Colombia / 27 de enero de 2019 / Autor: Camila Londoño / Fuente: Elige Educar
Historias inspiradoras que destacan la trascendencia del rol que tienen los profesores en la vida de sus estudiantes.
El cine ha contado innumerables historias. Muchas de éstas son de profesores extraordinarios, de profesores comprometidos, de profesores que pese a enfrentar grandes desafíos, siguen adelante e idean la manera de cambiar la vida de sus estudiantes. Algunos de estos personajes nacen de la ficción… Otros, en cambio, están inspirados en la experiencia de un profesor de carne y hueso. Pero, ¿qué une a todos estos protagonistas? Su compromiso con la educación, con la sala de clase y con la vida niños y jóvenes que realmente los necesitan. Ver estas películas es reencantarse con la profesión y entender, una vez más, la relevancia de esta trascendental labor.
1. Ni uno menos
Esta película ocurren en un contexto rural. La protagonista, Wei Minzhi, se tiene que hacer cargo de una humilde escuela mientras que el profesor que usualmente imparte las clases, tiene que ausentarse un mes. Wei Minzhi sólo recibirá su salario si logra que sus estudiantes no abandonen la escuela. Uno de ellos se marcha a la ciudad en busca de mejores oportunidades y ella hace todo para que regrese.
Una película basada en la vida de Brad Cohen, un hombre que desde niño padece el Síndrome de Tourette. Cohen sueña con ser profesor y tiene que pasar duras pruebas antes de lograrlo. Después de que le cierran muchas puertas, se convierte en un extraordinario docente… uno de los mejores.
3. Cadena de favores
¿Qué harías para cambiar el mundo? Esta es la pregunta que el profesor de esta película le hace a sus estudiantes. Uno de ellos, Trevor, le explica que su proyecto consiste en hacer favores a diferentes personas de manera desinteresada. Esas personas también deberán hacer favores a otras para que la cadena de favores continúe y no se rompa.
4. El buen maestro
Cuenta la historia de François Foucault, un importante profesor de literatura que, por diversas razones, deja el colegio de élite en el que enseñaba para trabajar en un instituto a las afueras de París. Allí se encuentra con un grupo de alumnos que desprecian la educación que les ofrecen otros profesores.
5. Bendita Ignorancia
Esta película italiana aborda con humor algunos de los retos de la educación contemporánea. Ernesto y Filippo son dos docentes que exponen la enseñanza más tradicional frente a la integración de las nuevas tecnologías y las redes sociales para relacionarse con los alumnos. Tras una pelea que es grabada y que se convierte en un viral, ellos intercambian roles para saber quién tiene razón.
6. El profesor de violín
Esta película está inspirada en la vida de Laertes, un talentoso violinista que tras un golpe del destino debe comenzar a dar clases de música en una escuela pública de un barrio marginal. Su presencia cambiará su vida y la de sus estudiantes.
7. En la casa
Protagonizada por un profesor de literatura desencantado con su profesión y un estudiante de 16 años que muestra un don especial. El talento del joven es tan grande que inspira al docente a cambiar su actitud. Él le propone a su alumno escribir una novela donde diferenciar realidad y la ficción no será fácil.
8. El profe
El actor mexicano Mario Moreno, más conocido como ‘Cantinflas’, interpreta a Sócrates García, un profesor de escuela que vive en la gran ciudad hasta que los trasladan a un pueblo donde la educación no es prioritaria. Sócrates se gana el cariño de sus estudiantes y les enseña la importancia de disfrutar de una buena educación y de no dejarse pisotear por la gente poderosa.
9. El maestro
Alberto Manzi es un profesor que acaba de regresar de la II Guerra Mundial y empieza a buscar trabajo. La tarea no es fácil, pero finalmente encuentra uno en el reformatorio de la ciudad, dando clases a niños y jóvenes a los que nadie acepta. Con mucho esfuerzo y dedicación consigue que estos pequeños acaben confiando en él.
10. La profesora de Historia
Las clases de Anne Gueguen no son sencillas. Un día, esta profesora de historia desafía a su clase a participar en un concurso nacional sobre lo que hubiera significado haber sido adolescente en un campo de concentración nazi. Anne usa toda su energía y creatividad para captar la atención de sus alumnos y motivarlos. A medida que la fecha límite se acerca, los jóvenes comienzan a abrirse a los demás y a creer en sí mismos. El proyecto cambia sus vidas.
11. Adiós, Mr. Chips
Arthur Chiping es un profesor inglés que imparte clases en una prestigiosa escuela. En el transcurso de los años, Arthur conocerá a diferentes generaciones de jóvenes. La película gira entorno al drama y la emoción de la influencia que tiene este profesor en sus estudiantes.
Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 27 de enero de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.
00:00:00 – España: Complubot, el conservatorio de la robótica educativa
04:00:00 – El informe de la UNESCO pone de relieve la necesidad de eliminar los obstáculos con los que se enfrentan los migrantes y las personas desplazadas para acceder a la educación (+PDF)
En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.
El experto Néstor Cardozo responde en #PregunteSinMiedo a las dudas de nuestros lectores.
La Navidad es una de las épocas del año más queridas por grandes y chicos. Cenas especiales, regalos y el calor de la familia han hecho del mes de diciembre sinónimo de felicidad.
Sin embargo, si estudiamos lo que nos dice la historia sobre muchos de los símbolos que se usan en esta celebración y los contextos históricos en que se originaron, varias son las sorpresas que podemos descubrir.
Esta vez Néstor Cardozo, historiador de la Universidad Nacional de Colombia, le explicará algunos de los mitos y verdades que han rodeado a esta fecha con el paso del tiempo ¡Bienvenidos a #PregunteSinMiedo!
Pregunta 1: ¿De dónde sale el mito de Krampus, el monstruo que castiga a los niños en Navidad?
El mito del Krampus es una de las tradiciones más particulares asociadas a la época decembrina, ya que muestra aspectos oscuros asociados a la Navidad. Esta figura mítica terrorífica es muy poco conocida, ya que solo hace parte de la tradición navideña de países del centro y norte de Europa.
Su nombre se deriva de la palabra alemana ‘krampen’, que significa garra, y se cree que es el hijo de Hel en la mitología nórdica. La bestia legendaria también comparte los rasgos de otras criaturas demoníacas y terroríficas de la mitología griega, como lo sátiros o los faunos.
La leyenda forma parte de una tradición navideña secular en Alemania, donde las estas celebraciones comienzan a principios de diciembre. Krampus se concibió como contrapartida al amable San Nicolás que daba golosinas a los niños.
Este monstruo azotaba a los niños malos y se los llevaba a su guarida. Según el folclore, Krampus aparece la noche antes del 6 de diciembre, conocida como Krampusnacht o “noche de Krampus”.
¿Por qué asustar a los niños con un monstruo demoníaco y pagano? Quizá sea una forma de que los humanos entren en contacto con su lado animal. La Iglesia católica prohibió durante años la terrorífica presencia de Krampus en estas escandalosas celebraciones, y durante la Segunda Guerra Mundial, los fascistas veían a Krampus como algo vil, porque se consideraba una creación de los socialdemócratas.
Pero Krampus parece estar reapareciendo en algunos países, en parte gracias a la cultura pop, ya que la gente busca celebrar estas festividades de formas poco tradicionales.
Descubra lo que responden los expertos a esas dudas que siempre ha tenido.
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Pregunta 2: ¿Cómo fue que Hitler planeó acabar con la Navidad judeocristiana?
No es curioso que muchos regímenes totalitarios utilicen las diferentes festividades y tradiciones populares de sus pueblos para promover una propaganda específica en el que puedan generar identidad y legitimidad. El nazismo no fue la excepción, pues intentó resinificar muchas tradiciones y sus respectivas festividades de acuerdo con los fundamentos del nacional socialismo.
En el caso de la Navidad, para los dirigentes e ideólogos del nazismo era inconcebible que se siguiera celebrando el nacimiento de un personaje asociado al judaísmo y por ello se intentó reemplazar este acontecimiento por el del solsticio de invierno.
La idea era que todos los aspectos relacionados con la Navidad se vincularían con las tradiciones germánicas o nórdicas que con las tradiciones judeocristianas.
Bajo el nombre de ‘Julfest’, los nazis celebrarían el nacimiento del ‘niño solar’ el 25 de diciembre, con herencias romanas y del dios persa Mitra. Así, el niño Jesús se convertía en un adorable bebé de raza aria.
Si desde el solsticio de verano el sol iba a desapareciendo, para la época navideña volvía con su máxima fuerza, y esa asociación de poderío se vinculaba al gobierno nacionalsocialista. Al igual que Hitler llegó a tener obsesión con el fuego, el sol fue una solución factible para paganizar la Navidad.
La propaganda también tuvo una solución, por eso se creó al dios Odín, dios de la sabiduría y la muerte en la cultura nórdica. Para los nazis era este el verdadero origen de Santa Claus, aunque finalmente se había asociado a la Navidad en un expolio sin comparación a la cultura alemana.
De esta manera, Odín sería considerado el hombre del solsticio, aparecía en un corcel blanco lleno de regalos y más gordo de lo que se le recordaba. Con un parecido incontestable con Papá Noel, esta deidad sería la encargada de regalar juguetes que tenían a la guerra como principal ‘leit motiv’. Soldados de cruz gamada, tanques o bombarderos eran los regalos estrella en la Alemania de la época.
Pregunta 3: ¿Qué relación tiene San Francisco de Asis con el pesebre?
El pesebre o representación del nacimiento de Jesús es una tradición introducida al continente americano por los frailes, probablemente franciscanos, durante la colonización y evangelización en la época colonial, partir del siglo XV y XVI.
Los orígenes de esta costumbre de reproducir en imágenes el nacimiento de Jesús se remontan al siglo 13 por iniciativa de San Francisco de Asís. Se dice que, mientras predicaba por la campiña de Rieti (Italia), le sorprendió el crudo invierno al humilde predicador que vestía con harapos. Se refugió en la ermita de Greccio en la Navidad del año 1223.
Según la tradición, mientras oraba rodeado de aquella paz del bosque, y meditando la lectura del evangelista San Lucas, tuvo la inspiración de reproducir en vivo el misterio del nacimiento de Jesús en Belén. Construyó una casita de paja a modo de portal, puso un pesebre en su interior, trajo un buey y un asno de los campesinos del lugar e invitó a un pequeño grupo de ellos a reproducir la escena de la adoración de los pastores.
Con la llegada de los frailes a las Américas se reprodujeron las representaciones alegóricas del pesebre. En cada pueblo latinoamericano y en los territorios ocupados por España en los hoy Estados Unidos, fueron incorporadas variantes de la escena del nacimiento, acompañadas de villancicos alegóricos al pesebre, según la creatividad y los recursos de cada comunidad cristiana.
La iglesia católica promovió las representaciones bíblicas del nacimiento del niño Jesús dentro de los templos, hogares y lugares públicos, de modo que contribuyera a exaltar la devoción navideña.
Todos los jueves encuentre un nuevo #PregunteSinMiedo en EL TIEMPO.
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Pregunta 4: ¿De dónde viene la tradición de poner árboles de Navidad en las casas?
Varias son las leyendas relacionadas con el surgimiento del árbol y que hoy es visto como un ícono de la cristiandad. Una de las historias señala que el primero en ser armado fue decorado con sangre.
Según narra la mitología escandinava, en la Alemania precristiana se llevaban a cabo dos ritos: el primero al dios Odín, quien era el «padre de todos». En la ceremonia un grupo de guerreros se reunía alrededor del roble sagrado de ese dios y como forma de tributo, le ofrendaban las vidas de los prisioneros de guerra.
Y el segundo ritual era dedicado al dios Thor, hijo de Odín y considerado el más fuerte de todos los dioses nórdicos. En nombre de él se hacía una ceremonia con pencan de palma de doce hojas donde cada una representaba un mes. Al culminar el rito, se encendía la punta de cada una de ellas y se apilaban las palmas en forma de pirámide formando una hoguera en su honor.
Sin embargo, estas tradiciones fueron modificadas a partir del siglo VII, con la llegada a Alemania del monje conocido como San Bonifacio. Al ser consciente de los sacrificios humanos que practicaban los nativos en el roble dedicado a Odín, él decidió utilizar un pino para evangelizarlos.
Aprovechando su forma triangular, logró transmitirles el concepto de la santísima trinidad -Dios padre, hijo y espíritu santo- y consiguió que se convirtieran a la religión cristiana. Comenzaran a venerar a este abeto como el árbol de Dios supremo, tal y como antes veneraban al de Odín.
Por otro lado, también se señala que Martín Lutero fue quien inventó la ornamentación del árbol. Se cuenta que una noche,cuando regresaba a su casa, divisó que la luz de las estrellas centelleaba en las ramas de los árboles cubiertos de nieve.
Esto lo hizo recordar la estrella de Belén que guió a los pastores la noche en que nació Jesús e inspirado en esa imagen taló un árbol, lo llevó a su casa y lo decoró con velas, nueces y manzanas. De esa manera, trató de explicar así los dones que los hombres recibieron con el nacimiento de Jesucristo.
Años más tarde, la idea se difundió en algunas provincias de Alemania y para el siglo XVI, las personas comenzaron la costumbre de colocar un abeto en sus casas.
Tras ello, en vista de que los árboles necesitaban ser decorados, se comenzaron a inventar adornos y así nacieron los mercados de objetos navideños en algunos pueblos de Alemania.
Pregunta 5: ¿La navidad tiene un pasado pagano?
No se puede afirmar a plenitud que el origen de la Navidad sea totalmente pagano o cristiano, ya que en realidad esta herencia festiva es el resultado del sincretismo de ambas tradiciones culturales.
Ello se debe en parte a la disposición que tuvo la iglesia católica para organizar sus respectivas celebraciones según lo dispuesto entre las culturas judía y romana, las cuales eran en ultimas sus más notables referentes.
Es así que, por ejemplo, la semana santa se realiza guiada en la celebración de la pascua judía, mientras que la navidad corresponde más a la época en que se celebraba la Saturnalia romana o fiestas en honor al dios Saturno, que debido a la cristianización del imperio romano fue reemplazada por la fiesta del nacimiento de Jesús.
Los elementos que acompañan esta tradicional fiesta -como el árbol, los regalos y la figura de Santa Claus- recogen elementos de las tradiciones culturales precristianas como la nórdica y la céltica, que finalmente incorporan elementos cristianos que crean todo el conjunto de costumbres que han trascendido hasta la actualidad.
El hecho de que el cristianismo haya incorporado elementos de otras culturas se debe principalmente al papel de los monjes que buscarían distintas estrategias para facilitar la evangelización de nuevos territorios y la conversión de los distintos pueblos que los habitaban estas concesiones.
BIBLIOGRAFÍA
– Breve historia de la Navidad. Francisco Jose Gomez. 2013.
– La Alemania Nazi 1933 – 1945. Alvaro Lozano. 2011.
– Christmas un ritual & traditio: Christian And pagan. Clément Miles. 2017
El genocidio de unos 6 millones de judíos realizado por el régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial es uno de los episodios más sombríos de la historia.
Sin embargo, aún hay personas que lo niegan.
Por eso, el gobierno alemán, desde hace décadas, tiene como prioridad en sus políticas públicas garantizar que la verdad sobre la historia del nazismo no se pierda entre mentiras y rumores diseminados tanto entre adultos como niños.
En Alemania, el Holocausto no se ve como un hecho histórico común.
Y este enfoque se refleja, incluso, en la manera y la frecuencia con que el tema es tratado en el aula.
Cuando tenían 15 años, los alumnos berlineses Willy Hanewald y Franz Kloth tuvieron las primeras clases sobre el Holocausto.
Sus profesores de Historia presentaron el tema en el aula y posteriormente organizaron excursiones a sitios donde en la actualidad se recuerda qué fue lo que pasó.
Willy, que estudia en una escuela pública, fue con su clase al campo de concentración Sachsenhausen, ubicado en las afueras de Berlín.
La escuela privada donde Franz estudiaba organizó un viaje a Auschwitz, en Polonia.
«La excursión fue una experiencia mucho más marcada que el enfoque en el aula», dice Willy, de 17 años.
«Creo que es imposible comprender profundamente la dimensión del Holocaustosin haber estado nunca en un campo de concentración», agrega.
Franz, de 18 años, tuvo la misma impresión que Willy y destacó otra experiencia que lo marcó: una conferencia de un sobreviviente del Holocausto.
«Esas actividades son importantes porque sólo imágenes en blanco y negro no son suficientes para comprender completamente lo que sucedió», subraya.
Los dos jóvenes forman parte del Comité de Alumnos de Berlín que impulsa la implementación de la obligatoriedad de la visita a campos de concentración en el programa escolar con financiamiento del gobierno, que actualmente no sucede.
«Vivimos actualmente un período cultural muy frágil, necesitamos siempre recordar lo que sucedió y cómo sucedió para que nunca vuelva a pasar», dice Franz.
Equivocaciones y falta de información
«La enseñanza sobre el Holocausto recuerda a las personas de los peligros a los que ellas mismas son vulnerables si están expuestas a propaganda intolerante, prejuicios, injusticias, humillación y violencia potencial«, afirma Peter Carrier, coordinador de un proyecto de investigación de la UNESCO sobre el Holocausto en la Educación, promovido por el Instituto alemán Georg Eckert.
Y en las escuelas de Alemania, el enfoque pedagógico sobre este capítulo histórico busca promover una reflexión crítica sobre el pasado y la sociedad, además de tratar de evitar que esos crímenes vuelvan a ocurrir en el futuro.
Actualmente el Holocausto forma parte del programa de estudio en noveno o décimo grado, cuando los alumnos tienen cerca de 15 años.
«La temática del Holocausto y del Nazismo es una parte obligada en el programa de Historia en todos los Estados de Alemania», destaca Detlef Pech, profesor de pedagogía en la Universidad Humboldt de Berlín.
Y es que si bien la política educativa en Alemania corresponde a los gobiernos estatales, la Conferencia de Secretarios de Educación, órgano nacional que hace recomendaciones sobre la enseñanza, comenzó a sugerir en la década de 1960 un enfoque más profundo sobre el Holocausto en el aula.
Los profesores tienen libertad para desarrollar diversas actividades pedagógicas sobre el tema, entre las cuales están las visitas a los campos de concentración.
Sin embargo, esas actividades no son obligatorias y su realización depende exclusivamente de la voluntad y el empeño de los educadores.
Controversia y resistencia
El modelo pedagógico actual es el resultado de un debate público que floreció a finales de la década de 1970 en Alemania Occidental, con la exhibición de la serie estadounidense Holocausto, que retrata la historia del genocidio desde la perspectiva de una familia de judíos alemanes que contó con la participación de Meryl Streep y James Woods.
Además de contribuir al debate sobre el tema en el aula, la serie introdujo el término Holocausto en el país.
Hasta entonces, el episodio era tratado como persecución y muerte de judíos. Esta discusión pública también impulsó cambios en el enfoque pedagógico sobre el tema.
«Fue un proceso que comenzó a finales de la década de 1970 con la adopción de la perspectiva de las víctimas en los libros escolares, pero varió bastante entre los Estados y dependió mucho de los gobiernos que tenían en la época», afirma la historiadora Juliane Wetzel, del Centro para la Investigación Antisemita de la Universidad Tecnológica de Berlín.
Según Peter Carrier, hay dos maneras principales de contextualizar el tema en las escuelas: en el marco de sistemas políticos en un bloque clasificado como «Democracia y Dictadura», como ocurre en Berlín; o en el marco de regímenes políticos históricos llamado «Nacionalsocialismo», como en el Estado de Hessen.
Formación del profesor y desafíos
La transformación en la visión de la enseñanza sobre el Holocausto a lo largo de las últimas décadas reflejó también cambios en la formación de los profesores.
Actualmente, organizaciones de defensa de la memoria e instituciones de enseñanza ofrecen diversos cursos extracurriculares para educadores sobre el abordaje pedagógico del tema.
Sin embargo, a lo largo de este proceso de adopción de esta visión más crítica, no siempre este enfoque fluyó perfectamente.
Wetzel cuenta que en el pasado hubo casos de exageraciones cometidos por profesores, que acabaron enfrentando a alumnos con los horrores del Holocausto, lo que llevó a algunos jóvenes a no querer tocar el tema.
Además de estos percances, esa transformación pedagógica enfrentó, desde el principio, resistencias de conservadores de derecha, que argumentan contra la cultura de memoria alegando que el tema pertenece al pasado y debería ser colocado un punto final en la cuestión.
Actualmente, con el avance de populistas de derecha, que poseen representantes en 14 de las 16 asambleas estatales y también en el Parlamento alemán, ese enfoque fue puesto nuevamente en duda.
En junio, el líder del partido alternativo para Alemania (AfD), Alexander Gauland, minimizó el nazismo.
«Hitler y los nacionalsocialistas no fueron más que una caca de pájaro en mil años de una historia alemana de éxito», dijo.
Otro integrante, Björn Höcke, llegó a llamar al monumento a los judíos de Europa asesinados, situado en Berlín, el «monumento de la vergüenza».
Ante estos intentos de minimizar el pasado, para muchos educadores esa visión de enseñanza se hace más necesaria que nunca.
«El Holocausto es un punto central de la historia de Alemania, en una época en que el país trajo mucha desgracia al mundo. El significado central de este período no debe ser subestimado. Las amenazas de la democracia y lo que ocurre con el fin democrático también son aspectos importantes «, destaca Tobias Funk, director en la Conferencia de Secretarios de Educación.
Carrier, de la Unesco, resalta que la enseñanza sobre el Holocausto es importante para recordar a la gente de los peligros a los que son vulnerables.
La historiadora Wetzel destaca que el conocimiento sobre este pasado es fundamental para el entendimiento de debates y decisiones políticas actuales de Alemania.
La investigadora añade que la comprensión sobre el Holocausto, el nazismo y el asesinato de minorías practicadas en esta época puede ayudar a desarrollar empatía por temas actuales, como la crisis migratoria y los refugiados que vinieron al país.
Noticias falsas
El avance de la extrema derecha y la divulgación de noticias falsas representan, sin embargo, un desafío para los educadores.
«Los profesores necesitan aprender cómo ayudar a los jóvenes a no creer en todo lo que leen en los medios y cuestionar», afirma Carrier.
Para ello, diferentes organizaciones en defensa de la memoria ofrecen excelentes materiales didácticos, muchos disponibles en internet.
Para Wetzel, el enfoque pedagógico sobre el Holocausto es un proceso en constante transformación.
«A cada nueva generación, el enfoque y la transmisión de este tema a los jóvenes debe ser repensado, en la actualidad, es más histórica, pero no debe ser tratada como el Imperio Romano, por ejemplo, la responsabilidad alemana debe dejarse clara, sin embargo, sin sobrecargar los alumnos y sin declararlos culpables», evalúa la investigadora.
El tema forma parte del programa escolar cuando los estudiantes tienen alrededor de 15 años y el enfoque incluye visitas a campos de concentración. Grupos conservadores se han opuesto desde el principio, alegando es hora de poner punto final a la cuestión.
El genocidio de unos 6 millones de judíos realizado por el régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial es uno de los episodios más sombríos de la historia. Sin embargo, aún hay personas que lo niegan.
Por eso, el gobierno alemán, desde hace décadas, tiene como prioridad en sus políticas públicas garantizar que la verdad sobre la historia del nazismo no se pierda entre mentiras y rumores diseminados tanto entre adultos como niños.
En Alemania, el Holocausto no se ve como un hecho histórico común. Y este enfoque se refleja, incluso, en la manera y la frecuencia con que el tema es tratado en el aula.
Impacto
Cuando tenían 15 años, los alumnos berlineses Willy Hanewald y Franz Kloth tuvieron las primeras clases sobre el Holocausto. Sus profesores de Historia presentaron el tema en el aula y posteriormente organizaron excursiones a sitios donde en la actualidad se recuerda qué fue lo que pasó.
Willy, que estudia en una escuela pública, fue con su clase al campo de concentración Sachsenhausen, ubicado en las afueras de Berlín. La escuela privada donde Franz estudiaba organizó un viaje a Auschwitz, en Polonia. «La excursión fue una experiencia mucho más marcada que el enfoque en el aula», dice Willy, de 17 años. «Creo que es imposible comprender profundamente la dimensión del Holocausto sin haber estado nunca en un campo de concentración», agrega.
Franz, de 18 años, tuvo la misma impresión que Willy y destacó otra experiencia que lo marcó: una conferencia de un sobreviviente del Holocausto. «Esas actividades son importantes porque sólo imágenes en blanco y negro no son suficientes para comprender completamente lo que sucedió», subraya.
Los dos jóvenes forman parte del Comité de Alumnos de Berlín que impulsa la implementación de la obligatoriedad de la visita a campos de concentración en el programa escolar con financiamiento del gobierno, que actualmente no sucede. «Vivimos actualmente un período cultural muy frágil, necesitamos siempre recordar lo que sucedió y cómo sucedió para que nunca vuelva a pasar», dice Franz.
Equivocaciones y falta de información
«La enseñanza sobre el Holocausto recuerda a las personas de los peligros a los que ellas mismas son vulnerables si están expuestas a propaganda intolerante, prejuicios, injusticias, humillación y violencia potencial«, afirma Peter Carrier, coordinador de un proyecto de investigación de la UNESCO sobre el Holocausto en la Educación, promovido por el Instituto alemán Georg Eckert.
Y en las escuelas de Alemania, el enfoque pedagógico sobre este capítulo histórico busca promover una reflexión crítica sobre el pasado y la sociedad, además de tratar de evitar que esos crímenes vuelvan a ocurrir en el futuro.
Actualmente el Holocausto forma parte del programa de estudio en noveno o décimo grado, cuando los alumnos tienen cerca de 15 años.
«La temática del Holocausto y del Nazismo es una parte obligada en el programa de Historia en todos los Estados de Alemania», destaca Detlef Pech, profesor de pedagogía en la Universidad Humboldt de Berlín.
Y es que si bien la política educativa en Alemania corresponde a los gobiernos estatales, la Conferencia de Secretarios de Educación, órgano nacional que hace recomendaciones sobre la enseñanza, comenzó a sugerir en la década de 1960 un enfoque más profundo sobre el Holocausto en el aula.
Los profesores tienen libertad para desarrollar diversas actividades pedagógicas sobre el tema, entre las cuales están las visitas a los campos de concentración. Sin embargo, esas actividades no son obligatorias y su realización depende exclusivamente de la voluntad y el empeño de los educadores.
Controversia y resistencia
El modelo pedagógico actual es el resultado de un debate público que floreció a finales de la década de 1970 en Alemania Occidental, con la exhibición de la serie estadounidense Holocausto, que retrata la historia del genocidio desde la perspectiva de una familia de judíos alemanes que contó con la participación de Meryl Streep y James Woods. Además de contribuir al debate sobre el tema en el aula, la serie introdujo el término Holocausto en el país.
Hasta entonces, el episodio era tratado como persecución y muerte de judíos. Esta discusión pública también impulsó cambios en el enfoque pedagógico sobre el tema.
«Fue un proceso que comenzó a finales de la década de 1970 con la adopción de la perspectiva de las víctimas en los libros escolares, pero varió bastante entre los Estados y dependió mucho de los gobiernos que tenían en la época», afirma la historiadora Juliane Wetzel, del Centro para la Investigación Antisemita de la Universidad Tecnológica de Berlín.
Según Peter Carrier, hay dos maneras principales de contextualizar el tema en las escuelas: en el marco de sistemas políticos en un bloque clasificado como «Democracia y Dictadura», como ocurre en Berlín; o en el marco de regímenes políticos históricos llamado «Nacionalsocialismo», como en el Estado de Hessen.
La transformación en la visión de la enseñanza sobre el Holocausto a lo largo de las últimas décadas reflejó también cambios en la formación de los profesores. Actualmente, organizaciones de defensa de la memoria e instituciones de enseñanza ofrecen diversos cursos extracurriculares para educadores sobre el abordaje pedagógico del tema.
Sin embargo, a lo largo de este proceso de adopción de esta visión más crítica, no siempre este enfoque fluyó perfectamente. Wetzel cuenta que en el pasado hubo casos de exageraciones cometidos por profesores, que acabaron enfrentando a alumnos con los horrores del Holocausto, lo que llevó a algunos jóvenes a no querer tocar el tema.
Además de estos percances, esa transformación pedagógica enfrentó, desde el principio, resistencias de conservadores de derecha, que argumentan contra la cultura de memoria alegando que el tema pertenece al pasado y debería ser colocado un punto final en la cuestión.
Actualmente, con el avance de populistas de derecha, que poseen representantes en 14 de las 16 asambleas estatales y también en el Parlamento alemán, ese enfoque fue puesto nuevamente en duda. En junio, el líder del partido alternativo para Alemania (AfD), Alexander Gauland, minimizó el nazismo. «Hitler y los nacionalsocialistas no fueron más que una caca de pájaro en mil años de una historia alemana de éxito», dijo. Otro integrante, Björn Höcke, llegó a llamar al monumento a los judíos de Europa asesinados, situado en Berlín, el «monumento de la vergüenza».
Ante estos intentos de minimizar el pasado, para muchos educadores esa visión de enseñanza se hace más necesaria que nunca.
«El Holocausto es un punto central de la historia de Alemania, en una época en que el país trajo mucha desgracia al mundo. El significado central de este período no debe ser subestimado. Las amenazas de la democracia y lo que ocurre con el fin democrático también son aspectos importantes «, destaca Tobias Funk, director en la Conferencia de Secretarios de Educación.
Carrier, de la Unesco, resalta que la enseñanza sobre el Holocausto es importante para recordar a la gente de los peligros a los que son vulnerables. La historiadora Wetzel destaca que el conocimiento sobre este pasado es fundamental para el entendimiento de debates y decisiones políticas actuales de Alemania. La investigadora añade que la comprensión sobre el Holocausto, el nazismo y el asesinato de minorías practicadas en esta época puede ayudar a desarrollar empatía por temas actuales, como la crisis migratoria y los refugiados que vinieron al país.
Noticias falsas
El avance de la extrema derecha y la divulgación de noticias falsas representan, sin embargo, un desafío para los educadores. «Los profesores necesitan aprender cómo ayudar a los jóvenes a no creer en todo lo que leen en los medios y cuestionar», afirma Carrier. Para ello, diferentes organizaciones en defensa de la memoria ofrecen excelentes materiales didácticos, muchos disponibles en internet.
Para Wetzel, el enfoque pedagógico sobre el Holocausto es un proceso en constante transformación. «A cada nueva generación, el enfoque y la transmisión de este tema a los jóvenes debe ser repensado, en la actualidad, es más histórica, pero no debe ser tratada como el Imperio Romano, por ejemplo, la responsabilidad alemana debe dejarse clara, sin embargo, sin sobrecargar los alumnos y sin declararlos culpables», evalúa la investigadora.
Un maestro fue acusado de forzar a sus estudiantes a hacer el gesto del brazo extendido que hacían los jerarcas del Tercer Reich que respondían a Adolf Hitler. En el país, cualquier apología del nazismo o la negación del Holocausto puede ser penalizado con hasta cinco años de prisión.
Alumnos de un centro de formación profesional situado en Hannover, en el norte de Alemania, acusaron a su profesor de haberlos obligado a hacer el saludo nazi y de ofender en reiteradas ocasiones durante las clases a migrantes y a minorías, informó la prensa local.
«Nos tomamos estas acusaciones muy en serio. Hasta ahora carecemos de pruebas que puedan confirmar dichas quejas», señaló una portavoz del Ministerio de Educación de la región de Baja Sajonia.
Los hechos ocurrieron en un instituto donde se imparte formación profesional relacionada con el sector de la construcción. Por su parte, el docente en cuestión llevaría poco tiempo impartiendo clases y, de confirmarse la acusación, arriesgará una pena de cárcel efectiva.
Según explicó la vocera, el director del centro educativo se ha reunido el viernes con el acusado, así como con el director del departamento y los alumnos, citó la agencia de noticias alemana DPA. En caso de que se confirme que el instructor conminó a los jóvenes a emular el saludo con el brazo extendido de los jerarcas del Tercer Reich como Adolf Hitler, las autoridades educativas se verían forzadas a tomar medidas.
Hacer el saludo nazi está prohibido en en Alemania, un país en el que la apología del nazismo o la negación del Holocausto es un delito castigado con penas que pueden ir desde una multa hasta los cinco años de cárcel.
Fuente de la noticia: https://www.cronica.com.ar/mundo/Profesor-aleman-obligaba-a-alumnos-a-hacer-saludo-nazi-20171103-0016.html
La vida es efímera, los monumentos perduran. Heather Heyer murió el sábado en Charlottesville, Virginia, cuando un automóvil, supuestamente conducido por un neonazi, embistió contra una multitud que se estaba manifestando en contra de un acto de supremacistas blancos. Alrededor de 20 personas resultaron heridas. El supremacista blanco acusado del homicidio de Heyer, James Alex Fields Jr., de 20 años de edad, estaba en Charlottesville para participar en un acto denominado “Unite the Right” (Unir a la Derecha), junto con otros miles de supremacistas blancos, neonazis y miembros del Ku Klux Klan que se oponen al plan de la ciudad de retirar una estatua del General del ejército confederado Robert E. Lee. Cientos de activistas que condenan el racismo se congregaron para protestar contra el acto de la derecha y para “defender a Charlottesville”. Dos oficiales de la policía estatal de Virginia murieron al estrellarse su helicóptero de vigilancia.
La noche anterior al acto, los organizadores realizaron una marcha evocativa de los desfiles con antorchas de la Alemania nazi. Cientos de personas de raza blanca, en su mayoría jóvenes, coreaban “¡No nos reemplazarán! ¡Los judíos no nos reemplazarán!” y el eslogan nazi de la década de 1930: “¡Sangre y tierra!”: “Blood and Soil! Blood and Soil! Blood and Soil”.
El sábado, el Presidente Donald Trump causó indignación en todo el espectro político (salvo en los supremacistas blancos, que lo elogiaron) cuando culpó de la violencia en Charlottesville a “muchas partes”: “Condenamos en los términos más enérgicos este flagrante despliegue de odio, intolerancia y violencia de muchas partes; de muchas partes”. El lunes, bajo mucha presión, Trump leyó una declaración en la que denunció a los neonazis, la supremacía blanca y el Ku Klux Klan. Su declaración, leída de una pantalla, pareció forzada, al punto que un observador afirmó que parecía el video de un rehén. Un día más tarde, Trump se desdijo. En una acalorada conferencia de prensa sin restricciones ni libreto, Trump declaró que muchos manifestantes de “Unite the Right” eran “buenas personas” y sostuvo que quienes se manifestaron en contra de ellos también deberían ser culpabilizados de la violencia: “Creo que ambas partes son responsables, no me caben dudas al respecto y a ud. tampoco. Y si informaran la verdad, dirían esto”. Tras la pregunta de un periodista acerca del grupo “Unite the Right”, respondió: “Disculpen, había gente muy mala en ese grupo, pero también había muy buenas personas”.
Según el centro de estudios legales Southern Poverty Law Center, hay al menos 1.500 estatuas, placas y monumentos conmemorativos de la Confederación no solo en el sur de Estados Unidos, sino en todo el país. La decisión de retirar la estatua de Robert E. Lee de Charlottesville no fue espontánea, sino que tuvo lugar tras mucha movilización popular, como parte de un creciente movimiento nacional liderado por jóvenes valientes. Una de las acciones más destacadas contra la exhibición de imágenes racistas tuvo lugar el 27 de junio de 2015, en la mañana posterior a una misa en honor a los nueve afroestadounidenses asesinados por el supremacista blanco Dylann Roof en la iglesia Emanuel A.M.E., en Charleston, Carolina del Sur. Bree Newsome, una joven activista y artista afroestradounidense trepó el mástil del edificio del Gobierno estatal de Carolina del Sur y retiró la bandera confederada mientras gritaba: “Vienen a mí con odio, opresión y violencia; yo vengo en nombre de Dios. Esta bandera será retirada hoy”. Tras el ataque de los supremacistas blancos en Charlottesville, Bree Newsome dijo en el programa “DemocracyNow!”: “Esto forma parte de una larga historia y de un patrón terrorista de la supremacía blanca en este país. No solo se trata de actos de violencia que intentan provocar terror, sino que son actos políticos. Es terrorismo. Debería ser calificado como tal, debería ser abordado como tal”.
Dos días después de los incidentes violentos en Charlottesville, un grupo de personas reunidas en el tribunal del condado de Durham en Carolina del Norte retiraron el monumento a los soldados del ejército confederado. Takiyah Thompsonn, una de las activistas presentes allí, dijo en el programa “DemocracyNow!” antes de dirigirse al tribunal para afrontar dos acusaciones por el delito de incitación a la violencia y tres acusaciones de delitos menores, incluido el de desfigurar una estatua: “Todo lo que aliente a esas personas, todo lo que las haga sentirse orgullosas debe ser destruido, del mismo modo que quieren destruir a las personas negras y a los demás grupos a los que atacan. Debemos retirar todas las estatuas de soldados confederados y todo vestigio de la supremacía blanca”. Si bien Takiyah Thompson podría ser condenada a varios años de prisión, se mostró imperturbable: “No se puede mantener a las personas oprimidas por siempre. La gente se alzará, como está ocurriendo en todo el país”.
El lunes, el Concejo Municipal de la ciudad de Baltimore votó a favor de que se retiraran varias estatuas confederadas. El martes, en el silencio de la noche, varios funcionarios municipales retiraron, entre otras, las estatuas ecuestres de los generales Robert E. Lee y Stonewall Jackson. Dos de los tataranietos de Stonewall Jackson enviaron una carta al alcalde de Richmond, Virginia, Levar Stoney, y a la comisión de monumentos de la ciudad para instarlos a que retiraran la estatua ecuestre de su famoso antepasado. Los hermanos William y Warren Christian leyeron un fragmento de su carta en el programa “DemocracyNow!”. Esto leyó William Christian: “Somos originarios de Richmond y también somos tataranietos de Stonewall Jackson. Como dos de los familiares con vida más cercanos de Stonewall escribimos esta carta para solicitar que se retire su estatua y que se retiren todas las estatuas confederadas de la Avenida de los Monumentos. Son símbolos claros del racismo y la supremacía blanca, y hace tiempo que ya no deberían exhibirse en público. Creemos que retirar la estatua de Jackson y de otras figuras necesariamente hará que mantengamos conversaciones difíciles sobre la justicia racial y será el primer paso para que recapacitemos”.
Su hermano, Warren Christian, continuó: “La persistente desigualdad racial en el encarcelamiento, los logros educativos, la violencia policial, las prácticas de contratación, el acceso a la salud y, quizá lo más evidente, la riqueza, dejan en claro que estos monumentos no están por fuera de la historia. El racismo y la supremacía blanca, que sin duda continúan en el día de hoy, no son ni naturales ni inevitables, sino que fueron creados para justificar lo injustificable…”.
El 3 de agosto de 1857, unos años antes de que estallara la Guerra de Secesión y 160 años antes del violento asesinato de Heather Heyer, el legendario esclavo fugitivo y reconocido abolicionista Frederick Douglass pronunció un discurso en el que dijo: “El poder no concede nada sin que se le exija. Nunca lo hizo y nunca lo hará”. El creciente movimiento por la justicia racial está exigiendo y se está movilizando. Los supremacistas blancos tendrán cada día menos estatuas confederadas a las que aferrarse.
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