América Latina?

Estamos pasando un momento difícil en el continente. Los gobiernos progresistas están en crisis, todos, y hay que hacer una evaluación de las causas. Creo que cometimos algunos errores, el primero de los cuales es no haber hecho educación política, formación política del pueblo. Mucha veces confiamos más en los acuerdos con otros partidos que en asegurar la gobernabilidad con el pueblo organizado y movilizado. El segundo factor es que confiamos mucho en las exportaciones de commodities. Cuando yo estaba en la primaria, se decía que Brasil era exportador de materias primas y hoy hablamos de commodities, pero es lo mismo. Éramos y somos una economía muy dependiente de las exportaciones y no hemos logrado crear un mercado interno más robusto, más fuerte. Hemos cometido errores con la corrupción, casos de corrupción que no hemos investigado profundamente ni sancionado. Eso crea una desmoralización muy fuerte. No hemos priorizado el combate a la desigualdad social, no hemos trabajado ni creado una cultura política de proyecto de país. Muchos de nosotros cambiamos nuestra cabeza por un proyecto de poder y no por un proyecto de país. Abandonamos un proyecto de país por uno de poder. Vencer en las próximas elecciones pasó a ser más importante que ir adelante por reformas estructurales que respaldaran un proyecto de país. Todo esto es una lástima porque las víctimas de todos estos errores son los más pobres. Con ellos y para ellos debemos gobernar. Pero muchas veces eso no pasó. Nos dedicamos a administrar un proyecto dentro de una estructura capitalista globocolonizada. No hay globalización sino globocolonización, que es la idea de colonizar el planeta con un solo modelo, el consumista y hedonista.

¿Se puede avanzar en nuestras sociedades sin cuestionar ese modelo?

No, no es nada fácil avanzar dentro de este mundo capitalista y neoliberal. Pero hay que avanzar en cualquier caso desde las bases, creando alternativas desde abajo y muchas veces pensamos que si llegamos al gobierno, hacemos nuevas leyes y por milagro todo va a cambiar. No, no todo va a cambiar. En los medios de comunicación no hemos creado alternativas más interesantes que los medios que nos educan para ser capitalistas y burgueses. Ellos tienen una hegemonía planetaria. Hay muchos desafíos por delante. Por ejemplo, con la ecología. Muchas veces los sectores de izquierda o progresistas tenían prejuicios con el tema ecológico y ese es un tema explosivo porque abarca todas las clases sociales, los pobres, los ricos, los niños, los viejos. De alguna manera, todos somos afectados por la degradación ambiental. El papa Francisco hizo una encíclica, la única socioambiental que hizo, Laudato si se llama. Allí no sólo habla de las víctimas, de los efectos de la devastación ambiental, sino que también habla de al causas y en general en la historia de la ecología los documentos no apuntan a las causas. No hemos sabido trabajar con nuestras propias contradicciones. Teóricamente hablamos de defender la naturaleza, pero hemos permitido la devastación del Amazonas, hemos permitido la quema de la flora, la contaminación de ríos. En los acuerdos firmados internacionalmente muchas veces no fuimos coherentes internamente con la defensa de las tierras indígenas, con la valoración de su manera de vivir, de la que podemos aprender mucho. Yo estoy convencido de que de ese buen vivir podemos aprender mucho. Todavía nuestra lógica es al revés, queremos vivir bien, con una vida burguesa, cómoda, egoísta y no con el buen vivir comunitario de los pueblos originarios de América Latina. Ahí tenemos que dar muchos pasos. Pero tenemos que darlos.

FIDEL
Fidel sigue vivo con su ejemplo, su resistencia, su esperanza. Hemos sido muy amigos, él me concedió una entrevista que tuvo mucha repercusión mundial y de ese encuentro resultó un libro, Fidel y la religión. Desde ahí nos mantuvimos muy amigos, él siempre me llamaba a su casa. La última vez que nos vimos fue el día de su cumpleaños 90 el 13 de agosto de 2016. Y Estuvimos juntos en su casa y después nos fuimos al teatro Karl Marx en La Habana porque le hacían un homenaje por su cumpleaños y después de eso no regresé a Cuba, a no ser luego de su muerte. Fidel era una persona que debe ser enseñada a las nuevas generaciones. En todo fue un ejemplo de vida. Incluso ahora, que no está entre nosotros, siguió siendo un ejemplo al pedir que su nombre no sea colocado en calles, ni avenidas, ni escuelas ni edificios. Un acto de humildad tan grande que recuerda aquella idea de José Martí: toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz. Es justamente la frase que está en su tumba.
Lula
Yo lo visité en la cárcel, ahora debo nuevamente ir antes de la navidad. Él está bien, hace gimnasia, lee mucho, vive en una celda de quince metros cuadrados y sale dos horas diarias a un patio para tomar un poco de sol. Pero claro que está muy indignado porque no hay pruebas consistentes contra él. El propio promotor del juicio dice que no tiene pruebas, sino convicciones. Es una prisión política claramente. Él está como un león guardado en un zoológico, enojado, porque no puede volver a su campo de libertad. Estamos luchando fuerte, pero ahora con el gobierno de Bolsonaro, francamente no sabemos qué puede pasar. Pero psicológicamente está muy bien.

 Fuente: https://www.carasycaretas.com.uy/frei-betto-fallamos-en-la-educacion-politica-del-pueblo/

 

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