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¿Quien maneja la educación?

Por: José Manuel Cabada

La OCDE se ha convertido en pocos años en el organismo decisorio de las políticas educativas nacionales, cuando organismos como la Unesco han quedado de lado.

La UNESCO se constituyó, después de la guerra, en 1945, con 30 países; España se adhirió en 1953. “Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben de erigirse los baluartes de la paz… y por ello se propone contribuir a la paz y seguridad mediante la educación, la ciencia y la cultura”. En su preámbulo, la finalidad de la educación es: hombres libres y responsables.

Poco después, en 1948 se dieron los primeros pasos para la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), y fue en 1961 cuando se constituyó la OCDE, y España se incorporó el 3 de agosto. “Con el objeto de lograr el crecimiento económico y empleo sostenible y elevar el nivel de vida en los países miembros, mientras se mantiene la estabilidad financiera, contribuyendo al mismo tiempo al desarrollo de la economía mundial”.

Está formada por 35 países, y 5 Key Partners, colabora con otros 50 países. Se mantiene por la aportación de los países miembros; en el año 2017, 374 millones de euros. España aporta el 3%, 11,22 millones una cantidad importante, el 9º de 35, algo que contrasta con su baja aportación a la educación del país, el 3,82 del PIB.

PISA, sin serlo, se ha convertido en la evaluación de los sistemas educativos y la OCDE en el organismo que valida y promueve las orientaciones para la mejora de la educación.

La LOMCE es un marco para el desarrollo de las políticas neoliberales, con argumentos planteados en la OCDE, pero llevados a lo más conveniente a sus extremos neoliberales.

En el primer borrador se podía leer: “La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y el nivel de prosperidad del país”. “El nivel educativo de un país determina su capacidad para competir con éxito en la arena internacional”. “A nivel individual, el nivel educativo determina las metas y expectativas de la trayectoria vital tanto a nivel profesional como personal”.

Como parecía muy fuerte este inicio en su preámbulo, en su redacción definitiva y aprobación, se introdujeron dos principios: “El aprendizaje en la escuela debe ir dirigido a formar personas autónomas, críticas con su pensamiento propio”; el otro principio es más novedoso, “el talento” que tienen todos los estudiantes y hay que encauzarlo para que sus aspiraciones se conviertan en rutas que faciliten la empleabilidad y estimulen el espíritu emprendedor.
Con estas ideas de distraimiento, ya se pueden incluir los párrafos del preámbulo inicial.

La LOMCE no fue un texto elaborado por profesionales o expertos en educación que redactaron una ley contra los principios básicos de la educación; fue una ley asesorada por importantes personajes del neoliberalismo. Defendida por Montserrat Gomendio, secretaria de Estado de Educación (2012-2015), que en el curso 2013-2014 aprobó la participación de España en PISA for Schols, con EEUU y Reino Unido, y que en 2015 fue designada directora Adjunta de la OCDE. Desde el Ministerio se dijo que “su nombramiento es un importante reconocimiento internacional a la reforma educativa” y se añade que “su designación se llevó a cabo en la OCDE tras un riguroso y exigente proceso selectivo en el que participaron prestigiosos candidatos internacionales”.

Monserrat Gomendio dijo sobre su nombramiento: “Es un enorme respaldo al esfuerzo del Gobierno y del Ministerio, en concreto, para llevar a cabo una serie de reformas fundamentales en la enseñanza”. Otros altos cargos de la OCDE se preguntan cómo llegó allí una profesional con un doctorado en la reproducción de los primates. Allí está, con su marido y padre de la LOMCE, como embajador de España ante la OCDE, con cese muy probable y cercano, y con algunos profesionales del ala neoliberal del PP.

Durante el mandato de Wert, visitó con frecuencia nuestro país Andreas Shleicher, director de Educación y Habilidades, asesor especial sobre políticas educativas del secretario general en la producción de análisis y asesoramiento sobre políticas de crecimiento económico y progreso social. Sus informes, PISA, PIAC, TALIS, INES, le dieron gran relevancia. Invitado por el MECD presentaba informes y dictaba recomendaciones. Wert seleccionaba las que le interesaba y obviaba las que no le convenían.

Hay informes que defienden que el mayor gasto en educación no mejora los resultados, con investigaciones sobre muestras y sobre estudios empírico, Hanushek (1989, 2003), pero otros como Kruegger (2003) con otras muestras pero con los mismos datos de los estudios empíricos de Hanushek, llegan a las conclusión de que son positivos.

Wert interpreta, para justificar la menor inversión en educación y los recortes que tener muchos niños por cada aula es mejor porque así se socializan más. La OCDE, en 2012, señala que el gasto en educación es menos importante que la forma en que se emplean dichos recursos.

Desde la Unión Europea se recomienda a España que en sus planes de ajuste que no se produzcan recortes en educación. En 2010, el presupuesto era de 53.099.000 millones; en 2016 de 47.578.00; en 2009, el 4,99 del PIB; en 2018, el 3,82 y en lo enviado a Bruselas, el 3,75 para el 2020 y 3,70 para el 2021. Además, se recorta en la educación pública y se aumenta en la concertada.La UNESCO recomienda a sus países miembros destinar a educación un mínimo del 4% del PIB.

El informe PISA es cuestionado por parte de la comunidad científica, pero el potencial económico necesario dificulta que otros informes puedan llevarse a cabo.

Algunos países se han dado de baja, y ante las críticas de su parcialidad y enfoque economicista, la falta de medición del capital social y de habilidades no cognitivas, la OCDE ha ido ampliando su campo de actuación.

En 2012, evaluó la “resolución creativa de problemas”, en la que participaron personas que trabajaban solas en la resolución de problemas en los que el método de solución no era obvio.

En 2015, pasó a medir “la resolución colaborativa de problemas”, en la que los individuos unen sus conocimientos y esfuerzos y trabajan juntos para resolverlos.

En 2018, está evaluando “la competencia global”, la capacidad de participar en sociedades interconectadas, complejas y diversas.

En 2021, se basará en la evaluación de 5 hábitos de los alumnos:

  • Inquisitivo (preguntar, cuestionar, explorar, investigar, desafiar suposiciones)
  • Persistente (persistir ante la dificultad, atreverse a ser diferente, tolerar la incertidumbre)
  • Imaginativo (jugar con las posibilidades, hacer conexiones, usar la intuición)
  • Colaborativo (compartir el proceso y el producto, dar y compartir retroalimentación, cooperar apropiadamente)
  • Disciplinado (desarrollando técnicas, reflexionando críticamente, elaborando y mejorando.

Esto hábitos, con sus 15 subcapacidades, evaluarán las capacidades creativas… y empresariales.

Los Presupuestos para Educación de este año, veremos a dónde van, no cumplen con las dos exigencias requeridas para el futuro del sistema educativo: continua aspiración de mejora de los resultados y transparencia; pero sí se incluye participar en PISA for Schools, introducida por Gomendio y por tanto con beneplácito y recompensa en su destino en la OCDE.

Hace unos días, la Asociación de Colegios Privados e Independientes, CICAE, presentó a bombo y platillo los resultados de 20 de sus 50 colegios , obtenidos en la aplicación de PRISA for Schools . Resultados por encima de los de PISA obtenidos por Singapur, Finlandia, Corea, Canadá… y por encima de la media de España y la OCDE.

También han participado, 5 centros públicos, que de momento no conocemos pero algunos en el territorio MEC, en Ceuta y Melilla (donde está el fracaso escolar y mayor abandono). El centro paga 3700€+IVA.

El presidente de CICAE recomienda que la prueba se pudiera aplicar en todos los centros públicos. Se dice que esta prueba no es para comparar centros (hasta ahí podría llegar el alto grado de ingenuidad) y que es para mejorar cada año (con la constante de los 3.700€+IVA).

Es cierto que uno de los problemas detectados por PISA es que hay más diferencias dentro del centro que con respecto a otros centros, y eso es grave. La solución está en la revisión y evaluación del centro para analizar las causas, y mediante una estrategia de análisis de datos que se culmine con procesos de planificación consciente de todos los profesores y equipos directivos, con el asesoramiento que se precise.

Con los datos, se planifica, se concretan las propuestas, se chequean los pasos, se actúa y se retroalimenta todo el proceso. La solución está en los centros educativos. Si allí se producen los problemas, solo ellos pueden encontrar las soluciones. Los centros educativos no pueden ser el último eslabón de la política educativa y de la administración educativa, sino el primero.

Centros con autonomía suficiente para responder a sus necesidades y defenderse de los planteamientos políticos y de presión de grupos que tienen otros intereses.

Decía Aristóteles en Política: “Puesto que toda la ciudad tiene un solo fin, es claro que también la educación tiene que ser la misma para todos los ciudadanos”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/06/27/quien-maneja-la-educacion/

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“Las escuelas públicas fueron abandonadas por el Estado”. Entrevista a Jason Beech

América del sur/Argentina/27 junio 2018/Autor: Pablo Esteban/Fuente: Página 12

El especialista Jason Beech analiza el sistema educativo argentino

Es doctor en Educación (Universidad de Londres) y docente-investigador de Sociología de la Educación. Aquí describe el desguace de las instituciones públicas, debate acerca de la formación docente y descarta el proyecto de la Legislatura porteña para crear la UniCABA.

Todos podríamos coincidir en que la educación es un tema fundamental al que debemos prestarle atención. Aunque nadie sabe muy bien cómo apagar el incendio; en el bazar de las incertidumbres, “los docentes que no están bien formados” y “los pibes que no prestan atención a nada” se llevan la peor parte. El Estado se oculta bajo la sombra de “un problema estructural” de raíces robustas, mientras importa fórmulas de organismos internacionales que fomentan recetas pedagógicas de aires renovados con profesores hipercreativos y receptivos al cambio. En medio de la niebla, algo queda claro: se pretende una escuela a la Finlandia aunque se pagan sueldos a la Argentina. Alumnos, maestros, sindicatos, gobernantes, entidades mundiales, todos –a su modo– condimentan un plato que sabe a poco. ¿Y el pueblo? ¿Le interesa la realidad del sistema educativo? El pueblo es ese colectivo tan sagrado como difuso, acostumbrado a reclamar pero desprovisto del don de la autocrítica.

Jason Beech es doctor en Educación (Universidad de Londres) y docente-investigador de Sociología de la Educación, Educación Comparada y Problemas Educativos Contemporáneos en la Universidad de San Andrés. En esta oportunidad, analiza las políticas educativas actuales, describe el desguace de las instituciones públicas, debate acerca de la formación docente y descarta el proyecto de la legislatura porteña para crear la UniCABA.

–Usted se especializa en sociología de la educación y educación comparada. En concreto, ¿qué le interesa?

–Me interesa el análisis sociológico de las políticas educativas, así como también los vínculos que se pueden trazar entre educación, estratificación social y desigualdad. Todo eso, examinado en un marco de globalización que marca el pulso de las relaciones entre los diferentes países.

–¿Cómo es la educación argentina en comparación a otros países?

–Si bien en el pasado los abordajes vinculados a la educación comparada buscaban describir y evaluar las características de dos sistemas educativos distintos (por ejemplo, entre el argentino y el brasileño), desde hace décadas, los enfoques incorporaron a otros actores de peso internacional cuyo rol es fundamental en la definición de líneas de acción en el área (Unesco, OCDE, Banco Mundial). En siglos precedentes, veíamos cómo Domingo Sarmiento o Pedro Varela (ex presidente de Uruguay) se tomaban barcos para observar cómo trabajaban los educadores en Prusia y Francia. Extraían lo que les gustaba y lo aplicaban en las escuelas de la región. Sin embargo, ese mecanismo tan personalizado y artesanal se transformó con el tiempo. La presencia de organismos internacionales –a partir de la 2° Guerra Mundial, ante la necesidad de resolver conflictos que excedían las fronteras nacionales– abre el juego a una dinámica muy distinta en el campo de las políticas educativas.

–¿Qué características tiene esa dinámica en la actualidad?

–A partir de aquel momento fueron los organismos internacionales los que marcaron y –aún marcan– las reglas del juego. A mediados de siglo XX, representantes de la Unesco analizaron la currícula y los contenidos de los manuales de cada país, en plan de suavizar las relaciones entre las diferentes naciones. Eran épocas en que se debía promover la paz y fomentar una mirada cosmopolita.

–¿Cuáles son los peligros de adoptar programas que se diseñan en otras latitudes?

–Lo que hacen estas agencias internacionales es tomar conceptos e ideas provenientes de la academia, las sobresimplifican y, luego, las venden como recetas a los decisores de las políticas en países como el nuestro. Más allá de que Unesco asuma rasgos más humanistas y el Banco Mundial más economicistas, las estrategias que adoptan son similares. De este modo, cuando se observan las políticas educativas en Latinoamérica puede advertirse de qué manera todos los países hicieron más o menos lo mismo. Luego, vemos cómo los conflictos comienzan cuando esas propuestas generales interactúan con los contextos locales.

–¿Algún ejemplo?

–En los noventa, el mandato era fomentar la autonomía curricular de los docentes. Sin embargo, en Argentina estaban acostumbrados a un plan pedagógico muy prescriptivo, un guion que funcionaba como una normativa que los maestros respetaban al detalle. Entonces, los docentes eran reticentes a la libertad que se les proponía, al tiempo que los sueldos que recibían (y el tiempo del que disponían) no eran suficientes como para estimularlos a preparar sus clases con mayores innovaciones. Como resultado, al no disponer de las guías, comenzaron a emplear los índices de las editoriales privadas.

–De modo que a pesar del mandato de autonomía curricular, los docentes reemplazaron las guías del Estado por las de las editoriales privadas. Cambiaron el patrón pero siguieron obedeciendo.

–Exacto. Y repito: esto no ocurre por una decisión del docente que no quiere mejorar sus clases, sino por condicionamientos de tipo estructural. Cuando lo que prescribe la política pública está tan distante del sitio en el que se va a implementar, se agranda más la brecha que habilita la emergencia de efectos inesperados.

–Por eso es tan importante la intervención estatal en las políticas educativas.

–Más allá de todas las fallas que pueda tener el sistema democrático, siempre voy a preferir que sean los gobernantes, a través del Estado, los que dicten las políticas educativas antes que un puñado de editoriales privadas. En la actualidad, vivimos momentos de incertidumbre muy grandes, no se sabe muy bien qué hay que hacer con la educación.

–Ya que no se sabe muy bien qué hacer con la educación, ¿dónde se debe poner el ojo? Lo más fácil es echarle la culpa a los docentes que no están formados o a los pibes que no prestan atención…

–En las últimas décadas, los sectores medio-bajos han huido de la escuela pública a la privada. No me refiero al quintil más desfavorecido de la escala social, sino a aquellos grupos que, ni bien consiguen una situación favorable, cambian a sus hijos de institución. De este proceso participan múltiples factores: por un lado, hay una noción cultural que señala que lo privado funciona mejor que lo estatal; y por otra parte, algo mucho más preocupante, que las escuelas públicas fueron abandonadas por el Estado. Para colmo, aunque la educación que los pibes reciben en la privada –en muchos casos– no es mejor a la estatal; a los padres les garantiza un escenario muy valioso: abren todos los días y siempre un adulto estará enfrente de sus hijos para darles clases.

–En este sentido, además de su rol educativo, las escuelas funcionan como guarderías.

–Sí, claro. En el último tiempo, también, los docentes debieron parar para discutir el aumento de sueldos y las clases comenzaron tarde. Asimismo, el estado de deterioro de los edificios es preocupante. No hace falta ser un experto en educación para advertir cuán desprotegidos están nuestros colegios públicos, a diferencia de los privados (religiosos) que reciben subsidios muy importantes. Esto no es un problema de falta de presupuesto sino de prioridades en la gestión, es decir, es la culpa de los ministros de educación del pasado y del presente; pero también de la sociedad: cuando a la gente se le pregunta qué es lo que más le preocupa, el sistema educativo no surge como una de las prioridades. La educación es parte del sistema social, de modo que es muy difícil que la exclusión, el aumento de la pobreza y la desigualdad no la perjudiquen.

–¿De qué manera se forma a los docentes? La brecha entre lo que se enseña en los institutos y la realidad de las aulas, a menudo, se vuelve importante.

–Los docentes fueron formados para actuar en contextos que han mutado de una manera abismal en los últimos veinte años y convierten a la educación en una actividad mucho más compleja. La autoridad de los maestros ha mermado y, en simultáneo, los programas de cursada son cada día más ambiciosos ya que se busca que los chicos aprendan educación sexual, vial y tantas cosas más. La escuela pareciera ser un elixir capaz de resolver cualquier problema, aunque nunca se le brindan recursos.

–Por último, he visto su presentación en la legislatura porteña y el rechazo al proyecto de creación de la UniCABA. ¿Por qué sería inviable?

–Por varios motivos. Si quisiera estudiar para ser docente y me mandan a la universidad, quizás preferiría estudiar derecho o arquitectura, así que es una falacia total que se generarían más vocaciones. En efecto, si la idea es jerarquizar la educación y profesionalizarla, la mejor estrategia sería comenzar por pagar bien a sus protagonistas. Estoy de acuerdo en que nuestra formación docente necesita un cambio, pero creer que existe la bala de plata y que el modelo de Singapur solucionará nuestros problemas es erróneo. Si vamos a copiar el modelo de Finlandia, que paguen los salarios que ganan los docentes finlandeses.

Imagen: https://i.ytimg.com/vi/4mMLhrFP5Dk/maxresdefault.jpg

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/118082-las-escuelas-publicas-fueron-abandonadas-por-el-estado

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La reforma educativa chilena

Chile / 24 de junio de 2018 / Autor: Beatriz Villarreal / Fuente: El Siglo

Fernando Reimers y Connie Chung investigadores de la Universidad de Harvard y  editores del libro “Enseñanza y Aprendizaje en el siglo XXI” publicado por el Fondo de Cultura Económica en México en el año 2016 incluyeron a Chile como uno de los cinco países seleccionados en la investigación sobre los cambios y procesos educativos a nivel mundial como un país de desarrollo alto y como ejemplo por las particularidades del proceso seguido y  por los resultados obtenidos.

En Chile la reforma educativa se inició en los años noventa del siglo pasado en un contexto histórico donde la empresa privada había estado siempre orientada al mercado, el sector privado tenía y tiene gran importancia. La educación siempre ha estado dividida en privada y pública, aunque la privada sigue siendo la mayoritaria. Con la democracia la educación fue una de las áreas más sacudidas por el movimiento estudiantil para fortalecer la educación pública y la ciudadanía y revertir su tendencia histórica. Lo descentralizado del sistema educativo de este país  se convirtió en un límite para la realización de las directrices del Ministerio de Educación y la preponderancia que continuo teniendo el sector privado educativo. En Chile este proceso de reforma estuvo influenciado por  (ECLAC) la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y por la UNESCO (Organización de Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura) con la introducción de la teoría de las competencias del siglo XXI.

La conceptualización de la reforma chilena se hizo basada en Informe titulado “Industrialización en América Latina”, donde además de tener acceso al conocimiento y a las habilidades requeridas para participar en la vida pública  así como coadyuvar al desarrollo de la productividad en la sociedad moderna, en educación se requería de formar para una ciudadanía capaz de reflexionar por sí misma, reflexionar sus demandas, integrarse como un cuerpo unitario, responder a un ambiente en perpetuo cambio y resolver problemas complejos. Este fue el corazón de la reforma educativa chilena.

Como segundo aspecto se incluyeron avances sobre la sociedad del conocimiento y la creciente relevancia de las tecnologías de la educación y la comunicación; y ante las demandas del sector privado le incorporan referencias bibliográficas sobre nuevas formas de administración de  negocios y sobre la reestructuración del Estado volcando la balanza hacia la economía, hacia el sector privado y la industria. Sus proponentes trataron de hacer un proyecto con una orientación de diseño para la vida, con una aproximación más práctica hacia la teoría del conocimiento. Su objetivo era educar a los estudiantes para producir conocimiento, no para reproducirlo exacta o mecánicamente. Utilizaron también como punto de referencia los trabajos de  Reich (1991) Murnane y Levy  (1996) de la Comisión Europea (1996) y la OCDE (Organización de cooperación y desarrollo económico) (1994), entre otros.

Lo nuevo consistió en tomar en cuenta la perspectiva de las competencias del siglo XXI en el currículo chileno (21CC). Se utiliza el concepto del aprendizaje definido como el desarrollo de habilidades y actitudes, no como transferencia de conocimiento. El cambio curricular hace énfasis en competencias cognitivas como por ejemplo capacidad para usar el conocimiento, para resolver problemas, para llegar a tener un uso adecuado de procedimientos, para obtener y organizar información relevante y tomar decisiones adecuadas. En  competencias interpersonales: adquirir métodos de trabajo, poder responder a situaciones cambiantes, y en competencias intrapersonales: desarrollar habilidades colaborativas y mostrar actitudes básicas de cooperación, tolerancia y respecto, de acuerdo con el sociólogo chileno J.J. Brunner, 1995.

Tomando en cuenta las teorías educativas de las competencias y el aprendizaje consideran que en el desarrollo de habilidades y actitudes, el conocimiento se define como información,  conceptualización y entendimiento. La información es puesta en relación o contextualizada para integrar marcos explicativos o interpretativos más grandes  y servir de base al discernimiento y al juicio. Superando así la centralidad del contenido y el aprendizaje de memoria y el academicismo. Permitiendo una capacidad analítica y un pensamiento crítico. El Ministerio de Educación proponía desarrollar capacidades de abstracción y generación de conocimientos, pensamiento sistemático y la experimentación como la que hace posible aprender a aprender. Comunicación, trabajo colaborativo, resolución de problemas, manejo de la incertidumbre y adaptación al cambio, todas vinculadas a las competencias del siglo XXI en el currículo chileno (21CC).

En cuanto a los cambios específicos también fueron hechos en la dirección que proponen los modelos de competencias del siglo XXI en lo referente al lenguaje y a la comunicación incorporaron a las ciencias sociales y crearon un subsector de aprendizaje de medio ambiente y sociedad, y un curso de educación tecnológica desde el primero hasta el décimo grado. La adquisición de una lengua extranjera (inglés) es obligatoria a partir del quinto grado. Estos cambios fueron centrales para aumentar la calidad educativa del país.

Como conclusiones se tiene que el currículo chileno tuvo buenos resultados esperados que hicieron mejorar la calidad educativa nacional con la incorporación de componentes relevantes de las 21CC sobre el aprendizaje. La limitación como se señaló al principio está en el desbalance que provoca el sector privado al seguir favoreciendo las habilidades cognitivas y debilitando a las intrapersonales e interpersonales. Esto no permite observar claramente cómo la introducción de las competencias del siglo XXI a las experiencias educativas cotidianas en los estudiantes ha sido exitosa. Sobre las competencias tecnológicas tampoco está claro que su uso sea positivo para impartir habilidades útiles o para favorecer la integración a una sociedad de la información. Y además los estudiantes no mejoraron sus competencias de ciudadanía pues la preocupación por reformar y priorizar la educación ciudadana fue muy escasa y tardía. Solo un pequeño porcentaje alcanza un alto desempeño en lectura, matemáticas y ciencias.

Los factores que explican la falta de efectividad de la reforma educativa para introducir las 21CC que no fueron efectivos en un cien por ciento pues los medios a través de los cuales se informó acerca de la reforma los maestros no dieron los resultaos esperados.  Esto puso a los maestros en aprietos a la hora de incorporar los nuevos conceptos a las actividades cotidianas de la enseñanza. El ambiente institucional y las ideas asociadas con las 21CC se volvieron irrelevantes para la política educativa ante el poco avance de los estudiantes. Se asumió de nuevo la tradicional prueba del examen como la forma de medición, evaluación y la rendición de cuentas para asegurar la calidad ante las presiones del sector privado. Por lo que las competencias del siglo XXI que en su mayoría  no eran evaluables se descuidaron inevitablemente.  Todo lo cual hace incierto el cambio educativo en Chile si pretenden realizar los procesos necesarios para hacer de la educación un proyecto nacional de desarrollo económico, educativo y sobre todo ciudadano como lo propone la teoría educativa de las competencias. La reforma educativa  debe ser reformulada y diseñado de acuerdo con los objetivos de las competencias educativas si quiere lograr las metas de la educación democrática y de calidad.

Fuente del Artículo:

La reforma educativa chilena

Fuente de la Imagen:

http://www.miningpress.com/nota/272581/aprobacion-de-emblematica-reforma-educacional-en-manos-de-senadores-dc

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Inversión educativa, paciencia y expectativas realistas

Uruguay / 24 de junio de 2018 / Autor: Gonzálo Zunino / Fuente: El Observador

Los resultados del sistema educativo uruguayo son similares al desempeño promedio a nivel internacional
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México: Los alumnos que aspiran a ser maestros… con malas notas

Autor: Redacción Huffingtonpos

Solo el 4.1% de los estudiantes en México quiere ser maestro algún día, de acuerdo con un análisis de la OCDE.

No muchos jóvenes quieren ser maestros en México, y de los que sí aspiran a serlo, la mitad tienen un bajo puntaje en habilidades matemáticas y de lectura.

De acuerdo con el estudio Políticas Efectivas para Docentes: Visión desde PISA, publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), solo el 4.1% de los estudiantes en México quiere ser maestro algún día, mientras que el 73.1% quiere ser profesionista en otras carreras, reportó el diario Reforma (solo suscriptores).

De los estudiantes que respondieron en la Prueba PISA que quieren ser maestros cuando tengan 15 años, la mitad salió con bajo puntaje en el estudio en habilidades matemáticas y de lectura, mientras que el 5.6% es hijo de padres que tienen menos estudios que la preparatoria.

De acuerdo con la prueba PISA 2015, que mide las habilidades y conocimientos de los estudiantes de 15 años en 72 países, México se encuentra por debajo del promedio de los países de la OCDE en Matemáticas, Lectura y Ciencias.

En Ciencias, los estudiantes en México obtuvieron en promedio 416 puntos, un resultado similar a Colombia, Costa Rica, Georgia, Montenegro, Qatar y Tailandia. El promedio de la OCDE de la prueba PISAS 2015 fue de 493 puntos.

En Matemática, los estudiantes mexicanos tuvieron los peores resultados, con un promedio 408 puntos, mientras que el promedio de los países de la OCDE fue de 490 puntos. Nuestro país tuvo un desempeño similar al de Albania y Georgia.

Profesores cualificados

«La falta de profesores cualificados es una importante barrera a la hora de superar las situaciones de desventaja y mejorar el aprendizaje», explica la Organización para el Desarrollo.

Aunque la OCDE advierte que la falta de profesores cualificados es una importante barrera a la hora de superar las situaciones de desventaja y mejorar el aprendizaje, México está lejos de esto, y no solo es una cuestión de recursos.

De acuerdo con un análisis del coordinador de México Evalúa, Marco A. Fernández, la capacitación de profesores en 2017 ejerció el presupuesto más bajo en el sexenio. Aunque fueron aprobados mil 654 millones de pesos a través del Programa para el Desarrollo Profesional Docente, el Estado mexicano sólo gastó 949 millones de pesos, es decir, tuvo un subejercicio de 42%, reportó Animal Político.

Fuente: https://www.huffingtonpost.com.mx/2018/06/11/los-alumnos-que-aspiran-a-ser-maestros-con-malas-notas_a_23456164/

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Los Países Bajos, lideres en la satisfacción juvenil en el ámbito educativo

Europa/Países Bajos/21 Junio 2018/Fuente: Cuatro

La doctora Simone de Roos, investigadora del Instituto Holandés para la Investigación Social (SCP), explica las causas para ahondar en la satisfacción juvenil desde una perspectiva optimista. La muestra analizada se fundamenta con 7.000 adolescentes.

Los Países Bajos encabezan los países de la OCDE con una alta satisfacción de vida entre sus jóvenes. La felicidad de los niños holandeses destaca frente a la de otros países. A pesar de la mala reputación del país por fumar cannabis o su clima lluvioso, los menores en edad escolar aseguran estar en su día a día con una sonrisa.
El ambiente en el que se crían es vinculante, pues «generalmente tienen interacciones positivas en todos sus entornos sociales», dice de Roos. En todos los ámbitos de su vida – en su casa, con sus amigos y en la escuela –  reciben mucho apoyo. Les resulta fácil hablar con sus padres. Además, en los centros educativos existe un clima igualitario, que refuerza los sentimientos de los alumnos.
Sus hábitos alimenticios y las relaciones sociales que crean son otras de las claves de su éxito. Los Países Bajos también se encontraban entre los cinco primeros para desayunar los días de semana, tener compañeros amables y serviciales, y tienen menor probabilidad de experimentar intimidación o sentir la presión del trabajo escolar.
El último informe de HBSC, que comparó niños de 11, 13 y 15 años, calificó con una puntuación de ‘bien’ su felicidad; dato que se convierte en un ‘notable alto’ en un estudio realizado por la Oficina Holandesa de Estadísticas en 2016.
Buenos resultados de aprendizaje
La investigación se centra en el ámbito escolar, obteniendo unos resultados “muy satisfechos”. Es por eso que algunos docentes holandeses han querido explicar el significado de sus valores. Los educadores que dan lecciones positivas contribuyen a disminuir nuevas presiones sobre el logro educativo.
«Si mira a través de Europa, los holandeses y los daneses son los más indulgentes y se centran más en desarrollar la autonomía que en dar prioridad a la obediencia, y eso se ajusta a la sociedad», declara un profesor para The Guardian. «Los niños son más libres de hacer lo que quieren, y al hacer lo que quieren, desarrollan una idea de lo que realmente les gusta y las habilidades sociales. Un niño feliz a veces no es un niño muy bueno».
También algunos de los alumnos exponen su testimonio: «Si la gente trata de intimidarme, simplemente lo ignoro. Tengo mis propios amigos con quienes me relaciono. No tengo una ‘imagen’ social o pienso que a todos les tengo que gustar, no es realista».
«Si estoy estresado por la escuela, la mayoría de mis amigos es bueno en ese tema, así que los llamaré y me ayudarán. Me tranquiliza», describe Saffron Jones, de 16 años. Por su parte, Tjalling es tajante: la razón por la cual los niños son felices es su organización en la escuela o en la sanidad.
Fuente: https://www.cuatro.com/noticias/educacion/felicidad-jovenes-holandeses-escuela-apoyo-libres-amigos_0_2580900165.html
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El desembarco de PISA en las escuelas

Por: Saray Marqués

En 2013-2014, con Wert al frente del Ministerio, España fue pionera presentándose a ‘PISA for schools’ junto con el Reino Unido y EEUU. Analizamos con la ayuda de diferentes expertos la utilidad (o no) de esta prueba de la OCDE.

La semana pasada la Asociación de Colegios Privados e Independientes (CICAE) presentaba ante la prensa sus resultados en PISA para centros educativos o PISA for schools, (PfS) una prueba a la que se presentaron 20 de sus 50 colegios. Los titulares emulaban la terminología que ha popularizado la OCDE: “Los colegios de CICAE, por encima de Singapur, Japón o Canadá” o “Incluso teniendo en cuenta las correcciones del Índice Socioeconómico y Cultural (ISEC), los colegios de CICAE se sitúan por delante de la media de España y de la OCDE”.

PfS, la hermana pequeña de PISA, nace en el curso 2013-2014, y desde la primera edición España, entonces con José Ignacio Wert al frente del Ministerio de Educación, decide presentarse, junto con el Reino Unido y EEUU -en la actualidad hay otros ocho países más-.

Quienes reciben de los resultados de esta prueba no son los responsables de las políticas educativas, sino las direcciones de los centros, las personas al frente de cadenas de centros privados o congregaciones religiosas, el profesorado, los padres, los alumnos y los encargados de las administraciones educativas regionales y locales. La prueba es anual, pero los centros, que han de pagar por ella -en España, a cargo de 2E Estudios, Evaluaciones e Investigación, cuesta unos 3.700 euros + IVA (21%)- pueden decidir si presentarse todos los años o hacerlo cada cierto tiempo. 225 centros se han presentado de momento en nuestro país, tanto públicos -el Ministerio ha presentado a sus centros de territorio MECD, Ceuta y Melilla, por ejemplo- como privados y concertados. En la última edición han sido 45. De ellos, 40 privados y concertados y cinco públicos.

“PfS surge por la propia demanda de las escuelas, para las que la comparación entre países se quedaba corta, 10 años después del primer PISA. Y la OCDE crea otro instrumento, pero con un marco teórico idéntico al de PISA, para medir en el nivel escuela”, relata Chi Sum Tse, del departamento de PfS en la OCDE. “Su fin en este caso es la mejora, no la comparación, pues los datos de cada escuela pertenecen a cada escuela y lo realmente útil es poder comparar una escuela año a año”, añade.

Desde la OCDE ofrecen la prueba, que da lugar a un informe -en el que, en el caso de un grupo de escuelas, cada una puede ver su posición en relación con el resto de escuelas, que figuran con una clave- como un primer paso, y se invita a los participantes a encuentros para compartir buenas prácticas y a plataformas online en abierto con el fin de que “las escuelas de los diferentes países aprendan unas de otras”.

“Es más que una evaluación, es un acompañamiento para la mejora”, señala Chi Sum Tse, que describe cómo la labor de 2E Estudios, Evaluaciones e Investigación, además de administrar la prueba, es entregar el informe y explicar qué significan los datos. ¿Es lícito que se empleen estos datos con fines de marketing? “En términos legales, en España la escuela tiene libertad de hacerlo, pero es muy importante que la escuela o la cadena de escuelas publiquen el informe en su integridad [algo que CICAE ha hecho], que sean transparentes”, aclara.

El sesgo

¿Es útil PfS? Los expertos en evaluación se mueven entre el entusiasmo y el escepticismo. Así, Daniel Santín, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, muestra una pega inicial: el sesgo que supone que sea una prueba voluntaria y de pago -de hecho, la OCDE está trabajando para digitalizarla y así poder llegar a más colegios, con una versión low cost-: “Creo que si un centro decide participar es porque está muy motivado para mejorar y convencido, además, de que va a obtener un buen resultado, comparable con la media de su comunidad, de su país, de la UE… El ranking no le interesa a nadie cuando tiene la posibilidad de quedar el último”, advierte Santín, partidario de que, si se recurre a ella, se haga con el fin de que la escuela, de compararse, lo haga consigo misma a lo largo del tiempo.

Los analistas ven legítimo que cadenas como CICAE participen en la prueba para comprobar si realmente el rendimiento que obtienen sus centros es el que deberían lograr, si la fama es merecida porque lo están haciendo bien desde el punto de vista educativo o si viene dada porque son colegios de alto standing, que escolarizan a la clase alta. Si son eficaces, en definitiva.

“PfS da a conocer a cada centro educativo su nivel socioeconómico y cultural mediante el ISEC: el contexto habitual en el que se desenvuelve la vida de sus alumnos, proporcionando a cada centro los datos obtenidos teniendo en cuenta este efecto sobre los resultados y la posibilidad de comparar los datos antes y después de descontar dicho efecto. El resultado obtenido por encima de lo que cabría esperar según el ISEC del centro es el valor añadido que aporta el centro en la instrucción y formación de sus alumnos”, ilustra Carmen Tovar, directora del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE).

La mirada micro

“Yo veo ambas pruebas como complementarias”, considera Jorge Calero, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona. “PISA va dirigido a los responsables de las políticas educativas y a los investigadores. PfS aporta información de utilidad para el centro. Reducir PISA a un ranking de países resulta empobrecedor, pues esta nos ha permitido avanzar en el conocimiento de los sistemas, hoy sabemos algunos factores determinantes para que los chicos lo hagan bien o mal, la influencia del nivel sociocultural y económico de las familias, el origen migratorio, por ejemplo… Aunque queda lo que en estadística se denomina residuo, una parte de diferencias de resultados entre centros, entre países y entre alumnos sin explicar. Esta parte se puede abordar mucho mejor con PfS, que nos ofrece una mirada micro acerca de cómo se organizan los recursos y los equipos, y cómo puede ser que un centro con alumnos muy similares en un entorno muy similar, con los factores que conocemos como determinantes muy similares, funcione mejor o peor”.

Carmen Tovar explica cómo no son extrañas las sorpresas en PfS, los centros educativos que atienden a alumnado desfavorecido y obtienen un buen resultado y el caso contrario: “Aunque el nivel socioeconómico es un predictor importante del rendimiento, por suerte no es el único. Un ambiente escolar estable con alumnos motivados, implicados y seguros contribuye a obtener mejores resultados de aprendizaje. Además, los estudiantes tienden a tener mejor rendimiento cuando las clases tienen un adecuado clima de disciplina, cuando las relaciones entre alumnos y profesores son afables y cuando estos últimos proporcionan apoyo a los alumnos. Asimismo, los resultados señalan la importancia de la motivación de los alumnos entendida como el sentido e importancia que conceden a las materias que estudian y la influencia que tienen en sus propias vidas, así como la importancia de la confianza en la propia eficacia. Si se trabajan estos factores tanto desde el centro escolar como desde la familia se puede conseguir que haya un mayor porcentaje de alumnos resilientes, es decir, alumnos que obtienen buenos resultados académicos a pesar de proceder de entornos desfavorecidos”.

En los mapas elaborados por algunas compañías religiosas con redes de colegios en España son habituales esos centros milagro, centros como el SAFA de Alcalá la Real (Jaén), de la Compañía de Jesús. Aunque no lo haya publicitado, registra una gran ganancia, muestra una gran eficiencia según los parámetros de PfS.

Para quienes defienden PfS incluso por delante de PISA en función de esta información valiosa que devuelve, las diferencias entre centros (e intercentros) son las realmente relevantes. En términos de equidad, España no queda precisamente mal parada. Es mayor la diferencia intracentros que intercentros, pero el sistema se muestra relativamente homogéneo. Países como Alemania u Holanda cuentan con diferencias mucho mayores entre sus escuelas, y España se alinea con Finlandia, Noruega o Suecia en lo que a distancia entre centros se refiere. “En todos los países de la OCDE la brecha entre centros educativos es superior a la brecha entre países. Según PISA 2015 la variación en las puntuaciones obtenidas por los alumnos se debe, entre otros factores, en un 10% a las diferencias entre países y en un 28% a las diferencias entre centros educativos. Esto en todos los países de la OCDE, y PfS ha puesto de manifiesto que existe una gran diversidad en los resultados de los centros de España, tanto académicos como de entorno de aprendizaje escolar”, prosigue Tovar.

¿Y, entonces, PISA?

Centros por encima de la media de Finlandia y otros por debajo de la media de México conviven en España. Y es ahí donde debería ponerse el foco, según quienes apuestan por PfS frente a PISA, ya que el ranking internacional resultante cada tres años no suele ofrecer sorpresas y dado que desde 2000 el gran descubrimiento de PISA es que la variable socioeconómica y cultural de la familia y el entorno es fundamental y tiene un efecto multiplicador.

“PISA se mantiene porque la OCDE vive de las cuotas de las naciones que participan, por eso convence a los Gobiernos de que es útil para ellos, y por eso sigue empeñada en comparar países, para mantener la financiación del proyecto, mientras PfS avanza de forma paralela pero muy despacio, porque no la pagan los Gobiernos”, inciden estas mismas voces, las más entusiastas de esta prueba, y que consideran que, desde 2000, las distintas ediciones de PISA podrían resolverse con el mismo título: “España, donde se le espera en función de lo que invierte en educación”. Y de subtítulo: “Con menos del 4% del PIB, el que corresponde a los países que menos dedican a esta partida, y tras 20 años en esta misma línea, no se prevé que los resultados vayan a mejorar en el futuro”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/05/29/el-desembarco-de-pisa-en-las-escuelas/

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