Los niños que reciben al menos un año de educación preescolar tienen más probabilidades de desarrollar las aptitudes necesarias para triunfar en la escuela y prosperar a largo plazo en el trabajo. Sin embargo, más de 175 millones de menores, alrededor de la mitad de la población mundial menor de seis años, no están matriculados en este grado. La riqueza de los hogares, el nivel de educación de las madres y la ubicación geográfica son algunos de los principales factores que determinan la asistencia a programas de este tipo de enseñanza, según revela el informe Un mundo listo para aprender: Dar prioridad a la educación de calidad en la primera infancia, publicado este martes por Unicef. Sin un esfuerzo específico para llegar a los más pobres, limitarse a ampliar el acceso a preescolar beneficia a los ricos antes que los pobres, alerta el Fondo de las Naciones Unidas.
Frecuentar al menos un año de preescolar disminuye la probabilidad de repetir curso o de abandonar la escuela y duplica la posibilidad de estar bien encaminados desde el principio en materias como la lectura, la escritura y la aritmética en comparación con los niños que no reciben una educación temprana. A pesar de los beneficios, el gasto en este tipo de enseñanza en 2017 representó apenas el 2% del presupuesto del sector en los países de ingresos bajos, frente al 8% y al 9% que invierten en promedio los de ingresos medianos altos y altos, respectivamente. África occidental y central destina el 2,5% de los fondos a la educación preescolar, lo que impide al 70% de los niños de la región recibir este tipo de enseñanza.
“Los que más se benefician de este tipo de educación”, explica Blanca Carazo, responsable de Programas de Cooperación y Emergencias de Unicef España, “son los niños más pobres y los que viven situaciones de conflicto, ya que están expuestos a menos estímulos intelectuales en casa. Y es en esta edad cuando cuentan con mayores capacidades para aprender. No lo estamos aprovechando”.
El 78% de los menores que viven en países de bajos ingresos no están matriculados en la enseñanza preescolar, así como más de dos terceras partes de los que viven en 33 países afectados por conflictos o desastres. Un euro invertido en educación temprana para un niño desfavorecido, según el informe, puede rendir 10 céntimos adicionales todos los años a lo largo de su vida y contribuye a ahorrar dinero durante las etapas posteriores de su educación.
La pobreza es el principal factor que determina la exclusión. En 64 países analizados por Unicef, los niños más pobres tienen siete veces menos probabilidades que los más ricos de asistir a los programas de educación en la primera infancia. En países como República de Macedonia del Norte, por ejemplo, esta brecha es mucho más marcada: los niños de los hogares más ricos tienen 50 veces más probabilidades de asistir a los programas de educación preescolar que los de los más pobres.
El nivel educativo de la madre también influye: los niños nacidos de una mujer que ha completado la educación secundaria y superior tienen casi cinco veces más probabilidades de asistir a un programa de educación en la primera infancia que los niños cuyas madres solo han completado la educación primaria o no han realizado estudios oficiales.
Para Juan Sánchez Muliterno, presidente de la Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE), ampliar el acceso a este tipo de enseñanza es una cuestión de voluntad política. “La reciente declaración de la Cumbre del G-20 sobre educación en los primeros 1.000 días de vida de un niño ha llevado la atención sobre la importancia de la educación temprana, incluso más allá de esta primera etapa”, destaca. “Dinero hay, pero hace falta invertirlo bien”. Sánchez insiste también en la necesidad de mejorar la formación específica del profesorado. “Maestros hay bastantes, pero el magisterio aún deja mucho que desear. Con una ampliación progresiva de la educación primaria, habría tiempo para mejorar de forma paralela su capacitación”.
En los países de bajos ingresos, apenas la mitad de los maestros de preescolar ha recibido capacitación
En los países de bajos ingresos, apenas la mitad de los maestros de preescolar ha recibido capacitación. Unicef estima que los países de bajos y medianos bajos ingresos —donde vive más del 60% de los niños en edad preescolar del mundo— necesitarán cuatro veces más maestros de preescolar de los que tienen hoy en día para garantizar el acceso universal a la educación preescolar en 2030, es decir, más de ocho millones de maestros adicionales.
El Fondo de las Naciones Unidas recomienda elevar el gasto dedicado a la enseñanza preescolar hasta el 10% del presupuesto destinado a la educación, estableciendo primero un año gratuito y luego ampliando gradualmente la prestación. Pero, advierte, no todo vale con tanto de ampliar el acceso de la forma más rápida posible. Para no ahondar en la brecha entre ricos y pobres, sostiene el informe, hay que establecer estrategias específicas para incluir a los segmentos de población más desfavorecidos, sin dejar que el origen étnico, el idioma, la ubicación geográfica, el género, la discapacidad y la condición de refugiado agudicen la vulnerabilidad de algunos niños.
GUARDERÍAS PORTÁTILES Y PROGRAMAS DE EMERGENCIAS
Algunos países han puesto en marcha soluciones alternativas para que las comunidades más vulnerables y remotas no se queden excluidas de la educación preescolar. Mongolia, por ejemplo, utiliza tiendas portátiles como guarderías para llegar a las familias nómadas.
En la región de Afar, en Etiopía, durante el verano se ofrece un programa de preparación para la escuela en contextos de emergencia dirigido a los niños refugiados y de las comunidades de acogida. En los países afectados por emergencias, apenas uno de cada tres niños está matriculado en la enseñanza preescolar, según Unicef.
Kirguistán también cuenta con escuelas de temporada para alcanzar a las familias alejadas de las zonas urbanas.
Fuente del Artículo:
https://elpais.com/elpais/2019/04/08/planeta_futuro/1554717195_499978.html
ove/mahv