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Cada 10.000 uruguayos, 4,5 alcanzan nivel de doctorado, cifra “muy inferior” a los países de la OCDE

América del Sur/Uruguay/Terciaria

Presentarán los resultados del primer censo de personas con doctorado en Uruguay.

El Programa de Población de la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la Universidad de la República (Udelar) presentó los resultados preliminares del Primer Censo de Doctores uruguayos o inmigrantes a Uruguay (PCDUY). El 15 y 16 de noviembre se hará un seminario para desarrollar las conclusiones a las que llegaron y el proceso de investigación, pero Adela Pellegrino, una de las coordinadoras del equipo de investigación, adelantó a la diaria que el objetivo de centrarse en los profesionales con doctorado fue profundizar los estudios sobre la migración calificada.

En la investigación detectaron a 2.415 personas con título de doctor. “Si se considera exclusivamente a las personas identificadas residentes en Uruguay y se las compara con las proyecciones de población, se observa que, en 2017, el 0,1% de la población de 30 años y más y el 1% de quienes finalizaron estudios terciarios contaba con estudios de doctorado terminado”, señala un documento preliminar al que accedió la diaria.

Esos valores equivalen a 4,5 doctores cada 10.000 habitantes y dejan a Uruguay ligeramente mejor posicionado que los países de la región, ya que la relación en Argentina es de dos doctores cada 10.000 ciudadanos, según los últimos datos que se tienen de ese país, que son de 2005. En los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los datos son de 2010, y la cifra se coloca en 70 doctores en Alemania, 36 en Francia, 18 en España y diez en Turquía, por ejemplo. Pellegrino aclaró que buscaron “comparar con los datos de la OCDE porque no había medidas previas. 0,1% no es nada de por sí, pero al compararnos con países desarrollados nos damos cuenta de que falta mucho”.

Entre los resultados se señala que “92% de las personas censadas nació en Uruguay, al tiempo que el 66,8% realizó sus estudios fuera del país. La información recogida indica que, si bien la mayor parte de las personas regresó al país, el 28% de quienes respondieron que realizaron su doctorado fuera del país reside actualmente en el extranjero. La situación inversa es menos frecuente: sólo 2% de quienes estudiaron en el país reside actualmente fuera de Uruguay”.

En cuanto a las áreas en que las personas se doctoraron, encontraron que 33% lo hizo en las ciencias naturales y exactas, 19,6% en ciencias sociales, 8,9% en ciencias agrícolas y 7,7% en las humanidades. Sobre la población, señalan que “no se encontraron desbalances por sexo significativos (48% correspondió a mujeres)” y “a nivel de áreas de conocimiento se mostraron disparidades similares a las que pueden observarse en las carreras de grado, con sobrerrepresentación de varones en Ingeniería y Tecnología, y en Ciencias Agrícolas”.

Local o visitante

En uno de los capítulos se detalla el lugar de realización de los estudios de doctorado. Uno de cada tres doctores estudió en Uruguay, mientras que, entre quienes cursaron sus estudios en el extranjero, los principales destinos fueron España, Estados Unidos, Brasil y Francia. Las investigadoras observaron “disparidades entre los campos de conocimiento, que pueden asociarse con la disponibilidad de programas a nivel local. Así, en Ciencias Médicas y de la Salud y Ciencias Naturales y Exactas, más del 40% de las personas censadas realizó sus estudios de doctorado en Uruguay. Mientras tanto, en Humanidades, Ciencias Sociales y Agrícolas, la proporción es sustancialmente menor (1,24, 7,3 y 12,3%, respectivamente)”.

Pellegrino explicó que los primeros estudios de doctorado uruguayos fueron en el área de las ciencias naturales y exactas, gracias al impulso que tuvieron con el Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (Pedeciba), que se creó con el retorno a la democracia, a fines del siglo pasado. Para la profesional, “áreas como las ciencias sociales o las humanidades tuvieron muchas más dificultades para el desarrollo”. De todas formas, el documento preliminar destaca que “la brecha con los restantes campos de conocimiento decrece en el período 2011-2017, con un fuerte incremento de la participación relativa de las Ciencias Sociales”.

La docente enfatizó que Uruguay comenzó a desarrollar los posgrados a partir de la vuelta a la democracia, cuando la Udelar retomó su funcionamiento bajo la Ley Orgánica de 1958. Esto se diferencia de los países de la región como Argentina, Brasil y México, que consolidaron la educación de posgrado entre las décadas de 1980 y 1990. “¿Por qué Uruguay no lo hizo al mismo tiempo? Es una de las preguntas que nos hacemos. Uruguay fue pionero en el desarrollo de la enseñanza primaria y secundaria y no sabemos por qué el posgrado fue más tarde. Estuve tratando de indagar en el tema pero no tenemos una respuesta concreta”.

Trabajo para doctores

En cuanto a la inserción laboral de los doctores, la investigación concluye que “varía según el lugar de realización del doctorado y el país de residencia. En particular, quienes cursaron sus estudios en Uruguay y aquellos que residen actualmente en el país, presentan mayores tasas de reincorporación a su posición original, con relación a aquellos que realizaron su doctorado en el extranjero o residen actualmente fuera de Uruguay”. Pellegrino detalló que esto puede deberse a que “la gente que cursa acá y vive acá se integra de manera más fácil al trabajo porque en general hace la tesis y los estudios en su contexto laboral, trabaja donde está enmarcada su tesis”.

Actualmente, 96% de los doctores encuestados declara estar ocupado. Esta cifra, según las investigadoras, habla de un “sector de la población con alta empleabilidad”; en comparación con la situación de los países de la OCDE, Uruguay está por encima del promedio, que se sitúa entre 86% y 98%. El estudio destaca que “aproximadamente un quinto de las personas censadas no accedió aún a una posición más alta, con una proporción aun mayor entre quienes estudiaron en Uruguay” y agrega que “con relación a las posibilidades de ascenso luego de culminados los estudios, para quienes retornaron a sus trabajos previos al doctorado, el ascenso posterior llevó en promedio 2,3 años, con independencia del lugar donde se realizaron los estudios”.

Asimismo, las investigadoras observaron “fuertes disparidades” por campo de estudio, ya que uno de cada tres de los doctores en el área de la ingeniería y tecnología acceden a una posición más alta en el mismo lugar donde trabajaban antes de tener el doctorado; mientras tanto, en las demás áreas “la relación asciende a uno de cada cinco, con la excepción de Humanidades, donde la cifra cae aproximadamente a uno de cada diez”.

Las investigadoras indagaron sobre la relación laboral que los doctores mantienen con su país de origen y con el país en el que cursaron sus estudios doctorales. Al respecto, en el documento detallan: “Se observa una alta proporción de casos que mantienen una fluida colaboración con su país de nacimiento. Esta parece ser superior entre los extranjeros que residen en Uruguay” que en los uruguayos radicados en el exterior. “La colaboración más habitual de los uruguayos residiendo en el extranjero con Uruguay consiste en la orientación de estudiantes (76%) y, en segundo lugar, en la participación de proyectos de investigación (58%)”, se agrega. Para Pellegrino, “hay algunas iniciativas relacionadas con la cooperación pero se podría desarrollar mucho más”, y agregó: “Varias veces se intentó empezar a desarrollar la vinculación entre los altamente calificados con los residentes, pero no se ha desarrollado tanto como es necesario, sobre todo teniendo tanta gente afuera como tenemos nosotros”.

Equipo de investigación: Luciana Méndez, Adela Pellegrino (coordinadora), Sofía Robaina, Andrea Vigorito, con la colaboración de Santiago Burone.

Coordinación de campo: Ximena Fernández.

Soporte informático: Matías Bentancor.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/articulo/2018/11/cada-10000-uruguayos-45-alcanzan-nivel-de-doctorado-cifra-muy-inferior-a-los-paises-de-la-ocde/

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España:La tasa de ocupación de mujeres con formación superior es del 78% en Extremadura en 2016

España / www.20minutos.es / 8 de Marzo de 2017

La tasa de ocupación de mujeres con formación superior en Extremadura se ha situado a cierre del pasado ejercicio 2016 en el 78 por ciento, la «tercera cifra más alta de toda la serie histórica» extremeña, según un informe de Randstad elaborado con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se celebrará este miércoles.

En Extremadura, según ha informado Randstad en nota de prensa, más de 62.500 mujeres en la región con estudios superiores se encuentra trabajando, la «tercera cifra más alta de toda la serie histórica», y el 43 por ciento de las trabajadoras extremeñas tiene educación universitaria, «cinco puntos porcentuales menos que la cifra registrada a nivel nacional». A nivel nacional, el 2016 también ha registrado el «mayor volumen» de trabajadoras con educación universitaria de la historia en España, al superar por «primera vez» la barrera de los cuatro millones, y la cifra de estas trabajadoras ha aumentado durante 14 de los últimos 15 años de la serie histórica. De esta forma, este porcentaje supone que «casi nueve de cada diez» mujeres con estudios universitarios está trabajando en la actualidad, y en 2015 la proporción de mujeres con formación superior que tenía empleo era del 85,9 por ciento. Por otra parte, el informe ha destacado que entre 2003 y 2008 este indicador «creció de manera constante», pero a partir del año 2009 empezó a caer hasta situarse en el 84,4 por ciento en el año 2014. No obstante, con los «aumentos logrados» en 2015 y 2016 la tasa de ocupadas con formación universitaria ha vuelto a niveles de 2010. Asimismo, en términos absolutos, el número de trabajadoras con formación académica superior alcanzó en el cuarto trimestre de 2016 su valor más alto de los últimos ocho años, con algo más de cuatro millones, un 2,3 por ciento más que en 2015, y un 70,4% superior en comparación con el mismo periodo de 2002. DATOS POR REGIONES Por comunidades autónomas, Madrid (755.700), Cataluña (755.200) y Andalucía (526.100) son las que cuentan con más ocupadas con educación superior, y estas tres regiones representan el 50 por ciento del total de este colectivo de profesionales. En el lado contrario de la tabla, con el menor número de trabajadoras con educación universitaria, se sitúan Baleares (90.300), Navarra (73.800), Cantabria (58.200) y La Rioja (31.100). Del conjunto de mujeres ocupadas en España, el 47,8 por ciento dispone de estudios superiores, el 46,8 por ciento cuenta con educación secundaria y el 5,5 por ciento tiene estudios primarios como formación máxima alcanzada. Por otra parte, el País Vasco y Navarra son las regiones donde las trabajadores con formación académica superior tienen «mayor peso», con un 59,2 por ciento y un 57,5 por ciento, respectivamente. A continuación se sitúan Madrid (54,6 por ciento), Asturias (53,1 por ciento) y Cantabria (51,8 por ciento). Por encima de la media nacional (47,8 por ciento) se encuentran también La Rioja (50,5 por ciento), Cataluña (50,3 por ciento), Castilla y León (48,3 por ciento) y Galicia (48,2 por ciento). En el lado contrario, con menor peso de estas trabajadoras, están Comunidad Valenciana (40,7 por ciento), Canarias (38,8 por ciento) y Baleares (38,4 por ciento).

Fuente:http://www.20minutos.es/noticia/2977232/0/tasa-ocupacion-mujeres-con-formacion-superior-es-78-extremadura-2016/#xtor=AD-15&xts=467263

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¿Funciona todavía la Universidad como un ascensor social?

Por MAR VILLASANTE

Aunque en países con gran desigualdad como España el origen es aún determinante para el futuro, la educación sigue siendo todavía clave

Está comprobado. La formación superior protege contra el desempleo, ofrece mejores condiciones laborales y contribuye a la movilidad social ascendente. Los datos son elocuentes y desmontan la imagen de la Universidad como una fábrica de parados, una idea a la que han contribuido los rigores de la crisis, la precariedad, la sobrecualificación de los graduados en determinados empleos o el éxodo a otros países.

Sin embargo, los titulados universitarios han resistido mejor la degradación del mercado de trabajo de los últimos años y el aumento de su tasa de paro (11%) ha sido inferior al del 18% del conjunto de la población activa, según el último informe La Universidad Española en Cifras 2014-2015 de la Conferencia de Rectores. Así, en 2013 el paro afectaba a una quinta parte de la población activa española (20,9%) frente a un 12,5% de esa población con estudios superiores, mientras que la situación era prácticamente de pleno empleo para aquellos con estudios de doctorado, con una tasa de paro de sólo el 4,2%.

Los datos de Education at a Glance de la OCDE confirman que la tasa de empleo de la población adulta española entre los 25 y los 64 años aumenta con el nivel educativo, de modo que se sitúa en un 55% para los españoles por debajo de la Educación Secundaria, un 66% por encima, llega al 77% de la población titulada con estudios de Grado, 79% en Máster y 87% en Doctorado.

La Universidad no sólo aporta una mayor accesibilidad al empleo, sino también un mayor nivel de rentas de trabajo y un mayor incremento de los ingresos a lo largo de la vida laboral. De hecho, en 2015 los ingresos medios de la población con educación superior fueron un 38% más altos de los que sólo terminaron la educación media, como indica el estudio La educación como ascensor social, publicado por La Caixa. Eso sí, según la Encuesta de Inserción Laboral de Titulados Universitarios del INE 2014, un 40% de los nuevos afiliados universitarios (49.000) se encuentra en los quintiles más bajos (cuarto y quinto) de sueldo y cotización a la Seguridad Social, mientras que en los más altos (primero y segundo) habría un 37% (unos 44.700).

Un remedio contra la adversidad

Con todo, la educación se ha revelado como un eficaz remedio en tiempos adversos. Las cifras del INE reflejan, por un lado, que la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social para las personas que como máximo tienen estudios primarios (27%) prácticamente triplica a la de aquellos con estudios superiores (9%). Por otro lado, un análisis de Randstad a partir de los datos de la EPA muestra que, por tercer año consecutivo, la tasa de ocupación de los profesionales con formación académica superior ha aumentado en 2016 hasta el 88,4%, después de que cayera del 95% de 2007 al 84,2% en 2013. El mercado laboral español cuenta así con casi 7,7 millones de trabajadores con estudios superiores, 240.000 más que hace un año.

La Universidad española ha contribuido a la formación de estos millones de personas que, con independencia de su origen, han conseguido una plaza en el llamado ascensor social. Un fenómeno que cobró fuerza con la expansión de la enseñanza superior a partir de los años 80, de la mano de la universalización de la enseñanza obligatoria y de una toma de conciencia colectiva sobre el valor de la educación en el desarrollo personal y de la sociedad. Así lo indica el rector de la UNED y catedrático de Teoría e Historia de la Educación, Alejandro Tiana, preocupado ahora por la perspectiva, en su opinión equívoca, de que la formación se encuentra sobredimensionada, y quien se pregunta si, como sociedad, necesitamos formar lo que el mercado puede absorber o disponer de una población preparada para afrontar las oportunidades. En otras palabras, mirar al presente o pensar el futuro.

Las cifras de los rectores contradicen la versión de que tenemos demasiados universitarios. Porque el porcentaje de acceso a estudios de Grado en España se sitúa en el 46,3%, es decir, 10 puntos por debajo de la media europea (56%), mientras que el Máster se encuentra en el 10,2%, 12 puntos por debajo de la media. La otra cara apunta a un incremento del 5,3% en la demanda de estudios universitarios, sobre todo de posgrados, donde ha crecido casi el 60%.

Cuarta Universidad más cara de Europa

El caso es que en la últimas décadas la universidad ha conseguido estrechar paulatinamente las diferencias sociales, en buena medida con una política de tasas bajas y de becas que, más recientemente, ha sido relegada por un aumento de los precios públicos y un endurecimiento del acceso a las ayudas. «Todavía es pronto para ver los efectos pero es evidente que estos dos factores están jugando y tienen sus riesgos», advierte Tiana.

Convertidos en el cuarto país europeo con las tasas universitarias más elevadas, y con palmarias diferencias autonómicas, a los gastos de matrícula se añaden otros como la manutención o el alojamiento, que inciden directamente en el coste de oportunidad de las familias, es decir, lo que dejan de ingresar durante los estudios de su hijo. Este factor afecta a los grupos más vulnerables y explica la demanda de las llamadas becas salario como mecanismo de compensación.

La condición social, ¿hereditaria?

Llegados aquí, cabe preguntarse hasta qué punto se hereda la condición social. De acuerdo con los resultados de la investigación que desarrolla la profesora de Economía Olga Cantó, de la Universidad de Alcalá de Henares, entre dos personas con la misma formación pero descendientes de familias de distinto nivel social tendrá más opciones de encontrar un buen empleo el que proceda de la familia con más recursos. Si bien Cantó apunta que la universidad tiene una tasa de desempleo mucho más baja, confirma también que aquellos con mejor origen social tienen mejores oportunidades.

El trabajo compara los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida Europea, que incluye información sobre los europeos de 25 a 55 años cuando tenían 14 y en la actualidad. En opinión de esta investigadora, el sistema educativo español no ha sido capaz de igualar las oportunidades de los individuos como han hecho otros sistemas educativos europeos. En países como Italia y España, el origen resulta determinante porque los hogares que están más abajo en renta y riqueza no son capaces de romper esa transmisión y hacer que sus hijos puedan ascender. «Los países más desiguales tienen menos oportunidades generacionales y falta de movilidad social», defiende Cantó.

¿La clave está en los contactos? En parte sí, pero también en lo que sería la educación no formal, es decir, hasta qué punto los individuos de origen más bajo son capaces de alcanzar ciertas competencias, habilidades sociales, dominio del idioma y otros conocimientos que influyen decisivamente en una entrevista de trabajo, aspectos en los que la familia tiene una enorme influencia.

Son cuestiones que pueden marcar diferencias entre los titulados y que el rector de la UNED admite como «un desafío muy grande de la Universidad». Hay espacio de mejora en esta nueva responsabilidad. «Si no aportas esta formación favoreces que haya diferencias que proceden de fuera del sistema educativo y es un campo abierto para las desigualdades», puntualiza Tiana.

La educación como movilizador social

Autor del informe del Observatorio Social de La Caixa, el catedrático de Sociología Miguel Requena defiende la educación como «el canal más eficaz de movilidad social». El estudio divide las clases sociales en trabajadoras, intermedias y directivas. Dentro de cada una, los titulados superiores siempre tienen más ventaja: los universitarios hijos de padres trabajadores tienen 14 veces más probabilidades de convertirse en profesionales directivos; los titulados hijos de padres intermedios, tres veces más, y los hijos de directivos, dos veces más posibilidades de seguir siéndolo. «La educación no sólo facilita la movilidad social, sino que cuanto más abajo, más importa«, asegura.

Este estudio, que nació precisamente por la preocupación ante la idea extendida de que el sistema educativo ya no sirve para la promoción social, llega a la afirmación rotunda de que, «con carácter general, la educación aumenta las posibilidades de promoción y reduce las de descender, protege contra el desempleo, a hombres y mujeres por igual y a todas las edades, incluso durante la crisis», tal y como explica Requena.

Hay excepciones, que en su máxima expresión podríamos llevar a la de Amancio Ortega (uno en el mundo), pero todo apunta a que «para el grueso de la población la mejor opción es la educación». Lo que ni anula la ventaja social ni impide que los hijos de padres directivos alcancen más formación, como tampoco quiere decir que los universitarios tengan la misma ventaja que antes. «Ahora España tiene un 40% de titulados universitarios, cuando hace 40 o 50 años eran un 10%», destaca Requena. «Está claro que la educación no rinde tanto pero si no, qué futuro te espera, estarás condenado de por vida a un trabajo malo», advierte el catedrático.

Fuente: http://www.elmundo.es/f5/campus/2016/10/26/580f7515e2704e335f8b45ab.html

Imagen:https://www.google.co.ve/searchq=¿Funciona+todavía+la+Universidad+como+un+ascensor+social%3F&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwjYwczjj4TQAhXH4CYKHY9HAVMQ_AUICSgC&biw=1920&bih=974#imgrc=JOoaifSStst9OM%3A

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