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Uruguay: ANEP implementará desde febrero tutorías para fortalecer aprendizajes de estudiantes desvinculados o con vulnerabilidad

América del Sur/Uruguay/04-102020/Autor(a) y Fuente: www.republica.com.uy

Silva explicó que se desarrollan estrategias para todos los niveles educativos y que en primaria se priorizará lectura, escritura y matemática.

El presidente de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Robert Silva, informó que desde febrero de 2021 se aplicará un mecanismo de tutorías para atender las necesidades de estudiantes con cierta vulnerabilidad, que la pandemia agudizó y llegaron incluso a desvincularse, publicó el portal de Presidencia.

“Es un año distinto, en el que se tendrán que extremar estrategias para seguir incluyendo a todos, especialmente a quienes tienen situaciones de vulnerabilidad, que se agudizó y repercutió en la desvinculación”, dijo el titular de la ANEP, quien explicó que se prevé que el 2021 sea una continuación del 2020 para recuperar aprendizajes. Indicó que se desarrollan estrategias, tanto en el nivel inicial como en primaria, secundaria y UTU, que incluyen ir a buscar a los alumnos si es necesario.

En este sentido, confirmó que en primaria se priorizará aprendizajes fundamentales, como lectura, escritura y matemática, por su impacto en el razonamiento. Informó que se trabaja en estrategias focalizadas en aquellos niños que tengan mayores dificultades detectadas por los equipos, lo que implica apostar a tutorías en el mes de febrero próximo, así como comenzar las clases con dispositivos diferentes.

Extensión del horario, apertura de comedores y evaluación

Consultado acerca de la posibilidad de ampliar la carga horaria en las escuelas públicas, Silva argumentó que el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) abarca 2.085 escuelas. A 1.040, que son rurales, los alumnos concurren todos los días en el horario completo; a unas 300, de tiempo completo y extendido, asisten todos los días unas tres horas y media diarias y en escuelas de más de un turno (comunes) “se preserva lo sanitario”, indicó.

“No debemos perder de vista que somos el único país de América que recobró la presencialidad tras haberla suspendido. Tenemos que ser cuidadosos, estamos en contacto directo y permanente con el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas”, enfatizó.

El jerarca remarcó que el distanciamiento y la higiene son fundamentales. “Si nos apuramos y volvemos a la presencialidad total, sin distanciamiento permanente de 1,5 metros, se corren algunos riesgos que pueden tirar atrás todo lo logrado”, afirmó. Silva entiende que es necesario seguir dividiendo los grupos, distribuirlos por semana y mantener la distancia en entradas, salidas y recreos. “La autoridad sanitaria es la que establece cómo avanzamos”, insistió.

Sobre la apertura de los comedores en los centros educativos, explicó que primero se abrieron los tercerizados, que preparan los alimentos que consumen los niños en el centro o fuera de él. Luego, de forma paulatina, comenzarán a funcionar los tradicionales, que elaboran la comida en la cocina de cada local.

Por otra parte, el presidente de la ANEP ratificó que en el sistema educativo habrá evaluación. Confirmó que se está determinando cómo se llevara adelante, porque es necesario reconocer el trabajo de todos los niños y sus familias, “que se esforzaron mucho”. En este sentido, informó que trabajan en clave ANEP, es decir, en una acción articulada y coordinada. Estima que la próxima semana habrá un documento disponible.

Fuente e Imagen: https://www.republica.com.uy/anep-implementara-desde-febrero-tutorias-para-fortalecer-aprendizajes-de-estudiantes-desvinculados-o-con-vulnerabilidad-id791123/

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El reto del analfabetismo: Del «cuántos leen» al «cómo leen»

Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz

 

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) define como analfabeta a aquella persona de 15 años o más que no sabe leer y escribir un recado. Según la Encuesta Intercensal 2015, el 5.5% de la población mexicana se pudiera considera como analfabeta (INEGI, 2015, p. 32), porcentaje muy inferior al de 1970, cuando 25.8% de la población no sabía leer y escribir. El analfabetismo es una de las expresiones más graves del retraso educativo, pues implica la carencia de habilidades necesarias para ejercer derechos e integrarse al mercado laboral, perpetuando así la ignorancia, la pobreza y la desigualdad social.

La distribución del analfabetismo en nuestro país es desbalanceada. En cuestión de sexo, 6 de cada 10 analfabetas son mujeres. En términos geográficos, en Guerrero, Oaxaca y Chiapas hay una proporción siete veces mayor de analfabetismo que en Ciudad de México; asimismo, la frecuencia de esta condición es cinco veces mayor en localidades rurales (12.9%) que urbanas (2.5%). En relación a los grupos de población, los más afectados son los indígenas (17.8%), las personas con alguna discapacidad (23.8%) o con alta marginación (19.4%) (INEE, 2017b, p.142). Así pues, hablando en términos generales, el rostro del analfabetismo en México podría ser representado por el de una mujer indígena, con algún tipo de discapacidad, originaria de una población rural de alta marginación.

La notable reducción del analfabetismo sin duda está vinculada a la mejora en la escolarización, sobre todo en el nivel primario: de acuerdo al Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica, México (2020) México alcanzó desde 2001 la universalización de la matriculación en la enseñanza primaria (6 a 11 años de edad). De este modo, son casi dos décadas en las que todos los mexicanos acceden al nivel educativo en el que se da, en la mayoría de los casos, el aprendizaje formal de la lectura y la escritura.

De acuerdo a la Encuesta Intercensal 2015 (INEGI, 2015, pp. 32-34), el analfabetismo actualmente es casi inexistente entre la población joven de 15 a 29 años (1.2%), mientras que es mayor su proporción en la población de 60 a 74 años (15.7%) o de 75 años y más (28.5%). Lo anterior hace pensar que, por el simple paso del tiempo, será cada vez más raro encontrar personas que no sepan leer y escribir. De seguir con las tendencias actuales, en una o dos décadas el porcentaje de población alfabetizada podría ser casi o igual al 100%, no obstante que a partir del 96% la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) considera ya a los países como plenamente alfabetizados. Lo anterior no elimina la responsabilidad del Estado para eliminar los altos índices de analfabetismo en la población de edad más avanzada.

Considerando el avance importante de la alfabetización en México, resulta alarmante la situación de las personas con discapacidad. Si bien en nuestro país el analfabetismo se refugia principalmente en la población de edad más avanzada, esta condición no se cumple con el subgrupo de población mencionado: el analfabetismo es menor entre las personas de 55 a 64 años (15.5%) que los de 15 a 24 años (24.8%) (INEE, 2017b, p. 142). ¿A qué se debe lo anterior: cayó la escolarización de este grupo o simplemente, en los últimos años, se ha hecho más visible su presencia? Sea cual sea la respuesta, el alto índice de analfabetismo es un reflejo de la lamentable tendencia de la escuela mexicana hacia la inequidad y la exclusión de los más desfavorecidos.

Con la inminente erradicación del analfabetismo absoluto, es decir, la simple incapacidad para leer y escribir un recado, se viene un nuevo desafío: tratar de abatir al analfabetismo funcional, o sea, la imposibilidad de utilizar adecuadamente las habilidades de lectura y escritura en situaciones específicas de la vida. Al respecto, la UNESCO ha indicado que “aún en países con tasas de analfabetismo significativamente menores al 10%, existe un elevado porcentaje de personas con muchas limitaciones para manejar los niveles más básicos de interpretación de textos informativos” (2015, p. 4). De este modo, el reto para México es mayúsculo: de acuerdo a la prueba PISA 2015, 39.8% de estudiantes mexicanos se ubicaron en el nivel más bajo, de seis posibles, en cuanto a desempeño en lectura manifestando habilidades elementales que les permiten apenas localizar información explícita en un texto corto o reconocer la idea principal en escritos con contenidos conocidos (INEE, 2015, p. 74).

En la alfabetización son evidentes dos desafíos para el Sistema Educativo Mexicano. Primeramente, integrar a los grupos más marginados para poder darles habilidades tan básicas como la lectura y la escritura; el logro de esto pudiera representar una base mínima para pensar en la escuela como un espacio que promueva la justicia social y que sea palanca del progreso especialmente de los más desfavorecidos. En segundo lugar, se deberá transitar a enfocar los esfuerzos hacia aspectos cualitativos de la alfabetización: logrado el abatimiento del analfabetismo absoluto, se deberá concentrar en el funcional; ya no bastará entonces la mera ampliación de la cobertura educativa, sino que se deberán atender asuntos de corte pedagógico y de las condiciones en las que los alumnos efectúan el aprendizaje. Dicho de otra forma y aludiendo a la definición del INEGI, la meta ya no será únicamente formar alumnos que sean capaces de leer y escribir un recado, sino de emplear estas habilidades de manera exitosa para promover su bienestar. Ya no sólo importará cuántas personas leen, sino cómo leen.

*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía.

Twitter: @proferoger85

Facebook: El Profe Rogelio

REFERENCIAS

INEE (2017a). México en PISA 2015. México: autor.

INEE (2017b). Panorama Educativo de México 2016. Indicadores del Sistema Educativo Nacional. Educación Básica y Media Superior. México: autor.

INEGI (2015). Principales resultados de la Encuesta Intercensal 2015: Estados Unidos Mexicanos. México: autor.

UNESCO (2015). Alfabetización y Sociedades Sostenibles: convertir la visión de la alfabetización para 2030 en acción en América Latina y el Caribe. Disponible en: http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/FIELD/Santiago/pdf/Nota-conceptual-alfabetizacion.pdf (Consultado el 16 de julio de 2020).

SNIEG. Tasa neta de matriculación en la enseñanza primaria (6 a 11 años). Disponible en: https://www.snieg.mx/cni/escenario.aspx?idOrden=1.1&ind=1&gen=264&d=n (Consultado el 16 de julio de 2020).

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-reto-del-analfabetismo-del-cuantos-leen-al-como-leen/

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Entrevista con Anette Jiménez Marata: «Escribir lo más ampuloso y rimbombante posible no es signo de saber mucho»

Redacción: Rebelión

Al Marinello –así, a secas– llegan cada año más de un millar de personas para participar en sus conferencias, cursos y talleres. Para muchos de los trabajadores (investigador@s, especialistas, editor@s, técnic@s, administrativ@s…) es imposible concebir la vida de la institución sin que se realicen al menos dos actividades al mes para compartir resultados y generar diálogos.

En ese camino, la investigadora y editora Anette Jiménez Marata organiza desde el año 2018 el curso de posgrado Hacer y escribir ciencia. Problemas y retos en la escritura de ciencias sociales. Se han realizado, hasta la actualidad, tres ediciones en el Marinello (con participación de profesionales de distintas disciplinas y diversas provincias del país) y se ha impartido el curso en la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) y en el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS).

Sobre sus experiencias como coordinadora del curso y el desarrollo de su actividad de investigación, La Tizza conversó con esta joven licenciada en Filología por la Universidad de La Habana en 2006.


La tizza (LT): Es común escuchar, en instituciones culturales y por iniciativas grupales o individuales, sobre talleres de narrativa o poesía. No es así en los casos de los «textos científicos». ¿Por qué tu interés en el desarrollo de actividades para la formación en la escritura de «textos científicos»?

Anette Jiménez Marata (AJM): En primera instancia existe un factor motivacional. Siempre me ha gustado escribir. Estudié Filología y esta carrera me aportó herramientas útiles para analizar obras literarias. Luego, con los años, me adentro en el universo de la investigación social y me llama la atención, primero, la frecuencia de textos de ciencias sociales comúnmente llamados «ladrillos» o «bodrios», es decir, que por muy bueno que sea su contenido, desde el punto de vista formal son tan densos y herméticos que apenas pueden leerse. Segundo, fui constatando la necesidad que existe en la educación superior de recibir capacitación sobre este tema. Aunque en el imaginario social se piensa que un estudiante universitario ya sabe leer y escribir y «no hay que perder tiempo en enseñarle eso, que es un contenido propio de niveles precedentes», la realidad demuestra que un grupo importante de estudiantes universitarios llegan al momento de hacer su tesis (de licenciatura, maestría o doctorado) sin saber cómo hacerlo.

Es importante analizar también qué tipo de textos los estudiantes acostumbran a realizar hasta duodécimo grado, y qué tipo de textos les exige la Universidad. En el caso de Cuba, por ejemplo, las tipologías textuales con las que se trabaja en el preuniversitario y que incluso se evalúan en el examen de ingreso, no guardan relación con las demandas de la educación superior, en la cual los alumnos deberán hacer reportes de lectura, escribir informes, monografías, artículos, ensayos, entrar en discusión con referentes teóricos y metodológicos diversos, lograr colocar su voz en esta discusión y culminar su formación con la escritura de una tesis. Aunque parezca una verdad de Perogrullo, esto no se aprende por ósmosis: hay que enseñarlo.

Por otra parte, la escritura académica o científica es una actividad compleja que involucra disímiles componentes cognitivos, motivacionales, educativos y culturales, y está íntimamente relacionada con el ámbito de la investigación. Los cientistas sociales y docentes, más tarde o más temprano, deberán comunicar sus resultados científicos, publicarlos, socializarlos… y esto incidirá directamente en su reconocimiento y legitimación profesional en un gremio determinado.

Este es un tema que me apasiona, y no solo desde el punto de vista docente sino también investigativo: descubrir y analizar cómo se escriben las ciencias sociales en Cuba, qué subprocesos siguen sus autores, de qué modos les han enseñado o no a hacerlo, qué lugar se le otorga en este ámbito a las bellas letras, qué desafíos implica escribir y publicar ciencias sociales hoy en Cuba y fuera de ella, qué vacíos existen en este tema en la educación superior actual… en fin, cada edición del curso de posgrado que organizo es para mí un reto y a la vez una reafirmación de la pertinencia y demanda que tiene este tema en el país.

LT: Hay en tu respuesta varios asuntos de interés y queremos regresar a ellos. Decías que te llama la atención lo hermético y denso de algunos textos de ciencias sociales y, además, comentas que los cientistas y docentes que se desempeñan en este campo deben comunicar, publicar, socializar sus resultados. A partir de tus investigaciones y la interacción con los cursistas del posgrado que organizas, ¿para quién(es) escriben o deben hacerlo los investigadores sociales? ¿Qué peso en la «manera de escribir» tiene el público meta al que quieres llegar? ¿Lo qué se escribe hoy con quién(es) está dialogando de manera real?

AJM: Sobre los destinatarios o públicos meta de un texto científico hay varios elementos que me gustaría subrayar. Lo primero es que ese aserto, hasta cierto punto común en algunos escritores de obras artísticas-literarias, de «yo escribo para mí» sería impensable en boca de un cientista. La ciencia constituye un proceso social, colectivo, participativo y los resultados finales de una investigación necesitan de las miradas/análisis/interpretaciones de distintos grupos humanos, desde el más exclusivo gremio de especialistas en esa materia hasta un público más general. Hablando de públicos, un elemento que emerge con frecuencia en las diferentes ediciones del curso de posgrado es la escasa costumbre de pensar en el destinatario del texto, antes de escribir. Es decir, lo más común es escribir un artículo, como decimos popularmente «de un tirón», y luego ir haciéndole variaciones en función de la revista en la cual podamos insertarlo. En teoría, el proceso no debería ser así, o sea, el autor debe tener conciencia de a qué tipo de público desea dirigir su texto o, por ejemplo, tiene ya un resultado científico novedoso y debe saber cómo redactar su informe, de acuerdo con el tipo de destinatario que vaya a tener: especialistas, decisores, estudiantes de esa disciplina, etc. Aún falta mucha práctica y conciencia en este sentido, no solo desde el hacer cotidiano de los científicos sino también desde la academia que los forma.

La pregunta de con quiénes están dialogando, de manera real, los textos de hoy es sumamente amplia y ambiciosa. Para responderla con exactitud habría que realizar uno o varios estudios de recepción de los textos científicos cubanos. No obstante, pienso que aún faltan, en el ámbito editorial cubano, más y mejores estudios de preferencias, gustos, hábitos y motivaciones, en lo que a lectura se refiere.

Muchas veces se publican textos de carácter científico-técnico que, por las demoras de nuestra industria editorial, cuando ven la luz ya están desfasados, y otros que, cuando llegan a las librerías (aquellos que tienen el privilegio de llegar allí) serán comprados solo por un reducidísimo número de lectores y luego pasarán a engrosar los anaqueles de un almacén.

Me parece no solo necesario sino imprescindible que los editores de literatura científico-técnica no sean solamente receptores de las propuestas hechas por los autores. En mi opinión, deben ser sobre todo gestores de publicaciones, y esto solo se logra en la medida en que esos editores participen en eventos académicos, estén al tanto de los temas más polémicos, de mayor demanda y tengan un vínculo real y no solo formal con los cientistas sociales (los consagrados y los noveles) a nivel nacional. Es muy importante que la mirada no se reduzca solo a lo que sucede en La Habana, en las demás provincias hay talento, voluntad y propuestas novedosas que también merecen ser atendidas.

LT: Nos interesa continuar la línea de los destinatarios. Hace un momento mencionabas la necesidad de los cientistas de ser reconocidos y legitimados profesionalmente en un determinado gremio; también hablabas de la publicación «en revistas de impacto». ¿Cómo funcionan estos procesos? Entonces, ¿no se trata sólo de publicar sino de publicar «en el sitio correcto»? ¿En qué condiciones se encuentra Cuba? ¿Cuánto de reproducción (o no) de colonialismo académico/cultural existe en ello?

AJM: Efectivamente no se trata solo de publicar por publicar, sino de hacerlo en revistas de impacto que le puedan garantizar al autor una mayor visibilidad internacional y una mayor probabilidad de que su texto sea citado. En este sentido, pienso que en el ámbito de las ciencias sociales en Cuba aún es muy insuficiente la formación profesional, es decir, la mayoría se gradúa con una tesis de grado, de la cual (si fue exitosa) podrá elaborar un artículo científico. Sin embargo, muchos cientistas no saben cómo convertir una tesis en un libro o en un artículo. Nadie les ha enseñado a hacerlo. Y si ya lo lograron, no saben cuáles son las opciones más viables para publicarlo. Desconocen también cuáles son los plazos establecidos por las revistas, cuál posee mayor impacto en el área temática específica donde se mueven o cuál puede ser una revista depredadora que quiere lucrar con su resultado científico.

Existe un artículo sobre la ciencia cubana vista a través de sus publicaciones arbitradas, publicado en la revista Temas, que ilustra muy bien el complejo proceso de visibilidad de las ciencias sociales cubanas. Entre sus resultados más llamativos sobresale, por ejemplo, que los lugares cimeros en la publicación en bases bibliográficas internacionales lo tienen las ciencias biomédicas y las mal llamadas «ciencias duras». La posición más desventajosa en esta escala le pertenece a las ciencias sociales que, contradictoriamente, constituye la rama que más doctores en ciencias titula en el país. Habría que realizar uno o varios estudios nacionales para indagar en las causas de esta paradoja, pero me atrevo a esbozar dos condicionantes: por un lado, la barrera real que representa, para muchos cientistas sociales, el desconocimiento del idioma inglés, lo cual es un gran obstáculo para el consumo crítico de lo que se está produciendo hoy en el mundo sobre el tema que trabajamos, y también para el posicionamiento de nuestros resultados. Por otro lado, muchos cientistas sociales tienen una preferencia especial por el formato libro, lo cual, a menos que el libro sea también electrónico o logre publicarse en una editorial extranjera, atenta contra la visibilidad internacional de esta producción científica.

Sobre el colonialismo cultural o académico en las publicaciones no podría ser absoluta. Lo que sí me parece necesario enfatizar es que, a pesar del paradigma que dicta los principios universales de objetividad e imparcialidad de la ciencia, existen casos de publicaciones científicas que están sesgadas por una visión colonizadora, aun en el siglo XXI y en función de esto les realizan a los autores exigencias (desde el punto de vista de los contenidos) que responden a esos intereses. Tanto dentro de Cuba como fuera de ella, existen condicionamientos y demandas específicas que se le hacen al cientista social cuando estudia temas polémicos, que pasan desde «suavizar» el tratamiento, no mostrar «los lados feos de la realidad» hasta exigirle todo lo contrario: ser «lo más incisivo posible y «enganchar» desde el título con datos e información que develen las aristas incómodas, contradictorias de la realidad. Esto es parte del complejo ámbito donde se mueve el cientista social, que no puede ser ingenuo a ello.

LT: Te has referido a una especie de «desfasaje» que se expresa en la educación en el tránsito de los estudiantes a través de la formación básica, preuniversitaria y la Universidad. ¿Qué debilidades y fortalezas ves en el sistema educativo cubano –su diseño y su consumación práctica– para la formación en ciencias sociales? ¿Y en el caso de la preparación para «escribir ciencias sociales»?

AJM: Con respecto a las fortalezas del sistema educativo cubano en la formación para escribir ciencias sociales, yo resaltaría la diversidad de textos y autores (nacionales y extranjeros) que están incluidos en los programas de Lectura y Lengua Española existentes en los distintos niveles educativos.

Ahora bien, con respecto a las debilidades, subrayaría fundamentalmente dos. La primera es de carácter más general y es común a la realidad de muchos países del mundo: la conceptualización de la escritura vista solo desde su dimensión instrumental, utilitaria, es decir, enseñamos a escribir para que nos sirva para otras asignaturas, para aprender otros contenidos. Es muy poco frecuente, incluso en la universidad, la enseñanza de la escritura como medio para pensar y transformar el conocimiento.

La segunda gran debilidad, en mi opinión, es la gran distancia que existe entre los textos que habitualmente escribimos desde el nivel primario hasta el preuniversitario, y los que demanda la educación superior. Entiendo que en la enseñanza primaria, secundaria y preuniversitaria es necesario que el estudiante se familiarice con autores, obras, tendencias importantes en el panorama de las letras universales. Sin embargo, me parece imprescindible que, al menos, en duodécimo grado o quizás antes, se le presenten al estudiante tipologías textuales con las cuales deberá trabajar cuando ingrese a la universidad. Y no solo que se le presenten, sino sobre todo que se le enseñe a producirlas, consumirlas, criticarlas. El estudiante universitario llega a primer año con un bagaje de narraciones, descripciones, argumentaciones, obras líricas y deberá enfrentarse al desafío de hacer reportes de lectura, tomar notas de clase de calidad, sintetizar, realizar ponencias, artículos, ensayos, aprender a dialogar de un modo crítico con otros autores y hacer escuchar su voz en medio de ese eco.

Realmente es frecuente en nuestros días que muchos profesores universitarios (no solo de primer año sino también de los cursos más avanzados) se lamenten de la baja calidad que presentan los textos de sus alumnos. Esto constituye una cadena, un proceso y no puede entenderse ni solucionarse de forma fragmentaria. Representa, además, una responsabilidad de todo el claustro universitario, y no solo de los profesores de Lenguas, como falsamente se cree. Cada disciplina es responsable de enseñar a escribir según sus propios códigos y convenciones, toda vez que, por ejemplo, no se escribe igual en Derecho, en Psicología, en Sociología, en Letras, en Historia del Arte, etc.

En este sentido se observa en algunos claustros académicos una suerte de contradicción: por un lado, se potencia y divulga el paradigma multi e intertransdiciplinario, y por otro, en ocasiones los tribunales encargados de evaluar y legitimar un resultado de investigación no valoran esta integración de miradas analíticas y «recomiendan» afiliarse a una sola disciplina. Este es un proceso sumamente complejo, que no se comporta igual en las diferentes instancias de la educación superior. No obstante, pienso que la enseñanza de la escritura académica constituye un terreno de saber propicio para que los profesores de cada disciplina enseñen cómo se escribe y se comunica esa materia específica. Incluso existen estudios en el mundo acerca de la identidad profesional en determinadas carreras, y el tema de la escritura es esencial en ella.

Las asignaturas de gramática y redacción y composición, que están presentes en el primer o segundo año de muchos cursos universitarios, no pueden concebirse de una manera abstracta, repetitiva, alejada del perfil profesional. Así se ha implementado en muchas ocasiones, lo cual trae como consecuencia el distanciamiento del estudiante, que no entiende para qué tiene que repetir esos contenidos que «ha machacado» desde la primaria hasta el preuniversitario. Hay mucha tela por donde cortar en este tema, pero el primer paso radica en comprender el valor de la enseñanza de la escritura en la formación de los profesionales de ciencias sociales.

LT: A partir de los cursos que impartes en el Marinello y otras instituciones, has logrado identificar algunos problemas comunes que enfrentan investigadores, profesores y científicos en general cuando deben redactar o publicar un texto científico. ¿Cuáles son esos problemas y cómo has llegado a esa sistematización?

AJM: He llegado a sistematizar algunos de los problemas más frecuentes que poseen los profesores e investigadores cubanos a la hora de escribir textos científicos, fundamentalmente artículos. En los cursos que coordino siempre tengo la premisa de no ser yo la única que habla. Aprendo y me nutro muchísimo de lo que expresan, de modo oral y escrito, mis estudiantes de posgrado: aplico cuestionarios y realizo entrevistas y esto me sirve también como brújula de por dónde debe ir el curso, porque cada grupo es diferente y como profesora tengo que saber adaptarme a cada contexto. Como ejemplo de estas dificultades detectadas puedo mencionarte: la inestable y desarticulada enseñanza de la redacción científica en la universidad, la escasa motivación en torno al acto de escribir, el desconocimiento de en qué revistas cubanas o extranjeras se puede publicar y cuál se ajusta más al tema que trabajan, la falta de integración teórica y el rechazo a los textos teóricos, el desconocimiento de la estructura que debe tener un artículo científico, la ignorancia de otros tipos de lenguaje que se distancien de lo tedioso y lo excesivamente hermético, el uso incorrecto de los signos de puntuación y de los conectores, la falta de experiencia en el diálogo crítico con otras citas y fuentes, la falta de preparación de algunos profesores que fungen como modelos o paradigmas de escritura para sus alumnos y la inexistencia de una mirada multidisciplinaria sobre la redacción científica en la educación superior, entre otras.

LT: Nos gustaría que ampliaras en los siguientes problemas: la escasa motivación en torno al acto de escribir, la falta de integración teórica y rechazo a los textos teóricos, la falta de experiencia en la producción de textos que dialoguen con múltiples fuentes y referentes pero que, a la vez, no se conviertan en un conjunto de citas dispuestas acríticamente y la inexistencia de una mirada multidisciplinaria sobre la redacción científica en la educación superior.

AJM: Cada uno de estos problemas identificados por los alumnos de posgrado daría para un texto de análisis y profundización, porque se manifiestan de modos diferentes según varíen las disciplinas de los estudiantes. La escritura, como he mencionado antes, constituye una actividad cognoscitiva muy compleja que demanda diversas habilidades de quien escribe. Sin embargo, todo parte de la actitud positiva y la buena disposición que tengamos para escribir. Ello no garantiza un texto de excelencia, pero, al menos, hace más placentero el proceso. Y ya que hablo de proceso, me gustaría subrayar que, como dije antes, muchos profesionales asocian la escritura de un artículo científico con un acto instantáneo que se logra «de un tirón» si tenemos algunas ideas claras. Esto es un mito que ha dañado la autoestima de aquellos profesionales que no logran hacerlo con esa inmediatez. Pienso que desde la docencia y la investigación hay que enfatizar en que escribir constituye un proceso social y a la vez individual que lleva implícitas otras fases, como la planificación, la textualización y la revisión: etapas que coexisten y se complementan desde que creamos la primera idea hasta que damos por concluido el texto. El valor de los borradores en la producción científica es algo que debe socializarse más en el espacio académico.

Sobre la falta de integración teórica y el diálogo con las fuentes, puedo asegurarte que es un tema que emerge con frecuencia en los cursos. Sobre lo primero, existe también una falsa creencia de que el texto teórico es siempre denso, críptico, incomprensible. Ello se relaciona con la dificultad de establecer lazos comunicantes con él, de lograr traerlo al «aquí y ahora» del tema que estemos estudiando. No es nuevo para nadie que una de las críticas más comunes a las tesis de diploma, maestría y doctorado es la reproducción acrítica de un conjunto de citas, en las cuales no aparece la voz propia del autor. Por otro lado, muchas veces citamos a un autor determinado, considerado una «vaca sagrada» en determinado gremio académico, solo con el propósito de conseguir la aprobación y legitimación de ese grupo social.

Con respecto a la inexistencia de una mirada multidisciplinaria sobre la redacción científica hay varios elementos que he venido comentando antes. Por un lado, está la falsa creencia de que los únicos responsables de enseñar a escribir ciencia son los profesores de Lenguas. Esto no es verdad: todos los docentes de una disciplina dada son responsables de enseñar los códigos y convenciones a través de los cuales se comunica y se construye esa disciplina. Y aún más, ellos son también ejemplos (buenos o malos) de escritura. Los docentes también son evaluados por sus publicaciones científicas, que representan una guía para los alumnos que se inician en ese campo. Incluso, por este camino de enseñanzas «no explícitas», el estudiante puede aprender que lo correcto es escribir lo más ampuloso y rimbombante posible, y que eso es signo de saber mucho…lo cual es incierto.

Por otro lado, está la llevada y traída responsabilidad de la universidad en este tema. ¿Debe la universidad encargarse de enseñar a escribir? ¿No se supone que los estudiantes ya aprobaron un examen de ingreso de Español?

Como he enfatizado anteriormente, los estudiantes llegan a primer año con conocimientos y destrezas en la escritura de narraciones, descripciones, valoraciones sobre autores u obras, pero la escritura académica y especialmente los códigos de escritura de la Sociología, la Psicología, el Derecho, la Historia, por ejemplo, constituyen un misterio para ellos. Por tanto, la universidad sí debe enseñar a deconstruir y producir textos científicos, toda vez que ellos constituyen el medio por excelencia de legitimación y visibilidad profesional. Como afirma Daniel Cassany «somos lo que hemos publicado».

LT: Casi al final, ¿cómo se ha enfocado en los cursos que coordinas el proceso de aplicación de los resultados de investigación? ¿Qué se ha dicho sobre el vínculo con los denominados «decisores de políticas»?

AJM: El tema de la aplicación de los resultados de investigación siempre ha salido como uno de los tópicos más debatidos en el curso, tanto por parte de los estudiantes como de los profesores y panelistas invitados. Este constituye un tema que trasciende el radio de acción más inmediato de los investigadores, pues, aunque estos son los creadores de una idea o propuesta determinada, su aplicación no depende únicamente de ellos. En ese complejo proceso intervienen otros actores sociales que no siempre trabajan articuladamente. En sentido general, que los resultados de investigación se envejezcan, pierdan vigencia, se engaveten es una gran preocupación de los investigadores cubanos.

El diálogo fluido, constante y real entre decisores e investigadores es esencial. Este es otro asunto de gran relevancia, que emerge en todas las ediciones del curso. De hecho, siempre trato de invitar a decisores vinculados con la producción y publicación científica en Cuba, para propiciar una discusión fecunda con los cursistas. Creo que, en este punto, no debe caerse en estereotipos: ni se debe «demonizar» a los decisores ni se debe «santificar» a los investigadores. En ambos lados hay desempeños admirables y otros desdeñables.

Pienso que todavía hay mucho que enseñar y debatir acerca de la funcionalidad de determinados textos científicos. El investigador debe saber adecuarse a sus destinatarios. No es lo mismo escribir un informe de investigación para discutirlo en un consejo científico que escribir uno para lo comprendan y «lo hagan suyo» un grupo de decisores. Las estrategias discursivas que pueden ser eficaces en un caso pueden llevarte al abismo en otro. Aún queda mucho por hacer para que investigadores y decisores no se vean como polos opuestos o rivales en un campo de batalla, sino como partes complementarias y esenciales del desarrollo de toda sociedad.

LT: Para terminar, ¿qué recomendarías a quiénes en medio de la pandemia de Covid-19 y las medidas restrictivas que implica, están enfrascados en «escribir» sus investigaciones?

AJM: Aunque no me gusta dar «recetas» o «fórmulas» generales porque cada individuo y cada contexto de producción de textos son diferentes, voy a comentar algunas recomendaciones que pueden ser de utilidad para quienes están escribiendo sus resultados de investigación:

  • Realice un esquema o plan de las ideas principales que va a abordar en su texto. Mientras escriba, vaya revisando en la medida de lo posible ese plan. Esto le permitirá no perder el rumbo y mantener la coherencia con la estructura pensada desde el inicio.
  • A ese esquema o plan inclúyale posibles títulos y subtítulos. Aunque en el desarrollo del proceso de escritura esto pueda variar, le ayudará a imaginar un probable «esqueleto», a partir de los temas esenciales que usted pretende abordar en el texto.
  • Cuando desarrolle subtítulos, pregúntese luego acerca de su funcionalidad. En ocasiones creamos una determinada estructura que después no se corresponde con los objetivos que propusimos o advertimos que hay redundancia entre dos o más acápites.
  • Tenga siempre presente, en su escritura, las fases de planificación, textualización y revisión. Estas no son etapas necesariamente sucesivas ni excluyentes, es decir, pueden coexistir las tres en diferentes momentos del proceso creativo.
  • No abuse de las oraciones compuestas ni de la voz pasiva. Si tiene dificultad para explicar una idea compleja, elija las oraciones simples (sujeto+verbo+complementos). Es mucho más entendible un párrafo con varias oraciones simples que uno con una sola y extensa oración compuesta.
  • Construya párrafos de 4 o 5 oraciones que giren alrededor de una sola idea. Utilice párrafos de transición para pasar de un subtema a otro. Si no lo hace, parecerá muy brusco y cortante el cambio.
  • Estudie las normas de citación que le exigen, antes de ponerse a escribir. Esto le ahorrará tiempo de la revisión final.
  • Cuando lea o consulte un texto (impreso o digital) anote cuidadosamente sus datos bibliográficos. No lo deje solo para el final. Así evitará el susto de que el texto no aparezca o aparezca en una versión diferente a la que usted consultó.
  • Evite que su texto sea oscuro y hermético. Por muy complejas que sean sus ideas, una redacción ampulosa no garantizará que estas sean mejor comprendidas. Como afirmó Chales Wright Mills «para superar la prosa (prose) académica hay que superar primero la pose (pose) académica».

Fuente: https://rebelion.org/escribir-lo-mas-ampuloso-y-rimbombante-posible-no-es-signo-de-saber-mucho/

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Entrevista a Darwin Carballo Velásquez, «La escritura es transformación y reflexión desde la imaginación»

Por: Ana Cristina Chávez

 Darwin Carballo Velásquez es un joven escritor falconiano, T.S.U en Contaduría Pública, que prefiere sumar palabras en las plataformas digitales de lectura y autoedición: “El amor a escribir o a leer no pienso que sea algo que se hereda o con lo que se nace, más bien creo que se desarrolla y se educa bajo las experiencias positivas que se tengan”.

   Con 23 años en su haber y una callada rebeldía que se evidencia más allá de su indisciplinada melena, Darwin Carballo Velásquez (21 de abril de 1997, Puerto Cumarebo, estado Falcón), es un joven escritor de la llamada Generación Z, con la cual se identifica plenamente. Un centennial que hace de las plataformas digitales el escenario natural para darse a conocer como autor y editor. Su libro por entregas, “Las cien cartas de amor que jamás fueron escritas”, ha tenido excelente receptividad en wattpad, la aplicación y página web estrella para escritores y lectores en línea.

Aunque es Técnico Superior Universitario en Contaduría Pública, graduado en la Universidad Politécnica Territorial “Alonso Gamero” (UPTAG), prefiere la calidez de los textos de autores clásicos en lugar de la frialdad numérica de los libros contables. En el 2018, junto a Víctor Ugarte y otros estudiantes de la universidad, conformó el Club de Escritores “Plumas de Ángeles”, con la intención de promover la creación literaria en la institución, participando en algunos eventos culturales y talleres de redacción creativa en la ciudad de Coro; sin embargo, el colectivo ha sido inconstante en sus encuentros y planificación, producto de la situación económica y social que enfrenta el país, pero eso no mermó su deseo de seguir produciendo narrativa y poesía de manera independiente.

“Empecé a escribir desde muy pequeño, realmente si algo me incitó a la escritura fue en definitiva la lectura, no hay más, básicamente me introduje solito al mundo de la literatura y de escribir”, afirma con contundencia, mientras recuerda cómo a la edad de 3 o 4 años le pedía a su madre que le leyera una y otra vez los mismos relatos infantiles, hasta el punto de recitarlos de memoria apoyado en las ilustraciones. “Creo, y sin duda intuyo, que ese celo de no poder leer algo nuevo y necesitar que me leyeran, hizo que aprendiera muy rápido, ya luego aprendí y pedía que me compraran cuentos nuevos, creo que fue desde ese momento que definitivamente me enamoré de la lectura”.

Para Darwin, la pasión por la palabra no es innata, sino una decisión personal, un estilo de vida asumido y una labor convertida en hábito. “Siempre me comparan con alguno que otro familiar que también leía mucho, como mi abuelo, y justifican por ello mi amor a las letras, pero sinceramente el amor a escribir o a leer no pienso que sea algo que se hereda o con lo que se nace, más bien creo que se desarrolla y se educa bajo experiencias positivas que se tengan; quizás si los cuentos que leí de pequeño hubieran sido malos, yo no le hubiera tomado tanto amor a la lectura y escritura y hubiera terminado haciendo cualquier otra cosa”.

Escritor sediento…      

Salvando las distancias geohistóricas, la frase del escritor estadounidense Henry David Thoreau: “el agua es la única bebida para el hombre sabio”, se personifica en este joven autor, quien tiene como costumbre tomar gran cantidad del líquido mientras produce en completo silencio. “Para escribir apago todo, absolutamente todo, cuando creí que podía escribir con música realmente no lograba concentrarme; así que solo me siento y escribo. Lo más raro que hago es siempre tener un vaso de agua cerca, puedo beber 6, 7, 8 vasos de agua mientras estoy desarrollando algo importante que se lleva toda mi concentración”, confiesa.

Su sed también se manifiesta en la necesidad de estar trabajando todo el día. Se declara un asiduo lector y dedicado escritor, que ocupa gran parte del tiempo en estas tareas, complementadas con su reciente función como  editor digital.

De nobles hidalgos a monstruos interactivos…

Acerca de sus preferencias literarias, expresa: “A la hora de elegir o tomar una lectura me gustan preferiblemente obras clásicas. Me he leído Drácula, de Bram Stoker, unas cinco veces a lo largo de mi vida. Me encanta esa obra, aunque mi favorita y creo que será así toda mi vida, es Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, pues considero bastante difícil que alguien logre superar tal brillantez literaria. Esta obra permanentemente la estoy consultando aunque solo la he leído una vez de manera completa, y es que es bastante larga, pero si no la he vuelto a leer toda no ha sido por perezoso, sino porque la magia y la sensación que me dejó la vez primera fue una experiencia inolvidable e inefable; aún a veces leo capítulos para revivir un poco la locura de ese entrañable personaje; toda la obra esboza gran genialidad y es mi favorita”.

Consciente de la necesidad de recurrir a los autores emblemas de Nuestra América, para forjarse un camino en la lectura y escritura, Carballo se confiesa admirador de la poesía de Jorge Luis Borges y de su gran capacidad para el cuento. Por otro lado, cuestiona: “¿Cómo ser latinoamericano y no leer a Gabo (Gabriel García Márquez) con susCien años de soledad?, o ¿cómo no leer su obra: El coronel no tiene quien le escriba?, más cuando actualmente muchos en Latinoamérica seguimos respondiendo igual a la pregunta: Dime, ¿Qué comemos?”

Y nos acota: “El siglo XXI ya está levantando una nueva generación de escritores que buscan tatuar su nombre en el legado literario. Por cierto, tengo un autor que me gusta bastante, es español, su nombre es Bruno Piqué, tiene dos libros titulados Madrid Zombi y Madrid Zombi 2. Este autor es de lo más interesante, puesto que además de tener una excelente obra literaria, logra innovar con las tecnologías, porque su libro está en la tienda para teléfonos inteligentes (Play store) y combina la lectura con sonidos, música, y decisiones que debe tomar el usuario acerca de la trama. Cuando lo lees con tus audífonos puestos, realmente logras sumergirte en su mundo y es sin duda, para mí, uno de los más grandes innovadores y genios actuales de la literatura. Su libro interactivo es una maravilla de la era digital”.

Del papel a la pantalla…

El oriundo de Puerto Cumarebo se autodenomina un lector mixto, capaz de leer tanto libros físicos como digitales. Al respecto, revela: “La situación económica del país me hace que lea en digital muchos títulos que preferiría tener en físico, pero me encanta el olor a libro y tocarlo, pase lo que pase sencillamente no me puedo separar de ello, del libro físico”. Sin dudar, asevera que no le molesta leer en plataformas digitales, siempre que las lecturas resulten provechosas y lo nutran.

“Leía comúnmente en una aplicación llamada Sttorybox, ahí empecé a subir mis primeras obras en digital, gozaba de una comunidad de lectores y escritores tremenda, pero con el tiempo un gigante corporativo de nombre Wattpad se llevó a millones de escritores a su página y me obligó a migrar y establecer mis obras allí. Aunque he tenido una que otra mala experiencia en ese sitio, me parece que es una buena plataforma para los escritores más nóveles o para los que tengan mucho tiempo escribiendo. Es una plataforma maravillosa que te conecta con millones de personas que están buscando algo para leer, y bueno, si subes tus textos allí seguramente te encuentran y destaques”.

Un gato y otros amores…

Carballo relata que en sus textos predomina el misterio, la poesía, el romance, la fantasía y la tragedia. En su perfil de Wattpad (@DarwinCarballo1), su obra más popular: “Las cien cartas de amor que jamás fueron escritas”, tiene como uno de los personajes centrales a un gato, suerte de guardián de su dueño, sobre el cual los lectores han tejido una serie de historias y fenómenos paranormales, despertando la curiosidad del resto de los usuarios de esa plataforma.

“Se corrió el rumor de que mi libro estaba maldito. Entonces recibí mensajes de personas que me decían que habían experimentado cosas muy extrañas por estar leyendo mi libro, eso me pareció impactante, pues en ese período muchas personas empezaron a leerme. Decían que el gato de la portada se les aparecía, y los más flojos decían que solo viendo los ojos del gato ya te daba un fuerte dolor de cabeza y que significaba que te iba a perseguir, pero si leen la obra se enteran que el gato es más bueno que la leche; aunque en el libro sí suele perseguir clandestinamente a las personas, pero lo hace para protegerlas”.

Con un argumento lleno de situaciones inesperadas y misterio, la sinopsis de la novela plantea: “La historia inicia con un joven que va leyendo las cartas de un anciano mientras se dirige en un barco desde España al Caribe, el anciano escribe todas las noches una carta de amor para su esposa fallecida, cuenta en las cartas cómo su muerte le ha dejado un vacío… Para sorpresa del joven, descubre que tal anciano jamás existió y que las cartas de amor que tiene y ha estado leyendo han sido escritas por él, lo que lo lleva a regresar a su hogar en Madrid para descansar la mente, y en donde sus amigos, sin saber qué le ocurre, lo invitan a una fiesta, donde se vuelve a apreciar su apenas descubierta y aparente locura.”

Su siguiente obra: “Frases y momentos de un escritor”, la caracteriza como una serie de pensamientos cortos, micros y poemas totalmente dedicados a la labor de escribir. En uno de los textos explica: “Los malos escritores piensan que deben hacerlo cuando la inspiración venga, buscan una musa perfecta y entonces, duran meses sin escribir y pierden totalmente el contacto con ellos mismos. La inspiración perfecta solo la encontraremos dentro de nosotros y eso solo lo haremos mientras escribamos; pues es el único momento donde podemos ser nosotros mismos y eso es verdaderamente poético.”

    La responsabilidad del oficio…

Quienes escriben deben tener un compromiso con la vida, una responsabilidad moral e intelectual, pero también social y política. Julio Cortázar, en “Testimonios de una escritura política” (2014), convoca a los escritores a participar en el proceso geopolítico de sus pueblos. Asevera Cortázar: “nuestro quehacer debe inventar nuevas formas de contacto, abrir otro aspecto de comunicaciones en todos los niveles…”. Así mismo,cita al venezolano Luis Britto García, quien afirma lo siguiente: “…mientras la política no asegure la liberación cultural de nuestra América, la cultura deberá abrir el camino para la liberación política”. De allí la responsabilidad de los escritores de exponer en sus textos las realidades que los circundan, pero también de promover cambios significativos en las formas de pensar, entender el mundo y transformar esas realidades.

Darwin lo sabe, y como miembro de la generación nacida entre los años 90 y 2000 en Venezuela, que en sus palabras, ha crecido bajo el asedio de actores externos e internos que juegan al desastre, hasta el punto de colapsar el buen vivir de la familia, desea contribuir desde el ámbito cultural a mejorar el país, creando un rincón literario en alguno de los portales web de los diarios regionales, donde en conjunto con varios escritores, compartan parte de sus obras, “para así influir un poco en los lectores de la región y sumergirlos en la producción escrita que actualmente se está desarrollando en nuestro estado, puesto que la industria cultural, por la situación económica, no se mueve muy bien. Sin embargo, sí pienso que hay maneras de cultivar la cultura y espero que en algún momento me tomen en cuenta para abrir un espacio literario que todos los falconianos podamos disfrutar”.

En este orden de ideas, ante la pregunta ¿Puede entonces, un escritor de los nuevos tiempos, contribuir con el cambio y desarrollo de una sociedad?, Carballo Velásquez reconoce el poder de la palabra y contesta. “Creo que la escritura es transformación y reflexión desde la imaginación. Quien escribe y es leído, en esencia transforma, pues conecta y transfiere su visión; ya queda de parte del lector analizar y tomar lo mejor del pensamiento del escritor para hacer más amplia y culta su visión y así ser mejor persona.”

Otra forma de conectar con los jóvenes, que como a él les gusta escribir, es ofreciendo sus servicios de editor digital en Wattpad, donde ha venido realizando diversas asesorías y acompañamientos para mejorar la experiencia de los que se inician en el oficio. “Varios escritores que he encontrado en wattpad tienen una historia hermosa, llena de magia, misterio, romance, picardía, en fin… Son excelentes, pero su nivel de redacción y las faltas ortográficas terminan por hacer que el lector deje la historia. Por ello, en el último año, me he comprometido con varios escritores para ser el editor y corrector de sus relatos. Les ayudo en todo sentido para que sus historias no solo sean interesantes, también para que sean populares. Además, ayudo a concluirlas y por supuesto, corrijo esos errores, esas faltas ortográficas que terminan cercenando un buen texto”, finaliza, lleno de satisfacción por la labor cumplida hasta ahora.

Coordenadas para conocer el trabajo de Darwin Carballo:

Wattpad: @DarwinCarballo1         https://www.wattpad.com/user/DarwinCarballo1

Facebook: D.Carballo

https://www.facebook.com/pages/category/Writer/D-Carballo-1652788491446643/
Fuente: https://rebelion.org/la-escritura-es-transformacion-y-reflexion-desde-la-imaginacion/
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¿Cómo lograr una publicación académica exitosa?

Por: Rubí Román Salgado

“Comunicar nuestros hallazgos que sirvan de referencia a otros profesores en cualquier parte del mundo es uno de los procesos más importantes de la docencia” – Sandra Gudiño -.

Publicar un artículo académico y compartir tu experiencia pedagógica es una actividad que todos los profesores podemos y deberíamos hacer. Publicar no es complicado, es bueno hacerlo y muy útil en nuestra práctica docente. Así lo comenta la profesora Sandra Gudiño en nuestro webinar del mes de diciembre. Si no tuviste oportunidad de seguirlo en vivo aún lo puedes consultar las veces que necesites. También te compartimos la presentación que utilizó la profesora en la sesión.

Todos podemos lograr una publicación académica exitosa. No porque se trate de una “escritura académica” tiene que ser algo difícil o muy formal. De hecho, existen diferentes medios donde podemos publicar un artículo académico dependiendo de los objetivos de cada maestro y la información que tenga para compartir.

En el ámbito educativo generalmente se piensa que un proyecto de innovación educativa concluye cuando logramos una implementación exitosa en nuestra práctica docente, o bien, cuando nos damos cuenta de las variables o factores que debemos modificar para generar un impacto positivo deseado en nuestros estudiantes o en nuestro contexto. Sin embargo, en ese momento inicia uno de los procesos más importantes que es comunicar nuestros hallazgos para que otras personas puedan replicarlos o para que sirva de referencia a otros profesores en cualquier parte del mundo.

En este webinar, la profesora Gudiño explica varios temas relacionados al proceso de publicación. Aquí un breve resumen:

  • La diferencia entre una publicación de divulgación y una publicación científica

  • Diferentes medios para publicar tu artículo:

    • Revista de divulgación

    • Revista o journal arbitrado e indexado

    • Congresos

  • Elige el journal ideal para publicar tu artículo

  • Posibles respuestas de parte de las revistas

  • Elementos básicos de un artículo académico

  • Tips para darle forma a tu artículo

  • Actividades previas a realizar antes de considerar una posible publicación

  • Actividades durante y después de tu publicación

  • Resolvió dudas de las personas que siguieron la transmisión en vivo y que puedes consultar en el video

Si deseas iniciar la aventura de compartir tus conocimientos y experiencias consulta las recomendaciones de la Dra. Gudiño para escribir un artículo académico exitoso  y descubrirás que ¡todos podemos publicar para aprender!

Sandra Gudiño tiene un Doctorado en Innovación Educativa por la escuela de Educación y Humanidades del Tecnológico de Monterrey donde actualmente se desempeña como profesora investigadora y es también directora de la maestría en educación. Estas son algunas de sus publicaciones. Twitter @sandra_gudino.

 

 

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/como-lograr-una-publicacion-academica-exitosa

Imagen: Angela Yuriko Smith en Pixabay

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Libro(PDF): «Aprendizaje y evaluación auténtica : experiencias y perspectivas de aplicación»

Reseña: CLACSO

Ya desde los años sesenta del siglo pasado, los enfoques sobre aprendizaje basado en problemas (ABP), la resolución de problemas, la enseñanza problémica y el aprendizaje por investigación tenían un origen y unos principios relativamente comunes, los cuales hacían énfasis en que el estudiante podía aprender siguiendo los modos de actuación de quienes producían conocimiento. De igual manera, la tradición de los estudios sobre la evaluación del aprendizaje, desde la década de 1930, contribuyó a la configuración de un campo de investigación propio que, en la actualidad, avanza hacia nuevas conceptualizaciones y metodologías. Precisamente, este libro que hoy se presenta ante la comunidad académica, constituye un intento sistemático por convertir el aprendizaje en un tema central de reflexión en la actividad educativa. Se trata de una serie de trabajos en donde las recientes perspectivas sobre el aprendizaje mediado y la evaluación auténtica les dan sentido a nuevas experiencias educativas en el contexto escolar. Bajo este enfoque, los profesores Fidel Cárdenas y Luz Helena Pastrana, tutores de investigación de las investigaciones aquí recogidas, nos muestran diversas experiencias y perspectivas de aplicación en el campo del aprendizaje y de la evaluación.

Autores (as): Cárdenas Salgado, Fidel Antonio – Compilador/a o Editor/a; Pastrana Armírola, Luz Helena – Compilador/a o Editor/a.

Pedro Nel Zapara Castañeda. Fidel Antonio Cárdenas Salgado. Luz Helena Pastrana Armírola. Katerine Infante Ospina. Óscar Andrés Rojas Pineda. Olga Lucía Toro Anzola. Gina Paola Camacho Ventura. Jorge Ricardo Cortés Roncancio. Alexandra Franco Vargas. Carolina Franco Vargas. Carmenza Bernal Soriano. Jhon Jairo González Orozco. Cecilia Bustamante. Mery Clementina García Betancur. Norha Elena Herrera Torres. Sandy Yubely Ortiz Urquijo. Maryouri Castillo Moreno. Lizeth Hernández Gaitán. Ana Isabel Rivera Lugo. Lucila Fuentes
Leonardo Ramírez. Diana Rozo. Diana Marcela Aux Bello. María Alejandra Cerón Achicanoy. Nancy Juliet Pineda Rojas. Claudia Patricia Chaparro. Gloria González Mongua. Andrea Restrepo Castillo.  [Autores(as) de capítulos].

Editorial/Editor: Kimpres. Universidad de la Salle

Año de publicación: 2016

País (es): Colombia

Idioma: Español

ISBN: 978-958-8939-98-8 / 978-958-8939-99-5

Descarga: Aprendizaje y evaluación auténtica : experiencias y perspectivas de aplicación.

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Si vas a preescolar, la vida te irá mejor

España / 14 de abril de 2019 / Autor: Tiziana Trotta / Fuente: El País

Un informe de Unicef recomienda elevar el gasto dedicado a la enseñanza temprana hasta el 10% del presupuesto destinado a la educación, estableciendo primero un año gratuito y luego ampliando gradualmente la prestación

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