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Ideas para llevar a cabo un encuentro literario en el aula

Por: Educación 3.0

Estas actividades fomentan la lectura y la escritura de los estudiantes, y desarrollan sus habilidades de expresión. María Pareja, docente de Lengua Castellana y Literatura y escritora, nos cuenta cómo realizarlos en los centros.

La mayoría de los docentes nos preguntamos qué podemos hacer para dinamizar las lecturas dentro del aula. Además, la nueva ley educativa (LOMLOE) reconoce que el fomento del hábito y del gusto por la lectura impacta directamente y de manera positiva en la mejora de la comprensión lectora, la capacidad de expresarse, la gestión de la información, el pensamiento crítico y el aprendizaje de nuevos conocimientos entre los estudiantes. ¿Es tan importante destinar tiempo a la lectura? ¿Debemos los docentes reforzar las actividades que la fomenten? En este sentido los encuentros literarios son una herramienta que pueden ayudar a que los jóvenes lectores se involucren en las lecturas que les proponemos.

Beneficios de los encuentros literarios

Los encuentros literarios proporcionan una serie de beneficios y ventajas entre los estudiantes:

  • Interacción social. Fomentan la discusión y el intercambio de ideas, lo que puede hacer que la lectura sea más atractiva. Los estudiantes se preparan para el encuentro con el escritor, piensan en qué preguntarle, reciben ‘feedback’ al texto, incluso en las charlas les hacen recomendaciones para continuar la historia o modificarla. Por tanto, ante la posibilidad de esta interacción, su lectura es más atenta.
  • Variedad de géneros y autores. Muestran al alumnado una amplia gama de géneros y autores, lo que les permite descubrir sus preferencias e indagar en las experiencias literarias que vive cada escritor. Exponer a los jóvenes a esta comunicación, más personal, les posibilita conocer otras formas de vida, ampliando así sus horizontes para el futuro.
  • Fomenta la escritura. Estas visitas pueden inspirar a los estudiantes y acercarlos al mundo de la escritura. Es muy interesante, desde mi punto de vista, vincular este encuentro a posibles concursos literarios o procesos de escritura en los que el propio invitado les anime a seguir escribiendo o les ofrezca consejos para mejorar su escritura. Por ejemplo, en estos encuentros les solemos regalar poemarios o textos encuadernados con dibujos que elaboran tras la lectura. También pueden añadir música al texto que hemos leído o crear audiovisuales. De esta forma, la experiencia acaba siendo muy enriquecedora para todos los que participan en ella.
Encuentros Literarios
  • Desarrollo de habilidades de expresión. Ofrecen a los menores la oportunidad de expresar sus pensamientos de manera articulada y persuasiva delante de un auditorio. Una buena forma de conseguirlo consiste en proponer al alumnado que presente al escritor en cuestión.
  • Motivación y conexión. Estos eventos generan entusiasmo por la lectura al ofrecer un espacio para compartir y descubrir libros interesantes. Los encuentros se pueden llevar a cabo de forma presencial, pero también virtual y, en estos casos, se pueden unir otros centros educativos. A través de la plataforma eTwinning es posible contactar con otros docentes de centros europeos y cooperar en estas actividades.
  • Perduran en la memoria. Estas actividades se salen de la práctica habitual de las clases. Por esta razón y si se les involucra, pueden perdurar en la memoria de los asistentes y dejar una impresión duradera asociada a la lectura. Además, si los temas que se tratan o el libro les ha impactado, es muy posible que extraigan un aprendizaje que les acompañará de por vida.

Cómo llevar a cabo un encuentro literario

En ocasiones, el docente piensa que realizar estos encuentros es una tarea muy complicada o que solo se pueden organizar con el consenso de todos los profesores del departamento o del centro. Aunque supone una tarea adicional a nuestro trabajo diario, los beneficios de fomentar la lectura a través de estos encuentros son muy valiosos. Yo suelo contactar con los escritores a través de correo electrónico o redes sociales ofreciéndoles visitar el centro y participar en un encuentro literario con los estudiantes. También resultan de utilidad las siguientes ideas:  

  • Programas de lectura. Una posibilidad es a través de los programas de fomento de la lectura promovidos por el Ministerio de Cultura y Deporte, como el Programa de Actividades Literarias en Institutos de Enseñanza Secundaria. Con él se puede traer a cualquier escritor que tenga, al menos, tres obras publicadas por cuenta ajena. El único inconveniente es que no se suele conceder todos los años a los mismos centros.
  • Editoriales. SM, Anaya o Santillana también gestionan estas visitas y pueden ayudar a organizar encuentros literarios en los centros educativos sin coste para el centro.
Encuentros Literarios
  • Bibliotecas escolares. Éstas reciben fondos para organizar las tertulias. La dotación económica en bibliotecas escolares varía según la comunidad autónoma y el programa específico. En este caso los escritores deben poder facturar para cobrar las charlas.
  • Economía del centro. Algunos centros reparten el dinero por departamentos y, en estos casos, el área lingüística puede invertir una parte de esta cantidad en tertulias y encuentros literarios. También, y cuando el escritor es cercano suele estar encantado por participar en este tipo de eventos y, en muchos casos, está dispuesto a hacerlo de manera altruista. No obstante, es importante recordar que los centros educativos también disponen de fondos (en algunos casos) para cubrir gastos de desplazamiento, lo que significa que al menos se podría considerar la posibilidad de financiar el trayecto del escritor hasta el centro.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/encuentro-literario/

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Opinión | ¿El poder de las palabras o las palabras del poder?

Por: Andrés García Barrios

No aprendemos a escribir para emprender un viaje de descubrimiento. Nos enseñaron la letra escrita para que aprendiéramos a leer: a leer lo que otros escriben, y a escribir lo que otros nos dictan.

Desde que empecé a publicar en este Observatorio, me dio por agrupar mis escritos en series, bajo distintos títulos: El ritual escolarLa educación que queremos, Los expertos como discípulos… Ahora se me ha ocurrido una nueva categoría, inspirado por el comentario de una amiga, quien para referirse a mis textos dijo que éstos la motivan a “hacer comunidad”. Tal halago me gustó muchísimo, y me dio ganas de concentrarme en ese tema: hacer comunidad es, en efecto, uno de los esfuerzos que me parecen más importantes en el contexto actual y por supuesto en la pedagogía de todos los tiempos.

Sin embargo, como siempre en mi caso, apenas me surge una idea, aparece detrás de ella su estela de duda. En este caso, la siguiente: ¿se puede hacer comunidad a través de la escritura? Es decir, ¿es posible comunicarse por este medio? Comunicarse realmente, en el sentido de un ir y venir; no solo de emitir un mensaje sino de tener una réplica a éste (sin esa replica, la comunicación se convierte más bien en pura emisión de información; tal es la crítica que se ha hecho a los medios de comunicación, diciendo que en realidad son sólo canales informativos).

Pero, bueno, ¿escribir no es también una actividad unilateral? Esta pregunta no es banal en un espacio como el del Observatorio, donde entre otras cosas se escribe sobre educación; ni lo es para quienes al parecer no sabemos hacer otra cosa que escribir (éstos, si de verdad queremos hacer comunidad, tenemos que recurrir a ello, o de lo contrario conformarnos con que nuestra comunidad se limite a aquellos con los que convivimos a diario).

Saber si uno puede hacer comunidad por escrito es pues una preocupación en la que vale la pena detenerse. San Pablo ─que solía comunicarse con su comunidad por carta─ afirmaba que “la letra mata”, refiriéndose a que lo escrito estrangula ese espíritu que la palabra hablada ─la voz, el aliento─ sí puede transmitir. ¿Será verdad? Para responder habrá que dar un rodeo y empezar por aclarar si de verdad las letras no existen en el lenguaje hablado y son solo materiales para la escritura.

Una importante hipótesis lingüística dice que nuestro discurso hablado constituye un continuo sin divisiones, de tal suerte que en él es irrelevante el que las cosas se llamen o deban decirse de una forma o de otra; tales separaciones solo aparecen cuando nos detenemos a analizar lo dicho. Así, las abstracciones que conocemos como letraspalabras y oraciones son resultado de un proceso paulatino que empieza ─inventemos un poco de historia─ cuando a un ser humano se le ocurre que así como un palo clavado a la mitad del camino puede significar “pasé por aquí”, un garabato puede representar un fragmento de habla. Acto seguido (es decir, siglos después), mientras afina su garabateo (su escritura), ese ser humano se da cuenta de que las cosas que enuncia, por diferentes que sean (palopasoslejos), tienen elementos comunes (aaaaa… ppppp… sssss…) y que también éstos se pueden representar con garabatos distintos.

Son las letras.

Sí, las letras, unidades mínimas a las que llega la ciencia de la enunciación, elementos formales de incalculable meticulosidad y rigor, tanto que en un lejano futuro, un genial compositor musical descubrirá su básica y poderosa marcialidad y las pondrá a desfilar como un ejército (estoy hablando por supuesto de Cri-Cri, el Grillito Cantor mexicano, que en su maravillosa Marcha de las Letras, dirá):

Primero verán
que pasa la A…

Parece que estoy jugando, pero los pequeños que empiezan la primaria saben muy bien la seriedad con la que hablo. El poder de la letra es tal que en cuanto dejamos de escribir, la palabra recobra el aliento y retorna a ese fluir suyo en que no se distinguen vocales de consonantes, ni palabras de frases,ni frases de oraciones (¿recuerdan esos textos antiguos en que no existían todavía los signos de puntuación? Sí, se parecen a los de muchos de nuestros alumnos).

Hablar y escribir son funciones del lenguaje completamente distintas, casi opuestas.

Y es que, fíjense: en el hablar, la continuidad no existe sólo dentro de lo que uno dice sino también en lo que el otro responde. Por eso es posible comparar una mesa de discusión con una de ping pong, en la que la contestación se espera como un eco, como algo que es natural que vuelva (cada vez que no hay respuesta, el encuentro se acerca tristemente a su fin).

Yuval N. Harari, el historiador israelí, nos dice que ese ir y venir del habla, ese fluir de aquí para allá y de una persona a otra, es el factor que permitió sobrevivir a nuestra especie: según él, las comunidades humanas prosperaron gracias al chismorreo, mediante el cual los incipientes humanos hablaban entre sí acerca de sus semejantes y gracias a ello pudieron constituir colectivos más grandes que sus antepasados simios, quienes para conocerse entre sí (y cuidarse unos de otros o formar alianzas) sólo contaban con la experiencia directa. El lenguaje permitió a los humanos justamente comunicar ya no sólo hechos presentes (“¡Ahí viene el león!”) sino también experiencias pasadas y expectativas a futuro:

─ ¿Por qué vienes herido?
─ ¡Porque ese hombre me golpeó!
─ ¿Y por qué te golpeó?
─ Para quitarme mi comida.
─ Tendré cuidado con él.

Pues bien, en la escritura el flujo natural del habla parece en riesgo.

En una aseveración perfectamente iconoclasta, Paul Valery, el gran poeta francés, decía que leer poesía es un acto solipsista (o sea, individual hasta el hermetismo) disfrazado de comunicación, de convivencia. O sea, quien lee poesía cree que se está comunicando con alguien pero en realidad sólo está en contacto consigo mismo; igual le pasa al poeta, que cree que habla en presencia de otro y está solo, solo y su alma.

─ ¿Eso decía Paul Válery?
─ Sí.
─ Tendré cuidado con él.

Sí, tendré cuidado con él, y es que al menos yo, mientras escribo esto, no puedo quitarme de encima la radical certidumbre de que estoy en contacto con alguien, específicamente con usted, estimada lectora, estimado lector (suelo decir “querido lector”, pero ahora reduzco el término a “estimada(o)” para que ─si Valery tiene razón y usted no existe─ no me duela tanto; es decir ─fuera de bromas─, no estoy seguro de que usted exista, pero al mismo tiempo tengo una radical certidumbre de que sí está ahí).

Ahora veamos cómo este optimismo mío casi de inmediato se topa de frente con otra de las formas en que la letra mata.

En estos tiempos en que el Observatorio me publica de forma regular, se me han abierto también las puertas a esa casta que desde los anales de la historia forman quienes gozan de un público que los lea. A esta casta ─a la que algún día se le llamó de escribas─ ahora le llamamos de intelectuales. Durante siglos, sus miembros formaron un grupo pequeño, aunque muy poderoso (quizás la escritura misma surgió como un arma de poder), que fue extendiendo su influencia hasta que un día se apropió de la enseñanza entera (y con ello de las escuelas) y finalmente ─con la llegada de la modernidad y la democracia─ se impuso al mundo entero.

Su arma principal se llama alfabetización.

La alfabetización ─ese bien tan preciado que incluso se le ha considerado condición para la libertad─ sólo en muy pocos casos ha tenido la intención de que todos aprendamos a hacer comunidad por escrito. No nos engañemos, la verdad es que no busca que expandamos nuestro espíritu, como quería San Pablo, ni quiere darnos la oportunidad de entendernos a nosotros mismos y a los demás a través de la expresión escrita de nuestras ideas y emociones. No aprendemos a escribir para saber qué hemos estado pensando, ni para emprender un viaje de descubrimiento ni para poner en práctica todas esas hermosas y profundas máximas que se pueden encontrar si se googlea: “Frases sobre escribir”.

Si nos enseñaron la letra escrita fue para que aprendiéramos a leer: a leer lo que otros escriben, y a escribir lo que otros nos dictan. Enfocados en lo escolar, ¿no es cierto que tomar apuntes y repetir lo apuntado en un examen, sigue siendo en la mayoría de los casos el punto culminante de la experiencia de aprendizaje, el hecho por el que más vale la pena estudiar? Claro que algunos audaces se atreven de vez en cuando a escribir cartas personales y que hay quien, osado, llega a redactar alguna experiencia propia (redactar, es decir, reducir a unas cuantas palabras el turbulento flujo de impresiones, vivencias y conocimientos que compone su vida). Pero escribir para comunicarnos de verdad, para hacer comunidad, para expresarnos públicamente y compartir algo… ¡Aaahhh, no, eso les está reservado a unos cuantos! No dudo de que si se pudiera enseñar a leer sin que se aprendiera a escribir, así se haría. A nadie o a muy pocos les interesa lo que escriban los no intelectuales: es triste pero la palabra escrita de esa mayoría está destinada a morir sin trascender o, en el mejor de los casos, a bogar como un mensaje en una botella en busca de un muy poco probable destinatario (baja probabilidad a la que por fortuna aún valoramos y a la que llamamos esperanza).

Y así entramos a la tercera forma en que la letra mata, es decir, al hecho de que la única manera que hay de aprender a expresarse por escrito, es haciéndolo. Como con todas las herramientas, sólo el ejercicio constante redunda en un cierto dominio. Esto es verdad tanto para el lenguaje hablado como para el escrito: si nadie te escucha, pierdes motivación para hablar; si nadie te lee, lo mismo. Los privilegiados por los medios nos vamos haciendo de más y más recursos, mientras que los que no son leídos, se quedan rezagados.

¿Es esto hacer comunidad? ¿Comunidad es que unos tengan recursos y otros no? La pregunta me recuerda algo que leí hace poco en un artículo del periódico El País, donde se mencionaba que la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) nunca ha tenido una rectora mujer, y se hacía la pregunta: “¿Se puede hablar de autonomía sin que exista igualdad de oportunidades?” Así también, ¿puede existir una comunidad ahí dónde unos escriben y otros tienen que conformarse con leer, o a lo sumo con correr el rumor?

A pesar de todas las críticas que se pueden hacer contra las redes sociales, muchos vemos en ellas un sitio en el que la población general empieza a ejercer su derecho a la expresión escrita. A los intelectuales y académicos nos causa escozor que los demás cuenten con ese recurso y que escriban en ellas con la misma asiduidad, concentración y autoridad con que lo hacemos nosotros en nuestros medios. Aunque considero legítima la preocupación por el aislamiento y la obsesión que pueden provocar, puedo decir que el empeño que los intelectuales ponemos en criticar las redes sociales más bien hace parecer que no soportamos perder el dominio de lo escrito. ¿Por qué creemos que nosotros podemos estar horas escribiendo, leyendo y contestando textos importantes, pero el resto de los mortales no? Según nosotros, los que no saben escribir y no tienen hábitos claros de creación y pensamiento, deberían dejar esas particularidades que tanto los ocupan y voltear a vernos, escucharnos y leernos (¡sin embargo, en vez de hacerlo, hasta se atreven a inventar su propia ortografía y gramática!).

Devolver a otros los recursos que hemos acaparado, no es fácil. Sin embargo, hay que tener claro que en el mundo actual no hay manera de pensar en una verdadera democracia sin crear una comunidad por escrito. La comunicación no está en los medios de comunicación sino en los fines de la comunicación (que somos las personas); no está en los intelectuales que saben y conocen, sino en los sentimentales ─los inteligentes emocionales─ que somos mayoría.

Abajo ─en este mismo espacio─ hay una sección de comentarios. Siempre voy a ella con la esperanza de escuchar lo que tengas que decirme, querida lectora o lector sí existente.  Estoy seguro de que lo mismo les pasa a todos mis colegas del Observatorio. Quiero creer que los recursos están dados para empezar a hacer de este espacioun lugar de encuentro.

Fuente de la información e imagen:  https://observatorio.tec.mx

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Libro en PDF: Describir el escribir. cómo se aprende a escribir.

Daniel Cassany.
«¿Cómo escriben los escritores expertos? ¿Cómo se aprende a escribir?
Al sentarnos a la mesa y enfrentarnos al desafío de una hoja de papel en blanco, todos nos hemos preguntado alguna vez: ¿Cómo escriben los escritores expertos? ¿Cómo se aprende a escribir?
Este libro nos ofrece las herramientas imprescindibles para adquirir las habilidades básicas de todo buen escritor.»
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Libro: Manual de escritura para científicos sociales (PDF)

Por Selene Kareli/CII-OVE

Como científicos sociales en formación cuántas veces nos hemos enfrentado a la hoja en blanco ante el dilema de la escritura, sin duda mucho más de una vez; por ello, se han escrito varios manuales y textos que sirven de apoyo para poner en marcha la escritura y el análisis que implica el oficio del investigador social; de tal manera, Howard Becker pone a nuestro alcance el texto titulado “Manual de escritura para científicos sociales”, en el cual el autor explica de manera sencilla y clara las formas de comenzar a plasmar nuestras ideas.

En este sentido, dicho Manual se estructura en nueve capítulos, 1) Rudimentos de escritura para estudiantes de posgrado. Un recuerdo y dos teorías; 2) Persona y autoridad; 3) La Única Manera Correcta; 4) Editar de oído; 5) Aprender a escribir como un profesional; 6) Riesgo; 7) «Sacarlo a la calle»; 8) Abrumado por la bibliografía; y, 9) Escribir con computadora. Asimismo, cuenta con número ISBN 978-987-629-167-5 y 235 páginas. Editorial siglo XXI.

El autor expresa que, al escribir el texto referido pensó únicamente en las y los estudiantes de posgrado de las áreas de Ciencias Sociales, sin embargo, al pasar de los años estudiosos de otras áreas y disciplinas encontraron en el Manual un gran instrumento de apoyo para redactar tesis, artículos y ensayos.

Descárgalo aqui: 

Manual de escritura para científicos sociales cómo empezar y terminar una tesis, un libro o un art

 

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Evaluación de las habilidades para comunicarse de forma escrita

Por: Tania L. Jaramillo Reyes y Salvador Saulés Estrada

La importancia de la escritura radica en su inevitable uso en la vida cotidiana, laboral, social y académica. Por eso es necesario evaluarla.

Este artículo se publicó originalmente en la Revista Ceneval Investiga, en el número 3 | 2021.
Autores: Tania L. Jaramillo Reyes y Salvador Saulés Estrada
Subdirección de Exámenes Transversales, Ceneval

La escritura es una de las tecnologías más avanzadas que ha desarrollado el ser humano. Los elementos que se involucran al redactar un texto abarcan habilidades socioculturales y cognitivas que, al fortalecerse adecuadamente, propician una comunicación exitosa con los lectores.

En el Ceneval se han generado pruebas que miden el nivel de competencia y las habilidades para comunicarse por escrito. Las evidencias se recaban, por ejemplo, de forma indirecta a partir de respuestas a reactivos de opción múltiple. Tal es el caso del área de redacción de los EXANI, los DOMINA-BACH, o el EGEL Plus. En estas pruebas, los sustentantes seleccionan fragmentos textuales a partir de ciertos criterios determinados. No obstante, también se puede recabar evidencia de forma directa acerca de la habilidad que posee un sustentante para redactar. Un ejemplo de ello es el Examen de Expresión Escrita en Español, conocido como EXPRESE.

El Ceneval ha elaborado dos materiales que sustentan este examen: el Marco teórico y la Guía para el Sinodal. Buena parte de la información incluida en este artículo procede de estas dos importantes fuentes.

Expresión escrita: tipologías y discursos

Aunque los textos son fenómenos lingüísticos que pueden adquirir múltiples formas, como aquellos que se han adaptado a los tiempos de las tecnologías de la información para comunicarse de forma inmediata (correo electrónico, mensaje de texto, tuit o publicación de Facebook), en los que la redacción suele ser sencilla, con rasgos espontáneos cercanos a la oralidad o producto de decisiones inmediatas, también existen otros textos con mayor formalidad que pueden ser agrupados por sus características de acuerdo con sus objetivos o funcionalidades. Tanto los textos inmediatos como los más formales pueden ser organizados a partir de su tipología textual; algunas teorías proponen cinco tipos: narrativo, descriptivo, argumentativo, explicativo y conversacional.[1]

La escritura se complejiza desde otra perspectiva cuando se elige un tipo de discurso. Desde el enfoque sociolingüístico, un escrito como acto social tiene el propósito de comunicar, por lo que se adapta al contexto y al público al que va dirigido el mensaje. No se trata sólo de los conocimientos sintácticos y semánticos que permiten organizar ideas y dar una estructura, sino de la elección y dominio del discurso que deseamos emplear, sea para dar sustento a una tesis, crear una descripción detallada en el interior de una historia o dar a conocer una noticia.

Al elaborar un escrito, la persona debe plantearse una “etnografía de la escritura”. En 1996, Grabe y Kaplan propusieron un modelo desde una perspectiva que comprende a la escritura como una manifestación con características específicas y no como la derivación de la lengua hablada. Este modelo en términos generales se basa en las preguntas siguientes,[2] que sirven como guía al acto comunicativo escrito: ¿quién escribe qué?, ¿a quién?, ¿para qué propósito?, ¿por qué?, ¿cuándo?, ¿dónde? y ¿cómo?

En este sentido, Salvador Mata considera que “la expresión escrita representa el más alto nivel del aprendizaje lingüístico, por cuanto en ella se integran experiencias y aprendizajes relacionados con todas las habilidades lingüísticas (escuchar, hablar y leer) y se ponen en funcionamiento todas las dimensiones del sistema lingüístico (fonológica, morfo-sintáctica, léxico-semántica y pragmática)”.

¿Cómo se logra la habilidad para escribir?

Una de las mayores aportaciones para comprender el desarrollo de las habilidades para expresarse de forma escrita fue el modelo de Hayes y Flower. En este modelo se tratan los componentes, no sólo internos sino externos, que influyen en quien escribe: “la memoria a largo plazo que incluye tres tipos de áreas de conocimiento, tema general del texto, el acto comunicativo y el conocimiento lingüístico vinculado a la producción textual, y finalmente, el proceso general de composición escrita, compuesto por los tres procesos básicos de planificación, traducción y revisión, dirigidos por un cuarto proceso de control, la monitorización, cuyo objetivo es regular la secuencia recursiva de la composición escrita”.[3]

A partir de este modelo surgieron otros, como el de los ya citados Grabe y Kaplan, quienes enriquecieron la idea de que la escritura es un acto comunicativo compuesto por dos principales bloques: los procesos cognitivos de la o el escritor y el contexto de la persona.

Para estos autores, en los aspectos externos se encuentra el conjunto que conforma el contexto: una situación que contiene un escenario, una tarea, un texto y un tema, a partir de lo cual se generará un texto, según el desempeño. El componente interno o “memoria verbal de trabajo”, por su parte, está “integrado por el establecimiento de metas, el procesamiento verbal y la producción del procesamiento […]. El establecimiento de metas activa el procesamiento verbal, el cual se compone de la competencia del lenguaje, el conocimiento de mundo y el ensamble del procesamiento en línea. Los dos primeros elementos son parte de la memoria a largo plazo, requerida para el procesamiento de la tarea”.[4]

Existen asimismo enfoques relacionados directamente con la forma en que se adquiere la habilidad de la escritura en los sistemas escolares, como el Modelo General de Discurso escrito de Anneli Vähäpassi (1988), el cual postula que existen al menos tres habilidades principales involucradas en la expresión escrita vinculadas a un tipo de discurso:

  1. Discurso documental: cuando sólo se reproduce, pues “el escritor registra material con poca o nula modificación (copiar, tomar nota, dar respuestas cortas a preguntas en libros de texto)”. Esta movilización de información se encuentra en un primer nivel de complejidad.

  2. Discurso reporteril: se refleja al organizar cierta información, como “fenómenos, conceptos o estados mentales ya conocidos”. Incluye el discurso narrativo, el descriptivo y el explicativo, los cuales tienen un nivel dos de complejidad, en cuanto a habilidades cognitivas involucradas.

  3. Discurso exploratorio: se inventa o genera nueva información, como “conceptos, estados mentales o fenómenos nuevos o alternativos”. Este nivel, el más complejo, se observa en un texto argumentativo o literario.

Estos niveles no funcionan de manera aislada; pueden estar los tres en un mismo texto, por ejemplo, en un ensayo argumentativo; puede haber reproducción textual de información al hacer una cita, describir un hecho o situación para ejemplificar un concepto y la aportación de nueva terminología para referirse a una nueva perspectiva.4

¿Cómo saber cuál es la habilidad que una persona posee para comunicarse por escrito?

Con base en el marco anterior, el Ceneval diseñó el EXPRESE con la finalidad de proporcionar información sobre la competencia que posee una persona para expresarse de forma escrita en español, mediante la construcción de un ensayo o texto argumentativo. Esta tipología ha sido considerada por los autores mencionados como el tipo de secuencia textual que proporciona de forma más amplia datos acerca de la competencia escritural de los sustentantes.

Para este instrumento, la expresión escrita es definida como aquella capacidad que permite al individuo elaborar un ensayo o texto argumentativo que utilice un lenguaje adecuado y apropiado a un tema o propósito determinado, establezca una relación lógica entre sus ideas principales y secundarias, manifieste una postura con razones y ejemplos, distribuya de forma coherente la información de acuerdo con el texto solicitado, utilice de forma adecuada los conectores para relacionar las partes del texto y aplique adecuadamente las normas ortográficas.

El enfoque taxonómico en que se sustenta la prueba parte sobre todo del modelo sociolingüístico de Grabe y Kaplan, el cual propone, como vimos anteriormente, que la comunicación escrita requiere del conocimiento lingüístico (aspectos ortográficos), discursivo (cohesión y coherencia) y sociolingüístico (contexto). Al adaptar esta teoría a los objetivos del instrumento,[5] más que conocimientos, se evalúan tres grandes habilidades:

1. Habilidad sociolingüística. Uso apropiado del lenguaje según el contexto social: usos funcionales de la lengua escrita, parámetros situacionales y de registro (formal). Para evaluar esta habilidad, se consideran los criterios:

  • Adecuación: grado de adaptación del discurso a la situación comunicativa; claridad y propiedad con que el sustentante emplea el lenguaje, según el tema y propósito de la tarea;

  • Organización: relación lógica entre ideas principales y secundarias mediante una estructura organizada del discurso, y

  • Argumentación: forma en que el sustentante manifiesta sus ideas, con una postura clara, acompañada de argumentos y ejemplos.

2. Habilidad discursiva. Estructura del texto, coherencia y cohesión, lo cual permite al lector construir un modelo mental de comprensión. Las evidencias que se recaban en este nivel son el grado en que se establecen las relaciones semánticas y el reconocimiento de temas principales mediante los criterios:

  • Coherencia: distribución de la información en un orden lógico de las ideas y el del tipo de texto solicitado;

  • Cohesión: conjunto de relaciones o vínculos de significado entre distintos elementos o partes del texto.

3. Habilidad lingüística. Se refiere a los elementos básicos de una lengua: código escrito, fonología y morfología, vocabulario, sintaxis. Aunque los criterios lingüísticos que podrían evaluarse son numerosos, la delimitación de este instrumento es relevante y pertinente, al evaluar la correcta aplicación de las normas ortográficas, sintácticas y gramaticales (que no estén cubiertos en la habilidad discursiva), de acentuación y puntuación. El criterio se denomina:

  • Convenciones de la lengua.

Habilidad de la escritura en datos concretos

El ensayo o texto argumentativo del EXPRESE se desarrolla a partir de una tarea dada que implica exponer una opinión o una postura acerca de una temática social, lo cual no requiere de un conocimiento especializado por parte del sustentante.

La calificación se basa en un modelo de evaluación criterial y una rúbrica analítica, de acuerdo con el marco teórico del EXPRESE, gracias a lo cual “se puede obtener un dictamen individual para cada una de las dimensiones que componen el constructo”.[6] Esto resulta útil “si lo que se requiere es dar retroalimentación detallada con un fin específico”.[7] De este modo, gracias a este tipo de rúbrica se puede recabar información de forma global y por cada uno de los seis criterios que se evalúan. Los dictámenes están organizados con base en la siguiente escala de cuatro niveles de desempeño: Insuficiente, Suficiente, Bueno y Notable.

Datos importantes del EXPRESE

  • Comenzará su operación en diciembre del año en curso

  • Puede aplicarse de forma independiente o junto con el proyecto Egresa

Para mayores informes dé clic en la siguiente liga: https://ceneval.edu.mx/examenes-diagnostico-exprese/

Para que la evidencia sobre la competencia comunicativa por escrito sea precisa, el examen es calificado por al menos dos sinodales. Si existen diferencias significativas entre la calificación otorgada por los primeros dos calificadores, se debe realizar una tercera evaluación con un tercer calificador.

La utilidad de estos datos tiene estrecha relación con el tipo de reportes que se generan. En este caso se desprenden reportes individuales e institucionales. Los primeros detallan los criterios mencionados más el puntaje global; en el segundo caso se ofrece una lista con los dictámenes de cada uno de los participantes de una determinada institución.

Un punto por destacar del instrumento EXPRESE es que, dadas sus características de medición por criterios evaluados y por cuatro niveles de desempeño, permitirá ofrecer sugerencias de mejora generales a cada uno de los sustentantes, según los resultados obtenidos. Pocos instrumentos de evaluación presentan estas características de devolución formativa de resultados.

Conclusiones

La importancia de la escritura radica en su inevitable uso en la vida cotidiana, laboral, social y académica. Por eso es necesario evaluarla. Comunicar de manera efectiva implica desarrollar las habilidades necesarias para adecuarse y cumplir el propósito comunicativo. Gracias a la evaluación de las habilidades para comunicarnos de forma escrita en español, se pueden identificar las áreas de oportunidad e implementar técnicas didácticas que permitan un buen desarrollo de dichas habilidades.

“El pensamiento –de acuerdo con la Unidad de Apoyo para Aprendizaje de la UNAM– crea y determina al lenguaje; a su vez, el lenguaje enriquece y revoluciona al pensamiento. De tal forma, ambos mantienen una relación mutua, interdependiente y dinámica. La escritura activa posibilita el desarrollo del pensamiento en funciones como la percepción, la atención y la memoria”, por lo que, si se desarrolla la habilidad de la escritura, se desarrolla el pensamiento y se abren las posibilidades para la adquisición de nuevas competencias para el siglo XXI.

Lecturas recomendadas

Bassols, M. y Torrent, A. M. (1996). Modelos textuales. Teoría y práctica. Eumo Editorial.

Bereiter, C. y Scardamalia, M. (1987). The Psychology of Written Composition. Lawrence Erlbaum Associates Publishers.

Ceneval (2015). Marco teórico. Examen de Expresión Escrita en Español. Exprese. Dirección Técnica y de Investigación.

Ceneval (2015a). Guía para el Sinodal. Examen de Expresión Escrita en Español. Exprese. Dirección Técnica y de Investigación.

Grabe, W., y Kaplan, R. (1996). Theory and Practice of Writing. An Applied Linguistic Perspective. Longman.

Rodríguez, C., González. P., Álvarez., L., Cerezo, R., García, J. N., González, J. A., Alvarez, D., Bernardo, A. B., (2010). Un análisis de los modelos teóricos actuales de escritura y su relación con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Papeles del Psicólogo, núm. 2, mayo-agosto, pp. 211-220. Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos.

Salvador, F. (2021). Habilidad de expresarse por escrito. Docer Argentina. https://docer.com.ar/doc/x01v51v

Unidad de Apoyo para el Aprendizaje (s/f). Pensamiento, lenguaje y escritura. Coordinación de Universidad Abierta y Educación a Distancia-UNAM. https://proyectos.cuaed.unam.mx/uapa/derecho/pensamiento-lenguaje/

Vähäpassi, A. (1988). The Domain of School Writing and Development of the Writing Tasks. En T. P. Gorman, A. C. Purves y R. E. Degenhart (Eds.), The IEA Study of Written Composition I: The International Writing Tasks and Scoring Scales (pp. 15-39). Pergamon Press

[1] Bassols y Torrent (1996)

[2] Ceneval (2015)

[3] Rodríguez et. al., 2010

[4] Ceneval (2015)

[5] Ceneval, 2015a

[6] Quinlan (2006)

[7] Wilkerson (2012)


Este artículo se publicó originalmente en la Revista Ceneval Investiga, en el número 3 | 2021.
Autores: Tania L. Jaramillo Reyes y Salvador Saulés Estrada
Subdirección de Exámenes Transversales, Ceneval

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx

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Planes y programas de estudios en educación preescolar: el campo formativo de lenguaje y comunicación

Por: Mariela Silva Domínguez

Desde el año 1992 se distinguen los planes y programas de educación preescolar con la rúbrica de dimensiones de trabajo las cuales son conocidas como dimensiones del desarrollo y estas son la afectiva, social, intelectual y física.

En el año 2004 el plan de educación preescolar se reconoce como fundamento de la educación básica, a través del aprendizaje por competencias donde se pretende que el o la infante en esta edad lleve a cabo la participación ferviente que le abra las puertas al desarrollo, de manera prioritaria de las competencias afectivas, sociales y cognitivas. Ya en el 2011 entra en vigor un nuevo plan y programa de estudio, el cual contiene los propósitos, enfoques, estándares curriculares y aprendizajes vigentes.

El niño o la niña preescolar es un ser en desarrollo que presenta características físicas, psicológicas y sociales propias. Su personalidad se encuentra en un proceso de construcción, posee una historia individual y social, producto de las relaciones que establece con la familia y miembros de la comunidad en que vive. Un niño o una niña tiene formas propias de aprender y expresarse, piensa y siente de forma particular, gusta de conocer y descubrir el mundo que lo rodea (Subsecretaria de Educación Básica ,1993, p.11)

Los niño y las niñas de preescolar ya poseen un lenguaje oral significativo el cual les permite comunicarse con sus padres, hermanos y otros miembros de la familia y comunidad. Esta forma de comunicación oral la aprendieron de su interacción social sin la intervención de una educadora (Subsecretaria de Educación Básica, 1993, p. 103).

Por consiguiente, se considera que las características que presenta el niño o la niña en la edad preescolar son propias de la etapa que está viviendo y por ello que se puede decir que su personalidad se encuentra en proceso de construcción, posee una historia individual y social, producto de las relaciones que establece con la familia y miembros de la comunidad en que vive, por lo que una niña o un niño es un ser único. Tiene formas propias de aprender y expresarse, piensa y siente de forma particular, gusta de conocer y descubrir el mundo que lo rodea (Subsecretaria de Educación Básica, 1993, p.11).

El conocimiento que el niño o la niña adquiere, parte siempre de aprendizajes anteriores previas que ha tenido y de la competencia conceptual para similar nuevas informaciones. Por lo tanto, el aprendizaje es un proceso continuo donde cada nueva adquisición tiene su base en esquemas anteriores, y a la vez, sirve de sustento a conocimientos futuros. La construcción de relaciones lógicas está vinculada psicomotricidad, el lenguaje, la afectividad y la socialización del niño o la niña, lo que permite resolver pequeños problemas de acuerdo con su edad (Subsecretaria de Educación Básica, 1993, p. 17).

El lenguaje es conocido como una actividad comunicativa, cognitiva para integrarse al conocimiento propio y otros saberes, permite interactuar con la sociedad; también es utilizado para establecer relaciones interpersonales, que permiten expresar sensaciones, emociones y sentimientos. Con este recurso el ser humano da una parte de representación a lo que es el mundo donde se encuentra, se introduce en el y por lo consiguiente construye y armoniza sus propias ideas (Subsecretaria de Educación Pública,2011, p.41).

El lenguaje forma parte de la visión que tienen las personas del mundo; por ello, se pueden entender cómo es que se aprende el conjunto de conocimientos básicos que desde temprana edad se asimilan.

El lenguaje es un sistema establecido convencionalmente cuyos signos lingüísticos tienen su raíz social de orden colectivo, es decir, posee una significación para todas y todos los usuarios, por lo cual la adquisición social que se da a través de la comunicación (Subsecretaria de Educación Básica,1993, p.102).

Antes de llegar a dominar su propia conducta, el niño o la niña comienza a dominar su entorno con la ayuda del lenguaje. Ello posibilita nuevas relaciones con el entorno, además de la nueva organización de la propia conducta (Vigotsky,1998, p.28).

A lo largo de la historia misma y del sistema educativo mexicano, han existido diferentes modelos y posturas teóricas acerca del cómo debe ser la educación y los fines de esta. A la par han existido modos de entender la realidad educativa y de traducir esos esquemas en la practica de la misma (Velázquez ,2005, p.36).

De esta forma se puede decir que es relevante conocer cual es la finalidad y las características de los programas institucionales en el dominio de la lengua escrita. De esta manera, profundizar en el estudio de los aspectos ya señalados, incorporará otros que se consideren relevantes, como procedimientos metodológicos que se utilizan en la enseñanza de le lectura y de la escritura, las practicas pedagógicas complementarias que se han ido promoviendo, así como el contexto y las características del grupo (López,1985, p.10).

Como se denota anteriormente el campo formativo de lenguaje y comunicación es de suma importancia. Por ello, en el Plan de Educación Preescolar 2011 se han realizado una serie de modificaciones al respecto con el fin de considerar las necesidades de las y los estudiantes.

Las nuevas tendencias de enseñanza integran abundantes propuestas. Los libros, al igual que otros materiales educativos sirven para crear estrategias al enseñar, especialmente aquellos contenidos relacionados con la comunicación oral y escrita.

IMPORTANCIA DE LA LECTOESCRITURA

La lectoescritura es un proceso intelectual mediante el cual se transforma un código de formas geométricas o signos gráficos en imágenes mentales aptas para ser expresadas en otro código de sonidos orales. Este proceso es bidireccional (Izquierdo, 1979, p.66).

Esta misma aportación acerca de la lectoescritura la hace Buron (1999) en la que afirma que la lectura ha dejado de ser un desciframiento del sentido de una página impresa (p.43) ya que explica que este es un proceso activo en el cual los niños integran los conocimientos previos con la información del texto y con lo que se le presenta, lo cual es de gran importancia para la construcción de nuevos conocimientos. Cada niño o niña decodifica, construye y reconstruye un texto a partir de su experiencia, el entorno y loa andamiajes de apoyo que encuentre.

La expresión lectoescritura se puede retomar desde aspectos propios de la lengua y la escritura, a continuación, se mencionan algunos conceptos.

Primeramente, se puede decir que “La lengua: Es la representación convencional donde lo que es transmitido, es utilizado y elaborado por la misma sociedad donde se desenvuelve una persona” (Arango, 1998, p. 10). Se puede igualmente puntualizar que la lengua se hace diferente de otro de los sistemas de la comunicación, ya que cuenta con la capacidad de ser de suma eficacia y precisión, además de que esta capacidad es atribuida al ser humano. En este mismo sentido Munguía menciona que “La lengua es un sistema complejo de signos regidos por un conjunto de normas. La lengua es producto de una convención social, construye una herencia cultural; y es adquirida de manera natural” (Munguía, 2011, p.2).

La escritura se conoce como el hecho social por excelencia. Todos los individuos la van construyendo en cada momento de su vida para la representación de su realidad, la cual le sirve en este caso a la niña o al niño para la construcción de su propio conocimiento. La adquisición de la lectura y la escritura constituye el aspecto mas complejo del desarrollo del lenguaje por tener un alto grado de convencionalidades (Medina,2009, p.4).

Por último “Escribir es hacer una definición de significados impresos por una representación grafica. Es realizar la significación para enlazar comunicación con otras personas que se encuentren lejos” (Arango, 1998, p.10). La lectura es, por lo tanto, decodificación de estas representaciones, pero más que nada, su construcción y reconstrucción.

En énfasis las producciones e interpretaciones que las y los niños realizan, así como las diversas preguntas y conceptualizaciones que formulan acerca de lo que se escribe y lo que se lee son ciertos indicadores que le permiten comprender los diferentes momentos evolutivos que construyen en el proceso de la adquisición de la lectoescritura.

ANTECEDENTES DE LA LECTOESCRITURA

Hace aproximadamente 30,000 años los hombres paleolíticos, con la intención de comunicarse con otras personas utilizaron sangre para la realización de grafías; se realizaban tablillas que transportaban debido a su nomadismo. Pasados los años, el hombre mesolítico fue adoptando otras formas de subsistencia propia como el cultivo de plantas y la cría de animales que se hicieron presentes en esta era. Se formaron las primeras aldeas completamente sedentarias de agricultores. Para entonces ya no eran suficientes las marcas simples para identificar puntos o rayas: se hacia necesario en ese momento registrar los hechos y cosas mucho más complejas (Palacios,1987, pp7- 8).

En las primeras sociedades agrícolas, la escritura como sistema pasó a ser propiedad de los que eran la clase dominante en estas teocracias, lo que les permitía controlar la información y controlar el poder (Larroyo,1973, p.78).

La cultura mesopotámica, se caracteriza por su escritura cuneiforme, se denominaba silábica y conceptual: los signos eran representados como silabas o palabras enteras (lo cual haca más difícil descifrar la lectura de los mesopotámicos). También se decía que su literatura presentaba características monumentales y epigráficas. Por lo tanto, dicha escritura tenía la peculiaridad de que su escritura ya hacia uso de lo que se conoce como sílaba, aunque constituida de diferente manera a la actual. (Larroyo,1973, p. 78).

Egipto fue una de las civilizaciones que invento un sistema de escritura: los jeroglíficos. Estos símbolos, reservados para las inscripciones importantes hechas sobre tumbas, templos y documentos oficiales (palabras divinas), no tuvieron modificaciones durante casi 3 mil años: cada símbolo que era dibujado representaba a una persona, un objeto o un sonido. La cultura egipcia se constituyó por periodos lingüísticos. Los escribas de esa época se sentaban en el suelo, con un rollo de papiro puesto sobre una tabla y una fina cuña en la mano, el escriba se concentraba en su trabajo. Él era el depositario de la memoria egipcia. su poder era grande, pues pocos egipcios sabían leer y escribir. El escriba era el que redactaba las cartas para los no letrados, contabilizaba las cosechas de los campesinos, vigilaba la recaudación de impuestos, y asentaba las actas de justicia.

La cultura egipcia se preocupó porque el legado dejado por sus ancestros no se perdiera, sino que permaneciera hasta hoy en día, marcando vidas de una forma significativa para el futuro (Larroyo,1953, pp.84-85).

En la cultura china (3,000 a. C), el idioma era monosilábico. Constaba de 450 sílabas aproximadamente, que a su vez conformaban mas de 1,200 palabras, debido a la entonación utilizada al momento de la pronunciación.

Muchas de estas palabras se caracterizaban por tener aproximaciones 50 acepciones, sin contar que la representación gráfica estaba constituida por más de 80,000 signos (Larroyo,1953, p.63).

El primer alfabeto conocido surgió en lo que hoy es Siria y Palestina entre el año 1700 a. C. y el 1500 a.C. Aparece como una combinación de los símbolos cuneiformes y jeroglíficos; algunos signos podrían proceder de estos sistemas emparentados entre ellos como la escritura cretense e hitita. Este alfabeto semítico solo tenía 22 consonantes. Los sonidos de las vocales había que sobreentenderlos.

Muchos estudios llegan a la conclusión de que en torno al año 1000 a.C. habían aparecido cuatro ramas divididas del alfabeto semítico septentrional: la escritura semítica meridional, la cananea, la aramea y la griega. El semítico meridional ha sido el antecedente de los alfabetos de las lenguas ya desaparecidas que se hablaron en la península de arabia de las actuales lenguas de etiopia. La escritura cananea se dividió en dos tipos y dio lugar a la escritura mas antigua del hebreo y el fenicio mientras que a escritura aramea tuvo una enorme importancia porque sirvió de base a otros alfabetos semíticos utilizados por las lenguas de Asia occidental. Mas tarde loa griegos pensaron en darle uso a esos caracteres fenicios para escribir (Visalberghi&Abbagnano,2001, pp.66-67).

La dificultad residía en que el friego tenia algunos sonidos que no existían en los fenicios; por otra parte, no necesitaban algunas letras fenicias pues correspondían a sonidos inexistentes en griego. El sonido que representaba la letra aleph no existía en griego. Entonces los griegos reformaron las letras fenicias para adaptarlas a su idioma. Convirtiendo a Aleph en alfa o “a” en la primera lera del alfabeto griego, además agregaron varias letras para sus sonidos particulares. Hoy se usa un alfabeto derivado del griego y del fenicio, la misma palabra “alfabeto” se compone de las dos primeras letras del alfabeto griego “alfa y beta” (Visalberghi & Abbagnano, 2001, p.19).

Como se ha especificado anteriormente los antecedentes históricos de la lectoescritura denotan que cada una de las primeras civilizaciones cuenta con un elemento en común, el cual, es guardar la riqueza cultural de sus antepasados que servirían para las generaciones venideras, a través del uso de un sistema organizado de símbolos.

En síntesis, en las civilizaciones de la edad antigua, la escritura se vuelve parte fundamental de la vida de dichas comunidades: el hombre a través del tiempo ha tenido la necesidad de comunicarse para establecer redes sociales que permitan la interacción con los miembros de su colectividad.

ANTECEDENTES DE LA LECTOESCRITURA EN MEXICO

En la evolución de la cultura prehispánica se pueden distinguir tres etapas muy importantes, la vida primitiva, las culturas sedentarias y la cultura ritualista. Las evidencias acerca de la existencia de manuscritos corresponden a todas las regiones de Mesoamérica, salvo el occidente del actual México, aunque se tienen datos relativos al uso de la escritura desde finales del periodo preclásico, es en el clásico (300-900 d.C.) cuando este tipo de evidencias se generaliza y es posible que la tradición de elaborar códices pueda remontarse a ese periodo, aunque los que han llegado conocer pertenezcan en su mayoría al posclásico (900-1521 d.C.).

La escritura azteca era muy primitiva. Constaba de dos clases de signos: ideogramas y fonogramas. Los primeros eran una representación pictórica simplificada de los objetos expresados y los segundos constaban de expresiones graficas de sonidos articulados (Larroyo,1953, pp.57-58).

En el transcurso de la época colonial hubo una preocupación por la formación educativo a la par que la evangelización en la Nueva España. Muchos fueron los métodos y las estrategias para que estas inquietudes llegaran a lograrse y no se podría decir que esos esfuerzos no hayan sido exitosos, ya que la mayoría de la población era analfabeta.

Aun cuando predominaran las lecturas religiosas como metodología de enseñanza en la educación literaria y científica, el gusto por la lectura la tradición humanista que estuvo dirigida principalmente a los criollos, lo que aumento la brecha cultural entre, este grupo étnico-social de la economía dominante y los indígenas mestizos (Cartón ,1984, p.52).

En México, durante dicho periodo se siguieron con los mismos periodos que se tenían en España, y se hicieron presentes las cartillas, cartones, silabarios y catecismos. La enseñanza de la lectura formaba parte indisoluble del estudio de la doctrina cristiana, de hecho, estos pequeños libros ya mencionados siempre o casi siempre tenían como ejercicios de lectura oraciones y enseñanzas de tipo religioso cristiano. Los sistemas fueron también básicamente los mismos, en el siguiente orden: deletreo, silabeo y fonético (Rodriguez,2007, p.2).

En el caso de las cartillas, la enseñanza se iniciaba con el aprendizaje del alfabeto, que seguía con las sílabas, hasta llegar a las oraciones sencillas, las nociones del catecismo y algunos aspectos relacionados con el conteo, que podían ser tablas de multiplicar. Otros textos de similares características fue el silabario, que sustituyó en muchos casos a las antiguas tablillas. En estos, a veces no se incluyen los rudimentos de la doctrina cristiana, tal vez en esta característica residía la diferencia entre unas y otras. En México, el mas conocido fue el famoso silabario de San Miguel, nombre con el que se le denominó popularmente por tener una figura del arcángel en la portada. Estos silabarios silabarios estuvieron en uso en algunas partes hasta el siglo XX (Cartòn,1984, p.52).

Cuando ya los niños sabían leer, se pasaba a los cartones, que eran libros de enseñanza cristiana, como pequeños tratados de moral para la instrucción de los infantes. La lengua como tal es la representación convencional de signos elaborados, la cual es como representación simbólica., la enseñanza de la lectura y la escritura fue de manera simultánea, y en virtud de la existencia de maestros más académicamente formados, se fue eliminando el método lancasteriano , impulsado en los periodos de la reforma y la restauración de la república, el cual consistía en la enseñanza mutua y monitoreo lo cual serviría fortalecer la enseñanza grupal en la que el maestro se desempeñaba.

La enseñanza de la lectura y la escritura estaba dirigida fundamentalmente a los niños de la población urbana; no obstante, existen experiencias como las de las escuelas de maestros protestantes que se establecieron en zonas rurales o semirrurales para su desarrollo (Cartòn,1984, p.44).

En conclusiones, la lectoescritura en México ha sufrido una serie de cambios y con ellos una enorme evolución en el ámbito educativo, por lo consiguiente se hace necesario conocer la importancia de la lectoescritura.

IMPORTANCIA DE LA LECTOESCRITURA

La importancia de la lectoescritura es indiscutible, mas aun si esta es entendida como medio de comunicación y de acceso al conocimiento formal y vivencia de la realidad. Además, este proceso posibilita la obtención de la información de las diversas artes del conocimiento. (Arango,1998, p.9).

Por otra parte, la lectura constituye en sí misma una fuente de información y de comunicación, la cual conlleva el placer y sin duda es el medio por donde son transmitidos la mayor parte de los aprendizajes, el ser humano como tal lleva siglos leyendo y escribiendo (Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca,2009-2010, p.22).

Presenciar actos de lectura y escritura es importante ya que el niño y la niña se sumerge en la alfabetización. Por ello la labor del maestro o maestra debería enfocarse en leer y escribir con frecuencia en presencia del infante (Gòmez,2002, p.25).

Es importante puntualizar que, para que exista una buena apropiación de lo que es la lenguaje oral y escrito, es necesario que el niño o la niña desde temprana edad se sumerja en los portadores de textos, con el fin de alentar la propia inventiva infantil para crear significados, para familiarizarse con el lenguaje escrito de forma divertida y para representar de manera no convencional, el lenguaje oral que utiliza cotidianamente, aun mediante el uso de dibujos (Molina,1999, p.8).

Por otra parte, la escritura de las y los niños, por lo general, en sus primeras representaciones no se ciñe a la forma convencional (las letras que trazan no corresponden a la palabra: presilábico) y este trazo puede ser inseguro e impreciso.  Aunque esto suceda, es de importancia que se les apoye para que inicien en este proceso (Palacios,1995, p.20).

Así mismo, se puntualiza que el correcto dominio de la lectura y la escritura dará las y los estudiantes las herramientas necesarias para continuar aprendiendo en el futuro. Darle a la niña o al niño un buen manejo de las habilidades lectoras, le servirán para cultivar el placer por la lectura, igualmente abren la pauta a que se cree el gusto por la adquisición de las habilidades escritas, las cuales, son la base para poder expresarse con claridad y espontaneidad.

Por otra parte, es importante mencionar que antes de que las y los niños inicien el proceso de adquisición de la lectoescritura, estos ya realizan trazos similares para dibujar y escribir, en la etapa de educación preescolar las y los niños tienen la oportunidad de interactuar con los textos (Nemerovsky,1999, p.37).

Tal como se venia diciendo, el lenguaje es una herramienta de comunicación y el aprendizaje se hace más fácil cuando se valora la necesidad. Las y los niños quieren aprender a escribir porque quieren “comunicar” mensajes, quieren saber cómo se escribe su nombre y el de sus amigos, quieren “decir” cosas por escrito.

CARACTERISTICAS DEL NIÑO PREESCOLAR

A la edad de los tres años, la mayoría de los vestigios persistentes de la infancia has desaparecido, y el/la niña (o) preescolar ha comenzado a parecerse, a hablar, pensar y sobre todo actuar mas como una niña o un niño. La etapa en la edad preescolar es muy emocionante para las y los niños, en cuanto a lo que es su desarrollo físico, cognitivo y social. A los 2 y 5 años hay un progreso rápido en cuanto a todas las áreas de desarrollo /Kagan,2008, p.149).

La lactancia y el periodo preescolar son épocas de crecimiento físico, intelectual, emocional y social simultáneamente rápidos. Ninguna de estas esferas del desarrollo puede alcanzar su mas alto grado, si no se producen en un ambiente sano, de comprensión y estimulo. Cada infante posee distintas potencialidades personales y sociales que son favorecidas con una buena estimulación tanto familiar como escolar y social. Es labor de la educación preescolar crear un ambiente propicio al desarrollo, de ahí que desempeñe un papel fundamental en la socialización. La o el niño madura y se socializa mediante la participación en los juegos, el establecimiento de relaciones, y la interacción con los demás (Estrada,1988, p.31).

La psicomotricidad y el aprendizaje escolar son solamente una parte de la educación general, y puede iniciarse a condición de que el niño alcance cierto nivel en la etapa operativa, con sus correspondencias en la elaboración espacio – tiempo y también en el plan neuromotor. La educación psicomotriz favorece la preparación preescolar creando situaciones que la o el niño tiene que enfrentar, incluyéndose en juegos que le permitan conocer su cuerpo. Los recursos que debe de emplear la o el maestro deben ser múltiples: en esto está incluida la motivación, como mero objeto de la realidad o de la imaginación (Johanne,1987, pp.39-409).

COMO APRENDE EL INFANTE EN LA EDUCACION PREESCOLAR

Desde una visión constructiva, el o la docente adquiere un papel fundamental dentro de los factores que intervienen en el proceso de enseñanza -aprendizaje, pues se convierte en el guía de la o el estudiante durante su proceso de construcción de significados y de la atribución de sentido;  otra de las funciones docentes es intentar enriquecer las oportunidades de las y los estudiantes para interactuar con los objetos de conocimiento, permitiendo a la vez que las y los estudiantes puedan poner en juego sus instrumentos cognitivos  (Portusa,2002,p.21).

Dentro del proceso de adquisición de la lectoescritura, el o la infante se vuelve protagonista en dicho proceso. Por lo tanto, se hace necesario determinar cómo aprenden las y los niños en el nivel preescolar, no olvidando que la etapa y las características de este se vuelven fundamentales en el aprendizaje.

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Fuente: La autora escribe para OVE

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Acciones educativas de lectura y escritura deben convertirse en prácticas sociales y políticas

Por: Erick Juárez Pineda

Las prácticas de lectoescritura con las y los niños se deben poner al centro de los planes educativos, no solo como estrategias pedagógicas, sino como prácticas sociales y de incidencia.

Esto lo señaló Luz María Moreno Medrano, investigadora de la Universidad Iberoamericana y Directora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación  (INIDE), donde agregó que deben existir puentes entre la investigación educativa y los movimientos sociales para amplificar las mejores prácticas e incidir en la toma de decisiones en la materia.

En el marco del II Coloquio Internacional sobre Prácticas Letradas en clave Interseccional y Postcolonial, Moreno Medrano explicó que este tipo de incidencia se pudo reflejar en el Proyecto Educativo Autónomo Otomí en la Ciudad de México, en el cual desarrolló una serie de estrategias, en colaboración con la Comunidad Otomí organizada en la Ciudad de México, a través del Concejo Indígena de Gobierno (CIG), con el fin de atender las necesidades educativas de un grupo de niñas en edad escolares que habitaban en el campamento de la colonia Juárez, en la Delegación Cuauhtémoc de la Ciudad de México, donde se tomaron las instalaciones del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas.

Explicó que durante esta intervención se logró contribuir al seguimiento a los procesos de aprendizaje de la lectoescritura a través de distintos mecanismos con el uso de tabletas electrónicas, material impreso y didáctico.

«Durante este proyecto, las y los niños pudieron tener experiencias gratificantes de lectura y escritura. A través de ellas pudieron expresar y entender su realidad y crearon lazos afectivos de experiencias académicas», señaló.

De esta experiencia, destacó que se deben poner al centro las prácticas letradas como prácticas sociales y políticas, a fin de incidir en la mejora del ejercicio del derecho a la educación, además, de enriquecer las visiones del mundo a través de la experiencia de los menores, a fin de comprender los diversos contextos en los que se desarrolla.

El pasado octubre del 2020, integrantes de la Comunidad Otomí organizada en la Ciudad de México tomaron las instalaciones del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas para que se garantice su derecho a la vivienda, al trabajo, educación y servicios de salud. Ante ello, este grupo sufrió una serie de desalojos violentos de sus campamentos y los menores no tienen garantizado el acceso a la salud, educación y vivienda.

Fuente e imagen:  https://www.educacionfutura.org

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