La pandemia ha tenido un impacto devastador, pero la crisis de la educación empezó mucho antes y es muy profunda. Los sistemas educativos en general refuerzan y reproducen la desigualdad, los ricos tienen acceso a mejores escuelas mientras que los pobres enfrentan grandes obstáculos para obtener las calificaciones que podrían cambiar sus vida, dice el titular de la ONU.
Pese a que todos sabemos que la educación transforma vidas, economías y sociedades, hoy se está convirtiendo en la causa de una gran división en vez de propiciar esos cambios positivos, dijo este lunes el Secretario General de las Naciones Unidas en la Cumbre sobre la Transformación de la Educación.
“Incluso en los países desarrollados, los sistemas educativos suelen reforzar la desigualdad en lugar de reducirla, y la reproducen de generación en generación. Los ricos tienen acceso a los mejores recursos, escuelas y universidades, lo que los lleva a los mejores trabajos, mientras que los pobres, especialmente las niñas, enfrentan enormes obstáculos para obtener las calificaciones que podrían cambiar sus vidas”, apuntó António Guterres en el auditorio de la Asamblea General durante la jornada de líderes del cónclave, iniciado el viernes pasado.
“La educación está en una crisis profunda”, afirmó y llamó a transformarla.
Guterres señaló que si bien la pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto devastador en el aprendizaje en todo el mundo, esta crisis comenzó mucho antes y es mucho más grave.
Los sistemas educativos no están a la altura y favorecen la memorización en el aprendizaje y la competencia por obtener mejores puntuaciones, además de que los programas de estudio a menudo son obsoletos y limitados, y los docentes están subcapacitados, infravalorados y mal pagados.
Por otra parte, la brecha digital penaliza a los estudiantes más pobres y la falta de financiamiento es más grande que nunca, agregó.
“No terminaremos con esta crisis simplemente haciendo más de lo mismo, más rápido o mejor. Ha llegado el momento de transformar los sistemas educativos”, advirtió Guterres.
Para lograrlo, el líder de la ONU destacó las cinco áreas que requieren atención y compromiso inmediatos:
1. Proteger el derecho a la educación de calidad
Proteger el derecho a una educación de calidad para todos, especialmente para las niñas, recobrando el terreno perdido debido a la pandemia de COVID-19, requiere que las escuelas estén abiertas para toda la población en edad escolar sin ningún tipo de discriminación.
“Una educación de calidad para todos significa abordar la crisis del aprendizaje fundamental y garantizar que dure toda la vida”, acotó, instando también a poner un mayor énfasis en los puntos de crisis.
En este renglón, Guterres apeló a las autoridades de Afganistán a poner fin inmediatamente a la restricción de acceso a las niñas a la educación secundaria.
“La educación de las niñas es uno de los elementos más importantes para lograr la paz, la seguridad y el desarrollo sostenible en todas partes”, aseveró.
2. Capacitar a los maestros
El Secretario General recordó que los docentes son la savia vital de los sistemas educativos y como tales se les debe capacitar para que no sólo sean instructores sino para que incentiven el aprendizaje constante.
En este punto, subrayó la urgencia de subsanar el déficit global de maestros elevando su estatus social y garantizándoles condiciones decentes de trabajo, así como oportunidades continuas de actualización y adiestramiento.
3. Escuelas seguras
La tercera área por atender, continuó Guterres, es convertir las escuelas en espacios seguros y saludables que no den cabida a la violencia, el estigma o la intimidación.
Los sistemas educativos también deben promover la salud física y mental de todos los estudiantes, incluida la salud sexual y reproductiva.
4. Revolución digital
La revolución digital debe beneficiar a todos los estudiantes, argumentó el titular de la ONU y exhortó a los Estados a garantizar que los alumnos y las instituciones educativas estén mejor conectados.
“Pero la conectividad, por sí sola, no es suficiente para brindar educación”, alertó, añadiendo que los gobiernos y docentes precisan trabajar con el sector privado para desarrollar contenido educativo digital de alta calidad para todos.
5. Financiamiento
Sin aumentar las inversiones en educación, no será posible mejorar la agenda educativa. Tampoco sin solidaridad mundial, sostuvo Guterres.
“En estos tiempos difíciles, insto a todos los países a proteger los presupuestos educativos y asegurar que su gasto en esta área se traduzca en un aumento gradual de los recursos por estudiante y mejores resultados de aprendizaje”, dijo.
El Secretario General hizo hincapié en la necesidad de que la educación sea prioritaria para los gobiernos puesto que “es la mejor inversión que un país puede hacer por su gente y su futuro”.
En este contexto, el papel de la comunidad internacional es fundamental, por lo que conminó a los socios para el desarrollo a revertir los cortes a la asistencia y asignar a la educación al menos el 15% de la asistencia oficial para el desarrollo.
Además, precisó, las instituciones financieras internacionales deben proporcionar recursos a los países en desarrollo y dejarles margen de maniobra presupuestario para que puedan invertir.
Su gasto y asesoramiento deben alinearse con el objetivo de garantizar una educación de calidad para todos.
A propósito de esto, citó el Servicio Financiero Internacional para la Educación es una herramienta internacional que busca movilizar 10.000 millones de dólares para ayudara a unos 700 millones de niños que viven en países de renta media baja a recibir una educación de calidad.
Visión educativa para el siglo XXI
António Guterres abogó por una visión para la educación moderna y acorde con este siglo, una educación que enseñe a las personas a aprender, resolver problemas y colaborar.
“Sobre todo, la educación de calidad debe apoyar el desarrollo del alumno individual a lo largo de su vida”, precisó.
La educación, abundó, debe proporcionar las bases para el aprendizaje, “desde la lectura, la escritura y las matemáticas hasta las habilidades científicas, digitales, sociales y emocionales”.
Del mismo modo, debe desarrollar la capacidad de los estudiantes para adaptarse al cambiante mundo laboral.
“Y debe ayudarnos a aprender a vivir y trabajar juntos, y a entendernos a nosotros mismos y nuestras responsabilidades con los demás y con nuestro planeta”, recalcó, aludiendo a problemas como el cambio climático, la desinformación y los ataques a los derechos humanos. “Precisamos sistemas educativos que distingan los hechos de las conspiraciones, inculquen respeto por la ciencia y celebren a la humanidad en toda su diversidad”, concluyó el Secretario General.
En el cónclave para la transformación de la educación participan numerosos jefes de Estado y de Gobierno y dirigentes de organismos internacionales, líderes mundiales del rubro educativo y sectores relacionados, y activistas de la educación, entre los que destaca la pakistaní Malala Yousafzai.
Fuente: https://news.un.org/es/story/2022/09/1514691