Las escuelas como objetivo de guerra

Por: Michela Ranieri.

En muchos lugares del mundo, las escuelas, lejos de ser un lugar seguro para los niños y las niñas, donde aprender y desarrollar su potencial, están siendo atacadas y utilizadas por las partes en conflicto para obtener ventajas militares.

Los próximos 27 a 29 de mayo, España acoge la Tercera Conferencia Internacional sobre Escuelas Seguras. Se trata de un momento crucial para avanzar en la protección de las escuelas en conflicto. Os contaré por qué.

Escuelas y universidades son utilizadas por los diferentes bandos como cuarteles, puestos de tiro, para almacenar munición y como centros de detención y de tortura, entre otros.

Se trata en muchas ocasiones de edificios sólidos, dotados de baños, cocina, agua corriente, canchas y patios de juego, por lo que son ideales para que los soldados puedan instalarse en ellos, montar allí su campamento y desde allí llevar a cabo sus operaciones.

Esto tiene obviamente un impacto para los niños y las niñas. No solo porque cuando sus escuelas están ocupadas por militares ya no pueden acceder a ellas y ven frustrado su derecho a la educación. También porque, aunque los militares ocupen solo parcialmente un centro educativo, sus estudiantes quedan expuestos a graves peligros, entre ellos el reclutamiento por parte de grupos y fuerzas armadas, o el riesgo, especialmente -pero no solo- para las niñas, de sufrir abuso y violencia sexual por parte de los soldados.

A esto se suma el hecho que, en el momento en que una escuela es utilizada por una de las partes en conflicto para fines militares, esa escuela pierde su carácter de bien civil, convirtiéndose en un objetivo militar legítimo. Esto significa que puede ser atacada, sin que ello suponga una vulneración del derecho internacional humanitario.

Y así, una vez más, los niños y las niñas salen perdiendo, al ver sus escuelas destrozadas y su derecho a la educación aniquilado.

Existen además otras formas de atacar a la educación, más allá de las bombas que destrozan las aulas. Por ataques a la educación entendemos cualquier amenaza o uso real de la fuerza contra no solo instalaciones educativas, sino también alumnos, profesores y personal de apoyo, además de material educativo: también un ataque a un autobús escolar en su ruta hacia el colegio es un ataque a la educación, o la quema de libros y otro material necesario para impartir clase.

Los ataques pueden tener además razones de lo más diferentes: pueden producirse con el objetivo de conseguir una ventaja militar, o por razones religiosas o ideológicas, como en el caso de los actos cometidos contra la educación en Nigeria por Boko Haram, por oponerse a la educación occidental.

Y así resulta que hay muchos más ataques a la educación de lo que podamos imaginar: según el informe “Education under Attack 2018” publicado por la Coalición Global para proteger de ataques a la Educación (GCPEA) en mayo del año pasado, entre 2013 y 2017 se registraron más de 12.700 ataques a la educación en todo el mundo.

Países como Afganistán, Siria, Yemen, Ucrania, Nigeria o la República Democrática del Congo fueron los más gravemente afectados, pero otros países, como Filipinas o Colombia, también sufrieron ataques violentos contra la educación.

21.000 niños y niñas y sus profesores resultaron asesinados o heridos a causa de estos ataques. Además, según el mismo informe, las escuelas y las universidades fueron utilizadas con fines militares en al menos 29 países.

Las escuelas deberían ser lugares seguros, donde los niños y las comunidades puedan trabajar juntos para un futuro mejor. En tiempo de conflicto armado, el hecho de poder acudir a una escuela segura, da a los niños y niñas una importante sensación de normalidad, de “rutina” en medio del caos de los combates, además de ofrecerles resguardo y protección.

A largo plazo, una educación equitativa y de calidad contribuye a romper el ciclo de la violencia y a construir sociedades prósperas y basadas en la convivencia pacífica.

Es con esto en mente que, en 2015, la GCPEA publicó las Directrices para prevenir el uso militar de las escuelas y universidades en conflicto. Se trata de unas orientaciones muy prácticas, dirigidas a fuerzas y otros grupos armados, para que conozcan en todo momento cómo actuar ante la posibilidad de utilizar una instalación educativa en el ámbito de las operaciones bélicas. Ofrecen alternativas a tomar en cuenta, y medidas para limitar, en la mayor manera posible, los daños a la educación.

Las Directrices forman parte de una serie de compromisos que los Estados asumen al asumir la Declaración sobre Escuelas Seguras, un instrumento político a través del cual los países muestran su voluntad de hacer todo lo posible para proteger a la educación en conflicto.

Entre ellos está la recogida de datos sobre ataques, la atención y reparación a las víctimas, el asegurar la continuidad de la educación en zonas de guerra y el diseñar programas educativos sensibles al conflicto. Pero también se incluye el celebrar encuentros periódicos para que los Estados compartan experiencias, lecciones aprendidas, avances y discutan los retos que todavía hay que abordar en la implementación de medidas concretas para proteger a las escuelas.

En este marco, España ha querido dar un paso al frente con la celebración de la próxima Conferencia sobre Escuelas Seguras en Palma de Mallorca.

La Conferencia ofrece una oportunidad para que más Estados se sumen a la Declaración sobre Escuelas Seguras: hasta la fecha 87 países la han firmado, lo que demuestra que se ha avanzado mucho (eran 37 en 2015) pero también que queda mucho trabajo por hacer. Países como Ucrania, Filipinas o Colombia todavía no han dado ese paso que supondría una mayor protección de sus estudiantes.

Es fundamental que toda la comunidad internacional se comprometa con la protección de la educación en conflicto y que se adopten medidas concretas y efectivas con este objetivo. Solo así podremos construir el futuro en paz que todos los niños y niñas merecen, desde Afganistán hasta Zimbabue.

Fuente de la reseña: http://blogs.lavanguardia.com/planeta-solidario/2019/05/24/las-escuelas-objetivo-guerra-25451/

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