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La solidaridad bajo la forma del neoliberalismo: ONGs, ayuda al desarrollo y ejércitos humanitarios

Esta semana entrevistamos a Alfredo Olmeda autor del ensayo «Del apoyo mutuo a la solidaridad neoliberal. ONG, movimientos sociales y ayuda en la sociedad contemporánea«, publicado por la editorial La Neurosis o las Barricadas.

Hace ya mucho tiempo que la palabra solidaridad perdió su significado original, que evocaba el concepto de apoyo mutuo más tradicional en la lucha obrera, la fraternidad entre iguales, el carácter colectivo, la aspiración de transformación del entorno y huía de cualquier acción de carácter asistencialista. Por contra, con la implantación del neoliberalismo capitalista como ideología predominante la palabra solidaridad adquiere un nuevo significado, que lo vincula a acciones individuales y voluntarias, sin responsabilidad con la comunidad, sin análisis político transformador y con un marcado carácter asistencialista. Esa es la forma de la solidaridad en los tiempos del neoliberalismo.

La solidaridad neoliberal actual es sin rostros, sin seres humanos. Es una solidaridad que pretende ayudar a una humanidad abstracta. Puedes apadrinar a un niño en un suburbio de Bombay, pero no sabes cómo vive el niño que tienes puerta con puerta, o el que se sienta al lado de tu hijo en el cole. Puedes aportar unos eurillos a la reproducción del pingüino de la Antártida, pero asistes impasible ante el desahucio de tus vecinos.

Hemos vivido una lucha entre solidaridad obrera y solidaridad neoliberal. Con un desmantelamiento progresivo de la primera y una implantación firme y con muchos aliados de la segunda. El terrero está abonado por el desprestigio de sindicatos, partidos políticos, organizaciones revolucionarias y el fin de las ideologías lo que propicia que las ONG se conviertan en el nuevo cauce de participación en la sociedad y canalicen esa solidaridad profesionalizada bajo la ideología neoliberal.

En España las ONGs entre 1987 y 2000 se multiplicaron por 12. Recordamos que España ingresó en la Unión Europea en 1986 (entonces era la Comunidad Económica Europea, nombre que deja más claro se que iba el rollo). La avalancha de subvenciones que se preveía favoreció una expansión brutal del Tercer Sector, que sería el encargado de gestionar esta nueva solidaridad mercantilizada. La pobreza y las desigualdades dejan de convertirse en un problema para convertirse en una fuente de oportunidades. Es la materia prima con la que trabaja este sector.
No solo las ONGs. Las empresas también forman parte de este oscuro entramado, poniendo su mejor cara y dotando de imagen solidaria a sus negocios. Llega un momento que las empresas actúan como ONGs y las ONGs como empresas. No solo eso, el asunto es más bochornoso aún: las fuerzas armadas se convierten en fuerzas de paz e imposición, y las ONGs se convierten en fuerzas de dominación. Parece todo muy loco, pero ahí está Federico Trillo para aclararlo. Nos sirven unas declaraciones que hizo siendo Ministro de Defensa: «las ONG y las fuerzas armadas persiguen los mismos objetivos: la paz, la seguridad y el tratamiento humanitario en situaciones de conflicto«.
El binomio empresas transnacionales y ONGs, con el apoyo si es necesario de las fuerzas armadas, ejecutan los fondos de ayuda al desarrollo, que se acaban convirtiendo en el arma perfecta para articular el neocolonialismo que supone la dominación de los países donantes y la subyugación de los ayudados, en un eterno desarrollo que nunca culmina y que favorece el reparto de la tarta de los negocios en estos países eternamente en vías de desarrollo.
Solo así se entiende que incluso las ONGs participasen en 2003 en Irak en lo que se llamó la Conferencia de Donantes, un ingenioso eufemismo usado para denominar el reparto del jugoso negocio que supondría la reconstrucción de Irak después de la devastación bélica que había sufrido.
En este patético escenario ¿dónde quedan los reductos de la auténtica solidaridad, fraternidad y apoyo mutuo entre iguales? ¿qué fue de la lucha obrera?
Tracklist:

01: Attaque 77 – «Volver a empezar»
02: Fermín Muguruza y Aztlan Underground – «Nazio ibiltaria naiz»
03: Bratmobile – «Bitch theme»
04: Sin Dios – «África»
05: Milmarias – «Maria O.N.G»
06: Blakk Rasta – «Ogoni rebellion (Saro Wiwa)»
07: Angelic Upstarts – «Solidarity»

Descargar Barrio Canino vol. 232
La solidaridad bajo la forma del neoliberalismo: ONGs, ayuda al desarrollo y ejércitos humanitarios

Fuente: http://barriocanino.blogspot.com/2018/03/barrio-canino-vol232-la-solidaridad.html
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Descolonizando el conocimiento y la pedagogia: Vek Lewis (Video)

Australia / 27 de mayo de 2018 / Autor: Gala TV Acapulco / Fuente: Youtube

Publicado el 21 may. 2018
Actualmente, algunos consideran que el pensamiento crítico ya se ha agotado, Sin embargo, Los movimientos sociales en México han emergido desde inicios del siglo XXI y hasta hoy día continúan dispuestos a luchar por los derechos sociales, políticos, económicos y culturales principalmente de la ciudadanía. El Catedrático de la Universidad de Sydney, Australia, Vek Lewis, quien forma parte de una escuela de lenguas y culturas ofreció la Conferencia «Descolonizando el conocimiento y la Pedagogía» en la Universidad Hipócrates del Puerto de Acapulco. Con el objetivo de activar el aprendizaje crítico

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=jOZ0r9EbtBw
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Esperanza a partir de lo que tenemos en América Latina: educación popular y teología de la liberación

Por: Oscar Soto

Y serás tú, por fin, la Patria Grande,

India, negra, criolla, libre, nuestra, un Continente de fraternos Pueblos, del Río Bravo hasta la Patagonia.  

Que Dios, la paz, el mar, el sol, la vida…

Serás un parto de utopías ciertas y el canto de tus bocas hermanadas enseñará la dignidad al Mundo.

Pedro Casaldáliga

Nuestra América, levantada entre las masas mudas de indios, llena de pueblos apresurados por conocerse para pelear juntos, tal las intenciones de José Martí; tiene un manantial de recursos materiales y simbólicos que la describen, entre defectos y virtudes. Sobresalen, sin embargo, dos grandes características que se enredan en el retrato de nuestra particularidad: tributamos la peor de las desigualdades y poseemos el encanto de las mayores esperanzas.

Somos pobres, dominados y excluidos; pero persistentes, luchadores y esforzados. Fuimos colonizados, despojados y desposeídos pero supimos re-inventarnos en movimientos, abrazos, solidaridades y revueltas. Esta es una de las razones por las cuales nuestro continente es un territorio de esperanza: la comprensión del mundo, en nuestro sur, fue y es mucho más grande de lo que nos propone la crueldad del día a día.

¿De qué realidad hablamos?… Hace más de 500 años desde la llegada del colonizador, los pueblos amerindios se transformaron en materia prima para un fenómeno relativamente moderno en la época: la racialización de los cuerpos en tanto jerarquías sociales, físicas y políticas. Esa división tajante entre opresores y oprimidos constituye parte del peor legado de la colonia en nuestras corporalidades y geografías, vigente hasta hoy.

De la religión, la política y la sociedad colonial que nos impusieron, poco podemos rescatar, salvo el recuerdo de que fuimos “bárbaros” y ahora tenemos “civilización”, dicen todavía. Hablar de educación y creencias en un territorio despojado y “evangelizado” aun debería causar escozor entre “los vencedores”. Las espiritualidades ancestrales que se intentaron -y se intentan- despoblar de Nuestra América, son el grito permanente contra el relato del dominador, son la descolonización y la libertad por la que se lucha aquí. No obstante esto, con el tiempo América Latina se ha re-inventado. Aquellos oprimidos y negados también se rearmaron; la educación popular y la teología de la liberación latinoamericanas son un punto pequeño que dan cuenta de ello.

Pedagogía y fe para la Patria Grande.

La acumulación de experiencias de la Educación Popular -desde Paulo Freire en adelante- ha intentado oponer a la cultura capitalista hegemónica, la cultura popular y sus formas de solidaridades ancestrales, como el mejor camino para la educación política de base; como una dinámica nueva que busca vincular las carencias diarias con los proyectos utópicos. A diferencia de la política heredada de los dominadores, presente en muchos partidos tradicionales en la actualidad, la educación popular propone re-educarnos en los 

movimientos sociales de base, acumular poder popular y construir alternativas desde abajo, potentes al punto de mover a los de arriba también.

Sucede que el mismo cristianismo que se impuso a capa y espada, también gestó su orillo contestatario en rechazo a la religión opresora, reivindicando para sí un evangelio anti-imperial y un Jesús hermano y compañero. La Semana Santa por la cual transitamos recordando muerte y resurrección, no es otra cosa que el retorno de los vencidos a la escena de la historia. Las formalidades de creencias o adscripciones de fe pasan a un segundo plano. En un continente empobrecido todo es relativo, salvo el hambre y la exclusión de los últimos de la hilera.

Aunque parezcan ya pasadas de moda en un siglo nuevo, las enseñanzas de la educación popular y la teología de la liberación latinoamericanas, se mantienen por fuerza de los tiempos que nos tocan vivir: ni la fe en un futuro mejor, ni la organización popular pueden quedar fuera de las batallas que damos contra el capitalismo, el colonialismo y la sociedad patriarcal en las que habitamos. Este tiempo de reflexión para quienes creen y quienes no, es el espacio para mediar las estrategias que se opongan a aquello que es más fuerte aun que el sistema económico que padecemos: el modelo cultural e ideológico que reproduce la dominación a la que, por otro lado, nos resistimos.

José Martí diría que no hay proa que taje una nube de ideas, sin embargo hace unos cuarenta años cuando las ideas libertarias ocuparon los espacios políticos, pedagógicos y religiosos, los dominadores fueron obligados a hablar de distribución económica, de justicia social y de reformas agrarias; hoy parece que las fuerzas sociales-populares y las izquierdas latinoamericanas asumieron el lenguaje del mercado, las restricciones económicas y los planes de gobernabilidad “democrática”.

Así, como cada vez que los pueblos buscan su educación política para ser libres, los que oprimen optan por la represión y golpes militares, en este tiempo también enfrentamos a aquellos que ajustan, reprimen y hambrean, con la diferencia escasa de que, todo parece indicar, hemos dejado de lado la mayor enseñanza de esta Semana Santa (en clave libertaria): la salvación no es un acto heroico de un individuo iluminado, es en todo caso un ejercicio colectivo de amor y entrega por el prójimo y el que sufre día a día la pobreza, el hambre y la expulsión de sus tierras sagradas. La esperanza es un acto político que se construye a partir de lo que tenemos.

Fuente: http://www.radiolaprimerisima.com/articulos/7607/

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Una adolescencia cuestionadora

Por Sergio Ferrari

Diecisiete años después de su 1era edición del 2001, el Foro Social Mundial (FSM) regresa a su país de nacimiento: la próxima edición se realizará entre el 13 y el 17 de marzo del 2018 en Salvador de Bahía, al noreste de Brasil.

Una corta vida en la cual la dinámica de desarrollo y crecimiento no fue ni lineal ni aritmética. El Foro, como principal espacio internacional de encuentro y reflexión de actores sociales, confronta hoy el desafío de su propia redefinición, reinvención y reconceptualización. Y su “adolescencia altermundialista” se muestra aún más compleja en el marco del intrincado contexto latinoamericano y mundial.

En la cuna del 1er FSM en 2001 en el Porto Alegre del presupuesto participativo, no hubo receta alguna. Todo fue intuición, convocatoria amplia en la diversidad y un momento internacional favorable de contestación y protestas globales. De ese primer encuentro surgió la Carta de Principios que constituye su marco de referencia conceptual y funcional. Las dos ediciones siguientes (2002 y 2003) en la misma ciudad del sur de Brasil, la capacidad de convocatoria del FSM desbordó todas las expectativas.

Un rápido tránsito a Mumbai, India, en 2004, para lo que constituyó el Foro de los “dalits” (sin casta) y que se convirtió en uno de los más logrados, con cerca de 100 mil participantes. Y, luego, el retorno nuevamente a Porto Alegre en el 2005. Ediciones todas, hasta entonces, que experimentaron un crecimiento rápido que desbordó las expectativas más optimistas, incluso la de sus propios organizadores.

En 2006, la fórmula inventiva de un FSM descentralizado en tres continentes, realizado en Caracas (Venezuela), Karachi (Pakistán) y Bamako (Malí) lanzó señales de alerta. No era ya posible para los movimientos sociales y sus redes internacionales estar presentes cada año en estas convocatorias internacionales: argumentaban que debían tener en cuenta sus propias prioridades de organización y movilización local y nacional. El FSM corría así el riesgo de una presencia protagónica de ONG y redes internacionales, con más recursos financieros y menos presiones de combates frontales cotidianos.

La necesidad de ratificar su perfil “mundial”, lo llevó en 2007 a Nairobi, Kenia, poniendo no solo las temáticas africanas en primera línea sino también tensiones organizativas de diverso tipo que alertaron sobre un debilitamiento progresivo de este espacio.

Dos años más tarde, la vuelta a Brasil, en este caso a la amazónica Belem do Pará, aseguró una nueva bocanada de oxígeno a este proceso en marcha integrando como hilo rojo la problemática de los pueblos indígenas y su lucha por la tierra y territorio. La nueva edición africana de 2011 en Dakar, Senegal, fue menos multitudinaria que la precedente, aunque con contenidos civilizatorios esenciales, como racismo, colonialismo, esclavismo y migraciones.

La primavera árabe y la nueva experiencia de movilización ciudadana supra-sahariana revitalizaron al FSM y alimentaron con contenidos regionales sus ediciones del 2013 y 2015 en la capital de Túnez. Las mismas, sin embargo, no dieron respuestas organizativas de futuro a los interrogantes de fondo que se planteaba el Foro. El Consejo Internacional, en tanto principal instancia facilitadora, se mostró superado por la propia dinámica de la convocatoria. Algunos movimientos sociales lanzaron nuevos gritos de advertencia, en forma de ultimátum, sobre la naturaleza y la forma de funcionar del FSM.

La fuerza juvenil protagónica de Quebec legitimó su derecho a convocar en agosto del 2016 el primer FSM que se realizó en un país del Norte. Los organizadores habían madurado al calor de la lucha de la *primavera estudiantil* de Quebec (2012), de las huelgas contra los recortes de 2015, así como de la intensa y extendida movilización del movimiento “occupy” y otras dinámicas anti-globalización. El FSM de Montreal si bien aportó aire fresco conceptual y metodológico a este proceso en marcha, no pudo resolver ciertos dilemas como la participación de representantes de países del Sur, sancionados por exclusiones migratorias y la denegación de visas. La crisis del Consejo Internacional alcanzó niveles preocupantes y públicos durante y luego del encuentro de Montreal.

Y fue en ese marco de preguntas existenciales y de fondo sobre el sentido mismo del FSM y su capacidad de auto-convocarse, que un Colectivo brasilero y bahiano lanzó ya a inicios del 2017 la propuesta de Salvador de Bahía para marzo 2018. “Resistir es crear, resistir es transformar” constituye la consigna de esta convocatoria que será de vital importancia para el Foro en plena y desafiante adolescencia. En una coyuntura internacional de crisis, de riesgos crecientes para la paz y la sobrevivencia misma del planeta. Y de una brutal ofensiva “conservadora-neoliberal” en diversas regiones sensitivas del planeta contra los movimientos sociales y todo lo que suene a democracia de base, participación ciudadana y gobiernos progresistas.

Sergio Ferrari, en colaboración con E-CHANGER, y la FEDEVACO, plataforma de organizaciones de cooperación del Cantón de Vaud, Suiza.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=237458&titular=una-adolescencia-cuestionadora-

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Insurrecciones silenciosas

Por: Raúl Zibechi

Los grandes  cambios comienzan siempre por pequeños movimientos invisibles para los analistas de arriba y para los grandes medios, como señala uno de los comunicados del zapatismo. Antes de que miles de personas ocupen las grandes alamedas suceden procesos subterráneos, donde los oprimidos ensayan los levantamientos que luego hacen visibles en los eventos masivos que la academia denomina movimientos sociales.

Esos cambios suceden en la vida cotidiana, son producidos por grupos de personas que tienen relaciones directas entre ellas, no son fáciles de detectar y nunca sabemos si se convertirán en acciones masivas. Sin embargo, pese a las dificultades, es posible intuir que algo está cambiando si aguzamos los sentidos.

Algo de esto parece estar sucediendo en países de América Latina. Un compañero brasileño consideró, durante un encuentro de geógrafos con movimientos sociales (Simposio Internacional de Geografía Agraria- SINGA), que en este país estamos ante una insurrección silenciosa. La intuición se basa en hechos reales. En el seno de movimientos sociales y en los espacios más pobres de la sociedad, las mujeres y los jóvenes, están protagonizando cambios, se están desplazando del lugar asignado por el Estado y el mercado.

Los verdaderos movimientos son aquellos que modifican el lugar de las personas en el mundo, cuando se mueven en colectivos y rasgan los tejidos de la dominación. En este punto, debe consignarse que no hay una relación directa o mecánica de causa-efecto, ya que en las relaciones humanas las predicciones no son posibles por la complejidad que contienen y por la interacción de una multiplicidad de sujetos.

En los últimos años pude observar esta tendencia de cambios silenciosos en el interior de varios movimientos. Entre los indígenas del sur de Colombia, grupos de jóvenes nasa y misak re-emprenden la lucha por la tierra que había sido paralizada por las direcciones, focalizadas en la ampliación de las relaciones con el Estado que les proporciona abundantes recursos. Algo similar parece estar sucediendo en el sur de Chile, donde una nueva generación mapuche enfrenta la represión estatal con renovadas fuerzas.

Entre los movimientos campesinos consolidados, donde existen potentes estructuras de dirección, mujeres y jóvenes están emprendiendo debates y propuestas de nuevo tipo, que incluyen la movilización y organización de las personas que se definen LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales).

Observamos también un creciente activismo en el seno de los movimientos tradicionales de militantes negros que construyen quilombos y palenques, incluso en las universidades, como puede apreciarse en las academias brasileñas y colombianas donde abren espacios propios.

Durante la escuelita nos explicaron que la mitad de los zapatistas tienen menos de 20 años, algo que pudimos apreciar. La participación de las mujeres jóvenes es notable. Quienes participaron en los encuentros de arte y ciencia convocados por el EZLN enfatizan esta realidad. En otros movimientos aparece la organización de niños y niñas con asambleas que excluyen a sus mayores.

Qué reflexiones podemos realizar sobre esta insurrección silenciosa, que abarca a toda la sociedad y de modo particular a los movimientos antisistémicos. Sin pretender agotar un debate incipiente, propongo tres consideraciones.

La primera es que las insurgencias en curso de las mujeres, de los pueblos negros e indígenas y de los jóvenes de todos los sectores populares, están impactando en el interior de los movimientos. Por un lado, están produciendo un necesario recambio generacional sin desplazar a los fundadores. Por otro, ese recambio va acompañado de modos de hacer y de expresarse que tienden a modificar la acción política hacia direcciones que, por lo menos quien escribe estas líneas, no es capaz de definir con claridad.

La segunda es de carácter cualitativo, estrechamente relacionada con la anterior. La irrupción juvenil/femenina es portadora de preguntas y culturas elaboradas en el interior de los movimientos, con sus propias características. Las mujeres de abajo, por ejemplo, no enarbolan el discurso feminista clásico, ni el de la igualdad ni el de la diferencia, sino algo nuevo que no me atrevo a conceptualizar, aunque hay quienes mencionan feminismos comunitarios, negros, indígenas y populares.

El deseo de los jóvenes zapatistas por mostrar sus músicas y danzas, es algo más que una cuestión artística, del mismo modo que sus preguntas sobre la ciencia. En algunos casos, como el mapuche o el nasa, se pueden observar cambios que, desde fuera, podemos valorar como una radicalización que no se focaliza sólo en las formas de acción política, sino también en la recuperación de tradiciones de lucha que habían sido casi abandonadas por sus mayores.

La tercera, y quizá la más importante, es que la irrupción de los abajos jóvenes y mujeres va perfilando otra concepción de revolución, que se aparta de la tradicional teoría de la revolución de cuño leninista. Aquí aparece otra cuestión: ¿cómo se hace política en clave quilombo/palenque? ¿Cómo es la política en clave mujer? No me refiero a la participación de las mujeres y los jóvenes de abajo en las estructuras ya existentes.

Las respuestas las darán los propios pueblos, que están abriendo caminos nuevos, aunque el analista de arriba siempre tiende a verlos con ojos y conceptos del pasado. Se trata de construir, más que de ocupar las instituciones existentes. Se van creando mundos nuevos o sociedades nuevas, si se quieren nombrar con los conceptos de antes: poderes propios, justicia propia en base, muchas veces, a tradiciones y en otras al sentido común de los pueblos; salud, educación y maneras de ocupar el espacio en base a lógicas no capitalistas.

El mundo, nuestro mundo, está cambiando de manera acelerada. Rechazar esos cambios, sería tanto como anular la capacidad transformadora que está enterrando el capitalismo y levantando un mundo nuevo sobre sus escombros.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2017/11/10/opinion/020a1pol

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Libro: Descolonizar el Saber, Reinventar el Poder

Por: Boaventura de Sousa Santos

Es tan difícil imaginar el fin del capitalismo como imaginar que el capitalismo no tenga fin.
Ese dilema ha fracturado el pensamiento crítico de izquierda en dos vertientes que plantean opciones políticas distintas. Una de ellas dejó de preocuparse por el fin del capitalismo y centra su creatividad en desarrollar un modus vivendi que permita minimizar los costos sociales de la acumulación capitalista. La otra enfrenta la dificultad y busca alternativas poscapitalistas. Desde esta última perspectiva el autor afirma que vivimos en tiempos de preguntas fuertes y respuestas débiles. En este libro busca identificar algunas de las vías para formular respuestas fuertes que no sean especulaciones de la imaginación utópica, sino construcciones teóricas surgidas de las luchas de movimientos sociales en varios continentes. Al mismo tiempo analiza el pensamiento dominante -construido a partir de las necesidades de la dominación capitalista y colonial- y propone combatirlo con una «epistemología basada en la ecología de saberes» y en la «traducción intercultural». Boaventura de Sousa Santos plantea una reformulación de la lucha por los derechos humanos como un ejemplo de construcción de alternativas poscoloniales y posimperiales. Su concepción intercultural de los derechos humanos incluye una crítica radical al imperialismo cultural y crea posibilidades de resistencia y de alternativas contrahegemónicas. En la base de su planteo está la idea de que la comprensión del mundo es mucho más amplia que la occidental y que por lo tanto la emancipación social debe ser repensada con la misma amplitud.

Boaventura de Sousa Santos (Coimbra, 1940) es doctor en Sociología del derecho por la Universidad de Yale (1973). Es director del Centro de Estudios Sociales y del Centro de Documentación 25 de Abril de la Facultad de Economía, Universidad de Coimbra y profesor distinguido del Institute for Legal Studies, Universidad de Wisconsin-Madison. Su trayectoria reciente está marcada por la cercanía con los movimientos sociales organizadores del Foro Social Mundial y por la coordinación de la obra colectiva de investigación denominada «Reinventar la emancipación social: para nuevos manifiestos». Ha recibido premios y distinciones. Ha publicado entre otros libros: Reinventar la democracia. Reinventar el Estado (Buenos Aires: CLACSO, 2005; La Habana: Ed. José Martí, 2005), El milenio huérfano. Ensayos para una nueva cultura política (Madrid: Trotta, 2005); Conocer desde el Sur. Para una cultura política emancipatoria (Lima: Universidad Mayor de San Marcos, 2006; Bolivia: Plural, 2008); Una epistemologia del Sur. La reinvención del conocimiento y la emancipación social (Buenos Aires: Siglo XXI, CLACSO, 2009).

 

SOUSA SANTOS, BOAVENTURA DE

Nació en Coimbra (Portugal) en 1940. Allí estudió derecho y se vacunó de las dictaduras capitalistas del sur de Europa. Amplió estudios de filosofía en Berlín, donde aprendería a alejarse del socialismo realmente existente, y sociología en la Universidad de Yale. Inició su reflexión académica crítica durante una estancia de investigación en una favela de Río de Janeiro en 1970 (allí conocería de primera mano los efectos en el Sur del capitalismo realmente existente), completando su trabajo de tesis doctoral sobre derecho alternativo en la Universidad de Yale. En aquella favela haría suya la imaginación sociológica que reclamara Wright Mills y, desde entonces, Norte y Sur forman parte inseparable de su mirada académica y de su compromiso intelectual y ciudadano. Es en la actualidad una de las referencias reconocidas internacionalmente del Foro Social Mundial y uno de los intelectuales de mayor prestigio en la América Latina del cambio. Su discusión con las principales escuelas y pensadores de ayer y de hoy se completa con una epistemología inversa que acude a la experiencia para encontrar, en una recuperación arqueológica de lo escondido y lo silenciado, las propuestas científicas para una emancipación que es posible pero que necesita una teorización que hasta ahora no ha recibido. A esta orientación responden sus principales trabajos: Toward a New Legal Common Sense (2002, próxima publicación en Trotta), Crítica de la razón indolente (2003) y la serie de siete volúmenes Reinventar la emancipación.

Para descargar el libro, haga clic:

http://www.boaventuradesousasantos.pt/media/Descolonizar%20el%20saber_final%20-%20C%C3%B3pia.pdf

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