Benín: Ordenadores contra la violencia de género

África/Benin/07 Mayo 2020/elpais.com

En Benín se utiliza la informática como excusa para empoderar a las jóvenes y darles herramientas para luchar contra la discriminación y los abusos

“Son muchos los mitos y tradiciones que mantienen la desigualdad de género y el dominio del hombre sobre la mujer aquí en Benín, y muy especialmente en una zona rural como esta de Nikki”, comenta Abdel Kader Madougou, representante de la ONG OAN International en el país. «Entre estos mitos están algunos muy integrados en el día a día de nuestra población, tanto entre mujeres como entre hombres, y son utilizados por estos para subyugar a las primeras. Repiten que el varón es responsable del hogar y tiene todo el poder de decisión sobre su familia y sobre su esposa; que debe administrar la economía, incluidos los ingresos generados por la mujer… Ella, incluso cuando es víctima de violencia de género, tiene que saber que ese es su destino y no puede abandonar el hogar. También creen que la que rechaza la poligamia de su marido es una mala mujer».

“Son ideas preconcebidas, sustentadas en la tradición y apoyadas por la presión social en pleno siglo XXI, que mantienen a las mujeres sumisas y no favorecen su desarrollo o empoderamiento”, añade Karamatou Issa, de 17 años, una de las beneficiadas del proyecto de apoyo a la emancipación de las mujeres de la comuna de Nikki, en el norte del país, desarrollado e implementado por la organización española en unión con la beninesa JEDES Besen Sia y con financiación de la Fundación Salvador Soler.

La mayoría de las mujeres beninesas declaran ser o haber sido víctimas de violencia de género. No hay datos oficiales actualizados, pero en 2011 el Ministerio de Familia, Asuntos Sociales, Solidaridad Nacional, Discapacidad y Ancianos llevó a cabo una encuesta nacional que concluyó que el 69% de las mujeres había sido víctima de violencia de género al menos una vez en su vida. Más de la mitad de las encuestadas (51,5%) experimentó sufrimiento físico o psicológico al menos una vez en su vida. El 72% estuvo expuesta a violencia verbal, el 32,8% a amenazas de divorcio, insultos (22,6%), violencia sexual (28,5%), violación de niñas de dos a 14 años (1,4%), abducción (8,5%) y mutilación genital femenina (15%). Los resultados de este estudio promovieron la adopción por la Asamblea nacional de la Ley de prevención y represión de la violencia contra las mujeres de 2012.

Las participantes sostienen su certificado al final del curso.
Las participantes sostienen su certificado al final del curso. CHEMA CABALLERO

La falta de voluntad política para hacer efectiva esa norma y el peso que la tradición tiene, sobre todo, en las zonas rurales, hacen muy difícil terminar con esta lacra. En 2015, con la adhesión de Benín a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), surgieron algunas ONG con el propósito de hacer realidad el ODS 5: Lograr la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas. Sin embargo, muchas de estas organizaciones incluyen en la categoría de violencia de género tanto la que sufren las mujeres como los hombres, y no definen claramente sus objetivos.

El proyecto de emancipación que llevan a cabo las dos organizaciones que trabajan en Nikki parte de los cursos de informática para dotar a las mujeres de autonomía. “Queremos que entiendan la importancia que tiene hoy día la informática para cualquier trabajo o conocer el uso de Internet para hacer búsquedas y aprovechase de sus posibilidades. Y que puedan acceder a ese gran mundo sin ayuda de nadie”, explica el formador Abdou-Hadi Karim. Este aprendizaje es un valor añadido y un gancho para atraer a las beneficiarias y conducirlas hacia el corazón de esta iniciativa integral de empoderamiento: dotar a las jóvenes de las herramientas necesarias para luchar y denunciar la violencia de género. “Es importante que las mujeres estén informadas sobre cuales son sus derechos y que tengan la posibilidad de denunciar cualquier agresión. Que sepan qué pueden hacer si un hombre les molesta, si son víctimas de una violación o de un matrimonio infantil y cómo se pueden evitar este tipo de crímenes”, afirma Zoulkarnaïne Yinde, de JEDES Besen Sia.

El primer paso es ayudar a las participantes a reconocer e interpretar las distintas formas que adopta la violencia de género, para luego clarificar las dudas que puedan tener. Igualmente, se habla de cómo la división de roles entre el hombre y la mujer en la sociedad tradicional es una forma más de sumisión de la mujer, entre otras cuestiones.

Deconstruir la red

En esta formación es muy importante deconstruir toda la red que la tradición y la cultura popular han tejido en torno a las mujeres. Así, se les invita a reflexionar sobre las imágenes positivas y negativas creadas y presentadas por canciones populares, proverbios, refranes, cuentos e historias. Pero sin olvidar tampoco que esos estereotipos se mantienen en canciones actuales, películas o anuncios.

“Este tipo de formación es fundamental. Por ejemplo, en esta zona, muchas familias no ven la ventaja de escolarizar a sus hijas. También tenemos casos de profesores que violan a las chicas que les piden ayuda en sus estudios. Pero si ellas tienen la capacidad de luchar por sus derechos o rechazar esas proposiciones y denunciarlas, esto sería muy importante y empezarían a cambiar muchas cosas aquí”, explica Yinde.

El programa de emancipación de la mujer, se dirige a dos grupos de beneficiarias: aquellas que acuden al instituto de educación secundaria y las que aprenden un oficio como costura, cocina o artes similares o tienen un pequeño negocio. Tanto a unas como a otras se las instruye para que diseminen la formación recibida entre sus compañeras y sirvan también de puntos focales en donde otras chicas puedan buscar información, consejo y apoyo.

Para mejorar la independencia económica de las mujeres que realizan oficios o tienen negocios y crear una red de solidaridad entre ellas, el programa les ha facilitado la obtención de microcréditos. Para ello se ha negociado con una entidad financiera un tipo de interés más bajo que el habitual. Luego, se acompaña a las beneficiarias en el proceso de devolución de los créditos. Igualmente se les ofrece formación, tres veces al mes, sobre gestión económica y marketing, además de los temas de igualdad de género. A este grupo se le hace especial hincapié en las ventajas que el uso de Internet puede tener para conseguir ventas mayores o atraer nuevos clientes.

Obra de teatro durante la ceremonia de graduación.
Obra de teatro durante la ceremonia de graduación. CHEMA CABALLERO

“No tengo mucha esperanza de que la vida de estas mujeres cambie”, confiesa Débora Nadeni, una de las animadoras del programa. “Pero un proyecto como este tiene mucho sentido. Es difícil que estas mujeres cambien el tipo de relación que tienen con sus maridos y su rol en las tareas del hogar, pero sí pueden cambiar la educación que den a sus hijas e hijos, y tenemos que trabajar para que sus hijas tengan una vida diferente”.

Karamatou Issa afirma que la formación informática recibida le ayudará mucho en sus estudios futuros. Tienen planeado acudir a la Universidad de Parakou el próximo curso para comenzar filología hispánica. Ya habla un poco de español y le gusta practicarlo cuando tienen ocasión. Pero, sobre todo, está contenta porque ahora se siente fuerte, conoce mucho mejor sus derechos y sabe defenderse. «Ya no veo normal que por ser chica un hombre pueda acosarme en la calle o un profesor pueda pedirme favores sexuales. Ahora sé qué tengo que hacer en un caso como ese: denunciar».

Chakira Ali, de 15 años, afirma que con lo que ha aprendido podrá, como mínimo, trabajar como secretaria y así ser independiente, aunque su sueño es poder llega a la universidad y estudiar Medicina. A ella le ha entusiasmado conocer el manejo de las redes sociales. Algo que ha enseñado a otras amigas. Juntas han creado un chat en el que comparten dudas de sus estudios. Ahora intenta que los profesores también participen en él. «Así las chicas no tienen que buscarles después de clase para resolver dudas, una forma de evitar que puedan abusar de nosotras», comenta.

Karamatou, Chakira y sus compañeras se graduaron a finales de febrero en una ceremonia en la antes de recibir sus diplomas representaron un par de obras de teatro escritas por ellas mismas en las que exponían algunas de sus reflexiones tras recibir la formación. En la primera recogían el caso de una mujer que tiene su propio negocio y que se enfrenta a las críticas de otras mujeres por estudiar informática y ella les relata las ventajas de adaptarse a los nuevos tiempo y expandir sus negocios. “¿Y qué dirán nuestros maridos?”, pregunta una de las oponentes. “¿Por qué tienen que negarse ellos a nuestro progreso?”, responde ella. En la otra, una mujer contaba que ha sido despedida de su trabajo por rehusar acostarse con su jefe y el consejo que le dan sus amigas es denunciar.

Lentamente, la situación de la mujer cambia en Nikki, así lo constata Madougou que señala que las respuestas que han obtenido a lo largo de la formación «son muy sorprendentes». Y agrega: «Poco a poco, a medida que tomaban conciencia de sus derechos y de su situación, las chicas han comenzado a cuestionar las tradiciones que las oprimen como mujeres y que siempre se evocan para mantenerlas en un segundo plano en la sociedad».

Tras la graduación, comienza la formación un nuevo grupo de jóvenes en el que participan las antiguas alumnas como apoyo de las monitoras. Esta es una forma de que se integren más en el proyecto y poder llegar, así, a muchas más mujeres.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/04/28/planeta_futuro/1588063661_439609.html

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La insostenible levedad escolar con los ODS

Por: Carmelo Marcén 

Si la escuela permanece adormecida, resignada, ante el mundo exterior, no es escuela, sino un lugar por el que se pasa; de ahí su levedad.

El silencio veraniego desaparece de las aulas. Ahora las llenan personas con intereses diversos, portan con ellas tanto esperanzas como rutinas: unas antiguas mientras que otras quieren ser nuevas. El inicio de curso tiene algo, o bastante, de renovación, pero una buena parte de las novedades de septiembre, en forma de ilusionantes compromisos, no siempre se consolidan. Curso tras curso las lecciones van y vienen; en ocasiones para quedarse definitivamente. Unas las traen los libros mientras que otras surgen del interés de los implicados en el hecho educativo: profesorado y alumnado, administraciones y familias.

Las lecciones potencian capacidades cuando se produce una alianza entre el profesorado y el alumnado, tal que se encuentra utilidad a los aprendizajes, más todavía cuando estos se experimentan de alguna forma en la vida. El resto de lo enseñado, útil o no, se olvidará o se guardará en la memoria; una buena parte desaparecerá una vez se haya esfumado el estímulo, limitado muchas veces a complacer a quienes enseñan y así obtener una buena nota.

La escuela debe ser ya el escenario de lo deseable para la vida, donde se comparta experiencia y búsqueda, pero también el lugar en el que se cuestionen definitivamente bastantes abstracciones con poco recorrido, como no sea para justificar las materias curriculares. Si la escuela permanece adormecida, resignada, ante el mundo exterior, no es escuela, sino un lugar por el que se pasa; de ahí su levedad. Para vigorizarse debería recoger más y mejor la trama de la vida y dejarse de contenidos curriculares poco útiles. Pero no puede hacerlo por sí sola; necesita el comprometido impulso de las autoridades educativas, junto con el incentivo y el acompañamiento de la sociedad que la sostiene. Lo logrará cuando se haga visible su entidad entre la vorágine diaria del entramado político y social, tan alejado de los intereses de quienes aprenden y enseñan. También le iría bien asomarse a los medios de comunicación, tan despreocupados de la escuela de la vida, aunque incorporen noticias de actualidad. Ambos espacios, política y medios de comunicación, contribuyen a sostener la levedad social frente a la escuela comprometida.

La vida es global, se construye en interacción personal y colectiva con el mundo exterior. De esa relación surgen los temas de interés, que podrían ser los del trabajo escolar. Cuando en todo el mundo gente se revuelve ante la crisis global que padece el planeta, solo cabe que la educación emerja como escenario múltiple y diverso, tanto en la educación informal o no formal como en las escuelas. Por desgracia, la mayoría de estas permanecen calladas o levemente alerta, ocupadas en el estricto cumplimiento de los mandatos curriculares, muy vigilados por los departamentos de Educación respectivos, que ni siquiera atienden a las demandas de la imprescindible gestión ambiental que les formulan desde sus centros.

En esto, como en casi todo lo que tiene interés educativo y social, es mejor ver el vaso medio lleno. Si bien no faltan escuelas que vierten en el suyo sostenibilidad y compromisos, habrá que inundar más vasos y, además, evitar que las aguas se estanquen. Por eso, el recipiente, que en este caso se llama enseñanza y aprendizaje, deberá tener la boca ancha para permitir evaporaciones que impregnen el ambiente y acoger nuevos caudales, cargados de materias renovadoras.

Lo deseable para el futuro debe impulsar la vida cotidiana escolar; la escuela y la vida han de estar en sintonía. Hoy son más valiosas escuelas ecosociales, bien sea por convicción ante los desafíos del futuro o, si se quiere, por necesidad.

Resulta que los gobiernos de los estados han firmado los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y están empezando a construir sus Agendas 2030. Sin embargo, no hemos oído que consideren que el alumnado que transita por la enseñanza primaria y secundaria deba cambiar sus estilos de aprendizaje y preparar sus capacidades de cara a ese año 2030 en el que se hará el primer balance de los cambios consolidados; cuando serán actores principales de vida. ¡Asombroso!, pero cierto.

Si no se puede construir un Pacto educativo de verdad, habrá que intentar y conseguir, al menos, una coalición sobre un programa educacional, entre todos los actores políticos y educativos, que impulse permanentemente los ODS en la enseñanza obligatoria y postobligatoria, igualmente en la educación no formal e informal.

La sostenibilidad social y ecológica es una necesidad de hoy para mañana. No se puede leer lo que pasa en el mundo con los aprendizajes tradicionales; son necesarios nuevos escenarios de búsqueda de capacidades personales y colectivas. La necesaria rebelión educativa consiste en encontrar una utilidad manifiesta del hecho educativo a partir de la lectura crítica de lo que pasa en el mundo cercano o lejano, que invite al compromiso y a la participación, sin olvidar la rigurosa gestión ambiental de las instalaciones escolares. ¡Basta ya de complacencias marcadas en la aproximación a “lo verde”!, por más que estas estén sostenidas por un buen hacer profesional.

Todo esto es, más que nada, una invitación a cambiar el futuro; al menos a empezar a verlo de otra manera.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2019/09/13/la-insostenible-levedad-escolar-con-los-ods/

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