En su video mensaje con motivo del Simposio que se celebra hoy y mañana en el Vaticano, para el lanzamiento de la Misión 4.7 y del Pacto Mundial sobre la Educación, organizada por la Academia Pontificia de Ciencias Sociales y por la ONU, el Santo Padre afirma que “en el corazón de los Objetivos de Desarrollo Sostenible está el reconocimiento de que la educación de calidad para todos es una base necesaria para proteger nuestra casa común y fomentar la fraternidad humana”
Vatican News
El Papa Francisco dirigió un video mensaje con motivo del Simposio (en parte online) que se celebra hoy y mañana en la Casina Pío IV, en la Ciudad del Vaticano, para el lanzamiento de la Misión 4.7 y del Global Compact on Education (Pacto Mundial sobre la Educación), sobre el tema «La educación es un acto de esperanza». A esta reunión, patrocinada por la Academia Pontificia de Ciencias Sociales y por la ONU, participan líderes de movimientos juveniles de todo el mundo y expertos en la materia.
El primer día del Simposio está dedicado a la puesta en marcha de la Misión 4.7, relacionada con la aplicación del 4°objetivo de la Agenda de las Naciones Unidas 2030 para el desarrollo sostenible («Garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa y promover las oportunidades de aprendizaje continuo para todos») y de su punto 7 («una educación orientada a un desarrollo y un estilo de vida sostenible, a los derechos humanos, a la igualdad entre los géneros, a la promoción de una cultura pacífica y no violenta, a la ciudadanía global y a la valoración de las diversidades culturales»), en sinergia con el Pacto Mundial sobre la Educación, puesto en marcha por el Papa Francisco.
Superar la actual globalización de la indiferencia
En su mensaje el Santo Padre Francisco afirma que “no existe la educación estática” y que la reunión de este día “es un acto de esperanza y solidaridad generacional, de esperanza y solidaridad intergeneracional”.
Los jóvenes líderes y los educadores globales se están reuniendo desde todas partes del mundo para promover un nuevo tipo de educación, que permita superar la actual globalización de la indiferencia y la cultura del descarte. Dos grandes males de nuestra cultura, la indiferencia y el descarte.
Una crisis educativa sin precedentes
Al destacar que este año se ha caracterizado por un “extraordinario” sufrimiento a causa de la pandemia de COVID-19; durante el que no ha faltado el aislamiento obligado y la exclusión, la angustia y las crisis espirituales, sin olvidar las tantas muertes, el Papa afirma que también se ha producido “una crisis educativa sin precedentes”.
“Más de mil millones de niños han enfrentado interrupciones en su educación. Cientos de millones de niños se han quedado atrás en las oportunidades de desarrollo social y cognitivo. Y en muchos lugares, las crisis biológica, psíquica y económica han empeorado mucho por las crisis políticas y sociales aparejadas”
Por esta razón el Pontífice les dice a quienes se han reunido hoy en este acto de esperanza “para que los impulsos de odio, divisiones e ignorancia puedan y sean superados a través de una nueva buena onda, digamos así, una nueva buena onda de oportunidades educativas basadas en la justicia social y en el amor mutuo, un nuevo pacto global para la educación lanzado ya en octubre con alguno de los presentes”.
“Ante todo, les agradezco por reunirse hoy para hacer crecer nuestras esperanzas y planes compartidos en una nueva educación que fomente la trascendencia de la persona humana, el desarrollo humano integral y sostenible, el diálogo intercultural y religioso, la salvaguardia del planeta, los encuentros por la paz y la apertura a Dios”
Las Naciones Unidas ofrecen una oportunidad única
El Papa afirma que “las Naciones Unidas ofrecen una oportunidad única para que los gobiernos y la sociedad civil del mundo se unan tanto en la esperanza como en la acción por una nueva educación”. Y tras citar el mensaje de reconocimiento de San Pablo VI a las Naciones Unidas, agrega textualmente:
“En nuestro tiempo, en el que el pacto educativo mundial se ha quebrado, veo con satisfacción que los gobiernos se han comprometido nuevamente a poner en práctica estas ideas mediante la adopción de la Agenda 2030 y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, en sinergia con el pacto global sobre la educación”
“En el corazón de los Objetivos de Desarrollo Sostenible – dice también el Santo Padre – está el reconocimiento de que la educación de calidad para todos es una base necesaria para proteger nuestro hogar común y fomentar la fraternidad humana”. Tal como el pacto global para la educación, así también fundamentalmente, el ODS 4 compromete a todos los gobiernos a “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, como asimismo promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida, y esto para todos”.
No olvidar a los ancianos y abuelos
Y antes de agradecer por lo que hacen y de pedir que no se olviden de rezar por él, el Papa concluye recordando que en este Pacto Global para la Educación y la Misión 4.7 “trabajarán juntos por la civilización del amor”.
“Permítanme decirles que espero que ustedes sean los poetas de una nueva belleza humana, una nueva belleza fraterna y amigable, como de la salvaguardia de la tierra que pisamos. No se olviden de los ancianos y de los abuelos portadores de los valores humanos más decisivos”
La pandemia Covid-19, además de ser un drama humano enorme, ha sido una gran oportunidad para aprender en contextos nuevos. Todos los sectores y todas las personas nos hemos enfrentado a experiencias, situaciones, acciones y decisiones difíciles de prever antes del 13 de marzo, fecha del inicio del confinamiento social y del aumento exponencial del desconfinamiento virtual. Nunca las aulas habían estado más abiertas como ahora. Se han convertido en hiperaulas.
¿Hemos pensado en todo lo que hemos aprendido durante estos meses?
Las realidades han ido cambiando de un día para otro, las adaptaciones han sido continuas, la reinvención personal ha dado paso al descubrimiento de posibilidades personales que quizá desconocíamos en nosotros mismos. Este esfuerzo común ha producido unos resultados que se deberían de poner en común por parte de todos. Desde tantos webinars, reuniones virtuales, estudios, encuestas se sigue profundizando para saber más, para interpretarlo todo y para aportar pautas de cara a futuros desconocidos. Hemos de seguir aprendiendo y reinventándonos.
Aprendizajes
La gestión de tantos conocimientos ha sido una gran oportunidad para profundizar en aquello que tiene un valor enorme en todos los ámbitos: la cultura del aprendizaje, en este caso aplicada a profesionales de la educación que han de seguir aprendiendo para enseñar. Dicho de una forma más actual, la necesidad de una nueva cultura del aprendizaje en las organizaciones de todo tipo, en especial, en aquellas que se plantean que esta cultura sea un eje estratégico para las organizaciones inteligentes. La actual pandemia ha generado un manifiesto interesante y muy necesario también en el mundo educativo: Por una nueva cultura de aprendizaje. Y qué mejor que tenerlo presente también entre quien enseña y aprende -si están de acuerdo con sus principios, lo pueden firmar en el enlace anterior, si bien lo más importante es llevarlo a la práctica-.
Contextos
Mientras tanto, alumnado, familias y profesorado hemos podido generar un nuevo sentido de comunidad educativa -o quizá no-, hemos trabajado con una posible inteligencia colectiva dentro del confinamiento social y en medio del gran desconfinamiento virtual para aprender y liberarse socialmente, hemos probado el paso urgente de la enseñanza presencial a la virtual en cuestión de horas. No quedaba más remedio. Los contextos han implicado el fomento de la responsabilidad individual y colectiva en un entorno desconocido, también para las administraciones.
Protegernos a nosotros mismos para proteger a los otros, gestión de los espacios colectivos y familiares, el nuevo concepto de ecología cívica en tiempos de pandemia, el teletrabajo como forma de superar realidades para algunos distópicas, que cambian de un día para otro. El aula y la hiperaula, con enseñanzas en tiempos sincrónicos y asincrónicos dentro de un contexto hipermedia.
Críticas
Últimamente el mundo docente, en medio de la libertad de expresión, es objeto de algunas críticas mediáticas, una práctica que también afecta a otros sectores y que se ha de encajar con deportividad y lucidez. Quizá algunos grupos sociales y de opinión en medios de comunicación y en redes sociales no valoran al colectivo docente como un auténtico servicio esencial -ahora en línea- que ha llamado a las familias o a los alumnos, que ha respondido infinidad de mensajes, ha compartido videoconferencias, documentos, correcciones, vídeos, grabado cuentos, en un ambiente personal y familiar a menudo tan difícil como en parte de la sociedad. Sin gremialismos y desde la práctica diaria en el aula: las críticas constructivas son muy necesarias para mejorar.
A partir de casos concretos que quizá no han funcionado -y que seguro que habrá- no se deben extrapolar conclusiones globales y menos desde la destrucción. Por otra parte, sobre educación todos entienden y, ante la opinión pública, muchos suelen opinar, menos el profesorado. Como en todas las profesiones, habrá de todo pero una mayoría de docentes no puede volver a clase porque nunca se ha marchado de ella. La virtualidad también es presencialidad en el siglo XXI.
Mientras, dentro del sector educativo, se cae, una vez más y en momentos de excepcionalidad, en la comparación entre centros públicos, privados y concertados -con diferencias a menudo muy reales y cuestionables- como si la educación no fuera un objetivo único común y muy importante para la sociedad a la que servimos. Se trata de aprender de todos, unir fuerzas, reducir diferencias y caminar juntos mirando el futuro.
¿Nos imaginamos las oportunidades para aprender que habría si todos los modelos de centros compartieran aún más lo que hacen, sus recursos, su potencial, los problemas y los conocimientos? Podría ser un buen aprendizaje colectivo para el postconfinamiento. Unir fuerzas para mejorar.
Compartimos
Practicar ejercicios de sinceridad en voz alta y desde la actividad de cada uno de nosotros puede aportar elementos de juicio y estrategias interesantes para el aprendizaje. Invito a todos a practicarlo en el sector laboral personal -educativo o no-, escribiendo en documentos compartidos, en las redes sociales, en los claustros, en reuniones, en las memorias de un curso atípico pero real. ¿Qué hemos aprendido? Será la base argumental para repensar durante los próximos días, sea en julio, septiembre o más allá.
Algunas pautas generales y aprendizajes personales y de mi entorno, desde la práctica diaria de la función directiva, a pie de aula:
El poder de la re-organización: la organización educativa ha seguido funcionando con un activo desconfinamiento virtual en todos los sentidos y se ha readaptado. Las reuniones online nos han obligado a aprender nuevas herramientas y su técnica, a pautar tiempos, a ser más puntuales, a vigilar la imagen de fondo (a menudo estanterías repletas de libros), a la brevedad, a cerrar los micrófonos, a leer las imágenes entre líneas. También a las dinámicas de pregunta-respuesta en webinars o el estrés de tantas videoncoferencias seguidas -¿para qué tantas?-. Incluso se han potenciado las reuniones entre alumnos con formatos que no practicaban. O quienes han preparado sesiones para profesorado no demasiado experto en esta tecnología.
El incremento del conocimiento sobre cómo es cada persona durante el confinamiento: si la presencia es habitual en el sistema educativo, el formato digital también transmite cómo eres: cuándo comunicas y cómo lo haces -comunicación verbal y no verbal-, cuándo compartes dudas en grupos de WhatsApp, cuándo demuestras que has leído o no informaciones enviadas, si te dejas guiar por el acto reflejo e impulsivo de preguntar obviedades o repetir preguntas, el grado de cumplimiento de las pautas marcadas, la repercusión del ambiente personal y familiar en el aprendizaje. Nuestra identidad se ha hecho aún más evidente y se ha solapado con la presencial, completando solo una y única.
El incremento de los conocimientos de todos: descubrimiento de webs y de personas para seguir, seguimiento de propuestas de formación, impulso a la autoformación, el fomento de compartir entre iguales, sean docentes o alumnos. Paralelamente se delatan las personas que han quedado al margen.
La importancia de la comunicación y de la intercomunicación: informaciones periódicas a docentes, familias y alumnos; canales abiertos con interactividad y colaboración, comunicación interna, externa, horizontal y vertical.
La gestión de la confusión: hemos aprendido a no decir no sabemos cuando la administración no sabe. Nosotros sí hemos de actuar -en especial los equipos directivos- a partir de consignas abstractas, generalistas y sin implicarse: autonomía de centros y decisiones de los equipos directivos cuando a menudo nadie se atreve a decir ni concretar nada más en medio de la incertidumbre global.
La eficacia de las responsabilidades personales y de los cargos, con mucho voluntarismo: el liderazgo de los equipos directivos, la efectividad o no de las reuniones online, los planteamientos pedagógicos, el seguimiento y atención personalizada al alumnado, incluso hasta quienes hace días que decidieron desconectarse.
La gestión online de todos los procesos administrativos: continuos, con aplicativos uno detrás de otro: eficacia e ineficacia a la vez, aciertos y errores, llamadas sin respuestas, incógnitas para resolver dando la cara.
La conectividad y la equidad tecnológicas: hemos descubierto el valor de que todas las personas tengan acceso a Internet cuando pensábamos que eso era evidente. Las desigualdades tecnológicas descubren auténticas brechas culturales, sociales y económicas. ¿Dónde se encuentra aquella antigua Escuela 2.0 a nivel estatal y las versiones de las comunidades autónomas? Quizá nos hemos enterado de la pobreza económica y de recursos y hemos visto la auténtica y dura realidad de algunas estadísticas en personas concretas y próximas a nuestro entorno educativo, con nombres y apellidos. O también la otra cara, entornos de riqueza y ostentación económica que no colaboran ni se preocupan.
La importancia de la conexión interpersonal, de su cuidado y de la socialización cuando se ha de prescindir del valor más fuerte de la enseñanza presencial: el contacto.
Nuestro impacto en el medio ambiente, la posibilidad de transformar, crear, implicarse, ver los efectos de los comportamientos: aire más puro pero exceso de plásticos por todas partes, con desechos de mascarillas, guantes y envases de geles hidroalcohólicos; o el gran consumo de pantallas.
El aumento de otras visibilidades en Internet: dar valor al trabajo efectuado, colgarlo en espacios web y también atender a las posibilidades de herramientas cada vez más potentes entre adolescentes, como TikTok, que ya desbanca a Instagram y es una gran competidora de Youtube. Se han de crear aliados y aprovechar también dónde está el alumnado.
El análisis crítico de los datos que hemos regalado y nos han tomado en el período de teletrabajo y desconfinamiento digital desde todos los dispositivos. No solo las consultas a Internet. También en las otras plataformas captadoras continuas de más datos como la TV en streaming: Netflix, HBO Max y similares también nos conocen muy bien. Todos hemos regalado muchos de nosotros.
La importancia de la empatía con las familias y la transmisión real de optimismo, con la solución de problemas y dudas, siempre que se pueda. Y saber gestionar sus críticas, acertadas o no.
El papel del alumnado y de las familias, difícil en general, con gran implicación en casa en contextos a veces no demasiado favorables para aprender. Como ejemplo, son significativas las reflexiones en público de adolescentes sobre esta situación.
Nos preguntamos
Para ayudar a reflexionar sobre qué hemos aprendido en los formatos digitales hay muchas estrategias. En esta posible catarsis colectiva comparto cinco preguntas que acabo de formular al claustro, por si pueden ayudar a completar otras propuestas y recibir el feedback de una etapa educativa nunca conocida hasta ahora. Las respuestas después se compartirán con todo el profesorado y servirán para extraer conclusiones y para que la organización educativa mejore:
A partir del 13 de marzo, ¿con qué estrategias nos hemos adaptado a la enseñanza solo online y la hemos favorecido?
Ahora que acaba el curso en formato online, ¿qué aspectos -y con qué propuestas de mejora- se deberían potenciar o corregir para un futuro incierto donde la educación online se cree que cada vez estará más presente?
Ejemplos de evidencias de trabajos o actividades digitales más significativos del alumnado y del profesorado (con una propuesta pedaógica y competencial detrás), fruto del trabajo de estos meses, que estén colgados en portafolios digitales, webs, blogs o redes sociales.
¿Qué herramientas digitales utilizadas aconsejarías al resto del claustro por su calidad, facilidad y eficacia pedagógicas? (además de Google Meet, Moodle, Google Classroom y correo electrónico).
Otras sugerencias constructivas a tener en cuenta para la educación del futuro, en un centro TIC y en un mundo cada vez más digital (con ventajas e inconvenientes).
El aprendizaje y el autoaprendizaje no se detienen. Situaciones como la actual han de reafirmarnos en la importancia de la educación y en el aprovechamiento de las oportunidades que se presentan. Ante el pesimismo, el optimismo constructivo con nuevas miradas ante una realidad cambiante que nos necesita cada vez más.
Desde hace varias semanas, frente a la rápida propagación del coronavirus (COVID-19), el sistema educativo en todo el mundo se encuentra en pausa. Universidades y centros de aprendizaje de todos los niveles alrededor del mundo han cancelado clases y desalojado a todos sus estudiantes tras el aviso de emergencia de salubridad emitido. El traslado de sesiones a modalidad en línea ha sido la alternativa más viable para muchas instituciones. Aunque el cambio hacia plataformas virtuales es ya en sí un retobastante complejo, este escenario se potencializa para aquellos en un estado de mayor vulnerabilidad. Si a este contexto le añadimos el persistente estigma e indiferencia asignados a espacios como los centros educativos en prisiones, el futuro del aprendizaje para los individuos que conforman esta comunidad, se torna sumamente incierto.
Hablar de estos alumnos en sistemas olvidados, para los cuales el aprendizaje vía internet no es una opción, significa iluminar una empatía constantemente negada a causa del espacio social que se les ha preasignado. Sin embargo, un obstáculo en particular para la discusión en torno a esta entidad educativa, es la falta de recursos que existen para su análisis.
¿Cómo funcionan los sistemas educativos en prisiones de Estados Unidos y México?
econd Chance Pell, programa educativo para las prisiones en Estados Unidos y una de las pocas organizaciones en esta área, estima entre los datos aproximados que existen, que de los 2.2 millones de personas encarceladas, sólo alrededor de 11,000 están recibiendo algún tipo de educación. Durante más de 20 años, Bard Prison Initiative, un programa dirigido por Bard College ha dado a cientos de presos en el estado de Nueva York acceso a una educación universitaria, sin costo alguno. El documental College Behind Bars (Universidad tras las rejas) sigue a varios estudiantes del programa quienes combinan clases y tareas en medio de la vida en prisión. Dirigido por Lynn Novick, el documental ofrece un vistazo a la vida en la prisión y cómo el rigor y la estructura de la educación pueden ayudar a las personas a sobrevivir su tiempo en prisión y salir adelante una vez que salgan. «Un amigo mío me obligó a ingresar al programa [Bard College]. Probablemente sea el gesto más amable y amoroso que alguien haya hecho por mí», confiesa uno de los reclusos.
En el caso de México, los datos se vuelven aún más inaccesibles, dada la diferente estructura en la que este se establece. Según el INEGI, de las 229,000personas privadas de la libertad, sólo el 11 % realiza actividades de aprendizaje. Es importante señalar, que en Estados Unidos, la mayoría de las jurisdicciones no tienen un mandato para apoyar la educación superior en cárceles, y en México, el presupuesto asignado a esta área alcanza apenas el 1 %, cinco veces menor a la destinada para compra de materiales eléctricos o lámparas.
Efectos del acceso a la educación en cárceles y centros penitenciarios
Investing in futures, estudio que analiza los efectos positivos tras mejorar el sistema educativo dentro de cárceles, menciona que con un mayor acceso a la educación en centros penitenciarios, las personas anteriormente encarceladas volverían a ingresar al mercado laboral con habilidades y calificaciones competitivas, lo que llevaría a mayores tasas de empleo y mayores ganancias. Además, las empresas en industrias en expansión posteriormente tendrían un grupo más grande de solicitantes de empleo potenciales, y estima que el estado, ahorraría una gran cantidad de dinero a través de tasas de reincidencia más bajas que producirían estos programas de educación superior.
“El estudio me salvó del olvido. Me dio la posibilidad de superarme”.
Como ejemplo ideal tenemos a Noruega, con prisiones que cuentan con áreas de estudio, recreación, y espacios comunes abiertos. No es sorpresa que este país cuente con la tasa más baja de reincidencia criminal en el mundo, con un 20 %, mientras que en EE.UU., el 76 % de las personas que salen de la cárcel regresan a ella en los siguientes cinco años. «Las autoridades de EE.UU. y Reino Unido tal vez deberían preguntarse qué ha pasado con los millones de dólares y libras esterlinas que han gastado en encerrar a gente detrás de todos esos alambres y muros», dice Eberhardt, director de la prisión en la Isla Bastoey, para BBC News.
Igualmente, el aspecto de socialización es un recurso muy importante que el aprendizaje cara a cara ofrece a los alumnos. La interacción con profesores e información del mundo exterior, determina un prototipo sano que se espera el individuo mantenga mientras se encuentra en esta etapa de rehabilitación. Afirmaciones como las siguientes dicen mucho acerca de los resultados que tienen este tipo de relaciones interpersonales en los estudiantes.
«Antes de llegar a esta instalación [cárcel], había estado en [prisión federal] por tanto tiempo, que olvidé cómo comunicarme con personas del exterior. Pero al estar en el programa universitario me estoy acostumbrando nuevamente al interactuar con mis instructores y oradores [externos] que entran. Antes, era como si hubiera olvidado cómo tener una conversación en la queme trataran como a un humano. Interactuar en discusiones con maestros, que realmente se preocupan por mí, me socializa para estar en un punto donde puedo hablar contigo hoy y sentirme cómodo», menciona un estudiante para New America.
“Hay muchas formas de fugarse de la prisión”, explica Ethel Flores Castillo, para Reporte Índigo, “pero la mejor que yo encontré para liberarme dentro de la cárcel fue la lectura. Iniciar un proceso formal de estudio. Sumida en los libros de texto intenté no sentirme presa, traté de gritarle al mundo, desde mi encierro, que pese a todo, allí estaba yo, que seguía viva, que me aferraba a mí misma”.
“Los presos somos asesinos”, dice Roberto Solís, de la cárcel de Mil Cumbres en Morelia, México, “porque todos los días despertamos con la única finalidad de matar el tiempo. No tenemos otro propósito más allá que vivir el día a día, y para eso nos las averiguamos de mil formas: desde meternos en el remolino de nuestros pensamientos hasta fingir que nos queremos, que nos importamos a nosotros mismo y que nos dedicamos a estudiar. En la cárcel pretendemos ser lo que no hicimos en libertad”.
“El estudio me salvó del olvido”, dice Félix Cerda, “Me dio la posibilidad de superarme. Me sacó del estado de estigmatización”.
¿Cómo están respondiendo estos programas educativos ante la pandemia del COVID-19?
Las limitaciones en los programas educativos se hacen aún más evidentes en medio de la crisis sanitaria que se atraviesa. El acceso a internet en la mayoría de las prisiones en Estados Unidos está totalmente prohibido, por lo que se descarta la utilización de este recursos durante este periodo. Además, todos los materiales, como textos, cuadernos o plumas que se llegan a utilizar durante las sesiones, deben ser aprobados por distintos comités al inicio del semestre, dejando un margen mínimo para añadir o cambiar la estructura de las sesiones en caso de situaciones inesperadas como esta.
“Para nuestros estudiantes, venir a clase es lo más destacado de su semana porque pueden participar e interactuar”.
En México, además de todas estas restricciones, tenemos presentes las otras condiciones que obstaculizan aún más la creación de soluciones para los alumnos. La encarcelación en masa es uno de los principales conflictos. En la mayoría de estos centros, no se tienen espacios dignos para dormir, y ni hablar de los miles de casos de violación a derechos humanos en un sistema penitenciario que se encuentra en constante deterioro. Todos estos impedimentos, en conjunto con la epidemia del COVID-19, han generado que la mayoría de los programas educativos en prisiones desistan de seguir dando clases. Estas sesiones fueron recortadas de manera abrupta, y los profesores no tuvieron oportunidad de comunicarse con sus estudiantes. Actualmente, muchísimos alumnos están en la oscuridad y no saben cuándo se reanudarán sus clases (si acaso estas continuan).
Algunas de las medidas que ciertas prisiones han tomado, es el aprendizaje remoto a través de correspondencia, pero a causa de los reglamentos estipulados, este se ha convertido en un proceso frustrante y bastante lento para la mayoría de los profesores. Los materiales, como lecturas y ejercicios didácticos, se deben empaquetar en sobres individuales y, al ser objetos que provienen del exterior, deben mantenerse en cuarentena por varios días antes de ser revisados minuciosamente para finalmente entregarse a los alumnos.
“Asistir de manera semanal [a clase], cambia no solo a los estudiantes, sino también a la cultura de la prisión. Pero si esto persiste durante meses, me temo que la cultura carcelaria cambiará para peor».
Por otro lado, en algunas instalaciones con ciertas configuraciones técnicas más avanzadas, se ha optado por sesiones sincrónicas vía videoconferencia. Este, aún siendo el escenario ideal para estos alumnos, representa una gran pérdida en el avance dentro de la educación superior dentro de prisiones. Eliminar lo que representa para estos alumnos, el único tipo de conexión humana con el que tienen contacto, significa un retroceso en el importante proceso de rehabilitación que se debe seguir.
“Para nuestros estudiantes, venir a clase es lo más destacado de su semana porque pueden participar e interactuar. Mi preocupación es que sacarnos de las cárceles nos quitará esta oportunidad. Y si esto se extiende hasta meses, va a tener un grave impacto no solo en nuestros estudiantes sino también en la cultura de las instalaciones. “Asistir de manera semanal, cambia no solo a los estudiantes, sino también a la cultura de la prisión. Pero si esto persiste durante meses, me temo que la cultura carcelaria cambiará para peor». Así lo indicó uno de los profesores para New America.
Además, al redirigir los planes de lectura y educación hacia procesos remotos, más fáciles de manejar para las instituciones gubernamentales, existe el temor en la comunidad de que la forma en que los programas respondan en la crisis actual sentará un precedente para la educación a distancia en el futuro. La inquietud continúa ya que, por ahora, todos los esfuerzos dirigidos a estas comunidades se encuentran priorizando las alternativas que se tendrán que generar en motivo de servicios de salud y prevención de contagio justo en estos espacios tan vulnerables.
El proceso que se está viviendo, espera abrir una puerta a las oportunidades de aprendizaje que se brinde a esta área de la población, para mejorar en el futuro la distribución de educación en las prisiones de Estados Unidos y México. El aumento del acceso a la información y los recursos tecnológicos, según menciona la organización Ithaka SR, otorgaría a estos programas una flexibilidad mucho mayor en el futuro y brindaría a los estudiantes una experiencia educativa más rica y equitativa. En este momento de crisis, es una buena oportunidad para aquellos centros penitenciarios y prisiones que no cuentan con un modelo educativo establecido, el impulsar la búsqueda de soluciones educativas proactivas para esta área de nuestra comunidad.
UNICEF / 14 de abril de 2019 / Autora: María Teresa Benítez de Lugo / Fuente: ABC
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) calcula que, en todo el mundo, unos 175 millones de niños menores de seis años no están escolarizados y que por este motivo pierden oportunidades de aprendizaje y se exponen a sufrir de grandes desigualdades cuando finalmente empiezan el colegio
Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 14 de abril de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.
00:00:00 – Cayó el ministro de Educación de Brasil, un negacionista del golpe
En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.
Cuba / 17 de febrero de 2019 / Autor: Redacción / Fuente: El Nuevo Diario
Cuba desarrollará una versión digital de su sistema “Yo sí puedo”, creado en 2001 y que se ha empleado para alfabetizar a más de 10 millones de personas de 32 países, especialmente en América Latina y África.
La digitalización del programa, anunciada este viernes durante la clausura del congreso Pedagogía 2019, abre nuevas posibilidades, a partir de un desarrollo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) que se ajusta al universo tecnológico de cada uno de los países, según explicaron los promotores.
Con esta iniciativa se pretende enseñar a leer y escribir a más de 700 millones de personas analfabetas en el mundo como parte de los 17 objetivos de la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible que aprobó la ONU en 2015, explicó el investigador del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas de Cuba (ICCP), Jorge Tamayo.
El especialista precisó que con el perfeccionamiento del programa “Yo sí puedo” no se sustituye el papel del educador con las nuevas tecnologías, sino que las “potencialidades” de estas sirven de apoyo para el desarrollo del proceso educativo, según cita la estatal Agencia Cubana de Noticias.
Recordó que existe una agenda que precisa de la integración regional para poder responder al objetivo de garantizar una educación “inclusiva, equitativa y de calidad” que promueva oportunidades de aprendizaje para todas las personas.
El método “Yo sí puedo”, creado por la fallecida pedagoga cubana Leonela Relys Díaz, ha alfabetizado a más de 10 millones de personas de 32 países, según refirió la investigadora Nora Issac.
Entre las naciones donde ha sido aplicado figuran Haití, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, Guinea Bissau, Colombia, Mozambique y Angola.
Isaac especificó que aunque se procederá al uso de los móviles y tabletas electrónicas para la enseñanza, se mantienen la cartilla y el manual del alfabetizador.
Asimismo citó como ventajas de la digitalización del sistema la existencia de un menú interactivo, la flexibilización del proceso de aprendizaje, la adaptación a las necesidades de los estudiantes en su contexto y un mayor control estadístico de los alfabetizados.
La actual iniciativa incluye unas 46 clases en los idiomas español, inglés, francés y portugués, que se acompañan de sistemas de ejercicios y contenidos de la agenda 2030.
El programa adaptado a las nuevas tecnologías se basa en el uso de símbolos y tiene carácter intuitivo, dado que está dirigido a personas que no saben leer y que no son nativos digitales.
En el proyecto para actualizar el método educativo participan especialistas del Ministerio cubano de Educación, las Empresas de Informática y Medios Audiovisuales (Cinesoft) y de Intercambio Científico Educacional (ICE).
Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 17 de febrero de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.
00:00:00 – Los profesores de Zimbabue suspenden la huelga indefinida
En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.
OtrasVocesenEducacion.org existe gracias al esfuerzo voluntario e independiente de un pequeño grupo de docentes que decidimos soñar con un espacio abierto de intercambio y debate.
¡Ayúdanos a mantener abiertas las puertas de esta aula!