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Una adolescencia cuestionadora

Por Sergio Ferrari

Diecisiete años después de su 1era edición del 2001, el Foro Social Mundial (FSM) regresa a su país de nacimiento: la próxima edición se realizará entre el 13 y el 17 de marzo del 2018 en Salvador de Bahía, al noreste de Brasil.

Una corta vida en la cual la dinámica de desarrollo y crecimiento no fue ni lineal ni aritmética. El Foro, como principal espacio internacional de encuentro y reflexión de actores sociales, confronta hoy el desafío de su propia redefinición, reinvención y reconceptualización. Y su “adolescencia altermundialista” se muestra aún más compleja en el marco del intrincado contexto latinoamericano y mundial.

En la cuna del 1er FSM en 2001 en el Porto Alegre del presupuesto participativo, no hubo receta alguna. Todo fue intuición, convocatoria amplia en la diversidad y un momento internacional favorable de contestación y protestas globales. De ese primer encuentro surgió la Carta de Principios que constituye su marco de referencia conceptual y funcional. Las dos ediciones siguientes (2002 y 2003) en la misma ciudad del sur de Brasil, la capacidad de convocatoria del FSM desbordó todas las expectativas.

Un rápido tránsito a Mumbai, India, en 2004, para lo que constituyó el Foro de los “dalits” (sin casta) y que se convirtió en uno de los más logrados, con cerca de 100 mil participantes. Y, luego, el retorno nuevamente a Porto Alegre en el 2005. Ediciones todas, hasta entonces, que experimentaron un crecimiento rápido que desbordó las expectativas más optimistas, incluso la de sus propios organizadores.

En 2006, la fórmula inventiva de un FSM descentralizado en tres continentes, realizado en Caracas (Venezuela), Karachi (Pakistán) y Bamako (Malí) lanzó señales de alerta. No era ya posible para los movimientos sociales y sus redes internacionales estar presentes cada año en estas convocatorias internacionales: argumentaban que debían tener en cuenta sus propias prioridades de organización y movilización local y nacional. El FSM corría así el riesgo de una presencia protagónica de ONG y redes internacionales, con más recursos financieros y menos presiones de combates frontales cotidianos.

La necesidad de ratificar su perfil “mundial”, lo llevó en 2007 a Nairobi, Kenia, poniendo no solo las temáticas africanas en primera línea sino también tensiones organizativas de diverso tipo que alertaron sobre un debilitamiento progresivo de este espacio.

Dos años más tarde, la vuelta a Brasil, en este caso a la amazónica Belem do Pará, aseguró una nueva bocanada de oxígeno a este proceso en marcha integrando como hilo rojo la problemática de los pueblos indígenas y su lucha por la tierra y territorio. La nueva edición africana de 2011 en Dakar, Senegal, fue menos multitudinaria que la precedente, aunque con contenidos civilizatorios esenciales, como racismo, colonialismo, esclavismo y migraciones.

La primavera árabe y la nueva experiencia de movilización ciudadana supra-sahariana revitalizaron al FSM y alimentaron con contenidos regionales sus ediciones del 2013 y 2015 en la capital de Túnez. Las mismas, sin embargo, no dieron respuestas organizativas de futuro a los interrogantes de fondo que se planteaba el Foro. El Consejo Internacional, en tanto principal instancia facilitadora, se mostró superado por la propia dinámica de la convocatoria. Algunos movimientos sociales lanzaron nuevos gritos de advertencia, en forma de ultimátum, sobre la naturaleza y la forma de funcionar del FSM.

La fuerza juvenil protagónica de Quebec legitimó su derecho a convocar en agosto del 2016 el primer FSM que se realizó en un país del Norte. Los organizadores habían madurado al calor de la lucha de la *primavera estudiantil* de Quebec (2012), de las huelgas contra los recortes de 2015, así como de la intensa y extendida movilización del movimiento “occupy” y otras dinámicas anti-globalización. El FSM de Montreal si bien aportó aire fresco conceptual y metodológico a este proceso en marcha, no pudo resolver ciertos dilemas como la participación de representantes de países del Sur, sancionados por exclusiones migratorias y la denegación de visas. La crisis del Consejo Internacional alcanzó niveles preocupantes y públicos durante y luego del encuentro de Montreal.

Y fue en ese marco de preguntas existenciales y de fondo sobre el sentido mismo del FSM y su capacidad de auto-convocarse, que un Colectivo brasilero y bahiano lanzó ya a inicios del 2017 la propuesta de Salvador de Bahía para marzo 2018. “Resistir es crear, resistir es transformar” constituye la consigna de esta convocatoria que será de vital importancia para el Foro en plena y desafiante adolescencia. En una coyuntura internacional de crisis, de riesgos crecientes para la paz y la sobrevivencia misma del planeta. Y de una brutal ofensiva “conservadora-neoliberal” en diversas regiones sensitivas del planeta contra los movimientos sociales y todo lo que suene a democracia de base, participación ciudadana y gobiernos progresistas.

Sergio Ferrari, en colaboración con E-CHANGER, y la FEDEVACO, plataforma de organizaciones de cooperación del Cantón de Vaud, Suiza.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=237458&titular=una-adolescencia-cuestionadora-

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Insurrecciones silenciosas

Por: Raúl Zibechi

Los grandes  cambios comienzan siempre por pequeños movimientos invisibles para los analistas de arriba y para los grandes medios, como señala uno de los comunicados del zapatismo. Antes de que miles de personas ocupen las grandes alamedas suceden procesos subterráneos, donde los oprimidos ensayan los levantamientos que luego hacen visibles en los eventos masivos que la academia denomina movimientos sociales.

Esos cambios suceden en la vida cotidiana, son producidos por grupos de personas que tienen relaciones directas entre ellas, no son fáciles de detectar y nunca sabemos si se convertirán en acciones masivas. Sin embargo, pese a las dificultades, es posible intuir que algo está cambiando si aguzamos los sentidos.

Algo de esto parece estar sucediendo en países de América Latina. Un compañero brasileño consideró, durante un encuentro de geógrafos con movimientos sociales (Simposio Internacional de Geografía Agraria- SINGA), que en este país estamos ante una insurrección silenciosa. La intuición se basa en hechos reales. En el seno de movimientos sociales y en los espacios más pobres de la sociedad, las mujeres y los jóvenes, están protagonizando cambios, se están desplazando del lugar asignado por el Estado y el mercado.

Los verdaderos movimientos son aquellos que modifican el lugar de las personas en el mundo, cuando se mueven en colectivos y rasgan los tejidos de la dominación. En este punto, debe consignarse que no hay una relación directa o mecánica de causa-efecto, ya que en las relaciones humanas las predicciones no son posibles por la complejidad que contienen y por la interacción de una multiplicidad de sujetos.

En los últimos años pude observar esta tendencia de cambios silenciosos en el interior de varios movimientos. Entre los indígenas del sur de Colombia, grupos de jóvenes nasa y misak re-emprenden la lucha por la tierra que había sido paralizada por las direcciones, focalizadas en la ampliación de las relaciones con el Estado que les proporciona abundantes recursos. Algo similar parece estar sucediendo en el sur de Chile, donde una nueva generación mapuche enfrenta la represión estatal con renovadas fuerzas.

Entre los movimientos campesinos consolidados, donde existen potentes estructuras de dirección, mujeres y jóvenes están emprendiendo debates y propuestas de nuevo tipo, que incluyen la movilización y organización de las personas que se definen LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales).

Observamos también un creciente activismo en el seno de los movimientos tradicionales de militantes negros que construyen quilombos y palenques, incluso en las universidades, como puede apreciarse en las academias brasileñas y colombianas donde abren espacios propios.

Durante la escuelita nos explicaron que la mitad de los zapatistas tienen menos de 20 años, algo que pudimos apreciar. La participación de las mujeres jóvenes es notable. Quienes participaron en los encuentros de arte y ciencia convocados por el EZLN enfatizan esta realidad. En otros movimientos aparece la organización de niños y niñas con asambleas que excluyen a sus mayores.

Qué reflexiones podemos realizar sobre esta insurrección silenciosa, que abarca a toda la sociedad y de modo particular a los movimientos antisistémicos. Sin pretender agotar un debate incipiente, propongo tres consideraciones.

La primera es que las insurgencias en curso de las mujeres, de los pueblos negros e indígenas y de los jóvenes de todos los sectores populares, están impactando en el interior de los movimientos. Por un lado, están produciendo un necesario recambio generacional sin desplazar a los fundadores. Por otro, ese recambio va acompañado de modos de hacer y de expresarse que tienden a modificar la acción política hacia direcciones que, por lo menos quien escribe estas líneas, no es capaz de definir con claridad.

La segunda es de carácter cualitativo, estrechamente relacionada con la anterior. La irrupción juvenil/femenina es portadora de preguntas y culturas elaboradas en el interior de los movimientos, con sus propias características. Las mujeres de abajo, por ejemplo, no enarbolan el discurso feminista clásico, ni el de la igualdad ni el de la diferencia, sino algo nuevo que no me atrevo a conceptualizar, aunque hay quienes mencionan feminismos comunitarios, negros, indígenas y populares.

El deseo de los jóvenes zapatistas por mostrar sus músicas y danzas, es algo más que una cuestión artística, del mismo modo que sus preguntas sobre la ciencia. En algunos casos, como el mapuche o el nasa, se pueden observar cambios que, desde fuera, podemos valorar como una radicalización que no se focaliza sólo en las formas de acción política, sino también en la recuperación de tradiciones de lucha que habían sido casi abandonadas por sus mayores.

La tercera, y quizá la más importante, es que la irrupción de los abajos jóvenes y mujeres va perfilando otra concepción de revolución, que se aparta de la tradicional teoría de la revolución de cuño leninista. Aquí aparece otra cuestión: ¿cómo se hace política en clave quilombo/palenque? ¿Cómo es la política en clave mujer? No me refiero a la participación de las mujeres y los jóvenes de abajo en las estructuras ya existentes.

Las respuestas las darán los propios pueblos, que están abriendo caminos nuevos, aunque el analista de arriba siempre tiende a verlos con ojos y conceptos del pasado. Se trata de construir, más que de ocupar las instituciones existentes. Se van creando mundos nuevos o sociedades nuevas, si se quieren nombrar con los conceptos de antes: poderes propios, justicia propia en base, muchas veces, a tradiciones y en otras al sentido común de los pueblos; salud, educación y maneras de ocupar el espacio en base a lógicas no capitalistas.

El mundo, nuestro mundo, está cambiando de manera acelerada. Rechazar esos cambios, sería tanto como anular la capacidad transformadora que está enterrando el capitalismo y levantando un mundo nuevo sobre sus escombros.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2017/11/10/opinion/020a1pol

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Libro: Descolonizar el Saber, Reinventar el Poder

Por: Boaventura de Sousa Santos

Es tan difícil imaginar el fin del capitalismo como imaginar que el capitalismo no tenga fin.
Ese dilema ha fracturado el pensamiento crítico de izquierda en dos vertientes que plantean opciones políticas distintas. Una de ellas dejó de preocuparse por el fin del capitalismo y centra su creatividad en desarrollar un modus vivendi que permita minimizar los costos sociales de la acumulación capitalista. La otra enfrenta la dificultad y busca alternativas poscapitalistas. Desde esta última perspectiva el autor afirma que vivimos en tiempos de preguntas fuertes y respuestas débiles. En este libro busca identificar algunas de las vías para formular respuestas fuertes que no sean especulaciones de la imaginación utópica, sino construcciones teóricas surgidas de las luchas de movimientos sociales en varios continentes. Al mismo tiempo analiza el pensamiento dominante -construido a partir de las necesidades de la dominación capitalista y colonial- y propone combatirlo con una «epistemología basada en la ecología de saberes» y en la «traducción intercultural». Boaventura de Sousa Santos plantea una reformulación de la lucha por los derechos humanos como un ejemplo de construcción de alternativas poscoloniales y posimperiales. Su concepción intercultural de los derechos humanos incluye una crítica radical al imperialismo cultural y crea posibilidades de resistencia y de alternativas contrahegemónicas. En la base de su planteo está la idea de que la comprensión del mundo es mucho más amplia que la occidental y que por lo tanto la emancipación social debe ser repensada con la misma amplitud.

Boaventura de Sousa Santos (Coimbra, 1940) es doctor en Sociología del derecho por la Universidad de Yale (1973). Es director del Centro de Estudios Sociales y del Centro de Documentación 25 de Abril de la Facultad de Economía, Universidad de Coimbra y profesor distinguido del Institute for Legal Studies, Universidad de Wisconsin-Madison. Su trayectoria reciente está marcada por la cercanía con los movimientos sociales organizadores del Foro Social Mundial y por la coordinación de la obra colectiva de investigación denominada «Reinventar la emancipación social: para nuevos manifiestos». Ha recibido premios y distinciones. Ha publicado entre otros libros: Reinventar la democracia. Reinventar el Estado (Buenos Aires: CLACSO, 2005; La Habana: Ed. José Martí, 2005), El milenio huérfano. Ensayos para una nueva cultura política (Madrid: Trotta, 2005); Conocer desde el Sur. Para una cultura política emancipatoria (Lima: Universidad Mayor de San Marcos, 2006; Bolivia: Plural, 2008); Una epistemologia del Sur. La reinvención del conocimiento y la emancipación social (Buenos Aires: Siglo XXI, CLACSO, 2009).

 

SOUSA SANTOS, BOAVENTURA DE

Nació en Coimbra (Portugal) en 1940. Allí estudió derecho y se vacunó de las dictaduras capitalistas del sur de Europa. Amplió estudios de filosofía en Berlín, donde aprendería a alejarse del socialismo realmente existente, y sociología en la Universidad de Yale. Inició su reflexión académica crítica durante una estancia de investigación en una favela de Río de Janeiro en 1970 (allí conocería de primera mano los efectos en el Sur del capitalismo realmente existente), completando su trabajo de tesis doctoral sobre derecho alternativo en la Universidad de Yale. En aquella favela haría suya la imaginación sociológica que reclamara Wright Mills y, desde entonces, Norte y Sur forman parte inseparable de su mirada académica y de su compromiso intelectual y ciudadano. Es en la actualidad una de las referencias reconocidas internacionalmente del Foro Social Mundial y uno de los intelectuales de mayor prestigio en la América Latina del cambio. Su discusión con las principales escuelas y pensadores de ayer y de hoy se completa con una epistemología inversa que acude a la experiencia para encontrar, en una recuperación arqueológica de lo escondido y lo silenciado, las propuestas científicas para una emancipación que es posible pero que necesita una teorización que hasta ahora no ha recibido. A esta orientación responden sus principales trabajos: Toward a New Legal Common Sense (2002, próxima publicación en Trotta), Crítica de la razón indolente (2003) y la serie de siete volúmenes Reinventar la emancipación.

Para descargar el libro, haga clic:

http://www.boaventuradesousasantos.pt/media/Descolonizar%20el%20saber_final%20-%20C%C3%B3pia.pdf

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Finaliza en Cuba encuentro sobre infancia y juventud latinoamericana

Centro América/Cuba/14 Octubre 2017/Fuente: Prensa Latina
El VI Encuentro Internacional Infancias y Juventudes en América Latina y el Caribe finaliza hoy aquí tras el debate de expertos sobre el contexto cubano en el escenario regional y las desigualdades generacionales, entre otros asuntos.
Los académicos de Cuba y una decena de países abordaron también las prácticas sociopolíticas, acción colectiva y movimientos sociales de las juventudes.

La cita, que sesionó en la Universidad de La Habana, es el resultado de la consolidación de una experiencia iniciada en 2006, según la directora del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), María Isabel Domínguez.

La jornada inaugural del miércoles coincidió con el Día Internacional de la Niña.

Al respecto, la representante de Unicef en Cuba, María Machicado, insistió en potenciar en la región los espacios de participación y protagonismo para las niñas.

La funcionaria del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) recalcó lo oportuno de identificar estas problemáticas porque la discriminación de la mujer comienza desde la niñez.

El evento fue organizado por el Grupo de Estudios sobre Juventudes del CIPS y el Grupo de Trabajo de Clacso.

Esta última es una institución no gubernamental creada en 1967 que tiene un status asociativo en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=123377&SEO=finaliza-en-cuba-encuentro-sobre-infancia-y-juventud-latinoamericana

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Entrevista a Frei Betto: «No hay política progresista sin un trabajo de educación popular»

Entrevista realizada por Matías Loja. La Capital

El teólogo brasileño Frei Betto estuvo en Rosario. Destacó la vigencia de una pedagogía liberadora.

Cuando era un joven educador popular, Frei Betto trabajó durante cinco años en una favela y en una oportunidad fue convocado para ayudar a los médicos a comunicarse con las mujeres del barrio. «Los médicos hablaban en FM y las mujeres captaban en AM», recuerda con ironía sobre esa distancia. Lo primero que advirtió fue que en el consultorio el material de difusión sobre maternidad estaba alejado de la realidad del lugar: todos los bebés de los carteles eran bien rubios, de ojos azules, como salidos de una publicidad de Johnson. Se hacía difícil lograr una identificación del paciente con el profesional. Pero además notó que el doctor utilizaba un lenguaje abstracto, lejano de lo popular. Una de esas pacientes fue doña María, quien asistió a una charla sobre la importancia de amamantar a sus bebés. Betto le preguntó si había entendido la explicación del médico, de por qué la leche materna era necesaria. Ella le contestó: «No entendí nada, yo no tengo cultura, fui poco a la escuela. Y el doctor tiene mucha cultura». Betto vio en esa respuesta la lejanía y también la oportunidad para saldarla. Sabía de antemano que el médico no se cocinaba ni un huevo y que doña María, por el contrario, era una excelente cocinera. Le pidió que les contara cómo se hacía un pollo con salsa y ella les dio una clase magistral de gastronomía. «¿Se da cuenta doña María? Si usted y el doctor están perdidos en una selva y solo hay un pollo él, con toda su cultura, se muere de hambre. Y usted no». La mujer sonrió de oreja a oreja y ese día comprendió que nadie es más culto que otro. Que ser culto no significa ser escolarizado. Y que en todo caso hay culturas distintas y socialmente complementarias.

La anécdota de doña María y el doctor Raúl está descripta en el libro Esa escuela llamada vida (1985), que condensa una extensa conversación que el periodista Ricardo Kotscho mantuvo con Frei Betto y Paulo Freire. Betto la recordó esta semana, cuando junto a Atilio Borón estuvo el miércoles en Rosario para dialogar sobre la importancia de la realfabetización política en América latina y los desafíos de la educación popular, a la que definió como «un sacacorchos, que cuando sale deja libre lo mejor».

«Soy de Minas Gerais, nací en 1944, me gusta la soledad de las montañas y contemplar el mar que no tiene fronteras. Detesto las aulas, las hamburguesas y la gente que se jacta de engañar a los demás», se presentaba Frei Betto en El día de Angelo P., su primera novela publicada en 1987. Fraile dominico y destacado representante de la teología de la liberación, Betto es uno de los referentes y defensores de la educación popular latinoamericana. Fue asesor de movimientos sociales y comunidades eclesiales de base, y durante los primeros años de la presidencia de Lula en Brasil coordinó la movilización social del programa Hambre Cero. Además es el autor de Fidel y la Religión, un texto icónico de la década del 80 y traducido a varios idiomas.

El itinerario de Betto en Rosario incluyó una charla en el auditorio de Empleados de Comercio ante entidades gremiales, políticas y sociales, sobre «Trabajo y organizaciones sociales en el neoliberalismo», organizada por ATE. Minutos antes de ese encuentro dialogó con La Capital sobre el rol de la educación popular en el siglo XXI, criticó la idea de meritocracia como eje educativo y destacó la actualidad del pensamiento de Paulo Freire, a 20 años de su fallecimiento. De él retoma una y otra vez el concepto de «educación bancaria», cuando el proceso educativo se transforma en un mero acto de «depositar» contenidos para que los alumnos los memoricen mecánicamente.

—¿Qué fuerza o vigencia tiene hoy la educación popular?

—Creo que no hay posibilidad de avanzar en ninguna propuesta política progresista sin un trabajo de educación popular a la luz del método de Paulo Freire. La educación popular, justamente, es la que ha permitido el surgimiento de una persona como Lula. No habría Lula ni protagonismo político de metalúrgicos si no hubiese antes toda una metodología que han construido las organizaciones populares como el PT, como los Trabajadores Sin Tierra, la Central Única de los Trabajadores, el Movimiento de los Sin Techo que ahora es muy expresivo, fuerte y combatiente. Todo eso se debe a la metodología de Paulo Freire y es fundamental esa metodología. Porque muchas veces la izquierda ha cometido el error de imponer las cosas, hacer «educación bancaria». En nombre de consignas de izquierda ha tenido actitudes pedagógicas de derecha. Y la educación popular es el camino indicado para revertir eso.

—¿Y para acompañar ese proceso los movimientos sociales son buenos referentes educativos hoy?

—Depende de los movimientos sociales. Hay movimientos sociales progresistas, que quieren cambios estructurales. Y hay movimientos sociales que son muy asistencialistas, con dirigentes que jamás quieren cambiar su poder y que no tienen mucho contacto con la gente. Son muy paternalistas y no abren muchos espacios para el protagonismo del pueblo.

—Sí, claro. Porque la educación que se adopta en las escuelas es una «educación bancaria», que se impone de arriba para abajo. Pero no es posible adaptar la metodología de Paulo Freire en la educación formal. Habría que cambiar todo el sistema de enseñanza para ello.—¿Seguís siendo crítico del aula como espacio para educar?

—¿Qué es hoy una buena escuela?

—Para mí una buena escuela, por ejemplo, es la que el MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra) mantiene cerca de San Pablo, en Guararema, de formación de militantes. Una escuela que no está en la camisa del currículo oficial de un país. Ahí se puede seguir el ritmo de sus educandos. El ritmo de un campesino es distinto que el de un obrero. El ritmo de un muchacho de clase media es muy distinto del ritmo de una señora que vende en la zona rural. Y eso se puede hacer pero no dentro de la escuela formal o curricular que tiene aprobación oficial del Estado.

—Imagino que allí también el rol del docente es distinto.

—Sí, son docentes que tienen una estrategia pedagógica-política unificada.

En Esa escuela llamada vida, Betto se reconoce como víctima del sistema educativo. Y hasta confiesa que sufrió más en los cuatro años del secundario que en los cuatro años que estuvo en la cárcel como preso político entre 1969 y 1973. «Hay alumnos considerados buenos, mediocres y malos. A mí me situaban en el tercer nivel», admite Betto en ese libro, donde describe su experiencia de alumno como traumática. En su adolescencia fue al colegio Maristas en Belo Horizonte, donde otorgaban un diploma de Honor al Mérito a los que lograban tener un promedio excelente al menos en una materia. Nunca conquistó ese diploma y lo sufrió. «Las cosas no me entraban en la cabeza. Pensaba que siempre iba a ser un ignorante», dice en el libro. Hoy, cuando apenas se le menciona esa anécdota, la recuerda perfectamente y al instante esboza una sonrisaMeritocracia   

—En «Esa escuela llamada vida» recordás tu experiencia negativa con el diploma al mérito que no podías alcanzar. Y hoy se pone el eje en la meritocracia. ¿Cuál es tu mirada?

—Sí, parece que uno como alumno no se puede equivocar. Eso es «deseducativo» desde mi punto de vista, porque un muchacho no puede buscar éxito en las cosas que hace en la vida porque va a haber un premio, una recompensa. Tiene que tener conciencia de la responsabilidad de estudiar y profundizar en los estudios, y no porque va a ganar un premio para eso. Y como estamos en un sistema capitalista cuyo valor principal es la competencia y no la solidaridad, entonces cuando la escuela ofrece un premio a los alumnos está despremiando a la mayoría que no llega a ese logro y los coloca como fracasados. Creando serios problemas psicológicos.

—Lo mismo debe pasar con escuelas y sistemas educativos sometidos a los rankings.

—Exactamente. Como el sistema de pruebas que tenemos hoy. Hay una competición. Eso es «deseducativo», no es educativo.

—Seguimos apostando entonces a la pedagogía de la liberación.

—Sí, hay que dotarnos de la pedagogía liberadora. Y Paulo Freire tiene mucho para enseñarnos todavía hoy a nosotros.

El recuerdo del Che Guevara, el «San Francisco de la política»

El próximo 9 de octubre se cumplen 50 años del asesinato del Che Guevara en Bolivia. Y Frei Betto no dejó pasar la fecha para reflexionar: «La persona más ejemplar que conocí en mi vida nació en esta ciudad: Ernesto Che Guevara, el San Francisco de la política»

«Espero que en octubre conmemoren los 50 años de la desaparición del Che debidamente, no se olviden», pidió el brasileño. Recordó al médico y guerrillero rosarino como un hombre que tras su viaje por Latinoamérica pudo haber abierto un consultorio privado y vivir de ello. Pero que quedó marcado por la «alfabetización política» que adquirió en contacto con los mineros de Chile y los enfermos de Venezuela y Guatemala, hasta que conoció a Raúl Castro en un hospital de México y se unió a la experiencia revolucionaria.

«Hoy podría estar tranquilo en Cuba como ministro. Pero tuvo el coraje del desapego», dijo Betto, y agregó que el rosarino «murió temprano, con 37 años pero feliz, porque el eje de la felicidad es el sentido que le imprimimos a nuestras vidas. Aunque pasemos por los mayores sufrimientos. Y el Che se sintió más feliz en las adversidades de Bolivia que en los salones ministeriales de La Habana, seguramente porque estaba dentro de él dedicarse a los demás, seguir luchando y plantar la semilla de la liberación».

Hacia una universidad pública y popular
La visita de Frei Betto a Rosario —la tercera que hizo a la ciudad— llegó con una cargada agenda de entrevistas y conferencias que dio junto al sociólogo Atilio Borón. Con solidez conceptual, brindaron el miércoles dos charlas abiertas para repensar las alfabetización política, ya sea en las organizaciones gremiales como en la universidad.
El primer encuentro fue en el auditorio de Empleados de Comercio, que estuvo a tope con gente que copó hasta los pasillos laterales. Algunos asientos estaban vacíos; el hábito de «guardar lugar» para alguien. Apenas tomó la palabra, Frei Betto pidió desde el escenario que los que estaban parados ocupen esos sitios. «No podemos venir a una charla contra el neoliberalismo y hacer neoliberalismo, es contradictorio», dijo y se ganó el primer aplauso de la tarde.
Ante un público conformado esencialmente por movimientos sociales, políticos y gremiales, instó a generar espacios para enfrentar la «masacre de domesticación ideológica y lavaje cerebral» que se genera las 24 horas del día a través de los medios de comunicación. No basta —dijo— con que los trabajadores hagan paros y manifestaciones. Si no hay un trabajo complementario «cuando el pueblo se apaga vuelve a su vida burguesa». Y citando a Paulo Freire lamentó que «muchos oprimidos son hoteles de opresores».
Del sacacorchos al destornillador
Para contrarrestar este esquema propuso avanzar en una «estrategia pedagógica» de alfabetización política desde la educación popular, mediante un trabajo metódico que no admite improvisaciones. Y con un equipo que no busque «bajar» a enseñar a los obreros qué es el capitalismo o la plusvalía, porque advierte que ello sería caer en la «educación bancaria» criticada por Freire.
«La educación popular no es escolar, tiene como punto de partida la vida de los educandos», agregó Betto. Y recordó la experiencia realizada con obreros metalúrgicos de Brasil, donde trabajó a través de dos herramientas pedagógicas: «Primero la del sacacorchos, para sacar de la gente su experiencia de vida, lucha, inquietudes, sueños, fracasos y anhelos. Y después la del destornillador, para apretar, porque una vez que se conoce la realidad hay que ajustar los puntos ¿Por qué tu papá, que tenía una tierra en el nordeste, tuvo que migrar para San Pablo para alquilar su mano de obra en una fábrica? ¿Por qué tu hijo de dos meses murió de gastroenteritis y no fue bien atendido en el hospital? ¿Por qué usted hoy, que trabaja tanto, ni siquiera puede comprarse una bicicleta para moverse? Desde su experiencia de vida, la gente llegaba al dibujo de la sociedad de clases en la que vivimos».
Cada concepto Betto lo graficó con un ejemplo concreto o una anécdota. Como cuando miró al techo y señalando los tubos de luz advirtió que si bien todos disfrutamos de la iluminación, solo quien tiene formación de electricista sabe mirar eso con otros ojos, porque comprende cómo llega la luz a la sala. «Eso —dijo Betto— es la conciencia política: ver los hilos, saber lo que pasa por detrás. De los medios de comunicación, del sistema bancario, de las escuelas, de los partidos y del poder, incluso de los vicios de la izquierda, para no cometer los mismos errores». Sobre esto dijo que «entre los tantos aciertos del PT si hubo un error fue el olvidarse de las bases» y desmovilizarlas. Entiende que de lo contrario «una cuadrilla de bandidos» no estaría ahora gobernando su país.
Por una universidad popular   
Por la tarde Betto y Borón disertaron en el SUM de Arquitectura de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), en el marco de un ciclo de conversaciones públicas que la Facultad de Ciencia Política prepara de cara al centenario de la Reforma Universitaria de 1918. La charla fue organizada por Secretaría Extensión Universitaria y Vinculación de Ciencia Política, y ATE, con el auspicio del Sindicato de Prensa Rosario, la Facultad Libre y el Centro de Estudios y Formación Marxista Héctor Agosti.
Un auditorio compuesto en su mayoría por jóvenes escuchó atento la invitación de Frei Betto a repensar «La universidad en la realfabetización política de América latina». Porque en esencia fue eso: una convocatoria a revisar la práctica y los fines de la educación superior a casi cien años de la Reforma. «La universidad no basta con que sea pública, también tiene que ser popular», arrancó el teólogo y educador.
Repasó el surgimiento de las universidades en América latina en Santo Domingo, Lima (San Marcos) y La Habana y cómo los monasterios fueron «los propietarios del saber». Y destacó la figura de Sor Juana Inés de la Cruz como la primera poeta de América latina: «Fue una mujer que tenía ganas de expresarse con la poesía y ser independiente en una época donde si una mujer era laica fuera del monasterio la familia podía decidir con quién debía casarse. Eso era una prisión para su vida. Por eso muchas buscaban ingresar a un monasterio para tener independencia, que hoy suena a paradoja». No en vano Betto la elige como personaje para comenzar el libro El día de Angelo P., su primera novela.
En este marco cuestionó que las universidades hayan creado «la idea monástica de campus, separados de la ciudad», aislándose de los movimientos sociales hasta transformarse en «un depósito de saber inútil, con montones de tesis que no le sirven a nadie». Cargó contra las casas de estudio que ignoran su contexto: «Obreros, desocupados, inmigrantes, prostitutas, drogadictos».
«La universidad no hace de nadie una mejor persona, a menos que adopte una pedagogía de colectividad, participación social y formación política», dijo en otro tramo de la charla, al recordar que «los mayores asesinos de la humanidad fueron eruditos con posdoctorados, como los que tiraron la bombas de Hiroshima y Nagasaki». También cuestionó la lógica del discurso antipolítico que propone para el Estado «menos políticos y más administradores del mercado», que utilizan los recursos públicos para sus intereses privados.
Frei Betto se reconoció como parte de una generación «viciada en utopías» que buscó cambiar el mundo, porque para el ser humano «es insoportable vivir sin sueños». Ante ello, propuso rescatar «el carácter popular de la universidad, que tenga vínculos orgánicos con las organizaciones sociales y gremiales, para aprender con los oprimidos». Y cerró con una invitación: «Ustedes son jóvenes y espero que viciados en utopías encuentren el camino para vincularse con los movimientos sociales; porque ante la crisis que estamos viviendo, hay que guardar el pesimismo para días mejores».

Fuente de la Entrevista:

http://www.lacapital.com.ar/educacion/frei-betto-no-hay-politica-progresista-un-trabajo-educacion-popular-n1408941.html

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La población afrodescendiente y la desigualdad en América Latina

Uruguay/19 de Junio de 2017/El Observador

Las brechas entre los marcos legales y la vida cotidiana de las personas afrodescendientes siguen siendo profundas.

Según los censos de los diferentes países de América Latina y el Caribe, se estima que la población afrodescendiente en la región en 2010 era de 111 millones de personas, un 21,1% de la población total. Sin embargo, para el informe, Panorama Social de América Latina, edición 2016 de la CEPAL, debido a las limitaciones que aún persisten en la región en la cuantificación de estas poblaciones consideradas minorías, se estima que a 2015, había en la región al menos 130 millones de personas afrodescendientes

La falta de precisión de la composición racial en la región evidencia cómo la desigualdad étnico-racial, así como la socioeconómica, la de género o territorial, “constituye uno de los ejes de la matriz de la desigualdad social en América Latina”. La región es la más desigual del mundo y ello se manifiesta en diversos ámbitos del desarrollo social, entre ellos la posición socioeconómica, la salud, la educación y el trabajo. Como ejemplo, en los cuatro países de los cuales se dispone de información, se percibe una concentración significativamente más elevada de la población afrodescendiente en el quintil de menores ingresos.

En el ámbito de la salud, uno de los indicadores que más evidencia la desigualdad entre los afrodescendiente y el resto de la población son las tasas de mortalidad infantil. Con la excepción de la Argentina, la probabilidad de que un niño afrodescendiente muera antes de cumplir un año de vida es superior que la de los no afrodescendientes. Las mayores brechas se registran en Colombia, Uruguay, Panamá y Brasil, países donde la probabilidad es de entre 1,6 veces y 1,3 veces mayor entre niños afrodescendientes que entre niños que no pertenece a este grupo racial.

Las desigualdades étnico-raciales también se manifiestan en la educación, donde la proporción de jóvenes de raza negra de entre 18 y 24 años que asisten a un establecimiento educativo es menor al porcentaje de los jóvenes que pertenecen a otras razas. Según el mismo informe de la CEPAL, la brecha se profundiza en el caso de la asistencia a la educación superior. En cuanto al mercado de trabajo, las tasas de desempleo de los afrodescendientes son superiores a las de los no afrodescendientes en la mayoría de los países considerados. Y a modo de ejemplo, los ingresos de los hombres de raza negra que cuentan con educación terciaria representan apenas el 73% de los hombres no afrodescendientes.

A pesar de las persistentes desigualdades, desde mediados del siglo pasado se han venido emprendido acciones y se han asumido compromisos internacionales para intentar revertir la situación. Pero ha sido en los últimos 15 años, tras la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, celebrada en 2001, que la presión de movimientos sociales y diferentes organismos internacionales han logrado que los gobiernos de la región fortalezcan los mecanismos relacionados con las poblaciones afrodescendientes.

En los últimos años, algunos países han reformado su legislación para combatir el racismo y fomentar la igualdad. Algunas de estas políticas implican la reserva de cupos para personas afrodescendientes en universidades y puestos laborales. También, según el informe de la CEPAL, se han implementado políticas como la instauración de días oficiales de celebración de la afrodescendencia, y la enseñanza de historia y cultura africana. Y en algunos países se fomenta la participación de organizaciones afrodescendientes en las decisiones, “a través de la articulación, aunque incipiente, de los mecanismos gubernamentales”.

A pesar de los avances, las brechas entre los marcos legales y la vida cotidiana de las personas afrodescendientes siguen siendo profundas. Y de hecho, todavía hay países que carecen de cualquier normativa al respecto.

Fuente: http://www.elobservador.com.uy/la-poblacion-afrodescendiente-y-la-desigualdad-america-latina-n1084632

 

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Revista: Osal Nº 35 Medios alternativos y movimientos sociales en América Latina

Osal Nº 35
Medios alternativos y movimientos sociales en América Latina

Pablo Gentili. [Editor]
Massimo Modonesi. [Director]
Mina Navarro. Lucia Linsalata. Adolfo Gilly. Guiomar Rovira Sancho. Antonella Alvarez. Santiago Azzati. Julián Bokser. Julio César González. Carlos Francisco Baca-Feldman. Manuel Ortiz Escámez. Franck Gaudichaud. Diego Castro. Lucía Elizalde. Mariana Menéndez. María Noel Sosa. Raquel Sosa. Agustín Cueva. Samuel González Contreras. Joel Ortega Erreguerena. César Jerónimo Hernández Morales. [Autores de Artículo]
…………………………………………………………………………
Colección OSAL. Revista.
ISSN 1515-3282
CLACSO.
Buenos Aires.
Mayo de 2014

Sumario
• Editorial – Massimo Modonesi
• Crisis y reproducción social, claves para repensar lo común: Entrevista a Silvia Federici – Mina Lorena Navarro y Lucia Linsalata
• El tiempo del despojo: poder y territorio – Adolfo Gilly

Medios alternativos y movimientos sociales en América Latina
• Un espacio público sin aura: Redes digitales y política en la era de la reproductibilidad técnica – Guiomar Rovira Sancho
• Comunicación popular en Argentina. De la construcción de medios alternativos a la Ley de Medios – Antonella Alvarez, Santiago Azzati y Julián Bokser
• Trazando el camino hacia la Soberanía Audiovisual en América Latina. Cultura viva comunitaria – Julio César Gonzáles
• Pensando “otra comunicación”. Radio comunitaria en México, un abordaje desde la teoría crítica – Carlos Francisco Baca-Feldman
• Sociología audiovisual y activismo, vidas cruzadas – Manuel Ortiz Escámez

Experiencias latinoamericanas
• “Progresismo transformista”, neoliberalismo maduro y resistencias sociales emergentes: un análisis del nuevo gobierno Bachelet en Chile – Franck Gaudichaud
• Grietas en la hegemonía progresista uruguaya, entre consensos y resistencias – Diego Castro, Lucía Elizalde, Mariana Menéndez y María Noel Sosa

Aportes del pensamiento crítico latinoamericano
• Agustín Cueva ante el vacío del orden democrático en América Latina – Raquel Sosa
• La democracia latinoamericana: ¿forma vacía de todo contenido? – Agustín Cueva

Reseñas
• Guillermo Almeyra, una vida de militancia revolucionaria – Samuel González Contreras
• Conflicto social en el “neoliberalismo avanzado”. Análisis de clase de la revuelta estudiantil en Chile – Joel Ortega Erreguerena
• Ecología política del extractivismo en América Latina: casos de resistencia y justicia socioambiental – César Jerónimo Hernández Morales

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Fuente de la Reseña:

http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_por_programa_detalle.php?id_libro=875&campo=programa&texto=6

 
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